- Introducción
- Biografía
- Obra
- Teoría de las ideas
- Alegoría de la línea divisible en segmentos
- Mito de la caverna
- Teoría política
- Ética
- Arte
- Conclusión
- Bibliografía
- Glosario de términos
Introducción
Tratar de interpretar el pensamiento de Platón desde la perspectiva del concepto común de filosofía, nos resultaría sumamente difícil. Cuando tratamos de profundizar en su contenido, y a través de esquemas intentamos encerrarlo y reducirlo a fórmulas muy concisas, surgen un sin número de dificultades, y su aparente claridad se convierte en un cúmulo de contradicciones. Su pensamiento es todo vibración, plasticidad y movilidad, por lo que muchos de sus intérpretes coinciden en no considerarlo como un sistema de pensamiento, sino más bien como un conjunto de ensayos, bellos paisajes mentales, mas sin la pretensión de abarcar la realidad en un panorama completo. Cuando intentamos penetrar en el espíritu de Platón, descubrimos que su vida entera, se constituye en un esfuerzo hacia lo absoluto y trascendente. Busca incesantemente la respuesta a un conjunto de problemas que se plantea, como son, el ser, la ciencia, la verdad y el sentido de la vida humana, que iluminados por la potencia de su genio, adquieren un sentido nuevo y más profundo. Platón experimenta la escasez de los conceptos y de las palabras para expresar lo trascendente, y por ello se vale de una infinidad de recursos no tan intelectuales como lo son los mitos, las fábulas, el amor y los sentimientos.
Aún cuando Platón no escribió ningún tratado específico sobre la ética, todo su pensamiento refleja una importante línea de pensamiento orientada hacia la moralidad. La filosofía no representa para Platón una simple meditación, sino una tarea en la que se busca entender cuál es el destino final del Hombre. Para Platón " No hay Filosofía sin virtud, ni virtud sin Filosofía ".Siendo, su más importante búsqueda, el darle un sentido trascendente a la vida del hombre, todo su ímpetu se traduce en una creación, que trata de apoyar de forma racional, lo que en principio, para él fue el deseo de establecer un orden sentimental.
Intentamos por tanto exponer su concepto del ser, incluyendo los dos grandes ámbitos de la realidad: el mundo trascendente de las Ideas, y el mundo físico de los seres sensibles.
Platón nació en Atenas probablemente en el año 428 a.C., en el seno de una familia aristocrática . Fue llamado originalmente Aristocles, pero prevaleció el apodo de Platón, (apodo que recibió por el significado de este término en griego "el de anchas espaldas"), con que le calificó su profesor de gimnasia. Su padre Aristón era al parecer, descendiente de los primeros reyes de Atenas, mientras que su madre, Perictione, descendía de Dropides, perteneciente a la familia del legislador del siglo VI a.C., Solón. A la muerte de su padre, la cual ocurrió cuando Platón era aún muy niño, su madre contrajo nuevas nupcias con Pirilampo, colaborador del estadista Pericles, corriendo la educación de éste por cuenta de su padrastro, por lo que se supone que Platón pudo haber recibido una enseñanza propia de las tradiciones democráticas del régimen de Pericles. Recibió una educación propia de un joven ateniense bien situado, necesaria en alguien que se dedicara de lleno a la política.
Siendo muy joven, Platón tuvo aspiraciones políticas, y están constatadas por sus propias declaraciones, pero se vieron frustradas por la participación de dos parientes suyos, Cármides y Critias, en la tiranía impuesta por Esparta, luego de la guerra del Peloponeso, conocida como la de los Treinta Tiranos, y que ejerció una represión violenta y encarnizada contra los líderes de la democracia. A pesar de esto, el interés por el asunto político no le abandonará nunca , lo que se demuestra en una de sus obras cumbres, La República. Una observación de esta obra, nos permite aún adivinar lo profunda que fue la lucha interna y externa que sostuvo antes de abandonar aquel proyecto. La restaurada democracia se mostró impotente para ello, precisamente al mancharse con la muerte de Sócrates. Y ésta fue la segunda experiencia decisiva para la vida de Platón: ella le llevó al convencimiento de que " sólo la verdadera filosofía permite descubrir la justicia en la vida pública y en la vida privada, y que la desgracia del género humano no terminará hasta que el linaje de los filósofos justos y verdaderos lleguen al gobierno de los estados, o los gobernantes de los estados se conviertan en verdaderos filósofos por divina disposición…" Esta idea se encuentra precisamente en la mitad de la "República". La tarea que se impuso desde entonces Platón, fue la de convertirse en un reformador social de gran estilo.
En su búsqueda de una nueva forma de comunidad estatal, Platón desea conseguir algo que no había existido en Grecia hasta entonces y cuya falta había sido notada ya por Sócrates: una educación popular sistemática. La actuación política y la lucha por la justicia no podían seguir siendo actividades separadas como hasta entonces, sino que trabajar para el estado y realizar la justicia debían ser una misma cosa. Para conseguir políticos así, lo primero que había que hacer era educarlos, y educar al pueblo a someterse voluntariamente a ellos.
En el año de 399 a.C., tras la muerte de Sócrates, Platón abandona Atenas y se instala en Megara. Invitado luego a la corte de Dionisio I, en Siracusa, propuso poner en marcha ciertas ideas políticas sobre el buen gobierno, pero, al parecer, las condiciones de la corte no eran las adecuadas para emprender dichos proyectos, irritado Dionisio y como tirano de Siracusa, retuvo prisionero a Platón y lo hizo vender como esclavo en Egina, siendo rescatado por un conciudadano que lo devolvió libre a Atenas.
Una vez en Atenas, en el año 388-387 a.C., funda Platón la Academia, especie de Universidad en la que se estudiaban todo tipo de ciencias, como las matemáticas, la astronomía o la física, además de otros conocimientos filosóficos.
En el año 369 emprende un segundo viaje a Siracusa, invitado para hacerse cargo de la educación de Dionisio II, pero los resultados no fueron mejores que con su padre, y tuvo que regresar a Atenas. Unos años después y a petición de Dionisio II, Platón realiza un tercer viaje a Siracusa, fracasando igual que las veces anteriores, por lo que regresa a Atenas en el año 360 a.C, continuando con sus actividades en la Academia, pero siendo ganado por el pesimismo y la decepción, lo que se refleja en sus últimas obras, hasta su muerte en el año 348-347 a.C.
Los escritos de Platón adoptaban la forma de diálogos como manera de expresión de su pensamiento; esto posiblemente se deba a que quiso rendir tributo a su maestro Sócrates, a quién, por lo demás, convierte en interlocutor de casi todos ellos.
Su obra se puede dividir en varios períodos, según distintos criterios, siendo una de las clasificaciones más aceptadas, la cronológica.
1- Diálogos de Juventud ( de los 28 a los 38 años ) (399-389 a.C.)
Aquí dominan los temas de carácter socrático. Platón intenta comunicar la filosofía y el estilo dialéctico de su maestro. Sócrates se encuentra con alguien que dice saber mucho, él manifiesta ser ignorante y pide ayuda al que afirma saber. Sin embargo, conforme Sócrates empieza a hacer preguntas, se hace patente que quien dice ser sabio, realmente no sabe lo que afirma saber, y que Sócrates aparece como el más sabio de los dos personajes, porque por lo menos, él sabe que no sabe nada. Ese conocimiento, por supuesto, es el principio de la sabiduría.
Son de ésta época:
Critón ( Sócrates en la cárcel sobre problemas cívicos )
Laques ( El Valor )
Lisis ( La Amistad )
Cármides ( La Templanza )
Eutifrón ( La Piedad )
Ión ( La poesía como don divino )
Protágoras ( ¿Es enseñable la Virtud? )
2- Diálogos de transición ( de los 38 a los 41 años ) (389-385)
En este período Platón introduce elementos que demuestran su propia evolución filosófica, y algunas de sus opiniones no pueden considerarse estrictamente socráticas. Estos nuevos elementos apuntan ya hacia la Teoría de las Ideas.
Son de ésta época:
Gorgias ( Sobre retórica y política )
Crátilo ( Sobre la significación de las palabras )
Hipias Mayor y Menor ( Sobre la belleza el primero, y sobre la verdad el segundo )
Eutidemo ( Sobre la erística sofista )
Menón ( ¿Es enseñable la virtud? )
Meneceno ( Parodia sobre las oraciones fúnebres )
3- Diálogos de madurez ( de los 41 a los 56 años ) (386-370)
El pensamiento de Platón se manifiesta en estas obras en toda su dimensión. El pensamiento que expresa en los diálogos responde unicamente a su propia disertación. La academia de Atenas ocupa toda su atención, y es por ello que su actividad se centra en ella.
Son de ésta época:
Fedón ( Sobre la inmortalidad de la Filosofía )
Banquete ( Sobre el amor )
República ( Sobre política y otros asuntos: metafísicos, gnoseológicos, etc. )
Fedro ( Sobre el amor, la belleza y el destino del alma )
4- Diálogos Críticos ( de los 56 a los 63 años ) (369-362)
Ocurre en este período su segundo viaje a Sicilia. Revisa críticamente la Teoría de las Ideas, y de algunas de sus consecuencias, no significando esto, el abandono de la misma.
Son de ésta época:
Parménides ( Crítica de la Teoría de las Ideas )
Teeteto ( Sobre el Conocimiento Científico )
Sofista ( Sobre el Ser y la Teoría de las Ideas )
Político ( Sobre las condiciones del gobernante. Junto con el sofista debería formar trilogía otro diálogo titulado el Filósofo, que Platón no llegó a escribir )
5- Diálogos de vejez ( de los 64 a los 78 años ) (361-347)
Después del tercer viaje a Sicilia, crece la manifestación del pesimismo de Platón, manifestado en la forma dramática de sus escritos.
Son de ésta época:
Filebo ( Sobre el Placer y el Bien )
Timeo ( Sobre Cosmología )
Critias ( Mito de la Atlántida. Contraposición del Estado Agrario al Imperialismo Marítimo )
Leyes (Incompleto, Rectifica el Idealismo de la República )
La forma dialogada, a parte de su belleza artística, su vivacidad y su interés dramático, tiene el grave inconveniente de dejarnos perplejos no pocas veces acerca del pensamiento del propio autor. Cada diálogo puede considerarse como una pieza completa, o como un verdadero drama filosófico. Constituyen una verdadera galería de retratos, por la que desfilan los tipos más característicos de la Grecia de aquella época, ofreciendo un vivo reflejo del ambiente y de la vida cultural de entonces.
Platón utiliza el dialogo como forma expresiva de su pensamiento filosófico, que está en íntima relación con el contenido de su filosofía y de su concepción dialéctica. En ella hay dos presupuestos básicos: a) el aprendizaje no puede entenderse como una mera transmisión de contenidos que llenan el vacío del alma: es un camino que el alma ha de recorrer, y nadie puede ser sustituido por otro en ese movimiento hacia la verdad. b) la insuficiencia del lenguaje como medio expresivo de aquello que constituye el objeto del saber filosófico: utilización del diálogo dialéctico, como lenguaje indirecto y como forma de dar y pedir razón.
Platón llegó a la Teoría de las Ideas siguiendo a Sócrates, buscando ante todo en el terreno moral, un absoluto, que fuera a la vez inmutable objeto conocido y firme norma de la conducta. Lo halló en las ideas de lo bueno, lo justo, lo verdadero, lo hermoso, etc.
La Teoría de las Ideas de Platón y su Teoría del Conocimiento, están tan interrelacionadas, que deben ser tratadas de forma conjunta. Influido por Sócrates, Platón estaba persuadido de que el conocimiento se puede alcanzar. También estaba convencido de dos características esenciales del conocimiento:
1ª) El conocimiento debe ser certero e infalible.
2ª) El conocimiento debe tener como objeto lo que es en verdad real, en contraste con lo que sólo lo es en apariencia.
Para Platón el mundo es el reino de lo concreto, de lo definido, de lo medido, de la realidad fija y estable, mientras que el mundo físico es el de lo indefinido, de lo no medido, de la génesis y de la mutación. Trata de superar las antítesis entre lo uno y lo múltiple, lo móvil y lo inmóvil, lo contingente y lo necesario, lo relativo y lo absoluto, el ser y el no- ser.
La Teoría de las Ideas y del Conocimiento, constituyen el fundamento epistemológico y ontológico de la concepción ética y política de Platón. Para asegurar la objetividad de las ideas, Platón las situará fuera del mundo en que nos encontramos, y se servirá de creencias míticas: el Mito de la Caverna para explicar el mundo sensible y el mundo inteligible y del Mito de Fedro "Caballos Alados", para explicar el origen del alma. El mundo sensible son las cosas espacio-temporales que están sujetas al movimiento, la generación y la corrupción. Está caracterizado por la multiplicidad y materialidad, por lo que al ser mundo físico de las cosas, éstas pueden ser percibidas por los sentidos. El mundo sensible es el mundo inteligible, es decir, de las distintas ideas que lo constituyen. A Diferencia del sensible, el mundo inteligible es el mundo de las ideas, que tiene una realidad objetiva extramental. Está compuesto por ideas que son la esencia de las cosas, son su verdadera causa y fin, y son eternas e inmutables. Poseen simplicidad y unidad. Las Ideas son entidades reales. Subsistentes, perfectísimas, puras, inmateriales, inmóviles. Constituyen un conjunto organizado, en el cual, la Idea del Bien se encuentra al frente de todas las demás ideas, y es la estudiada por la Dialéctica, último grado de conocimiento de la inteligencia para llegar a la intuición de las Ideas fundamentales.
Platón concibió las ideas de manera jerárquica: la idea suprema es la de Dios que, como el Sol en el Mito de la Caverna, ilumina todas las demás ideas. En el fondo, la Teoría de las Ideas está destinada a explicar el camino por el que uno alcanza el conocimiento y también cómo las cosas han llegado a ser lo que son.
La Teoría del Conocimiento de Platón, refleja un concepto jerárquico del SER que paralelamente se muestra en un concepto ascendente de la ciencia. Podemos señalar aquí tres grados de conocimiento perfectamente definidos:
a- Conocimiento Sensitivo: que tiene por objeto los seres materiales ( sentidos ).
b- Racional Discursivo : que versa sobre el concepto de número y de cantidad ( imaginación ).
c- Racional Intuitivo: que versa sobre los seres carentes de toda materia y de toda cantidad ( entendimiento ).
La ciencia perfecta y verdadera solamente se da en el último grado, o sea en el conocimiento de las Ideas, que no tienen ni materia ni cantidad, ni pueden ser percibidas por los sentidos, ni por la imaginación, ni por la razón discursiva, sino solamente por el Entendimiento. Este concepto ascendente de la ciencia lo simbolizó Platón en dos alegorías: la de la Línea Divisoria en Segmentos y la del Mito de la Caverna.
Alegoría de la línea divisible en segmentos
En el libro VII de la República cuenta Platón un mito de fuerza sobrecogedora, en el que representa simbólicamente la situación del hombre en su relación con la filosofía, y a la vez la estructura de la realidad. Este procedimiento de Platón recuerda, con una esencial alteración del orden, la técnica habitual de hacer comprender una verdad mediante una representación poética que se esclarece y precisa de modo intelectual. El contenido del mito se reduce en lo esencial a lo que sigue:
Platón imagina unos hombres que se encuentran desde niños en una caverna, que tiene una abertura por donde penetra una luz exterior, están sujetos de modo que no pueden moverse ni mirar más que al fondo de la caverna. Fuera de ésta, a espalda de esos hombres, brilla el resplandor de un fuego encendido sobre una eminencia del terreno, y entre el fuego y los hombres encadenados hay un camino con un pequeño muro; por ese camino pasan hombres que llevan todo género de objetos y estatuillas, que rebasan la altura de la tapia, y los encadenados ven las sombras de esas cosas, que se proyectan sobre el fondo de la caverna: cuando los transeúntes hablan, los encadenados oyen sus voces como si procedieran de las sombras que ven, para ellos la única realidad. Uno de los encadenados, libre de su sujeción, contempla la realidad exterior; la luz hace que le duelan los ojos, y apenas ve; el sol deslumbra dolorosamente y lo ciega. Poco a poco intenta habituarse; primero consigue ver las sombras; luego las imágenes de las cosas, reflejadas en las aguas; después las cosas mismas. Vería el cielo de noche, las estrellas y la luna; y al amanecer, la imagen reflejada del sol, y por último, después de un largo esfuerzo, podría contemplar el sol mismo. Entonces sentiría que el mundo en el que había vivido antes era irreal y desdeñable; y si hablaba con sus compañeros de ese mundo de sombras y dijera que no era real, se reirían de él, y si tratase de salvarlos y sacarlos al mundo real, lo matarían.
¿Qué es lo simbolizado en este mito ? La caverna es el mundo sensible, con sus sombras, que son las cosas. El mundo exterior, es el mundo verdadero, el mundo inteligible o de las ideas. Las cosas simbolizan las ideas; el Sol, la Idea del Bien. No olvidemos que el viaje del hombre del mito, es de ida y vuelta: el encadenado, una vez que ha contemplado el mundo de la luz y la libertad, vuelve a la caverna. Es decir, va a explicar desde las cosas, las sombras, y desde las ideas, la realidad sensible. Las dos grandes regiones de la realidad, quedan unificadas en la REALIDAD, en virtud de la intervención del hombre que se enfrenta con ellas. El mundo visible y el mundo inteligible aparecen clasificados por su referencia a dos esenciales posibilidades humanas: ver y entender. El hombre que primero está en la caverna y luego en la luz, es el que da unidad a los dos mundos; el mundo total, es un doble mundo que queda integrado en uno por el paso del hombre.
MITO DE FEDRO
Al preguntarse Platón por el ser de las cosas, se encuentra con algo bastante paradójico: que estas cosas no tienen ser, y por tanto, no le sirven para encontrarlo. ¿ Dónde buscarlo, pues ?. El ser verdadero está en las ideas, pero las ideas no son accesibles a mi conocimiento directo, no están en el mundo. Sin embargo, yo las conozco de algún modo, yo las tengo en mí y por eso me permiten conocer las cosas. ¿ Cómo es esto posible ?. Para resolver esta cuestión, Platón recurre a uno de sus procedimientos característicos: cuenta un mito. El Mito de Fedro, explica a la vez, el origen del hombre, el conocimiento de las ideas y el método intelectual del platonismo.
Según el famoso mito que Sócrates cuenta a Fedro, a orillas del Iliso, el alma, en su situación originaria, puede compararse a un carro tirado por dos caballos alados, uno dócil y de buena raza, el otro díscolo ( los instintos sensuales y las pasiones ), dirigido por un auriga ( la razón ), que se esfuerza por conducirlo bien. Este carro en un lugar supraceleste, conocido también como hiperuranio, circula por el mundo de las ideas, que el alma contempla así, pero no sin dificultad. Las dificultades para guiar el tiro de los dos caballos, hacen que el alma caiga: los caballos pierden las alas, y el alma queda encarnada en un cuerpo. Si el alma ha visto, aunque sea muy poco las ideas, ese cuerpo será humano y no animal; según que las haya contemplado más o menos. El origen del hombre como tal es, pues, una caída del alma de procedencia celeste y que ha contemplado las ideas. Pero el hombre encarnado no las recuerda. De sus alas no quedan más que muñones doloridos, que se excitan cuando el hombre ve las cosas, porque éstas le hacen recordar las ideas, vistas en la existencia anterior. Este es el método del conocimiento. El hombre parte de las cosas, pero no para quedarse en ellas, o para encontrar en ellas un ser que no tienen, sino para que le provoque el recuerdo o reminiscencia de las ideas de otro tiempo contempladas. Conocer, por tanto no es ver lo que está fuera, sino al revés: recordar lo que está dentro de nosotros. Las cosas son sólo un estímulo para apartarse de ellas y elevarse a las ideas. Para llegar a ese conocimiento hay que hacerlo a través de la reminiscencia, que es el recuerdo que actualiza en el alma las ideas que aquella previamente ha contemplado en una vivencia anterior.
MITO DE LA REMINISCENCIA
Las almas humanas, antes de vivir en este mundo y de alojarse cada una de ellas en un cuerpo de hombre, vivieron en otro mundo, vivieron en el mundo donde no hay hombres, ni cosas sólidas, ni colores, ni olores, ni nada que transite y cambie, ni nada que fluya en el tiempo y el espacio. Vivieron en un mundo de puras esencia intelectuales, en el mundo de las ideas. Ese mundo está en un .lugar que Platón metafóricamente llama lugar celeste " topos uranos ". Allí viven las almas en perpetua contemplación de las bellezas inmarcesibles de las ideas, conociendo la verdad sin esfuerzo alguno porque la tienen intuitivamente delante; sin nacer ni morir; en pura eternidad.
Pero esas almas, de vez en cuando, vienen a la tierra y se alojan en un cuerpo humano, por la acción del Demiurgo, dándole vida. Al estar en la tierra y alojarse en un cuerpo humano, naturalmente tiene que someterse a las condiciones en que se desenvuelve la vida en la tierra, a las condiciones de espacio y temporalidad, del nacer y del morir, del dolor y del sufrimiento, de la insuficiencia de los esfuerzos, de la brevedad de la vida, de los desengaños, de la ignorancia y del olvido. Estas almas olvidan, olvidan las ideas que conocieron cuando vivían o estaban en el "topos uranos", en el lugar celeste donde moran las ideas. Olvidadas de sus ideas están y viven en el mundo. Pero como han estado antes en ese "topos uranos", donde están las ideas, bastará algún esfuerzo bien dirigido, bastarán algunas preguntas bien hechas, para que del fondo del olvido, por medio de la reminiscencia, atisben algún vago recuerdo de esas ideas. Para recordar las ideas que el alma trajo consigo es necesario que se libere de la dimensión sensitivo-corporal que la tiene encarcelada. Así el ser humano es una unión accidental entre cuerpo y alma. El cuerpo pertenece al mundo sensible y el alma al inteligible, por ello el cuerpo es cambiante, en continuo movimiento y el alma es eterna y permanente, y responsable del conocimiento. La reminiscencia se distingue de la memoria, en que ésta consiste en la conservación de las sensaciones, que quedan impresas en los sentidos como el sello en la cera blanda, mientras que aquélla es el despertar del conocimiento que el alma poseía antes de venir a este mundo, por haber disfrutado de la contemplación del mundo superior de las Ideas. Al unirse con el cuerpo, esos conocimientos quedan oscurecidos, pero el alma conserva innata toda su ciencia, y solamente necesita volver a recuperarla por medio del recuerdo. El alma está dividida en tres partes o funciones que pueden ser apreciadas en la sociedad, diferenciando tres clases sociales:
La racional, mediante la que es posible el conocimiento de las ideas y que debe controlar a las otras dos ( filósofos que son los que ejercen el liderazgo político )
La irascible o voluntariosa, correspondiente a los impulsos y afectos ( militares que ejercen funciones de seguridad )
La Concupiscible o del deseo, la más relacionada con las necesidades corporales ( artesanos y comerciantes )
Platón pensaba que cada ser se identificaba con una de ellas, aún cuando las poseía a las tres, y por tanto debía ser educado de acuerdo a ello, para así ir en busca del mayor Bien. En él, la idea del Bien aparece al mismo tiempo, como el artífice o Demiurgo del mundo. Platón supone la creación de una " alma del mundo ", intermedio entre las ideas y las cosas; es la animadora del mundo. El alma humana es también, como hemos visto, algo intermedio: por una parte, está caída, encarnada en un cuerpo, sujeta al mundo sensible, cambiante y corruptible; por otra parte, ha visto las ideas y tiene una peculiar conexión con ellas: participa por tanto, del mundo eterno e inteligible de las ideas.
Platón da por supuestas, como existentes desde toda la eternidad, tres clases de entidades reales y distintas:
a- El mundo perfectísimo e inmutable de las Ideas subsistentes ( lo que siempre es y nunca Cambia ). Debajo de ellas existía el Demiurgo, ser divino, interior a las Ideas, que vivía feliz disfrutando de su contemplación.
b- Por otra parte existía también la materia, esencialmente mudable, en la cual se agitaban los elementos mezclados y en completo desorden ( lo que nunca es y siempre está llegando a ser ). Es muy oscuro el pensamiento de Platón acerca de esta entidad primitiva, que servirá al Demiurgo para la ordenación del mundo.
c- En medio de ambas, separándolas, existía el Espacio, amplio lugar vacío, el cual servirá al Demiurgo para colocar y distribuir sus obras, según vaya modelando esa masa caótica conforme con el arquetipo de las Ideas.
En el Timeo no existe un concepto de creación como tal. Se trata simplemente de una ordenación de elementos ya existentes y eternos. La operación del Demiurgo no consiste en crear ninguna realidad nueva, sino tan sólo en introducir orden en el desorden caótico del elemento material, modelándolo conforme a la imagen de la Idea del Viviente Eterno.
A los griegos les resultaba difícil concebir al hombre en estado de aislamiento. Consideraban la sociedad como un resultado que brota necesariamente de la misma condición de la naturaleza humana. El hombre aislado no se basta a sí mismo. Para vivir humanamente y conseguir perfección material y espiritual necesita la ayuda y cooperación de sus semejantes. Por esto es el hombre un animal esencialmente social, que encuentra en la agrupación con otros hombres el complemento indispensable para atender a sus necesidades primarias de subsistencia y defensa.
Cuando ya se han agrupado los hombres en sociedad, esta va pasando poco a poco de ser el estado sin definición que era a constituirse en Ciudad ( Polis ).
Encontramos aquí, en la forma en que Platón propone la organización de la sociedad, una analogía con la teoría de división del alma. El estado es la imagen macroscópica del hombre, con sus componentes materiales e ideales, razón por la cual la ética platónica estudia la conducta humana, ya que la conducta del hombre es también la conducta de la polis. Esta conducta puede ser buena o mala, según la idea de Bien que se tenga. Si entendemos que para Platón la justicia era el mayor Bien para el pueblo, ella sólo se conseguía a través del ejercicio de la virtud. En la República aún cuando mantiene en cierto modo la unidad fundamental de la virtud, establece su división en varias especies, conforme a las materias sobre que versan, y que corresponden a las distintas partes del alma humana.
Platón define perfectamente las funciones de las diferentes virtudes, en concordancia con su concepto de la composición tripartita del hombre, constituido por un cuerpo material y sus tres almas, que constituyen el fundamento de las tres clases de virtudes. Así la virtud es el medio para llegar al sumo Bien, nacida de la purificación del alma y la armonía.
La justicia se considera el máximo Bien para la sociedad, y siendo una virtud general, agrupa a todas las demás:
–Prudencia o sabiduría: la relaciona con el alma racional, que es la parte divina del hombre. Aquí entraban los reyes-filósofos que ejercerían el liderazgo político, debido a que habiendo completado todo el proceso educacional, serían poseedores de mentes, que, serían capaces de entender las ideas, y por lo tanto, tomar las decisiones más sabias.
–Fortaleza o valor: la relaciona con el alma irascible o voluntariosa, que abarcaría a los guerreros y militares. A esta virtud le corresponde regular las acciones del alma e las pasiones nobles y generosas, haciendo que el hombre se sobreponga al sufrimiento y al dolor, sacrificando cuando fuese necesario, los placeres para el cumplimiento del deber.
-Templanza: la relaciona con el alma concupiscible o del deseo. Esta virtud implica un conjunto de conceptos como, serenidad, armonía y dominio de sí mismo. Esta es la única virtud de la clase artesana, considerada la clase inferior, que es la más numerosa, cuya misión consiste en producir lo necesario para la vida material.
Platón asoció de esta forma, las virtudes tradicionales de la Grecia de aquella época, con la estructura de un Estado, que él consideraba el ideal para la consecución de la mayor justicia.
La teoría ética de Platón, descansa en la suposición de que la virtud es conocimiento, y que éste, puede ser aprendido. Dicha doctrina debe ser entendida en el conjunto de su Teoría de las Ideas. Estas consideradas como el Bien Supremo, y la creencia en la inmortalidad del alma, le confieren al platonismo, elevación en el aspecto moral. En la búsqueda de ese fin, se orienta la conducta del hombre, cuya felicidad en esta vida, consistirá en la práctica de la virtud, y en el cultivo de la Filosofía. El sabio que practica la virtud, consigue establecer el orden, la armonía y el equilibrio en todo su ser, sometiéndolo a la razón. Con ello alcanza una felicidad interior, que nadie le puede arrebatar. El justo conserva su virtud, su libertad y su felicidad, incluso en medio de los mayores tormentos. La consecuencia de este camino es ir desprendiendo al hombre del estorbo de su cuerpo y disponerlo al retorno al estado de contemplación del mundo ideal. Y aunque la contemplación directa sólo es posible después de la muerte, la vida filosófica conforme a la virtud contribuye a anticiparla. Platón abriga la convicción, de que existe un Bien Supremo, y en sí, lo considera como accesible al hombre.
En las Leyes, la virtud aparece como la expresión más perfecta de la religiosidad. " El hombre es el más religioso de los vivientes ". " Dios es la medida de todas las cosas ". Es el " principio, el medio y el fin de todas las cosas, que las envuelve a todas en la bondad de la naturaleza ". Para hacerse amigos suyos, es preciso asemejarse a él por medio de una conducta virtuosa.
Si el Dios de Platón equivaliera al Dios cristiano, tendríamos expresada con estas frases, una norma exacta reguladora de la Moral. Pero hay que tener en cuenta, que para Platón, por encima del Demiurgo y de los dioses astrales, están las Ideas, situadas en un plano ontológico superior. Si propone al Demiurgo como modelo para la vida humana, y recomienda imitarlo y buscar parecerse a él, es solo por considerarlo más cercano a nosotros, y representa un ideal más accesible al hombre, ya que, aún cuando, estos dioses son inferiores a las ideas, son felices disfrutando de la contemplación desde su lugar cósmico, en un estado parecido al que disfrutaban las almas antes de su caída y encarnación.
Platón tenía una idea antagónica del arte y de los artistas, aun cuando aprobara algunos tipos de arte religioso y moralista. Su enfoque tiene que ver una vez más con su teoría de las ideas. Una flor bonita, por ejemplo, es una copia o imitación de las ideas universales de flor y belleza. La flor física es una reproducción de la realidad, es decir, de las ideas. Un cuadro de la flor es, por lo tanto, una reproducción secundaria de la realidad, por lo que valdría decir, que es una reproducción de una reproducción. Esto también significa que, los artistas eran una reproducción de segundo orden del conocimiento, por ello la crítica más frecuente de Platón a los artistas, era que ellos no poseían un conocimiento verdadero de lo que estaban haciendo.
El pensamiento de Platón muestra una evolución, que parte de la doctrina de su maestro Sócrates, llega a su genial descubrimiento de las Ideas, y culmina en la discusión de las dificultades y problemas que las Ideas plantean, en diálogo con Aristóteles. Hemos contemplado aquí, las líneas más vivas y fecundas del pensamiento filosófico de Platón en su madurez, que contemplan todo el problema que hubo de poner en movimiento la historia del subsiguiente pensamiento griego.
Platón dice " Ninguno de los dioses filosofa ni desea hacerse sabio, porque lo es ya; ni ningún otro sabio filosofa; ni tampoco los ignorantes filosofan ni desean hacerse sabios ". Y añade más adelante: "¿Quiénes, pues, son los que filosofan, si no son los sabios ni los ignorantes? Claro es que los intermedios de estos dos ".
Esto es definitivo. Para Platón no filosofa ni el que es sabio, ni el que es ignorante. Ignorante es el que no sabe, sin más. El intermedio no sabe, pero se da cuenta de ello; sabe que no sabe, y por eso quiere saber: le falta ese saber. Propiamente hablando, ni al sabio ni al ignorante les falta el saber. Sólo filosofa el que echa de menos el saber. Esto nos condujo a dos cosas importantes, que trascendieron a Platón: la relación que tenía la filosofía, por una parte con el amor, y por la otra con la Divinidad.
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Levi, Peter, Grecia Cuna de Occidente, Atlas Culturales del Mundo, Círculo de Lectores S.A., 1989, Valencia, España
Alado: adj.: Que tiene alas, veloz, rápido.
Aprehender: percibir sin juzgar.
Auriga: En la antigüedad griega y romana, el conductor de carros o cochero, especialmente en las carreras.
Avieso: Torcido, de mala índole.
Concupiscible: Deseo inmoderado de los bienes terrenos y de los placeres sensuales.
Cosmología: Conjunto de teorías sobre el origen, estructura y evolución del universo.
Demiurgo: Arquitecto del mundo, intermediario entre la divinidad suprema y la creación.
Díscolo: Avieso, indócil.
Discursivo: adj.: Propio del discurso o raciocinio; dado a discurrir o reflexionar.
Epistemología: Teoría del Conocimiento Científico, también Filosofía de la Ciencia.
Extramental: fuera de la mente.
Gnosticismo: Saber misterioso de naturaleza superior, acerca de Dios y del mundo, que se divulgó en diversos sistemas ideológicos.
Hiperuranio: Lugar celeste.
Inmarcesible: Que no puede marchitarse.
Inteligible: Que puede ser entendido.
Intuitivo: adj.: de intuición, percepción clara e instantánea de una verdad sin el auxilio de la razón.
Irascible: Fácilmente irritable.
Mito: Relato legendario de los tiempos heroicos
Muñón: Parte de un miembro cortado que permanece adherida al cuerpo.
Ontología: Parte de la Metafísica que trata del ser, en general.
Reminiscencia: Acción de recordar.
Subsistentes: Que duran, permanecen, existen.
Templanza: Moderación en los apetitos.
Tripartita: Dividida en tres partes.
Enviado por:
Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.
"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"®
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Santiago de los Caballeros,
República Dominicana,
2015.
"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH -POR SIEMPRE"®