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Los dilemas culturales de la ansiedad: comprendiendo el Taijin kyofusho

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

  1. ¿Timidez o ansiedad social?
  2. Trastornos de Ansiedad son entidades comunes y variadas
  3. Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)
  4. Depresión residual
  5. Trastorno de Pánico
  6. Fobias
  7. Tratamiento para los Trastornos de Ansiedad
  8. Trastorno obsesivo-compulsivo: otro trastorno de ansiedad
  9. Trastorno por estrés postraumático (TEPT)
  10. Cómo recibir ayuda en los casos de trastornos de ansiedad
  11. El caso de Leo
  12. Taijin Kyofusho
  13. Diferencias y similitudes con la fobia social por nosotros estudiada
  14. En resumen
  15. Bibliografía

"En su obra magistral El Mito de la Enfermedad Mental, el eminente y erudito psiquiatra, Thomas Szasz, defiende la posición filosófica y teórica de que la psiquiatría y la psicología no pertenecen dentro del campo de la medicina, porque ambas carecen de la legitimidad que proviene del modelo tradicional de la última, con sus métodos bien establecidos. FEFL en: Donde se Aprende de la Personalidad Histriónica — La "Doctora" Artemissa, de la Acupuntura y de las Medicinas Alternativas, de la Enuresis."Leer más: http://www.monografias.com/trabajos49/histrionismo-medicinas-alternativas/histrionismo-medicinas-alternativas#ixzz3sRjn7SR7

En esta lección hacemos un estudio de las ansiedades y de sus tipos como muchos investigadores hoy las clasifican, con un resumen del taijin kyofusho. Otro síndrome cultura-específico que como el Hikikomori (ya por nosotros estudiado) será considerado.

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Para algunos autores, quizás víctimas gratuitas del deseo desmedido de clasificarlo todo, no existe una sola entidad conocida como la ansiedad o la depresión, en su lugar nos ofrecen siete variedades confusas de las mismas, mientras que otros — en audacia desmedida — suman a la confusión por ellos creada, métodos específicos para resolverlos.

Para quienes deseen revisar estos conceptos, aquí les señalamos el camino:

http://mentalhealth.about.com/od/problems/fl/The-7-Types-of-Anxiety-and-Depression-Which-Type-Are-

http://www.everydayhealth.com/columns/therese-borchard-sanity-break/steps-free-your-child-from-anxiety/?pos=1&xid=nl_EverydayHealthChildrensHealth_20151124

Y para quienes, como hacen algunos obsesivos, rumian con la asistencia de la numerología, aquí ofrecemos un sendero hacia el destino seductor de la numerología empírica:

http://entremujeres.clarin.com/astrologia/siete-7-significado-numero-magico-patricia-kesselman-columnista_0_1334274275.html

Prosiguiendo

¿Timidez o ansiedad social?

Cuando se habla de Trastorno de Ansiedad Social (TAS), nos referimos a un cuadro clínico determinado que se caracteriza por un temor excesivo y penetrante ante la posibilidad de sentirse evaluado negativamente por los demás en situaciones sociales.

Los japoneses poseen su propia variedad de esta condición, establecida por su cultura, conocida como Taijin Kyofusho. La cual consideraremos más adelante.

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Sistema nervioso entérico

En el TAS, algunas personas sienten un intenso miedo de anticipación, ante una determinada situación, como por ejemplo hablar en público. En otros, la ansiedad hace su aparición ante diversos escenarios en los que temen que su actuación o comportamiento pueda llegar a ser inadecuado o ridículo, como el prototipo: de ir a una fiesta, comer o beber en restaurantes, presentar un examen oral o relacionarse con personas a quienes desean impresionar.

En situaciones formales estas personas suelen tornarse ansiosos e hipercríticas de sus acciones reflexionando de este modo ¿Qué estará pensando la otra persona de mí? o ¿Qué se supone que debo decir a continuación?

Los niveles de ansiedad experimentados en dichos escenarios, pueden provocar el abandono de la ilación lógica de pensamientos ("mente en blanco"), responder con una ensalada incongruente de palabras, expresarse con monosílabos insulsos, comenzar a reír nerviosamente, o quedarse mudos en momentos inapropiados.

Ante la extrema ansiedad que provocan ciertas situaciones se desencadenan una serie de manifestaciones físicas involuntarias tales como: rubor o sonrojo, sudoración excesiva, temblores generalizados y de las extremidades, palpitaciones cardíacas, contracciones musculares, nauseas o molestias gastrointestinales, opresión estomacal (a veces, confirmando la existencia del Sistema Nervioso Entérico CNE del que hemos escrito en otras ocasiones), debilidad en las piernas, y deseos frecuentes de orinar.

Este trastorno trae asociado consigo, como principales complicaciones el abuso posible de alcohol y otras drogas, psicofármacos y sustancias similares para reducir la ansiedad y depresión.

Desempleo laboral, menores oportunidades de educación, déficit social, mayor dependencia económica, dificultades para formar pareja y, eventualmente, inhabilidad de mantenerse de manera estable en el matrimonio. Todos pueden ser corolarios finales de la presencia de esta condición en las vidas de algunas desafortunadas personas.

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Taijin kyofusho

Trastornos de Ansiedad son entidades comunes y variadas

Todos sabemos lo que es sentir cierta ansiedad: los hormigueos en el estómago antes de un primer encuentro romántico, la tensión que se siente cuando el jefe está enojado, la forma en que el corazón late si uno está en una circunstancia hecha difícil — a menudo –– por los propios temores.

La ansiedad no siempre es negativa, por su parte saludable, este afecto, induce a actuar. Nos anima a enfrentarnos a una situación difícil. En general, nos asiste en oponernos a ciertas situaciones adversas (o no), aunque las temamos.

Por su parte desfavorable, un trastorno de ansiedad puede hacer que la persona que lo padece, se sienta angustiado casi todo el tiempo sin ninguna causa aparente. O las sensaciones de intranquilidad pueden ser tan embarazosas que, para evitarlas, la persona hasta suspenda algunas de sus actividades básicas. O se pueden sufrir ataques ocasionales de agitación tan intensos que aterrorizan e inmovilizan la víctima.

Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)

Dice una víctima: yo siempre pensé que era aprensivo. Me sentía inquieto y no podía descansar. A veces estas sensaciones iban y venían. Otras veces eran constantes. Podían durar días. Me preocupaba por la cena que iba a ofrecer a mis amigos para la fiesta o cuál sería un regalo apropiado para alguien. Simplemente no podía dejar nada de lado. Vivía en constante desasosiego y nerviosidad.

Tenía serios problemas para dormir. Hubo ocasiones en que despertaba ansioso en la mañana o en medio de la noche. Me costaba trabajo concentrarme aún mientras leía el periódico o una novela. A veces me sentía un poco mareado. Mi corazón latía apresuradamente o me golpeaba en el pecho. Esto me preocupaba aún más.

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es mucho más de lo que una persona normal con ansiedad social experimenta en su vida habitual. Son preocupación y tensión crónicas y agotadoras aún cuando nada parece provocarlas. El simple hecho de pensar en confrontar el día provoca ansiedad.

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Depresión residual

La depresión residual frecuentemente acompaña a los trastornos de ansiedad y, cuando esto sucede, también debe tomarse en consideración. Los sentimientos de tristeza, apatía, anhedonia o desesperanza, cambios en el apetito o en el sueño así como la dificultad en concentrarse que frecuentemente caracterizan a la depresión pueden asimismo ser percibidos por estos individuos.

El TAG se presenta gradualmente y afecta con mayor frecuencia a personas en su niñez o adolescencia, pero también puede comenzar en la edad adulta. Es más común en las mujeres que en los hombres y con frecuencia ocurre en los familiares de las personas afectadas. Se diagnostica (de acuerdo a DSM5) cuando alguien pasa por lo menos 6 meses preocupándose excesivamente por varios problemas cotidianos de menor importancia. (Para 245 recursos acerca de la depresión por este mismo autor: http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=depresion%20larocca).

Trastorno de Pánico

Nos confía un paciente: lo mío comenzó hace 10 años. Estaba sentado durante un coloquio en un salón de conferencias y esta sensación salió de la nada. De pronto sentí que me estaba muriendo.

Para mí, un ataque de pánico es casi una experiencia violenta. Siento que me estoy volviendo loco. Me hace sentir que estoy perdiendo el control en forma extrema. Mi corazón late con fuerza, todo parece irreal y hay una fuerte sensación de desastre inminente.

Entre un ataque y otro (porque son repetitivos) existe este pavor y ansiedad de que van a retornar en fuerza de nuevo. El esfuerzo para tratar de escapar a estas sensaciones de espanto puede ser abrumador.

Síntomas de un ataque de pánico:

Palpitaciones

  • Dolores en el pecho

  • Mareos o vértigos

  • Náusea o problemas estomacales (CNE)

  • Sofocos o escalofríos

  • Falta de aire o una sensación de asfixia

  • Hormigueo o entumecimiento de los brazos y las piernas

  • Estremecimiento o temblores locales o generalizados

  • Sensación de irrealidad o despersonalización

  • Terror

  • Sensación de falta de control o de estar volviéndose loco

  • Temor a morir repentinamente

  • Sudoración profusa

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Quienes padecen de trastornos de pánico experimentan sensaciones de terror que les llegan súbita y repetidamente sin previa advertencia. Entre tanto, existe una continua preocupación de que en cualquier momento se va a presentar otro ataque.

El trastorno de pánico afecta al 1.6 por ciento de la población y es doblemente más común en las mujeres que en los hombres. Puede presentarse a cualquier edad, en los niños o en los ancianos, pero casi siempre comienza en los adultos jóvenes.

Las vidas de algunas personas, víctimas de trastornos de ansiedad, han llegado a hacerse muy restringidas porque evitan actividades diarias normales como ir al mercado, manejar un vehículo o, en algunos casos aún salir del todo de su casa. Básicamente, evaden cualquier situación que temen pueda hacerlas sentirse indefensas si un ataque de pánico sobreviene.

Se han hecho estudios que demuestran que un tratamiento adecuado, un tipo de psicoterapia llamada terapia de comportamiento cognoscitivo, medicamentos, o posiblemente una combinación de ambos, ayuda del 70 al 90 por ciento de las personas con trastornos de pánico.

Fobias

Las fobias, siendo comunes, aparecen en distintas variedades. Una fobia específica significa un miedo a algún objeto o situación determinada. Una fobia social es el miedo a colocarse en una situación sumamente vergonzosa en un medio público. Por último, la agorafobia, que frecuentemente acompaña al trastorno de pánico es el desasosiego que siente la persona de encontrarse en cualquier situación expuesta que pueda provocar un ataque de pavor o de la cual le sea difícil escapar si éste llegara a ocurrir.

Fobias comunes

Dice una víctima: tengo miedo de viajar en avión y por lo tanto ya no lo hago. Es una sensación horrible la que siento cuando se cierra la puerta del aeroplano y me siento atascado como si estuviera en una trampa. Mi corazón late fuertemente y sudo la gota gorda. Si alguien comienza a hablarme me pongo tenso y me preocupo. Cuando el avión comienza a ascender no logra hacer otra cosa que reforzar el miedo de que esté atrapado y de que no puedo salir de allí. Me imagino que estoy perdiendo el control, que mi mente danza como loca, que subo por las paredes, pero por supuesto, nunca lo hago. No me da miedo que el avión se estrelle o que nos toque clima turbulento. Es únicamente esa sensación de estar atorado. Siempre que he querido cambiar de trabajo tengo que pensar "¿va a ser necesario viajar en avión?" Por el momento solamente voy a lugares a los que pueda ir manejando o por autobús. Mis amigos siempre me dicen que, de todas maneras, no podría salirme de un vehículo que va viajando a altas velocidades así que ¿por qué los autobuses no me molestan? Yo les contesto, que comprendan, que éste no es un miedo racional.

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Muchas personas experimentan fobias determinadas, miedos intensos e irracionales a ciertas cosas o situaciones. Algunos de los más comunes son: ciertos animales domésticos o insectos, espacios cerrados, alturas, ascensores, túneles, cruzar puentes, entrar en el agua, volar y la presencia de sangre. Otros han elevado estas condiciones, de manera sensacionalista, al borde de lo absurdo. Por ejemplo véase esta "fobia":

Hippopotomonstrosesquipedaliophobia ¡pavor al uso de las palabras largas!

Las fobias no son únicamente miedos extremos, son miedos ilógicos. Una persona puede esquiar en las montañas más altas con toda facilidad pero siente pánico de subir al 10º piso de un edificio de oficinas. Los adultos con fobias comprenden que sus miedos son irracionales pero frecuentemente enfrentarse a los objetos o a las situaciones que las ocasionan o siquiera pensar en enfrentarlos, ocasiona un ataque de pánico o ansiedad anticipatoria severa.

Las fobias paralizantes atacan a más de una en cada diez personas. Nadie sabe exactamente qué las ocasiona aunque parece que poseen componentes genéticos-culturales y que son más comunes en las mujeres.

A propósito se especula que el Padre del Psicoanálisis, el propio Sigmund Freud, temía viajar en ferrocarriles, sufriendo de la llamada siderodromofobia.

Las personas con fobias en general, no sienten la necesidad de recibir tratamiento, si les es fácil evitar lo que les causa miedo. Sin embargo, en ocasiones tendrán que tomar decisiones importantes en su carrera o en lo personal para evitar una situación que les produzca ansiedad, como el miedo a volar.

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Hikikomori

Para la fobia de los exámenes, este autor ha publicado artículos de utilidad probada. (Para unos 249 artículos publicados por este mismo autor acerca del tema de la ansiedad en sus diversas configuraciones: /cgi-bin/search.cgi?query=ansiedad%20larocca).

Para los seguidores del método psicoanalista, es de mucha importancia comprender que las fobias representan situaciones interpersonales de dominación y control sobre personas allegadas específicas. (Véase la fobia de Mario: /trabajos106/ansiedad-como-sintoma-y-fobia-mario-como-control/ansiedad-como-sintoma-y-fobia-mario-como-control).

Fobia Social

Nos dice una paciente: yo no podía aceptar invitaciones ni ir a fiestas. Por un tiempo ni siquiera podía ir a mis clases. En mi segundo año de licenciatura tuve que quedarme en mi casa durante todo un largo semestre.

Mi miedo podía presentarse en cualquier situación. Sentía ansiedad aún antes de salir de mi casa y aumentaba al irme aproximando a mi clase, a la fiesta o adonde quiera que fuera. Sentía el estómago descompuesto y casi creía tener un virus. Mi corazón latía fuertemente, las palmas de las manos se me llenaban de sudor y tenía la sensación de estar separada de mí misma y de todos los demás.

Cuando entraba a un salón lleno de gente, me ruborizaba y sentía que todos los ojos estaban clavados en mí. Me daba vergüenza pararme en un rincón yo sola pero no podía pensar en qué decir a nadie. Me sentía tan obtusa que me quería escapar de inmediato.

La fobia social es un miedo intenso de llegar a sentirse avergonzado en situaciones sociales, especialmente de actuar de tal modo que lo coloque a uno en una situación apocada frente a las demás personas. Frecuentemente es hereditaria y puede estar acompañada de depresión o de abuso de alcohol y ciertas drogas adictivas, como el valium, para combatir la ansiedad.

Tratamiento para los Trastornos de Ansiedad

Muchas personas con trastornos de ansiedad pueden ayudarse con tratamiento. La terapia para trastornos de ansiedad frecuentemente incluye medicamentos o formas específicas de psicoterapia.

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Los medicamentos, aunque no son cura per se, pueden ser muy efectivos en ciertos casos para hacer tolerables los síntomas de ansiedad. Alerta siempre al hecho de que una mayoría de estos fármacos es adictiva.

Las investigaciones también han demostrado que la terapia de comportamiento y la terapia de conducta cognoscitiva pueden ser efectivas para el tratamiento de varios trastornos de ansiedad. (Véanse mis ponencias al respecto).

La terapia de comportamiento se concentra en cambiar acciones específicas y usa varias técnicas para disminuir o detener un comportamiento indeseable. Por ejemplo, una técnica entrena a los pacientes en ventilación pulmonar diafragmática, un ejercicio especial de respiración que consiste en concentrarse en ventilación lenta y profundamente, para reducir la ansiedad.

Esto es necesario porque las personas que tienen ansiedad frecuentemente sufren de hiperventilación, respirando rápidamente cantidades superficiales de aire que pueden provocar trastornos metabólicos, resultando en latidos rápidos del corazón, mareos y otros síntomas molestos. Otra técnica: terapia de exposición expone gradualmente a los pacientes a aquello que los asusta y les ayuda a conquistar sus miedos.

Aunque este trastorno frecuentemente se confunde con timidez, no son lo mismo. Las personas tímidas pueden sentirse muy incómodas cuando están con personas extrañas, pero no experimentan la extrema ansiedad al anticipar una situación social y no necesariamente evitan circunstancias que las hagan sentirse cohibidas. En cambio, las personas con una fobia social no necesariamente son tímidas.

Por ejemplo: un trabajador puede rehusar un ascenso en su trabajo por no poder hacer presentaciones en público o por miedo a volar. El miedo a un evento social puede comenzar semanas antes y los síntomas pueden ser muy fatigosos.

La ansiedad anticipatoria

Las personas con fobia social comprenden que sus emociones son irracionales. Sin embargo, experimentan una gran aprensión antes de enfrentarse a la situación que temen y harán todo lo posible para evitarla. Aún cuando puedan afrontar a lo que evitan, generalmente sienten gran ansiedad desde antes y están muy intranquilas todo el tiempo.

Posteriormente, las sensaciones desagradables pueden continuar con la preocupación de haber sido juzgados o con lo que los demás hayan pensado u observado respecto a ellos.

Aproximadamente el 80 por ciento de las personas que sufren de fobia social encuentran alivio a sus síntomas cuando se les ofrece tratamiento de terapia de comportamiento cognoscitivo, de medicamentos, o una combinación de ambos.

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TOC: ablutomanía

Trastorno obsesivo-compulsivo: otro trastorno de ansiedad

Escribe James: no podía hacer algo sin un ritual. Estos actos invadían todos los aspectos de mi vida. Para mí, era muy importante contar. En la noche, cuando ponía mi despertador, tenía que hacerlo en un número que no sumara un "mal" número. Si mi hermana tenía 33 años y yo 24, no podía dejar la televisión en el canal 33 o en el 24. Me echaba champú tres veces en lugar de una porque tres era un número de suerte y uno no lo era. Me demoraba mucho al leer porque contaba las líneas de cada párrafo. Si estaba escribiendo una tarea para mi examen en la escuela no podía tener cierto número de palabras en una línea si sumaban un mal número. Siempre estaba preocupado pensando que si no hacía cierta cosa mis padres iban a morir. O me afligía hacer algo que causara daño a mis padres lo cual era totalmente irracional. No podía usar nada que dijera Boston porque mis padres eran de ese lugar. No podía escribir la palabra "muerte" porque me preocupaba que algo malo sucediera.

Vestirme en las mañanas era muy difícil porque yo tenía una rutina y si me desviaba de ella, tenía que volverme a acicalar, comenzando de nuevo varias veces.

Yo sabía que esos rituales no tenían sentido pero no parecía que pudiera sobrepasarlos hasta que me sometí a terapia.

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno caracterizado por presentar pensamientos o rituales de ansiedad que uno siente y que no puede controlar. Si alguien padece de TOC, como se le conoce, puede estar plagado de pensamientos o imágenes persistentes indeseables o por la necesidad urgente de ejecutar ciertos ritos.

Se puede estar obsesionado con los gérmenes o la mugre y en ese caso se lava las manos una y otra vez, aunque sangren. Puede estar lleno de dudas y sentir la necesidad de reconfirmar las cosas repetidamente. Puede estar preocupado por pensamientos de violencia y teme hacer daño a las personas que están en su cercanía. Puede pasar largos períodos de tiempo tocando las cosas o contando. Puede estar preocupado por el orden y la simetría. Puede tener pensamientos persistentes de llevar a cabo actos sexuales que le son prohibidos o repugnantes. O puede afligirle tener pensamientos que van contra su religión y creencias ético/morales.

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Los pensamientos o las imágenes preocupantes se llaman obsesiones y los rituales que se efectúan para tratar de prevenirlas o disiparlas se llaman compulsiones.

Muchas personas saludables pueden aceptar tener algunos de estos síntomas de TOC, tales como revisar la estufa varias veces antes de salir de la casa. Pero se diagnostica el trastorno únicamente cuando dichas actividades consumen cuando menos una hora al día, son muy angustiosas o interfieren profundamente con la calidad de la vida.

Muchos adultos con este problema reconocen que lo que están haciendo no tiene sentido pero no logran evitarlo. Sin embargo, muchas personas, especialmente niños con TOC, pueden no comprender que su comportamiento está fuera de lo normal.

El TOC afecta a hombres y a mujeres aproximadamente en igual número y aflige a más de 1 de cada 50 personas. Puede aparecer en cualquier edad.

La depresión u otros trastornos de ansiedad pueden acompañar al TOC. Además, algunas personas con TOC sufren de trastornos del comer, generalmente de la anorexia nervosa, enfermedad que se caracteriza por obsesiones y compulsiones.

Trastorno por estrés postraumático (TEPT)

Escribe Jeanne: fui violada a los 25 años. Por mucho tiempo hablé de esa violación a un nivel intelectual como si fuera algo que le hubiera pasado a otra persona. Yo sabía muy bien que me había pasado a mí, pero sencillamente no existía una sensación interna reconocible. Por un tiempo me saqué el bulto de encima.

Entonces, de repente, comencé a tener recuerdos evocadores. Me llegaban como si de repente me tiraban un cubo de agua helada. Estaba aterrorizada. Repentinamente comencé a revivir la violación. Cada momento era espantoso. Sentía que mi cabeza se movía incesantemente, sacudiéndose, pero eso no era verdad. Me sofocaba o se me secaba la boca y mi respiración cambiaba a ser superficial y rápida, lo que me producía vértigos.

Estaba como suspendida. No sentía el cojín sobre el cual estaba sentada o que mi brazo estaba tocando un mueble. Parecía estar dentro de una burbuja como si flotara. Era de dar miedo. Tener recuerdos retrospectivos puede causar opresión. Lo dejan a una agotada.

La violación tuvo lugar una semana antes de Navidad y me siento como un hombre lobo cerca de esas fechas. El cambio a ansiedad y miedo es increíble.

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El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una condición sumamente debilitante que sigue a un evento de terror. Frecuentemente, las personas que sufren de TEPT tienen persistentemente memorias y pensamientos espantosos de su experiencia y se sienten emocionalmente paralizadas. El TEPT, conocido antes como sobresalto por proyectil (Shell shock) o fatiga de batalla, fue traído a la atención pública por los veteranos de la guerra en Vietnam pero puede ser el resultado de otros acontecimientos catastróficos. Incluyen violación sexual, graves accidentes como choques de automóviles o de trenes, desastres naturales como inundaciones, ciclones, tsunamis, tornados o terremotos, ataques violentos tales como asaltos, ser apresado como rehén, tortura, o ser testigos de espectáculos horripilantes. El evento que desata este trastorno puede ser algo que amenace la vida o seguridad de esa persona o la existencia de alguien cercano a ella. O bien, puede ser algo que presenció, como por ejemplo la destrucción en masa después de la caída de un aeroplano o la decapitación sanguinaria, de un ser humano inocente por fanáticos religiosos.

Cualquiera que sea la razón del problema, algunas personas con TEPT repetidamente vuelven a vivir el trauma en forma de pesadillas y recuerdos inquietantes durante el día.

Pueden también experimentar problemas de dormir, depresión, sensación de indiferencia o de parálisis o se sobresaltan fácilmente. Pueden perder el interés en cosas que antes les causaban regocijo y les cuesta trabajo sentir afectos positivos. Es posible que se sientan irritables, más agresivas que antes o hasta violentas. Ver cosas que les recuerdan el incidente puede ser insoportable, lo que podría hacerles evitar ciertos lugares o situaciones que les traigan a la mente esas memorias. Los aniversarios de lo que sucedió frecuentemente son muy difíciles. Estas últimas han sido estudiadas bajo el nombre de reacciones de aniversario.

El TEPT puede presentarse en cualquier edad, incluyendo la niñez. El trastorno puede venir acompañado de depresión, de abuso de substancias químicas o de ansiedad persistente. Los síntomas pueden ser ligeros o severos. Las personas pueden irritarse fácilmente o tener violentos arranques de cólera o de mal humor. En casos extremos, personas afectadas, pueden tener dificultad para trabajar o para socializar.

Eventos ordinarios pueden traer el trauma a la mente e iniciar recuerdos retrospectivos o imágenes intrusivas. Un recuerdo retrospectivo puede hacer que la persona pierda contacto con la realidad y vuelva a revivir el incidente durante un período de unos segundos o por horas o, muy raramente, por días.

En aquellas personas que tienen TEPT, los síntomas generalmente comienzan tres meses después del trauma y el curso del sufrimiento varía. Hay quienes se recuperan dentro de los siguientes 6 meses. Mientras que a otros, los síntomas les duran mucho más tiempo. En algunos casos, la condición puede ser crónica. Ocasionalmente, esta condición no se detecta hasta varios años después del trauma.

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Los medicamentos antidepresivos y los que se recetan para aminorar la ansiedad, pueden disminuir los síntomas de la depresión y los problemas de sueño. La psicoterapia, incluyendo la terapia de comportamiento cognoscitivo, constituye una parte integral del tratamiento.

Como parte de la terapia, en ocasiones, el exponerse a lo que el trauma evoca, como, por ejemplo, regresar a la escena de una violación, puede ayudar. Además, el apoyo de los familiares, de grupos de soporte mutuo y amistades comprensivas pueden acelerar la recuperación.

Cómo recibir ayuda en los casos de trastornos de ansiedad

Si usted o alguna persona a quien conoce tiene síntomas de ansiedad severos, lo mejor que puede hacer inicialmente es consultar su médico. El facultativo puede ayudarlo a determinar si los síntomas son debidos a un trastorno de ansiedad, a alguna otra condición clínica o a ambos. Más frecuentemente, el siguiente paso para recibir tratamiento es ser dirigido a un profesional de salud mental.

La terapia de comportamiento, específicamente una llamada prevención por exposición y respuesta, también ha demostrado ser útil en el tratamiento de estas condiciones. En el caso del TOC consiste en exponer a la persona al mecanismo detonante del problema y luego ayudar al paciente a hacer a un lado el ritual acostumbrado. Por ejemplo, hacer que toque algo sucio y que no se lave las manos después. Esta terapia frecuentemente tiene éxito en pacientes que completan un programa de terapia de comportamiento, aunque los resultados han sido menos favorables en algunas personas con TOC coexistiendo con la depresión, si la última es severa.

Entre los profesionales que pueden ayudar están los psiquiatras, los psicólogos, los trabajadores sociales y los consejeros especializados.

Condiciones coexistentes

Muchas personas padecen de un sólo tipo de trastorno de ansiedad y nada más, pero no es raro que un trastorno de ansiedad aparezca acompañado de otra condición asociada como la depresión, trastornos del comer, alcoholismo, abuso de substancias químicas u otro trastorno de ansiedad. Frecuentemente quienes padecen de un trastorno de pánico o fobia social, por ejemplo, también experimentan la intensa tristeza y desaliento asociados con la depresión, o se hacen adictos al alcohol, tranquilizadores u otras sustancias.

En esos casos, estos problemas también necesitarán estar a la mira.

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Recuerde, que cuando usted encuentra a un profesional del cuidado de la salud con el cual se siente satisfecho, ustedes dos estarán trabajando en equipo. Entre los dos podrán desarrollar un plan para su tratamiento del trastorno de ansiedad que pueda involucrar medicamentos, terapia de comportamiento, o terapia de comportamiento cognoscitivo, que ambos consideren apropiados.

El caso de Leo

Leo era un niño de muchos talentos. A la temprana edad de once años debatía a sus mayores y docentes en materias de ciencia y política. Como jugador de ajedrez se le consideraba virtuoso.

Su único defecto era que no sabía comportarse como el niño que fuera…

Leo se lamentaba de este modo: "Yo soy muy adulto… y a mí no me gusta…"

No gozaba de estabilidad en su hogar, porque sus padres no vivían juntos ni se llevaban bien. Ella viajaba, y él se ocupaba de un negocio pequeño de compra y ventas que tenía cerca del parque central de su aldea en las alturas de los Andes peruanos.

Vivían en la región montañosa del Valle del Río Urubamba, donde nos conociéramos durante un Congreso Psiquiátrico, a solicitud de un familiar del niño que era mi colega, residente en la ciudad de Chicago. El problema que a Leo más le molestara era que, cuando hablaba con su papá por teléfono, y, si éste criticaba a la mamá, por faltas improbables, que esa misma noche el niño mojaba la cama.

La enuresis…

Es una eliminación involuntaria de la orina en niños mayores de cuatro años de edad, que generalmente ocurre durante el sueño.

La enuresis no es expresión de inmadurez emocional ni de psicopatología severa, si no que puede ser, como en el caso de Leo, manifestación reactiva a estreses en el entorno donde vive.

La musculatura del músculo detrusor vesical que gobierna la emisión voluntaria de la orina no madura antes de los tres años. Por consiguiente, antes de esa edad, los niños no pueden controlar intencionalmente la descarga nocturna de orina,

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Durante el sueño normal, algunos niños son incapaces de percibir la señal neuronal informándoles que la vejiga está llena y que necesita vaciarla; porque debido a la profundidad del sueño no la pueden percibir.

Algunos estados de estrés en el niño pueden provocarla.

El remedio, en este caso, sería la intervención terapéutica con el padre. Involucro que éste rehusaría por miedo, a lo que "pueda descubrirse acerca de mí que no deseo saber".

Pero como dijera el famoso profesor Richard Jenkins, de Iowa State University: "La enuresis forma parte integral y normativa de la condición de ser niño."

La enuresis en sí no presagia problemas psicológicos, a menos que estos ya existan y que como síntoma, la enuresis los complique.

Leo, mejor dotado intelectualmente que su papá, dejó de mojar la cama con muy poca intervención terapéutica.

El retorno de Leo

En la adolescencia, Leo viajó a nuestra unidad en Saint Louis para tratamiento de un trastorno de ansiedad generalizada, secuela de un trastorno de comer.

Leo consiguió a los 19 años una "beca de terapia" a través de la United Church of Christ (UCC) (iglesia denominada en español como la Iglesia Unida de Cristo).

Sufría de anorexia nervosa atípica por aparecer en un varón y de un trastorno de ansiedad generalizada (TAG). (Véanse mis ponencias ambos respectos).

En la unidad en que ingresara como paciente, por serendipia, Leo se tropezó con un compatriota peruano llamado Jorge, de quien se todos se burlaban por ser muy amanerado, por estar obsesionado con perder de peso y con no ser gordo, y porque su nombre en inglés sonaba como "whore", (la palabra para prostituta), y el apodo que recibiera.

La terapia individual se condujo con sesiones tres veces semanales. Duró catorce meses.

La anorexia originó a los quince años cuando Leo fuera traumatizado siendo víctima de burlas de sus compañeros por ser obeso.

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Comenzó a dietar y, simultáneamente se sintió atraído por una amiga que lo rechazó porque lo creyera muy poco varonil.

A medida que las pérdidas de peso progresaron el mismo pariente psiquiatra, que lo refiriera originalmente, hizo los contactos para que el joven fuese tratado viajando a Saint Louis.

En la terapia el joven revivió traumas sexuales que sostuviera muy temprano en la vida cuando una prima de mayor edad lo asustó cuando le diera felación a la edad de ocho años. Lo que lo llenara de pánico por miedo a que ella le ocasionara daño a su órgano viril.

Durante la terapia, reportando sueños específicos, el paciente revivió sus ataques de terror y sus temores de haber perdido su masculinidad durante la violación sexual por la prima incestuosa.

Un sueño recurrente era acerca caída de la Torre de Pisa y la del desplome catastrófico de un avión transportando un equipo atlético en medio de una tormenta de nieve en los Andes.

A veces los ataques de ansiedad y pánico ocurrían dentro de las mismas terapias, en medio de la verbalización de temas de afectos profundos.

Temores de homosexualidad resaltaron a la superficie de sus comunicaciones y los pudo analizar y ponerlos a descansar, reduciéndolos. (Véanse mis contribuciones al tema de la terapia).

Desarrolló técnicamente una neurosis regresiva de transferencia, llegando a una recuperación total.

De inmediato y para proseguir, examinaremos el

Taijin Kyofusho

¿Qué es el Taijin Kyofusho?

Debido al hecho cultural de que los japoneses destacan el bienestar del grupo sobre los deseos del individuo, si se sufre de esta "fobia" (presunta), la persona puede sufrir intensamente de la posibilidad de que su apariencia y comportamientos personales son ofensivos y desagradables a otros.

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Vudú haitiano

Algunas personas enfocan en particular en olores del cuerpo, otras en la manera en que se muevan y, otros más en la forma de su cuerpo y sus apariencias físicas.

El miedo puede ser de algo mental en lugar de ser algo perteneciente a las apariencias del cuerpo.

Diferencias y similitudes con la fobia social por nosotros estudiada

Mientras que la fobia social se concentra en el miedo de ser avergonzado frente a los demás, las víctimas de taijin kyofusho temen abochornar a otros por virtud de su presencia o apariencia.

La diferencia es sutil y puede ser confusa.

Recordemos que, de acuerdo a las expectaciones culturales, la fobia social se basa en que la persona que la sufre teme las reacciones propias del individuo, mientras que la víctima del taijin teme las reacciones del grupo.

Ambas condiciones causan síntomas similares.

Ambas producen sonrojo facial, poco contacto visual, sufren de temblores corporales, padecen de dificultades de expresión verbal y sudan profusamente.

Trastornos gastrointestinales y deseo de escapar la situación intensamente son comunes en ambos trastornos.

Ambos grupos de personas se aíslan y distancian progresivamente de los demás para sobreponerse a sus temores.

Subtipos de Taijin Kyofusho

En el sistema diagnóstico japonés este síndrome se divide en cuatro categorías específicas, asociadas a una fobia especial.

  • Sekimen-kyofu: Miedo a ruborizarse

  • Shubo-kyofu: Temor a tener un cuerpo deforme

  • Jiko-shisen-kyofu: Miedo a la propia mirada

  • Jiko-shu-kyofu: Miedo al mal olor corporal

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Tratamientos de algunas fobias

La severidad de este trastorno

La psicología nipona lo divide en cuatro tipos, de acuerdo a su severidad:

  • Transitorio. Tipo, a menudo fugaz y de severidad moderada. Es más común entre adolescentes, aunque puede aparecer en cualquier edad.

  • Fóbico. El más común y es el que más se aproxima a la fobia social por nosotros conocida. Se considera crónico, aparece antes de los 30 años de edad, variando en severidad de moderado a severo.

  • Ilusorio u obsesivo. En esta forma, el individuo se preocupa con una imperfección específica de la que padece. La obsesión puede cambiar de lugar, afectando áreas del cuerpo y la mente. Tiene mucho en común con la anorexia nervosa.

  • Fóbico con esquizofrenia. Este representa un trastorno separado y más complicado. En esta situación la fobia se pasa por alto frente a la severidad de la psicosis.

Tratamientos

No siendo reconocidos en nuestro medio, las terapias japonesas de Morita aquí no se estudiarán

Seguir leyendo:

Para Taijin Kyofusho: http://www.brainphysics.com/taijin-kyofusho.php

Para Terapia Morita: http://www.moritaschool.com/read-me/

En resumen

En esta ponencia hemos revisitado en detalle la ansiedad como síntoma universal. Síntoma el cual, acompañado por la depresión, se encuentra presente en sus manifestaciones culturales, individuales y específicas en toda sociedad humana.

edu.red

Aunque sus causas permanezcan desconocidas, su presencia universal confirma su valor como elemento intrínseco a nuestra especie, con elementos presuntos adaptativos y evolutivos.

En una época en que nuestros avances científicos miran hacia la microbiología como solución etiológica al trastorno funcional/psiquiátrico, nos parece pertinente que miremos al hecho de que los animales más adamantinos de nuestras especies contienen en su estructura enormes cantidades de residuos de ADN, como algunos que existen en nuestras mismas células. Entre ellas, la mitocondria como residuo simbiótico bacteriano.

Entonces, en este mismo instante queda establecido nuestro reto de descubrir el eslabón que existe entre las bacterias y las enfermedades emocionales.

Sapere audere…

World’s toughest animal has tons of foreign DNA

Fin de la lección.

Partes: 1, 2
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