Cuando hablamos de drogas utilzamos un vocabulario que muchas veces utilizamos de manera erronea o inexacta. ¿Qué diferencia hay entre droga, fármaco, medicina? ¿qué es un psicoactivo?¿Cuál es la diferencia entre psicoactivos naturales y sintéticos? En definitiva un compendio de palabrejas, conceptos y términos que estamos acostumbrados a utilizar, y que no estaría nada mal concretar qué son en dos palabras. Para ello les dejo esta columna de informacion que recoge de manera muy concreta y accesible las respuestas a todas estas preguntas acerca del mundo de las drogas. Asimismo puede ser un recurso para trabajar con menores ya que sus estructura permite que accedan a esta información de una menra muy sencilla. específicamente las funciones del Sistema Nervioso Central (SNC), compuesto por el cerebro y la médula espinal, se denominan psicoactivos. Estas sustancias son capaces de inhibir el dolor, modificar el estado anímico o alterar las percepciones, por ejemplo. ¿De qué depende el hecho de que los psicoactivos actúen como remedios o como venenos? Depende de: 1) su grado de pureza, 2) las dosis y las modalidades de empleo, 3) las condiciones de acceso y las pautas culturales de consumo, 4) el estado físico, emocional, mental y espiritual del usuario. Los mismos psicoactivos pueden resultar benéficos o dañinos, terapéuticos o tóxicos, según quien, cuando, cuanto, cómo y con qué fin los consuma. Por desgracia existe una gran desinformación al respecto que -aunada a una serie de mitos y prejuicios- repercute sobre la salud, el calificativo moral e incluso el trato cívico y legal de sus consumidores. ¿Cuál es la diferencia entre drogas, fármacos y medicinas? El término pharmacon era utilizado en la antigüedad para describir tanto a los medicamentos como a los venenos, y no había distinción terminolágoca entra aquellos con utilidad terapéutica sobre el cuerpo físico o sobre el cuerpo mental, como es el caso de las sustancias capaces de alterar la conciencia. Desgraciadamente, lo que antes era sinónimo hoy se encuentra disociado. Aún cuando fármaco y droga continúan empleándose de manera indistinta dentro de la literatura especializada, en la percepción popular se consideran cosas por completo diferentes. Ahora se habla de medicinas y de drogas. Se dice que las medicinas alivian el sufrimiento, luchan contra la muerte, son buenas y se venden en farmacias.
Se cree que las drogas originan trastornos severos, provocan la muerte, son malas y por eso están prohibidas. Bajo esta lógica, considerar al agua como un veneno parecería broma, no obstante, tres o cuatro litros producen envenenamiento mortal en los niños; mientras que en un adulto, más de veinte litros diarios generan una secreción excesiva de orina y una propensión a la retención de cloro que ocasiona la deshidratación celular y eventualmente la muerte. El curare es un buen ejemplo de un pharmacon, un remedio que es a la vez un veneno. En dosis altas es uno de los venenos más poderosos que existe y en dosis bajas es un anestésico local. Los jíbaros lo usan para envenenar los dardos de sus cervatanas cuando van a la selva a cazar animales pues en dosis elevadas paraliza totalmente los músculos y las presas mueren por asfixia. Pero los cirujanos también lo usan en dosis muy bajas para relajar los músculos de sus pacientes en operaciones que requieren incisiones abdominales. Otro ejemplo: el psicoactivo MDMA, mejor conocido como éxtasis. En las primeras etapas de investigación científica previas a su prohibición, demostró tener notables utilidades terapéuticas en psicoterapia; pero después de su prohibición, el uso irresponsable de este fármaco ocasionó la muerte de varios jóvenes en Europa debido al desconocimiento de su utilización y actualmente está provocando diversos trastornos en personas que abusan de él y están expuestos a las adulteraciones debidas a la falta de controles de calidad en el mercado negro. Así es que, concluyendo: No hay diferencia entre un fármaco, una medicina y una droga. Cualquier sustancia psicoactiva puede servir como remedio o como veneno dependiendo de las circunstancias en las que sea utilizada. ¿Qué es un alcaloide? En el lenguaje químico, los alcaloides se definen como substancias alcalinas que contienen nitrógeno y que representan los principios activos, desde un punto de vista farmacológico, de numerosas plantas y compuestos sintéticos. ¿Qué es un principio activo? Es una sustancia química capaz de producir un efecto farmacológico sobre un organismo vivo. Por ejemplo, el peyote, tiene cerca de 50 principios activos, el más importante de ellos, es un alcaloide llamado mezcalina. ¿Qué es un neurotransmisor? En el cuerpo humano, la comunicación entre las células se realiza a través del sistema endocrino y del sistema neuronal. El mecanismo es básicamente éste: ante un determinado estímulo, el organismo reacciona liberando una serie de sustancias que se llaman hormonas si las producen las glándulas endocrinas y se liberan al torrente sanguíneo, o neurotransmisores, si las produce el cerebro y se liberan a nivel local dentro del mismo para producir una comunicación entre neuronas. Esto equivale a decir que los neurotransmisores son las drogas naturales (acetilcolina, adrenalina, noradrenalina, norepinefrina, melatinina, serotonina, histamina, dopamina, etc.) que el sistema nervioso necesita para intercambiar información y ejercer control sobre el resto del cuerpo. Los neurotransmisores actúan ocupando sus receptores específicos dentro de ciertas áreas del cerebro dedicadas a controlar funciones particulares. La acetilcolina, por ejemplo, controla los músculos del esqueleto (el diafragma y todos los músculos asociados con el movimiento); y comparte con otro neurotransmisor llamado norepinefrina, la responsabilidad de controlar los músculos lisos (las paredes de los órganos internos y los vasos sanguíneos) y el músculo cardíaco.
¿Cómo actúa una droga psicoactiva? Imagínate que las células son como habitaciones del gran templo que es tu organismo, los receptores de dichas células-habitaciones son sus cerraduras, y las hormonas o neurotransmisores son las llaves que abren o bloquean esas cerraduras. Un neurotransmisor u hormona que abra la cerradura, recibe el nombre de agonista, mientras que uno que atasque la cerradura e impida que se abra la puerta, es un antagonista. La estructura química de las sustancias psicoactivas es muy similar a la de ciertos neurotransmisores u hormonas del SNC, por lo que pueden alterar temporalmente el funcionamiento habitual del organismo humano actuando como agonistas o antagonistas de los receptores celulares. Funcionan más como hormonas que como neurotransmisores, pues al ser consumidas penetran en el torrente sanguíneo como las secreciones glandulares y no únicamente en el cerebro, como ocurre con los neurotransmisores. ¿Cuál es la diferencia entre psicoactivos naturales y sintéticos?
Comúnmente se da por sentado que un psicoactivo natural es una planta cuyas hojas, tallos, raíces, segregaciones y/o frutos se pueden comer, fumar y/o beber en infusiones o deccocciones; mientras que un psicoactivo sintético requiere algún tipo de síntesis o procedimiento químico de menor o mayor complejidad para extraer los principios activos de una planta con intención de consimirlos, o para manipularlos a fin de producir un nuevo compuesto químico previamente inexistente como tal en el mundo vegetal. Muchas personas consideran que el organismo humano está más preparado para asimilar un psicoactivo natural que uno sintético, sin embargo, la mayoría de los químicos y farmacólogos opinan lo contrario. El farmacólogo Jonathan Ott por ejemplo, asegura que cualquier principio activo, ya sea sintetizado por una planta o por un químico profesional, tiene la misma estructura química y los mismos efectos biológicos; dice también que sintetizada por un profesional hay una garantía de mayor pureza con la ventaja de que es más higiénico y más fácil de consumir. Como ejemplo cita al peyote asegurando que el principio activo que éste produce, la mezcalina, es exactamente la misma que la que puede hacer un químico y que es más agradable tomar el polvo blanco en una cápsula que ingerir un peyote crudo cuyo sabor es demasiado amargo y cuyo consumo muchas veces se lleva a cabo en condiciones que él encuentra poco higiénicas. Le parece que preferir comer una planta amarga es una reminiscencia del "miedo primal a los dioses" y explica: "Se piensa que las drogas y las vitaminas hechas por seres humanos no son naturales y son peligrosas, mientras que idénticas drogas y vitaminas hechas por plantas son dadas por dios y son seguras. Intentar hacer hacer cosas formalmente hechas sólo por los dioses es cometer el pecado de Prometeo, ¡robar fuego de los dioses!" (12)
Por contraposición, se puede argumentar que durante siglos, miles de personas han consumido el peyote de la misma forma que Ott encuentra antihigiénica y que, aunque gran parte de los efectos del peyote se deban a la acción de la mezcalina, en esta planta cactácea se han encontrado cerca de 50 alcaloides más que pueden contribuir a que la experiencia con la planta sea diferente a la de la cápsula de mezcalina pura; la peyotina, por ejemplo, presenta efectos narcóticos cuando se consume de forma aislada. Aún no hay estudios suficientes acerca de la sinergia u efectos combinados que puede haber entre los distintos principios activos presentes en las plantas psicoactivas. Tal como se ha demostrado en el caso de las vitaminas, el cuerpo requiere ciertos componentes químicos para poder asimilarlas, ya que hay un equilibrio muy complejo en el sistema orgánico. Por ejemplo, una naranja, fuente natural de vitamina C, también contiende pequeñas cantidades de calcio, indispensable para que el organismo pueda asimilar la vitamina C.
Para asimilar comprimidos de vitamina C, el organismo también requiere calcio y si no lo encuntra disponible en cantidades suficientes, utiliza el calcio almacenado en los huesos, por lo que una sobredosis continua de comprimidos de vitamina C puede llegar a resultar dañina. Así es que mientras nuestro conocimiento siga siendo parcial y no total, seguiremos siendo Prometeos falibles y no dioses inmortales, lo cual no quierre decir que hay que decantarnos única y exclusivamente por las plantas psicoactivas, sino que debemos actuar con mucha consideración y cautela en estas cuestiones. ¿Los psicoactivos producen o desencadenan efectos? Los efectos de las drogas psicoactivas sobre el SNC no están dados por sus cualidades intrínsecas, sino por su capacidad de afectar el funcionamiento ordinario del SNC. Es decir, si un psicoactivo actúa como agonista de la serotonina, por ejemplo, potencia el efecto fisiológico de la serotonina; mientras que si actúa como antagonista, bloquea los receptores e impide que la serotonina realice su función biológica. Así, la ocupación de los receptores no produce ningún efecto distinto, sino que simplemente afecta la intensidad o la duración de los efectos habituales de los neurotransmisores u hormonas corporales. De tal forma que puede afirmarse que las drogas psicoactivas en sí, no producen ningún efecto anómalo sobre la mente humana, sino que sólo interfieren con los complejos mecanismos que regulan el SNC alterando o modificando temporalmente su funcionamiento habitual (o permanentemente si se abusa de algunas de ellas). Incluso se ha llegado a decir que los psicoactivos actúan como meros catalizadores de ciertos efectos que produce el propio cerebro mediante sus propias drogas endógenas o neurotransmisores. Como ejemplo se cita el caso de la LSD que ya ha desaparecido completamente del organismo cuando apenas comienzan a manifestarse los efectos más álgidos tras su ingestión. Se cree que la LSD podría haber producido todo un desajuste o un reajuste (según la óptica) en el sistema serotoninérgico, y el retorno al estado ordinario de conciencia sería percibido como un "estado alterado o modificado" de la misma. ¿Cuáles son los neurotransmisores más involucrados con las drogas psicoactivas? Serotonina: La mayoría de las neuronas que sintetizan serotonina se localizan en el cerebro medio y en los denominados núcleos de rafe.
Este neurotransmisor posee una amplia gama de receptores y está implicado en muy diversas funciones.
* Participa en la inducción de sueño, de tal forma que su ausencia produce insomnio.
* Tiene cierta actividad en la regulación de la temperatura corporal y el control del vómito.
* Es un neurotransmisor de las neuronas que transmiten las sensaciones de dolor.
* Está directamente involucrado en el control de los estados de ánimo, de las emociones, de la percepción sensorial y de funciones cognitivas superiores.
* Cuando se producen determinados estímulos sensoriales que ponen en alerta al individuo, su descarga cesa en forma inmediata. Actúa como una especie de filtro de señales externas que da primacía a los estímulos que se consideran importantes para facilitar la toma de decisiones.
* La lesión en neuronas serotoninérgicas produce activación motora y un aumento en la irritabilidad y la agresividad.
* Es posible que la serotonina tenga una actividad autorreguladora, ya que la presenciad e una determinada concentración de serotonina inhibe a las neuronas de los núcleos de rafe, impidiendo así la síntesis de más serotonina. La degradación de este neurotransmisor, esto es, su transformación en una molécula inactiva, la lleva a cabo la enzima reguladora del sistema serotoninérgico: la enzima monoamino-oxidasa (MAO), que actúa en general oxidando el grupo amino de la molécula, que incluye además de la serotonina, a la melatonina, la adrenalina y cualquier molécula estructuralmente similar. Se sabe que la LSD y la DMT pueden actuar como agonistas frente a receptores serotoninérgicos, o sea, son llaves capaces de abrir las habitaciones que sintetizan la serotonina. Melatonina: Se sintetiza a partir de la serotonina, principalmente en la glándula pineal, cede del alma, según los antiguos. Mientras su concentración en la sangre es alta hasta los siete primeros años, comúnmente decrece hacia el final de la pubertad, permaneciendo baja el resto de la vida.
* Está implicada en la regulación del reloj biológico de los seres humanos (ciclos de sueño-vigilia) y de la regulación fisiológica de la retina.
* Tiene efectos hipnóticos y actúa como fototrasductor, transformando las señales luminosas, como la presencia o ausencia de luz, en señales hormonales.
Basado en estas funciones, Raúl de la Flor Aguirre especula: Recordemos que las concentraciones de melatonina son muy diferentes en la infancia y en la madurez y esto, aunado al papel que desempeña la serotonina como filtro de percepciones, puede ser la explicación de que bajo los efectos de un visionario seamos capaces de apreciar la belleza en las cosas más cotidianas… como un niño que se encuentra en fase de aprendizaje y cualquier cosa le parece novedosa, por eso fija su atención en las cosas más simples… En contrapartida, si la sustancia anula ese filtro de percepciones, podemos caer en estados de paranoia en los que cualquier percepción, que obviaríamos en condiciones normales, nos pone en alerta y hace que nos consideremos en peligro. (11)
¿Cuáles pueden ser las vías de administración de una droga? Para que un fármaco logre actuar, en primer lugar debe ser introducido al organismo y en segundo lugar, debe llegar al sitio de acción. En el caso de los psicofármacos, este sitio de acción está localizado en alguna parte del Sistema Nervioso Central, un sistema al que es difícil acceder porque cuenta con una protección conocida como la barrera hemoencefalítica. Gracias a ella, no todo lo que entra a la sangre puede pasar hacia el cerebro y la médula espinal. Para lograrlo, las drogas psicoactivas deben ser liposolubles, ya que los lípidos (grasas) pueden atravesar fácilmente las membranas de la barrera. Para introducir un psicofármaco al organismo existen básicamente tres vías de administración: oral (la ingestión de pastillas, grageas, tabletas, gotas, plantas, bebidas o alimentos que contengan alcaloides psicoactivos), pulmonar (a través del acto de fumar, por la aspiración de polvos o la inhalación de vapores) y parenteral (por medio de una inyección que puede ser intravenosa, subcutánea o intramuscular). ¿Cómo se determina la potencia de un psicoactivo? La potencia de un psicoactivo depende del grado de afinidad que tenga con los neuroreceptores. Se dice que la LSD es el psicoactivo más potente que se conoce porque en la sustancia más afín a los receptores de la serotonina, dado lo cual se requiere una menor cantidad de LSD en el torrente sanguíneo para que se manifiesten sus efectos, que una de DMT, por ejemplo. La afinidad es pues la facilidad con la que la llave encaja en la cerradura-receptor y la abre. La concentración mide el número de veces que se intenta girar la llave. Las moléculas menos afines necesitan mayores oportunidades para intentar abrir las puertas y dichas oportunidades se consiguen aumentando la concentración del psicoactivo en la sangre. Por eso es que conforme la afinidad sea mayor, mayor es su potencia. ¿Cómo se determina la toxicidad? Lo tóxico de una droga no es la droga en sí misma sino las concentraciones de ésta en proporción a cierta medida, que en el ser humano es el kilo de peso. Existe una estrecha relación entre la concentración de una droga en el organismo y la cantidad de complejos que se forman.
El efecto de una droga varía con esa concentración hasta alcanzar un valor máximo, pasado el cual ningún incremento en la concentración resulta más efectivo. La dosis activa media es definida como aquella que produce el 50% del máximo efecto obtenible en un grupo de personas o animales sometido a estudio, mientras la dosis letal media es aquella que causa mortalidad en el 50% de los miembros del grupo estudiado. La toxicidad o el margen de seguridad de una droga está determinado por la proporción entre la dosis activa y la dosis letal. En la Aspirina®, por ejemplo, ese margen de seguridad es de 1/20, mientras que en la heroína es de 1/30 y en el LSD es de 1/650. Efectos psicológicos: Son el conjunto de sensaciones mentales que se producen en una persona bajo el efecto de cualquier sustancia psicoactiva. Hay dos aspectos que influyen profundamente en una experiencia con cualquier droga. Estos aspectos se conocen como el set y el setting. El set se refiere a lo que el consumidor aporta personalmente a la experiencia: su fortaleza psíquica y física, las huellas mentales de su infancia, su aprendizaje vital, sus tendencias emocionales e intelectuales, sus motivaciones e intenciones, su preparación para la sesión. Es decir, el set es aquello que incumbe al individuo. (Ver más respecto al respecto en Cartografía de la experiencia psiocactiva)
El setting es el ambiente, tanto físico como humano, que rodea al consumidor durante la experiencia. En el setting se incluyen a las otras personas presentes durante la sesión. Es fundamental que con ellas exista una gran confianza para que la experiencia sea positiva, puesto que las sustancias psicoactivas pueden ampliar cualquier suspicacia existente. Dos psicólogos norteamericanos (Schater y Singer) fueron los primeros en demostrar que una misma droga produce efectos diferentes en función del set y del setting. (2) En el transcurso de uno de sus experimentos pudieron probar, por ejemplo, que a una misma persona, la amfetamina le provocaba angustia si la consumía en un entorno social tenso y le producía euforia si la usaba en ambientes placenteros.
Efectos fisiológicos: Se denomina así al conjunto de sensaciones físicas que se producen bajo el efecto de cualquier sustancia psicoactiva, tales como cambios en la temperatura corporal, alteraciones de la frecuencia cardiaca o la presión arterial, alteraciones preceptuales, etc. Los efectos fisiológicos de un psicofármaco pueden verse condicionados por las afecciones orgánicas de la persona que los consume en un determinado momento y por la interacción con otros fármacos que se administren previa o simultáneamente, e incluso por la ingestión de ciertos alimentos que pueden inhibir o dificultar su asimilación. Efectos secundarios: Siempre que se emplea una droga persiguiendo un fin determinado -ya sea recreativo, ritual o terapéutico- se corre el riesgo de provocar al mismo tiempo reacciones secundarias a nivel fisiológico. Tomemos como ejemplo el caso de un psicofármaco que se vende mediante receta médica en cualquier farmacia, como es el caso del clorhidrato de metilfenidato de nombre comercial Ritalín®. Está definido como un estimulante ligero del sistema nervioso central. Cuando se usa terapéuticamente para vencer la narcolepsia (carac-terizada por somnolencia diurna, episodios de sueño inhabituales y pérdida del tono muscular voluntario), las reacciones secundarias y adversas pueden ser las siguientes: Sistema nervioso central y periférico: Nerviosismo e insomnio son los efectos indeseados más comunes al principio del tratamiento y suelen controlarse reduciendo la dosificación y dejando de tomar el medicamento por la tarde o la noche. La pérdida de apetito es frecuente pero pasajera. También pueden producirse cefaleas, somnolencia, vértigo, discinesia, dificultades de la acomodación y visión borrosa. Se han reportado casos aislados de hiperactividad, convulsiones, calambres musculares, movimientos coreoatetoides, tics o exacerbación de tics ya existentes y síndrome de Tourette. Se han registrado casos aislados de psicosis tóxica (a veces con alucinaciones visuales y táctiles) que remitieron al cesar la administración de Ritalín. También se han registrado casos de depresiones transitorias aunque no se ha establecido un nexo de causalidad definido. Tracto gastrointestinal: Pueden aparecer molestias abdominales, náuseas y vómitos al principio de la terapia y pueden aliviarse tomando alimentos al mismo tiempo. Aparato cardiovascular: Taquicardia, palpitaciones, arritmias, cambios en la presión arterial y la frecuencia cardiaca (generalmente un incremento) y angina de pecho. Piel y/o reacciones de hipersensibilidad: Erupción, prurito, urticaria, fiebre, artralgia, alopecia. En casos aislados púrpura hemorrágica, dermatitis exfoliativa y eritema multiforme. Otras: Es posible que se reduzca moderadamente el aumento de peso y se retrase un poco el crecimiento en la estatura de los niños en el tratamiento prolongado. (3) Así es que, después de revisar la historia clínica de un paciente que sufre narcolepsia, el terapeuta decidirá si vale o no la pena que su paciente afronte las reacciones secundarias que lo librarán de la narcolepsia. Tolerancia: Tolerancia se define como la necesidad de un aumento en la dosis para producir un efecto dado.
Esta necesidad se genera porque la mayoría de las interacciones entre un receptor y una droga eventalmente producen el fenómeno de desensibilización: continuas o repetidas administraciones de un droga producen progresivamente un efecto menor. Entre los complejos mecanismos involucrados en este fenómeno se encuentran la eliminación de los receptores de la membrana celular después de la exposición prolongada a un agonista, o el paso del receptor a un estado refractario (no responsivo) en presencia de un agonista, en cuyo caso la activación no se lleva a cabo. La desensibilización es un fenómeno reversible. Aunque la recuperación de los receptores requiere horas o días, puede agilizarse con la administración de un antagonista. dependencia físicaEs la alteración del estado fisiológico que se produce ante la exposición repetida de ciertas drogas y que provoca la necesidad de seguir consumiéndola con el fin de prevenir la aparición de un síndrome de abstinencia. Esta alteración supone el desarrollo de cambios biológicos en los que dichas drogas se integran de alguna manera al funcionamiento habitual del cerebro. Por ello se le conoce también como neuroadaptación.
De acuerdo al doctor Brailowsky (1), un experto en neurociencias, el desarrollo de la dependencia no supone forzosamente que el individuo tenga determinados problemas psicológicos para que se vuelva adicto, puesto que se han identificado factores genéticos que hacen a ciertas personas más susceptibles a desarrollar dependencias específicas a ciertas drogas y no a otras. Síndrome de abstinencia: Es la respuesta física de un organismo ante la retirada abrupta del suministro de ciertos fármacos. La intensidad de esta respuesta puede variar dependiendo tanto del grado de habituación, como de las características de la droga. La presencia o ausencia de un síndrome abstinencial es el mejor indicativo para determinar si una droga genera o no dependencia física, ya que no todas la producen. Hay algunas que sólo generan lo que se conoce como dependencia psíquica. ¿Qué son las endorfinas y cuál es su relación con la dependencia y el síndrome de abstinencia?
Investigaciones recientes han lanzado nueva luz sobre la naturaleza bioquímica de la dependencia. En el interesante libro del Dr. Charles F. Levinthal, Mensajeros al paraíso (5) se narra la historia del descubrimiento prácticamente simultáneo de los llamados receptores opiáceos. En 1973 tres laboratorios en Nueva York, Baltimore y Uppsala. informaron de manera simultánea e independiente acerca del asombroso descubrimiento de los receptores opiáceos específicos en el cerebro humano. Se les llama opiáceos a los derivados del opio como heroína, morfina y codeína. La existencia de receptores específicos para estos químicos, sugirió que el cuerpo humano debería producir sus propios opiáceos internos, ya que era difícil pensar que los receptores de dichas substancias estuviesen allí sólo para actuar en combinación con los opiáceos provenientes del exterior del organismo. Dos años después un par de investigadores ingleses encontraron algunos de esos opiáceos internos aislándolos en cerebros de cerdos. Los primeros opiáceos internos fueron cadenas de péptidos que recibieron el nombre de encefalinas, del término griego para designar al cerebro.
Posteriormente se encontraron cadenas más grandes de péptidos que resultaron ser 40 veces más poderosas que la encefalina y 100 veces más que la morfina. A éstas y otras sustancias similares que fueron descubiertas posteriormente se les llamó endorfinas, queriendo dar a entender que eran morfina internas. Las endorfinas son neurotransmisores químicos que cruzan el espacio llamado sinápsis entre las células cerebrales para estimular los receptores de las células vecinas. La ubicación de los receptores opiáceos sugiere la manera en que los opiáceos, ya sea internos o externos, ejercen su efecto. Básicamente se les encuentra en el cuerpo calloso del cerebro que es el núcleo de la mayor parte de las emociones fuertes como miedo, ira, amor y depresión; y en el tálamo medio que transmite al cerebro los impulsos de dolor que se generan en el cuerpo. Debido a ello los opiáceos pueden interferir con las señales de dolor corporal y también pueden tener efectos sobre las emociones fuertes. Se cree que cada receptor es específico para un tipo de substancia; esto es, que sólo responde ante cierto tipo de agentes químicos. Los receptores de endorfinas responden no sólo ante ellas, sino ante todos los derivados naturales y sintéticos del opio. A éstos últimos se les conoce como opioides y se usan bastante en la medicina contemporánea, como es el caso del fentanil y la metadona. El número de tipos de receptores en el cerebro virtualmente puede ser ilimitado. A la fecha se han descubierto receptores específicos para otras substancias externas además de los opiáceos y los opioides, como es el caso del diazepam (Valium®). La teoría actual para explicar la dependencia física a los opiáceos sostiene que las endorfinas pueden actuar de la misma forma que las hormonas. Cuando el cuerpo detecta altas concentraciones de alguna hormona, la glándula pituitaria encargada de producir las substancias que provocan la liberación de hormonas, suspende la producción. De la misma manera, cuando las concentraciones detectadas son bajas, esta glándula eleva sus funciones.
De acuerdo con esta teoría, cuando una endorfina artificial, como la heroína por ejemplo, comienza a instalarse en los receptores de los opiáceos internos, provoca una especie de engaño cerebral y el cuerpo se va con la finta. El sitio donde se producen las endorfinas recibe un mensaje destinado a detener la producción. Cuando ésta se suspende y al mismo tiempo se retira la heroína, el sistema enfrenta una carencia repentina del neurotransmisor químico. Los centros de producción de endorfina no pueden activarse con la rapidez suficiente para enfrentar el déficit y entonces aparece lo que se conoce como síndrome de abstinencia. Sólo a través de un nuevo envío de heroína se puede obtener un alivio rápido. En esta teoría está implícita la posibilidad de que el uso reiterado de heroína, provoque a largo plazo un desequilibrio crónico en la producción natural de endorfinas, lo cual podría explicar el ansia de un consumidor consuetudinario cuando se le retira la droga. El descubrimiento de las endorfinas junto con sus receptores ha sugerido también otras hipótesis bastante interesantes. La primera propone que la tendencia hacia el uso reiterado de cualquier opiáceo puede reflejar una deficiencia cerebral de endorfinas. Quizá sea posible que "la personalidad con tendencia a la adicción", como la llaman los psiquiatras, sea producto de un déficit en la producción natural de estos neurotransmisores. Esta hipótesis pueden confirmarla bastantes "primerizos" a quienes la iniciación con algún opiáceo les ha resultado desagradable, mientras que a cualquier persona que padezca un dolor crónico, de inmediato le resulta un alivio. Avram Golstein ha trazado una analogía con un diabético incapaz de decir que exista una necesidad física de insulina: Si la insulina estuviese disponible (tal vez en un mercado ilícito), la gente normal la hallaría muy desagradable, pues causaría hipoglucemia, debilidad, mareos, etc. Pero los diabéticos descubrirían, con su primera "dosis", que se sienten normales por primera vez en sus vidas, y ciertamente llegarían a cualquier extremo para conseguir insulina de allí en adelante… La morfina experimentalmente administrada es desagradable para muchos sujetos normales, por contraste con los efectos euforigénicos en los adictos. (5)
Otra teoría parte de una inquietante pregunta: si las endorfinas nos libran del dolor y nos proporcionan placer ¿por qué entonces no nos volvemos adictos a nosotros mismos? La respuesta tentativa es que las cantidades en que normalmente actúan las endorfinas humanas están "a distancia sideral" de las cantidades de morfina o heroína que llegan al cerebro desde afuera; de tal manera que cuando el cerebro detiene su producción de endorfinas, se acostumbra a la presencia de los excedentes y comienza a depender cada vez más de la fuente externa. Al ir en aumento esa dependencia, se crea un círculo vicioso: puesto que la producción interna se ha cortado, dejar de abastecerse resulta inaceptable para el cerebro. Presumiblemente es por eso que, durante los periodos de abstinencia, el adicto puede llegar a sufrir verdaderos tormentos debido a las sensaciones físicas y psicológicas. dependencia psíquica?
Significa que un individuo ya no puede sentirse confortable o relajado sin el consumo de una droga. Este mecanismo tiene poco o nada que ver con el cuerpo, pero mucho con los sentimientos de temor, dolor, vergüenza, culpa, soledad, ansiedad, etc. En estos casos la droga se usa para olvidar los problemas que deberían ser resueltos. En virtud de ciertos antecedentes (abandono, abuso sexual, soledad) algunas personas están más predispuestas que otras a adquirir una dependencia mental hacia el uso de ciertas drogas. (Ver más al respecto en el apartado de Adicción)
¿Todos los usuarios de drogas llegan a desarrollar dependencia física y/o psíquica?
Definitivamente no. Hay un gran porcentaje de personas capaces de auto regularse y tener un consumo moderado de drogas psicoactivas. También hay muchas personas que las prueban una sola vez o en algunas pocas ocasiones y no vuelven a consumirlas nunca más. Esto se muestra claramente en las estadísticas de consumo, pues no todos los que responden afirmativamente a la pregunta de si han probado substancias psicoactivas alguna vez en su vida, responden lo mismo cuando se les pregunta si lo han seguido haciendo o si lo han hecho en el último mes. Los porcentajes son muy altos para el primer caso en relación a los que han seguido con el consumo. diferencia entre hábito, dependencia y adicciónLa Convención de Ginebra de 1925 dio origen al Comité Permanente, que posteriormente se transformó en Comité de Expertos en Drogas que Producen Toxicomanía (según la traducción oficial de Naciones Unidas el término equivalente en castellano para la palabra addiction es toxicomanía). Una de sus tareas era definir addiction, cosa que para la Convención de Ginebra de 1931, todavía no lograba hacer satisfactoriamente.
Ante las diversas presiones, varios años después se optó por hacer uso de una referencia expuesta en un pronunciamiento de la Organización Mundial de la Salud. Con ella el Comité de Expertos distinguía las drogas productoras de hábito de las drogas productoras de dependencia. La adicción se definió entonces como: Estado de intoxicación crónica y periódica originada por el consumo repetido de una droga, natural o sintética, caracterizada por: Una compulsión a continuar consumiendo por cualquier medio.
Una tendencia al aumento de la dosis. Una dependencia psíquica y generalmente física de los efectos. Consecuencias perjudiciales para el individuo y la sociedad. (6) Por contraposición, el simple hábito era "un estado debido al consumo repetido de una droga, un "deseo" y no una compulsión, con "poca o ninguna tendencia al aumento de la dosis y cierta dependencia psíquica, pero sin dependencia física", cuyos efectos en "caso de ser perjudiciales se refieren sobre todo al individuo". Ninguna de las definiciones fue aceptada por la comunidad de toxicólogos ya que ambas carecían de requisitos lógicos y elementos cuantificables. Las distinciones entre deseo y compulsión, tendencia y poca tendencia, intoxicación crónica y estado debido al consumo repetido, resultaban a todas luces "retóricas y no científicas". Aunque el Comité no ha sido capaz de justificar, ya no digamos fundamentar en términos científicos, las recomendaciones y decisiones de la máxima autoridad internacional, no por ello las substancias prohibidas han dejado de estarlo y se sigue dando por sentado que todo el mundo se refiere a lo mismo cuando utiliza las palabras adicción y adicto. (Consultar otras definiciones y conceptos al respecto en el apartado dedicado a la Adicción) En la actualidad, la definición más comúnmente aceptada es la de la American Psychiatric Asociation ofrecida por primera vez en 1994, que ya no utiliza el término de adicción sino el de dependencia. Dependencia a una sustancia: Patrón mal adaptado de abuso de una sustancia que produce trastornos o dificultades físicas importantes desde un punto de vista clínico, siempre que se manifiesten tres (o más) de los factores abajo expuestos en cualquier momento, dentro de un periodo de 12 meses:
1. Tolerancia, definida en cualquiera de los siguientes términos: a) Necesidad de consumir una cantidad notablemente superior de la sustancia a fin de conseguir la intoxicación o el efecto deseado. b) Efecto marcadamente menor con el uso continuo de la misma cantidad de una sustancia. c) Consumo de una sustancia (o en su defectoo, otra de la misma clase) a fin de evitar los síntomas de abstinencia.
6. Abandono o reducción de actividades importantes de carácter social, ocupacional o recreativa derivadas del uso de la sustancia.
7. Consumo continuado de la sustancia a pesar de conocer la existencia de un problema persistente o recurrente, ya sea de índole física o psicológica, que con toda probabilidad ha sido motivado o exacervado por la sustancia (p.e. el consumo habitual de cocaína, independientemente de saber que produce depresiones, o el consumo continuado de bebidas alcohólicas a pesar de saber que ello empeora una úlcera).
Se diagnosticará abuso de una sustancia con dependencia fisiológica si hay pruebas que demuestran la existencia de tolerancia o abstinencia. Se diagnosticará abuso de una sustancia sin dependencia fisiológica si no hay pruebas de la existencia de tolerancia o de abstinencia. se puede adulterar una drogaA raíz de la prohibición, la avaricia de los narcotraficantes imposibilita cada día más la obtención de sustancias puras, ¿por qué ganar menos vendiendo un buen producto cuando se puede ganar más adulterándolo sin peligro de ser sancionado por las instituciones de salud?
En el mundo de la venta y la reventa de fármacos prohibidos, presidido por el lucro, el engaño y la traición, el consumo puede pagarse con la muerte. Las drogas pueden adulterarse con un sinfín de elementos que van desde sustancias inocuas hasta neurotoxinas que provocan daños físicos irreversibles o compuestos químicos insolubles que ocasionan la muerte de quienes las usan por vía intravenosa. Es pues verdaderamente necesario estar alerta sobre el origen y la pureza de las drogas ilegales cuando se pretende consumirlas. Existen diversos medios, algunos empíricos y otras químicos, para constatar la pureza de una droga (ver el apartado de "formas de adulteración" en las páginas de los diferentes psicoactivos). En algunos países es posible adquirir un reactivo llamado Marquis, consistente en ácido sulfúrico y formaldhehido. Las instrucciones de este producto explican que, después de verter el contenido de la botella en una pequeña cantidad de la droga a analizar, el reactivo se vuelve violeta con los opiáceos y amarillo/naranja/marrón con las amfetaminas y drogas similares. La ausencia de color indica que ninguna de ellas está presente.
Clasificación las drogas a nivel científico
A pesar de la enorme variedad en los efectos de las distintas drogas, tanto a nivel médico como a nivel empírico se acepta que existen tres clasificaciones principales: -Psicolépitcos (depresores o drogas de paz): comprenden las sustancias que determinan relajación y depresión de la actividad mental e incluyen los hipnóticos, sedantes o ansiolíticos, los neurolépticos o antipsicóticos, los solventes industriales y el alcohol, así como los derivados naturales y sintéticos del opio. -Psicoanalépitcos (estimulantes o drogas de energía): éstos aumentan la actividad mental y nerviosa como el tabaco, las amfetaminas, metamfetaminas y los derivados amfetamínicos; la coca, la cocaína y el crack; y los antidepresivos. -Psicodislépticos (enteógenos, psiquedélicos, visionarios o drogas de excursión psíquica): sustancias químicas capaces de producir fenómenos mentales no ordinarios, como alteraciones de la sensopercepción, del humor y de la conciencia; como en el caso de la ayahuasca, el peyote, los hongos psicoactivos, el cornezuelo y sus respectivos alcaloides (harmalina, DMT, mezcalina, psilocina, psilocibina, LSD); y los alucinógenos propiamente dichos que son el del grupo de solanáceas psicoactivas a las que pertenece la belladona, el beleño, la mandrágora, el toloache y el floripondio. A estas tres clasificaciones principales se suman la de entactógenos, drogas de síntesis o drogas de diseño como la MDA, MDMA o Éxtasis; la de anestésicos tradicionales como el óxido nitroso, éter y cloroformo, y anestésicos disociativos para la ketamina y la fenciclidina. Por último encontramos al inclasificable cáñamo consumido en forma de marihuana y hachís
Clasificación de las drogas a nivel legal
Los fármacos sujetos a control internacional por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se encuentran divididos en cuatro Listas (4): En la Lista I figuran aquellas sustancias que están totalmente prohibidas, excepto para fines científicos y médicos muy limitados. Aquí se encuentran las llamadas drogas duras (opio, morfina, cocaína, heroína), junto a las llamadas drogas de diseño (MDA, XTC) y las sustancias más inocuas para el organismo como los visionarios (mezcalina, LSD, psilocina, psilocibina, DMT). Todas ellas sólo pueden ser manejadas por personas debidamente autorizadas en centros médicos o científicos bajo la fiscalización directa de los gobiernos y con su aprobación expresa. Las disposiciones de esta lista, que son muy estrictas, someten cualquier otra actividad, como la fabricación, el comercio, la distribución o la posesión, a permiso especial y autorización previa, siempre bajo la estrecha supervisión del gobierno. La exportación o importación de estas sustancias está prohibida, excepto mediante procedimientos muy específicos en los que exportador e importador han de estar autorizados por las autoridades competentes. Por su parte, las Listas II, III y IV del Convenio Internacional comprenden todas las drogas que se venden bajo receta médica como los barbitúricos, ansiolíticos, amfetaminas, estimulantes sintéticos, etc. Estas listas disponen que cada una de las partes ha de aplicar medidas específicas de fiscalización establecidas por el Convenio, así como otras medidas que se consideren adecuadas para limitar a fines médicos o científicos, la fabricación, la exportación, la importación, la distribución, el almacenamiento, el comercio, el uso y la posesión. Las sustancias enumeradas en estas listas pueden exportarse o importarse, fabricarse o distribuirse únicamente mediante permisos otorgados por los gobiernos u organizaciones de fiscalización similares.
Por supuesto, para que la población pueda aprovechar los efectos terapéuticos de esas sustancias, los médicos pueden expedir recetas, con sujeción a las prácticas y normas médicas adecuadas, en particular en cuanto al número de veces que se pueden despachar, la duración de su validez, el etiquetado correcto y las advertencias necesarias. enteógeno: Es un neologismo acuñado en el año 1979 por un equipo de investigadores formado por Robert Gordon Wasson, Jonathan Ott, Albert Hofmann y . Ruck. Proviene de la raíz griega theos (dios), el prefijo en (dentro) y el sufijo gen (que despierta o genera)., y que por tanto viene a significar: "el que genera dios en mí". Desde un punto de vista etnológico, es un concepto adecuado para referirse a las sustancias de origen vegetal que el ser humano ha consumido a lo largo de toda la historia, tales como los hongos Claviceps purpurea (precursor de la LSD), la Amanita muscaria o las diferentes variedades de cuyos principios activos son la psilocina y psilocibina; los cactus como el peyote o el sanpedro que contienen mezcalina; la bebida ceremonial llamada ayahuasca preparada con dos tipos de plantas que contienen alcaloides de la harmala y DMT, etc. En opinión del antropólogo e investigador Josep María Fericgla: Es preferible el término enteógenos a cualqueir otro de los propuestos hasta ahora (psicodélicos, psicotomiméticos, psiquedélicos, psicodislépticos, alucinógenos, etc.) Durante toda la historia de la humanidad se han consumido enteógenos con una actitud de profundo respeto y con la finalidad de autoinducirse estados de éxtasis que permitieran al ser humano el contacto con aquello que de profundo, trascendente y misterioso tenemos. Es decir, lo que se condensa en la categoría arquetípica de "divinidad".
En medios científicos especializados de todo el mundo es un neologismo cada día más aceptado y usado, a pesar de la discusión general de conceptos de "divinidad"… se trata de una categoría etnológica más que teológica… Incluso de habla ya de "enteología" (el estudio de los enteógenos) y de "enteobotánica" (estudio de las plantas con efectos enteógenos). (9) visionario : Es otro término que se utiliza para denominar a los enteógenos. Investigadores tan reputados como los Shulguin o Antonio Escohotado, señalan que las experiencias místicas o extáticas sólo son un potencial y no una garantía del uso de este grupo de psicoactivos. Adicionalmente Escohotado encuentra que el término entéogeno "es más ideológico que objetivo y recuerda excesivamente el ámbito de lo religioso"; dado lo cual se inclina por la palabra visionario, que le parece suficientemente secularizada o laica. Según explica: "la visión es una visión privilegiada del acontecer… cuando alguien dice que ha tenido una visión se refiere a que sintió o percibió lo que esa persona intuía que se podía percibir o sentir sobre cierto asunto, dejándose de lado todo subjetivismo". (10) Dejar de lado todo subjetivismo parece imposible, pero dentro de las gradaciones entre lo más subjetivo y lo menos subjetivo, quizá visionario sea menos subjetivo que enteógeno y sobre todo más genérico, ya que incluye las experiencias del conjunto de personas que no llegan a experimentar estados que puedan calificarse como místicos o espirituales dados los parámetros convencionales.
El Objetivo principal de la investigación en inmunoterapia es el de encontrar un recurso que impidan que la cocaína llegue al sistema nervioso central. Al igual que en el resto de Europa, en el Estado el consumo se concentra sobre todo en los jóvenes de 15 a 34 años, perfectamente integrados en la sociedad y que han incorporado la cocaína como instrumento de socialización y para un aumento de la duración e intensidad de la diversión en su tiempo de ocio. En mayores de estas edades, el consumo es igualmente importante. Según la última Encuesta Domiciliaria 2007-2008, el 2,9% de los jóvenes de 15 a 34 años ha consumido cocaína en los últimos 30 días, frente al 1,6% de la población adulta. Los datos revelan, no obstante, una estabilización del consumo de cocaína en este sector de la población. Se trata de un consumo de carácter esporádico y recreativo, asociado a salir de marcha, las discotecas, la noche y el fin de semana. Es frecuente que hay consumo oculto en el exterior de los locales de ocio. Este grupo de población gasta una media de 30 euros por sesión de consumo y, entre ellos, es más frecuente salir por la noche y alargar más las salidas nocturnas, indica el informe. No obstante, la tasa de continuidad no es muy alta, y sólo uno de cada cinco ciudadanos que probaron la cocaína hace un año la han consumido en los últimos 30 días y sólo el 4% es adicto. De las casi 800 muertes que se producen al año relacionadas con consumo de drogas, en el 69% se detecta cocaína. La cefalea es la complicación más frecuente y el informe también alude a los problemas psiquiátricos frecuentes que se dan entre los consumidores de cocaína.
Autor:
Claudia Cecilia Pinelo Alamo
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