Proemio
Me duele España
…dice Miguel de Unamuno
Parafraseándolo digo
….Me duele Santiago del Estero
Me duele su tremenda pobreza, me conmueve la rebeldía de su historia, que quedo trunca; me apenan sus quebrachales exterminados para contribuir al crecimiento de la Patria, la codicia de los hombres y a la ciudad puerto de Buenos Aires.
Santiago del Estero, Madre de Ciudades como se la suele llamar. Desde su fundación estuvo signada por la tragedia y la miseria, entrego todo a la Nación, nunca le pidió nada y esta – la Nación – tampoco le reconoció absolutamente nada.
Sus hombres fundaron ciudades y pueblos, a lo largo y a lo ancho del territorio hicieron frente al indio y pelearon juntos, con los caudillos defendiendo no solo las economías provinciales sino su autonomía, frente a la hegemonía y prepotencia de la Aduana de Buenos Aires.
Durante el periodo de la Organización Nacional, sus hombres, no solo integraron los ejércitos, que en esos momentos crearon los caudillos sino que contribuyeron con sus talentos y valentía a consolidar la Nación.
Diseminados por el vasto territorio de las Provincias Unidas del Sur, se encuentran sepultados los huesos de soldados santiagueños que pelearon y murieron por la Patria.
En las próximas líneas voy a tratar de esbozar la vida de un Coronel, uno de los tantos hombres que forjaron lo que mas tarde fue nuestro Ejercito Nacional. Si bien no había nacido santiagueño hizo toda su carrera militar en esa provincia.
Comenzó su larga historia en tierras santiagueñas, cuando llego a esas tierras enviado por el Gobierno Nacional a fin de sofocar una rebelión que había estallado allí encabezada por los hermanos Taboada, descendiente de Juan Felipe Ibarra forjador de la identidad de Santiago del Estero.
Una vez retirado de la vida militar se entrego a trabajar en la vida civil, con la misma pasión y fuerza con que se entrego en la vida militar llegando a ocupar cargos de relevancia en su provincia de adopción. Le dio todo y no le reclamo nada.
Mientras duro su prolongada vida militar, y mas tarde en la vida civil se enrolo ideológicamente en las filas de Avellaneda, Sarmiento y Roca en contra de Mitre, que vaya a saber porque insólita jugada del destino, la historia o la política los Taboada fueron amigos de Mitre.
Cordero Cumplió ordenes de sus superiores, enfrento a los hermanos Taboada y los aniquilo llegando a perseguir a sus seguidores.
Este es un demorado homenaje hacia un hombre que si bien no co9mparto su línea ideológica y política, ahora a la distancia ya calmadas las pasiones que se desatan y con los documentos de época en las manos, considero que hizo mucho por su tierra de adopción –Santiago del Estero – y por su país.
Después de dejar su dura y azarosa vida militar, donde no solo combatió por todo el territorio de la Nación sino que inicio su carrera militar en la tremenda sangría que resulto para la Nación, la guerra de la Triple Alianza.
Cuando se retira de las filas del Ejercito, con el rango de coronel Graduado, y pudiendo disfrutar de un merecido descanso, se entrega de lleno al quehacer civil llegando a desempeñarse como Intendente, Convencional Constituyente, Diputado Nacional etc.
Años después dos de sus hijos jugarían un papel importante en la vida institucional de Santiago, su hija Mercedes se casa con el Doctor Juan B. Castro, Diputado Nacional, Gobernador y Senador Nacional.
El otro hijo, Convencional Constituyente, Ministro de Gobierno del Doctor Castro, Diputado Nacional y por sobre todas las cosas hombre de confianza del mismo.
La razón de estas líneas, es que he querido recuperar del olvido a un hombre valiente, desinteresado y honesto, que en su medida ayudo a fundar y organizar la Nación.
También para que mis hijos y nietos, por encima de las diferencias ideológicas que puedan tener con el Comandante, comprenda y valoren a alguien que a su manera presta notables servicios al país y a la tierra santiagueña donde vivió y murió
El Coronel Baigorria,
En la Villa del Río 4º…
A seis días del mes de
Mayo de 1875, no
Teniendo en que distraerse
Se ocupa en recordar
Ligeramente su pasada vida[1]
Yo Félix Octavio Cordero Coronel del Ejercito de la Nación Argentina, habiendo llegado a mis manos la máxima del Coronel Baigorria y después de leerla y meditarla profundamente discrepo con el contenido de esa máxima; aunque estoy entrando en el ocaso de mi vida, siento la necesidad de contar mis experiencias, además de mucho por hacer por consiguiente para distraerme y mucho para brindar a mi provincia de adopción y al país en el que nací y luche largamente dándole lo mejor que podía darle: mis hijos y nietos.
He tomado la decisión de contar mi historia, no ligeramente como dice el Coronel Baigorria, haber contado la suya en sus memorias sino tratando al contar las mías de poner la misma fuerza y pasión que puse en todos los acontecimientos en los que participe, desde que me inicie en la milicia en la guerra de la Triple Alianza, para que mis nietos y aquellos a los que le pudiera llegar a interesarle, la historia del país en los momentos que tuve participación, sepan lo que hice por Santiago del Estero a la le entregue las mejores horas de mi existencia.
Seguramente, al evocar tantos hechos históricos que me tocaron vivir, ayudara a que me comprendan y en alguna medida participen por un instante de las pasiones y principios que guiaron mi vida mis ilusiones mis luchas y la visión que los hombres de mi generación – que dirigían el país, y con los que me identifique ideológicamente – tenían de nuestro país
Estos recuerdos servirán para que conozcan los esfuerzos y sacrificios que desinteresadamente hice con el fin de ayudar a los prohombres con los que me identifique hicieron para fundar y organizar la Nación.
Quiero dejar aclarado para aquellos que lean estas líneas mas allá de las discrepancias que pudieran tener con mi forma de accionar y de pensar, es que todo lo hice, guiado por el, enorme amor a la tierra en que nací
Mi familia
Según me contó mi madre, por la que guardo un cariñoso afecto, y respeto, pues sin su sacrificio, esfuerzo y dedicación no hubiera llegado a donde llegue ni a ocupar los cargos que ocupe.
Nací en Buenos Aires, un 20 de noviembre de 1851, lamentablemente en esa época en que no había Registro Civil y los nacimientos se anotaban en los libros de bautismo de las iglesias, y parece que mis padres no me anotaron a tiempo; me trajo muchos inconvenientes con mis documentos personales, sobre todo con el Ejército.
En el año de mi nacimiento comenzaron a ocurrir acontecimientos que producirían transformaciones profundas en el escenario político de la Republica.
El primero de mayo de ese año el Gobernador de la provincia de Entre Ríos el General Justo José de Urquiza notifica al ministro de Relaciones Exteriores del Brigadier General DN. Juan Manuel de Rosas que su provincia le retira el acuerdo para dirigir la Relaciones Exteriores, reasumiendo sus funciones hasta que se sancione la Constitución Nacional.
Un día después de mi nacimiento, el 21 de noviembre, Urquiza y sus aliados firman un nuevo tratado, en el cual se habla de terminar Don Juan Manuel de Rosas
Comienza así a formarse el Ejército, con que el General Urquiza enfrentara a las fuerzas que defienden al Brigadier.
Brasil, contribuye con una cantidad de hombres bastante apreciable, 3000. El mando lo tendrá Urquiza.
Además adelanta fondo9s para poder llevar adelante la campaña, que serán restituidos al prestador, con un interés del 6 % anual.
Se forma así una fuerza importante y se las denomina Ejercito Grande, este estaba compuesto de la siguiente manera:
24.000 argentinos; 4.000; brasileros y 2.000 uruguayos.
El encuentro tiene lugar en los campos de Caseros y el final ya lo conocemos.
Siguiendo con la historia de mi familia, contare lo siguiente
Mi abuelo – medico – nacido en Sevilla llego a estas tierras y se afinco en Montevideo, mi padre, nació también en Montevideo y en 1843 se recibió de abogado en la Facultad de Derecho en la Universidad de Buenos aires, con brillantes calificaciones.
Su tesis doctoral trata sobre "abolición de las penas arbitrarias en defecto de plena prueba contra el acusado".
Por su estudio jurídico, pasaron relevantes figuras del quehacer nacional, teniendo una brillante carrera como abogado, pero su pasión era otra la guitarra, realizo estudios con el maestro italiano Mazzini, llegando a ser un eximio ejecutante de ese instrumento.
Conoce así, a varios cultores de ese instrumento, que tuvieron también relevante actuación política, citaremos como ejemplo a Esteban Echeverria.
Llegando a la culminación de su carrera artística, término de redactar a un método para al aprendizaje de la guitarra.
Cumpliendo una misión, diplomática en Europa, donde había viajado también en busca de salud, conocido y trabo una profunda amistad con el doctor Juan bautista Alberdi, cuando falleció –mi padre – mi madrastra le envío una fotografía de mi padre.
En Europa, brinda un concierto de guitarra a la reina Victoria de Inglaterra quien impresionada por el virtuosismo le obsequia una guitarra.
Otra de las facetas de la actividad de mi padre, es que fue miembro de la Masonería Argentina, desde 1856, al constituirse el Supremo Consejo Grado 33 para la Republica argentina.
En 1856, fue uno de los miembros fundadores y su primer Gran Secretario hasta el año 1861, cuando renuncia por razones de salud y a raíz de mencionado viaje a Europa.
El 21 de agosto de 1853, fallece en Paris, mientras desempeñaba su misión diplomática encargada por el presidente Derqui.
Que distintos fuimos….!!!!!!
Aunque mi vida guarda similitud con la de mi padre, el peregrino por Europa haciendo conocer la Republica, yo peregrine por la Republica haciendo conocer y afianzar la Constitución y las Leyes….!!!!
Mis padres, estaban separados y mi padre contrae nuevo matrimonio, cuando este fallece mi madrastra dado la prohibición de traer cadáveres, lo hace embalsamar y lo embala como si fuera un piano, y así mi padre puede descansar en su tierra. Al abrirse la sucesión mi madre se presenta en la misma, en nombre de mi hermano y mío, y a en ese momento me entero que no tenia filiación, pues mi padre no me había reconocido, al ser hijos naturales; mi hermano Luis si, dado que había sido inscripto en el libro de bautismo de blancos de la Catedral, mi madres siguió adelante con los tramites y papeleríos que debió presentar y luego de arduos tramites se dicto la declaratoria de herederos, y nos adjudicaron una casita que estaba ubicada en el partido de San Justo,
Mi carrera militar
En el año de 1865, estábamos próximos al estallido de la guerra contra el Paraguay finalmente, vendimos la casa y con el producto de la misma pagamos algunas deudas y compre el armamento para ir a pelear contra el Paraguay, una de las causas de esa sangrienta guerra fue la pretensión del Brasil de tener una salida al Río de la Plata, además la República Argentina, había contraído compromisos después de Caseros, nos lleva irremediablemente al enfrentamiento.
Fue una guerra dura y sangrienta, donde en la tierra Paraguaya quedaron mucho de los mejores jóvenes de la Argentina. Fuimos a la guerra con ánimo alegre animados por las palabras del presidente Mitre en 15 días a los cuarteles, en 15 días en campaña y en tres meses en Asunción. Duro 5 años y la República del Paraguay, quedo diezmada
En 1865, estaba construyendo un modesto intento por conformar un capitalismo de estado[2]
Con referencia a esa guerra el amigo de mi padre Juan Bautista Alberdi, dijo de esta guerra
Todo el provecho de esta guerra es para el Brasil; toda la perdida, Todo el deshonor, para la República Argentina….Para la historia será la guerra del deshonor, los más elevados figurones se ven constituidos, por la plata, en instrumentos del Brasil, para la obra nefanda de despedazar la República Argentina.
La guerra contra el Paraguay es llevada contra su propia raza, su pueblo, su familia….en favor del pueblo portugués que en 1817, cuando San Martín escalaba los Andes para defender la libertad de la Patria en Chile, incendiaba, saqueaba y convertía en escombros 20 pueblos argentinos, que hoy serian el florón de la provincia de Corrientes si existiesen[3]
(Carta de Alberdi a Terrero, Paris 7 de Junio de 1865)
Ahora pasados los años, considero y después de meditar largamente, considero a esa guerra, que duro cinco largos años y donde se libraron sangrientas batallas injusta y dolorosa pero yo ya me había consustanciado con la forma de pensar y actuar de los hombres de Buenos Aires, sobre todo con el pensamiento del presidente en esos momentos don, Bartolomé Mitre esa línea la mantuve durante todos estos años de mi vida, como así también adherí a lo que Sarmiento llamo civilización.
Los sucesores de Mitre en la presidencia fueron Sarmiento y Avellaneda, ambos continuaron con la tarea iniciada por Mitre, de organizar el Estado.
Ambos, presidentes a su debido momento continuaron con la tarea de extender los límites geográficos disponibles para el hombre blanco y entonces avanzaron sobre el territorio propiedad de los pueblos originarios…
"Quinientos años atrás, cuando españoles y portugueses conquistaron ese vasto territorio, se produjo el choque violento de las Monarquías Cristianas de Europa con las culturas de América, que en algunas casos eran pueblos muy primitivos y hasta caníbales.
Las cartas que los conquistadores escribieron hablaban de ciudades de oro puro donde los niños jugaban con diamante, de fuentes de eterna juventud, de seres mitológicos con un solo ojo en el medio de la frente y de un pie más grande que podían levantarlo por encima de la cabeza para darse sombra la hora de la siesta. Esos hombres que vinieron tras las huellas de Cristóbal Colon fueron los responsables de uno de los peores genocidios de la historia. Millones de indígenas murieron a causa de las enfermedades de los europeos, miles prefirieron el suicidio a la esclavitud, pueblos enteros fueron borrados de la faz de la [4]tierra"…
Nota del autor, creo que esta cita no le hubiera gustado al Coronel
Los dueños de la tierra defendían su terruño, con las armas que tenían a su alcance y los malones asolaban la tierra llevándose cautivos y por supuesto no dejaban avanzar la colonización, con el fin de impedir el paso del malón el ministro de guerra Adolfo Alsina cree que se puede resolver la situación construyendo una zanja – que llevo su nombre –pero fracaso en el intento, dado que continuamente era traspasada y los indios se llevaban el ganado y los cautivos.
Así llegamos al año 1876, año en que el Presidente Avellaneda promulga la ley de Colonización y a partir de ese momento oleadas de inmigrantes comenzaron a desembarcar. Lentamente la fisonomía del país
La Gran Guerra
Siendo un niño, aun, me entusiasmo la proclama del Presidente Mitre, que esta citada más arriba, y me aliste, como toda la juventud de ese tiempo, y después de un breve entrenamiento partí para esas tierras llenas de vegetación y pantanos y que le costó al país más de quinientos millones de pesos y cincuenta mil muertos. [5]
Con los restos del Ejercito que le quedaba, Francisco Solano López y su mujer y sus hijos en 1870 llego a Cerro Cora, – batalla en la que intervine –
Volviendo un poco atrás, diré que desde que llegue al Paraguay y aun estando en el periodo de instrucción intervine en todas las batallas que se libraron. La primera en que estuve fue en la batalla de Tuyu ti me referiré brevemente a esa batalla dado que fue mi primera. El 24 de marzo de 1866 el general paraguayo, López decide adelantarse a la inminente ofensiva aliada, y dar una batalla por sorpresa y el considera que esta puede ser una batalla decisiva para lo cual cuenta con 22.000, hombres, que avanzaran divididos en cuatro agrupaciones a las ordenes de los Generales Barrios y Resquin, del coronel Díaz y del comandante Marco.
Los 33.000, hombres que formaban en el ejército aliado estaban en su posición de Tuyu ti. La primera en atacar fue la agrupación Díaz que logro un éxito inicial, sobre los batallones orientales que se le oponían para posteriormente ser contenida por los batallones brasileños y una imponente batería de 23 piezas de artillería. La segunda agrupación, a las ordenes de Marcó, intento tres ataques sucesivos, siendo rechazada con pérdidas de vidas una y otra vez.
La tercera agrupación a las órdenes del general Resquin, obligo a retroceder a los escuadrones argentinos que se le oponían, pero dio luego de lleno sobre la infantería, que prácticamente aniquilo sus efectivos. Por fin, la agrupación comandada por Barrios, ataco con considerable
Retraso, siendo a su vez rechazada.
La batalla fue muy sangrienta Los paraguayos perdieron 6.000 hombres, muertos, 7.000 heridos y casi 400 prisioneros, casi todos heridos.
Los aliados perdieron más de 4.000 hombres entre muertos y heridos[6]
Estábamos reponiéndonos de esta tremenda batalla, cuando se decide atacar las trincheras Curupay ti
Estas fortificaciones eran inexpugnables, si antes no se efectuaba un trabajo de ablandamiento, por un bombardeo naval, el almirante Tamandare, jefe de la flota aliada toma esta tarea a su cargo bombardeando durante más de 4 horas las trincheras pero sin resultados positivos.
A las 12 A.M. se dio la orden de ataque a las fuerzas terrestres que estaban constituidas por los cuerpos 1 y 2 del Ejército Argentino, y están comandados por los generales Wenceslao Paunero y Emilio Mitre, respectivamente.
Meses después, las tropas que componían el 2 cuerpo, actuando bajo las órdenes del general marques de Porto Alegre. El grueso de las tropas eran comandadas por el general Mitre.
No voy a comentar los pormenores de esta batalla; solo diré que cayeron entre muertos y heridos 2-050 hombres (40% de los efectivos) que podemos dividir en 1.9s0 brasileños (20%) de las tropas combatientes. Mientras que los paraguayos tuvieron nada más que un centenar de bajas.
Después de esta digresión sobre alguna de las batallas en que intervine retomo el relato de cuando llegue al Paraguay, siendo niño aun. Recibidos mis despachos de subteniente que me fueron entregados por el general Mitre, comencé mis tareas y me puse al f rente de una milicia, que había sido reclutada por la fuerza y estaba integrada por hombres de las provincias, que estaban en contra de la guerra en casi toda su mayoría, hombres maduros, algunos con frondosos prontuarios, que me doblaban en edad y algunos en experiencia militar. Nunca vacile en ponerme al frente de mis soldados, no solo en las más encarnizadas batallas sino en las peligrosas descubiertas que realizábamos en búsqueda de las fuerzas enemigas
Toda esta actividad hizo que fuera ponderando el don de mando y a la vez me significo ganar el respeto y la consideración de esos rudos hombres.
Estos tiempos duros fueron moldeando mi ánimo y mis aptitudes para el mando, aptitud necesaria
Para poder solo en los campos de batalla, donde hay poco que decir y si mucho por hacer, y me fui útil, para ejercer los cargos que desempeñe a través de mi vida pública.
Volviendo a la guerra, desde el campamento de Tuyu ti, como integrante Noveno Batallón de Infantería
Emprendí la marcha hasta Tuyu-Cue, donde el día 17-02-1867 se libra una sangrienta batalla; para llegar hasta el lugar donde se libro la batalla, debí realizar una larga travesía interviniendo en varios combates que se sucedían durante las descubiertas y reconocimientos de los servicios de avanzada, de los cuales formaba parte. La lucha se libro cuerpo a cuerpo los resultados no fueron muy claros, al retirarse los paraguayos quedan más o menos 50 hombres por bando.
A fines de mayo de 1868, recibí los despachos de Teniente Segundo después de la batalla de Tuyu ti, que se había librado el 4 de mayo, el día 2 de ese mes las fuerzas de la Triple Alianza, se enfrentaron a los paraguayos en Estero Bellaco, la fuerza enemiga estaba compuesta por alrededor de 5000 hombres y nos ataca por sorpresa a la vanguardia aliada. Esta acción de sorpresa tuvo un resultado negativo para las tropas aliadas, si bien las perdidas se consideraron equilibradas, podemos decir que las mayores fueron de los aliados, [7]
La otra batalla de ese mes de mayo de 1868, antes de ganarme los galones, de Teniente Segundo, intervine en otra batalla, Tuyuti, este encuentro tuvo lugar, el general López decide adelantarse a la inminente ofensiva aliada decide dar por sorpresa una batalla que considera sorpresiva, cuenta con 22000, hombres, que divide en 4 agrupaciones a ordenes de los generales Barrios y Resquin, del Coronel Díaz y del Comandante Marco.
33.000, hombres componían, las fuerzas aliadas, destacadas en Tuyuti.
La batalla fue muy sangrienta; los paraguayos perdieron 6000, muertos, 7000 heridos y casi 400 prisioneros. Los aliados tuvieron más de 4000 bajas entre muertos y heridos.[8]
El año 1869, me encontró acantonado en la frontera sur, allí estuvimos desde marzo hasta julio de ese año, en que nos pusimos en marcha hacia la provincia de Corrientes donde había estallado una revolución
Sofocada la rebelión que había estallado en Corrientes volvimos al Paraguay, en que intervine en los combates de Sierra Azcurra, allí el Mariscal López trato de establecer una ultima línea de defensa fortificándose en las Sierras de Azcurra. Nosotros, atacamos la posición y tras sangrientos combates tomamos dicha fortificación, quiero citar el valor manifestado por la segunda división argentina al mando del coronel Luis María Campos. Este combate tuvo lugar el 14 de agosto de 1869.
Después de este combate emprendimos la marcha hasta el campamento de Tacural, cuando llegábamos a Caraguatay, la vanguardia aliada al mando del General Emilio Mitre, dio alcance al Mariscal López, a la vera de los montes del mismo nombre (Caraguatay), y después de un combate le toma los cañones causándole numerosas bajas.
Tuve algunas marchas mas y las hice bajo el mando del General Gastón de Orleans, Conde D" Eu, yerno del Emperador del Brasil, llegando hasta Carapari, intervine así en varios combates y descubiertas de reconocimiento, mientras perseguíamos al diezmado ejercito Paraguayo.
Después de 5 largos y dolorosos años la guerra llegaba a su fin permanecimos acantonados en el Paraguay hasta la conclusión definitiva de la guerra, en el ínterin estuvo mi batallón destina a guarnecer a la villa llamada Villa del Rosario ubicada al norte del país y en 1870, cuidamos Villa
Bergés.
La guerra terminó —en el combate de Cerro Corá— con una derrota total de Paraguay, que conllevó incluso un desastre demográfico: la población del país, aproximadamente 1.525.000 personas antes de la guerra, fue reducida a unos 221.000 luego de ella (1871), de los que solamente unos 28.000 eran hombres. Según otras fuentes, murieron cinco sextas partes de su población. Algunos historiadores, ajustan estas cifras a 1.300.000 habitantes antes de la guerra, quedando reducida a 300.000 después de la misma, la mayoría sólo niños y mujeres Paraguay perdió gran parte de su territorio (169.174 km²) y fue obligado a pagar una abultada indemnización de guerra: el préstamo de 200.000 £ recibido de Inglaterra debió saldarse con refinanciaciones llevando la suma a 3.220.000 £.
De vuelta a la Patria
Estábamos acantonados en el Paraguay, esperando la desmovilización, cunado una noticia nos conmovió, habían asesinado en su casa frente a su mujer e hijas al General Justo José de Urquiza.
Faustino Valentín Sarmiento, nace el 15 de febrero de 1811, fue bautizado ese mismo día en la iglesia catedral de San Juan, con ese nombre elegido por su padre, pero la familia de madre doña Paula Albarracín, tuvo una especial devoción por Santo Domingo, esto pudo mas que los deseos de su padre y
todos comenzaron a llamarlo Domingo,[9]
El 12 de octubre de 1868, presto juramento como presidente de la nación. En abril del año 1870, fue asesinado el general Urquiza, por una partida de 50 hombres a cuyo frente se encontraba Luengo, llegó con caballos y redujo la guardia. Urquiza intentó defenderse con un fusil, pero fue herido de un tiro en la cabeza y rematado con 5 puñaladas, frente a su mujer y dos de sus hijas, con el cayeron dos de sus hijos.
El asesinato le fue cargado y después comprobado a Ricardo López Jordan, sobrino del Supremo
Entrerriano Francisco Ramírez (Pancho)
Ricardo Ramón López Jordán (h) (n. Paysandú, Rep. O. del Uruguay, 1822 – m. Buenos Aires, 1889) fue un militar y político argentino, uno de los últimos caudillos influyentes en la política de su país. Se rebeló en tres ocasiones contra el gobierno de Buenos Aires, siendo derrotado en todos sus intentos.
Ricardo López Jordán fue un colaborador de Urquiza en el gobierno de Entre Ríos y durante la presidencia de éste en Paraná, capital de la Confederación Argentina. Cuando Urquiza se retiró de la Batalla de Pavón el 17 de septiembre de 1861, López Jordán no perdonó la acción de su jefe, quien había pactado con el porteño Bartolomé Mitre y posibilitó el triunfo de Buenos Aires y la disolución de la Confederación.[10]
En esos momentos yo contaba con 19 años, y mientras estábamos acantonados en Concordia, El presidente Sarmiento decide que el Ejército intervenga, ocupando la provincia. Así estalla la primera rebelión de Ricardo López Jordan que inmediatamente le hace frente al Ejército, siendo mi Batallón desplazado para tratar de sofocar la rebelión, que fuera comandado por los Generales Emilio Mitre; Ignacio Rivas, Juan Gelly y Obes y José Manuel Arredondo, los mejores Generales de la Guerra de la Triple Alianza. Intervine en varias batallas enfrentando al caudillo.
El año 1872, me encuentra acantonado en Entre Ríos, estaba al mando de la Compañía de Cazadores, por ese motivo acompañe al pagador Benito Martínez que tenia como misión pagar los sueldos a la Guardia Nacional, al llegar a Corrientes recibo la orden de detener al coronel Insaurralde que con tropas bajo su mando trato de insubordinarse contra el gobierno nacional.
Estuvimos acantonados con mi batallón en Concordia hasta el año 1873, el 30 de octubre me ascendieron a capitán, regreso a Buenos Aires, a fines de ese año 1873, y tuvimos que regresar en el año 1874, al estallar una nueva rebelión de López Jordan.
Entre los combates librados, voy a referirme a dos que fueron fundamentales para el triunfo del ejército nacional, comandadas por Octavio Olascoaga, y Aquiles González. El de las Puntas de Ayui, y la que yo creo decisiva. Don Gonzalo
La de las Puntas de Ayui, tuvo lugar el 13 de mayo de 1873, en esta batalla las fuerzas de Caballería comandada por Octavio Olascoaga, y Aquiles Gonzáles, le dan alcance a unos 700 jordanistas a las órdenes de Mariano Querencio. En un breve combate los jordanistas huyen dejando en el campo de batalla más de 30 muertos y heridos y 11 prisioneros[11]
La otra batalla fue la de Don Gonzalo, que tuvo lugar el 9 de diciembre de 1873, al perder esta batalla termina la rebelión de López Jordan, el comandante en jefe de las fuerzas de campaña, era el coronel Martín de Gainza que en esos momentos era ministro de guerra, la noche anterior hizo cruzar el arroyo Alcaraz, con miras a librar la batalla decisiva.
A las 15 horas después de un prolongado duelo de artillería, los jordanistas intentaron un movimiento envolvente, siendo rechazados por las fuerzas nacionales que pasaron al ataque. Durante dos días la derecha rebelde logro sostenerse un tiempo mas, cediendo finalmente. López Jordan perdió 600 hombres de los cuales 300 murieron ahogados durante la retirada, al cruzar el arroyo Don Gonzalo, además quedaban en manos de las fuerzas nacionales 250 prisioneros, toda la artillería, 500 fusiles, 100 carabinas y Toto el convoy que acompañaba a los rebeldes[12]
En 1876, López Jordan vuelve a sublevarse el 27 de noviembre con una pequeña escolta de 24 hombres López Jordan vuelve a invadir Entre Ríos, y se enfrenta con un escuadrón de 100 hombres, enviado por el coronel Arias los rebeldes los rechazan y pueden entonces adentrarse al interior de la provincia y logran enrolar mas de 800 hombres.
El 7 de diciembre de ese año, el coronel Juan Ayala, al mando de fuerzas leales ataca por sorpresa a las fuerzas jordanistas en la localidad de Alcaracito, López Jordan, con sus pocos y empobrecidos efectivos no puede intentar resistencia alguna y se retira. Esta victoria de las fuerzas nacionales, pone fin definitivamente a la rebelión de López Jordan, al Coronel Ayala, su ascenso a General. López Jordan fue apresado días mas tarde en Corrientes, para luego ser trasladado a Rosario desde donde fugo refugiándose en Uruguay[13]
Además de combatir en esta ultima batalla, anteriormente había intervenido en varios combates menores y mas tarde libre la batalla de Chajari.
En 1874, más precisamente el 24 de septiembre estalla la rebelión que encabeza Mitre, que declaró fraudulento el acto eleccionario por la sucesión presidencial, fue apoyado en la región de Cuyo por el general Arredondo. Las fuerzas de Julio A. Roca sofocaron aquí la rebelión. Aclaro que Sarmiento terminaba su periodo presidencial, respondiendo ordenes del gobierno nacional no dirigimos hacia ese lugar a fin de contribuir a solucionar el conflicto, en esos momento yo era capitán, llegados al mismo nos pusimos a las ordenes del general Julio A. Roca, que en esos momentos solo contaba con 600 hombres.
El 29 de octubre de ese año, el general Arredondo, que se había sublevado a favor de Mitre, con tropas de la guarnición de Villa Mercedes, se dirige a marcha forzada a Río Cuarto con el objetivo de batir a las fuerzas leales, acantonadas allí bajo las ordenes del coronel Julio A. Roca. El golpe cae en el vacío, pues Roca, estando en inferioridad de condiciones, por los escasos efectivos que poseía, se retira. Entonces la ciudad de Córdoba, es ocupada por Arredondo y el 29 de octubre libra la batalla a las tropas leales que estaban mando del coronel, Amaro Catalán.
Los insurgentes cuentan con 2.500 hombres contra 2.000 de los leales, la acción se desarrolla en Santa Rosa a 75 kilómetros de la ciudad de Mendoza. Arredondo tiene éxito en el intento de desequilibrar el ala sur mendocina, luego de unas horas de combate las fuerzas de Catalán se dispersan dejando en el campo de batalla a su jefe que había fallecido a causa de las heridas recibidas.
Previa a esta batalla y recién llegados y haciendo una descubierta tuve un encuentro cuando me tope con un atrincheramiento enemigo.[14]
No paso mucho tiempo hasta que tuvimos otro encontronazo, el 26 de noviembre libramos la batalla de La Verde, las fuerzas que comandaba Mitre eran sensiblemente superiores en numero
El coronel Arias comandaba las tropas leales. Pese a los esfuerzos de los mitritas, se impone el superior poder y la mejor disciplina de las tropas leales, que estaban comandadas por los coroneles Julio y Luis María Campos. Mitre dio la orden de retirada en la acción perdió 300 hombres entre los cuales se contaba el coronel Francisco Borges, que había conducido el asalto.
Después de esta batalla, y por mi comportamiento en la misma, fui ascendido en el campo de batalla a Sargento Mayor Graduado, me dieron los despachos el 18 de diciembre de 1874.
Desde esos parajes iniciamos la marcha hacia Santiago del Estero, provincia esta que siempre fue difícil de gobernar. No sabia al comenzar este camino que me dirigía lentamente hacia mí destino y que en esa provincia a la que tanto quise y di dejaría años después una familia y que mis huesos terminarían descansando en la tierra que vislumbre promisoria.
Cuando llegue con mis tropas, la riqueza con que la naturaleza doto el lugar, estaba en su apogeo. Santiago es una extensa planicie, clavada en el centro de la Republica, con un clima templado y sus dos ríos que desde siempre han contribuido a llevar vida a los primitivos habitantes como así también la destrucción y la pobreza dado sus feroces crecidas; uno de ellos desciende del Aconquija y el otro de las sierras de Salta. Este bucólico panorama fue moldeando el carácter manso pero indomable de su gente, ellos seguían el ritmo de sus crecientes como si fueran descendientes de los antiguos pueblos de la Mesopotamia y los antiguos Antepasados egipcios le hubiesen enseñado el arcano profundo del manejo de los ríos y el tiempo de las cosechas.
Santiago del Estero, como decimos siempre fue una provincia difícil, y le resultaba dificultoso mantener la paz política y social, que permanentemente se veía alterada.
Entrando un poco en la situación política de mis tiempo me referiré a los hermanos Taboada, Manuel y Antonino, fueron grandes caudillos santiagueños, que habían servido a Urquiza, en primer lugar y a Mitre después, su influencia en las provincias del norte era muy importante, amenazaron a Sarmiento, con provocar un levantamiento armado en toda su zona de influencia pues con la llegada de Domingo Faustino Sarmiento al gobierno nacional deja a los Taboada en la oposición, y encontraron serios problemas con el presidente. En 1871 derrocó a un tal Montes, que tras haber sido nombrado gobernador por Manuel Taboada, había pretendido gobernar por sí mismo. Derrotó en la batalla de Carro de Medina al coronel Urquiza, en julio, además llegan a Santiago los ecos del enfrentamiento entre Sarmiento y Mitre, dado que ambos mantenían diferentes criterios para llevar adelante el desarrollo del país. Cuando los Taboada, amenazaron a Sarmiento, con el levantamiento, este no se amilano, les envío una nota diciéndoles que mandaría tropas nacionales para reducirlos y así llegue a Santiago.
En el ínterin se produce la sucesión presidencial y Nicolás Avellaneda, sucede a Sarmiento
Al reunirse la legislatura santiagueña y elegir gobernador al doctor Octavio Gondra en reemplazo de Absalon Ibarra, aliado de los Taboada. Gondra, era amigo de los Taboada y de Nicolás Avellaneda, flamante presidente. A pesar de la amistad que los unía al presidente, este y su ministro de guerra Adolfo Alsina amenazan constantemente con intervenir Santiago si no se aquietaban las aguas.
Ante la gravedad de los hechos, el Gobierno Nacional decide enviar dos batallones del Ejercito Nacional, con el fin de resguardar el orden e imponer la paz interior.
Dadas así las cosas, el 25 de febrero de 1878, entro en Santiago del Estero al mando de dos batallones. El regimiento 9 de infantería de línea y el 6 de caballería, si bien estos regimientos estaban bajo el mando del coronel Octavio Olascoaga, al llegar a Santiago yo estaba al mando, por ser el oficial de mayor graduación en esos momentos y porque el coronel Olascoaga, por inconvenientes personales no pudo seguir con nosotros, y regreso a la capital.
Ni bien arribamos a Santiago del Estero, el gobierno provincial me nombra inmediatamente Comisario General, con el encargo de asegurar el orden y la libertad en los próximos comicios. Queda bajo mi responsabilidad, la tarea de sofocar la rebelión encabezada por el general Antonino Taboada, asimismo el gobernador Gregorio Santillán me designa Jefe de la Guardia Nacional de Santiago del Estero.
Lentamente se venia preparando una crisis institucional que se precipita en esos días, en que estábamos acomodando.
Al hacerme cargo de las fuerzas que reprimieron a los subversivos tome plena conciencian que los habitantes del interior de Santiago eran leales a los hermanos Taboada y ante las fuerzas nacionales invasoras se iba gestando lo que después se tradujo en una feroz resistencia.
Es así que las tropas por mi comandada y los rebeldes se libraron varios combates. Cito los de la Banda y donde las fuerzas a mi mando fueron derrotadas. Tusca Pozo.
En Tusca Pozo, nos trenzamos en un reñido combate; las montoneras que repondián a los hermanos Taboada, nos encerraron y cuando nos quedaban unos pocos tiros y en esos momentos era muy difíciles para sostenernos, las fuerzas de los Taboada, emprendían la retirada hacia el interior de la provincia, dirigiéndose principalmente hacia el Departamento Copo, para hacerles frente envíe al Regimiento 6 de Caballería que fue derrotado. Entre los detenidos por las montoneras se encontraba un sujeto de apellido Ventura Bravo, que había sido comisionado para que gestionara ante el Gobernador la posibilidad de que nuestras fuerzas no persiguieran más a la gente del pueblo y así pudiesen volver a sus casas. Recomendé como jefe militar que así se hiciera.
En esos momentos duros para nuestras fuerzas llego en ayuda, el regimiento 12 de Caballería desde Jujuy, al mando del Teniente Coronel Policinio Pérez Millán. Con esa ayuda nos enfrentamos en el Tableado, allí vencimos a Telésforo Coria; algunos caudillos menores, seguidores de los Taboada, intentaron seguir la lucha sin el apoyo de sus líderes; pero el Ejército Nacional los persiguió por toda la provincia, derrotándolos en una serie de encuentros menores. La última resistencia fue vencida en junio de 1875. luego nos volvimos a enfrenta frente a la costa del río Dulce frente a la capital allí volvimos a vencer a Telefosro Coria y Segundo Urrejola
Habíamos llegado a Santiago del Estero con una orden del Presidente de la Nación, – imponer orden y disciplina – en la provincia rebelde, teníamos orden de apoyar a los enemigos de los hermanos Taboada y así lo hicimos. Allí empecé a conocer el arte de la política y a comprenderlo, cosa que me costo.
Los opositores a los Taboada, ahora oficialistas, llegados al gobierno desataron una feroz represalia amparados por nuestras fuerzas, fue tal la venganza contra los enemigos que llegaron a azotar en el cepo a notables Taboadistas, el General Antonino Taboada, fuga hacia los montes salteños.
Tiempo después derrotado y empobrecido se refugia en Tucumán donde muere el 4 de marzo de 1883, en una extrema miseria, su hermano Gaspar corre la misma suerte primero se refugia en Catamarca y luego pasa a Tucumán, donde muere en 1890, así desaparecen los sobrinos de Felipe Ibarra, fundador de la Santiagueñidad.
En el año 1876, Santiago del Estero, se encontraba pacificado, con sus autoridades naturales vigentes, gracias al Ejercito Nacional, el gobernador hace llegar a la legislatura el siguiente informe además agradeciendo a las fuerzas que hicieron el esfuerzo para restablecer la paz interna.
PAZ INTERNA:
"Desde marzo de este año, (1875), hasta la fecha parece inconmovible el orden y la paz asegurada a costa de tantos sacrificios…
….La base mas sólida que reconoce para haber alcanzado este orden de cosas, es, la permanencia del Batallón "9 de línea" al que en justicia debe hacerle la honra que merece reconocimiento que ha mantenido en la orbita que Traza la Constitución Nacional al Ejercito de Línea, respetando los fueros de la autoridad provincial y salvando la autonomía de este Estado Federal, seriamente comprometida por el espíritu de rebelión"
Esto que dijo el Gobernador me trajo a la memoria lo que alguna vez dijera el gran General Simon Bolívar
"…Compatriotas, no es el despotismo militar el que puede hacer la felicidad de un pueblo, ni el mando que ostento puede convertir jamás sino temporariamente a la República. Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. Os suplico, me eximáis de una carga superior a mis fuerzas. Elegid un gobierno justo y contad con que las armas que han salvado a la republica protegerán siempre la libertad y la gloria nacional de Venezuela"[15]
Tiempo después pedí la baja y me entregue de lleno al quehacer civil.
La provincia estaba pacificada, y pude dedicarme mas a la vida social, así es que conocí a una niña santiagueña con la que contraje matrimonio se llamaba Salome Alfaro, y tuvimos 17 hijos.
En junio de 1877, fui ascendido a Sargento Mayor Efectivo y nombrado segundo jefe del Batallón Noveno de Infantería.
Lentamente la civilización se iba extendiendo a los límites periféricos de la Republica y se comenzaba a comprender el valor casi infinito de las bondades de los frutos de la tierra. Santiago del Estero no podía estar ajeno a este hecho, tenía además de sus tierras la riqueza del quebracho, debía por lo tanto asegurar la frontera e impedir que el indio avasallase el progreso que iba consiguiendo la Republica.
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