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Juan José Sicre Vélez: Tras la huella del escultor

Enviado por Joel Suárez Abreu


  1. Introducción
  2. Resumen
  3. Conceptos fundamentales
  4. La escultura en Cuba
  5. El artista y su obra
  6. Orden de citas
  7. Anexos

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Introducción

Hoy trato de asomarme a la vida de un artista de primera línea. No es mi intención convertirme en su biógrafo, ni pretendo que este trabajo sea el más completo ni extenso que se haya realizado sobre la vida y obra de Juan José Sicre Vélez y su incursión en la cultura cubana. No haré una síntesis biográfica de esta figura de la plástica, sino que estaré abordando aspectos de la vida y obra de este artista, que tal vez sea más conocido por foráneos que por los pobladores de su natal Carlos Rojas.

Resumen

El objetivo general es valorar la importancia de la obra de Juan José Sicre Vélez como ejemplo de artista de vanguardia consagrado con su obra. El significado de este trabajo radica en su contribución al fortalecimiento del valor "Identidad nacional y cultural". Como novedad científica se reconoce el hecho de contribuir a la formación de dicho valor mediante el estudio de la obra del artista.

Este trabajo se ha realizado en forma de monografía y lleva por título "Tras la huella del escultor", el mismo comienza con aquellas primeras expresiones culturales que tuvieron nuestros aborígenes; confeccionando brevemente un resumen de las etapas fundamentales de la escultura cubana, según fuentes consultadas y criterio de muchos especialistas, comenzando por la etapa colonial, después por la primera mitad del siglo XX, y seguidamente la etapa posterior al 1959 con el triunfo de la revolución cubana, hasta nuestros días, con el objeto de paso a paso comentar sobre el desarrollo de esta manifestación artística para poder llegar a conocer la figura principal de este trabajo, que es a consideración de no pocos, uno de los más importantes exponente de la escultura en Cuba; Juan José Sicre Vélez, fundador de la vanguardia escultórica cubana, quien legó al patrimonio tangible de nuestra patria un cúmulo considerable de obras, y realizó un especial tributo al más universal de todos los cubanos, nuestro apóstol José Martí: El símbolo que identifica a nuestra nación en el mundo; el monumento enclavado en la antigua Plaza Cívica, hoy Plaza de la Revolución, en la ciudad de La Habana, y otras obras como el monumento al soldado invasor que se encuentra en Mantua, Pinar del Río. Su vasta obra no se quedó en las fronteras de su natal patria, tiene obras en los Estados Unidos de Norte América, en República Dominicana, en Haití, entre otros. Cursó estudios dentro y fuera de Cuba que le proporcionaron los conocimientos necesarios para realizarse como escultor…

Capítulo I.

Conceptos fundamentales

Los conceptos fundamentales a tener en cuenta durante el desarrollo de nuestro trabajo son:

Vanguardia artística: Me ajusto a lo planteado en Wikipedia donde se plantea, "Tomando literalmente, el término implica ante todo la idea de lucha, de combate, de pequeño grupo destacado del cuerpo mayoritario, que avanza, que se sitúa por delante. En efecto, la vanguardia artística se manifestó como una acción de grupo, un grupo reducido, un élite que se enfrentaba, incluso con violencia, a unas situaciones más o menos establecidas y aceptadas por la mayoría, (…). La palabra vanguardia con relación al arte apareció por primera vez en el primer cuarto del siglo XX, en textos de los socialistas utópicos. No se trataba a la sazón de un grupo o de una tendencia artística en particular, sino, que el arte se presentaba en general como una avanzadilla de la sociedad, como la vanguardia de los dos sectores fundamentales, que trataban de transformar la sociedad: la ciencia y la industria. Esto introduce otro aspecto en el concepto de vanguardia: la vinculación con actitudes sociales progresistas que, en ocasiones, llevó a la consideración de que la vanguardia más auténtica, era aquella que junto a las innovaciones formales, implicaba un ansia transformadora de la sociedad, (…). La vanguardia artística es una búsqueda de renovar, experimentar y/o distorsionar un sistema de representación artístico. Implica innovación, ruptura de preconceptos". (1)

Identidad Nacional: Esta resulta "una determinación básica en la historia cubana desde hace más de un siglo. Como todas, es hija de una lenta y prolongadísima acumulación de rasgos, tomados, creados, reelaborados o recreados, de la vida cotidiana, los materiales míticos, las creencias, las expresiones artísticas y los conocimientos adquiridos de numerosas etnias, de sus choques, relaciones y fundiciones, de comunidades locales y regiones que compusieron el país" (2)

Vanguardia: (Cuba) Denominación genérica que se dio en nuestro país a la nueva forma de experiencia procedente de las diversas tendencias literarias y artísticas europeas que ya se cultivaban en la isla en los 20 del pasado siglo. Fenómeno mayoritariamente poético, los órganos más caracterizados del vanguardismo cubano fueron la Revista de Avance (1927-1930) y el suplemento dominical del Diario de la Marina dirigido por José Antonio Fernández de Castro. Surgido del seno del Grupo Minorista nace el vanguardismo cubano entre 1925 y 1930. Tuvo un breve período de desarrollo (3).

Capítulo II:

La escultura en Cuba

Las primeras expresiones culturales en la isla con cierto sentido artístico las hallamos entre los aborígenes que la poblaron: vasijas de barro, hachas petaloides de piedras simétricas, pulidas finamente, y dioses, son lo más característico de la cultura taína. Entre los objetos de uso ceremonial o religioso abundan los cemíes, que son ídolos o imágenes labradas y talladas en piedra, barro o madera, concha o madrépora y los dujos, asientos de madera dura como si fuera un banquillo de cuatro patas, cuyo espaldar terminaba muchas veces en una curva continuada con molduras simbólicas que son muy estimados por su valor, delicadeza y cuidado de la talla.

Acerca de la escultura cubana, también conocida por mucho tiempo como la Cenicienta de las Artes por su no permanencia en importantes sitios de exhibición, debido a que las críticas y estudios fueron, por lo general, pobres y escasos, lo cual generó una falta de información importante, existe hoy un vasto historial gracias a la colaboración de críticos, investigadores y artistas cubanos.

Por esto, cuando el tema a tratar, es sobre las esculturas y los escultores en Cuba, hay que comenzar con la vida colonial. Su historia y desarrollo se encuentran dispersos en un sinnúmero de catálogos, libros y las más diversas publicaciones; que en diferentes épocas los investigadores, historiadores y críticos se han encargado de que no se perdieran completamente. Podemos nombrar entre ellos a Luis de Soto, Gladys Lauderman, María de los Ángeles Pereira, Guy Pérez Cisneros, cada uno desde su visión particular, aportaron elementos de la historia de la escultórica cubana.

Luis de Soto fue el primero que se interesó por el tema de la escultura cubana del siglo XX y distinguió con claridad a los cubanos, de aquellos artistas extranjeros que sin haber visitado la Isla hicieron sus trabajaron por encargo, así como los que vinieron a nuestro país a realizar piezas y a exponer en los contados salones de exhibición que en los primeros años del siglo existían en La Habana. En una conferencia ofrecida en la Asociación de Pintores y Escultores de Cuba en abril de 1926 este hizo un recuento de los creadores que según él se habían destacado hasta entonces y de aquellos otros que consideraba dignos de atención en un futuro venidero. El implacable paso del tiempo ha puesto de manifiesto en la actualidad quiénes quedaron ubicados en la historia del arte escultórico cubano y quiénes desaparecieron, tanto por muerte, por falta de talento o debido a la decisión de las autoridades y de las instituciones de la época.

La historia de la escultura cubana según algunos estudiosos del tema, se puede dividir en tres etapas o momentos fundamentales:

Se considera como primera, la etapa colonial. Como todas las Artes de esa época, responderá a los cánones establecidos que provienen del exterior y a los intereses de las clases en el poder. Se mostrarán obras escultóricas con temas religiosos, funerales y conmemorativos. Ejemplo de ello es la Fuente de la India o de La Noble Habana del año 1837 creada por el italiano Giuseppe Gaggini. Esta obra, de carácter ambiental, fue trasladada desde Italia hasta La Habana por encargo del Conde de Villanueva don Claudio Martínez de Pinillos. Otras obras que ejemplifican este período son los trabajos escultóricos de gran relevancia que pertenecen a los monumentos funerarios en el Cementerio "Cristóbal Colón" (La Habana). Es importante aclarar que los autores de estas obras del siglo XIX provienen del extranjero, especialmente de Europa, por ello la estética de las creaciones responden a los estilos desarrollados en el Viejo Continente. Es válido aclarar que José Villalta Saavedra, quien ejecuta relieves y esculturas en mármol de Carrara en la entrada de la Necrópolis de Colón, es uno de los primeros artistas que conforman la lista de escultores cubanos junto a Miguel Melero y Guillermina Lázaro.

La escultura durante la Colonia es de un escaso valor artístico, elaborada con piedra del territorio cubano y mármoles importados. Fue importante la escultura religiosa vinculada al imaginario social de los criollos que trabajaban para las diferentes instituciones u órdenes religiosas.

En de La Habana del siglo XIX se incrementas los paseos arbolados y las fuentes con esculturas. Durante más de cuatro siglos, la escultura ha sido elaborada con materiales nobles y en estilos con formas tradicionales donde prima lo académico, formando parte del entorno visual del habanero en los espacios urbanos, y algunos importantes espacios interiores.

Una segunda etapa es la primera mitad del siglo XX. Cumpliendo con el ideal imperante en aquel momento, continúa la escultura en las primeras décadas del siglo; así se fueron erigiendo tantos monumentos en homenaje a los patriotas de las luchas independentistas como de aquellos que gobernaron en la Isla. De aquella época son el Monumento a Maceo, del año 1916, hecho por el italiano Doménico Boni; el Monumento a Máximo Gómez, de 1935, realizado por el italiano Aldo Gamba; el Monumento a Calixto García, por los norteamericanos Felix Weldon y Elbert Peets, entre otros. En este periodo surge el artistas a quien va dirigido este trabajo, Juan José Sicre, también otros como, Teodoro Ramos Blanco, Florencio Gelabert, Agustín Cárdenas, las conocidas escultoras de todos los tiempos, Rita Longa y Jilma Madera, dando paso a las líneas de la vanguardia estética.

Un tercer momento o periodo se desarrolló a partir de 1959. Con la llegada de la Revolución la producción escultórica tarda en cambiar su estructura de forma y de concepto, se continúan haciendo obras con reminiscencia de la abstracción y la cultura popular tradicional, los motivos aborígenes, figuraciones marinas y decoraciones tomados de la flora y la fauna aún cuando los sucesos de 1959 influyeran en las líneas estilísticas de la producción escultórica del período.

A finales de los años 60 se da inicio, como expresa la Doctora en Arte María de Los Ángeles Pereira, a la sistematización de grupos interdisciplinarios integrados básicamente por arquitectos y escultores.

Es difícil no comparar las diferentes manifestaciones de la plástica, siempre es necesaria esta comparación para poder hacerse una idea de cada momento cultural. En este caso, la pintura cubana se adelantó, en varias ocasiones, a la escultura. De este modo Mary Pereira enfatiza cómo el lenguaje pictórico se mantiene actualizado con las variadísimas tendencias que surgen a nivel plástico y cómo los jóvenes pintores obtuvieron el reconocimiento a través de sus creaciones a diferencia de la generación de escultores que emergieron en el mismo momento y tardaron en hallar su propio camino y hacerse sentir en el ámbito cultural: René Negrín, Jorge William Cabrera, Fausto Cristo, Juan N. Quintanilla, Alcides Rivera son algunos que conforman la lista de creadores de los años 70. Enrique Angulo, Evelio Lecour y José Villa, también de los 70, fueron, según la Doctora Pereira, los artistas que encontraron en la escultura monumentaria su camino, destacándose en esta vertiente. La escultura cubana de los 80, trajo para el ámbito cultural cubano múltiples y diferentes cambios, que resaltaron la década en cuanto a propuestas artísticas.

En la manifestación escultórica fueron desarrollándose eventos como: "La Escultura en la Revolución", en 1983; en 1985 el Salón de la Ciudad fue dedicado a esta manifestación, y en 1986, a propósito de la Bienal de La Habana, hace presencia la escultura. También se celebran los simposios de escultura ambiental en los años 1983 y 1988 y la exposición "Formas bajo la luz", conmemorando el quinto aniversario de la fundación del Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria y Ambiental (CODEMA), institución importante para la escultura cubana. Encontramos en estos años los nombres de Eliseo Valdés, Tomás Lara, Carlos González, Jorge Arango, Ramón Casas y María Elena Millán.

Así, la escultura fue tomando pasos agigantados en el panorama artístico, aflorando muchos más escultores con una obra relevante. Nombrar a todos los creadores que conforman el panorama escultórico en Cuba sería una tarea difícil y compleja, pero hay artistas que no se pueden pasar por alto, hablo de Juan Francisco, Rubén Torres LLorca, Florencio Gelabert Soto y otros más contemporáneos como Kcho (Alexis Leyva), Carlos Estévez, Abel Barroso, Los Carpinteros, Osvaldo Yero, Esterio Segura; Guillermo Ramírez Malberti, Rafael Gómez, Julio Neira, William Pérez, Saidel Brito, otros, que conforman la lista de escultores cubanos contemporáneos.

Capítulo III:

El artista y su obra

Un breve recorrido por el tema de la escultórica cubana y sus diferentes momentos, da paso a la historia de este escultor cuya obra monumentaria, está entre las primeras de Cuba.

Juan José Sicre Vélez (1898 -1974), nacido el 19 de diciembre de 1898 en el poblado de Cimarrones, hoy Carlos Rojas, perteneciente al municipio de Jovellanos, provincia Matanzas, estuvo casado con Silvia D. Escoubet. De esta unión nació, Jorge Sicre Escoubet que fue violoncelista en la orquesta sinfónica de Cleveland y luego enseñó en el "Juilliard School". Su nieto, Jorge Luis Sicre Gattorno, es pintor realizado en los Estados Unidos. (Nacido en 1958 en La Habana, es un pintor Cubano-Americano reconocido). Graduado de la Universidad de California en Santa Bárbara, sus trabajo artísticos pueden encontrarse en las colecciones del museo de arte "Housatonic" en Bridgeport, Connecticut, en el Museo de Arte Moderno Latino Americano en Washington, D.C, y en el "Bass Museum", en Miami Beach, Florida. Hijo de Jorge Sicre Escoubet y Candita Gattorno, psiquiatra de profesión. También tiene parentescos con el pintor de Vanguardia de primer rango de Cuba, Antonio Gattorno, y relaciones de parentesco con José Gómez, el abogado y más tarde crítico de arte del cubano; con Francisco Gattorno actor cubano; y con Clemente G. Gómez Rodríguez abogado y escritor cubano. Jorge Luis Sicre Gattorno creció en los adentros de Cleveland, Ohio.

Juan José Sicre Vélez, es fundador de la vanguardia escultórica cubana. Junto con Gattorno y el pintor Víctor Manuel introdujo estilos europeo en La Habana, y comenzó el movimiento de arte moderno de Cuba. Él contribuyó regularmente con la revista de vanguardia, Revista de Avance, que ayudó a establecer una identidad nacional cubana en las artes a partir de 1927-1930. Su formación académica transcurre primero en la Academia Villate en la Sociedad Amigos del País y posteriormente en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, graduándose en 1919. Ganó una beca del arte para ir a Europa donde estudió, entre 1920 y 1922 en la Real Academia de San Fernando de Madrid y después se traslada a París, ahí cursa estudios de talla directa con el español José de Creeft en la Grande Chaumière; entre 1925 y 1926 estudia en Trentacoste, en Florencia, Italia, volviendo a Cuba en 1927. A partir de este mismo año, ocupa la plaza de profesor titular en Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, que ejercerá durante toda la década del 30, impartiendo la asignatura de Modelado del natural. Ya para 1938 siendo profesor de la Escuela de Artes Plásticas Aplicadas de Caracas imparte la asignatura Talla directa, y en 1952 ocupa el puesto de Secretario en la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro, La Habana.

En 1926 realiza su primera exposición personal en la Societé París-Amerique Latine, en París. En Cuba expone por primera vez en 1927, en la Asociación de Pintores y Escultores de La Habana. Recibe diferentes premios en concursos y exposiciones: premio en el Concurso para el monumento al soldado invasor, La Habana, 1932, primer Premio en Concurso Nacional busto a América Arias, La Habana, 1937. Gana el concurso internacional para el monumento a José Martí, La Habana, 1939; primer premio en Concurso Nacional para erigir un monumento a Eugenio María de Hostos, Ciudad Trujillo, República Dominicana, 1939. En 1940 expone individualmente en la Universidad de la Habana, y participa en la importante exposición 300 años de Arte en Cuba.

Entre las numerosas obras ambientales que legó al patrimonio artístico nacional sobresale, especialmente, el monumento a José Martí en la Plaza Cívica de La Habana, hoy Plaza de la Revolución. La estatua de José Martí está formada por 52 bloques de mármol de Carrara y tiene una altura de 18 metros. Fue colocada en ese sitio en 1958 y está rodeada de 6 pilares que representan las antiguas provincias en las que se hallaba dividido el territorio cubano, con sus respectivos escudos. Según Víctor Pérez Galdós, "La idea de la construcción de esta plaza surgió a inicios de la década de 1940, cuando se convocó a un concurso internacional para levantar un monumento a José Martí en esa zona de la capital cubana donde antaño estuvo la Ermita de los Catalanes. En 1943 se emitió el fallo correspondiente, pero transcurrieron varios años antes de que volviera a hablarse del asunto.

En 1952 en vísperas del centenario del natalicio de José Martí, una comisión gubernamental desestimó el proyecto ganador del mencionado concurso y decidió que se erigiera el que había quedado en tercer lugar. Se alegó que su estructura vertical era más apropiada, pero el hecho despertó suspicaces comentarios y una aguda polémica de alcance nacional, toda vez que uno de los autores del proyecto favorecido era nada menos que el Ministro de Obras Públicas y además coordinador de las obras de la plaza.

Los gobernantes de turno, incapaces de invertir el dinero robado al patrimonio nacional en otra causa más noble que no fuera saciar sus apetitos burgueses, invocaron el nombre de Martí y mediante una recaudación pública forzosa reunieron los fondos necesarios para la edificación del monumento al Apóstol. Fue, pues, la generosidad popular y la admiración de los cubanos por Martí lo que verdaderamente permitió la construcción de esta obra, ejecutada mediante el diseño vertical y que fuera concluida totalmente después de haberse producido en Cuba el triunfo revolucionario. La toma del poder por el pueblo impidió que el régimen dictatorial afrentara a Martí con un homenaje hipócrita y convirtió el monumento al Héroe Nacional en un verdadero testimonio de respeto y admiración a su memoria" (…).

Juan J Sicre, no sólo fue el autor de esta obra monumental a José Martí, sino que tiene a su cargo la Talla y ensamblaje de la misma, los promotores del concurso después no quería acceder a pagar el premio en metálico al artista. En preguntas realizadas a personas mayores de 70 años de mi localidad, coinciden en que recolectaron un centavo cubano por trabajador, para costear el monumento, manifestándoles que el monumento podría ser visto desde cualquier punto de la Isla.

La obra monumento al soldado invasor, es otro de los legados tangibles que nos dejase el artista. Para tomar la decisión final en el concurso a la obra antes mencionada, se convocó un jurado compuesto por personalidades de nuestra cultura e historia, tales como el Dr. Salvador Salazar y Roig, catedrático de la Universidad de la Habana, y el Comandante del Ejército Libertador Alberto Antonio Salazar, entre otros, los cuales decidieron el proyecto del consagrado escultor Juan José Sicre Vélez y el Arquitecto José M. Bens y Ariarte; en 1932, en un acto celebrado en Mantua, se colocó la primera piedra, eligiéndose el centro de la vía pública, donde debía confluir la carretera Guane-Mantua con el inicio de la Calle real, actual Calle José Martí. Las obras comenzaron pocos meses después de esta ceremonia, siendo concluidas un año después de su inicio. Todos los materiales empleados en la obra, con excepción de las piedras de relleno y la arena, fueron traídos por mar hasta el puerto de Los Arroyos. Como dato curioso, vale mencionar que al fundir la columna que sostiene la escultura, se colocaron dentro del hormigón dos botellas lacradas conteniendo monedas y periódicos de la época, tal como era la costumbre. Es un pedestal de piedras de Jaimanitas que emerge de una base, sosteniendo en la cúspide un caballo de bronce y su jinete mambí, La altura total del monumento es de 9,80 metros.

Entre otros trabajos también de importancia que están bajo la mano de este artista de la plástica cubana, de la época republicana, se destaca; "Hombre sentado", yeso; "Arrodillada", bronce, 45 x 20 x 23cm, 1925, colección Museo Nacional, (La Habana); "Leda y el cisne", bronce, 36 x 31x 24cm, 1926, colección Museo Nacional, (La Habana); Busto de Emeterio Zorrilla, bronce; Busto de Lorenzo Frau Marsal, bronce, ca. 1926; "Dianilla", mármol, ca. 1926; Busto de José Martí, bronce y mármol, 21 x 17,5 cm, 1927, colección Museo Nacional, (La Habana); "Después del baño", yeso, "Descendimiento", yeso, 1,53 x 1, 07 x 10 cm, 1926; Mascarilla de Hubert de Blanck, yeso, 1932; Mascarilla de Rubén Martínez Villena, yeso, 1934; Mascarilla de Eliseo Grenet, yeso, 1950; Luis de Soto, bronce; "La Fuente de las Antillas"; piedra 1,35 x 2,27 x 2,27 m, colección Museo Nacional, (La Habana); bajorrelieves del panteón de la familia Steinhart, piedra, Cementerio Cristóbal Colón, (La Habana), 1937; busto de José Antonio Saco, parque Luz y Caballero, Avenida del Puerto, (La Habana), marzo 29, 1936; busto del General Emilio Nuñez, parque Víctor Hugo, (La Habana), 1936; tarja de Nicolás Estévanez, bronce, Acera del Louvre, La Habana, noviembre 27, 1937; "Cristo en la cruz", bronce, panteón de la familia Soto y Sagarra, Cementerio Cristóbal Colón, La Habana, 1937; busto de Víctor Hugo, parque de 19 y 4, Vedado, La Habana, diciembre 12, 1937; busto de Simón Bolívar, Parque de la Fraternidad, La Habana, 1943; busto de Cosme de la Torriente, jardines del Capitolio Nacional, (La Habana), julio 26, 1951; busto del general Manuel Prado, 5ta. Y 26, (La Habana); Monumento a Carlos J. Finlay, Hospital Militar, (La Habana); busto de Benigno Souza, frente al hospital de su nombre, (La Habana); relieves escultóricos (Arquitectos: Enrique Luis Varela y Diego Guevara), bronce, Panteón General de los Veteranos de la Independencia, erigido en 1946, ubicado en el cementerio de Colón, (La Habana) el mismo presenta cuatro bellísimos bajorrelieves del escultor, representando la muerte de Céspedes, Agramonte, Martí y Maceo, ninguno de los cuales fue enterrado en ese panteón. También el Panteón de los Emigrados, allí descansan doña Leonor y don Mariano, los padres de Martí. El parque de los Mártires, popularmente le llaman Parque de la Cárcel porque se encuentra donde antes estaba la cárcel construida por el gobernador Tacón. Se dice que construyó la cárcel en ese lugar para que fuera, junto a los castillos de El Morro y de La Punta, lo primero que vieran los barcos que entraban en la bahía de La Habana. En esta cárcel estuvieron condenados José Martí y Fermín Valdés Domínguez, La fuente en este parque es llamada la "Fuente de las Antillas" es obra de Juan José Sicre Vélez, y el monumento a Narciso López, (Cárdenas, Matanzas), 1950.

Los artistas cubanos Juan José Sicre Vélez , Esteban Betancourt Díaz de Rada y Alberto Sabás tuvieron la oportunidad de demostrar sus habilidades artísticas trabajando junto a los artistas extranjeros Droucker, Gianni Remuzzi, Casaubon y Fidele en los relieves del peristilo y las fachadas del Senado y la Cámara, Capitolio Nacional; treinta relieves escultóricos (las metopas). En estas obras representaron los diferentes factores en los que se sustentaba el desarrollo, el progreso y la grandeza del País: la agricultura, la industria, la familia, la libertad, la educación, las artes y las ciencias. Aquí se encuentran obras como Las Hilanderas y Los Fundidores; de Sicre, La Familia y la Siembra; de Sabás, obras que aunque no rompían con los lenguajes tradicionales, anunciaban los cambios que se abrían paso en el panorama plástico nacional a fines de los años veinte del pasado siglo.

La estatua de Eugenio María de Hostos se encuentra en la República Dominicana y las de Alejandro Sabès Pétion y los héroes de batalla de Vertières en Haití. En los Estados Unidos tiene un busto de John F. Kennedy en Inter-American Bank Development. También tiene en Washington DC, bustos de Henry Clay de Valley y Rubén Darío; José Cecilio en el edificio de OAS. En Gainesville, Florida, hay una cabecera de bronce de Martí en El Centro de los Comentarios latinoamericanos de la universidad de Florida. En Caracas, Venezuela, se produjo un monumento a Rómulo Gallegos. Todo lo anterior es una selección de sus obras.

Durante su época en la Escuela de Arte de San Alejandro enseño el arte de la escultura a Roberto Estopiñán quien nació en la Habana, Cuba, el 18 de marzo de 1921, El cubano Roberto Estopiñán vive en Estados Unidos desde 1961 y desde entonces se dedicó a la escultura y las artes plásticas.

En temas de arte siempre ha prevalecido el criterio de establecer puntos de partida, para encontrar figuras sobresalientes o que marquen un cambio. Cuando el tema a tratar es la escultura en Cuba, de acuerdo con el criterio de la mayoría de los críticos e historiadores, Juan José Sicre es uno de estos paradigmas. Sin embargo, si comparamos la obra de este artista, realizada entre 1925 y 1927 notaremos que su modo de concebir la escultura no se distanciaba notablemente con los conceptos de Esteban Betancourt y Oliva Michelena. Abordando temas similares y realizaban, bustos femeninos, figuras mitológicas; pero cuando colocamos las piezas unas al lado de las otras: la calidad de Sicre sobresalta a la vista. Mientras que en la mayoría de los escultores ocurrió un estancamiento, en Sicre se produjo una rápida evolución que lo situó a la cabeza de la vanguardia escultórica en Cuba. De hecho, su exposición personal inaugurada en enero de 1927, unos meses después de la conferencia de Luis de Soto, es considerada hoy, conjuntamente con las de los pintores Víctor Manuel y Antonio Gattorno, tres instantes fundamentales en la conformación de lo que se ha dado en llamar "arte nuevo".

Sicre muere en Washington en el año 1974. Sobre su figura, no se puede decir que está olvidada pero sí poco difundida. Este trabajo quizás pueda servir de incentivo a buscar elementos que superen la presente monografía y que emerja a toda luz este cubano.

Orden de citas

(1) Kiwix 0.9 alpha6, Wikipedia.

(2) Martínez, Heredia, Fernando (2006). Cultura cubana siglo XX, t II, La Habana, editorial, Félix Varela, 219pp (p.161).

(3) Augier, Ángel. Ob. cit. (p.23).

Bibliografía

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  • SÁNCHEZ DE FUENTES, Eugenio. Cuba monumental, estatuaria y epigráfica, La Habana, 1916.

Anexos

Fotos de tres de sus obras:

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Monumento a José Martí

edu.red

Monumento al soldado invasor

edu.red

La Fuente de las Antillas

 

 

Autor:

Lic. Joel Suárez Abreu