Teniente de fragata Manuel Antonio Alomia Guerra, su influencia en la evolución de la armada del Ecuador
Enviado por luis pacheco
"La Armada no moviliza, como el ejército, al comienzo de las hostilidades; debe estar lista para actuar de inmediato, de manera que todo trabajo ha de ejecutarse a bordo, como si se tuviera que combatir al día siguiente".- Cap. Fioravanzo.
Por la trascendencia en el devenir de nuestra noble Institución, recogiendo y analizando información de varias fuentes, me permito presentar el presente trabajo, dedicado a este brillante Oficial de Marina; además he incluido algunos pensamientos del señor Teniente Manuel Antonio Alomia Guerra, quien, sin motivo alguno, ha sido destinado al ostracismo, por los historiadores "Oficiales"; sin embargo, busco compartir con los amables lectores, su labor de educador, de visionario, de idealista e incentivar al estudio de la Historia Marítima del Ecuador, pues con su ímpetu, buscó el desarrollo de la Marina de Guerra, a través de la reapertura de la Escuela Naval y de obtener la tan anhela autonomía institucional, ya que hasta 1944, la Marina de Guerra del Ecuador era una Arma Auxiliar del Ejército, pero sus ideales autonomistas se verían plasmados unos pocos años después del discurso pronunciado por este insigne marino, en la sede del Congreso Nacional, frente a una nutrida e importantísima concurrencia de las principales autoridades civiles y militares del momento.
Introducción
La época más penosa de la historia de la Armada Ecuatoriana, fue la que siguió a los servicios y sacrificios prestados en la Guerra Civil de Esmeraldas (1913-1916). Todas las Unidades se encontraban en estado calamitoso o habían sido vendidas y solo quedaba el eterno "Cotopaxi", que posteriormente sería denominado, "Cañonero Calderón". La Marina disponía de un pequeño número de Oficiales, algunos de gran valor, como Rafael Andrade Lalama, los brillantes ingenieros Luis Eloy Jarrín Guerra, Pedro Briones (graduado en Chile y especializado en Londres), Manuel Antonio Alomía Guerra, que acababa de regresar de Chile, el mismo que recordaba años después que al regresar de Chile:
"En este lapso (1914-1918) poco o nada había cambiado. El Presidente Tamayo logró ordenar la reconstrucción del "Cotopaxi" para el servicio de nuestras costas".
La falta de Escuela Naval obligaba a conseguir becas en Institutos de países amigos para la formación de los pocos marinos que necesitaba la Armada. Desde 1913 en que se cerró la Escuela Naval, solo se dio un curso de diez meses en 1923.
1928, son enviados a Chile seis becarios quienes, luego de superar las dificultades de estudios, regresaron al Ecuador en 1935. Nadie sospechaba que de este grupo iba a salir la esperanza. El más brillante era Manuel Alomía que ganó la primera antigüedad en la Escuela Naval de Valparaíso.
La primera impresión al retornar, confesaba Alomia, era para desalentar a cualquiera: "Unos pocos oficiales y dos pequeños buquecitos para una tarea de defender nuestras costas y Galápagos que era invadido por los atuneros de California. ¿Cómo defender con tan débiles medios? Parecía que los gobiernos esperaban que los marinos tuvieran el lema de "Luchar con honor y…morir".
Continuando con sus reminiscencias, decía:
"Fui destinado a este barco (El Cotopaxi) mandado por el Capitán de Navío R. Andrade L. donde encontré Oficiales de muy buenos quilates. A poco y gracias al entonces Ministro de Guerra y Marina G. Icaza, otro pionero de grandes obras, organizó, en miniatura, la Segunda Escuela Naval a bordo del "Cotopaxi", en los primeros meses de 1923. Ingresaron una docena de jóvenes bizarros, valientes y capaces, algunos de los cuales y a vuelta del calendario se ganaron el estréllalo histórico, Apolítico y profesional. Entre ellos recuerdo: Moran Valverde nacionalmente conocido, Pedro Concha Enríquez, E. Icaza (hijo del Ministro) J. Medina, Carlos Miño Padrón, M. Morlas, C. Panchana, Durango, I. Monteverde, A. Hurtado, etc. Fuimos sus profesores e instructores Teodoro Moran, M. García, J. Campusano, Ing. Naranjo (civil) y el autor de estas líneas. Afortunadamente el curso concluyó con éxito completo y los Guardiamarinas fueron destinados a diferentes sitios. Durante el desarrollo del curso, por primera vez, el pelotón de cadetes con la dotación de marinería, desfiló en Guayaquil, el 9 de Octubre de 1924, a los acordes de los aplausos del público como premio al esfuerzo de todos. La Marina se hizo presente y su recuerdo duró muchos años".
Las únicas acciones en esta década fueron, la restauración del "Cotopaxi", en 1923, el curso de un año de Guardiamarinas, la adquisición del moto velero "Patria", comprado a los colonos noruegos en 1926 y la construcción del pequeño "Atahualpa" de 75 toneladas.
El curso "comprimido" de 1923 venía a dar un ligero aliento a las veteranas generaciones que requerían urgente reemplazo. En Enero-1925, el citado Ingeniero Naval Pedro Briones manifestaba:
"En tanto vemos que otros (Oficiales) están envejeciendo y que siguen siendo confiados y esperando que algún día será un hecho la creación de una MARINA para la defensa de nuestras costas, o por lo menos, para que sirva de respeto, para que oigan siquiera que podemos defendernos si nos atacan, así podemos decir que nos podríamos defender en tierra".
En 1925, con la llegada de los colonos noruegos a Galápagos, se abrió las ilusiones de todos. La Armada compró el motovelero "Ulva", propuso la formación de una escuela de "Patrones de Pesca" para aprovechar la gran experiencia de los nórdicos y la apertura de la Capitanía de Puerto en San Cristóbal, para facilitar la colonización, la pesca y el comercio programado por los noruegos.
Luego de la "Revolución Juliana" de 1925, parecía que se iniciaba una nueva época, que prometía una renovación de la economía nacional. Se hablaba de "crear" una Marina Nacional y se presentaron proyectos para ello, al comienzo la formación de una escuadrilla de buques de guerra, pero fue disminuyendo hasta quedar en nada. La frustración de aquellos veteranos de la guerra de Esmeraldas era comprensible como se puede ver en el siguiente informe: "La disyuntiva debe ser la siguiente: El Ecuador necesita o no necesita de la Marina de Guerra.
Si lo primero, creemos tener derecho para esperar en el futuro; y los que más nos ayudarán y cooperarán a esta aspiración – que no tenemos rubor en llamarla nacional – serán los camaradas del Ejército.
Si lo segundo, es mejor borrarla de una plumada, en vez de que subsista como está ahora, es decir sin material y teniendo la cabeza metida dentro del Ejército….En todos los países la Marina de Guerra es una institución organizada y progresista y que sabe mejor todavía que la nuestra no tiene ni Estatutos, ni Reglamentos, que son la base de toda organización".
Efectivamente, la Marina no era sino una rama auxiliar del Ejército, Destinada al cuidado de faros y boyas, a la lucha contra el contrabando y para transporte de tropas a las regiones alejadas de la patria.
¿Y la defensa de la frontera marítima?.
El Comandante Carlos Ibáñez explicaba:
"Como es sabido, pero es preciso recordarlo, que cada vez que nuestro país se ha visto en las cercanías de un conflicto internacional, se ha llegado al caso de comprender la triste realidad de no poder organizar el más insignificante plan de defensa….
En el caso de una emergencia internacional, el país no cuenta con el elemento apropiado, ni para el transporte ni para su defensiva, expuesto al bloqueo, es decir a su aprisionamiento sin el más insignificante esfuerzo de defensa por nuestra parte, por falta de todos los elementos defensivos….
En las guerras marítimas las soluciones son siempre del más fuerte y nunca impera la suerte, sino la potencia del material y la preparación que se ha tenido en un largo adiestramiento.
El caso más patético que registra la historia de marinas improvisadas, fue la rusa en la guerra con el Japón en 1905. …Le estará reservado a nuestro pueblo ecuatoriano tener que pagar una prima de guerra que nos deje anonadados por largos años? Nos estará reservada una vergüenza afrentosa de la derrota y sus consecuencias?….
La Marina no es posible improvisarla, sus especialidades son tantas, necesita una muy concienzuda preparación, y siendo el buque una complejidad de ciencia… el oficial de Marina no puede alcanzar tanto dominio… por la diversidad de circunstancias que impiden a un solo hombre que pueda certificar todo a la vez, particularmente en el combate".
Para la defensa (¿) solo disponía de 3 unidades, ninguna de guerra: El "Calderón", el Moto velero "Patria" y el diminuto Aviso "Atahualpa". El personal se componía de 313 personas entre Oficiales y Tripulantes, apenas las suficientes para las tres unidades y estacionados en la única base de Guayaquil y en el Departamento de Marina en Quito, éste último con tres o cuatro personas.
El 02-OCT-1918, en la presidencia del Dr. Alfredo Baquerizo Moreno, el Guardacostas "Patria", que conducía a una delegación de la Embajada de Uruguay, presidida por el doctor Baltazar Brum, desde Durán hasta Puná, a tomar el Crucero "Montevideo", para continuar con su periplo por la América del Sur, se varó en las inmediaciones de la Hacienda "Josefina, al Sur de Guayaquil, debiendo la delegación continuar su viaje en el Vapor "Quito". Este hecho culminó con la pérdida total de esta nave de propiedad de la Marina de Guerra del Ecuador.
Posteriormente, en 1928, tres unidades que no eran de guerra para defender nuestro inmenso mar, nuestro país debió enfrentar el bochorno, en que no tenía el Ecuador un solo barco digno para traer desde Puna a Guayaquil al Presidente electo Mr. Hoover, de Estados Unidos. La apertura del Canal de Panamá que fue para las naciones del Pacífico un nuevo renacer, para el Ecuador pasó desapercibida.
Varios estrategas, sin embargo, mostraban preocupación sobre la situación de la defensa nacional y particularmente del abandono de nuestra frontera marítima. Cabe mencionar a los Generales, Luis Telmo Paz y Miño (Comandante General de Marina) y Luis Larrea Alba.
El abandono total del mar y la falta de presupuestos para iniciar una defensa mínima, era motivo de gran preocupación. Luis Telmo Paz y Miño concluía:
"El Agua creará la Marina de Guerra", pues "La Marina de Guerra, tanto o más que el Ejército, es el medio para imponer nuestros derechos. O hay que renunciar a ellos".
Este tan interesante principio, "El Agua creará la Marina", se repetiría con frecuencia y parecía tener aceptación en el Ejército, que se sumaba al otro principio de que la "guerra se definirá en el mar", lo que aumentaba las esperanzas de que se tomaría en serio el rehacer la Marina de Guerra.
El entonces Coronel Luis Larrea Alba era más contundente aún, pues veía con preocupación el armamentismo peruano en tierra y en el mar, mientras el Ecuador no disponía de nada. Su proyecto de "Defensa de costas", incluía una flotilla y la instalación de cuatro bases en la costa.
Desgraciadamente, la ignorancia o la inconsciencia de los gobiernos era total, como se dijo y llegó al extremo de proponer al Congreso un proyecto para disolver a la Marina de Guerra, como inútil y costosa. Felizmente no pasó, pero el haberlo propuesto indicaba la ceguera de nuestros legisladores sobre nuestra frontera marítima, en una época increíblemente. Como hemos repetido varias veces, una tradición marítima milenaria había muerto y no se comprendía cómo pudo un pueblo que delante el mar y el Archipiélago de Galápagos que invitaba a internarse en el océano, había prescindido casi por completo de esta realidad r había dado las espaldas al mar.
Perú estaba en una carrera armamentista en previsión de la renovación del Tratado de Arica con Chile (1929) y que se orientaría luego a imponer sus tesis con el Ecuador en 1941. Igualmente afloraba el litigio de fronteras de Perú con Colombia que terminaría en el conflicto de Leticia (1932). Nuestro mar continental y sobre todo el de Galápagos era invadido por los atuneros de California, una invasión que llevaría a la Primera Guerra del atún (1929 -1942). En el campo mundial, Japón mostraba sus ambiciones militaristas y expansionistas en el Pacífico y Estados Unidos se aprestaba a defender iguales intereses que cubrían desde California, Hawai y las Filipinas. Entre los intereses claves del país del norte estaba el Canal de Panamá, que como veremos, tenía la única defensa avanzada en el Pacífico, las Islas Galápagos.
Nuestra situación frente al mar describía en forma angustiosa el Coronel Olmedo Alfaro en 1930:
"El abandono en que se encuentran las Islas Galápagos obedece, principalmente a nuestra desidia por incrementar en la vida nacional el interés por las cosas del mar. Basta ver nuestro presupuesto de 800.000 sucres para la Marina contra 9'000.000 para las fuerzas militares de tierra. Esta proporción viene agravándose día a día. Pocos de nuestros conciudadanos nos creerán que hace medio siglo nuestras fuerzas e iniciativas navales eran mucho mayores que hoy…
Un pequeño transporte de 300 toneladas y una muy honrosa ancianidad; con un par de remolcadores es lo que pomposamente llamamos hoy "Armada Nacional" (Así se califica el conjunto de fuerzas marítimas de una potencia)….
Los servicios del mar no son factibles de una improvisación, relativamente fácil con nuestro elemento de tierra.
Nuestros puertos se encuentran totalmente abandonados… Las grandes líneas marítimas pasan directamente del Canal de Panamá al Perú y Chile, falta de comodidades y garantías de navegación en las costas del Ecuador"1.
En medio de tanta desesperanza la única luz que iba a cambiar el futuro fue el envío de ocho jóvenes, a estudiar en la Escuela Naval de Chile en 1928. Se graduaron cuatro: Alberto Sánchez y Nicolás López, Ingenieros Navales; César Puente Godoy y Ernesto Moscoso, navegación y Manuel Alomía Guerra, submarinos. Regresaron en enero de 1934. Nicolás López continuó su carrera en la Fuerza Aérea Ecuatoriana en la que se contaría como uno de los pioneros. Pocos podían adivinar que ese pequeño grupo iba a ser el anuncio de un NUEVO AMANECER.
Efectivamente, pese a los cambios de gobierno, la Escuela Naval se abrió el 14 de enero de 1936. Era el comienzo de una renovación que nacía de una doctrina profunda y realizable.
A pesar del tiempo transcurrido, los principios expuestos por Alomía no han perdido actualidad, más bien pueden sugerir nuevas rutas. Examinemos algunos puntos centrales:
1. La razón de la existencia de la Marina es la defensa de nuestras costas y de Galápagos; pero hay que entenderse de la defensa integral: defensa de la agresión y protección de sus recursos. La Armada no es solamente una fuerza de guerra, sino propulsora y protectora de sus riquezas como la pesca ilegal en el archipiélago de Galápagos.
2. No hay defensa sin desarrollo como no hay desarrollo sin defensa.- La Marina no se improvisa. "Nunca pretendamos la guerra, pero no la descuidemos; sería terrible y bochornoso declinar ante un enemigo por no tener medios para defendernos".
3. Necesidad de la formación profesional del personal de Marina.- "Es importantísimo que su organización sea verdaderamente modelo, que el entrenamiento y capacidad de la tripulaciones sea completo y perfecto y como consecuencia de todo, el comando sea superior…"
La Escuela Naval, aunque tuvo que enfrentar en un comienzo dificultades (cambió de lugar cuatro veces y la supresión ordenada por el Ministro Galo Plaza Lasso, como queda dicho antes) formó dos grupos de oficiales que lucharon en el combate de Jambelí y luego impulsaron la Marina en los próximos veinte años.
La guerra de 1941 fue una amarga experiencia para la nación, pero pudo ser la ocasión de aprender de los errores del pasado. La frontera marítima seguía abandonada y las pocas unidades hacían lo imposible para resguardarla y apoyar a las fuerzas de tierra que combatían en la provincia de El Oro. El enfrentamiento con el destructor peruano "Villar", era una contienda muy desigual, pero el "Calderón" supo enfrentar con coraje y pundonor. Los días siguientes al combate, siguieron los marinos jugándose la vida al salir al Golfo, costa de Naranjal, para auxiliar a los refugiados de la Provincia de El Oro.
El Coronel Urrutia, Director General del Ejército, manifestó: "Nuestra diminuta Armada Naval, integrada por dos cañoneros y unos cuantos "avisos" (sólo tenía uno); esta fuerza eternamente pospuesta en la distribución presupuestaria, se superó más allá de sus proporciones físicas y con altos factores morales, cumplió abnegada y heroicamente su deber".
El ejemplo de esta actuación tuvo repercusión en la nación entera. El Gobierno volvió a abrir la Escuela Naval (NOV-1941) al que acudieron muchos jóvenes, algunos de ellos movidos por el heroico ejemplo del las valientes tripulaciones del Cañonero "Calderón" y del Aviso "Atahualpa".
Análisis
Nuestra historia comienza en la Escuela Naval de Chile donde estudiaban los seis ecuatorianos citados en el párrafo anterior, en donde sobresalía la figura de Manuel Alomía Guerra. Tuvieron dificultades en un comienzo por diferentes niveles de estudios, pero luego se adaptaron, sobre todo Manuel Alomía que brilló, llegando a obtener las primeras antigüedades.
La Armada Chilena prestó un apoyo incondicional y todos ellos pudieron aprovechar plenamente aquellos cinco años para sus estudios para explorar sus inclinaciones de marinos: Alberto Sánchez y Nicolás López estudiaron Ingeniería Naval; César Puente y Ernesto Moscoso, navegación; Manuel Alomía se decidió por los submarinos.
Moscoso y Alomía se embarcaron para el Crucero de la Escuela Naval de Chile, por el Pacífico Sur en el Buque Escuela "General Baquedano", recorrieron la Polinesia, Australia y Nueva Zelandia. Manuel referiría más tarde la importancia que tendría en su vida aquella travesía, cuando en las tardes y noches frente al mar con su compañero Moscoso, editaban y trataban de entender algunos interrogantes de su futuro naval y diseñar algunos proyectos para ponerlos en práctica al regresar la Patria. ¿Por qué el Ecuador, pese a su tradición milenaria, había olvidado el mar?. ¿Por qué las ventajas tan grandes de nuestros ríos y puertos no habían sido aprovechadas? ¿Por qué el Canal de Panamá había significado mucho para Chile y nada para el Ecuador?.
Puente, Sánchez, Moscoso y Alomía regresaron a comienzos de 1934 y la primera impresión de la Armada, luego de tantos sueños era deprimente, pues no había cambiado nada, más bien las noticias de que su misma existencia había estado sobre el tapete en el Congreso, era una tentación de "abandonar el barco".
Alomía traía un triple propósito: Forjar una ideología de la Armada en la vida nacional, convencer a los dirigentes de la Nación de la importancia de la Marina y motivar a sus compañeros y alumnos sobre su papel en estos dos propósitos. Hombre de inteligencia superior y de un gran don de gente, no perdía la oportunidad de influir en las personas que quisieran recibir tan importante mensaje.
El 28 de septiembre de 1934, dictó una conferencia en el Círculo Militar de Quito ante varios Ministros de Estado, Alto Mando Militar, Legisladores y público selecto sobre el tema: "La importancia de la Marina en la vida nacional".
Llamaba la atención ver a un joven Oficial de Marina, vistiendo un uniforme de gala, poco conocido en Quito, discutir ante tan distinguido auditorio sobre un tema tan complejo. Era la oportunidad de oro que se le presentaba y la supo aprovechar al máximo. Inició su conferencia con una cita de Rodó:
"Vergüenza es que un pueblo se habitúe a que le llamen débil a sí mismo; no hay pueblo débil sino el que se rebaja voluntariamente a serlo…."
El pensamiento de Alomía era diáfano y bien estructurado, de allí su efecto en la audiencia. Sus análisis, fundamentos y conclusiones son vigentes hasta el día de hoy y seguirán siéndolo.
El papel de las tres ramas de las Fuerzas Armadas, es la defensa de la Nación. En la paz y en la guerra, sus papeles se complementan física y moralmente. La defensa de tierra, aire y mar, no se oponen, se integran en una gran misión.
"El área que cubre el ejército se encuentra bordeada por una frontera marítima de cerca de cuatrocientas millas y por el Archipiélago de Colón y tenemos que confesar con dolor, que el Ecuador carece en absoluto de esa defensa…"
La parte medular de la conferencia se orientó al papel de la Armada en la vida nacional y lo dividió en tres partes:
1. Razón de la existencia de la Marina y sus labores adicionales.
2. Cómo formar un pequeño poder naval con adquisiciones apropiadas.
3. Conclusiones.
1. La razón de la existencia de la Marina.- Es la defensa de nuestras costas y de nuestro Archipiélago. Defensa orientada a hacer respetar nuestros derechos; pero se debe entender como una defensa total o defensa integral: defensa contra la agresión y defensa de nuestros recursos.
La Armada no es solamente una fuerza empleada en la guerra.
Si el objeto de la guerra naval es quitar al enemigo la facultad de usar el mar e impedir que nos quiten a nosotros, el resultado lógico es que el "dominio del mar es el primer escalón de la defensa: Un dominio que abarca dos finalidades, el fin militar y la protección del comercio".
El Ecuador depende del comercio exterior para subsistir y para su misma defensa; por lo mismo, uno de los objetivos de la Marina debe ser la protección del comercio y en caso de guerra, la destrucción de la fuerza enemiga y suspensión del comercio de la nación bloqueadora o agresora.
Desde luego, para todos es conocido, que el Ecuador está a expensas amplias y completas de cualquier posible enemigo,… pues no tenemos un solo elemente de lucha… Teniendo un mar tan extenso, resulta increíble que no dispongamos de transportes dignos de ese nombre… No se puede hablar de un del mar sin una fuerte Marina Mercante, cuya preparación debe estar en manos de la Marina de Guerra… Navegación y Transporte Marítimo suponen muchos aspectos y programas: Formación de una oficialidad mercante, que es una verdadera reserva de la Marina de Guerra; desarrollo de ayudas a la navegación…"
2. ¿Cómo formar un pequeño Poder Naval?. ¿Cómo conseguir unidades que formen este poder naval, sin desequilibrar el presupuesto del Estado?
En forma realista enfrenta el problema de reunir fondos para la compra de unidades pequeñas pero eficientes, "tipo destroyer" de 750 ton., rápidas y bien armadas (3 cañones de 120 mm., 2 antiaéreos y 6 tubos lanza torpedos).
Se puede financiar con las entradas que producen las "ayudas de la Navegación", incrementadas con la extracción de sal, alcohol y el impulso a la pesca.
La pesca del atún de Galápagos era un capítulo preocupante por la invasión de los atuneros de California que habían ganado solamente en los años 1932-1933, la cantidad de 37'000.000 de dólares, solo del atún de Galápagos y en que el Ecuador no había tenido participación alguna.
3. Las conclusiones eran claras:
a. La Importancia del servicio naval.- "Todas las naciones lo tomanen cuenta, pero en el Ecuador, no solo se abandona, sino que secombate sistemáticamente los proyectos de formación, como loprueban los 25 últimos años.
b. La formación profesional del personal de Marina.- "Es importantísimo para una Armada inferior que su organización sea verdaderamente modelo, que el entrenamiento y capacidad de las tripulaciones sea completo y perfecto, y como consecuencia de todo, que el comando sea superior… Los pueblos que no tienen defensa y son pobres no son dignos ni de compasión sino de desprecio".
c. La Marina no es solamente una fuerza empleada en la guerra.- Tiene muchos y variados cometidos en la paz y… no descuida en ningún momento su preparación constante, laboriosa y sacrificada cuando el caso se presente. No hay seguridad sin desarrollo marítimo.
d. La Marina no se improvisa.- "Nunca pretendamos una guerra, perotampoco descuidemos; sería terrible y bochornoso declinar ante fuerzas enemigas por no tener los medios para defendernos".
e. Es un imperativo nacional defender nuestro comercio y nuestros recursos marítimos.- La defensa en tiempo de paz y en tiempode guerra. No se puede aprovechar y defender sin la formación deuna Marina Mercante, sin la capacidad de comunicaciones y detransporte.
f. Necesidad de mantener un poder naval por pequeña que sea.- Una Marina en la paz debe estar lista para la guerra. Debe estar dotada de elementos indispensables para su existencia y desarrollo.
Termina su conferencia con esta frase: "La Historia juzgará estos hechos: No debemos abstraemos de las responsabilidades; el tiempo no se recupera jamás."
Repercusiones de la conferencia.- La impresión de las ideas del Teniente Manuel Alomía fue grande, pero nadie quedó más convencido de ellas que el Ministro de Relaciones Exteriores, señor Manuel Sotomayor y Luna que se convirtió en un decidido promotor de la Marina de Guerra. El Comandante de Marina, Capitán de Navío Teodoro Moran Valverde respaldó todos los esfuerzos del grupo que se formó para impulsar el proyecto de la fundación de la Escuela Naval, el primer paso para renacer la Marina de Guerra. Con los compañeros Sánchez, Moscoso y Puente formaron un grupo de trabajo para ganar a personas influyentes del gobierno, como el Dr. José María Velasco Ibarra, Dr. Antonio Pons, Ingeniero Federico Páez y otros de la sociedad capitalina.
El primer paso y el más importante no era adquirir buques, sino preparar y formar cuadros de Oficiales que llevaran adelante los ideales de la Marina de Guerra. En un tiempo relativamente corto, se abrió la Escuela Naval en Quito, los primeros días de enero de 1936.
Algo fundamental fue que a partir del 19 de Agosto de 1944, según Decreto Ejecutivo No. 737, la Armada comienza a funcionar independientemente como SUBSECRETARIA DE MARINA. Este Decreto está publicado en la Orden General No. 84 del 12 de Agosto de 1944, el mismo que se transcribe a continuación:
DECRETO EJECUTIVO
Art. 1ro.- "No. 737.- JOSE MARIA VELASCO IBARRA.- PRESIDENTE DE LA REPUBLICA CONSIDERANDO.- .Que el Ministerio de Defensa Nacional, por su esencia, está llamado a desempeñar funciones que requieren una mejor organización, debido a que cada una de ellas se ha convertido en un rama especial y técnico dentro del aspecto complejo de la Defensa Nacional, que es necesario arbitrar las medidas más eficaces para el efecto de que la marcha de la Cartera de Defensa sea uniforme y bien acondicionada a los distintos servicios de la misma; en ejercicio de los Poderes que se halla investido y a pedido del Ministerio de Defensa Nacional; DECRETA.- Art. 1ro. Créase en la Cartera de Defensa Nacional, la Subsecretaría de Marina y Aviación, las mismas que dependerán directamente del Ministro, quedando en este sentido modificadas las Leyes y Reglamentos respectivos.- Art. 2do. La actual Subsecretaria del Ministerio, quedará como Subsecretaria del Ejército.- Art. 3ro.- Encárguese de la ejecución del presente Decreto, los señores Ministros de Estado. Dado en el Palacio Nacional, en Quito, a 9 de agosto de 1944.- (f) J. M. Velasco Ibarra.- El Ministro de Defensa Nacional.- (f) Tnte. Coronel Carlos Mancheno. – Carlos Guevara Moreno. – El Ministro de Gobierno.- (f) Mariano Suárez V.- El Ministro de Economía.- (f) Luis Eduardo Lasso.- El Ministro de Gobierno, Encargado de la Cartera de OO.PP. (f) Carlos Guevara Moreno.- El Ministro de Previsión.- (f) Alfonso Calderón.- El Ministro de Relaciones Exteriores.- (f) Camilo Ponce.- El Ministro de Educación.- (f) Alfredo Vera".
Su prematuro fallecimiento
01-NOV-1936, Informada la superioridad naval del delicado estado de salud del Teniente Manuel Alomía, inmediatamente se dispuso que un avión de la Escuela de Aviación, piloteado por el Capitán López Valdiviezo fuera comisionado para trasladar al Oficial Naval desde la caleta de Salinas hasta el hospital de la ciudad de Guayaquil, lamentablemente no pudo despegar la nave el día Lunes, sin embargo a las 06:30 del día Martes arribó la nave a Salinas, pero el enfermo estaba ya agonizando.
A pesar de haber ordenado la Superioridad Militar que saliera un avión a Salinas para que condujera al Teniente Alomía a Guayaquil para ser atendido de urgencia, por problemas administrativos no pudo realizar el vuelo el mismo día Lunes.
02-NOV-1936, día Martes, a las 07:30 horas, falleció violentamente el ilustre Oficial de Marina, a consecuencia de un cólico intestinal, producido por ingesta de conservas caducadas.
"La Comandancia de Marina, una vez informada del deceso, dispuso que en un autocarril expreso, se trasladara a Salinas, el CPCB Francisco Fernández Madrid con cuatro Tripulantes del BAE "Presidente Alfaro", para llevar los restos mortales a la ciudad de Guayaquil".
El Dr. Francisco Orellana, cirujano de la Escuela Naval se encargó de la preservación del cadáver.
"A las 10:35 horas salió de Guayaquil el ferrocarril con los Comisionados con rumbo a Salinas, arribando a las 15:00 horas. A las 16:40 horas procedieron a retornar a Guayaquil junto al cadáver, arribando a las 21:00 horas. Cabe mencionar que se unió a la Comisión el Mayor José María Pesantes, tío político del Oficial decesado".
"También acompañaron a la Delegación los señores: TNFG César A. Puente, Ernesto Moscoso, Alberto Sánchez y Homero Dávalos, Director y Profesores de la Escuela Naval y el Cadete Jaime Guarderas. Acompañó también la señora María Pesantes de Alomía, esposa del Oficial fallecido".
"Una vez que arribo al autocarril a Guayaquil, fue sacado por los siguientes señores Oficiales de Marina: Capitanes de Corbeta Agnelio Recalde y César A. Cevallos y Tenientes de Fragata Humberto y Abraham Game, siendo colocado en la carroza de la Oficina de Pompas Fúnebres del señor A. G. Garay que lo condujo a la Zona Militar".
"Delegaciones de Oficiales de la Armada, del Ejército, del Cuerpo de Bomberos, diversas autoridades civiles y numerosas personas particulares, se hicieron presentes en la estación del tren a recibir el cuerpo del infortunado Oficial que venía en el autocarril. Un largo cortejo de automóviles seguía a la carroza".
"En la Zona Militar se levantó la capilla ardiente, adornada con el Pabellón Nacional y con varias piezas de artillería y otras armas, así como también la presencia de cuatro Marineros armados con fusiles montaban guardia permanente al pie del cofre mortuorio. Acompañaron también sendas delegaciones del Ejército y la Marina, de acuerdo a su grado y jerarquía".
"Profunda consternación ha causado en los círculos navales, militares y sociales este infausto fallecimiento y los funerales prometen tener extraordinaria suntuosidad".
"Manuel Alomía había realizado sus estudios en la Escuela Naval de Chile, obteniendo una destacada figuración como alumno inteligente y disciplinado".
"Egresó de aquel Instituto y realizar las prácticas reglamentarias a bordo de los Buques de la Armada de ese país hermano, retornó a nuestro país a mediados de 1933, desempeñándose primeramente como Ayudante del Jefe de Estado Mayor General de la Marina en Quito, y luego como profesor de la Escuela Naval de Salinas, en servicio del cual le sorprendió la muerte, cuando en pleno apogeo profesional transmitía sus conocimientos técnicos a los jóvenes cadetes de la Escuela Naval".
El Teniente Alomía había contraído nupcias hace pocos meses atrás con la señorita María Pesantes, hija del General Alcides Pesantes, Ministro de Previsión Social y Trabajo en el Gobierno del Ing. Federico Páez.
"La familia de Alomía resolvió trasladar el cadáver a la ciudad de Quito, por ello, los médicos del Servicio de Sanidad Militar, dirigidos por el Director de Sanidad del Litoral, Dr. Enrique Sayago Samaniego, se encargaron de embalzamarlo".
"El General Pesantes, se encontraba en la población de Baños junto a su familia, cuando fue informado del infausto suceso, trasladándose inmediatamente por ferrocarril expreso a Guayaquil".
"En Guayaquil ha causado honda sensación la noticia y se lamenta que la Marina Nacional haya perdido a uno de sus mejores componentes, pues el Teniente Alomía, a pesar de su juventud alcanzó en su carrera de Marino, magníficos triunfos".
Hasta aquí, está transcrita una reseña del diario "El Telégrafo", de la ciudad de Guayaquil, del día 03-NOV-1936.
En Quito, también el diario "El Comercio", del 03-NOV-1936, reseña lo siguiente: "el Teniente Manuel Alomia Guerra, que venía desempeñándose con notorio éxito en la dirección de los cadetes de la Marina, tras sufrir una enfermedad repentina, inesperada y fulminante, que lo llevó a la tumba en pocas horas, cuando se hallaba disfrutando de completa salud y vigor. Al parecer la enfermedad es producto de una intoxicación por haber ingerido conservas en mal estado.
A penas sucedido el accidente fatal, el Teniente Alomia Guerra había entrado en agonía y aunque la superioridad naval se apresuró a destacar un avión para que lo trasladara de Salinas a Guayaquil, todo fue inútil, pues el joven Oficial de Marina, expiraba a los pocos minutos.
Honda sensación y general sentimiento a causado en la capital de la República el fallecimiento repentino del distinguido Oficial de nuestra Marina de Guerra".
El Teniente de Fragata Manuel Alomia Guerra era yerno del Ministro de Previsión Social, General Alcides Pesantez, pues su hija, María Pesantes de Alomía, había contraído nupcias hace pocos meses atrás
Conclusiones
a. El esfuerzo del TNFG Manuel Alomía se vio reflejado en la reapertura de la Escuela Naval en 1936 y la selección de 35 aspirantes a Guardiamarinas, que iniciaron sus actividades el 14-ENE-1936.
b. Se logró la tan anhelada autonomía institucional, pues, la Marina de Guerra dejo ser una rama auxiliar del Ejército, encargada de servicios internos como el cuidado de faros y boyas, lucha contra el contrabando, transporte de tropas o abastecimientos a las regiones apartadas, esporádicas visitas a Galápagos, para finalmente, trazar su rumbo propio.
c. La Armada a pesar de haber partido de un estado de postración y olvido por casi un siglo, llegó a convertirse en una Institución sólida y con credibilidad guiar a la Nación sobre las inmensas posibilidades que ofrece en mar ecuatoriano para se desarrollo y seguridad.
d. Inexplicablemente, la Fuerza Naval no ha realizado ningún esfuerzo para reconocer la valía y ubicarlo en el sitial histórico que se merece el señor TNFG Manuel Alomía Guerra, por su aporte fecundo y desinteresado a la Institución.
e. Existe muy poca información en la Fuerza Naval, sobre tan ilustre personaje, es por ello, que me permito sugerir, se continúe investigando sobre sus datos biográficos y su obra en pro de nuestra Institución, a fin de enriquecer aún más la historia marítima del Ecuador.
Anexos
A N E X O "A"
LA MARINA QUE SOÑABA MANUEL ALOMÍA
Los familiares del señor Teniente Manuel Alomía, refieren la pasión de Manuel cuando regresó de Chile. "El crucero por el Pacífico Sur a bordo del Buque Escuela "General Baquedano" había sido de meditación y de secretas decisiones. Miraba al Ecuador con su tradición histórica y sus posibilidades marítimas en medio del olvido de los cien años de los gobiernos. Si el Ecuador tenía esa tradición, los mejores puertos del Pacífico Oriental, enormes recursos costeros, la posición estratégica del Archipiélago, la cercanía del Canal de Panamá, no entendía por qué esos factores no habían abierto los ojos de los ecuatorianos. Se revelaba al pensar que su carrera y su vida terminara a bordo de un buque mercante o sobre la cáscara de una nuez como parecían los buques destinados a la "defensa". La patria merecía algo más que una simple apariencia de Marina.
Al regresar al Ecuador traía las mejores intenciones de luchar por abrir los ojos de la patria sobre la realidad del mar.
Desgraciadamente lo que encontró en la patria era para desalentar a cualquiera.
La Marina vivía una vida de modorra y desaliento en dos buquecitos que de poco servían para la defensa, solo para cuidar faros, luchar con desventaja contra el contrabando y transportar tropas en momentos de crisis. La misión permanente de la Armada era vigilar los mares de la Patria, defender la pesca de Galápagos, defender la soberanía de la nación en peligro. – Pero ¿con qué?. Parecía que los gobiernos esperaban que los marinos tuvieran el lema: "Luchar con honor y… morir".
La tarea era ardua, pero había que llevar adelante los sueños que había fraguado en las tardes en el Pacífico Sur. La Armada Ecuatoriana tendría que resurgir y ocupar su puesto, no solo en la defensa de su soberanía sino en el desarrollo de la Patria. No hay seguridad sin desarrollo, repetía. No hay pueblos débiles sino el que se habitúa a que le llamen así…La Marina es esencial para la seguridad y futuro de la patria.
"Decidió luchar y estaba decidido a triunfar. No vio a la nueva Armada, pero puso el primer cimiento de la nueva era".
Bibliografía
1. Historia y Evolución de la Marina Ecuatoriana, DIGEIM-2005
2. Breve Historia Marítima Naval del Ecuador, SUBP-IN Luis Pacheco Manya, 2007, www.monografias.com
3. Siempre a Rumbo, Jaime Guarderas A., 1985.
4. Diario El Telégrafo, de Noviembre de 1936
5. Diario El Comercio, Noviembre de 1936
Autor:
Luis Pacheco Manya
Ex SUBP de la ARE