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Historia de la ciencia, la tecnología y la sociedad (página 2)


Partes: 1, 2, 3

  1. Supóngase ahora que no es un aumento de la población social lo que espolea el espíritu investigador, sino un cambio social. Ninguna sociedad puede vivir en la inmovilidad pues la evolución es condición primigenia del desarrollo. En realidad, no es exactamente la invención de nuevas máquinas y herramientas la que a la larga provoca que los seres humanos busquen un nuevo orden social más pertinente a los nuevos medios de producción, sino al contrario. Es la evolución social por sí misma la que induce a encontrar los nuevos medios de producción. Las sociedades que alcanzan determinados estadíos sociales traen aparejados intereses materiales que se consolidan en los Estados. Por otro lado los estadíos sociales alcanzan la perfección muy puntualmente en el tiempo, inmediatamente requieren de paulatinos cambios o se dolerán de su inmovilismo que los hará languidecer. Se requiere el continuo cambio social y debido a este la continua evolución de medios de producción que garanticen estabilidad en la sociedad cambiada. Siempre ha sucedido así hasta ahora en la Historia y no hay razón dialéctico-materialista que justifique lógicamente que no continuará sucediendo. También más adelante se demostrará esta sentencia. Sea entonces que en la sociedad que estamos ilustrando se ha producido un cambio social, digamos del matriarcado al patriarcado. Las pobladas pero aisladas familias tipo bíblicas del patriarcado necesitan sobrevivir, se han descubierto herramientas de bronce pero los terrenos son estériles. Por otro lado la mente humana continúa su entrelazamiento ciencia-sociedad buscando nuevas y mejores herramientas. Se inventa la manera de lograr un gran horno y se descubre que ablanda ciertas duras piedras negras. Comienza la ciencia no escrita a abstraer las propiedades del calor y en general de la energía. Aparecen las herramientas de hierro y las familias patriarcales que las inventan hacen florecer terrenos infecundos donde cosechan incluso más y mejores frutos que sus lejanos vecinos con tierras feraces pero que solo cuentan con el bronce. Se consolida el patriarcado. Así se produce el entrelazamiento ciencia, tecnología y sociedad. Quedará demostrado este entrelazamiento a través de la historia ahora mismo.

  2. 3. CIENCIA, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD

  3. 4. CIENCIA, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD: EL MOVIMIENTO ARMÓNICO DE LA HISTORIA

Al futuro solo se puede ascender a través del cambio, del movimiento. El tiempo transcurre porque la materia está en movimiento, por eso medimos el tiempo mediante el cambio, ya sea de un volumen de arena, de las vueltas de las agujas o de la oscilación de un átomo. Y el espacio, su hermano siamés, se gana porque hay movimiento. El tiempo es resultado del movimiento periódico.

Y el movimiento periódico es lo que llamamos "armónico". La música está compuesta de innumerables armónicos que acoplan entre sí, la música es el cosmos.

El movimiento armónico es el único universal. Una niña balanceándose en una hamaca, ese movimiento tan infantil e ingenuo, es armónico, el único natural porque en sí mismo constituye el cambio. Podemos didácticamente comprender por qué un movimiento armónico constituye en sí mismo el cambio explicando brevemente el movimiento armónico mediante el movimiento oscilatorio de un muelle, físicamente idéntico al de la hamaca (péndulo). Si empujamos una bola que esté en la punta de un muelle este se irá estirando y conforme lo hace comenzará a surgir una fuerza cada vez mayor que lo hala hacia el centro, pero por la inercia que le comunicó el empujón continuará estirándose hasta llegar al extremo, donde se detiene. En ese instante estará un momento en reposo pero simultáneamente con la mayor fuerza que intenta regresar la bola al centro. Cuando la bola regresa al centro tendrá la mayor velocidad, al revés de cuando estuvo en el extremo, donde tenía por un instante velocidad cero (reposo) aunque la mayor fuerza. En este centro no hay fuerzas que centralicen el movimiento: es un "estado de descentralización". Pero como aquí tiene la mayor velocidad debido a la inercia, pasará a una posición intermedia donde parcialmente aumenta la fuerza que quiere regresarlo al centro y parcialmente va disminuyendo la inercia que quiere alejarlo del centro. Es un estado de "tendencia a la centralización". Cuando por fin llega al extremo, como hemos visto, se detiene un instante, su velocidad pasa a cero pero la fuerza que quiere regresarlo al centro es máxima. Constituye un "estado de centralización". Un poco después la fuerza centralizadora lo hace pasar nuevamente a una posición intermedia donde, igual al estado intermedio anterior, la fuerza centralizadora va disminuyendo pero la inercia descentralizadora va aumentando: un estado de "tendencia a la descentralización", opuesto al anterior estado intermedio porque lo lleva a descentralización y no a la centralización, igual que la posición de descentralización (donde hay solo inercia y ninguna fuerza) es contraria a la de centralización (donde hay solo fuerza y ninguna inercia). Este movimiento continuará eternamente si no viene una fuerza extraña exterior a detenerlo (suponiendo que el muelle no se caliente nada en su movimiento, o sea, sea un muelle ideal). Pues este mismo movimiento natural para los cuerpos físicos se extiende a las civilizaciones en su devenir. El movimiento armónico es universal en el más amplio sentido de la palabra. Un movimiento circular o elíptico también es armónico, se describe como armónico. Y el movimiento circular es tan universal que vueltas innumerables da la Luna alrededor de la Tierra, nosotros alrededor del Sol, este alrededor de la Vía Láctea y así hacen los millones de planetas, estrellas y nebulosas de todo el cosmos. El movimiento armónico es muy universal, no el rectilíneo con que vemos desplazarse un auto.

Armónicos son los movimientos de las olas del mar y de las ideas humanas, que oscilan constantemente del análisis a la síntesis, y son armónicas las ondas de luz y las demás ondas electromagnéticas. Con armónicos únicamente puede describirse el estado de un electrón en su átomo, de una molécula en su partícula, de un corpúsculo que se desplace. La teoría de las cuerdas está en principio basada en combinaciones de movimientos armónicos. No otra cosa que armónico ha de ser el destino final del universo. Y el movimiento de las civilizaciones.

El movimiento de las civilizaciones, en espiral creciente, es un movimiento armónico, pero precisamente por ser armónico transita por cuatro fases: descentralización – tendencia a la centralización – centralización – tendencia a la descentralización. Comenzaremos la exposición de ello con la Grecia Clásica.

4.1 La Grecia Clásica : Descentralización.

Los trabajos agrícolas constituían el fundamento de la economía griega. Difícilmente pueda considerarse que en aquella democracia la base del trabajo agrícola fuese la mano de obra esclava por tres razones: en primer lugar las Ligas no constituyeron ejércitos conquistadores, característicos de una sociedad pujante que vive de la esclavitud; en segundo lugar no existía el latifundio ni siquiera durante la época arcaica, por el contrario los ciudadanos se dedicaban a sus minifundios: "La evolución de las propiedades tendía al parcelamiento, como consecuencia de la partición de las herencias; el Ática parece haber alcanzado el límite de los minifundios al final del siglo V"( Parias et al., 1965,T I, p. 242); y en tercer lugar porque durante todo el período griego nunca existieron rebeliones de esclavos, como en Roma, y sí agitaciones sociales de campesinos pobres y artesanos. El hecho de que una de las primeras grandes rebeliones de esclavos contra Roma, la de Pérgamo, ocurriera a raíz de la invasión romana de ese territorio griego es prueba de que la condición social de la mayoría de la población había cambiado radicalmente.

Ahora bien, se sabe que ya desde la Grecia arcaica –aún sin latifundios como tales- la gran porción de tierra pertenece a los aristócratas. Y a lo largo del siglo VII se generan huracanadas tensiones entre estos y los campesinos, las que en Atenas se neutralizan con las reformas de Solón, no tanto por el hecho de la relativa eliminación de las deudas –incluyendo la esclavitud por estas- sino principalmente por el reconocimiento estatal del trabajador agrícola frente a los derechos de cuna de la oligarquía patriarcal, o sea, el sistema social atiende con fuerza las necesidades de la mayoría de los ciudadanos. Y ello es propio de una sociedad descentralizada. Cada vez con mayor ímpetu el trabajador agrícola pobre se libera de restricciones de casta en el período que va de Solón a Pericles. El espíritu social, entonces, es el de igualdad, una igualdad que no complace a quien intente desde aquí medirla con una vara contemporánea. Pero nos lo aclara un testigo cercano de esos tiempos, Aristóteles:

…la democracia es un Estado donde los hombres libres y los pobres, siendo la mayoría, están investidos con el poder del Estado(…)la más pura democracia es aquella que se llama así principalmente por la igualdad que en ella prevalece ("Política", Libro IV, cap. 4, 1290b, 1291b. Tomado de la Enciclopedia Británica, entrada: democracy).

Y esta democracia genera riquezas con los cambios que se originan ahora en la manera de producir. No es a ciegas. Ya Hesíodo, desde su obra "Los trabajos y los días" incorpora un calendario que viene de antiguo y permite al campesino regular las actividades agrícolas mediante las estacionales apariciones y desapariciones de las constelaciones y las fases de la luna, conocimiento que llega aun a nosotros en la actividad del campo. Después, en la Grecia Clásica, aparecen estas nociones ya compiladas en textos llamados parapegmata (Wikipedia , entrada: History of Science in Classical Antiquity) los cuales regulaban los calendarios civiles de las ciudades estados sobre la base de observaciones astronómicas. La agricultura es también favorecida por el conocimiento científico de la estructura de las plantas y de los hábitos de los animales. El nuevo orden social consiente el desarrollo científico y tecnológico. Aparecen las primeras leyes del movimiento y el reconocimiento de la omnipresencia de la fricción. El texto de Zubov, 1960, aclara cómo la Mecánica desarrolla nuevos mecanismos de transmisión que sirven para aumentar la eficiencia del trabajo o para cambiar la dirección de la fuerza aplicada; el trabajo del hierro permite a Demócrito reconocer interesantes relaciones entre el calor y el color. O séase, empieza el hombre a orientarse mejor en el medio, a reconocer profundas y a veces ingenuas, desde nuestra altura, nociones naturales. Pitágoras desarrolla la geometría y propone la existencia de un orden matemático del mundo, con los pitagóricos se advierte al número emerger como una base racional para una primera concepción ordenada del universo.

4.2 Helenismo: Tendencia a la Centralización.

Pero la sociedad clásica griega con el tiempo se llena de contradicciones. Y Aristóteles, crítico de la ahora decadente democracia ateniense, la considera una forma pervertida de un Estado donde a la larga los ciudadanos gobiernan, porque la democracia considera solo a los pobres y no el bien común

("Política" Libro III, cap. 7, 1279b. Tomado de la Enciclopedia Británica, entrada democracy). Aristóteles es el maestro de Alejandro cuyas conquistas se extendieron por Asia hacia la India y por el sur hacia Egipto. ¿En qué consistía ese bien común para Aristóteles? ¿Se refería al bien de todos, a la mejoría de todos, incluyendo a los pobres de la democracia ateniense? Si el trabajo en la Grecia clásica se basaba en la agricultura y la economía dependía de esta, ¿había cambiado algo? Los griegos siempre fueron esforzados agricultores, pero con una población en aumento, los suelos aún peores y sobre todo con una experiencia mucho mayor en el arte de la navegación y en el establecimiento de colonias, lo único que para todos resulta mejor consiste en traer a suelo griego productos baratos de otras tierras. Grecia no producía ya ni grano ni aceite suficientes para alimentarse. Y los frutos del Oriente eran inalcanzables y beligerantes. No solo por las acometidas persas contra Grecia, sino porque el mercader persa y su comercio no significaban nada para el imperio. Parias et al., 1965,T I, p.266 señalan: "las capitales del imperio persa eran sobre todo residencias principescas y centros administrativos; los mercaderes no tenían acceso a la plaza principal que se abría ante el palacio, donde solo se paseaban los jóvenes nobles". Como decía Aristóteles, el bien común posiblemente no solo beneficiaría a los griegos sino también a sus enemigos."Más que una conquista se trata de una revolución". (Parias et al., Idem)

¿Podía Grecia mover algo el muelle fuera del estado de descentralización que era su democracia? Para pasar a una etapa de tendencia hacia la centralización se necesitan núcleos de centralización los que, aunque subordinen elementos de diferente tipo cada uno, tenga conexiones entre ellos. De lo contrario no se puede comenzar a centralizar lo que es tan diverso. Y Grecia, que en sus colonias sí había producido de hecho un cambio social, contaba con dichos núcleos: los comerciantes. Los había especializados en los granos de las islas mediterráneas, otros en papiros, cristales, telas y ungüentos del Oriente, otros en perfumes de la Arabia y algunos hasta en telas de la China. Los diversos elementos eran los diferentes productores y marinos, provenientes de pueblos que habían estado en guerra entre sí. Los fuerzas que centralizarían todo este mundo diverso y pendenciero serían los intereses comunes por el intercambio. Y los comerciantes estaban interconectados, no solo por el dialecto común con que se comunicaban, koiné, sino por "las asociaciones de mercaderes, donde muy probablemente concluían acuerdos y contratos" (Parias, et al., 1965, T I, p.280). Los comerciantes griegos no vivían en competencia como hoy conocemos a los comerciantes actuales sino que vivían en complementariedad. Una vez eliminado el muro persa, tanto el Mediterráneo levantino como las rutas caravaneras es suyo, ayudados por la multitud de ciudades fundadas por Alejandro en las rutas comerciales y la experiencia y tecnología de sus marinos. No importa que en la península decaiga la agricultura y la artesanía, las ciudades comerciales se llenan de inmigrantes que se favorecen económicamente, y no solo son griegos: judíos y naturales habitan en ciudades cosmopolitas que ofertan trabajo y mezclan ídolos religiosos y príncipes al gusto de cada cual.

Pero esta prodigalidad de viajes está llena de osadías que tiene que enfrentar el marinero y el comerciante mismo. Ausencia de orientación en mar abierto, piratería, tormentas –la novela helenística da cuenta de ello, como informa Hauser (1966)-. Y además es necesario conocer la realidad con precisión. No solamente hace falta orientarse en el mar sino también en el universo, y así nace la ciencia independiente de la filosofía. Dos nombres bastan para probarlo: Arquímedes y Euclides. Y no todos los hombres son capaces de lidiar con las dificultades que impone ahora el mar, el desierto y el reciente universo. Es tiempo de seleccionar hombres, desaparece la gris igualdad de la democracia. Véase a este respecto el sentimiento que experimentaba Aristóteles (trad. Azcárate):

Si se distribuyen flautas entre varios artistas, que son iguales, puesto que están dedicados al mismo arte, no se darán los mejores instrumentos a los individuos más nobles, puesto que su nobleza no les hace más hábiles para tocar la flauta; sino que se deberá entregar el instrumento más perfecto al artista que más perfectamente sepa servirse de él. Si el razonamiento no es aún bastante claro, se le puede extremar aún más. Supóngase que un hombre muy distinguido en el arte de tocar la flauta lo es mucho menos por el nacimiento y la belleza, ventajas que, tomada cada una aparte, son, si se quiere, muy preferibles al talento de artista; y que en estos dos conceptos, en nobleza y belleza, le superen sus rivales mucho más que los supera él como profesor; pues sostengo que en este caso a él es a quien pertenece el instrumento superior. (Libro III, cap. VII, parra 2).

La leyenda de Alejandro había dejado un personaje: el héroe. Y es ahora el héroe el núcleo de centralización de los espíritus y las voluntades. Por algo el dios más representado es Heracles, el héroe de los siete trabajos.

4.3 Roma: Centralización.

El brioso comercio griego requirió, como se ha visto, crear un dialecto. Fue necesario también ayudar a la navegación con rutas previas bien estudiadas, una especie de guía de viaje llamada periploi. Se hizo forzoso acuñar moneda y crear banqueros honestos, formados en el ideal del héroe. Pero con el tiempo los negociantes enriquecidos se relajan a la vida cómoda de las cortes y comisionan contratistas para que hagan su trabajo. Los banqueros se pervierten y para los marinos ya las rutas consuetudinarias no constituyen particulares desafíos. ¿Podía otra potencia tomarles entonces la ventaja y desbancarlos? En África del Norte una ciudad llamada Cartago, de raíz fenicia y muy bien ubicada geográficamente, también se dedicaba al comercio. Pero su sociedad no había tenido cambios desde la fundación fenicia. Entonces, no hacen ninguna innovación de la técnica naval, no acuñan moneda, no tienen bancos. Su comercio es sólido porque se facilita por la ubicación intermedia que tienen, la proximidad a las tribus bárbaras del Oeste de Europa les permite trocar con ellas– mediante señales de humo- pacotilla por plata y estaño, y por el Sur traer del Sudán oro, cambiado también por pacotilla. Y estos metales los trasladan al Este donde a su vez obtienen productos fabricados o alimentos. Por supuesto, este sistema primitivo de comercio no podía sustituir al griego helenístico por muy relajado que estuviese. Antes bien, vulnerable como es, será derrotado por un nuevo pueblo no comerciante.

Simultáneamente con el desarrollo de la civilización griega un pueblo bárbaro de la Italia central, de economía agrícola y pastoril, y en lucha perenne con enemigos que provienen de todos los alrededores, va adquiriendo una experiencia militar impresionante. Su sistema económico es en extremo primitivo, aún más que el cartaginés, solo necesitan hacer incursiones, dominar territorios, tomar en prisión jóvenes fuertes y esclavizarlos en las labores de campo. Sin embargo, el éxito que tienen con tal empresa les permite asentarse cada vez mejor en una ciudad que crece continuamente: Roma. Y en una ciudad con recursos aparecen siempre hijos de ella que ansían cultivarse. La única cultura admirada que está a su alcance es la que poseen las ciudades helenas que tienen cerca (en el sur de la península itálica se asienta Siracusa, patria de Arquímedes) y que conocen por el comercio. Por otra parte, desde antiguo este pueblo bárbaro se había mezclado con otro, los etruscos, que probablemente aprendieron también de los griegos cómo drenar tierras pantanosas, irrigar tierras secas y medir los terrenos para ordenar las propiedades. Así, una ciudad alejada de las rutas comerciales privilegiadas por los griegos puede crecer, absorber cierta cultura, organizar una república y escapar de las invasiones alejandrinas. Pero aquella república estaba preñada de contradicciones sociales: los intereses de aristócratas poseedores de latifundios y los intereses de los pequeños y medianos propietarios; y como en Grecia – quizás a imitación de ella misma- esa contradicción se resuelve con leyes más o menos democráticas. Pero lo que no sucedió en Grecia, sociedad de múltiples ciudades-estado, sí ocurre aquí, sociedad de una gran ciudad que vive de un gran campo. Parias, et al., 1965, comentan:

Sobre este conflicto [patricios contra plebeyos] se engarza otro mucho más complejo, en el cual la fortuna mobiliaria se opone a la inmobiliaria (…) la ciudad al campo (…) cuyas fuentes de renta y cuyos intereses son divergentes(…) Esta situación, que contiene ya en germen las crisis que arruinaron a la República, no corresponde ya al orden antiguo del patriciado y la plebe. La sociedad cerrada se ha abierto y, gracias al liberalismo romano, los más ricos de los plebeyos(…)se han sumado a los patricios, mientras que entre estos los hay que se convierten en tránsfugas. Ha nacido otra aristocracia. (T I, p. 345)

O sea la etapa de descentralización típica de Grecia clásica no se da aquí, ni la etapa de tendencia a la centralización típica de la Grecia helenística. Lo que sucede es que a la oligarquía de ascendencia patriarcal se acopla una nueva oligarquía pecuniaria, el muelle no avanza, y su trabazón no se resuelve independientemente de que la sociedad consiga cultivarse a partir del acervo griego. Pero el espíritu del helenismo filtra la conciencia romana. La contradicción que presenta la oligarquía helénica es equivalente a la contradicción de su propia oligarquía. Y no necesitan una oligarquía. Necesitan que el muelle se mueva hasta el extremo y las fuerzas se centralicen. Un príncipe justo a la cabeza de una estructura política piramidal traería muchas ventajas. Tendría que ser un jefe militar reputado, porque es el ejemplo del soldado y el trabajo de este es proporcionar esclavos, que son la base de la economía romana. Tendría que ser un buen organizador, que administre el mundo conquistado y sepa sacarle provecho con eficiencia. Y sobre todo tendría que neutralizar a la rara oligarquía de senadores, todos ricos pero con el formidable antagonismo ciudad-campo el cual, tirando cada uno para sí, no pone riendas al mundo conquistado. Leemos en Parias et al., 1965:

A la explotación desordenada sigue la punción fiscal. Que es una mejora. Catastros y censos de las personas permiten establecer mejor el asiento de los impuestos. La percepción, sea directa o por medio de pequeños adjudicatarios, se regulariza. La era de los hombres de negocios ha terminado. Empieza la de los funcionarios. (T I, p.279)

A pesar de que Roma se convierte en centro del mundo, existe un gran problema que no puede resolver. En la Grecia Clásica el campesino produce o gestiona –depende de su posesión- el bien de vida fundamental y el Estado lo ampara. En la Grecia Helenística el comerciante produce o gestiona el bien de vida fundamental y el Estado lo ampara. En la Roma Imperial el esclavo es quien produce el bien de vida fundamental y el Estado lo somete. Con este pecado original, resultado de un tipo de economía primitiva, Roma es capital del mundo. De donde los consumidores no producen sino soldados, nada para el intercambio, por lo cual hay que subvencionarlos. Y en las ciudades de las provincias donde reside el gobernador sucede lo mismo. Pan, vino y circo al pueblo que aporta los soldados. Al desfigurarse el carácter del trabajo, muy pronto se tuerce el carácter del emperador. Desde un 47 aC, año de César dictador vitalicio hasta un 37 dC, año de Calígula emperador, han transcurrido solo 84 años y podemos figurarnos la catastrófica diferencia. A un Claudio sucede un Nerón.

De todas formas, el saldo que deja Roma en las ingenierías es sobresaliente: agrimensura, técnica de la construcción, hidrotécnica y arte militar. En astronomía, el sistema de Ptolomeo –sabio de la Alejandría romana- permitía entender mejor el movimiento de las estrellas visibles imaginando las esferas donde estaban inscritas rotando alrededor de un punto situado en algún lugar de La Tierra, un punto con cierto movimiento. Las verdaderas joyas de las ciencias aplicadas romanas las constituyen los acueductos y la ingeniería de caminos, como corresponde a un Estado centralizado cuyas ciudades principales, Roma ante todo, disfrutaban prácticamente gratis de agua y del trigo que les llegaba, y de muchos otros bienes.

4.4 Persia e India: Tendencia a la Descentralización.

El imperio romano ha llegado a un límite. Controlar territorios militarmente y esclavizar a sus habitantes tiene un confín: las fronteras del mundo que se puede esclavizar. Los romanos, desde el inicio del imperio y percatados del problema que un límite de esclavos impondría a las necesidades alimenticias de una población creciente, de hecho inventan la ciencia agronómica para incrementar la productividad del trabajo. Varrón y Columela coleccionan un conjunto de procedimientos que han demostrado su eficacia en las tierras mediterráneas, pero la laxitud posterior –con la excepción de la época de los emperadores Antoninos- no conduce a nuevos empujes.

Como se ha dicho, el imperio había llegado a las fronteras que podía esclavizar. Y cuando la capital del imperio se ve forzada a mudarse para Bizancio este panorama no cambia. La esperanza en aumentar la producción agrícola sigue dependiendo del aumento de la población y de las superficies cultivadas más que de un mejoramiento de la tecnología. Las tierras del Asia Menor no eran tan pródigas como las de Occidente y el laboreo sigue siendo el tradicional: el empleo de bueyes, la siega con hoz corta, el arado rígido.

La escasez cada vez mayor de esclavos obliga a acudir a un trabajo campesino prácticamente esclavizado. Solamente el comercio es de cierta importancia en el Imperio de Oriente porque depende mucho de una artesanía y minería monopolizada por el imperio, pero entonces resulta que el comerciante extranjero es recibido con sospecha. Ni siquiera el invento de la llamada vela latina, que permite el barloventeo en las embarcaciones, logra que el tráfico marítimo de naves bizantinas alcance la altura que debiera, en una época donde ya la centralización imperial se hacía obsoleta y se necesitaba un viraje hacia una etapa de tendencia a la descentralización, algo no concebido ni en la peor de las pesadillas de los emperadores.

Más allá de las fronteras orientales del imperio, en Persia y la India, sí existían condiciones para esta tendencia a la descentralización. Después de la declinación de Roma, las historias de ambos pueblos constituyen un eslabón necesario para concebir la civilización llamada occidental. La influencia grecolatina en el subcontinente indio, y más aún en Persia es algo totalmente conocido. La influencia de las ciudades alejandrinas y el comercio lo permiten. La agricultura india, por iniciativa propia y por los contactos con el mundo helénico y el chino, es en el siglo III una de las agriculturas más desarrolladas del mundo. A pesar de la insuficiencia de datos sobre el Oriente, nos exponen Perroy, Auboyer, Cahen, Duby & Mollat:

…la agricultura, riqueza básica del país, gana terreno sin cesar a las tierras incultas. Los cultivadores, ciertamente muy numerosos, se sirven de arados uncidos con bueyes y producen cebada, paddy, varias especies de arroz, caña de azúcar, sésamo y azafrán. Gracias a los riegos y al abono, se obtienen varias cosechas anuales. Para el ganado se cuidan las praderas y se enumeran el buey giboso, el buey ordinario, la vaca, la ternera, el caballo, el mulo, las cabras y el camello (…) el comercio se ejerce por igual con los cereales que con las piedras preciosas, los tejidos de seda y el marfil. (1966, p.72)

Pero la historia de la antigua India no se puede comprender sin el papel determinante que juega el monje. Según Fernández Bulté, J., Yánez, R.M., Carreras, D. & Lizón, J.L.

La problemática que introduce el sistema de castas en la India, nos conduce a indagar las razones por las cuales en esta variante de los despotismos orientales, el rey, jefe político, maharajá, no constituye el elemento superior de la sociedad, y por el contrario, se encuentre en franca dependencia de la casta sacerdotal. (2002, p. 110)

Y, ¿qué es un monje brahmán? De acuerdo al Código de Manú, es persona sagrada, jefe de todos los seres creados. Los sacerdotes están en la cima, como dioses terrenales o brahmanes; en segundo lugar los guerreros, a continuación los agricultores y mercaderes, y por último los sudras, servidores, especialmente de los brahmanes. Ahora bien ¿cómo se acepta este sistema? Por la vigencia de creencias como la reencarnación y el karma. Según estas creencias religiosas, todas las personas reencarnan varias veces y tienen la posibilidad de nacer en una casta más alta, siempre y cuando en su anterior vida hayan obedecido las reglas de la casta a la que pertenecieron. Así, el karma en realidad retrae a las personas de intentar rebelarse contra la ley.

Para que la civilización pase a una etapa de tendencia a la descentralización hace falta una sociedad que se asiente en núcleos de descentralización, desligados entre sí (a veces opuestos entre sí), pero de agrupar los elementos similares de la pasada centralización. Solo de esta manera se puede comenzar a descentralizar aquello que está fuertemente centralizado. Estos núcleos de descentralización los posee la India, gracias al papel del monje. Los núcleos de descentralización desligados entre sí, en tiempos de la dinastía Gupta los constituyen las diversas confesiones religiosas, brahmanismo y budismo principalmente, con sus distintas escuelas. Todos se benefician con la protección y donaciones de los soberanos, que garantizan el austero esplendor de los establecimientos religiosos y escuelas. Y los elementos similares que agrupan son los fieles: todas las confesiones tratan de congregar a príncipes, comerciantes, guerreros, artesanos, campesinos. Inmediatamente puede hacerse una objeción, ¿no coexistía el budismo con el brahmanismo siete u ocho siglos antes de los monarcas Guptas? Entonces, ¿por qué es ahora cuando se convierten en núcleos de descentralización?

Aquella India viene de una época floreciente de centralización durante los tiempos del rey Asoka, tres siglos aC. Para llevar a cabo su gobierno Asoka tuvo que elevar el budismo a la categoría de religión oficial y así anular el poder de los brahmanes. Una relativa laxitud se adueña de la sociedad hasta la etapa de la dinastía Gupta y las monarquías Guptas no florecen hasta los siglos IV y V dC. Son brahmanistas, pero como conquistan territorios budistas su inteligente política es proteger a todos los monjes. De esta manera, es de conjeturar que aparezca una briosa emulación entre las distintas confesiones y escuelas y por consiguiente los monjes se sientan impelidos más que nunca a dar ejemplos ortodoxos de conducta (en su juventud debe estudiar profundamente, después será un cabeza de familia ejemplar, finalmente debe despedirse de la familia y convertirse en anacoreta y en sus últimos años vivir de la limosna), y cuando la conducta del monje es ejemplar el karma obliga a tensar el espíritu del conjunto de la sociedad, temeroso cada cual de su próxima vida, o impregnado de fe en la salvación de la humanidad, si es budista. El budismo, a diferencia del brahmanismo, no ofrece la reencarnación como oportunidad para alcanzar una mejor casta sino para que en cada vida el hombre pueda sacrificarse por el bien de los demás hasta que toda la humanidad quede redimida. El monje inspira cómo actuar y la actuación de todos, desde el rey al sudra, desarrolla impetuosamente la sociedad. Y el conocimiento científico de la naturaleza. Durante la época Gupta florecieron la lógica, la matemática y la astronomía. La primera había recibido un impulso notable ya desde la escuela ñaia (s I aC) y la segunda hizo una conquista inmarcesible en esa época: la numeración de base decimal que hoy llamamos "arábiga". Aharbhata estudió las ecuaciones indeterminadas y desarrolló la astronomía; la aritmética comercial se impulsó notablemente con la nueva numeración, lo cual junto con la seguridad que la dinastía Gupta ofrecía a las rutas comerciales hacia Oriente y Occidente y el esfuerzo desplegado en el trabajo por la sociedad que antes se ha comentado, convirtieron a la India Gupta en una potencia económica mundial. Es probable que la producción intelectual estuviese mayormente generada por la casta brahmánica, como está documentado sucedió con las teorías atomísticas del asceta Kanada (s V aC), quien se alimentaba de los granos que recogía en los campos segados. Todas las castas excepto tal vez los sudras desarrollaron su inteligencia con los numerosos juegos de lógica que se han ido descubriendo hasta hoy y de los cuales el ajedrez es el ejemplo descollante.

No muy diferente del panorama indio lo es el dorado Estado sasánida de Persia en la misma época. "Tres castas dominantes: la nobleza territorial, el clero rico y la administración burocrática" (Perroy et al., 1966, p. 50) y ambas sociedades bien cebadas del conocimiento helenístico por el Oeste y la cultura china "rica en ciencias" por el Este.

4.5 La gran expansión árabe: Descentralización.

Pero correspondió a un pueblo seminómada vecino el llevar a cabo el próximo movimiento del muelle hacia la descentralización: las tribus árabes. La proximidad relativa de las civilizaciones es uno de los factores que permite se aceleren o no los cambios en el desarrollo. Esa es una de las razones básicas de por qué en la cuenca mediterránea y en el Asia Menor la cultura ha podido ser tomada sucesivamente en relevo por uno y otro pueblo, la razón por la cual en la larga noche medieval los aislados bosques de Europa vivieron en relativa ignorancia y también una de las razones que explica la dificultad que este mismo relevo ha encontrado tanto en el subcontinente indio como en la vasta China.

Todos los árabes libres son iguales ante Alá, y a los creyentes se los libera de cargas fiscales (solo la entrega de la décima parte de lo que se gana pero para beneficio de la comunidad, y ni siquiera es obligatoria la peregrinación a La Meca para quienes tienen limitados sus recursos). De hecho la guerra que sostiene Mahoma desde la ciudad de Medina –ciudad de modestos agricultores del desierto- contra La Meca –ciudad rica, de comerciantes- es prueba de este sentimiento. Mahoma tiene que huir a Medina porque, él mismo siendo comerciante, predica un culto monoteísta que perjudica económicamente a su grupo social. Este sentimiento de igualdad obligó a la ayuda que el creyente debe a los huérfanos, a las viudas y a los enfermos.

En Perroy et al. se advierte:

…la Ley, que el musulmán no concibe separada de la fe, y que como esta tiene autoridad divina, está dirigida a las obligaciones de este mundo: entrega de una limosna a la comunidad, guerra santa contra los enemigos de la fe para someterlos por la fuerza. (1966, p. 101)

Parias et al. reconocen :

… el Profeta tenía ante todo la preocupación por reprimir los abusos del lujo y de la avaricia, y la prohibición que dictó contra el préstamo con interés pudo haber redundado en perjuicio del desarrollo económico (!). En tiempos de los Califas Omeyas (661-750) no conocemos grandes mercaderes musulmanes. (1965, T II, p.61).

Resulta entonces comprensible la epopeya que constituyó la relampagueante conquista del mundo por el Islam. "…Para nosotros no fue ventaja pequeña ser liberados de la tiranía de los romanos, escribiría un cronista monofisista" (Perroy et al., 1966, p. 102). Es explicable. En Egipto se abole el monopolio que ejerce el Imperio Romano de Oriente con el fin de abastecer Constantinopla y se sustituye por un comercio libre, de particulares indígenas. En Perroy et al. se tiene que conceder:

En la campiña las tierras se repartieron en dos categorías: tierras privadas y públicas, a las que en beneficio de la comunidad se asimilaron las de los propietarios desaparecidos a causa de la huida o de muerte en la guerra(…)el dueño no ejerce ninguna de las prerrogativas de la autoridad pública sobre sus arrendatarios, menos dependientes de él, por consiguiente, de cuanto solían serlo de los grandes patronos bizantinos o sasánidas (1966, p.108).

No por gusto ocurre, cuando le es permitido, "la conversión en masa de los indígenas al Islam" (Idem). En cuanto a la esclavitud, que persiste entre los árabes, está muy morigerada: por estos tiempos es únicamente doméstica. Parias et al., 1965, TII, p. 69 aclaran: "…a no haber sido por la guerra [refiriéndose a los soldados turcos obligados a incorporarse al ejército], la piratería y la trata de esclavos, que proporcionaba inmensas masas de negros, turcos y eslavos, la esclavitud hubiese sido borrada del mundo musulmán".

Signo claro del espíritu descentralizador de los tiempos lo es que en la Persia ahora decadente, donde se ha enriquecido una oligarquía latifundista en perjuicio de los endeudados campesinos, ya desde finales del siglo V aparece un movimiento mazdekista que nunca murió:

"más que una predicación religiosa, una protesta social que exige comunizar los bienes" (Perroy et al., 1966, p. 52).

4.6 Califatos Árabes: Tendencia a la Centralización.

Una nueva era se instala en el mundo musulmán en los tiempos descentralizadores de la gran expansión, y como ocurrió en el mundo griego es sustituida por la tendencia a la centralización. Aparece un nuevo agente capaz de establecer núcleos de centralización conectados entre sí. No es posible comprender cabalmente la evolución del mundo islámico si se considera al Califa como un soberano absoluto a semejanza de los monarcas europeos posteriores o a los emperadores romanos anteriores. Si así fuera, una sociedad centralizada en aquellos tiempos necesitaría de caminos excelentes que llegaran desde los territorios administrativamente dependientes de él, como sucedió en tiempos romanos, pero los árabes incluso en Bagdad o en Córdoba no construyen buenas vías de transportación. "El mundo árabe ignora el coche con ruedas (hasta tal punto que, al recibir de los indios esta figura del ajedrez, la convierten en roca)" (Parias et al., 1965, T II, p. 65). En cambio el riego alcanza alturas ignoradas por los demás pueblos. Los árabes, aprendiendo inicialmente del trabajo en los oasis, son capaces de aclimatar en las secas tierras del Magreb y el sur español prácticamente todas las plantas conocidas.

Parias et al:

En el siglo IX, en el curso de una fiesta dada en el palacio del califa en Samarra, se presentó una curiosidad de todo punto inesperada, y extraordinaria: las naranjas y los limones de la India. Al siguiente siglo, el naranjo se aclimataba al suelo de Palestina. El arroz y la caña de azúcar fueron llevados a regiones que antes desconocían. A finales del siglo IX, la aparición del papel había acarreado la ruina de los productores de papiro en Egipto. El lino lo sustituyó. El Fayún y el lago de Tinnis encaminaron hacia la Mesopotamia enormes cantidades de tejidos blancos, elaborados a veces con hilos de plata y oro. En 973, la conquista de Egipto por los Fatímidas originó la ruptura con Bagdad y por consiguiente la pérdida de este mercado. La solución consistió en la distribución por todos los países árabes, desde el Irán hasta España, en el siglo X, del algodón de la India: a esta fecha se remonta el éxito del algodón egipcio. (T II, 1965 p. 62)

La región donde mejor se deja estudiar el nuevo proceso social es en al-Andalús:

"el perfeccionamiento extraordinario del primitivo sistema de riegos, sometido a un régimen administrativo para la distribución de agua y acequias, fueron realizaciones que modificaron eficazmente la agricultura, aumentando la rentabilidad de la tierra y del trabajo aplicada a ella" (Parias & Reglá, T II, 1965 p. 440).

¿Y quiénes son estos señores que se disputan el agua? Son los que producen el alimento del califato y los bienes y materias primas que se comercian, o sea, los ejes del desarrollo a quienes el califa administra y por lo tanto, sirve. Se conforma una aristocracia latifundista-comercial, formada por los jefes conquistadores a quienes se les ha otorgado tierras que han puesto en envidiable producción –la pequeña propiedad fue respetada en general- con la formidable introducción de nuevos cultivos.

Inicialmente, los jefes militares llegados a España vivían en continuas pugnas entre sí. Consintieron entonces en 756, en traer un príncipe Omeya: Abderramán, refugiado en África de la revolución abasí que se había producido en Siria y Mesopotamia, para que instalara un emirato y organizara la sociedad. Desde el comienzo se observa el papel de mediador y organizador del futuro califato. En general todo el mundo musulmán sigue la misma estructura social: "…la aristocracia militar. Si los mercaderes dedican una parte de sus ganancias a la compra de fincas, por su parte los propietarios invierten una parte de las suyas en las empresas comerciales" (Perroy et al., 1966, p.178). De este binomio el más importante lo es el ángulo agrícola: "Por notables y nuevas que sean sus actividades [comerciales], ni en el Islam ni en Occidente los mercaderes fueron quienes tuvieron más parte en la constitución de las grandes monarquías territoriales" (Idem, 1966, p.188).

4.7 Monarquías europeas: Centralización.

Una tierra salida del coloniaje, pobre, subdesarrollada, balbuceante, sin una lengua propia, olvidada del latín y de la cultura grecorromana, iba a tomar el relevo. Llegaban las traducciones de los tratados árabes y griegos (ahora despreciados en los Califatos hombres como Avicena, a quien olvidaban por el reaccionario Algazel, y más tarde repudiados Averroes y el hebreo Maimónides). Eruditos hebreos, españoles y de otras nacionalidades traducían constantemente en el Reino de Castilla del árabe al latín tesoros de la cultura griega, india, persa y árabe. Y por el camino entre los Pirineos y el mar los pergaminos enrollados, sus copias o las copias de copias terminaron en las abadías que ya estaban diseminadas sobre todo por Europa occidental. Las abadías de Italia y el rico sur de Francia al cabo fueron bien vigiladas, pero una tierra de bosques helados al norte del paralelo cuarenta y cinco, nadie la estimaba en gran cosa. Eran territorios habitados por extraños seres muy claros de piel, ojos y cabello lo cual les permitía acopiar toda la radiación ultravioleta que escaseaba tanto en aquellos lugares. Hijos de guerreros parisi, bárbaros entre los bárbaros, bretones, normandos, la inmundicia rezagada. El desarrollo no lo propicia el frío. Pero esta vez iba a parirse a gritos en bosques marchitos de nieve.

Pero un poco antes de que arrancara el desarrollo por encima de los cuarenta y cinco grados de latitud había ocurrido una evolución sorprendente en la península ibérica.

Los reinos visigodos, vecinos a la fuerza de la cultura árabe, habían estado desde el siglo VII combatiendo con menos que más éxito contra el califato que desde Córdoba había fundado una muy desarrollada Tendencia a la Centralización. "Gran parte de la población anterior de Hispania aceptó la religión musulmana" (Encarta, 2005). ¿Por qué?

"Al-Andalus, nombre dado por los musulmanes a Hispania, tuvo una economía próspera, con una agricultura avanzada, en la que tenía un gran peso el regadío, y una importante actividad artesanal y mercantil. La circulación de monedas de oro (dinar) y de plata (dirham) y la vitalidad de los zocos de las ciudades son buenas muestras de ello. Pero también destacó al-Andalus por el desarrollo de la cultura, tanto en las disciplinas humanísticas como en las científicas. Recordemos, como ejemplo, la introducción, a fines del siglo IX, del sistema de numeración indio que se impuso al romano". (Ibid.)

Pero la sociedad árabe, como se ha dicho, al fin se estanca en su inmovilismo latifundista-comercial. Los tiempos requieren una Centralización, la cual es promovida por los norteños reinos de León y Castilla. Esas mismas tropas norteñas facilitan que Alfonso III en Portugal, ya en el siglo XIII, expulse a la morería casi completamente. Se funda la capital en Lisboa y se establece con firmeza el poder centralizado a expensas de la iglesia. Su hijo fomenta la agricultura, crea una universidad en Coimbra. Algo más tarde, el poder centralizado se torna casi perfecto con Juan I de Portugal. El reino potencia la tecnología de la construcción naval y de la navegación de largo cabotaje, conjuntamente con la tecnología naval militar. El sueño de alcanzar las Tierras de la Especiería traería enormes beneficios a todos los súbditos del reino piramidal establecido. El rey de Portugal podría comerciar directamente con las lejanas tierras los deleitosos y caros aromas. Indiscutiblemente que el conocimiento árabe condicionó este ulterior desarrollo de la tecnología naval. Geografía, astronomía, la brújula, las carabelas y las armas de pólvora, todo ello imprescindible para la navegación de largo cabotaje, había sido producto árabe. Pero en el reino se mejora la tecnología naval, las ciencias necesarias para la navegación, y las armas de fuego. Enrique el Navegante se lanza al bojeo del mundo en busca del "Reino de la India". Y en la vecina España la corona castellana, auxiliada incluso desde Roma, no acaba de lograr la fundación de su reinado y mucho menos sueña con la conquista de las mercaderías del otro mundo.

Entonces, se produce la maravilla. Una empresa científica sin precedentes ni consecuentes hasta hoy. Con el esfuerzo final que conduce a la expulsión de los árabes, con la conformación a fuerza de coraje e inteligencia del Reino Unificado de Castilla y Aragón y el arribo a la jefatura del Estado de una mujer excepcional, Isabel la Grande, España decide una expedición científica para adelantarse a Portugal y arribar a las Islas de la Especiería por el Oeste. Atravesando nada menos que la inmensa Mar Océana.

Esta decisión, por mucho que se haya valorado hasta el presente, no tiene parangón en la Historia. Culmina, en primer lugar, una concepción científica del mundo emanada desde los propios sacerdotes consejeros de la Reina: la representación de La Tierra como esférica y la posibilidad de salirse de la navegación de cabotaje y orientar una expedición en medio de un enorme mar sin referencias espaciales. Culmina, en segundo lugar, otra concepción científica del mundo emanada desde los propios sacerdotes consejeros de la Reina: La Tierra ya no es la posada de tránsito donde se viene a rezar para ganarse el cielo, la ciencia por primera vez se propone comprender completamente el universo. La decisión de Isabel la Grande de financiar el viaje de Colón es con mucho una decisión más valiente y científica que las modernas conquistas de La Luna y de Marte debido a los tremendos tabúes que tiene que derribar. El viaje de Colón es español por derecho de ciencia, aunque lo haya efectuado un navegante genovés: no existe Estado en Europa que se atreviera a tanto. Colón recorre toda la Europa occidental, desde los comerciantes italianos hasta el reino de Portugal y ninguno de ellos confía (tiene suficientes conocimientos para confiar) en la factibilidad de tal expedición científica, que acercaría las naves al mismísimo Paraíso (frente a la boca del Orinoco Colón creyó ver las puertas del Paraíso), reino de Dios y no de los hombres, o lo despeñaría a las entrañas del infierno. Siglos de mitos y temores místicos se volatilizan al aliento del SI que da Isabel la Grande a Colón. Y de no ocurrir un accidente histórico que tendría titánicas consecuencias hasta hoy, España no hubiera cedido la primacía europea a las bárbaras tribus de piel, ojos y cabellos claros que vivían más arriba del paralelo cuarenta y cinco.

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