Friedrich ingresa a la asociación de la franconia, donde se realizaban muchas fiestas, actividades, viajes, etc., y también pertenecía a una asociación coral. Fracasa cuando intenta hacer cambios en la franconia, y se da cuenta de que buscaba retiro, soledad, prestigio, entre otros. (CHUMACERO, 2002). "En la guerra franco-alemana de 1870, Nietzsche (…) sirve como enfermero, contrae la difteria, se restablece lentamente y regresa a Basilea lleno de desconfianza por la hegemonía prusiana, que confirma la victoria alemana." (GRANIER, 1995: 8).
Era profesor de filología, vivía en el "cielo" cuando pasó a formar parte del claustro de Basilea… él era el ídolo de los filólogos jóvenes. Los basilenses querían que Friedrich se casara, y así sea un verdadero ciudadano de tal población; pero, él consideraba que no había nacido para ser maestro… (CHUMACERO, 2002). A los 30 años se encuentra seriamente enfermos, y en ese entonces hace una petición de matrimonio a una joven holandesa: Matilde Trampedach… con todo, no tiene éxito. Renuncia, en 1878, por motivos de salud a la Universidad de Basilea, donde se le otorga una pensión de tres mil francos anuales, y casi a finales de 1882 viaja a Roma, lugar en el que conoce a una joven rusa, de quien se enamora. Se trata de Lou Andréas Salomé, y esto tuvo como resultado un enredo sentimental y cruel por la razón de las intrigas de su hermana Elizabeth: los celos. Lou Andréas se quedará con Paúl Ree, un amigo de Nietzsche, trayendo como resultado el alejamiento de Friedrich de su familia, y quedando solitario. (GRANIER, 1995).
Nietzsche contrajo la enfermedad de meningitis encefálica[4]en su juventud, puesto que a veces solía quejarse de fuerte dolores de cabeza, dolores oculares, y otros. Él supo hacer de su enfermedad una "escuela de pensamiento":
"La enfermedad se convierte en un estímulo principal de conocimiento, el auxiliar de reflexión "en gran estilo", la práctica de la interpretación misma (…). Nietzsche tuvo una conciencia muy aguda de los privilegios que le confería la enfermedad, celebró con expresiones inolvidables los méritos de lo que no duda en designar como impotencia y decadencia". (GRANIER, 1995: 22).
En 1899, en Turín, vive en casa del señor Fino. El 9 de enero de ese año el profesor Nietzsche estaba abrazando al caballo en medio de la plaza. El señor Fino se lo lleva a casa llamando a un psiquiatra, mientras Friedrich se declara sucesor de Dios… que ha muerto. (CHUMACERO, 2002).
Fue sometido a un examen médico, en Basilea, en el hospital psiquiátrico, y se le diagnosticó parálisis terciaria. Desde 1890 su madre lo atendió en Naumburg por siete años. Luego ella falleció. Nietzsche ya estaba loco, y cuando su madre murió, su hermana Elizabeth se lo llevó a Weimar junto con los escritos de su hermano. Ella se encargó de la publicación de sus obras completas, como "LA VOLUNTAD DE PODER" [obra póstuma]. Friedrich Nietzsche murió el 25 de agosto de 1900. Estaba en su lecho de muerte: vestido de blanco. (SAUTET y BOUSSIGNAC, 1997).
Tres etapas en la filosofía de Nietzsche
Primera etapa
Se la puede fechar entre su época de estudiante (Leipzig) y hasta 1878. Se centra en la interpretación crítica de la cultura. En su obra "Nacimiento de la tragedia" [5]formula su filosofía centrada en la experiencia de la vida y muerte. El elemento fundamental de lo trágico es el arte. El desarrollo del arte está vinculado a la duplicidad de lo apolíneo y lo dionisiaco. (TAMAYO, 1998).
Según Nietzsche, la tragedia griega se explicaba como la conquista de Dionisio por Apolo[6]entonces el arte era el producto de este conflicto. Señalaba, a la par, que la cultura del siglo XIX había negado lo dionisiaco, reprimiéndolo con una piedad cristiana negadora de la vida… y esto fue incapaz de dar al hombre una verdadera base moral. (OSBORNE y EDNEY; 2002.) Asimismo critica a Sócrates, diciendo que con él "se cierra la etapa del pensamiento trágico y se abre (…) la de la racionalidad. (…) Sócrates reduce a orden el mundo de la pasión…" (TAMAYO, 1998: 128) Es decir, opone la racionalidad al instinto.
Segunda etapa
Nietzsche rompe con Wagner y Schopenhauer, y parece afirmar lo que negó en la primera etapa: La lógica socrática, la centralidad del ser humano… se distancia de ellos para llegar a ser él mismo. (TAMAYO, 1998).
Se apartó de Wagner cuando éste se había transformado en un cristiano ferviente (OSBORNE y EDNEY, 2002); Nietzsche había quedado "deslumbrado por el genio wagneriano, de tal manera que no percibe los aspectos negativos de su personalidad: (…) autoritario, egoísmo y ausencia de escrúpulos". (GRANIER, 1995: 7)
Tercera etapa
En esta etapa están presentes los grandes temas de su filosofía, coma la crítica de la metafísica occidental, de la religión, de la moral, etc. Su pensamiento trata de liberar a la persona de la concepción totalitaria en la que la encerró la filosofía occidental. Él no recurre a argumentaciones largas, como los filósofos académicos, sino que se expresa por AFORISMOS[7]o sea, por frases cortas. La metodología que emplea es la sospecha total. En esta perspectiva, considera al "filósofo" como un experimentador, cuyo afán principal es ensayar, y no definir verdades. (TAMAYO, 1998).
Crítica de la filosofía y de la moral
La verdad como problema
La filosofía se pregunta por la verdad. Nietzsche ha considerado posible la verdad, aun la consideró un valor. Pero niega que la filosofía se fundamente en la moral, porque los prejuicios de los filósofos suelen presentarse como "verdades"; ellos, más que defender la verdad, imponen sus propias creencias. En consecuencia, el mundo verdadero no existe. La verdad es una intelectualización de la vida instintiva. Nietzsche considera a la religión, filosofía y a la ciencia como formas de mentira, y por ende, la identificación de la verdad resulta una tarea imposible. (TAMAYO, 1998).
"La verdad es inalcanzable y, es en principio, inútil (…), el mundo fue falsificado precisamente a causa de las cualidades que constituyen su realidad, es decir: el cambio, la evolución, la diversidad, el contraste, la contradicción, la guerra. Todas ellas fueron rechazadas por considerárselas mera apariencia ". (BLACKHAM, 1979: 33).
Efectivamente, "las leyes de la naturaleza son inventos humanos, el resultado de la relación existente entre el hombre y lo que percibe (…). Podría afirmarse, entonces, no sólo que no hay una verdad absoluta, sino que el hombre tiene necesidad de la ilusión". (SAUTET y BOUSSIGNAC, 1997: 109).
Por ende, Nietzsche plantea la verdad como problema, y desvincula la filosofía de la moral. Entiende a la filosofía como un caminar en lo prohibido; y con todo, habla de la fragmentariedad de la verdad, de la subjetividad del juicio de cada persona: "mi juicio es mi juicio". (TAMAYO, 1998).
El nihilismo
Consiste en la pérdida de la validez de los valores considerados como supremos, en la falta de meta y de respuesta al "porqué" de la existencia humana (TAMAYO, 1998). En otras palabras, este término sirve para designar la esencia de la crisis mortal en la que está hundido el mundo moderno: la devaluación de los valores, que pone a la humanidad en la certeza desesperante de que ya nada tiene sentido. La irrupción del nihilismo significa que "Dios está muerto", pero ese punto lo trataremos más adelante. (GRANIER, 1995).
"Los valores superiores se desprecian. Los fines faltan; no hay respuesta a la pregunta "¿entonces qué?" ". (VOLUNTAD DE PODER, II, 43)[8]
En Nietzsche hay cinco tipos de nihilismo:
Negativo, donde el horizonte no es la vida, sino el más allá.
Reactivo, que rechaza el fundamento divino, reacciona contra Dios, y el hombre pretende ocupar su lugar tras la muerte de este ser: DIOS.
Radical, niega que las cosas tienen un "en sí" divino.
Activo, es, sencillamente, iconoclasta.
Pasivo, donde impera la debilidad, el no-hacer. (TAMAYO, 1998).
Crítica de la modernidad
Nietzsche dice que el progreso es una idea falsa. El abandono de la religión no es un avance, pero sí necesario, ya que la religión ha sido sustituida por la actividad moderna, a la que ve como irreflexiva o engreída. Con la modernidad, el ser humano ha avanzado en moralidad, si se le compara con el Renacimiento. Ahora bien, para Friedrich, las virtudes "modernas" son consecuencia de la decadencia, y están provocadas por la debilidad. (TAMAYO, 1998).
La decadencia se caracteriza, primero, por el desorden de los instintos, provoca la pérdida de las capacidades de asimilación y síntesis permitiendo, de esa forma, el debilitamiento de la voluntad. La decadencia está acantonada en ciertas etapas sociales, es un azote para el conjunto de clases, instituciones y pueblos para confundirse con la idea misma de humanidad. (GRANIER, 1995). Los valores son inventos del ser humano, pero llega el momento en el que adquieren vida propia, y se le imponen al hombre como órdenes divinas… pero tras estos valores: no hay nada. Entonces, la modernidad desemboca en el nihilismo pasivo. (TAMAYO, 1998).
Crítica de la moral
Toda moral es nihilista, van contra la naturaleza porque declaran la guerra a las pasiones, y, además, van a atacar a los instintos de la vida. Nietzsche llega a considerar la moral como crueldad sublimada. (TAMAYO, 1998).
Revela la inmoralidad de la moral moderna:
Comparándola con las civilizaciones primitivas. Ser moral es respetar las costumbres de la comunidad. No hacerlo es inmoral porque provoca la ira de los dioses y por ende amenaza a la comunidad… que es lo que hizo Sócrates al aconsejar el autogobierno, o sea, la acción individual tendiente a alcanzar la felicidad individual. (SAUTET y BOUSSIGNAC, 1997: 97).
El bien se opone al mal. El mal el lo que provoca angustia, sufrimiento, muerte… mientras que el bien designa un ideal "que no debiera se nocivo, malo, peligroso [o] equívoco". (GRANIER, 1995: 41).
Nietzsche enuncia que lo negativo es indispensable para toda la creación:
Encarnizarse en eliminar este mal negativo, significa, en consecuencia, matar en el hombre el principio vital de superación de sí mismo, degradar al hombre en una "bestia de rebaño" mezquina y débil. Detrás de las condenaciones proferidas en nombre de la virtud, se descubre rápidamente el odio contra los innovadores, la sospecha envidiosa de la hermosa individualidad capaz de autonomía y de invención. "Lo nuevo es con todo, el mal bajo cualquier aspecto, por ser lo que conquista y quiere destruir los viejos límites y la antigua piedad. ¡Sólo lo antiguo puede ser el bien! [9](GRANIER, 1995:42).
Pues bien, Nietzsche considera que la peor de las morales es la cristiana, porque nació de una reacción contra las almas nobles del antiguo paganismo. Esta moral ha ido seduciendo al hombre dirigiéndose a todo lo que hay de débil en él, proclamando la igualdad de las almas ante Dios, lo que equivale a decir como proteger a los mediocres a costa de los hombres que sí valen…
Lo que no me va en Jesús de Nazareth [dice Nietzsche] y en su apóstol Pablo es que ellos han exaltado a la gente insignificante. Su gentil pequeña mediocridad gregaria, sus pequeñas virtudes (…) no conducen absolutamente a la vida eterna. La moral cristiana parece proponer valores positivos: caridad, humildad, perdón de las ofensas… En realidad, éstos son falsos valores de los que son capaces los esclavos, y ellos quisieran hacerlos una ley para imponer a los dominadores y reducir así su fuerza y destruir en ellos los verdaderos valores: el valor dominador, el gusto por el conflicto, de la superación, del riesgo, el SENTIMIENTO DIONISIACO de la existencia (…). No quererse vengar: ésta es su ley. Pero esto significa sencillamente no poder vengarse. (AUBRY, 1987: 50).
Una filosofía de la religión
Sobre el hecho religioso, en su reflexión combina la filosofía con la psicología y la filología. Lo que le inquieta – a Friedrich – es que la religión se quede en manos de las personas religiosas, en particular, de los sacerdotes. Él reclama poner a las religiones en manos de los filósofos como medios de selección y de educación. (TAMAYO, 1998).
Este mundo ficticio se distingue del mundo de los sueños por el hecho de que éste refleja la realidad, mientras que este mundo, en el que estamos, falsea, desvaloriza y niega la realidad. "Pero el hecho de que la realidad haga sufrir, significa que se [está] en una realidad fracasada. La supremacía de los sentimientos de dolor sobre los de placer es la causa de esa moral y de esa religión ficticia. Tal supremacía constituye la medida eracta (sic) de la decadencia" (NIETZSCHE, 1984: 50).
Experiencia religiosa de Nietzsche
Como se dijo al inicio de este trabajo, Nietzsche será hijo de un pastor. Él no nació ateo, su personalidad humana se forjó en el seno de una larga tradición de pastores protestantes, donde cultivó un profundo sentimiento religioso. Pero en su juventud atraviesa una crisis que, siguiendo la concepción de Lutero, le lleva a descubrir la cercanía de la RAZÓN y la incredulidad, y, posteriormente, a renunciar a su fe. (TAMAYO, 1998).
En palabras del propio Friedrich: "Aún recuerdo muy bien que una vez fui con mi querido padre de Lutzen a Rockën, en medio del camino, las campanas anunciaron con conmovedoras sones la fiesta de Pascua. Ese sonido suena nuevamente en mí muy a menudo y la melodía me lleva inmediatamente hasta la lejana, querida casa paterna"[10] (CHUMACERO, 2002: 11).
¿Nostalgia de lo divino?
La palabra "Dios" no es aceptada por Nietzsche por el carácter ilusorio que comporta. La muerte de Dios significa que la fe en el Dios cristiano se ha hecho imposible. Sin embargo, no rechaza el mundo divino, sino que rechaza las formas de tratarlo o presentarlo. Nietzsche no pretende poner al ser humano en el lugar del Dios cristiano, pues la divinidad supera la humanidad:
Nietzsche no diviniza la finitud que sigue siendo tal. El lugar de Dios es el de la acción causadora, y su función consiste en sustentar lo existente. Por ello no puede abrirse a otro lugar nuevo, que no se corresponde ni con el lugar del ser humano, ni con el de Dios: es el lugar que ocupa el superhombre, un lugar distinto y con una fundamentación distinta. Lo divino en Nietzsche se encuentra quizá en el lugar donde convergen lo más profundo y lo más elevado, la HONDURA Y LA SOLEDAD. La búsqueda de lo divino es la búsqueda de la profundidad iniciada desde la soledad de Zaratustra. (TAMAYO, 1998: 133-134).
El superhombre representa el estadio más alto de la humanidad, pero esto se alcanza si las masas son sacrificadas a la élite, es decir, la existencia del superhombre es la explotación del hombre por el hombre. Y por otra parte, lo que empequeñece al hombre es: RELIGIÓN (igualdad ante Dios) + MORAL (igualdad ente la ley)+ CIENCIA (igualdad ante la verdad). En su obra "Así habló Zaratustra" afirma que los hombres se empequeñecen, entonces, ¿de qué vale hablar a la gente del superhombre? Nada puede detener la victoria del nihilismo… (SAUTET, y BOUSSIGNAC, 1997).
La religión: Envilecimiento del ser humano
Desde el punto de vista existencial, para Nietzsche, las motivaciones (instintos) están en el origen de las doctrinas de la ontología metafísica y en el origen de la religión cristiana. Estos son instintos de seres prisioneros, de la angustia y todavía sometidos a la moral; ellos desean un AMOR ABSOLUTO, un ser amable y verídico, y esto es una necesidad religiosa y moral nacida en sus almas de esclavos. (GRANIER, 1995).
La fe religiosa es el mayor adversario de una actitud intelectual crítica, porque se presentan con pretensión de validez absoluta. La religión es una especie de desdoblamiento psicológico, Dio no tienes existencia, es sólo el espejo del ser humano:
El ser humano (…) adquiere conciencia del poder que tiene (…). Tales sensaciones le embargan por sorpresa y, al no atreverse atribuírselas a sí mismo, las convierte en atributos de un ser sobrehumano que le es extraño. Distribuye las dos dimensiones de la naturaleza humana en dos esferas: la dimensión piadosa y débil la atribuye a la esfera humana; la sorprendente y fuerte la refiere a Dios. Así (…) cae en un estado de envilecimiento. (TAMAYO, 1998: 134-135).
El pueblo que conserva la fe en sí mismo continúa teniendo su propio Dios. En él reverencia las condiciones que le han hecho prosperar, y este pueblo, a la vez, proyecta su sentimiento de poder en un ser al que puede dar gracias por ello. La religión es una forma de gratitud. El hombre está agradecido a sí mismo: por eso necesita un Dios. (NIETZSCHE, 1984).
Hay una evolución en los sacrificios ofrecidos a Dios:
El ser humano sacrifica seres humanos a los dioses.
Sacrifica sus instintos más fuertes (lo mismo que decir: su propia naturaleza).
Finalmente sacrifica todo lo que de saludable, esperanzador y armónico hay en el ser humano.
Estos tres peldaños constituyen la escalera de la crueldad religiosa. Con todo esto, Nietzsche cree que la razón de ser del cristianismo surge del miedo. Éste aparece cuando el hombre tiene que enfrentarse consigo mismo, con la naturaleza y no es capaz de defenderse en un mundo adverso. Entonces busca remedio en la religión, pero no lo encuentra. (TAMAYO, 1998).
Friedrich cree que hay en el ser humano un instinto de crecimiento. Con la voluntad de poder se superan y dominan a otros. Sólo algunos lo logran, éstos son los fuertes, dominadores, los que aman la lucha y no temen la soledad. La gran mayoría, en cambio, fracasa: son los débiles, los que tienen miedo de todo: de la lucha, de la muerte, etc. (AUBRY, 1987). Atacó el menester de la metafísica, afirmando que tal necesidad "emanaba de la debilidad fisiológica, de la renuencia a enfrentar al cosmos mediante la voluntad. Planteó lo que hoy llamamos sociología del conocimiento, y desarrolló una teoría perspectivista de la verdad". (OSBORNE y EDNEY, 2002: 254). En consecuencia, la verdad como moral es una cuestión relativa, y por ende, no hay hechos, solamente interpretaciones, porque el lenguaje falsea la realidad.
Dialéctica ateísmo-búsqueda de Dios
Según la propia confesión de Nietzsche, el ateísmo era algo instintivo en él. Además, es un iconoclasta de las diferentes imágenes de Dios. Y, la fe cristiana es el sacrificio de la libertad, es un sometimiento que produce un dolor inenarrable. (TAMAYO, 1998).
Hace una analogía poniendo como sujetos al hombre y al camello, que también veremos más adelante…
El hombre y el camello están poseídos por un espíritu sufrido. El camello es un animal rumiante, posee dos gibas llenas de grasa en la espalda y se aprovecha su espíritu paciente; el camello tiene un espíritu sufrido, se arrodilla como signo de humildad, hace honor a su fortaleza y se regocija en ella. El camello carga muchas cosas y el hombre acepta muchas cosas, sabiendo que está mal, no tiene el coraje de escaparse o decir basta. (CHUMACERO, 2002: 18).
Nietzsche hace distinción entre teísmo e instinto religioso. El teísmo está en decadencia, mientras que el segundo está en ascenso. Dios parece incapaz de comunicarse con claridad… ¿es que es oscuro? Por eso decae el teísmo. Por otro lado, el instinto religioso va creciendo porque rechaza la satisfacción teísta. En el ateísmo está la "imposibilidad de demostrar racionalmente la bondad y el amor; la justicia y la equidad de Dios. (…) el instinto religioso no constituye argumento alguno a favor del teísmo, sino (…) aboga en contra de la de Dios, y es perfectamente compatible con el ateísmo". (TAMAYO, 1998: 136).
La iglesia es una oficina en la que se hace un ideal que huele a falso a distancia. Nietzsche se opone al crucifijo que inspira piedad contrastándolo con el dios griego de la ebriedad, Dionisio. "El Dios de la cruz es una maldición de la vida, una invitación a librarnos y a renunciar a él. Dionisio es una promesa de vida, de renacimiento eterno". (AUBRY, 1987: 51). Con esto, también llega a afirmar que la consecuencia en sí misma es una vulgarización de la existencia, porque su función es reducir la realidad individual al prorrateo[11](BLACKHAM, 1979).
La muerte de Dios
En sus escritos de juventud, Nietzsche desenmascara al Dios que castiga al ser humano y lo hace sufrir sin motivo. Dios y la moral son una misma cosa, y la filosofía va muy unida con la incredulidad, trayendo como efecto la ausencia de toda moral:
En la GAYA CIENCIA Nietzsche relata la muerte de Dios a través de una parábola cargada de patetismo y tragedia. Un hombre loco corre hacia la plaza del pueblo en pleno día con una linterna en la mano buscando a Dios. El hombre se convierte en el hazmerreír de la gente allí reunida, que no cree en Dios, no se toma en serio la búsqueda angustiada de Dios por parte del loco y se mofa de él (…) "¿Es que se ha perdido?… ¿Es que se ha extraviado como un niño?" (…) El loco les responde (…) dramáticamente, anunciándoles la muerte de Dios y señalándoles con el dedo como responsables de la misma: "¡Lo hemos matado vosotros y yo! ¡Todos nosotros somos sus asesinos!" (…) El loco entró en varios templos (…). Cuando le expulsaban de los lugares de culto y le pedían explicación por su conducta, contestaba que las iglesias no eran otra cosa que tumbas y mausoleos de Dios. (TAMAYO, 1998: 137-138).
Nietzsche es aquél que se la tomó con Dios, y con el cristianismo del modo más directo, es más, se autodefinió como el "profeta de la muerte de Dios". Da importancia a este hecho como una liberación del hombre. Enuncia en su obra "ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA" que los hombres han resucitado desde que Dios yace en la tumba, y se desea que ahora viva el superhombre. (AUBRY, 1987). Tras afirmar la muerte de Dios, Nietzsche se pregunta: "¿Cómo nos consolaremos, nosotros, asesinos entre los asesinos?" Lo que el mundo poseía de más sagrado y más poderoso ha perdido su sangre bajo nuestros cuchillos. ¿Quién borrará de nosotros esta sangre? ¿La grandeza de este acto no es demasiado grande para nosotros? ¿No estamos forzados a convertirnos en dioses al menos para parecer dignos de los dioses? (CORREA, sf.). El hombre al no hallara respuestas a sus preguntas, se crea dioses que le otorguen seguridad, y para crearse un dios ha tenido que matar al hijo de Dios. Con la muerte de Dios se han transmutado todos los valores, porque lo que antes era tomado o considerado como malo, ahora debe tenerse como bueno. En otras palabras, si no existe otro mundo, y la verdadera vida es ésta, todo lo material, terreno, es ahora muy valioso, y por otro lado, lo absoluto y eterno: carece de sentido. (CHUMACERO, 2002).
La expresión "Dios ha muerto" ya había sido utilizada por HEGEL, quien se inspiró en Lutero. Sin embargo, aun no siendo original de Nietzsche, él convierte el enunciado en "categoría central de su filosofía y le da un sentido distinto al que tenía en [otros] autores" (TAMAYO, 1998: 137).
La asfixia de Dios por su compasión
La obra "Así habló Zaratustra" aborda el tema de la muerte de Dios con crudeza y radicalidad: "Cuando Zaratustra en el bosque se aleja del santo anacoreta, que se pasaba la vida alabando a Dios, exclama para su capote: << ¿Pero, es posible? >> ¡Este santo varón, aquí en su bosque, no se ha enterado de que Dios ha muerto!" (CORREA, sf: 435).
Esta misma idea vuelve a aparecer en el diálogo entre Zaratustra y el último papa, ya jubilado. El Dios a quien servía, caía en ambigüedades, es decir, se le ensalzaba como Dios del amor, pero actuaba, a la par, como juez. Este Dios, cansado del mundo y de querer, se asfixió por su excesiva compasión. Zaratustra concluye afirmando que es mejor que cada uno se construya su destino a su manera, y mejor ningún Dios; y que hay que esperar mucho tiempo hasta que alguien resucite a Dios. (TAMAYO, 1998).
El asesino de Dios es el "hombre más feo". Zaratustra caminaba por el valle de la muerte, donde los animales viejos iban a morir. De pronto ve una silueta de hombre, y se asusta porque nunca vio cosa tan parecida, y éste a la vez pide a Zaratustra que le diga quién era en realidad él mismo. En el momento, el hombre más feo explica que él es el asesino de Dios porque no podía soportar el ver cómo Dios veía al hombre en toda su dimensión y falsedad que había en él, "por venganza el hombre mata a Dios, y el pecado más grande de Dios es tener compasión por el hombre, esta compasión le lleva al fracaso". (CHUMACERO, 2002: 39).
Muerte del Dios de la metafísica, del Dios de la moral y del Dios cristiano
Cuando Nietzsche habla de la muerte de Dios, se refiere a la del Dios de la metafísica y del Dios cristiano. Apunta a la muerte del Dios de la filosofía, quien inicia su reflexión sobre Dios con Sócrates y Platón. El dios de Platón es identificado como el Bien, que saca de apuros en momentos difíciles. Toda persona sabia puede acceder a ese mundo; pero, la tragedia griega no hizo ninguna visión del mundo ni ideó dios alguno. Friedrich propone a los héroes de la tragedia griega como alternativa del Dios de Paltón. "Ni dios, como fin de la metafísica; ni meta como fin del moralismo. (TAMAYO, 1998). De la muerte de Dios nacerá un nihilismo activo y surgirán los superhombres. Habrá guerras como la tierra no conoció jamás… (OSBORNE y EDNEY, 2002).
Nietzsche fue, extrañamente, profético cuando se refirió al advenimiento del nihilismo. Se refiere a la muerte del Dios judeo-cristiano que es consecuencia de la muerte del dios de la metafísica.[12] Dios muere porque establece una dependencia amorosa para con los seres humanos, necesita ser reconocido por ellos y se torna demasiado humano hasta llegar a una fase tal, que se vacía de su divinidad. "Dios tiene su infierno: es su amor a los hombres (…) por los hombres ha muerto Dios". (TAMAYO, 1998: 139).
Dios es "nuestra más larga mentira"
El concepto de ´Dios es una de las ideas más desagradables a las que se ha podido llegar:
Se trata de un Dios degradado hasta el extremo de estar en contradicción con la vida, en vez de ser su exaltación y su afirmación eterna. Dios encarna, así, la guerra a la vida, a la naturaleza, a la voluntad de vivir; representa la formulación de todas las calumnias contra el "más acá" y de todos los embustes sobre el "más allá". En Dios la nada queda divinizada; se santifica la voluntad de nada. (NIETZSCHE, 1984: 54).
Dios es una creación del ser humano, una demencia humana como todos los dioses. Era hombre, nada más que un fragmento de hombre. Es un fantasma surgido de la propia ceniza humana. El fantasma desaparece cuando el ser humano se supera a sí mismo. (TAMAYO, 1998). El hombre debe superarse a sí:
El hombre no es (…) la coronación de la creación; todos los otros seres ostentan, al igual que él, un mismo grado de perfección. Y al decir esto, todavía estamos hablando demasiado: (…) El hombre es menos conseguido que todos los animales, el más enfermizo, el que más peligrosamente se aparta de sus instintos. Claro que todo ello le hace ser también el más interesante. (NIETZSCHE, 1984: 48).
Cuando el hombre se auto supera, surge el superhombre, y tal superación de sí tiene como punto principal la voluntad de poder, que hace realizar su destino. (GRANIER, 1995). Las críticas de Nietzsche son bastante radicales, y hasta llega a afirmar que el cansancio de vivir creó otro mundo:
Mientras que el fuerte ama la vida así como es, el débil niega este universo en el cual sufre e imagina otro mundo, más verdadero que el presente, eterno y dominado por un Dios omnipotente, en el cual él conocerá un día la felicidad y en el que se refugia a desde ahora con el pensamiento, aplacando así su angustia (…). Así como la moral nacía de un resentimiento de los débiles contra los fuertes, así la religión nace de un resentimiento contra el mundo presente, el único, sin embargo en el cual los fuertes son llamados a realizarse. Es necesario, por tanto, liberar a los hombres de los mansos de la "otra vida"; sin embargo, ¡qué tenaces son estas ilusiones en el corazón del hombre educado cristianamente! (AUBRY, 1987: 51).
Dios es una suposición, y ésta debe mantenerse dentro de los límites de lo pensable, porque de lo contrario se caería en lo incomprensible, y hasta irracional. La voluntad de la verdad debe moverse en el terreno de los pensable, visible y sensible. Ahí no entra Dios. Él es un pensamiento que vuelve torcido lo que está derecho. (TAMAYO, 1998).
Nuestra época es una época informada. (…) hoy en día es indecente ser cristiano (…) miro en torno a mí y ya no veo rastros de lo que antaño se llamó "verdad". (…) por muy modestas que sean nuestras exigencias de sinceridad, hoy debemos saber que en cada frase que dice un teólogo, un sacerdote un papa no sólo hay un error, sino también una MENTIRA; que ya no tienen la disculpa de mentir por "inocencia" o por "ignorancia". Al igual todo el mundo el sacerdote sabe que no hay "Dios", ni "pecadores", ni "redentor"; que los conceptos de "voluntad libre" y de "orden moral del mundo" no son más que mentiras. (NIETZSCHE, 1984: 83-84).
Reacciones ante la noticia de la muerte de Dios
La reacción ante la tal noticia es diferente, y se la puede dividir en cuatro grupos:
Creyentes ingenuos, quienes no se inmutan ante la noticia, ni se dan por aludidas. Se mantienen al margen de los que sucede en derredor.
Ateos vulgares, que nunca creyeron en dios; su reacción va acompañada de una risotada frívola no les produce impacto la muerte de Dios.
Los perplejos, se sienten afectados, se autoproclaman corresponsables ante tal suceso. El hecho les sume en un mar de dudas, en la perplejidad. Estas personas se sienten solas y deben soportar remordimientos por lo que hicieron. Se preguntan ¿Cómo hemos hecho esto? ¿Cómo pudimos vaciar el mar? ¿Qué hicimos al desatar esta tierra de su sol? ¿No cae constantemente la noche, y cada vez más noche?
Los satisfechos, a quienes la muerte de Dios les produce alegría y felicidad porque se sienten libres del peligro que les amenazaba, proclamando la victoria del superhombre. (TAMAYO, 1998).
Puesto que esta noticia causa alegría a los satisfechos, podemos mencionar que la vida del superhombre es una continua superación de sí mismo, una tendencia sin límite:
La idea del superhombre es la fe que Nietzsche tiene y con ello espera que surja el salvador para [que] triunfe sobre Dios y la nada, porque Dios no puede subsistir sin los hombres, y el hombre puede vivir sin Dios. El superhombre aún no ha llegado porque aún no somos plenamente conscientes de lo que significa la muerte de Dios, pero llegará porque la muerte de Dios lo ha hecho posible. Ya no dependemos de nadie, ya no hay valores que nos sometan, hemos de crearlos nosotros y ese proceso no tiene término, no limita las posibilidades humanas. (CHUMACERO, 2002: 34).
La sensación de alivio y liberación es sentida por los filósofos y "espíritus libres", como dice Nietzsche, quien también asevera que se siente como iluminado por una aurora nueva tras la muerte del viejo Dios. El ser humano no aspira a ser Dios, pero si hubiese Dios, ¡cómo soportaría no serlo! Muerto Dios, el ser humano se convierte en Dios. Al final, reconoce que su anuncio de la muerte de Dios ha llegado demasiado pronto, y que la gente no está preparada para recibirlo. (TAMAYO, 1998).
Camino hacia la libertad y la autosuficiencia del ser humano
Con la muerte de Dios el hombre recupera su libertad, como se dijo anteriormente. En la obra "Así habló Zaratustra" se menciona tres transformaciones:
Del espíritu en camello. Caracterizado por el sometimiento a la ley moral, que obliga al hombre a cargar sus bultos pesados. La persona se humilla para vencer su soberbia y negar su propia sabiduría; y esto viene dado por la obediencia a Dios.
Del camello en león. El ser humano se libera de los preceptos u órdenes morales, de la ley divina. Niega los valores tenidos por supremos, y afirma su VOLUNTAD. Pero todavía no desarrolla su capacidad creadora.
Del león en niño. Lleva a la libertad, que se puede traducir en creatividad, búsqueda de alternativas… el ser humano conquista su mundo y quiere su voluntad. (TAMAYO, 1998).
Haciendo referencia a estas tres transformaciones, Nietzsche opina que el hombre debe aprender a ser dueño de sí mismo, conociéndose y valorándose en todos sus aspectos para ser un hombre libre íntegro:
El hombre y el camello están poseídos por un espíritu sufrido (…). El león (…) quiere conquistar su propia libertad y ser señor de su propio destino. Es espíritu transformado tiene que mostrar su fuerza ante el gran dragón de quien ya no quiere ser esclavo y ya no quiere llamarlo señor, ni Dios (…) este dragón es el "tú debes", y el espíritu del león es el "yo quiero" (…). ¿Qué es lo que el león no puede conquistar y el niño sí? El niño redescubre la inocencia, es un nuevo nacer (…). La característica del niño es que tiene caprichos exigentes, se imagina nuevas realidades, es fantasioso (…). Sólo así se podrá conquistar la libertad y con esta libertad, el mundo. (CHUMACERO, 2002: 18-19).
Por tanto, se debe sustituir el "tú debes" del camello por el "yo quiero" del león libre en el desierto. El hombre es un "ser que debe superarse ¿Qué habéis hecho para alcanzar lo superhumano? (AUBRY, 1987: 52). Esta libertad queda plasmada en el superhombre. Tomó como ejemplo a "Sócrates, un hombre apasionado que mantenía sus pasiones bajo control (…). En otro sitio señala que su superhombre es con el ideal ético de Aristóteles, el hombre de alma grande" (OSBORNE y EDNEY, 2002: 251).
Interpretaciones de la muerte de Dios
Heidegger indica que el filósofo de la voluntad de poder continúa siendo prisionero de la metafísica occidental. El "ser" está ausente en el pensamiento de Nietzsche, y queda reducido a la condición de valor. La expresión "Dios ha muerto" quiere significar la carencia de fuerza operativa del mundo suprasensible. Si Dios, que es fin de todo lo real, está muerto, el ser humano carece de guía. (TAMAYO, 1998). Es verdad, Dios ha muerto, "pero la misma carencia de Dios es una revelación y una promesa (…). El advenimiento del nuevo dios no puede forzarse, y un retorno a cualquiera de los viejos es un intento fútil de vivir en el pasado". (BLACKHAM, 1979: 107).
Camus presenta a Nietzsche como clínico y profeta, porque primero reconoce y examina al paciente, que es el nihilismo, luego diagnostica la impotencia para creer. Según él, la moral es el último rostro de Dios que hay que destruir antes que reconstruir. Responsabiliza al cristiano de la muerte de Dios, al secularizar lo sagrado. Ahora que el hombre está sólo, él debe construir el orden y la ley. (TAMAYO, 1998).
Lukács entiende que la actitud combativa de Nietzsche contra toda religión debe ubicarse en el marco de la ética de la clase dominante. Esta ética se encuentra opuesta a la de los oprimidos. El matar a Dios es un medio para liberar al hombre de loas inhibiciones inculcadas en él desde hace muchísimo tiempo. "El superhombre nietzscheano que viene tras la muerte de Dios son los señores de la tierra" (TAMAYO, 1998: 143). Además, Lukács creía que el "hombre vivía alienado en el mundo y en busca de la integridad". (OSBORNE y EDNEY, 2002: 312).
Marcel cree que la crítica de Nietzsche no es fruto de una mente enfermiza, sino de un intelecto lúcido. La crisis actual radica en que el ser humano se ha convertido en problema para sí mismo, el hombre carece de toda referencia a lo divino. La muerte de Dios expresa rebeldía del hombre que se siente autosuficiente gracias a las conquistas de la técnica. Marcel considera que la muerte de Dios es un síntoma de envejecimiento que hay que superar a partir de una experiencia de la gracia. Para esto llama a vivir la fe cristiana con más autenticidad. (TAMAYO, 1998).
Mounier piensa que Nietzsche no es el que desencadena la crisis religiosa, sino el que llama la atención sobre su importancia y que intenta superarla. Mounier cree que "la crítica de Nietzsche al cristianismo (…) contribuye a purificar a aquel de sus adherencias espurias y constituye una interpelación en toda regla a los cristianos (…) para que vivan su fe más acorde con el Evangelio, es decir, de manera más vigorosa y comprometida". (TAMAYO, 1998: 145).
Conclusión
Algunos de los autores lo han considerado como una mente iluminada, pero igual, caen en el ateísmo. No se dan cuenta del amor de Dios, de ese amor que se concretizó enviando a su Hijo para que muriera por nosotros.
En nuestra época actual muchas personas están dejando de lado los valores que nos rodean, y con todo aquello el Trascendente, Dios, que al dejarlo lo están matando. Ahora con tales afirmaciones la humanidad debe aferrarse más a Dios, pues Él sí que existe. La creación no surgió del caos o del simple azar. El superhombre del que habla Nietzsche es el mismo Jesucristo, quien nos da el ejemplo de ser lo que debemos ser: verdaderos hijos de Dios. A lo largo de la historia hubo muchos hombres ejemplares, o si se quiere, superhombres en términos nietzscheanos. Y éstos son los santos.
En conclusión, Nietzsche cree que el hombre es un error, y que debe superarse abandonando lo trascendente, o sea, a Dios. Cuando el hombre se supera, llega a lo que Nietzsche denomina el "superhombre". Por ello anuncia la muerte de Dios. Critica la modernidad porque cree que la humanidad ha avanzado en moralidad, y ésta es la que nos quita la libertad. Por ende, piensa que los valores son invenciones del ser humano, pero hay un momento en el que se hacen independientes e IMPONEN al hombre… pero detrás no hay nada. Es lo que se llama NIHILISMO. He ahí la crítica de Nietzsche hacia la modernidad y el anuncio de la muerte de Dios.
Bibliografía
AUBRY, Joseph (1987) El ateísmo hoy, La Paz: Editorial Don Bosco.
BLACKHAM, H.J. (1979) Seis pensadores existencialistas, Barcelona: Editorial Oikos-tau, s.a., 3ª edición española. Traducido por: Ricardo Jordana.
CHUMACERO SÁNCHEZ, Milton (2002) La búsqueda de la realización del hombre en Nietzsche y Jesús de Nazaret, Tesis de licenciatura en Filosofía, Cochabamba: Univalle.
CORREA VÉLEZ, Jaime (s.f.) Al encuentro con Dios, Filosofía de la Religión, Vol. I, Santa Fe de Bogotá: Editorial CELAM, 3ª edición.
GRANIER, Jean (1995) ¿Qué sé? Nietzsche, México: Publicaciones Cruz O.S.A., 2ª edición. Traducido por David Rodríguez Bautista.
NIETZSCHE, Friedrich Wilhelm (1984) El anticristo, Madrid: Editorial Busma. Traducido por: Francisco Javier Carretero Moreno.
OSBORNE, Richard y EDNEY, Ralph (2002) Filosofía (II) para principiantes. Desde la edad de la Razón al posmodernismo, Buenos Aires: Editorial Era Naciente SRL. Traducido por: Leandro Wolfson.
SAUTET, Marc y BOUSSIGNAC, Patrick (1997) Nietzsche para principiantes, Buenos Aires: Editorial Era Naciente SRL. Traducido por: Leandro Wolfson.
TAMAYO ACOSTA, Juan José (1998) Para comprender la crisis de Dios hoy, Navarra: Editorial Verbo Divino.
[1] Es la traducción de su nombre al español. Su nombre, en alemán, era Friedrich Wilhelm Nietzsche.
[2] Lucas 1, 66, 76.
[3] Ciencia que estudia una cultura tal como se manifiesta en su lengua y en su literatura, principalmente a través de los textos escritos. También es una técnica que se aplica a los textos para reconstruirlos, fijarlos e interpretarlos.
[4] Inflamación de cada una de las membranas de naturaleza conjuntiva que envuelven el encéfalo y la médula espinal.
[5] Obra influenciada por Schopenhauer y Wagner.
[6] Dionisio era el símbolo de la pasión frenética y de las fuerzas vitales. Apolo lo era del orden, la forma y la moderación.
[7] Sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte.
[8] Texto citado por Granier. (1995: 30)
[9] Texto citado por Granier, de la Gaya ciencia, 35.
[10] Citado por Chumacero, de “El águila angustiada”, de Werner Ross.
[11] Repartición de una cantidad, obligación o carga entre varias personas, proporcionada a lo que debe tocar a cada una.
[12] La metafísica y la moral tienen su último reducto en la filosofía cristiana.
Autor:
Francisco Pati Luna
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