El presente trabajo está dirigido a la figura de José Martí próximo a celebrarse el 158 Aniversario de su Natalicio, ocurrido en La Habana, el 28 de Enero de 1853.
Un breve recuento de la vida del Apóstol, del hombre de nuestra América, figura universal que nos legó más que una Obra, más que un Arte, más que una basta Cultura, pues nos dio la honrosa posibilidad de decir en cualquier parte del mundo, igual que José Martí, yo soy Cubano
Entre los principales objetivos que abordaré, que recorren sintetizadamente la vida de Martí, trataré de incluir además; los principales pensamientos martianos, visto que, en sus escritos, no hay ni un párrafo, ni una oración, ni una palabra que no tenga razón de ser; por lo cual, merecen ser conocidos e interpretados por todos los que de una manera u otra, se interesen por su Vida y Obra.
De gran interés resultó la consulta de bibliografías, entrevistas y visitas a centros e instituciones como el Memorial José Martí y la Casa donde nació, por lo que pude cumplir las expectativas previstas cuando decidí seleccionar, entre tantos otros, este bello tema.
El 19 de mayo de 1895, apenas levantaba el sol por el oriente cubano, cuando se produjo un encuentro infortunado entre tropas españolas y un pequeño contingente mambí, o sea, de combatientes separatistas cubanos.
Se desconocía realmente que en aquel grupo se hallaba el General en Jefe del Ejército Libertador de Cuba, Máximo Gómez Báez, nacido en la República Dominicana, y José Martí, líder del proceso revolucionario independentista, elevado al grado de General, sin ser él un militar, pocos días después de haber desembarcado en tierras cubanas.
Aquel sitio se caracteriza por el encuentro de dos grandes ríos: el Cauto y el Contramaestre. Y en ese triángulo fatal, Martí avanza enteramente solo, tentado por algo más que su voluntad, quizás por la alegoría que – sobre su destino – había dictado en sus propios versos, cuando dijo: " siento dentro de mí un cántico que no puede ser otro que el de la muerte". Avanzó resueltamente hasta caer traspasado por las balas, y su cadáver abandonado fue recogido por las tropas españolas.
Identificado por los objetos que llevaba en sus ropas, Martí se convirtió en la noticia del fin de un proceso político que ya se anunciaba en la prensa continental española y norteamericana. Sin embargo, con palabras clarividentes, el poeta había predicho: Mi verso crecerá: bajo la yerba,/ yo también creceré.
Tenía solamente 42 años, pues había nacido en La Habana, en 1853, en el momento en que se acentuaba una profunda crisis política, hallándose dividida la opinión pública con respecto al dominio de España sobre la Isla en tres opciones claramente distantes una de la otra.
La primera, tímida, buscaba entonces afirmar el sentimiento de independencia absoluta y plena soberanía para Cuba. En ese propósito, se identificaba con las vecinas islas antillanas de Puerto Rico y de Santo Domingo, antigua La Española.
Un segundo grupo aspiraba a reformas políticas, tentados por la posibilidad de salvar sus grandes recursos económicos, invertidos esencialmente en la industria azucarera, sin tener que pasar por el trance amargo de una guerra de independencia o de liberación nacional.
La tercera opción creía que Cuba estaba llamada por su destino a ser una estrella más de la Constelación del Norte, y por tanto aspiraba a una anexión que favorecían políticos y militares del sur de los Estados Unidos, los cuales todavía no habían cuajado en la nación unitaria que emergió de la gran guerra civil.
El sueño de San Martín, quien se paga en Francia esperando la cristalización de la unidad americana, sería el mismo anhelo y el desvelo más importante en la apostólica tarea de Martí, no en balde, el primer monumento que se levantó en Cuba, en el parque Central, está sostenido por la República Oriental: los bueyes y los conductores de aquella carreta de bronce sostienen en vilo la estatua del Apóstol, que habla sobre su tribuna.
Desde que en México se enfrentó por vez primera a la realidad del indio, nuestro prócer conoció a grandes hombres de la reforma: en Guatemala, Honduras, Venezuela entre otros países centroamericanos que le abrieron sus brazos a los cubanos durante aquel primer y largo exilio que sucedió a la guerra fallida de 1868 al 78.
No se alcanzó entonces la independencia, luego del enérgico pronunciamiento de Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de octubre de aquel primer año. Pero lo cierto es que surgió la canción de gesta, el perfil nacional ; surgieron los héroes empinados, los poetas y los pensadores que le dieron una esperanza real de libertad al pequeño país insular, cuya población de 1 400 000 habitantes incluía más de 360 mil esclavos africanos.
Esa vocación de libertad se proyectó desde un inicio hacia el exterior, con esa visión del mundo de abrazar siempre a los pueblos hermanos en lo cultural y en lo político, ya que – como isla – Cuba no podía quedarse rezagada al resto de América.
En ese sentido, la vida de Martí es una interesante y ejemplar odisea. Hijo de madre y padre españoles, quizás por esto aprendió que la cuestión que habría de debatirse en el futuro no podía fundarse en un odio infecundo.
Creía que era necesario salvar de España lo bueno y lo grande, lo que está contenido en su poesía, en la tradición enérgica de su pensamiento intelectual, en su heroísmo como nación, en los bravos guerrilleros que supo producir en todos los tiempos de su historia: desde Viriato hasta Xavier Mina.
Por eso, cuando se citan versos sobre la rosa blanca, cuyo cultivo esmerado pondera, nos parece estar escuchando también – tras ese verso sencillo y bien sonoro: Cultivo una rosa blanca,/ en julio como en enero – la voz de la santa que repite con fuerza e inspiración: Vivo sin vivir en mí,/ y de tal manera espero,/ que muero porque no muero
Preso político a los 16 años, arrastrando grillos dolorosos, vio arrodillarse ante sí a su anciano progenitor, quien sufre por esa inesperada vocación suya de libertador el dolor más profundo que un padre español puede recibir en ese momento, cuando se hace evidente una confrontación entre cubanos e hispanos.
La madre dulce y buena, madre de siete hembras y de un solo varón, compartió con don Mariano la esperanza de que su hijo sería algún día un escribano, un abogado Tal vez no era lícito pensarlo en la familia de un soldado y de una bordadora, de ahí que se enfrentaran a una realidad para ellos inesperada.
El hijo de sus amores había nacido poeta: Míreme, madre, y por su amor no llore, escribió al dorso de una foto del presidio si esclavo de mi edad y mis doctrinas,/ su mártir corazón llené de espinas,/ piense usted, madre, que nacen entre espinas flores. De esa manera comienza su largo exilio.
España le acoge maternal y amorosa. Va a Zaragoza, al seno del pueblo batallador que poco antes había dirimido su sentimiento liberal contra las tropas monárquicas en las calles de la ciudad de El Pilar. Allí, en el teatro Principal, recita las víctimas de aquel holocausto su verso ardiente: Para Aragón, en España,/ tengo yo en mi corazón/ un lugar todo Aragón, franco, fiero, fiel, sin saña.
La estancia española concluirá con su viaje a México, donde conoce la realidad de nuestra América indígena. Le sorprende la magnitud del esfuerzo republicano; admira el tesón y la grandeza moral de ese país, hermano mayor en aquella latitud del mundo para Cuba. Y luego, reclamado por su amigo, el general Justo Rufino Barrios, llega a Guatemala para desempeñarse como maestro y educar de letras y literatura en el seno de la juventud.
Le había precedido el poeta cubano José Joaquín Palma, autor del himno nacional de aquella República, y allí rompió Martí si se quiere la corola de lo que llamaría la poca flor de una vida, cuando se enamora de la hija del ex presidente, compromiso que no puede celebrarse porque ya antes, en México, había dejado su palabra comprometida.
Episodio amoroso que hace más humano al poeta; lance que devolvió a aquella frágil, pero fuerte naturaleza, el espíritu poderoso, esa inclinación que el hombre americano ha tenido siempre ante el reclamo y la hermosura de la mujer.
Fue la elegida su coterránea Carmen Zayas Bazán, con quien se casará en el Sagrario de la Catedral de México: Es tan bella mi Carmen, es tan bella/ – exclama -, que si el cielo la atmósfera vacía/ dejase de su luz, dice una estrella/ que en el alma de Carmen la hallaría Y levantando así sus amores a jerarquía de leyenda americana, siente el llamado de Cuba, que, al concluir la guerra en 1878, abre las puertas por indulto del Rey a los proscritos emigrados.
En la patria sólo puede permanecer once meses, en los que, como orador, hace uso de la palabra en actos altamente comprometedores. Por ese verbo acerado y desafiante que trasluce sus ideas, volverá a ser deportado nuevamente y ya nunca podrá regresar sino hasta el momento postrero.
Lo que más sorprende de esta vida es que su mayor parte se desenvuelve en el exterior, pero ello no afectó el carácter, ni el estilo ni la forma de actuar de aquel a quien sus amigos llamaban Maestro.
El periodismo en el exilio norteamericano, que comienza en 1880, le sirve para luchar por el sustento de su vida, y de su familia. Casado, con un pequeño hijo, estará también por un tiempo breve en Venezuela. Allí llega una tarde ante el monumento del Libertador "Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer" – escribió -, " y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino como se iba adonde estaba la estatua de Bolivar "
Pero su amistad con el poeta Cecilio Acosta y la intolerancia del presidente Guzmán Blanco le obligan a una deportación definitiva. Pasará a vivir en Estados Unidos, donde permanecerá durante quince años, lapso que le permitirá conocer lo que podíamos llamar su tercer laboratorio.
El primero era España; la España de sus padres, ya descrita. El segundo, la tierra americana: México, Venezuela y Centroamérica; la madre América, como la llamó en su monumental discurso en el restaurante de Delmónico en Nueva York, casi puerta con puerta con el Consulado uruguayo, donde su íntimo amigo, el intelectual, diplomático y escritor uruguayo Enrique Estrázulas le protegía con amable y paternal solicitud.
Aprende con detalle a hablar y a traducir el idioma inglés; escribe artículos para el periódico La Nación de Buenos Aires, para la prensa uruguaya, para diarios de México y Centroamérica, y así su nombre comienza a ser conocido.
Le da tristeza y afecta su estado de ánimo la división de los cubanos en el exterior; no pueden hallar concordia los que, de una forma ominosa, han sido vencidos en la guerra no ya por el poder de las armas españolas sino por su propia desunión.
Le admira el coraje de Antonio Maceo y Máximo Gómez, quienes han perseverado de combatir. Sabe que en la República de Honduras se han puesto de acuerdo para lanzar un manifiesto a los cubanos, pero la hora no ha llegado todavía.
En la conmemoración de las fechas patrias cubanas, Martí sube al podio como el gran orador que sorprende por el timbre de su voz, por su vasta cultura, por su poder de atraer y formar un haz de los corazones de las gentes. Uno que lo ve dice: " Subía y bajaba escaleras como quien no tenía pulmones; parecía encarnar el movimiento "
Tan joven que causaba sorpresa, su cuerpo y alma estaban – sin embargo – muy heridos por los años del presidio político, los daños materiales causados por la cadena y el grillo Las fiebres, los dolores le sustraen permanentemente de estar donde considera su deber, pero de cualquier manera los emigrados cubanos lo invitan a Tampa, a Cayo Hueso, a Nueva York , adonde en aquellos años llegaban por multitud los inmigrantes de todas partes del mundo.
La Babel de Hierro parecía ser el símbolo de la más pujante, tremenda y admirable modernidad, y allí junto a los suecos, irlandeses, húngaros , también están los cubanos, quienes comparten el mismo ruego y deseo de regresar a la patria distante.
Sorprende la lectura de los periódicos cubanos publicados en Nueva York, las noticias de los barcos que traen las cosas que eran más gratas a su mesa: frijoles negros, arroz blanco, plátanos verdes, tasajo de Montevideo Y reunidos todos para celebrar y conmemorar, se fundan los Clubes Patrióticos, que se van sumando hasta lograr consolidar una unión muy fuerte Y cuando esa unión les lleva a elegir un delegado en representación de todos aquellos clubes, ese delegado no es otro que José Martí.
Alguien que le vio en ese tiempo, el maestro negro cubano Rafael Serra, dice de él: "Era un Apóstol". Y Martí tomará ese nombre, no porque fuese su deseo, sino porque era el veredicto que le ofrecía la admiración de la multitud.
Las mujeres cubanas, para las cuales siempre tuvo amoroso detalle, querían conversar su pañuelo, su pluma Se le veía en pobreza como al padre Félix Varela, el precursor de nuestra independencia, muerto en San Agustín de la Florida en el propio año1853, cuando Martí nace.
Debían hacer colecta los amigos para comprarle un abrigo; todo en él era austeridad; por eso puede exclamar y decir que no vivía ni en francachelas ni en disipaciones, sino que vivía en la sobriedad de los apóstoles
Y así surgió el sobrenombre de Apóstol, uno nuevo en América, como antes fueron otros los reconocimientos a nuestros emancipadores, que nadie osaría rasgar: el Libertador, el Protector, el Benemérito de las Américas
De esa manera, se fue levantando hasta convertirse en el líder del exilio, y, llegado el momento, hizo una propuesta revolucionaria y novedosa: crear un partido político para dirigir la lucha armada, el Partido Revolucionario Cubano, y un periódico – Patria – que debía consolidar la unidad por encima de desavenencias y encontronazos.
Fue una tarea ardua: que de qué forma podía realizarse un movimiento rápido, que no debía ser convocado por el odio sino por el amor, y llamar por igual a españoles y cubanos para levantar juntos la probabilidad de la independencia patria.
Objetivamente, ello no era posible por eso consideró la guerra preparada por él, primero como inevitable, y después, como necesaria. Habiendo conocido como ningún latinoamericano la realidad de los Estados Unido, también supo entrever el drama real y patente que Cuba debía enfrentar, pues ella debía ser tan libre de España como del gran vecino poderoso.
Toda su predica se basaba en estos dos principios, y, por asombroso que perezca, le preocupaba ya más lo segundo que lo primero, a tal extremo que en la carta póstuma dirigida a Michoacán, a su amigo mexicano Manuel Mercado, le dice: " ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber – puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo – de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy y haré, es para eso ( )"
Embarcado en aquel proceso, que parece quebrarse en el último momento cuando la conspiración es descubierta, manda la orden de que se produzca en Cuba el levantamiento que ya todos esperaban Nadie prácticamente le conocía en la Isla, salvo sus amistades Sus admiradores estaban dispersos por el mundo: desde París, donde debió sorprender con su elocuencia a Víctor Hugo, hasta el continente americano, donde los poetas y escritores sentían el atractivo magnético de su personalidad, incluido el nicaragüense Rubén Darío, quien al tener noticias de su muerte, exclama: "!Maestro, qué has hecho!".
El 1ro de abril de 1895, Cuba ya está sobre las armas y se declara la Ley de Emergencia. Desembarcan los primeros cubanos por el oriente del país, siguiendo a su caudillo más prestigioso: Antonio Maceo, mientras que el día 11 de ese mismo mes, también por la costa oriental, procedentes de la república Dominicana, lo hacen Martí y Máximo Gómez.
Del 11 de abril al 17 de mayo, los días previos a su caída en combate, Martí refleja en su Diario con inigualable belleza la naturaleza de esa parte de Cuba, desconocida para él, hasta entonces
Sorprenden las descripciones de los árboles, de las flores, de las criaturas del monte; el dolor y la sorpresa ante las primeras heridas abiertas de los hombres; el horror y el espanto de la guerra
Días antes también ha escrito a su madre, la carta más bella que conservamos: "Hoy, 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje, estoy pensando en Ud. Yo sin cesar pienso en Ud. Ud. se duele en cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de Ud. con una vida que ama el sacrificio? Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.
( ) bendígame y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza. La bendición".
Pocos días después es vitoreado como Presidente. Un Presidente que no llegaría a ser tal; un estadista sin Estado, como alguien dijo una vez de otro que le precedió en el tiempo Pero su voz se escucharía vibrantemente hasta el último instante, y cuando se derrumba en Dos Ríos, su caída cumple la misión de proyectar hacia el futuro el destino de nuestro pueblo y de toda América.
El que sabe desdeñar su vida, sabrá siempre honrarla.
El dolor es la sal de la gloria.
Todo hombre tiene un poco de león y quiere para sí en la vida la parte del león, que se queja de la opresión ajena pero apenas puede oprimir, oprime. Clama contra monopolio ajeno, pero apenas puede monopolizar, monopoliza. No en balde cuando el libro de los hebreos quería dar un nombre a un varón admirable, lo llamaba un justo. No desearlo todo para sí, quitarse algo de sí para que toque igual parte, todos, es valor que parece heroico. A juzgar por el escaso número de los que dan prueba de él.
Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más cerca, y en que nos tocó nacer.
Todo está dicho ya pero las cosas, cada vez que son sinceras son nuevas.
si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás bienes serian falaces e inseguros, ese sería el bien que yo prefiera, yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.
Gobernar no es más que prever.
O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí, el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás, la pasión, en fin, por el decoro del hombre, o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos.
La amistad indispensable, de Cuba y los Estados Unidos, requiere, la demostración continua por los cubanos de su capacidad de crear, de organizar, de combinarse, de entender la libertad y defenderla, de entra en la lengua y hábitos del norte con más facilidad y rapidez que los del norte en las civilizaciones ajenas.
enseñar, que es lo más bello y honroso del mundo.
De una patria, como de una madre, nacen los hombres.
Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla, alcémonos para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla, alcémonos para darles tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario, alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos, y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: con todos y para el bien de todos.
Para mí la patria, no será triunfo sino agonía y deber.
El pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios.
La sangre de los buenos, no se vierte nunca en vano.
Honrar a la patria es una manera de pelear por ella
Los Presidentes son para unir, no para dividir.
los niños son la esperanza del mundo.
Ha de ser limpia la casa, y la conducta.
Los estudiantes que son el baluarte de la libertad
Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender.
Lo justo, a veces por el modo de defenderlo, parece injusto;
Los apasionados son los primogénitos del mundo.
sin sonrisa de mujer no hay gloria completa de hombre.
Todas las grandes ideas tienen su gran Nazareno
Culminan las montañas en pico y los pueblos en hombres.
Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, y los que odian y deshacen.
Trae cada raza al mundo su mandato, y hay que dejar la vía libre a cada raza.
Escasos como los montes, son los hombres que saben mirar desde ellos, y sienten con entrañas de nación, o de humanidad.
Una escuela es una fragua de espíritus
Asesino alevoso, ingrato a dios y enemigo de los hombres, es el que, so pretexto de dirigir a las generaciones nuevas, les enseña un cúmulo aislado y absoluto de doctrinas, y les predica el odio, antes que la dulce plática de amor, el evangelio bárbaro del odio.
De América soy hijo: e ella me debo.
La victoria está hecha de cesiones.
perdonar es vencer.
Pensar es servir.
Un grano de poesía un siglo.
El mundo es fuerte y bello por los amigos.
Todo es gozo cuando se pelea por la luz del mundo.
El derecho mismo, ejercitado por gentes incultas, se parece al crimen.
La libertad es el derecho que tiene todo hombre a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía.
Es cubano todo americano de nuestra América.
Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras.
Para ir delante de los demás, se necesita ver más que ellos.
El silencio es el pudor de los grandes caracteres.
Juntarse: esta es la palabra del mundo.
Es necesario elevarse como los montes para ser vistos de lejos.
Del pecho más oscuro saldrá a triunfar la gloria.
Aplazar no es nunca decidir.
Sin alteza de ideas nadie espere el respeto común.
Amar no es más que el modo de crecer.
Sigo mi labor, más pura, Madre mía, que un niño recién nacido, limpia como una estrella, sin mancha de ambición, de intriga o de odio.
La educación empieza con la vida, y no acaba sino con la muerte.
En la cruz murió el hombre un día: pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días.
Es profanación el vergonzoso olvido de los muertos.
La grandeza está en la verdad y la verdad es la virtud.
Se sale de la tierra tan contento cuando se ha hecho una obra grande.
No hay más que una gloria cierta: y es la del alma que está contenta de sí.
Toda muerte es principio de una vida.
No graba cincel alguno como la muerte los dolores del alma
Sufrir es más que gozar: es verdaderamente vivir.
Todo el que deja hacer lo que es capaz de hacer, peca.
La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.
No ¡La vida humana no es toda la vida! La tumba es vía y no término.
La vida humana sería una invención repugnante y bárbara, si estuviera limitada a la vida en la tierra.
El hombre sincero tiene derecho al error.
El deber debe cumplirse sencilla y naturalmente.
La libertad es la tiranía del deber.
Si de algo serví antes de ahora, ya no me acuerdo: lo que yo quiero es servir más.
si se es honrado y se nace pobre, no hay tiempo para ser sabio y ser rico.
hombre haga quien quiera pueblos.
El pueblo que compra manda. El que vende, sirve.
La honra puede ser mancillada, la justicia puede ser vendida. Todo puede ser desgarrado. Pero la noción del bien flota sobre todo, y no naufraga jamás.
Quien ha sabido preservar su decoro sabe lo que vale el ajeno, y lo respeta.
Las palabras deshonran cuando no llevan detrás un corazón limpio y entero.
Las palabras están de más, cuando no fundan, cuando no esclarecen, cuando no atraen, cuando no añaden.
A fuera de igual en el mérito hay que hacer desaparecer la desigualdad en el tamaño.
Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad.
Al poder se sube casi siempre de rodillas. Los que suben de pie son los que tienen derecho a él.
El mejor ciudadano es el que cultiva una extensión mayor de tierra.
Donde escribió, grabó. Donde censuró, curó. Lo que imitó, realzó. Desconfió de si mismo y amó puramente. He ahí un epitafio.
No dudes, hombre joven. No niegues, hombre terco. Estudia y luego cree.
Que se marque al que no ame, para que la pena lo convierta.
Elevase ante nosotros la imagen de José Martí, le vemos en la tribuna describir el camino difícil y el destino promisorio de su pueblo. La voz nos llama a reflexionar en los conceptos que forjaron la nación, en el sacrificio de sucesivas generaciones, que no fue ni será en vano:
"Del semillero de las tumbas levántese impalpable, como los vahos del amanecer, la virtud inmortal; orea la tierra tímida, azota los rostros viles, empapa el aire, entra triunfante en los corazones de los vivos; la muerte de jefes; la muerte de lecciones y ejemplos; la muerte nos lleva el dedo por sobre el libro de la vida. Así de esos enlaces continuos e invisibles, se va tejiendo el alma de la patria "
Era el alma de un hombre grande, un símbolo casi perfecto, si es que puede hablarse de perfección en la naturaleza humana. Y cual imagen divina, lo cierto es que dejó una piedra angular para el reconocimiento de lo que somos, de nuestra identidad, de nuestro orgullo, de nuestra voluntad de ser, de traspasar limitaciones, de superar cualquier fatalidad y lograr para nuestra América un destino mejor, de justicia, paz y libertad.
Primer retrato conocido | Retrato | |
Retrato en la prisión | Retrato en México | Retrato |
Retrato en Washington | Martí con su hijo José Francisco, Nueva York, 1880 |
Eusebio Leal Spengler: Patria Amada.
Martí y América. p. 29 – Conferencia pronunciada el 24 de mayo de 2004 ante el Comité de Representantes de la Asociación Latinoamericana (ALADI) en la ciudad de Montevideo.
Gerardo Castellanos: Ob. Cit., p. 312.
Revista __________________________, Memorial José Martí.
Autor:
Nivia García Rivera