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Consumo de Drogas Ilegales en la Ciudad de Córdoba y Políticas Sociales de Prevención

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    1. Síntesis
    2. Contexto teórico
    3. Objetivos
    4. Los aspectos metodológicos
    5. Conclusiones
    6. Recomendaciones
    7. Bibliografía

    Síntesis

    Este trabajo, aporta elementos significativos sobre variables socioculturales y otras relevantes, del conjunto de personas que fueron detenidas por la Dirección de Drogas Peligrosas dependiente de la Policía de la Provincia de Córdoba – Argentina, durante el año 2000, por encontrarse, relacionadas a contravenciones a la Ley Nacional de estupefacientes, contando además con el apoyo bibliográfico de la Dirección de Lucha Contra la Droga, dependiente de la Secretaría de Seguridad y Lucha Contra la Droga Ministerio de Gobierno de la Provincia de Córdoba – Argentina(2001).

    El mismo, tiene origen en la realización de una tesis de pos grado, para la Maestría en Ciencias Sociales dependiente de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, cuya defensa pública tuvo lugar en octubre del 2003 y constituye una contribución complementaria a la problemática del consumo de estupefacientes o drogas en nuestro medio, revistiendo un carácter inédito, en cuanto al ámbito de donde surgió la información.

    La labor se fundamenta, en estudios generales relativos a la importancia creciente que en este contexto se advierte con relación al flagelo en virtud los datos de análisis surge de una entidad gubernamental

    Los más significativos, en forma sucinta, surgen del Primer Estudio Nacional sobre Uso de Drogas –1999-, realizado por la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, el cual arrojó, como dato principal, que tres de cada cien personas mayores de 16 años consumen sustancias ilegales en la Argentina, lo que representa unas 600 mil personas en todo el país. A la misma cifra, arriba el estudio realizado por un grupo de investigadores del Programa de Epidemiología Psiquiátrica del CONICET en el año 2000.

    En el mismo orden, se tomaron estudios realizados por el Colegio de Farmacéuticos de la Ciudad de Córdoba (año 90) y Centro Nacional de Reeducación Social (CENARESO) que destacan el consumo notable de drogas legales como los psicofármacos; además, la incidencia del consumo de sustancias legales o no, en los accidentes de diferente índole de pacientes que ingresan en el Hospital de Urgencias local por emergencias médicas y un interesante relevamiento de datos, efectuado a partir de los registros del Servicio Telefónico Gratuito de Orientación "FONODROGA" , dependiente de la Secretaría de Prevención y Asistencia de las Adicciones bonaerense y la Federación de Organizaciones No Gubernamentales (FONGA) de nuestro País, entre otros, que destacan la

    perspectiva creciente y alarmante del fenómeno, que cobra mayor importancia, por su ocurrencia en población vulnerable como son niños y adolescentes

    A fin de interiorizarnos en el tema , se destacó la existencia de dificultades para definir las drogas o estupefacientes, pues tal descripción, está directamente relacionada más, con cuestiones de orden sociocultural que farmacológicas.

    La Ley federal de estupefacientes (número 23737), en nuestro país, nomina y comprende los estupefacientes, psicotrópicos y demás sustancias que se consideran susceptibles de producir alguna dependencia física o psíquica que se incluyen en listas las cuales se elaboran y actualizan periódicamente por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional.

    Según la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD –OMS- (1969), la nominación de "droga" se aplica a toda sustancia, terapéutica o no, que introducida en el cuerpo, actúa sobre el sistema nervioso central del individuo provocando una alteración física o intelectual. Esa modificación, está condicionada por efectos inmediatos (psicoactivos) o persistentes (crónicos) y predispone a una reiteración continuada en el uso del producto. La capacidad de crear dependencia, física o psíquica, en el consumidor es precisamente una de las características más importantes a la hora de definir una sustancia como "droga".

    Finalmente, el MANUAL DE DIAGNÓSTICO DE LOS TRASTORNOS MENTALES (DSM III,1980) reúne todas las formas de adicción, incluyendo al alcohol bajo un sólo concepto: "Abuso y dependencia de sustancias psicoactivas" y propone criterios diagnósticos que se han perfeccionado, hasta la actualidad, identificando once grupos de sustancias capaces de provocar tal situación

    Las drogas pueden obtenerse a partir de elementos naturales como la marihuana y la cocaína o químicos, tales como heroína y sedantes, que introducidas en el cuerpo, por diferentes vías, alteran las funciones cerebrales trastornando su normal funcionamiento y modificando en consecuencia, las senso-percepciones, como las sensaciones de dolor o bienestar, sueño vigilia, etc. y produciendo anomalías en la función de juicio, comportamiento y ánimo de la persona.

    Según la naturaleza de cada sustancia, pueden clasificarse en depresivas (como el alcohol etílico, opiáceos, tranquilizantes e hipnóticos), estimulantes (anfetaminas y cocaína y otras aceptadas socialmente, como la nicotina y la cafeína); o perturbadoras, las cuales consiguen producir alteraciones perceptivas – sensoriales, como alucinaciones (LSD, marihuana, etc).

    El contexto teórico en el cual se enmarca este estudio, se efectúa desde dos parámetros ideológicos de diferente ámbito:

    a) La denominada "Teoría de la atribución", que tuvo origen en la Psicología Social y la Psicología Cognitiva que, centra su mirada, en la facultad, por la cual las personas justifican o asignan a determinadas causas sus propios comportamientos y los advertidos en los demás, ante ciertas situaciones; tópico que se incluyó a partir de la observación del material de análisis de la investigación.

    b) La presencia de factores de orden sociológico vinculados a la post – modernidad, que favorecerían los comportamientos adictivos, tales como la desintegración social en conjunto con la familiar, en conexión a conceptos del individualismo extremo y la violencia e indiferencia social, entre otros; bibliografía de consulta, que brindó la Dirección de Lucha Contra la Droga. Escenario que nos acerca a los llamados factores de riesgo o de protección, en el ámbito familiar y social, con relación a la drogodependencia.

    Los objetivos de conocimiento que se plantearon, fueron,

    Desentrañar singularidades de carácter social y cultural de esa población; los factores asociados que se invocaron para el inicio o persistencia en el consumo; sexo, edad, situaciones de relevancia en la historia familiar, etc.; una distribución geo-referenciada de los casos, según el domicilio proporcionado; efectuar perfiles diferenciales de las personas de este colectivo, con relación al consumo y finalmente un análisis genérico de las políticas de prevención implementadas en el ámbito oficial en tiempo reciente, a objeto de efectuar recomendaciones en tal sentido.

    En cuanto a los aspectos metodológicos, consistió en una investigación descriptiva de las variables socioculturales y de consumo, del conjunto de personas detenidas por la Dirección de Drogas Peligrosas durante el año 2000, como se expresara en primer término, conjunto integrado por454 (cuatrocientos cincuenta y cuatro) personas que mantuvieron una entrevista psicológica con Profesionales de la Dirección nombrada, en cumplimiento de lo ordenado por la Ley Estupefacientes.

    Esta Ley contempla penas de reclusión o prisión a quien tuviere en su poder, comercie, almacene, transporte estupefacientes o materias primas para su producción o fabricación, o quien entregue o suministre, aplique o facilite a otros, a título oneroso o gratuito. No obstante, si se portara en escasa cantidad (un mínimo elemento de una sustancia), la pena se rebaja notablemente, dado que "sugiere inequívocamente que la tenencia es para uso personal". En este último caso, si el autor se declara culpable del delito y lo atribuye a una de dependencia física o psíquica de alguna droga , el juez podrá dejar en suspenso la aplicación de la pena y someterlo a una medida de seguridad curativa por el tiempo necesario para su desintoxicación y rehabilitación. Para ello, el instrumento legal instituye el dictamen de peritos, quienes deberán distinguir entre el delincuente que hace uso indebido de estupefacientes y el adicto a dichas drogas, distinción necesaria, para disponer el tratamiento de rehabilitación adecuado.

    Dado que la jurisdicción federal no contaba con los equipos técnicos necesarios, la Dirección de Drogas Peligrosas, se convertía en auxiliar y colaboradora de la Policía Federal, procurando satisfacer dentro de sus posibilidades, las expectativas del juez actuante, en lo referido a contar con un "Diagnóstico presuntivo de personalidad" y de la relación del detenido con la droga. Es decir, no actuaban como "peritos", sino, exclusivamente procurando brindar los primeros elementos respecto del "grado de compromiso del detenido con la droga" y su estructura familiar, para que en caso de determinarse su tratamiento se constituya en una red de contención para el mismo.

    El instrumento de recolección de datos utilizado, fue una entrevista de carácter psicológica de tipo pautada (in-estructurada) que procuraba un despliegue de temáticas sugeridas por el profesional actuante, registrándose datos básicos referidos a la identidad personal, de preparación escolar, ocupaciones y grupo familiar y luego, indagaba acerca de relación del detenido, con el consumo de drogas, motivos o causas a las que atribuía el inicio del consumo y la voluntad en avenirse a un posible tratamiento de rehabilitación.

    A partir del análisis de tales registros y posterior tratamiento estadístico de los datos, se efectuó un análisis descriptivo univariado, distribución de frecuencias, medidas de variabilidad y tendencia central.

    Sistematización de datos, que nos permitió arribar a los resultados perseguidos, en cuanto conocer las singularidades de esta población respecto de datos personales, familiares y el vínculo o no, con el consumo legal e ilegal, combinaciones de unos y otros, edad, situaciones citadas como coadyuvantes al inicio de consumo, relación con tratamientos de rehabilitación y posterior análisis bivariado para definir los grupos de sujetos relacionados con las drogas de mayor relevancia (cocaína y marihuana).

    De esta manera, se efectuó un esbozo de perfiles grupales distintivos, con referencia a los consumidores habituales, ocasionales, no consumidores y un conjunto de personas que no brindaron elementos de análisis relacionados.

    En otro orden, la lectura de las entrevistas, permitía observar un abanico de datos cualitativos, que no estaban sistematizados, susceptibles de ser relacionados como coadyuvantes, por su carácter traumático, con la situación de consumo. Se trata de la presencia de datos relevantes, respecto de situaciones familiares difíciles, como rupturas, conflictos familiares, pérdida de uno o de ambos padres en etapas tempranas de la vida (niñez, adolescencia), que podrían implicar un tránsito dificultoso por tales períodos, enfrentando condiciones de cierta vulnerabilidad.

    Del mismo modo, se observaron nociones conectadas con posibles consecuencias o secuelas del consumo, no reconocidas en tal sentido, como por ejemplo "no considerarse adicto", aunque existía la mención del consumo de un tipo de droga, una frecuencia y cantidad de la misma, en cada ingesta.

    Dado el rasgo enriquecedor, que estos contenidos aportan a las investigaciones actuales y en particular, a los objetivos particulares del trabajo, es que se otorgó una importancia singular, a este contexto de detección de elementos relevantes para el estudio; que por otra parte, resultan neutros a la decisión legal y por tanto, puede asignárseles un carácter de mayor objetividad.

    A partir de tales observaciones, se efectuaron análisis de indicadores de presencia significativa y su sistematización desde un enfoque inductivo, arribando de esta forma, a conceptos pluridimensionales (más complejos).

    Las principales conclusiones en los asuntos más relevantes, que surgieron del análisis, son coincidentes en líneas generales, con los frutos de las investigaciones que tomamos para fundamentar el trabajo.

    Esta población mayoritariamente de nacionalidad Argentina en un 98,9 %; está documentada en su totalidad y se domicilian en un 89,4 % en la Ciudad de Córdoba . Un 43,7 % en la zona sur con mayor concentración en el sector sureste, en barriadas asimilables a escasos recursos económicos y culturales.

    La edad media del entrevistado, es 26 años, mientras que un 55,2 % se ubica en las etapas de adolescencia y juventud declinando en porcentuales, en la sucesión de épocas hacia una mayor madurez.

    El 80 % es de sexo masculino, y tomando los parámetros "preparación escolar" y "ocupaciones", se equiparan a niveles socioeconómicos medio y medio bajo, coincidentes a la preferencia por la marihuana y cocaína, con otros estudios sobre el tema. El 90,3 % ha completado el ciclo escolar primario, mientras se observa una alta deserción en el ciclo secundario (30,9 %), culminando este período el 9,7 % y alcanzando estudios superiores sólo el 8, 3 %.

    Están mayoritariamente insertos en el mercado laboral, en un 71,0 %, en forma principal como trabajadores calificados dependientes e independientes 36,1 %; desempeñándose en el rubro de la construcción, en el 23 %, lo que permite presuponer ingresos medios y bajos, escasamente estables.

    En cuanto a los vínculos familiares, provienen de grupos numerosos, con una media de 6,8 miembros. Sus padres, personas predominantemente "vivas", son adultos jóvenes (45-54 años de edad; 48,7 % y 42,5 %, padre y madre respectivamente).

    El padre también es "trabajador calificado dependiente e independiente", en un 30,7 % y en el rubro de la construcción, 27,5 %. Mientras que la madre, es "ama de casa" en un 58 %. Cuentan con un grupo variado en cantidad y edad de hermanos adolescentes y jóvenes, que no tienen tareas remuneradas (estudiantes y amas de casa).

    Desde la perspectiva de los vínculos de pareja, no obstante ser fundamentalmente "solteros", en un 78,7 %; permanecen solos en un 65,2 % (no tomaron vínculos de pareja o incurrieron en "rupturas" de esta índole). Esta última circunstancia se agudiza en los que consumen drogas habitualmente ("consumidores habituales"), en un 73,3 %. Tal condición, aunado al de la juventud, conlleva posiblemente, a que cuentan en forma principal, uno o dos hijos, en edad pre-escolar o incluidos en el sistema escolar primario.

    Presentan antecedentes médicos en un 59,2 % y psiquiátricos y/ o psicológicos en un 42,4 %. Dentro de las situaciones circunscriptas en los primeros nombrados, se destacan los "accidentes varios" en un 24,5 % y en los segundos, quienes expresan algún tipo de trastorno mental o cuyo comportamiento permitió al profesional actuante en la toma de la entrevista, presumirlo, en un 34,3 %. El 21,4 % manifiesta haber tenido "problemas de aprendizaje".

    El estupefaciente señalado mayoritariamente, con el cual se produjo el inicio de consumo, es la marihuana, en un 33,4 %, aunque para la misma se presentan ocho combinaciones diferentes (sustancias legales e ilegales)

    La marihuana y la cocaína son los estupefacientes con los cuales se han relacionado en forma preferencial en el presente o en el pasado, en forma habitual u ocasional (70 % y 63,7% respectivamente y ambas fusionadas, 33,7 %). No obstante efectúan una combinación fluida con otras sustancias psicoactivas legales o no (siete para la marihuana y diez para la cocaína).

    De quienes manifestaron relaciones con la cocaína, un 34,2 % la ha asociado con el alcohol. De la misma manera ocurre con la marihuana, en un 30,8 %.

    La edad actual predominante para ambas sustancias es 20-24 años (39,4 % para la marihuana y un 31,8 % cocaína); mientras comenzaron con la primera, siendo más jóvenes que para la segunda: La media de edad de inicio para la marihuana es 18 años, mientras que para la cocaína, es 22.

    En las edades más avanzadas, si bien los consumos van declinando en relación con el aumento de la edad, mientras el último porcentual afín al inicio para la marihuana, se observa entre los 50-54 años, para la cocaína se extiende hasta los 65 años o más.

    Otro uso prioritario de carácter legal, son los Psicofármacos en un 31,5 %. Estas sustancias son combinadas con otras de carácter legal o ilegal, en el 54,1 % de los casos.

    Los inhalantes (pegamentos, fana), se observan fundamentalmente combinados con otras sustancias, sin que se indique la edad cuando se comenzó su utilización, en un 13 % de los consumidores. Este hecho podría conectarse, con la edad actual de las personas detenidas, que son más avanzadas en general.

    Las causas fundamentales, a las cuales se les ha atribuido la facultad de ser las propiciadoras del inicio del consumo, son "las relaciones con los amigos", que confluyen conjuntamente, en muchos casos, con otros elementos eventuales, en un 51,5 %; como asimismo sucede con "la curiosidad" en un 31,7 %..

    A los fines de un examen comparativo respecto a la relación con el consumo, un 70,9 % de esta población, tuvo o tiene contacto con las sustancias, no obstante, son "consumidores habituales" actuales, el 67,5 % de este grupo y llevan entre 2 a 10 años relacionados con la droga en un 50 %, habiéndose iniciado con marihuana (sola o con ocho combinaciones diferentes) en un 33, 4 %.

    Un 5.5 % se manifestaron como "consumidores ocasionales"; un 20,5 % como "no consumidores" y el 3, 1 % aportó datos personales y familiares pero "negaron expresarse respecto a su situación de consumo".

    El grupo más numeroso (consumidores habituales en la situación presente o en el pasado) presenta como rasgos sobresalientes, la diversidad de formas familiares en las cuales se asimilan (padres y hermanos, uno de los padres, hermanos, amigos o vive sólo). Se advierten, también, casos de VIH y de "intentos de suicidio". En este grupo y el de los "consumidores ocasionales", se advierte la presencia de algunos "travestis" y del ejercicio de la prostitución.

    Entre las secuelas o consecuencias derivadas de la situación de consumo, se enuncian principalmente las ocurridas en el ámbito familiar, entorno afectivo o de comunicación interpersonal, en un 13,4 % y los relacionados al "nerviosismo" y /o ansiedad entre otros, 13 %.

    En cuanto a la actitud expresada, ante la posibilidad de un tratamiento de rehabilitación, el 30,8 % estaría dispuesto a efectuarlo. No obstante, el 33,3 % se niega a esta posibilidad.

    Un 17,2 %, ha estado bajo terapias curativas o se ha relacionado con Programas de rehabilitación vigentes; pero sólo el 1,6 %, está bajo los mismos en estos momentos.

    En la presente investigación, surgen cuestiones interesantes, por su originalidad , respecto a otros resultados que se observan en publicaciones de nuestro medio:

    • Un 71 % de esta población, en el lapso de la entrevista, efectuó referencias a sucesos traumáticos o de importancia relevante, ocurridos durante el transcurso de su vida. Ellos se observan principalmente, en la etapa infantil, o en proximidades de la edad de inicio de consumo: Un 41,8 % evoca que sus padres están separados y el 22,2 %, el fallecimiento, o desaparición de uno de ellos; es decir que no volvió a tener contacto con el mismo. Estas situaciones, se destacaron en el análisis como hechos de mayor relevancia.
    • Hechos o circunstancias considerados menos importantes, ya por encontrarse muy lejanos en el tiempo con relación a la edad actual, o por no ser concomitantes a la situación de consumo refiere a "Conflictos familiares" (con la familia primaria, padres o hermanos, o la "directa", pareja hijos), que se reseñaron, en un 36.1 % de los casos, para cada tipo de familia.

    Por otra parte, mientras las causales de inicio de consumo, se atribuyen a agentes externos (los amigos, la calle, etc.); o a una espontaneidad de carácter interno (la curiosidad) como se expresara, la observación de contexto permite advertir un trasfondo conflictivo de índole familiar, que quedó oculto en la vida de estas personas y aparte, de la simple mención de datos "objetivos" durante las entrevistas analizadas.

    Es decir, la generalidad de estas personas, muy probablemente en forma no conciente, adjudican el haberse involucrado en esta problemática, como consecuencia de un hecho común de "contagio" o reacción espontánea sencilla; obviando situaciones profundas, que muy probablemente, subyacen en la personalidad: Rupturas con los vínculos primarios, especialmente paternos y con la familia en general, que no han sido resueltas y muestran una repetición, en las relaciones personales establecidas con posterioridad.

    A modo de cierre y en función de lo anteriormente reseñado, se destacan en forma concomitante, los ciclos escolares no concluidos, trabajos sin especialización y la soledad expresada en la falta de vínculos de pareja; aspectos de relevancia en el conjunto estudiado. Estas situaciones, remiten a un estado de "abandono", "desidia", "o dejarse llevar"; el cual encontraría un correlato, con los "síntomas" individuales y sociales, asimilables a esta cultura occidental de post-modernidad. A ello, se superpone un contexto coyuntural de crisis de las instituciones y de los valores que soporta nuestro medio en particular, desde las últimas décadas. Escenario, que aún no ha sido suplantado por otro sistema de referencia, que implique una contención firme, a los grupos más vulnerables.

    Este examen presenta limitaciones, de las cuales señalamos las principales: el contexto institucional donde se originó la situación de entrevista, que podría teñir los datos con nociones relacionadas a las "conductas intencionales" (metas, deseos, creencias, riesgos e incertidumbres", por otra parte, lo relativo a la llamada "deseabilidad social" concepto que alude a las tendencias en las respuestas de una persona cuando es interrogada en cuestiones sociales que de alguna manera se inclinaría a responder en función de lo que se considera aceptable en la situación en juego, hecho que puede actuar en forma no conciente y como control, de las expresiones que se vierten, así como sentirse en situación de riesgo (presunción de amenaza entre otras), que pueden constituirse en sesgos del examen.

     No obstante, afronta un contexto de intervención específica, que delimita los datos y sujetos desde los cuales surge la información, constituyendo un universo captado por el sistema de control social, existente y real.

    Las recomendaciones concluyentes de la investigación, refirieron a los ámbitos oficiales, que la permitieron. La sugerencia de un "instrumento de recolección de datos" sistematizado a la "DIRECCIÓN DE DROGAS PELIGROSAS", a fin de facilitar la continuidad de investigaciones acerca de estos grupos y a la "DIRECCIÓN DE LUCHA CONTRA LA DROGA". Esta entidad, entre los lineamientos generales en la ejecución de sus políticas de prevención llevados adelante, hasta ese año, fueron la capacitación sobre la temática a docentes, profesionales y responsables de instituciones que trabajan con niños y adolescentes; investigaciones aplicadas en ámbitos escolares; campañas de concientización masiva sobre los daños del consumo de estupefacientes así como la insistencia en ideas consideradas centrales, en los Programas de Capacitación y Prevención, destinados a profesionales, docentes, grupos de padres, líderes comunitarios, entre otros, sobre la necesidad de fortalecer las redes sociales y comunitarias, agregado a contenidos sobre información del tema y el adiestramiento en actitudes de negativa ante el apremio de individuos o grupos que invitan o incitan al consumo a fin que niños y /o jóvenes cuenten con armas para salir airosos e indemnes de las mismas.

    Sin olvidar cuestiones económicas y de intereses en torno a la temática, en el contexto global, el aporte singular en este sentido, consiste en sugerir el énfasis, tal como se observara en la bibliografía consultada respecto al fenómeno de las drogas, del concepto de resiliencia cuyas implicancias a nivel de acciones en las tareas de prevención en materia educativa, obrarían en favor de un fortalecimiento de las capacidades de las personas y comunidades.

    Básicamente, se lo define como "un proceso dinámico que tiene como resultado la adaptación positiva en contextos de gran adversidad". Este desarrollo, que ha sido estudiado mayormente en niños, intenta comprender cómo las personas de cualquier edad, pueden sobrevivir y superar adversidades a pesar de vivir en condiciones de pobreza y/ o violencia familiar, y /o con las consecuencias de un catástrofe natural, etc.

    Desde esta posición y a la luz de los resultados apuntados en esta investigación, es que señalamos la necesidad de fomentar en los ámbitos escolares, familiares y comunitarios, la difusión y las prácticas que surgen de este concepto y de este proceso, a los que referiremos brevemente; así como proponer su insistencia, en el desarrollo de las estrategias educativas.

    En la definición del término, se distinguen tres componentes fundamentales:

    "1. La noción de adversidad, trauma, riesgo o amenaza al desarrollo humano.

    1. La adaptación positiva o superación de la adversidad.
    2. El proceso que considera la dinámica entre mecanismos emocionales, cognitivos y socioculturales que influyen sobre el desarrollo humano"

    La resiliencia, es una transformación que se desarrolla sobre ciertos pilares fundamentales, tales como la autoestima, creatividad, empatía, sentido del humor y la aceptación de la finitud de la existencia, entre otros, tratando de identificar "los recursos usados por individuos y comunidades para mejorar sus condiciones de vida, aún en circunstancias terribles".

    Es en las situaciones de crisis, donde nos volvemos más vulnerables a los desafíos, y por ende, los vínculos interpersonales se vuelven más endebles. En tales contextos es cuando se hacen necesarias las "actitudes y capacidades relacionadas con la función de sostén de tales vínculos".

    Córdoba, marzo de 2004

    BIBLIOGRAFÍA

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    Graciela María Casartelli

    Licenciada en Psicología y Magíster en Ciencias Sociales (Universidad Nacional de Córdoba)