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Vinculo, capitalismo e involución: La atrofia de los sentidos y la evitación del contacto


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Evolución y Adaptación
  3. Apego y vínculo
  4. Teoría de la Mente
  5. Estimulación y desarrollo cognitivo
  6. El modelo Capitalista como sistema Totalitario
  7. Desarrollo y felicidad
  8. Disminución de las Tasas de Natalidad
  9. Integración
  10. Conclusión

Introducción

El presente ensayo surge de una reflexión personal sobre el efecto que tienen las actuales dinámicas de interacción social, devenidas primordialmente del sistema capitalista, sobre nuestra forma de vincularnos con las demás personas.

Mi preocupación esencial no es hacer una crítica destructiva al modelo actualmente imperante, ni tampoco hacer un discurso político o social, sino más bien, mi intención es crear una discusión acerca de las consecuencias que nuestros estilos de vida están teniendo sobre todas las áreas del desarrollo humano, en especial sobre nuestra afectividad.

A través del análisis, iré profundizando temas que a simple vista parecen inconexos, y que incluso al tratar de desarrollarlos, voy sintiendo lo intrincado que se va haciendo el camino para establecer las relaciones causales. No resulta fácil relacionar el afecto con el capitalismo, incluso pareciera ser que a nivel de discurso estuviera prohibido hacerlo.

No obstante, con el paso de estas dificultades propias de entrelazar conceptos tan diferentes, se va dejando entrever un sentido lógico donde hasta las ideas más simples parecen encajar y enriquecer el contenido del texto.

Nuestros más íntimos descargos sobre el sistema económico actual, la presión que éste hace sobre nuestras vidas, el cómo nos aliena, así como también, el rechazo y la invalidación diaria que nosotros mismos hacemos de los afectos, sentimientos y emociones, toman un lugar preponderante en este ensayo.

Si bien es cierto, el tema propuesto tiene muchas vertientes que deben ser profundizadas en trabajos posteriores y/o por personas más expertas en cada uno de los temas presentados, para mí como autor y, en especial cómo psicólogo, es fundamental señalar la importancia del vínculo afectivo, la forma en que éste emerge y se moldea, así como también, las consecuencias que devienen de nuestras formas actuales de interrelacionarnos. Por lo tanto, el eje central de este ensayo estará en devolver la importancia que han perdido los conceptos de "vínculo" y "apego", y en recalcar lo fundamental que es la vida emocional y afectiva de cada persona en su desarrollo individual, social y también en el desarrollo como especie.

El valor del análisis de las relaciones de apego radica en que los modelos internos relacionales que emergen de nuestros primeros contactos sociales, afectan nuestras futuras respuestas cognitivas, emocionales y conductuales, por lo que estudiar el efecto del sistema capitalista en nuestra forma de enfrentar el mundo permite explicar las limitaciones que vamos teniendo afectiva y vincularmente.

En la revisión teórica que se propone para analizar el tema del apego, se hace énfasis en la importancia de la interrelación entre el bebé y sus cuidadores, sin embargo mi intención va mucho más allá, me propongo analizar cómo las circunstancias contextuales de nuestra sociedad moldean nuestra forma de enfrentar el vínculo ante los niños y en el cómo éstos deben desarrollarlo en sus años posteriores.

De la relación entre las formas de vida impuestas por el modelo capitalista y sus efectos en la vida afectiva y emocional de cada persona, se develarán las consecuencias que esta interacción tiene para la supervivencia de la especie y cómo va lentamente transformándose en una problemática de dimensiones desconocidas y que parece no tener fin.

La subordinación del afecto ante el capitalismo, pareciera ser una de las constantes a tener en cuenta cuando se habla del fortalecimiento del modelo, es decir, podríamos establecer una relación directa entre a mayor desarrollo y fortalecimiento del capitalismo es menor la expresión afectiva y emocional, y viceversa.

En este mismo sentido, el sistema económico actual hace que la participación del hombre en todas las actividades de la vida diaria estén a la base de un distanciamiento afectivo y vincular que desemboca en un alejamiento de los otros, en una percepción de inseguridad y de un mundo poco acogedor. Los comportamientos que suceden a este distanciamiento afectivo, que para este ensayo principalmente se centran en las bajas tasas de natalidad, cuestionan la capacidad adaptativa que como especie vamos teniendo para nuestro futuro.

Hablar sobre el capitalismo no es un tema fácil, existen defensores y detractores de esta forma de funcionamiento global, sin embargo sí se puede afirmar que es un tema que no pasa inadvertido, es más, es un argumento de debate en todos los niveles de organización social, desde los más a los menos doctos, es motivo de críticas y alabanzas, pero en definitiva se puede decir que todos tenemos una opinión sobre este modelo.

Mi análisis no quiere escapar de la reflexión simple y cotidiana que se puede hacer sobre el modelo capitalista y las consecuencias que éste tiene en nuestra forma de relacionarnos, por eso la profundidad con la que abordaré este tema está enmarcada a definir en qué consiste el modelo capitalista en un sentido general y ver cómo de esta definición se extraen formas de funcionamiento social y personal, es decir, una forma de entender y enfrentar la vida.

También, se hace necesario realizar una contextualización de las formas de vida actualmente validadas como sociedades modernas, las categorías de primer o tercermundista son un reflejo del cómo se va entendiendo el desarrollo de las sociedades a la base de las reglas y beneficios que se pueden obtener del capitalismo.

Hoy en día, cuando nuestro principal interés como sociedad moderna y globalizada está en lograr grandes avances y descubrimientos científicos, como por ejemplo el estudio del genoma humano o en el aumento y perfeccionamiento de la tecnología, que llevan aparejadas consigo la reducción del esfuerzo físico y la comodidad, surge una interrogante que cuestiona todos estos esfuerzos. La disyuntiva planteada radica en que si el concepto de "evolución" es todavía el eje de nuestras esperanzas de sobrevivencia, o bien, estamos ante el advenimiento de su opuesto, esto es de la "involución" o la aniquilación de la especie a través de una capacidad adaptativa que se está viendo limitada o que pareciera ser disfuncional.

Dentro del desarrollo de este escrito se han propuesto variadas fuentes de información para que el lector pueda profundizar en los temas que aquí se abarcan. La elección de las citas es por mi decisión exclusiva y personal. No obstante, es preciso señalar que los textos y artículos citados pretenden reforzar el pensamiento ensayístico, pero se reconoce que hay otras vertientes y opiniones de cada tema tratado. En resumen, se pretende dar un respaldo teórico a la reflexión y la profundidad o elección de cada texto citado, solo busca esta misma finalidad.

Para enfrentar el desafío que propone este ensayo, el análisis está basado principalmente en las teorías Darwinianas de la evolución y la selección natural, en el concepto del vínculo y del apego influenciados principalmente por las contribuciones de los trabajos de John. Bowlby[1]y, en el modelo actual de las relaciones interpersonales basadas en el predominio del modelo capitalista-globalizado.

En primer lugar, para las teorías evolucionistas el ser humano en gran medida depende de los otros para sobrevivir. No somos una especie bastantemente fuerte al nacer, es más, al parecer somos la que se tarda más años para estar preparado para vivir y enfrentar el mundo autónomamente. No obstante, vamos evidenciando, a través de las relaciones sociales, que cada vez existe menos tolerancia y una tendencia decreciente hacia el compartir con los otros, confiar en los demás, y lo que es aún más preocupante, vamos reduciendo nuestro interés en tener hijos y valorar la vida en familia, por el contrario, solo vemos éstos como un obstáculo en el desarrollo de nuestras metas personales e individuales. La idea de este apartado será principalmente centrar al lector en la importancia de los aspectos adaptativos que toda especie tiene para garantizar la supervivencia.

Después, señalaré la importancia y la función del vínculo como medio de sobrevivencia y como molde de nuestras futuras relaciones interpersonales y con el sí mismo.

Luego, abordaré el hecho de cómo el ser humano va progresando y se encuentra con nuevas capacidades cognitivas que, si bien, van proveyéndonos de mejores capacidades adaptativas, merman significativamente los vínculos interpersonales. Posteriormente, presentaré un análisis del sistema capitalista actual, con especial detenimiento en cómo éste influye en nuestras formas de vincularnos, así como también, en los conceptos bienestar y felicidad y en los valores que se desprenden de este modelo.

Siguiendo por este mismo camino, intentaré explicar cómo el modelo actual de interrelación social constituye un síntoma agobiante del malestar que el sistema capitalista provoca cuando se distancia de los temas afectivos.

En el apartado de integración pretendo relacionar todos los puntos anteriormente mencionados, además de dar algunas luces por donde deben ir nuestros pasos a seguir en el futuro, todo ello desde una visión personal.

Finalmente, concluiré con las ideas centrales del ensayo que permitan un cierre del tema propuesto, pero que también, motiven al lector a proseguir el estudio y análisis del ensayo que prosigo a entregar.

Evolución y Adaptación

El sentido de este apartado, no es hacer un resumen bibliográfico ni discutir sobre la teoría de la evolución de Charles Darwin[2]y las teorías modernas, sino más bien, hacer un breve resumen y una reflexión sobre la importancia que la evolución, como teoría y concepto, tiene para las especies.

La finalidad primordial de la que hablo, escapa a nuestras propias motivaciones conscientes del día a día. Es una función y un deber como especie, que ha permitido que nosotros podamos estar hoy en día, aquí y ahora, y por ende, debe garantizar que nuestros descendientes tengan la misma posibilidad. Esta función es la reproducción.

Vemos como en las teorías evolutivas se habla de las capacidades que va teniendo la especie para lograr un desarrollo de características que tienen como finalidad poder adaptarnos al mundo y lograr reproducirnos. Es así, como entendemos la teoría de la evolución como el modelo científico que describe la transformación evolutiva y explica sus causas. Ahora bien, para este análisis lo que nos compete es el resultado de estas transformaciones y lo que nos permite lograr.

Dentro de la teoría de la evolución se habla de la selección natural, la que consiste en la reproducción diferencial de los individuos, según su dotación genética, y generalmente como resultado del ambiente. Existe selección natural cuando hay diferencias en eficacia biológica entre los individuos de una población, es decir, cuando su contribución en descendientes es desigual.

La eficacia biológica de una especie puede desglosarse en componentes como la supervivencia (la mortalidad diferencial es la tasa de supervivencia de individuos hasta la edad de reproducción), la fertilidad, la fecundidad, etc.[3] Por lo tanto, se entiende que la función reproductiva es y seguirá siendo la función principal de la especie si es que pretendemos seguir en este planeta.

Dentro del pensamiento evolucionista se recalca la importancia de los factores genéticos y del medio, los primeros nos dan la predisposición para adaptarnos a los segundos, sin embargo, estos últimos también van actuando como agentes dinámicos en el cambio de los primeros, lo que muestra su interdependencia.

Apego y vínculo

Si nos detenemos un poco a reflexionar y fijamos nuestra atención en el desarrollo humano desde el instante mismo del nacimiento, podemos observar que ya en el recién nacido se evidencia la gran necesidad que tiene de un "otro", sin el cual estaría condenado a perecer, por lo cual desarrolla una dependencia íntima hacia su cuidador.

Según autores como Daniel Stern[4]se puede señalar que el apego en su origen, constituye una interacción diádica entre el bebe y su cuidador (generalmente la madre, que depende tanto de la capacidad de atender de la madre y la estimulación que ésta misma desarrolle hacia el bebé, así como también, de la capacidad que tenga el lactante para mantener y modular este intercambio. Juntos, desarrollarán una especie de coreografía biológicamente proyectada, la que servirá de prototipo para los ulteriores intercambios interpersonales que realizará el bebé durante toda su vida.

Además este autor, señala que el niño y quien le cuida, conjuntamente, contribuyen a la regulación del estado de atención, excitación y emoción del infante. Asimismo, la relación de apego está basada en la singularidad de cada díada, por lo que nos encontramos con formas de interacción variables, que dependen de la singularidad de cada bebe y su cuidador, y que en su gran mayoría cumple la función evolutiva de desarrollar la personalidad.

La teoría del vínculo, también subraya la gran importancia que el apego tiene en dos fundamentales áreas de la persona en desarrollo; primero, sirve como mecanismo de supervivencia para ser cuidado y satisfecho en sus necesidades más básicas (alimentación, abrigo, protección, etc.); y segundo, que generalmente es pasada por alto, la relación afectiva y la calidad de ésta, ayuda a la persona (bebé) a regular su estado emocional interno, otorgando gran importancia a la regulación del afecto como una vertiente necesaria y vital, y no solo como una causal de esta interacción.

Desde las perspectivas del apego, el afecto y la emoción emergen y se desarrollan desde la relación diádica, como una forma necesaria de autorregulación interna, la que con el paso de los años quedará asociada a las relaciones interpersonales que realizamos con los demás, y en especial, con las figuras más significativas de nuestra vida, lo que queda de manifiesto en el bienestar o malestar interno y subjetivo que sentimos cuando estamos en una relación directa con otra persona.

Para investigadores como Lecannelier[5]evolutivamente, desde nuestro nacimiento (y antes) estamos capacitados (activamente) para buscar un tipo de implicación personal subjetiva con otro significativo, que nos permite autoordenar una experiencia temporal y espacial, no estructurable de otro modo. Esto es, el ser humano está predeterminado genéticamente para lograr una relación con otros, y la singularidad de esta experiencia dependerá, tanto de la cantidad como de la calidad de la interacción que se tenga desde el momento del nacimiento, por lo tanto, la organización ínter e íntra subjetiva de la persona, como ser perteneciente de un grupo social, va a depender directamente de cómo se estructuren sus vínculos primarios. Aquí vemos como la búsqueda de implicación personal es necesaria y vital para entender el mundo desde un sí mismo organizado.

Siguiendo por esta misma línea de análisis, algunos autores sostienen que nacemos preparados para un número restringido de actividades y que están asociadas principalmente para búsqueda del alimento. Cuando recién llegamos a este mundo, carecemos de muchas habilidades y capacidades que nos permitan la sobrevivencia de manera autónoma, como por ejemplo caminar, hablar, el desarrollo completo de los sentidos, etc.

Una explicación propuesta para comprender nuestra fragilidad y dependencia durante los primeros meses de vida, sostiene que los nueve meses que dura la gestación no son suficientes para el desarrollo completo del cerebro, el cuál logra su maduración total durante los primeros años de vida. Para etólogos, antropólogos y estudiosos del desarrollo biológico humano, esto tiene una explicación basada en la evolución y adaptación de nuestra especie.

Si consideramos que el ser humano para sobrevivir y carente de otras habilidades o destrezas más desarrolladas que sus competidores, ha tenido que utilizar su inteligencia y su capacidad de raciocinio para poder adaptarse al medio, podemos inferir que aparejado al desarrollo creciente de habilidades cognitivas y de resolución de problemas, el cráneo ha ido también creciendo para poder almacenar nuestro cerebro cada vez mayor, especialmente por la masa encefálica. De lo anterior, se desprende que si naciéramos ya con nuestro cerebro maduro, es decir, con una cabeza del tamaño de un niño de 1 o 2 años, las embarazadas morirían al dar a luz, ya que no serían capaces de soportar el parto, o bien, los riesgos serían altísimos para los bebés.

Desde un punto de vista netamente evolutivo, queda claro que el éxito de la supervivencia en los alumbramientos se debe, en su gran mayoría, a la especificación de las funciones reproductivas filogenéticamente desarrolladas, es decir, el parto tal cual lo conocemos (plazos) es una garantía de supervivencia tanto para el bebé como para la madre. Sin embargo, el rol postparto de los cuidadores es fundamental para garantizar la vida del lactante hasta que este sea capaz de hacerlo por sí mismo.

Por otro lado, no podemos obviar el inmenso aporte que hoy en día tienen las técnicas de partos asistidos como las cesáreas y otras técnicas que favorecen el nacimiento, por lo que es importante destacar que asistimos a momentos en los cuales se puede alterar el parto tal cual lo conocemos. No obstante, esto es solo un aporte en lo que respecta al final del proceso reproductivo, es decir, de alumbramiento, ya que se necesitarán millones de años para que esos nuevos aportes científicos lleguen a ser asimilados evolutivamente por la especie humana, momento en el que quizás los embarazos sean más prolongados, o bien, el desarrollo del cerebro sea más completo a nivel fetal. Mientras tanto, debemos seguir garantizándonos la supervivencia de la forma tradicional, en especial a lo referido a los cuidados que necesita el lactante.

Con lo expuesto hasta aquí, sobre la función y desarrollo del apego, podemos ir vislumbrando y comprendiendo la íntima relación que tienen la inteligencia y el afecto en la vida de todo ser humano.

Autores como Konrad Lorenz[6]dan crucial importancia a la socialización que deben realizar los padres con sus hijos para garantizar su supervivencia. Es así como se han realizado variados estudios para evidenciar si existe una actitud de cuidado innata frente a los bebes o es solo algo social. En muchos estudios se confirma que, si bien es cierto, no es automática o generalizada en el cien por cien de los casos, sí existe un patrón general que impulsa a los adultos a tratar, hablar y comportarse de una forma distinta hacia un bebé que hacia otra persona mayor, y que radica principalmente en ser más delicados, atentos y cuidadosos con los bebés.

Ahora bien, y como ya he comentado, esta necesidad de ser cuidado y satisfecho, trae aparejada la forma de relacionarse y comprender el mundo, ya que la cercanía, constancia y permanencia del cuidador, tanto en calidad como en cantidad, junto a la predisposición temperamental del menor, va a sentar las bases de la interacción frente al mundo.

Para explicar este aspecto, se hace pertinente situarnos por un momento en el lugar de un lactante, quien carente de una forma de comunicación elaborada como la que tienen los adultos, no es capaz de dar a conocer exactamente sus necesidades, tanto porque no puede darse a entender, como por que no conoce o no sabe lo que necesita, y aun menos que debe solicitárselo a otro. Esto se da especialmente en los primeros meses de vida, cuando el otro no es percibido como un tercero, sino más bien como una extensión del sí mismo.

En sus primeros días y meses de vida, el niño comenzará a comprender que el mundo o el medio, representado por su cuidador, es capaz de satisfacerlo o no. Comienza a comprender que sus gestos y/o movimientos son capaces de ser entendidos por los otros y que a pesar que no puede hacer cosas por sí solo, puede, mediante la comunicación, obtener lo que necesita del medio.

Junto a la capacidad de poder comunicar, el bebe debe contar con que la madre o cuidador sea capaz de entender lo que él trata de expresar. Por ejemplo, si un lactante tiene hambre, tratará de comunicarle su necesidad a su cuidador, y si éste logra alimentarlo el bebe se sentirá satisfecho, por el contrario, si en vez de alimentarlo procede a cambiarle los pañales, el bebé procesará que a pesar de que manifieste su necesidad, está no será satisfecha. Si sumamos a esto un patrón constante de aciertos o bien, equivocaciones, se irá formando un tipo de confianza en el mundo que irá desde concebir el medio como contenedor, amistoso, predecible y confiable, o bien, su opuesto. Además, este ejemplo debe ser extrapolado a todas las actividades del lactante, las que incluyen juegos, estimulación, descanso, cuidados, etc.

Desde un punto de vista teórico clásico, tenemos que existirían tres tipos básicos de apego, sin embargo cabe mencionar, que hoy en día el estudio del apego se ha centrado en determinar subtipos y combinaciones entre los tipos primarios; y el análisis sigue progresando.

Para este ensayo solo haré referencia a los tres tipos fundamentales y cómo estos se van constituyendo en patrones personales de interrelación social.

Primero tendríamos un apego de tipo Evitante: son niños que mantienen un grado de proximidad de los padres y emplean sus recursos cognitivos para controlar lo exterior, anticipando las posibles situaciones de rechazo o indiferencia. Es un niño que en general guarda cierta distancia de los padres, y si los padres se acercan se pone rígido como una manera de limitar o reducir lo más posible el contacto emocional.

Una segunda categoría es la Ambivalente (Ansioso/Ambivalente): mantiene la proximidad con los padres en base a sus recursos afectivos. Estos niños presentan un comportamiento demandante con sus cuidadores, además de dificultades en lograr la autorregulación. Los padres de este tipo de infantes se caracterizan porque muestran modelos de crianza inconsistentes: sobreprotección/indiferencia. Los Ambivalentes establecen contactos basados principalmente en la demanda y entrega afectiva.

La tercera categoría es la de los niños de apego Seguro: no tienen dificultad para acercarse o alejarse de las figuras cuidadoras, y no presentan problemas para relacionarse con los padres, que se muestran alerta y sensibles a las señales y las comunicaciones de sus hijos. Es un niño que ha aprendido a predecir y comunicar el valor de muchas señales interpersonales; ellos han creado significados tanto cognitivos como afectivos[7]

Los tres estilos de apego, esto es, Evitativo, Ambivalente y Seguro, también pueden ser clasificados en dos grupos. Por un lado tendríamos el Apego Inseguro, constituido por el evitante y el ambivalente, y por el otro, el Apego Seguro. Esta subclasificación, es central en este análisis, ya que veremos como la seguridad y la inseguridad son modos distintivos de enfrentar la vida y las relaciones interpersonales en la edad adulta.

Feeney y Noller[8]han estudiado el apego adulto y señalan que existen diferencias significativas entre las personas con apegos evitantes, ambivalentes y seguro, respeto a la elección de pareja, las relaciones afectivas, la elección del trabajo, la religión, la satisfacción con la vida, etc. Con lo señalado por estas autoras, podemos inferir que el tipo de apego influye en casi todas las áreas de la vida adulta, por lo que su estudio y análisis son de vital importancia. También, estas investigadoras recalcan que el apego es algo constante en la vida de las personas, sin embargo, destacan la influencia de las situaciones, en especial las que tienen un gran impacto en la vida de las personas.

Un ejemplo de la influencia del tipo de apego en la vida adulta es descrito por Feeney y Noller[9]En su libro, señalan que los individuos seguros desean establecer relaciones íntimas, pero manteniendo un equilibrio entre la cercanía y la autonomía, es decir, se sienten cómodos con la cercanía, pero también valoran la autonomía y son más felices en relaciones que satisfacen estas dos necesidades. Para los individuos evitativos es fundamental mantener la distancia y evitar que los demás se acerquen demasiado. Su tendencia a limitar la intimidad podría estar motivada por su intensa necesidad de evitar el rechazo; o ,al contrario, por su preocupación por su autonomía…Los individuos ansiosos-ambivalentes, desean la intimidad en sus relaciones, aunque éstas suelen ser estresantes para ellos. Temen el rechazo y el abandono y pasan mucho tiempo preocupados pensando en sus relaciones. Buscan intimidad extrema y están dispuestos a renunciar a sus necesidades de autonomía para satisfacer sus necesidades de intimidad.

Hasta aquí hemos visto la importancia del apego, de los vínculos y de las relaciones interpersonales, los cuales tienen una función adaptativa y de sobrevivencia. Los comportamientos destinados a desarrollar estas funciones son manifestados desde el nacimiento, ya que anterior a este el bebé está en el vientre materno, donde cualquier necesidad que tenga es satisfecha sin tener que esforzarse, ya que su entorno (madre) se lo da. Debemos entender lo estresante del paso del útero al mundo exterior, es decir, del paso de la no-necesidad al mundo de la "necesidad", donde se pasa de la idea que el otro es parte de mí, para luego ser entendido como un tercero, del cual se depende.

Vamos creando, a través de las primeras interacciones, que emergen del sentirse necesitado, patrones de cómo entender e interaccionar con el mundo, y se mantiene hasta el final de la vida, ya las necesidades nos acompañarán siempre.

Tres ideas van tomando un mayor realce en este análisis. Por un lado, tenemos que, debido a nuestra principal característica distintiva como especie dominante de este mundo, esto es, la inteligencia y la razón, debemos depender desde nuestros primeros días del afecto de un cuidador; y por el otro, la garantía de esta dependencia radica en nuestra capacidad para provocar cuidado y para brindar esta protección. Al ser seres dependientes debemos desarrollar estrategias para elicitar conductas protectoras; de esta interacción deviene el apego.

En segundo lugar, la importancia nuclear del vínculo afectivo, que se desprende de la necesidad de otros, se basa en que las vivencias relacionales primarias modelan las formas de relacionarnos y de comprender el mundo, lo que marca decisivamente todas nuestras futuras relaciones e interacciones con otros y con el medio circundante.

Y por último, podemos destacar, que los conceptos de autonomía e intimidad son ejes centrales en la teoría del apego y van a determinar la forma en cómo nos vamos a relacionar con los otros, en especial, con nuestras parejas sexuales.

Teoría de la Mente

Con el devenir de interrelaciones entre lactante y cuidador, también se irá desarrollando lo que se conoce como teoría de la mente, que consiste en que el niño irá asociando las actitudes, gestos y acciones de su cuidador en situaciones determinadas a sus propias comunicaciones y necesidades internas.

La teoría de la mente es nuestra primera forma de psicología interna que tenemos, denominada psicología popular por J. W. Astington[10]y de la que va a depender el ser capaz de predecir y moldear los comportamientos de otros, respecto a nuestra propias acciones e intenciones y el de nosotros mismos al de los demás. Nuevamente queda de manifiesto lo fundamental de las primeras experiencias relacionales.

Astington, sostiene que somos psicólogos populares, queremos saber por qué las personas hicieron lo que hicieron y nos preguntamos que van a hacer. Predecimos y explicamos sus acciones a partir de sus estados mentales e inferimos estos mismos estados a partir de sus actos de habla y sus acciones. Hay siempre tres consideraciones básicas: la creencia, el deseo y la acción. Dadas dos cualesquiera de ellas, podemos inferir la tercera, por lo que constituyen conceptos nucleares dentro de la teoría de la mente.

La definición anteriormente expuesta cobra notable importancia para este análisis, ya que durante las interacciones vamos aprendiendo a conocer el mundo, conformado por las otras personas, el medio y las situaciones que emanan de estos factores. La forma de desenvolvernos ante ellos, así como también, la forma de interrelacionar con los demás, va a depender de la confianza que tengamos en que podemos controlar y predecir lo que sucede a nuestro alrededor. Es decir, la capacidad de que los otros comprendan nuestras necesidades y, al mismo tiempo, que tengamos la seguridad de que entendemos lo que los otros nos transmiten, va a condicionar nuestra forma de enfrentarnos con el mundo.

Podemos ver como se hace fundamental la calidad y coherencia en la comunicación madre-bebé. En muchos casos, no es difícil sorprenderse cuando advertimos que algunas madres son capaces de diferenciar casi exactamente lo que necesita su bebé, pareciera ser que entiende por qué llora, cuándo quiere jugar, comer o dormir, etc., es decir, pareciera que la madre está conectada con su hijo.

Esta última aseveración, sobre la conexión madre-bebé, es correcta, sin embargo tiene sus limitaciones. Nadie puede interpretar el cien por ciento de lo que el otro necesita, además que tampoco sería favorable que fuera de este modo, ya que el bebé debe ser capaz de crear nuevas estrategias para darse a entender a partir de las frustraciones o equivocaciones que vayan apareciendo en la interacción. La capacidad de aprendizaje que tenga el lactante, así como la estimulación del medio y su propia maduración fisiológica, juegan un rol preponderante en este sentido.

Por otro lado, cuando escapamos de los parámetros normales, esto es, cuando la madre no es capaz de leerle la mente a su hijo de forma adecuada, el infante va procesando que por más esfuerzos que haga para que lo alimenten o le cambien los pañales (llorar, chillar, etc.), esto parece no tener repercusión en su cuidador. Cuando se obtiene lo contrario, o bien la indiferencia, el bebé también va procesando que el medio no es capaz de contenerlo y poco a poco va desconfiando de su entorno.

Las constantes frustraciones que vaya sufriendo el recién nacido lo llevarán a buscar estrategias más sofisticadas para obtener lo que necesita, como la manipulación y las pataletas, las que con el paso del tiempo y la constancia de su uso, se irán instaurando como patrones rígidos de enfrentarse y obtener cosas del medio.

Estimulación y desarrollo cognitivo

Relacionado también con el apego, emerge una nueva arista que debe ser profundizada. Ésta corresponde a la estimulación precoz que reciben hoy en día los bebés.

La forma como son tratados los niños en la actualidad, esto es, hablándoles más, jugando más con ellos, etc., ha demostrado tener grandes y favorables efectos sobre el desarrollo de sus capacidades cognitivas. En la actualidad los niños nos sorprenden con su forma de razonar, con sus preguntas y con sus comentarios, los que en ocasiones provocan la sensación de estar ante una persona de mayor edad.

Al comparar nuestra propia experiencia como adultos con los niños de hoy, vemos que el nivel de abstracción de nuestros bebés, nosotros solo lo alcanzábamos tiempo después.

Una explicación coherente ante el mayor desarrollo cognitivo que los niños presentan, está al considerar que antiguamente, o más bien hace dos o tres generaciones atrás, existía la concepción de que los bebés debían estar tranquilos, con la luz apagada, en completo silencio, y al crecer no debían hablar directamente con los adultos o debían mantener niveles de respeto por la autoridad representada por sus mayores, incluidos los hermanos. Esto provocaba la inhibición de los contactos sociales, dando lugar a una baja estimulación cognitiva y sensorial. Por ende, el desarrollo de estas capacidades solo dependía del aprovechamiento de momentos de interacción obligada, como por ejemplo, lo constituían la alimentación, el cambio de pañales, el apaciguamiento ante los llantos, etc., y en un número reducidos de casos podía depender de situaciones o instancias en que el niño iniciaba o motivaba el contacto con sus mayores.

En la actualidad nos encontramos ante un vuelco de estas ideas. Se pasa a la acción y preocupación por estimular al bebé, por aprovechar cada minuto en el que está despierto para jugar con él, para hablarle, para estimularlo. Además los juegos de los cuales se dispone en estos tiempos ayudan aun más a este desarrollo, por lo que encontramos que de aquí en adelante, los niños van teniendo mejores habilidades de socialización, mejor capacidad de comprensión y llevan un adelanto significativo a nivel intelectual, tanto en calidad como en cantidad, respecto a las generaciones anteriores

Un efecto colateral a esta sobreestimulación, puede ser quizás el sobrediagnóstico de niños hiperactivos o con déficit atencional, ya que en la actualidad no existe una paridad entre el desarrollo intelectual y cognitivo de los niños y el sistema educativo y/o social al que deben adaptarse. Los atrasos en estas áreas como sociedad son muy alarmantes. Sin embargo, ésta es solo una reflexión que deberá ser desarrollada en otra ocasión, ya que no es la intención de este ensayo el corroborarla.

Lo que sí interesa, es ir evidenciando como la socialización va cambiando a raíz de la estimulación y el desarrollo temprano de habilidades cognitivas, y el cómo va impulsando a la sociedad, a adoptar nuevas formas de interacción. Aquí aparece otro aspecto importante a ser tratado, que es el desarrollo de la razón por sobre otras habilidades humanas.

Si entendemos la razón o la sabiduría en toda su dimensión, también debemos otorgarle gran importancia a cómo las capacidades cognitivas están a la base de nuestra capacidad de adaptación.

Inteligencia y adaptación forman una díada compleja e interdeterminada. No obstante también, esta relación tiene una connotación existencialista, ya que es la misma inteligencia o capacidad de razonar es la que nos hace plantearnos preguntas fundamentales en nuestra vida, como quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos, etc., y que aún no tienen respuestas cien por cien satisfactorias. Estos cuestionamientos nos mantienen siempre al borde de la desesperación o, cómo podría denominarse, una claustrofobia vital, es decir, el sentirse atrapado dentro de una vida sin respuestas.

El desarrollo de la sabiduría y la infelicidad como tema de discusión ya se evidenciaba en el pasado. Incluso, advertimos que ya en la Biblia, en su inicio, se hace mención a este tema al hablar del pecado original, a la desobediencia a Dios y la tentación por comer la manzana del árbol de la sabiduría, por lo que el hombre es castigado con dejar el paraíso, es decir, la felicidad plena y eterna, y venir al mundo terrenal a buscar el perdón y la salvación, y a hacernos cargo de haber comido de este fruto.

De lo anterior, podemos interpretar que la vida constituye un camino que hay que recorrer para alcanzar la felicidad que en algún minuto perdimos. No obstante, seguimos cayendo en el mismo error para obtenerla, esto es, tratando de pensar en como alcanzarla en vez de vivirla.

Mencionar la relación entre cognición y felicidad se hace fundamental en este apartado, solo para subrayar que es la misma capacidad de pensar y de razonar la que nos hace estar y sobrevivir en este mundo y, al mismo tiempo, es la misma que no nos permite ser completamente felices, y por ende, como la felicidad es una búsqueda incesante en la vida del ser humano, va a determinar cuál es el modo de vivir tratando de alcanzarla.

El modelo Capitalista como sistema Totalitario

Otro aspecto central de este ensayo lo constituye el modelo capitalista y totalitario que vivimos en la actualidad. Este modelo se manifiesta como una hegemonía en la cual nos vamos desenvolviendo, incluso en áreas y situaciones tan cotidianas que ni siquiera somos capaces de darnos cuenta o asumir su directa influencia. Es por ello, que este apartado estará dedicado a analizar el sistema actual e ir vislumbrando en cómo éste afecta en nuestra forma de comprender y enfrentar el mundo, y en especial, referido a las relaciones interpersonales.

Podemos definir el capitalismo como el sistema económico dominante en el mundo, el cual es totalitario en el sentido, que ha ido abarcando a todos los países del globo y traslada su forma de funcionamiento a casi todas las actividades de nuestra vida diaria.

No queda claro para todos los autores cuál es el origen de este sistema económico, para algunos nace al final de la edad media, para otros con la revolución industrial y para otros es clave el descubrimiento de América en su génesis. Pero si hay bastante consenso en definir al capitalismo como el sistema económico de libre mercado.

A pesar que en un principio y para los más optimistas, el capitalismo era la esperanza de igualar al mundo en cuanto a posibilidades de desarrollo, se ha visto que esta idea no es tal; más aún, la teoría del desarrollo desigual propuesta por Samir Amin[11]muestra como existe una asimetría que caracteriza la relación centro-periferia, siendo el centro el más favorecido con la acumulación de los capitales y dejando a la periferia dependiente del desarrollo del centro. Para entender esto debemos señalar que en el centro estarían los países más desarrollados y ricos, quienes manejan los capitales y en la periferia estarían los países del tercer y cuarto mundo, quienes necesariamente deben ajustarse a la dinámica de los más poderosos.

Es así, como se va desarrollando un modelo de supervivencia basado en la idea de progreso, es decir, de surgir, de avanzar, y de acumular más y más, de lograr mayor poder y control sobre el mundo. Sin embargo, a medida que somos capaces de alcanzar estas mismas metas y de estar más preparados para enfrentar el mundo, ya sea por formación técnica, desarrollo social, cultural y, por que no decirlo, por el mismo desarrollo de la inteligencia y nuestras capacidades adaptativas que ya han sido tratadas, al parecer más inalcanzables se hace la satisfacción de nuestras necesidades.

Estas características propias del modelo capitalista imperante, son de crucial importancia en el devenir de la vida, ya que de aquí emergen las reglas que se deben seguir para lograr enfrentar el mundo, es decir, es un modelo que impulsa la idea de progreso, del desarrollo de la economía, del aumento de los capitales, del desarrollo del conocimiento teórico-técnico, principalmente asociado al crecimiento de los capitales, quedando de manifiesto que las ideas centrales son la acumulación, el crecimiento y el avance. Estas ideas presentan como común denominador el "movimiento", en contra de conceptos como la estabilidad o el equilibrio.

Ahora bien, la necesidad de ir avanzando e ir moviéndose junto con lo que propone el sistema, va creando un sentimiento de inseguridad constante, que se podría resumir en no quedarse atrás, en no ser anticuado u obsoleto, tanto en los valores y creencias, como también, en los objetos, posesiones y necesidades que se tengan.

Tanto en lo referido a lo inmaterial como lo material, se puede matizar que están en constante cambio y sofisticación, por lo que cada vez el alcanzarlas o en último término, el ajustarse a ellas, es más difícil y requiere dedicarle mucho más tiempo y esfuerzo para tal objetivo.

Es por esto, que en la vida de cada persona como unidad y, por ende, en la sociedad, se va impulsando el desarrollo de áreas o características que nos permitan alcanzar las metas propuestas por el sistema y se van dejando de lado otras actividades o áreas del ser humano que son igual de importantes. Éstas son catalogadas como menos interesantes, como una pérdida de tiempo, o bien, que no están dirigidas directamente al logro o a la satisfacción de necesidades imperiosas. Sin embargo, esto merece una lectura mucho más acuciosa y que impulsa este ensayo, que es la relación de este modelo con la forma de relacionarnos entre los seres humanos y nuestro medio ambiente, ya que es evidente que en está categorización de necesidades personales y materiales, así como en la elección de estrategias para alcanzarlas, está la directa influencia del modelo capitalista actual.

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