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Los canarios de Jesús del Monte, mitos y realidades (página 2)

Enviado por Lazaro Numa Aguila


Partes: 1, 2

  • Artículo 9no- Los colonos, así españoles como extranjeros, serán libres por tiempo de quince años de la paga de diezmos de los frutos que produjesen sus tierras; y cumplido dicho término (que ha de contarse desde la fecha del decreto) solo satisfarán el dos y medio porciento, que es el cuarto del diezmo.

  • Artículo 10mo- También serán libres por el tiempo expresado del Real derecho de alcabala en las ventas de sus frutos y efectos comerciables, y después pagarán solo un dos y medio porciento; pero cuanto embarcasen en naves españolas para estos reinos será exento perpetuamente de todo derecho de extracción.

  • Artículo 17- Podrán los colonos extranjeros autorizados con la carta de domicilio adquirir en la isla toda especie de propiedades y fincas rústicas y urbanas, con los mismos requisitos y goces que los vecinos españoles. Les serán lícito mudar de residencia, ó pasar de unos partidos á otros, con conocimiento de los respectivos Jueces territoriales. Los que tuvieren oficios ó industria provechosa podrán establecerse y ejercerla donde más les conviniere, con el mismo conocimiento.

  • Artículo 23- En los cinco años de domicilio los colonos no estarán sujetos á contribuciones de ninguna especie, ni á las cargas y gabelas de vecindad, conforme á la circular de primero de Diciembre de mil ochocientos quince, excepto en el único caso de calamidad pública, peligro de tierra, y defensa de las costas contra ladrones ó piratas, en cuyos acaecimientos extraordinarios, ú otros semejantes, todos deben acudir, ayudar y favorecer según los principios conocidos del derecho natural y de gentes.[32]

  • Durante el reinado de Isabel II se produjo la guerra entre España y el sultanato en Marruecos, esta contienda obligó a la península a buscar fuentes de reclutamiento de hombres para enviarlos como soldados, el servicio militar era una de las vías para lograrlo pero, también se convertiría en un fuerte incentivo para la emigración de jóvenes hacia América y Cuba, por tanto la Real cédula de 22 de septiembre de 1851 se convirtió en la vía para que muchas personas jóvenes viajaran a los territorios de ultramar esto aterrorizaba a la sociedad blanca y pudiente de la isla:

    1851: – Septiembre 22.- R. O declarando exentos del servicio militar á los colonos extranjeros no naturalizados en las colonias, quedando sujetos á las demás cargas públicas los que cuenten más de 5 años de residencia.

    Excmo. Sr.: En vista de la carta de V. E. dirigida al ministerio de Estado, en 13 de abril del año próximo anterior, sobre la necesidad de modificar lo dispuesto por la Real orden de 6 de Mayo de 1829 acerca de las cargas á que están obligados los colonos extranjeros en las provincias de Ultramar, la Reina se ha servido resolver, de conformidad con lo manifestado por dicho Ministerio y el de la Guerra, que modificándose por ahora la precipitada Real disposición, sean excluidos del servicio de la milicia todos los extranjeros no naturalizados en las Colonias; y que se sujeten en los pueblos de su domicilio los que cuenten más de cinco años de residencia en el país á todas las demás cargas públicas reales y personales, sin excepción de las municipales. De Real orden etc. Madrid 22 de septiembre de 1851.- A los Gobernadores Capitanes Generales de Cuba, Puerto Rico y Filipinas…[33]

    Dadas estas "favorables" circunstancias, la población de isleños pudo haberse incrementado bastante para mediados y finales del siglo, además de ser considerada entre el número de blancos, pues en Cuba se estimuló la entrada de canarios – también – como una fórmula para equilibrar la proporción entre la población de blancos y negros, evitando así el desequilibrio racial que pudiera dar origen a que sucediera algo parecido a la revolución de Haití producto de que la balanza se inclinara a favor de una mayoría negra:

    Se teme que algunos negros de Haití estén entrando en Cuba y potenciando un espíritu de <<insurrección>> ya patente en los años de 1810 y 1823, e igualmente muchos hacendados a precios baratos están consiguiendo negros de los otros países americanos (negros muy conflictivos en sus países) de los que han sido expulsados […] Como quiera, los cubanos temblamos delante del riesgo que corren nuestras familias e intereses si desgraciadamente se rompe el muy delgado hilo que mantiene la subordinación de nuestros siervos, porque en tal caso perdiéndose para la monarquía aquel rico territorio serán doblemente desgraciados sus habitantes […] A vista pues de riesgo tan notorio, y a vista también de la falta de brazos que experimenta el país por la feracidad de tantas tierras incultas […] concibo de urgentísima necesidad promover la población blanca de extranjeros católicos aún a costa de algunos sacrificios. Pero no basta llamarlos, es preciso hacerlos concebir fundadas esperanzas de mejorar su suerte…[34]

    He encontrado la siguiente información sobre el tema en la obra "Historia de la esclavitud" de José Antonio Saco procedente de un informe de la Sociedad Patriótica que se refiere al tema de la siguiente manera:

    El día de hoy, más escarmentada nuestra corta inteligencia, aunque para general fomento de toda la Isla propone siempre se favorezca la introducción de negros, agrega cuidadosamente se proceda en ello con el padrón en la mano, para que así no se permita que el número de los negros no sólo exceda, pero que ni se iguale nunca con el de los blancos".

    En este informe se propuso, que se fomentase la introducción en la Isla de familias de las Canarias y de extranjeros católicos; y que para conseguirlo, se les diese tierras de los realengos, si los había, o que los particulares les vendiesen parte de las suyas. Dolorosísimo es que se hubiese realizado su parte adversa, mientras jamás se cumplió la favorable, que consistía en la limitación de la entrada de negros…[35]

    Mientras que en la controvertida –por su visión de la esclavitud en Cuba– obra de la condesa de Merlin "Los esclavos en las colonias españolas" se reafirma la introducción en el país de las familias canarias:

    Las Canarias nos envían anualmente cargamentos de hombres agobiados de fatigas, los cuales, después de largas travesías, llegan á veces en la época de los calores más fuertes, pues el número de los que sucumben es muchísimo menor que el de los africanos…[36]

    Pensemos con detenimiento y objetividad en las siguientes interrogantes, ¿por qué entonces la presencia de esa población de origen canario en cualquier parte de la jurisdicción de Jesús del Monte?, además, estos – en determinado número – podían llegar a tener tierras para el cultivo –fuera de tabaco o no– arrendadas o mercedadas, además, que a nadie le quepa la menor duda que los canarios eran – fundamentalmente – trabajadores agrícolas, resistentes y muy laboriosos, ¿sería para lograr también un equilibrio de tipo racial en la zona o simplemente para poblar? La primera opción era perfectamente probable dada la existencia –ya– en la zona de haciendas e ingenios donde, no sería con manos blancas – y mucho menos acomodadas – que se alcanzaran sus mejores rendimientos, además, la historia ha demostrado que ni la Corona, ni los gobiernos de la isla, eran tan bondadosos como para conceder parcelas – fueran o no de las mejores tierras – de esa manera, a individuos que llegaban a Cuba con una situación "poco menos que esclava", tampoco debemos olvidar que Cuba fue –entre las colonias españolas– la gran opositora a la abolición de la esclavitud, enfrentando incluso a la propia Corona, hubo un sector pudiente e instruido, que ya, a finales del siglo XVII y a todo lo largo del XVIII, mostraban una manera de pensar y actuar diferente a los intereses de la corona española, preferían – antes que la abolición de la esclavitud – la anexión, así terminó también Jesús del Monte el siglo XVIII.

    Hasta estos momentos solo hemos visto los motivos, algunos aspectos regulatorios sobre los fenómenos que acompañaron los procesos de la colonización blanca, las fuerzas que intervinieron y la influencia que han tenido las diferentes olas migratorias peninsulares como canarias para Cuba y Jesús del Monte, pero este proceso estuvo acompañado de otros fenómenos –no menos importantes– que nos pueden ayudar a caracterizar mejor el asunto, sobre todo, desde el punto de vista humano, esta es una arista poco tratada por los historiadores pero de vital significación para este trabajo porque nunca hay hecho sin entorno epocal.

    Desde el comienzo de nuestros análisis sobre los canarios he venido manifestando lo siguiente:

    la historia ha demostrado que ni la Corona, ni los gobiernos de la isla, eran tan bondadosos como para conceder parcelas – fueran o no de las mejores tierras – de esa manera, a individuos que llegaban a Cuba con una situación "poco menos que esclava"…

    Comencemos entonces por la siguiente referencia – entre muchas otras posibles -:

    Colonos peninsulares y canarios.

    1846.- Enero 23.- R.O determinando el espacio que haya de señalarse en los buques á cada pasajero colono que se dirija á Ultramar.

    Excmo. Sr.: El Capitán General de la isla de Cuba, jefe superior político de la misma, con fecha 28 de noviembre último, da parte a este Ministerio de que en 18 del mismo había llegado al puerto de La Habana la fragata española Paquete Gaditano, la cual habiendo embarcado en Santander 317 individuos de la clase de colonos para aquella isla, correspondientes á la contrata de don Domingo Goicuría, conduciendo 46 personas de menos que fallecieron durante la travesía á causa del sarampión y viruela, que, según expresó el Capitán, les acometieron á los pocos días de viaje, que habiendo sido puesto el buque en cuarentena y desembarcado los demás pasajeros en un lazareto provisional, van sucesivamente enfermando en él, aunque no de mucha gravedad, ni tampoco de sarampión y viruela, sino de sarna, disentería y otras causas, hallándose en la enfermería en aquella fecha 56 individuos; y que apareciendo que una gran parte de ellos no tenían ni una sola muda de ropa, y otros no se habían quitado la puesta tres meses hacía, había dispuesto se les facilitase vestuario y otras cosas de que carecían; y que luego que cumpliesen la cuarentena se procedería á averiguar las causas de las enfermedades que tan extraordinaria mortandad han ocasionado […] en inteligencia de que, conforme a lo propuesto por V. E. de acuerdo con la extinguida junta de asistencia, en 30 de julio de 1844, respecto al número de pasajeros que podrían llevar los buques desde canarias á Ultramar, ha tenido á bien S. M. hacer extensiva esta medida á los que se habiliten en los puertos de la Península, sirviéndose mandar en consecuencia que la capacidad que se debe fijar para cada pasajero en el buque que los haya de transportar debe ser, desde los puertos de Europa á los de las Antillas y costa oriental de América, la de una tonelada, al menos, por individuos y si fuera para Filipinas la de una y media toneladas, pero entendiéndose que estos espacios ó capacidades deben ser el ámbito total que queda para alojamiento después de la carga ó estiva principal del buque…[37]

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    Fig. 10: Domingo Goicuría.

    Nada me recuerda más a un barco negrero que esta cita, la he traído aquí como muestra de que estos individuos eran de procedencia muy humilde, sin recursos económicos, la posibilidad de poder mejorar en algo su situación de vida en Cuba los llevaba a hacer la travesía, como se puede corroborar, aquí aparece mencionado un individuo que ya hemos visto en nuestro trabajo y que para Jesús del Monte y el municipio 10 de octubre ha tenido determinada significación, Domingo Goicuría, una figura con un pensamiento que, sin lugar a duda alguna, transitó por diferentes estadios, pero que en estos asuntos de las contratas de canarios y peninsulares no parece haber actuado diferente a los demás contratistas, prosigamos ahora con el análisis que – aunque pueda ser algo extenso – tiene gran valor para nosotros:

    1846.- Junio 17.- R. O. determinando los acopios de víveres y aguada que deben hacer los buques mercantes que transporten personas por contrata.

    Excmo. Sr.: La Reina (Q. D. G.) con presencia del dictamen de la Junta de Dirección de la Armada, acerca del expediente instruido en el apostadero de La Habana de resultas de la llegada á aquel puesto del Paquete Gaditano, conduciendo 46 niños menos de los colonos que había embarcado en Santander; se ha servido resolver, por ampliación á cuanto se previno en Real Orden de 23 de enero de este año, que, en casos semejantes de transporte de personas por contrata, los dueños de los buques que lo verifiquen están obligados á hacer los acopios correspondientes de víveres y aguada, para suministrar á cada individuo al menos una ración de armada sin vino en cada día de los que tarden en la navegación; acerca del cumplimiento de lo cual inspeccionarán los jefes de marina del puerto en que se habilite la expedición, así como el que cada persona lleve las mudas de ropa necesarias, para que no se repita el escándalo que produjo en La Habana la llegada del mencionado buque, todo bajo la más estrecha responsabilidad de los mencionados jefes, según es de su deber, con arreglo a los artículos de ordenanza que se citan en la citada real orden de 23 de enero, debiendo también hacer observar puntualmente la de 6 de junio de 1818, preventiva del embarque de capellán y cirujano en los casos que la misma expresa. Lo que digo a V. E. de Real orden, etc.- Madrid 17 de junio de 1846.- Señor director general de la Armada…[38]

    Como se puede observar, producto de los acontecimientos ya mencionados, todas las partes vinculadas se vieron obligadas a tomar medidas, las evidencias indican que los procesos que rodeaban a la colonización blanca eran bastante inhumanos, casi la misma formula que para los esclavos africanos y posteriormente para los chinos.

    Cualquiera pudiera pensar que con esta Orden Real y todas las disposiciones que le sucedieron el problema quedaría resuelto, pero nada más lejos de la verdad, este hecho trajo como consecuencia que, el Gobierno Político de las Islas Canarias elaborara una circular que estimo es un documento muy ilustrativo sobre como se manejaba el asunto de la contratación de trabajadores canarios, aunque es algo extenso el fragmento estimo que el buen lector sabrá comprender y valorar su importancia, vale la pena leerlo porque viene a resumir todo lo que ya venimos concluyendo en nuestro análisis.

    1848.-Octubre 9.- Circular del Gobierno político de Canarias referente á expediciones de colonos á países extranjeros y á las posesiones españolas de Ultramar.[39]

    Gobierno político de la provincia.- Circular número 223.- Los abusos introducidos en las expediciones de pasajeros á las posesiones de América é islas Filipinas, con gravísimo perjuicios de los interesados y ofensa de la humanidad y de las leyes, han llamado muy particularmente mi atención para buscar el oportuno remedio. Cuando las necesidades de la población no pueden satisfacerse á causa de la decadencia más ó menos transitoria de su riqueza, la emigración á otros países en que el hombre puede conseguir una ocupación productiva de que carecen en el suyo, es un recurso necesario que la Providencia da para el afligido, que de otro modo sería víctima del hambre y la miseria.

    Por esta razón y mientras que en esta provincia no se desarrollan los elementos de riqueza y de prosperidad de que es susceptible, sobre lo cual se ocupa el gobierno de S. M. y sus autoridades, es sin duda preferible la emigración al espectáculo y consecuencia de la miseria. Este mal sin embargo no ha de empeorar la suerte de los desgraciados que los sufren: y este objeto puede conseguirse con la observación de las leyes que por desgracia han caído en desuso, o no han cumplimentado como debiera, continuando la codicia y la especulación, ocupando el lugar de la ley, de la humanidad y de la conveniencia pública.

    Para convencernos de esta verdad bastará hacer una breve reseña del modo con que hasta el día se preparan y llevan á cabo las expediciones.

    Existen en ciertos pueblos unos agentes llamados enganchadores cuyo nombre lleva consigo la idea de seducción, engaño, fraude y sórdida especulación. Estos, abusando de la credulidad de los sencillos labradores y braceros á quienes pintan la felicidad al otro lado de los mares, les comprometen a abandonar su país, vendiendo sus cortos haberes para pagar el flete, ó les proponen contratos usurarios sobre la venta de su libertad por más o menos tiempo, reduciéndolos a la condición de esclavos, que se efectúa á la llegada á las Antillas. Ellos preparan los documentos, ellos extraen de los alcaldes credenciales ó comendaticias, las más veces dadas sin conocimiento de las personas, ellos falsifican los que no pueden obtener por otros medios, ellos forman grupos de familias en donde dan cabida como hijos ó hermanos á jóvenes que huyen de las casas paternas, á desertores, maridos que abandonan á sus mujeres é hijos y á mujeres é hijas de familias que fugitivas del hogar doméstico, van a poblar los lupanares.

    Los empresarios consignatarios ó capitanes de lo buques, después de embarcados los pasajeros, presentan en este gobierno político los indicados documentos para la expedición de los pasaportes, y como no es fácil depurar su autenticidad, en el corto tiempo que una expedición ya preparada puede permanecer en el puerto, no basta toda la previsión y vigilancia de los empleados del gobierno á impedir los fraudes.

    De aquí resulta el haberse visto expediciones en que además de los abusos indicados han sido admitidos en el buque mayor número de pasajeros del que permitía su cabida, se les ha recibido sin documentos, no ha faltado el ejemplar de recibirlos fraudulentamente en varios puntos de la costa ó por trasbordo después de despachados. Hacinados los hombres en un pequeño espacio, con malos y escasos alimentos, tratados con la dureza hasta cierto punto necesaria en tales circunstancias, en una larga navegación por las regiones tropicales, se han desarrollado á bordo enfermedades contagiosas, de las que han sido víctimas no solo los infelices pasajeros, sino hasta los capitanes y pilotos, careciendo unos y otros en momentos tan críticos de los socorros de la medicina y de la religión. Otras veces en que no han sido tan grandes los males de la navegación, han llegado a las Antillas los buques en la época crítica del desarrollo de la fiebre amarilla, y el que libró su vida de los peligros del mar, halló su tumba al saltar a tierra.

    El que sobrevive á tantas penalidades suele ser vendido como esclavo hasta pagar muy caro el flete que no pudo satisfacer.

    No hablemos en las expediciones que en tiempos no remotos se han hecho á las repúblicas de la América del sur ya directa, ya fraudulentamente cuya relación no podría menos de lastimar á los corazones sensibles.

    Para atajar tanto desorden y evitar en lo posible los males indicados, S. M. se ha dignado expedir en varias ocasiones diferentes reales ordenes en que resplandece la justicia, la humanidad y el más celoso cuidado por la suerte de los desgraciados naturales de estas islas, á quienes la necesidad obliga a abandonar el suelo que le vió nacer. Su cumplimiento no puede menos de producir el resultado apetecido y al efecto, recapitulándolas he dispuesto lo siguiente…[40]

    A continuación se suceden un total de cuatro capítulos que regularían todo el proceso de contratación, legalización y conformación de las expediciones, también incluye las obligaciones para los pasajeros, la de los alcaldes y de los capitanes de buques que se contrataban. Otra cuestión que debemos dejar muy clara es el asunto de la morbilidad de los inmigrantes canarios- o peninsulares– ya dentro de Cuba – así como dentro del territorio de Jesús del Monte – comparada con la de los negros esclavos – pues ambas modalidades de explotación llegaron a convivir simultáneamente en mayor o menor grado -.

    Producto de marcados intereses de época se fue tejiendo el mito que la de los esclavos era superior, en el transcurso de este análisis iremos comprobando que – en Jesús del Monte – el asunto era solo una fábula, paradójicamente la mortalidad de los blancos superaba a la de los negros, las enfermedades nuestras los afectaban de una forma más aguda, por lo menos así se comportó en un amplio período que iremos viento en cada momento oportuno.

    El lector debe entender correctamente el porqué de mi insistencia – quizás sobre dimensionada – al querer dejar claro el asunto de los canarios en Jesús del Monte, lo que persigo es brindar una visión objetiva de esta porción de habitantes del territorio en cada momento histórico pues, con el tiempo e intereses particulares, se han ido tejiendo muchas fabulaciones sobre el tema, sobre todo porque en Cuba ha quedado muy arraigada la imagen de los peninsulares – o dependientes de España – detrás de un mostrador, dueños de un negocio etc., pero no todos fueron eso, ni esto ocurrió en todos los momentos históricos, mucho menos aquellos canarios que también procedían de otra colonia española, causa por la cual eran discriminados también en nuestro país, es interesante en este sentido lo que expresa Alfredo Martín Fadragas:

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    Fig. 11: Bodega de peninsulares en la Habana, finales del siglo XIX y principios del XX.

    Es un hecho reconocido por los historiadores cubanos que el emigrante canario fue el más humilde de todos los emigrantes españoles; para ellos se reservaban los puestos menos remunerados y sobre todo el trabajo en la agricultura. El <<isleño>>, como era conocido el canario en Cuba, tenía fama de bruto e ignorante para unos, para otros, los que más valen, eran todo un símbolo de la laboriosidad, dedicación al trabajo y muy emprendedor…[41]

    Los nuevos inmigrantes peninsulares y canarios

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    Fig. 12: Zapatería "La Elegante", de Joaquín Sordo, La Habana, 1920. Colección "El Oriente de Asturias" Anónimo.

    La inmigración canaria toma otro aireoficial – entre los años 1881 y 1891aunque se sabe que nunca dejaron de entrar – producto de una serie de decretos y órdenes reales que estimulaban a las diferentes asociaciones canarias y peninsulares existentes en el Caribe – fundamentalmente – para que trajeran a estos territorios – nuevamente – a familiares y amigos, un ejemplo bien claro es el Real Decreto de 3 de diciembre de 1886 donde la Reina dispone lo siguiente:

    Las Sociedades Protectoras de Inmigración de Cuba, constituidas dentro del territorio español con arreglo a las leyes del Reino, que cuenten con los medios necesarios para asegurar a los inmigrantes la libre ocupación en los trabajos agrícolas a su llegada a la isla de Cuba, podrán reclamar del Gobierno general de la misma, el auxilio establecido[42]

    Otros decretos que favorecieron en este sentido la entrada de inmigrantes de cualquier parte de la península y de las Islas Canarias fueron:

    • Real Decreto de 18 de julio de 1881.

    • Reales Órdenes de 16 de noviembre de 1883.

    • Reales Órdenes de 15 de julio de 1884,

    • Real Decreto de 23 de septiembre de 1889.

    • Real Orden de 26 de noviembre de 1891.

    Según los censos efectuados entre 1899 y 1943 se asentaron un significativo número de peninsulares e isleños en todo el país, fundamentalmente en La Habana, en la siguiente gráfica se puede observar el resultado de estos censos en Cuba.

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    Fig. 13: Asentamiento de peninsulares e isleños en Cuba según los censos realizados entre 1899 y 1943.

    Siendo Jesús del Monte un territorio de asentamientos históricos de canarios, muchos de los nuevos inmigrantes procedentes de esta región –o de cualquier otra de la península– se establecieron en él, el lector debe entender que estas inmigraciones ya tenían – en todo sentido – otras características que las primeras:

    Cuba será de este modo, junto a Argentina y Uruguay, uno de los destinos elegidos por los emigrantes españoles a lo largo del siglo XIX, como lo demuestran las transferencias de población de la metrópoli a la Isla entre 1850 y 1900: miles de inmigrantes españoles que se integrarían en el mercado laboral de la isla como colonos agrícolas, braceros temporales o profesionales del ámbito urbano. Esta corriente emigratoria se vio además favorecida por la coyuntura socioeconómica española del momento, lo que junto a otra serie de factores como los cambios legislativos y las mejoras del transporte, colocaron a Cuba como uno de los destinos más importantes para miles de españoles…[43]

    Por tales motivos en la zona de Jesús del Monte también surgieron múltiples instituciones que estaban relacionadas con ellos – canarios y peninsulares – , sobre todo de salud.

    Puede ser que el lector estime que estos datos son muy genéricos, no deja de tener razón, lo ideal sería poder aportar datos exactos sobre la emigración canaria y su presencia en Jesús del Monte pero es muy complejo llegar a conocer eso – por lo menos de forma puntual – hoy con precisión, estas cifras son también muy válidas porque, al no contarse con el dato exacto de los canarios que llegaron y se asentaron en Jesús del Montede forma puntual -, el dato global nos brinda determinada posibilidad de aproximación al fenómeno de los inmigrantes canarios, "algo, siempre es más que nada", no obstante les presento una tabla donde se muestran los extranjeros – entre los que se encuentran españoles y peninsulares – fallecidos en el territorio entre 1865 y 1872 de esta manera podemos acceder a una data interesante, si bien no es la totalidad de los inmigrantes españoles y canarios que vivieron en el territorio en este período nos aporta algunas cifras muy valiosas:

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    Ahora le mostraré una comparación entre esas cifras y los datos generales de la inmigración española en 1899[44]el lector puede observar la coincidencia de los inmigrantes y sus proporsiones en Jesús del Monte y en Cuba.

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    Fig. 14: Comparación entre los inmigrantes españoles en Cuba y los inmigrantes que murieron en Jesús del Monte.

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    Fig. 15: Los niños que perdieron el barco para la Habana. Puerto de La Coruña, 1955,

    Foto: Alberto Martí Villardefranco.[45]

    Conclusiones

    Mucho se tendría que hablar si se pretendiera relatar en detalles la historia de los inmigrantes peninsulares y canarios que se asentaron en Jesús del Monte, vea el lector en este trabajo un pequeño aporte a la verdadera historia de esos hombres que contribuyeron al desarrollo de esta localidad, espero que ayude a esclarecer muchos mitos que se han establecido – a lo largo del tiempo – sobre estos individuos, dejo en libertad al lector para que saque sus propias conclusiones.

    Memoria iconográfica

    • 1. Fig. (Portada): Iglesia de "El buen pastor de Jesús del Monte", Foto: Del autor, La Habana, Municipio 10 de octubre, 2013.

    • 2. Fig. 1: Primer matrimonio de canarios en Jesús del Monte, Foto: Del autor, Archivo parroquial Iglesia de "El buen pastor de Jesús del Monte", La Habana, Municipio 10 de octubre, 2013.

    • 3. Fig. 2: Mapa de la zona parroquial de la iglesia de Jesús del Monte y algunos sitios que se citan en los folios de matrimonios entre canarios en entre el 3 de noviembre de 1689 y el 30 de octubre de 1730, Autor (s): Francisco Moreno y Lázaro Numa, La Habana, mayo de 2013.

    • 4. Fig. 3: Comparación de imágenes de zona parroquial de Jesús del Monte y Paso Seco, Foto: Del autor e imagen satelital, 2013.

    • 5. Fig. 4: Asientos de entierro de los vegueros en el cementerio de la parroquia de Jesús del Monte, Foto: Del autor, Archivo parroquial Iglesia de "El buen pastor de Jesús del Monte", La Habana, Municipio 10 de octubre, 2013.

    Fig. 5: Ajusticiamiento de los vegueros sublevados, Dibujo: Juan Emilio Hernández Giró, Historia Gráfica de Cuba, La Habana 1938, pág. 65.

    • 6. Fig. 6: Placa recordatoria de los vegueros enterrados en el cementerio de la iglesia de Jesús del Monte, Foto: Del autor, Iglesia de "El buen pastor de Jesús del Monte", La Habana, Municipio 10 de octubre, 2011.

    • 7. Fig. 7: Asientos de entierro de los vegueros en el cementerio de la parroquia de Jesús del Monte, Foto: Rogelio Bombino Gatell, historiador de la Iglesia de "El buen pastor de Jesús del Monte", La Habana, Municipio 10 de octubre, 1971.

    • 8. Fig. 8: "Emigrantes españoles esperando el barco para América". Óleo, Autor: anónimo, Red social.

    • 9. Fig. 9: Real cédula conocida como de población blanca, Foto: Del autor, La Habana, 2013.

    • 10. Fig. 10: Domingo Goicuría, Dibujo: Anónimo, Archivo: Del autor.

    • 11. Fig. 11: Bodega de peninsulares en la Habana, finales del siglo XIX y principios del XX, Autor: Anónimo, Archivo: Del autor.

    • 12. Fig. 12: Zapatería "La Elegante", de Joaquín Sordo, La Habana, 1920. Colección "El Oriente de Asturias" Anónimo.

    • 13. Fig. 15: Los niños que perdieron el barco para la Habana. Puerto de La Coruña, 1955, Foto: Alberto Martí Villardefranco, Catálogo: Memoria gráfica de la emigración española, Dirección General de la Ciudadanía Española en el Exterior, Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración, Ministerio de Trabajo e Inmigración, 5 p.

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    • 18. Pasaron y Lastra, Ramón. La isla de Cuba. Considerada económicamente por el Ex – intendente General de la misma, Imprenta de Don Cipriano López, Madrid 1858.

    • 19. Pichardo, Esteban. Caminos de la isla de Cuba. Itinerarios, Tomo – III, La Habana, 1865, Imprenta Militar de M. Soler.

    • 20. Ramos Martínez, Jon Ander. Los inmigrantes en Cuba, de región a nación (1880 – 1902), Congreso Internacional 1810-2010: 200 años de Iberoamérica, 1042 p. http://halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-00530624/

    • 21. Saco, José Antonio. Historia de la esclavitud, Biblioteca de Clásicos Cubanos, Volumen V, Editorial Imagen Contemporánea, Habana 2006.

    • 22. Santa Cruz y Montalvo, Mercedes (Condesa de Merlin). Los esclavos en las colonias españolas, Imprenta de Alegría y Charlain, Madrid 1841.

    • 23. Rodríguez Ferrer, Miguel; El tabaco Habano: su historia, su cultivo, sus más afamadas vegas en Cuba, Imprenta del Colegio Nacional de Sordo – Mudos, Madrid 1851.

     

     

    Autor:

    Lic. Lázaro Numa Aguila.

    La Habana, 2013.

    [1] Cédula: RAE // f. Escrito o documento // documento en que se reconoce una deuda u otra obligación. Real cédula: Documento emitido por el Rey o la Reina de obligatorio cumplimiento.

    [2] Martín Fadragas, Alfredo; Pacheco González, María Caridad. Canarios en la economía de Cuba, Grupo de comunicación de Galicia en el mundo S. L, Vigo, España, 2009, 128p.

    [3] Martín Fadragas, Alfredo; Pacheco González, María Caridad. Canarios en la economía de Cuba, Grupo de comunicación de Galicia en el mundo S. L, Vigo, España, 2009, 24 p.

    [4] Martín Fadragas, Alfredo; Pacheco González, María Caridad. Canarios en la economía de Cuba, Grupo de comunicación de Galicia en el mundo S. L, Vigo, España, 2009, 128 p.

    [5] Se respeta la ortografía original.

    [6] Se respeta la ortografía y redacción original.

    [7] Pichardo, Esteban. Caminos de la isla de Cuba. Itinerarios, Tomo – III, La Habana, 1865, Imprenta Militar de M. Soler, 95 p.

    [8] Map showing the department of Havana.

    [9] Geolecto: Dialecto que utiliza en su modo de hablar cierto grupo de personas, está compuesto por una comunidad de hablantes con una manera de hablar distinta, fundamentalmente por cuestiones geográficas, estas pueden ser fronteras naturales o políticas (en menor caso). …Se ratifica la existencia de cinco <<zonas geolectales>> en el territorio rural de Cuba cuyos límites geográficos resultaron un poco más precisos que la propuesta geolectal urbana… Aleza Izquierdo, Milagros. Estudios lingüísticos cubanos, Universidad de Valencia, 2002, 89p.

    [10] Historiador de la parroquia de Jesús del Monte.

    [11] De la Torre, José María. Lo que fuimos y lo que somos o la Habana antigua y Moderna, La Habana, 1857, Imprenta de Spencer y Compañía, 139p.

    [12] Blanchet, Emilio. Compendio de historia de Cuba, Imprenta de la aurora del Yumurí, de José Curbelo y Hnos. Matanzas 1866, 38 p.

    [13] Hernández González, Manuel. Los campesinos canarios en el extrarradio habanero, Asociación española de americanistas, Estudios sobre América: Siglos XVI – XX, Sevilla AEA, 2005, 1209p.

    [14] Archivo Nacional de Cuba (ANC), Protocolos notariales (PN). Salinas, 12 de febrero de 1764.

    [15] Giró Hernández; Juan Emilio (1882_1953) Santiago de Cuba: Pintor, dibujante y acuarelista fundamentalmente de temas históricos cubanos. Historia Gráfica de Cuba, La Habana 1938, pág. 65.

    [16] Rodríguez Ferrer, Miguel; El tabaco Habano: su historia, su cultivo, sus más afamadas vegas en Cuba, Imprenta del Colegio Nacional de Sordo – Mudos, Madrid 1851, p [36].

    [17] Calleja Leal, Guillermo (Profesor titular de la Universidad Antonio de Nebrija, Madrid, España); La insurrección de los vegueros: la primera revolución armada que triunfó en América, Revista: La Coronelía – Guardas del Rey, Año VIII, Número 36 – 2011, Nuestra Historia, p [15-28].

    [18] Guerra López, Dolores (Dra. En ciencias históricas, Investigadora titular del Instituto de Historia de Cuba, Profesora Titular de la Universidad de La Habana.), La sublevación de los vegueros canarios: simiente de la identidad del pueblo cubano.

    [19] Arrozarena, Cecilia; El Roble y la ceiba: Historia de los vascos en Cuba, http://books.google.com.cu/books?id=DVot2q-fNOQC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0

    [20] Callejas Leal, Guillermo; La insurrección de los vegueros: primera revolución armada que triunfó en América, Revista: La Coronelía – Guarda del Rey, Año VIII, España, número 36 – 2011, p[22].

    [21] De la Pezuela, Jacobo; Historia de la isla de Cuba, Tomo – II, Madrid 1868, Editorial: Carlos Bailly – Bailliere, p [323].

    [22] Rodríguez Ferrer, Miguel; El tabaco Habano: su historia, su cultivo, sus más afamadas vegas en Cuba, Imprenta del Colegio Nacional de Sordo – Mudos, Madrid 1851, p [33].

    [23] Gregorio Guazo Calderón Fernández de la Vega: Caballero de la Orden de Santiago, Gobernador y Capitán General de la Isla. Era un hombre de carácter duro, un militar inflexible, capaz de cumplir rigurosamente las órdenes.

    [24] Se respeta la ortografía original.

    [25] de la Pezuela, Jacobo; Diccionario geográfico, estadístico e histórico, GUA, pág. 528 Tomo_ II, párrafo – I, primera columna.

    [26] Libro segundo de entierros de españoles de la iglesia de Jesús del Monte que comienza el 8 de marzo de 1715 y finaliza el 11 de abril de 1792.

    [27] Historiador de la parroquia de Jesús del Monte.

    [28] Pasaron y Lastra, Ramón. La isla de Cuba. Considerada económicamente por el Ex – intendente General de la misma, Imprenta de Don Cipriano López, Madrid 1858, 12 p.

    [29] Se respeta en todos los casos la ortografía original del documento citado.

    [30] Real Cédula de S. M. r señores del consejo supremo de las indias, que contiene la instrucción y reglas acordadas para el aumento de la población blanca en la isla de Cuba, Madrid, Imprenta Real, 1818.

    [31] RAE: colono, na. (Del lat. colonus, de colere, cultivar). 1. m. y f. Persona que coloniza un territorio o que habita en una colonia. 2. m. y f. Labrador que cultiva y labra una heredad por arrendamiento y suele vivir en ella.

    [32] Real Cédula de S. M. r señores del consejo supremo de las indias, que contiene la instrucción y reglas acordadas para el aumento de la población blanca en la isla de Cuba, Madrid, Imprenta Real, 1818.

    [33] Legislación Ultramarina, Tomo Segundo, Madrid, 1865, Imprenta de los señores Viota, Cuba y Vicente, 423p.

    [34] Memoria de la isla de Cuba escrita por el intendente, Agustín Ferrety, Madrid, Enero de 1826, Archivo General de indias, Sección de Santo Domingo, Legajo 1157.

    [35] Saco, José Antonio. Historia de la esclavitud, Biblioteca de Clásicos Cubanos, Volumen V, Editorial Imagen Contemporánea, Habana 2006, 18 p.

    [36] Santa Cruz y Montalvo, Mercedes (Condesa de Merlin). Los esclavos en las colonias españolas, Imprenta de Alegría y Charlain, Madrid 1841, 67 p.

    [37] Legislación Ultramarina, Tomo Segundo, Madrid, 1865, Imprenta de los señores Viota, Cuba y Vicente, 423 – 424p.

    [38] Legislación Ultramarina, Tomo Segundo, Madrid, 1865, Imprenta de los señores Viota, Cuba y Vicente, 424p.

    [39] Se respeta la ortografía y la redacción original.

    [40] Legislación Ultramarina, Tomo Segundo, Madrid, 1865, Imprenta de los señores Viota, Cuba y Vicente, 424 – 430p.

    [41] Martín Fadragas, Alfredo. Canarios: Esclavitud blanca o asalariados, Instituto de Historia de Cuba, La Habana, Artículo.

    [42] Leal Cruz, Miguel. Canarias – Cuba en la prensa histórica, http://personal.telefonica.terra.es/web/mleal/articles/cuba/511.htm.

    [43] Ramos Martínez, Jon Ander. Los inmigrantes en Cuba, de región a nación (1880 – 1902), Congreso Internacional 1810-2010: 200 años de Iberoamérica, 1042 p. http://halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-00530624/

    [44] Naranjo Orovio, Consuelo. Cuba, la perla de las Antillas: actas de las 1ra (s) jornadas sobre “Cuba y su historia”, Ateneo de Madrid, 1991.

    [45] Catálogo: Memoria gráfica de la emigración española, Dirección General de la Ciudadanía Española en el Exterior, Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración, Ministerio de Trabajo e Inmigración, 5 p.

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