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Obesidad, mito o realidad


Monografía destacada
  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. De qué manera la obesidad puede afectar tu salud
  5. Conclusiones
  6. Bibliografía

Resumen

Ser obeso y estar excedido de peso no es exactamente lo mismo. Una persona obesa tiene una gran cantidad de grasa corporal. Las personas obesas están muy excedidas de peso y corren el riesgo de tener graves problemas de salud.

Introducción

Un cambio en el concepto de salud y en consecuencia una mayor concientización hacia la salud, han hecho que la población se sensibilice frente a las influencias que provocan determinadas enfermedades. En importantes segmentos de la población se ha podido comprobar una mayor disponibilidad a cambiar el modo y el estilo de vida, la cual conlleva a la práctica de actividades deportivas como el aeróbic, la cual promete una mejora general de la calidad de vida, ello incluye un aumento de la capacidad de rendimiento físico, mejora la calidad de resistencia física y mental, más vitalidad, mejor figura y con ello un aspecto físico más atractivo, la experiencia de un equilibrio emocional y el bienestar general (6).

Estudios realizados en Cuba por el Instituto Nacional de Nutrición e Higiene, permiten afirmar que alrededor del 25 % de la población en Cuba en la década de los años 80 ha sido obesa, de aquí la importancia de seguir profundizando su estudio, no sólo por su alta prevalencia sino que la obesidad se puede conceptuar como un síndrome de causas multifactoriales, corroborado en un número elevado de trabajos científicos que han establecido la relación existente entre ésta y otras enfermedades (1).

En la actualidad en nuestro país se ha llevado a cabo un amplio programa de lucha contra el sedentarismo como forma de prevención que todavía es insuficiente, ya que la obesidad a nivel popular es vista como un estado saludable en la población y no como una enfermedad, por lo que la medicina preventiva ocupa un lugar de primer orden en el mundo y dentro de estas las actividades físicas, unidas a una dieta balanceada que juegan un papel determinante en los resultados deseados.

Es universalmente conocido que la obesidad provoca un efecto directo al corazón y los demás sistemas del organismo. Cuando el corazón tiene que forzar la sangre a través de los vasos sanguíneos que se encuentran comprimidos por los depósitos de grasa, se produce un esfuerzo. Cuando el cuerpo tiene que cargar con esas libras adicionales, representa más trabajo, más peso para levantar por los músculos, por lo tanto, más esfuerzo para el corazón. (2)

Consideramos que en la actualidad la obesidad se ha convertido en un problema social de considerable magnitud, pues ella abarca grandes grupos de la población mundial; sin embargo es posible que exista una paradoja en el contexto dado estos momentos se ha considerado un problema social el hambre y no la obesidad, pero a pesar de ser la desnutrición la mayor epidemia del mundo, en numerosos países la mal nutrición por exceso constituye también un signo a tener en cuenta por su repercusión tan negativa en la salud de las personas. (6)

Desarrollo

Cualquier definición del término obesidad es arbitraria, ya que depende de los criterios que sean utilizados para clasificar y medir la obesidad porque existen muchos métodos para medir la grasa corporal. Por otra parte la obesidad es un síndrome caracterizado no sólo por el aumento del peso corporal a expensas del tejido adiposo, sino que puede asociarse a trastornos del metabolismo de los carbohidratos, de los lípidos y de la insulina (5).

No se puede hablar de disminución ponderal en las personas con exceso de peso, sin tener presente que la ingesta calórica y un estilo de vida sedentario, constituye un medio que propicia el exceso de peso. Los hábitos inadecuados alimentarios que se adquieren en el seno familiar, o fuera de él, la disponibilidad de alimentos, el poder adquisitivo, los gustos, la predisposición genética y hallazgos de principio del año 2000 sobre una menor cantidad de dopamina en el cerebro entre otros factores condicionan este síndrome metabólico (5).

La prevalencia de la obesidad en países desarrollados como Canadá, Australia, Estados Unidos y el continente Europeo alcanza valores que van desde el 10 al 30 % de la población de lo cual se deduce que estamos ante la presencia de una epidemia. En consecuencia, surge el enorme impacto que la obesidad posee sobre la economía de estos países al ser una causa de muy alta morbimortalidad. El Dr. Philip James prestigioso médico inglés, ha declarado que teniendo en cuenta distintos criterios de obesidad y distintos sistemas económicos, vemos que llega a ocupar entre el 2 y el 6% del presupuesto sanitario en un enfoque económico de esta enfermedad (3).

Recientemente, el índice de masa corporal (IMC) ha sido aceptado ampliamente como mejor estimado de la grasa o adiposidad corporal (3).

La tabla de clasificación de la obesidad:

CLASIFICACIÓN

IMC

Bajo peso

< 20.0

Grado 0 Normal

20.0 – 24.9

Grado I Sobrepeso

25.0 – 29.9

Grado II Obesidad Ligera

30.0 – 34.9

Grado II a Obesidad Moderada

35.0 – 39.9

Grado III Obesidad Severa

> 40.0

Índice de Masa Corporal es definido como el peso en Kilogramos dividido por la estatura en metros al cuadrado. Aunque el mismo en su estudio presenta algunas limitaciones ya que por ejemplo, no estima la distribución de la grasa corporal, investigaciones recientes han demostrado que la circunferencia de la cintura ofrece un estimado razonable de la grasa abdominal visceral y se correlaciona mejor con la adiposidad abdominal. A pesar de su limitación, el Índice de Masa Corporal, es un estimado útil de la adiposidad desde el punto de vista práctico ya que ofrece una herramienta clínicamente útil para comprender las consecuencias potenciales de la obesidad para su salud (3).

Obesidad, es el término que se utiliza para el sobrepeso extremo. No obstante, existen algunas excepciones a esta fórmula. Por ejemplo, una persona con mucha musculatura (como un fisiculturista) puede tener un IMC elevado sin ser obeso porque el exceso de peso se debe a los músculos y no a la grasa.

Desde el punto de vista biológico, la obesidad puede ser:

  • Primaria o exógena.

  • Secundaria o endógena.

  • Mixta.(2)

Obesidad exógena, es aquella en la que el paciente acumula un exceso de grasa en el organismo, no directamente relacionado con enfermedad genética, metabólica o endocrina definida.

La obesidad endógena, está condicionada por la alteración de las funciones de las glándulas de secreción interna (la tiroides, el lóbulo anterior de la hipófisis, la corteza suprarrenal, el páncreas, etc.).

La mixta, se produce como resultado de la aparición de las causas primarias y secundarias de la misma persona.

La obesidad como ya hemos planteado de hecho es el punto de partida que desencadena el debut de otras enfermedades, algunos de estos ejemplos los mencionaremos por su importancia.

Obesidad e Hipertensión:

Estudios de observación han demostrado ampliamente una asociación directa entre el peso y la presión arterial. La obesidad aumenta el riesgo de hipertensión de 2 a 4 veces, en estudios realizados en países desarrollados. Se ha llegado a la conclusión que más de un tercio de los casos de hipertensión, se asocian a la obesidad (9).

Se ha postulado una variedad de mecanismos para explicar la asociación entre la obesidad y la hipertensión. Observándose un gasto cardíaco elevado y reducción de la adaptabilidad venosa en individuos obesos. Esto implica un factor de riesgo nada despreciable en la vida del paciente obeso.

Efectos de la reducción del peso sobre la hipertensión.

También se ha demostrado en forma clara y confiable que la reducción del peso disminuye la presión arterial, independientemente de la reducción en el consumo dietario de sodio. Algunos estudios han demostrado reducción promedio de la presión arterial sistólica y diastólica de 0,5 a 1 Mg. por cada Kg. de peso perdido. Todos los reportes recomiendan la reducción de peso como modalidad terapéutica primaria en el tratamiento de individuos obesos con hipertensión. Cualquier cantidad de peso perdido conduce a una disminución de la presión arterial y se ha podido observar reducciones clínicamente significativas de la presión arterial, comparables a las obtenidas con muchos agentes antihipertensivos al hacer reducciones de peso entre un 5 y un 10 % del peso corporal (8).

En un estudio realizado por el Dr. Raúl Mazorra y colaboradores, con un grupo de pacientes hipertensos grado 1, después de aplicarle ejercicios en condiciones aeróbicas (marchas, trote y bicicleta estática) en un período de tiempo relativamente corto encontraron una reducción importante de la presión arterial. Lo más significativo es que el protocolo de la investigación no contempló tratamiento farmacológico para la muestra estudiada (8).

En otro estudio realizado por el MSc. Reinol Hernández y colaboradores con 42 pacientes de ambos sexos y un promedio de edad de 49 años que representaban una muestra de hipertensión arterial esencialmente documentada, clasificada de ligera o estadío 1 y una obesidad exógena que se atendieron en el Centro de Rehabilitación del Instituto de Cardiología evaluaron la efectividad de un programa de rehabilitación integral para estos pacientes obesos, encontraron como conclusión que el ejercicio físico debidamente dosificado, no sólo contribuye a la reducción del peso sino que ayuda además al control de los factores de riesgo que pueden venir de la obesidad, así como que los pacientes disminuyeron los valores de presión arterial hasta alcanzar niveles óptimos comprobando una relación significativa entre la disminución de la presión arterial sistólica y el índice de masa corporal.(4)

Las referencias antes mencionadas indican que la batalla por la salud del obeso hipertenso de estadío 1, pudiera tener niveles de satisfacción en el tratamiento por ejercicio físico cuando es abordado por un grupo multidisciplinario; sin embargo estas personas obesas de haber iniciado tempranamente su atención es muy probable que no hubiesen tenido que ser intervenidos bajo criterio de hipertensión. Se impone que lo más importante es tener conciencia cuando ya se tiene un sobrepeso y se es potencial a pasar a un estadío de clasificación de obesidad. Las oportunidades de forma negativa para debutar con una hipertensión serían muy elevadas (4).

Se cree que tanto los factores ambientales como genéticos contribuyen en esencial a la hipertensión arterial. La tensión arterial tiende a elevarse con la edad. Es también más frecuente que aparezca si la persona es obesa, tiene una dieta rica en sal y pobre en potasio, bebe elevadas cantidades de alcohol, no tiene actividad física y sufre de estrés psicológico. Aunque está claro que la tendencia a la hipertensión puede ser heredada, se desconocen en gran medida los factores genéticos responsables de la misma (7).

El diagnóstico de la hipertensión arterial nunca es directo. Este se realiza en la base a las cifras de la tensión arterial. La lectura en este punto determina la presión diastólica que se produce durante la relajación del corazón. Durante un ciclo cardiaco o latido, la tensión arterial varía desde un máximo durante la sístole a un mínimo durante la diástole (7).

La mayoría de las guías sugieren que si una persona tiene una presión diastólica superior a 90 – 100 Mm. Hg. y una tensión sistólica superior a 140 – 160 Mm. Hg. debería recibir tratamiento para disminuir la tensión arterial. Por lo general, la tensión arterial se mide varias veces antes de realizar el diagnóstico.

Al mismo tiempo se realizan muestra de sangre y orina, y se realiza un electrocardiograma para estudiar si existe una repercusión a nivel cardíaco. (2)

La hipertensión arterial, es la causa más importante de muerte de mujeres de avanzada edad. Es además la causa más importante, más frecuente y más tratable de enfermedades cerebro vascular, de insuficiencia cardiaca y de enfermedades coronarias, en este grupo de edad. Se estima que el 33 % de los infartos y el 70 % de los accidentes encefálicos son causados por la hipertensión arterial. Las mujeres hipertensas mayores de 55 años tienen una mortalidad 8 veces mayor que las mujeres normo tensas de la misma edad. (3)

Las modificaciones del estilo de vida constituyen un pilar fundamental del tratamiento para el paciente hipertenso encontrándose entre las medidas a tomar, la realización de los ejercicios aeróbicos de una manera regular lo que puede reducir la presión sistólica en 10 Mm. /Hg (3).

El efecto del acondicionamiento físico como factor para predecir la mortalidad fue estudiado por el doctor Lars. E Kelund encontrando que mientras más bajo era el nivel de acondicionamiento físico mayor era el riesgo por enfermedad cardiovascular (3).

Por eso es que su tratamiento es de gran importancia, teniendo en cuenta los siguientes aspectos:

– El control del aumento del peso.

– Aumentar la actividad física (ejercicios aeróbicos de 45 a 60 min.)

– No fumar.

– Aumentar la ingesta de frutas, verduras para aumentar la incorporación de sales minerales como son el potasio y el calcio.

– La ingesta de grasa debe de ser menor al 20 % del total de calorías consumidas en el día.

– Las técnicas de relajación que tienen como objetivo combatir el estrés y la ansiedad de la vida diaria.

La actividad física incrementa el volumen de sangre circulante en el organismo, y consecuentemente aumenta también la irrigación a los músculos y tejidos. El mejoramiento de los vasos sanguíneos existente en dicho tejido, debido a la actividad física, tiene un efecto positivo sobre la presión arterial (3).

El ejercicio físico reduce de manera significativa la presión arterial sistólica y diastólica, tanto en normo tensos, como en pacientes afectados de hipertensión arterial de ligera o moderada. La actividad física contribuye a la regulación neurovegetativa y por consiguiente, a un control más adecuado de la HTA de manera fisiológica (3).

El incremento de la corriente circulatoria, provocado por la actividad física, pone a la disposición del cerebro más oxígeno y más glucosa, elementos indispensables para el funcionamiento de la mente. La persona que inicia un plan de ejercicios, pronto descubre que han desaparecido algunos de los síntomas que relacionaba con la tensión, como por ejemplo la cefalea (3).

Atendiendo a su mayor o menor grado de sobrepeso para la talla, la obesidad puede considerarse:

  • Ligera, sobrepeso entre el 20 – 29 % del peso ideal.

  • Moderada, sobrepeso entre el 30 – 39 % del peso ideal.

  • Severa, sobrepeso entre el 40 – 99 % del peso ideal.

  • Masiva, sobrepeso entre 100 % y más.

Cuáles son las causas de la obesidad, las personas aumentan de peso cuando el cuerpo recibe más calorías de las que quema. Estas calorías adicionales se almacenan como grasa, la cantidad de sobrepeso que lleva a la obesidad no se acumula en pocas semanas o meses. Dado que ser obeso es más que tener unas cuantas libras de más, generalmente las personas obesas han ingerido más calorías de las necesarias durante años. (7)

Los genes (pequeñas partes del ADN que las personas heredan de sus padres y que determinan características tales como el color del cabello) a menudo desempeñan un papel importante en el aumento de peso. Algunos de tus genes le dicen a tu cuerpo como metabolizar los alimentos y como utilizar las calorías adicionales y grasa almacenada. Algunas personas queman calorías más rápido o más despacio que otras debido a sus genes.

La obesidad puede ser hereditaria, pero es difícil determinar hasta qué punto depende de los genes. Muchas familias comen los mismos alimentos tienen los mismos hábitos (como comer snack frente al televisor) y tienden a pensar de manera similar sobre los temas relacionados con el peso (por ejemplo, le insisten a los niños a que coman mucho para ponerse "grandes y fuertes"). (7)

Todas estas situaciones pueden contribuir al aumento de peso, por lo tanto a veces es difícil determinar si una persona nace con una tendencia a la obesidad y el sobrepeso o si aprende hábitos alimenticios y de ejercicio que la llevan a aumentar de peso.

En la mayoría de los casos, los problemas relacionados con el peso surgen de una combinación de factores genéticos y hábitos. Algunas enfermedades, como los problemas de la glándula tiroides o las alteraciones genéticas infrecuentes, son causas poco comunes del aumento de peso.

Algunas veces, las emociones también pueden estimular la obesidad. La gente tiende a comer cuando esta afligida, ansiosa, triste, estresada, o incluso aburrida. Después de comer demasiado, estas personas se sienten culpables y comen más para enfrentar esas emociones negativas, de este modo, crean un círculo difícil de romper. (7)

Uno de los factores más importantes en el aumento de peso es el estilo de vida sedentario. Actualmente, las personas son mucho menos activas que en el pasado, ya que ocupan su tiempo libre frente a la televisión, las computadoras y los juegos de videos. Nuestras vidas están dominadas por los automóviles; de hecho, muy poca gente camina o utiliza una bicicleta para ir a algún lugar. Cuanto más ocupados estamos, menos tiempo tenemos para cocinar comidas saludables; por lo tanto, cada vez más gente come en restaurantes, compra comida para llevar o compra comidas rápidas en almacenes o comidas preparadas para calentar. Todas estas comidas por lo general contienen muchas más grasas y calorías que las caseras, preparadas a partir de alimentos frescos.

La cantidad de personas obesas están aumentando. En el mundo, hay aproximadamente 1.200 millones de personas con sobrepeso y al menos 300 millones de estas, son obesas, a pesar de que la obesidad es uno de los 10 riesgos para la salud más fáciles de prevenir, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. En los Estados Unidos, más de 97 millones de adultos (es decir, más de la mitad) tiene sobrepeso y aproximadamente uno de cada cinco adultos es obeso. (7)

Entre los adolescentes y los niños mayores de 6 años, más del 15 % esta excedido de peso; esta cifra triplica la cantidad de personas jóvenes que tenían sobrepeso en la década del 70". En los Estados Unidos, al menos 3000 000 muertes por año están asociadas con la obesidad.

De qué manera la obesidad puede afectar tu salud

La obesidad es nociva, tanto para el cuerpo como para la mente. No solo hace que la persona se sienta cansada e incómoda, sino que además puede deteriorar las articulaciones y someter a otras partes del cuerpo a un esfuerzo adicional. Cuando una persona esta excedida de peso, le cuesta más seguirles el ritmo a los amigos, hacer deportes o simplemente caminar de un aula a otra en la escuela. La obesidad también está asociada a problemas respiratorios, como el asma y la apnea nocturna, así como a problemas en las caderas y las articulaciones de las rodillas, que pueden hacer necesaria la cirugía.

La obesidad también puede tener consecuencias más graves, en personas jóvenes, puede provocar enfermedades que antes se consideraban únicamente un problema de adultos, tales como la hipertensión, altos niveles de colesterol, enfermedades del hígado y diabetes tipo 2, una enfermedad que implica que el cuerpo tiene dificultades para convertir los alimentos en energía, lo que provoca niveles elevados de azúcar en la sangre. A medida que pasan los años, la gente obesa tiene más probabilidades de desarrollar una enfermedad coronaria, un fallo cardiaco congestivo, problemas de la vejiga y en las mujeres, problemas en el aparato reproductor. (6)

La obesidad también puede provocar un derrame cerebral, implicar mayores riesgos de algunos tipos de cáncer, como el de mama o de colon, e incluso causar la muerte. Además de otros posibles problemas, la gente obesa tiene más probabilidades de estar deprimida.

Cómo puedes evitar el sobrepeso y la obesidad, la mejor forma de evitar estos problemas de salud consiste en mantener un peso saludable y las claves para mantener un peso saludable son hacer ejercicios de forma regular y tener buenos hábitos alimenticios.

Para mantenerte activo, intenta hacer ejercicio durante 30 o 60 minutos todos los días. La actividad física tampoco tiene que ser extenuante, caminar, nadar, son buenas maneras de quemar calorías y te ayudan a estar en forma. Realiza las siguientes actividades para mantenerte en movimiento:

Sal a dar un paseo.

Utiliza las escaleras en lugar del elevador.

Camina o utiliza la bicicleta, en lugar del automóvil.

Si tienes que usar el automóvil, estaciónalo lejos del lugar al que te diriges y recorre esa distancia a pies.

Colabora con las tareas del hogar, como aspirar, lavar el auto o limpiar el baño; todas estas tareas queman calorías.

Alterna actividades para no aburrirte: prueba correr, andar en bicicleta, en patineta…. las posibilidades son infinitas.

Limita tú tiempo frente al televisor o los juegos videos; hasta leer un libro que te consume más calorías.

Ve a bailar. ¡Puedes quemar más de 300 calorías por hora!

Comer bien no significa hacer dieta constantemente para perder unas cuantas libras. En lugar de eso, intenta tomar decisiones saludables todos los días:

Las bebidas gaseosas, los jugos de frutas y las bebidas deportivas contienen mucha azúcar, bebe leche descremada o sin grasa, o agua.

Come al menos cinco raciones de frutas y verduras por día.

Evita los restaurantes de comida rápida, si no puedes, intenta ingerir comidas más saludables.

Antes de comenzar a intentar bajar de peso debes visitar al doctor y un dietista. Con su ayuda, puedes idear un plan seguro, que se basa en comer bien y hacer ejercicios.

Tal vez también quieras llevar un diario de actividades y alimentos. Registra que comes, cuando haces ejercicios y cómo te sientes. Los cambios pueden llevar tiempo pero ver los avances por escrito te ayudaran a mantenerte fiel a tu plan. También puedes participar de un grupo de apoyo; consulta en el hospital local o busca en la sección de salud del periódico para ver si hay grupos que se reúnen cerca de donde te encuentras. Sobre todo, rodéate de amigos y de familiares, ya que ellos estarán allí para brindarte apoyo y ayudarte a enfrentar estos importantes cambios en tu vida. (6)

Un equipo de la Escuela Johns Hopkins de la Salud Pública (EEUU) y de la Universidad de Cienfuegos estudio la crisis disparada en los años noventa por el colapso de la Unión Soviética y determinó que esta nueva situación hizo que la actividad física aumentara y que disminuyera la obesidad entre los habitantes de la isla (6).

Según el estudio, la falta de combustible obligó a los cubanos a dejar sus autos y usar bicicletas para desplazarse, al tiempo que disminuía dramáticamente la cantidad de calorías de sus dietas.

Como resultado, disminuyó también el número de las muertes por diabetes, enfermedades coronarias y paros cardíacos, según el estudio. Entre 1997 y el 2002, las muertes causadas por diabetes cayeron al 51 %, la mortalidad por problemas coronarios al 35 % y los paros cardíacos al 20 %. En prueba, fueron relacionados los grandes efectos sobre la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad de todo tipo, sostenida a la pérdida de peso de la población como resultado de la mayor actividad física y reducida ingestión de calorías. (6)

Existen falsas creencias para bajar de peso como son: los baños de vapor, la cera parafina, los masajes, las dietas de moda, los laxantes, las infusiones y beber agua caliente, entre otras.

Para la prevención de la obesidad existen varias premisas a seguir:

El obeso debe luchar para detener su obesidad, el sobrepeso impedir llegar a convertirse en obeso. El normopeso debe conocer que con la edad existe una tendencia natural a ganar peso.

Existen varias reglas de la salud las cuales el paciente debe cumplirlas, estas se basan en: educarse, comprometerse a mejorar hábitos alimentarios. Deben combatir el sedentarismo, elevar su autoestima y consultar a un especialista cuando presente dificultades.

Para que el ejercicio sea más eficaz, consuma agua a temperatura ambiente, realizar los ejercicios en lugares agradables, cuando realice estos mantenga una postura correcta. Debe usar un calzado y medias adecuadas, vestir con ropas acorde con la actividad que se va a realizar y usar sostén. No hacer los ejercicios por obligación y debe usar una correcta respiración.

Cuando se realizan ejercicios físicos existen errores que son frecuentes por los pacientes y que estos deben conocer como son: ser practicante de fin de semana, realizar demasiados ejercicios sin descansar, ir al gimnasio a competir con los demás, hacer ejercicios en ayuna, practicar hasta el dolor, forzar el cuerpo estirándolo, realizar ejercicios bajo el sol, no calentar adecuadamente, querer bajar en poco tiempo, exagerar en los ejercicios de fuerza, entre otros.

El Dr. Louis Aronne, Profesor Asociado de Medicina de la Escuela Médica de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, plantea que el tratamiento de la obesidad con dietas convencionales, se observa una buena respuesta en los primeros 6 meses, seguido generalmente por una recuperación del peso perdido, hecho este que es desilusionante. Los tratamientos convencionales no son útiles en el largo plazo. Sólo algunos pacientes logran mantener el peso, ya que siguen con la dieta y hacen ejercicios físicos. Lo que sabemos ahora es que mientras el paciente está tratando de perder o mantener el peso, está luchando contra un mecanismo muy poderoso que está tratando de mantener su peso corporal (3).

Existen muchos tipos de dieta como diversidad de hábitos alimentarios o necesidades energéticas, esto implica que debemos tener presentes entonces algún tipo determinado de forma de nutrición, atendiendo el estado de salud, de las condiciones laborales, del clima, de gustos y preferencias o de convicciones religiosas entre otras. Sin embargo cuando nos planteamos la necesidad de disminuir de peso, pensamos en un plan alimentario de restricciones calóricas, pero es muy importante respetar las necesidades energéticas elementales del organismo (3).

Otros autores se refieren a las dietas de combinación de alimentos o dietas disociadas, estas dietas aconsejan no consumir en la misma comida, ácidos y almidones, almidones y alimentos proteicos, grasas y proteínas, esto conlleva al concepto de consumir ciertos alimentos en la misma comida. Se sostienen razones de digestibilidad, como la competencia que se establece entre dos alimentos por la misma enzima, o la neutralización de un segmento por sustancias ácidas, estos enunciados es puramente teórica y no cuentan con pruebas científicas.

Conclusiones

Los planes alimentarios y las dietas deben ser orientados y supervisados por el médico, dietista, nutriólogo u otro especialista de esta esfera, las dietas deben satisfacer las necesidades energéticas de las personas a las cuales van dirigidas, creando un correcto equilibrio entre el aporte calórico y el gasto energético. Si este desequilibrio se rompe y sobre todo en la persona que está realizando actividad física sistemática puede constituir un factor de riesgo durante la realización de la actividad física.

Bibliografía

1. Amador Manuel (1996) Seminario Taller sobre la Obesidad en América Latina. Revista Cubana de Alimentación y Nutrición. Enero-Junio 49-52.

2. Cepero Acosta, Jenny Bon (2001).Influencia del Ejercicio en la Etapa Climatérica de la mujer. ". Trabajo de Diploma. ISCF Ciudad Habana.

3. Colectivo de Autores (1998). Reduciendo los riesgos se mejoran los resultados de la salud en la obesidad. Publicación Orlistat.

4. Díaz Borges, Elaine (2000). Influencia de un Programa Educativo de Ejercicios Físicos, Dieta y Sauna para pacientes obesos, que asisten al ISCF "Manuel Fajardo". Trabajo de Diploma. ISCF Ciudad Habana.

5. Díaz de los Reyes, S y A. García Álvarez (1985). La Cultura Física Terapéutica y su influencia en la obesidad. En: Grupo Nacional de Áreas Terapéuticas de la Cultura Física. Departamento Nacional de Educación Física. INDER. Los Ejercicios Físicos con fines terapéuticos II. La Habana: 145-156.

6. Fonseca Castillo, Reynerio (2003).Experiencia de un programa integral aplicado a pacientes obesas en el proyecto actividad física y salud del ISCF, ¨Manuel Fajardo¨, en colaboración con el Hospital Clínico Docente Quirúrgico¨Joaquín Albarrán¨.Tesis de Maestría. ISCF C. Habana.

7. García Pedraja, Humberto y Lemus Moreno, Pedro (1997). Evaluación de un Programa de Ejercicio Físico, Dieta y Sauna para pacientes obesos del Hospital Clínico Quirúrgico "Joaquín Albarrán". Trabajo de Diploma. ISCF C. Habana.

8. Mazorra Zamora, Raúl (1984). Actividad Física y Salud. La Habana, Editorial Científico-Técnica.

9. Muñoz Llanes, Yimia y David Prol Rodríguez (1997). Comparación de dos programas de ejercicios físicos para pacientes obesos del Hospital Clínico Quirúrgico "Joaquín Albarrán" y el ISCF "Manuel Fajardo". Trabajo de Diploma. ISCF C. Habana.

 

 

Autor:

Lic. Margarita Aguila Pérez.

Licenciada en Cultura Física. Especialista en Agente físico, Kinesiología y Rehabilitación Cardiovascular Integral. Profesora con más de veintisiete (27) años de experiencia en la docencia y la investigación. Profesora Asistente de la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana.

Lic. Andy Guzmán Crego.

Licenciado en Cultura Física. Profesor con más de diez (10) años de experiencia en la docencia y la investigación. Profesor Asistente del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría (ISPJAE) de la Habana.

Lic. Marlys Martínez Che.

Licenciada en Cultura Física. Especialista en Agente físico, Kinesiología y Rehabilitación Cardiovascular Integral. Profesora con más de ocho (8) años de experiencia en la docencia. Profesora Asistente de la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana.

Lic. Roberto Sollet Mercantete.

Licenciado en Cultura Física. Especialista en Agente físico, Kinesiología y Rehabilitación Cardiovascular Integral. Profesor con más de doce (12) años de experiencia en la docencia y la investigación. Profesor Asistente de la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana.

MSc. Vladimir Iglesias Olivares

Licenciado en Cultura Física. Master en Actividad Física Comunitaria. Especialista en Agente físico, Kinesiología y Rehabilitación Cardiovascular Integral. Profesor con más de treinta dos (32) años de experiencia en la docencia y la investigación. Profesor Asistente de la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana.

MSc. Gisel Arieta Perez.

Licenciada en Cultura Física. Especialista en Gimnasia Rítmica. Master en Actividad Física Comunitaria. Profesora con más de cinco (5) años de experiencia en la docencia. Profesora Asistente de la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana.

M.Sc. Lic. Sabino Enrique Alba Martínez.

Licenciado en Educación, en la especialidad de Educación Física. Master en Longevidad Satisfactoria. Profesor Auxiliar, con treinta (30) años de experiencia en la docencia y la investigación. Investigador agregado y profesor Auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de Granma.