- Introducción
- El primer antecedente: El Congreso de Panamá (1826)
- 1° Conferencia Panamericana – Washington (1889-1890)
- 2° Conferencia Panamericana – Ciudad de México (1901-1902)
- 3° Conferencia Panamericana – Río de Janeiro (1906)
- 4° Conferencia Panamericana – Buenos Aires (1910)
- 5° Conferencia Panamericana – Santiago de Chile (1923)
- 6° Conferencia Panamericana – La Habana (1928)
- 7° Conferencia Panamericana – Montevideo (1933)
- 8° Conferencia Panamericana – Lima (1938)
- 9° Conferencia Panamericana – Bogotá (1948)
- Conclusión
Introducción
El espíritu americanista que en 1948 crea la Organización de Estados Americanos (OEA) fue manifestado desde los comienzos del país como tal, por personajes como el Gral. José de San Martín, Mariano Moreno o el tucumano Bernardo de Monteagudo.
Para José de San Martín, hacía falta en el continente alguna unidad militar americana para lograr la tan ansiada emancipación de las metrópolis europeas y asegurar tal libertad por medio de tratados de seguridad.
Mariano Moreno, si bien escéptico con la existencia de un eventual Sistema Federal en América, sí creía en una convivencia americana posible.
Bernardo de Monteagudo un poco más allá que sus pares, redactó un Ensayo sobre una posible Confederación Americana. Él sostenía que para vencer a la Santa Alianza conservadora en Europa (1815), era necesario crear una suerte de "Liga Americana".
Pero pese al sentimiento proamericano de nuestros intelectuales, la Argentina no apoyó abiertamente (durante casi todo el siglo XIX) los diversos Congresos Americanos realizados para lograr aquella ansiada cooperación americana. ¿Por qué? Pues, principalmente porque desde 1862, el gobierno argentino priorizaría nuestras relaciones con los mercados europeos (sobre todo Gran Bretaña) y no sería sino a partir de 1880 cuando la élite argentina se dispondría a mirar un poco para América, pero siempre sin descuidar sus relaciones con el viejo continente.
Conferencias Panamericanas
El primer antecedente: El Congreso de Panamá (1826)
El primer antecedente del panamericanismo se da con la convocatoria de Simón Bolívar al Congreso de Panamá de 1826.
En el primer congreso asistieron:
1. Nueva Granada (Colombia más Panamá).
2. Venezuela
3. Ecuador
4. Guatemala
5. México
6. Perú
7. Provincias Unidas del Centro de América
Como observadores:
1. Gran Bretaña[1]
2. Holanda (delegado a título personal)[2]
No llegaron a tiempo:
1. Bolivia
2. Estados Unidos[3]
No asistieron:
1. El Reino de Brasil
2. Argentina
3. Chile
4. Paraguay
Nuestro país no solo no asistió sino que ni mostró interés en el Congreso convocado por Bolívar. Para Chianelli, Rivadavia desconfiaba de su par venezolano al tiempo que ya se preparaba para un inminente conflicto bélico con el reino del Brasil.
Brasil, por otro lado, no asistió al Congreso pese a la invitación de Bolívar, por cuanto temía un recibimiento hostil de parte de sus colegas republicanos, que recelaban de una monarquía europea en América de Sur. Al mismo tiempo, el Emperador Pedro I quería mantener la neutralidad de su reino entre las monarquías europeas y sus vecinos republicanos, mientras mantenía tensiones externas de parte de Argentina por la codiciada Banda Oriental.
Paraguay, por último, se encontraba inmersa en el aislacionismo del Doctor Francia, que prefería mantener apartado al país del congreso de Bolívar.
Con este panorama, el congreso finalmente fracasaría porque las partes no llegaron a ningún acuerdo. Mucho tiene que ver el hecho de que los países invitados aún conservaban problemas internos y conflictos entre sí, sobre todo problemas limítrofes heredados de la administración colonial española. Irónicamente, el país más beneficiado por el congreso sería Gran Bretaña, ya que aprovecharía la oportunidad para obtener acuerdos importantes en materia comercial.
1° Conferencia Panamericana – Washington (1889-1890)
En 1888, EEUU envía una invitación a todos los países americanos para una reunión que debía realizarse en Washington en 1889. ¿Qué actitud tomaría Argentina? En nuestro país predominaban las ideas de Ernesto Quesada, hijo del ministro argentino en Washington. Quesada creía que la "Doctrina Monroe" (1823) era un intento expansionista norteamericano, una simple declaración unilateral estadounidense de su único y exclusivo interés por la región. Nuestro país aceptaría la invitación de Washington pero se configuraría claramente a favor de estos preceptos que muy bien exponía Ernesto Quesada desde Buenos Aires, fraguando las posiciones norteamericanas.
Durante la presidencia del republicano Harrison (1889-1893), el secretario de Estado Thomas Blaine impulsaría lo que se denominó "Destino Manifiesto" norteamericano en base al imperialismo económico y político. Para Blaine era urgente la compra de Cuba (en mano de los españoles); adquirir las Islas Vírgenes; conseguir bases navales en Santo Domingo y tomar Hawái. Como muy bien dice Trinidad Chianelli "(…) era evidente que la Doctrina Monroe impedía la intromisión europea en América pero no la norteamericana".[4]
Nuestra delegación en Estados Unidos estaría conformada por Roque Sáenz Peña y Manuel Quintana. Ambos se conocían muy bien, pues habían participado anteriormente en una conferencia de derecho en Montevideo. Allí los recibió Vicente Quesada, que posteriormente no participaría de la conferencia para no entorpecer las relaciones diplomáticas permanentes.
¿Cuáles eran los objetivos de la Conferencia?
1. Una unión aduanera.
2. Comunicación y un sistema unificador de derechos aduaneros.
3. Sistema común de pesos y medidas y el establecimiento de la plata como patrón monetario.
4. Legislación sanitaria y propiedad literaria.
5. Plan de arbitraje para los conflictos internacionales americanos.
Entre los objetivos detallados, se destacan principalmente tres:
1. Arbitraje en caso de controversias: EEUU quería una corte permanente para resolver conflictos (sobre todo aquellos de índole comercial). Argentina, en contraposición, bregaba por el derecho de toda nación de excluir de arbitraje cualquier problema que considerara pernicioso para su soberanía e independencia.
2. Moneda internacional: La delegación argentina se opuso también a la plata como patrón comunitario de cambio, recomendando acuñar varias monedas internacionales. Para ello se creó una comisión posterior que no llegaría a nada.
3. Unión Aduanera Continental: Las ideas de la élite argentina eran fuertemente similares a las que Ernesto Quesada exponía en Buenos Aires, con la idea de que los EEUU querían conformar una suerte de Zollverein americano, en el cual ellos jugaban un papel predominante por su peso económico, financiero y demográfico. Su idea era la de apartar a Europa de sus intereses monopolísticos.
En los tres casos, EEUU fracasaría, sobre todo por la intransigencia Argentina que se resumió con la oposición del tradicional lema "América para los americanos" por "América para la humanidad". EEUU no logró su "Zollverein económico" pero de todas maneras, sentaría las bases para futuras negociaciones en los posteriores congresos a seguir.
En esta primera conferencia no se firmarían tratados, solo recomendaciones. Se reprobó el derecho de conquista, se adoptó el sistema métrico por todos los Estados Americanos, la construcción de un ferrocarril intercontinental y la creación de una Biblioteca latinoamericana.
Los delegados establecieron de manera unánime la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas (antecedente directo de la Unión Panamericana y la OEA), con sede en Washington y bajo vigilancia del secretario de Estado de EEUU.
El periodista cubano José Martí, calificó a la delegación argentina como los "héroes del día" por defender los derechos de los oprimidos. Lo que los dirigentes argentinos habían logrado era que la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas adoptara la forma de eje y no de bloque, garantizando a los países más débiles, soberanía política. Este eje tenía un polo norte ocupado por EEUU pero un polo sur ocupado por Argentina.
2° Conferencia Panamericana – Ciudad de México (1901-1902)
Por iniciativa del secretario de Estado de los EEUU, se estableció Ciudad de México como punto de reunión de la 2° Conferencia Panamericana. Nuestra delegación estuvo a cargo de: Antonio Bermejo, profesor de derecho internacional; Martín García Mera, embajador argentino en Washington y Lorenzo Anadón, decano de la facultad de humanidades de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
A diferencia de la 1° Conferencia Panamericana, Argentina se mostró a favor de dar efectividad al arbitraje obligatorio, pero Chile y Ecuador presentaron su disconformidad quedando el asunto nuevamente estancado. Se aprobó también la reorganización de la Oficina Internacional y se aprobó la creación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). También, se resolvió fijar un intervalo de 5 años entre cada Conferencia Panamericana, regularizando de esta manera el panamericanismo.
Doctrina Drago
En 1902 un hecho insólito conmociona a América Latina. Venezuela acababa de salir de una guerra civil devastadora con la cual muchos residentes extranjeros sufrieron perjuicios y promovieron reclamaciones al gobierno venezolano. Este hecho, sumado a que Venezuela había suspendido el pago de los bonos de su deuda pública contraída principalmente con Gran Bretaña y Alemania, determinó que estos países, a los que se les sumó después Francia y el Reino de Italia, entablaran reclamaciones por vía diplomática con Caracas.
Al no obtener una respuesta favorable, Gran Bretaña y Alemania iniciarían una demostración hostil contra el joven Estado americano asfixiándolo. El presidente norteamericano Teodoro Roosevelt ya había explicitado que no garantizaría a ningún Estado americano su protección en torno a los preceptos de la Doctrina Monroe si su mala conducta suscitare represión de parte de Estados extracontinentales, siempre y cuando dicha represión no conllevase anexión territorial. Esa vía libre sería aprovechada por Alemania y Gran Bretaña que presentaron un ultimátum a Caracas y no habiendo respuesta, bloquearon navalmente al país, apresando sus buques y bombardeando sus costas.
Ante la inminente protesta venezolana a sus pares americanos, el canciller argentino Luís María Drago pidió a EEUU la ejecución de su Doctrina Monroe, subrayando que "una deuda pública no puede dar lugar a una intervención armada ni (mucho) menos ocupación territorial del suelo de naciones americanas por una potencia europea". EEUU hizo caso omiso al canciller argentino. Finalmente el bloqueo fue levantado por mediación de los norteamericanos y firmados los protocolos en Washington en 1903, se dispuso la reanudación del pago de la deuda externa bajando el monto pretendido desde un comienzo por las naciones europeas y debitándose del 30% del ingreso de la aduana venezolana.
Con la crisis venezolana se evidenció la desprotección de los jóvenes Estados americanos frente a la virtual "protección" de la Doctrina Monroe, hasta llegar a su punto más violento con el Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe, por el cual si un país bajo influencia norteamericana amenazaba propiedades o derechos de ciudadanos estadounidenses era deber de los EEUU intervenir en los asuntos internos del "desquiciado" país y reencauzarlos, restableciendo los derechos y el patrimonio de los ciudadanos norteamericanos o sus empresas. Esto es, la Doctrina Monroe en su versión alterada. Una carta abierta a la intervención norteamericana que establecería derechos casi neocoloniales sobre su zona de influencia, afectando a América Latina en todo su conjunto de manera brutal y violenta hasta 1909, con la llegada de la Diplomacia del Dólar de William Howard Taft.
3° Conferencia Panamericana – Río de Janeiro (1906)
Como bien lo disponía la 2° Conferencia Panamericana en hacer quinquenales las conferencias de ministros, así se realiza en Rio de Janeiro entre julio y agosto de 1906 la 3° Conferencia Panamericana. Nuestros delegados eran: Eduardo Bidau, profesor de derecho internacional de la UBA; Joaquín V. González, estudioso dirigente y político fundador de la Universidad de la Plata; Epifanio Portela, diplomático de carrera de la cancillería argentina y Luis María Drago, importante jurista de nuestro país.
En esta oportunidad, Argentina insistiría nuevamente con el arbitraje obligatorio y todas las naciones (salvo Haití y Venezuela que no asistieron), adoptaron trabajar en La Haya para conseguir un convenio definitivo y eficaz sobre el arbitraje obligatorio.
En esta conferencia, los EEUU impedirían que se tratase los principios de la Doctrina Drago, pero se aprobó remitir a La Haya las opiniones de los Estados Americanos respecto a las deudas públicas. Además, en la conferencia se creó una Junta Internacional de Jurisconsultos que por medio de dos oficinas, una en La Habana y otra en Río de Janeiro, centralizarían el registro de obras literarias y artísticas, patentes y marcas. Por último, se crearía una Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas por la ya ineficiente Oficina Internacional.
4° Conferencia Panamericana – Buenos Aires (1910)
Se realiza después del centenario de la patria, en Buenos Aires, la 4° Conferencia Panamericana. Nuestros delegados eran: Roque Sáenz Peña, que a último momento no participa porque es elegido presidente de la República; Carlos Salas, diputado nacional; y nuevamente Antonio Bermejo, profesor de derecho internacional y Epitafio Portela que habían participado ambos de la 3° Conferencia en Río. A la delegación la asisten entusiastas los tres exministros de exteriores: Estanislao Zeballos, José A. Terry y Carlos Rodríguez Larreta.[5]
En la conferencia se cambia nuevamente el nombre a la ex Oficina Internacional (de las Repúblicas Americanas) por Unión Panamericana. Además, se hacen cambios y actualizaciones sobre la propiedad artística y literaria, al tiempo que se establecieron programas de intercambio docentes entre profesores de distintos Estados americanos.
Pacto del "ABC" -Argentina, Brasil y Chile-
En 1915 se firma un pacto entre Argentina, Brasil y Chile para concretar objetivos económicos comunes, no obstante, los sucesos en México llevaría a los tres países sudamericanos a actuar como mediadores entre Washington y Ciudad de México respectivamente. EEUU había ocupado el puerto de Veracruz con el pretexto de "agravio a su bandera" cuando fueron tomados marines norteamericanos de la cañonera Dolphin como prisioneros en Tampico, en lo que se conoció como "incidente de Tampico". El ABC entonces actuaría como mediadora en el conflicto para descomprimir las tensiones entre ambos Estados.
Para algunos, la mediación del ABC fue rápidamente fabricada por los EEUU para salir de la presión internacional a la que se había arrojado y salir más airosa de esa situación para así derrocar a Huerta con más elegancia que bombardeándolo.
De todas maneras la mediación finalmente prosperó y las delegaciones de ambas partes se reunirían en Niagara Falls en Canadá, para dar por terminado las hostilidades norteamericanas en México. En la mediación se concretaría el Pacto de No Agresión, Consulta y Arbitraje, mejor conocido como "Pacto ABC" un 25 de mayo de 1915. El pacto exponía que los problemas entre cualquiera de las partes que no pudieran resolverse por vía diplomática o por arbitraje, serían sometidas a investigación e informe de una comisión permanente reunida en Montevideo, comprometiéndose ambas partes a no realizar actos hostiles hasta después de producido el informe. El acuerdo fue una manera de contrarrestar la influencia norteamericana en la región y un modo de establecer un equilibrio político en Sudamérica.
5° Conferencia Panamericana – Santiago de Chile (1923)
De acuerdo a lo establecido por la 2° Conferencia Panamericana, habría una regularidad entre conferencia y conferencia de cinco años, pero la 1° Guerra Mundial impediría respetar la regularidad quinquenal de las conferencias, hasta que se da recién la 5° Conferencia en Santiago de Chile, entre marzo y mayo de 1923. Nuestra delegación estaba compuesta por: Manuel Augusto Montes Oca, diplomático y profesor de derecho constitucional; Fernando Saguier, político destacado y embajador; y finalmente por Manuel Malbrán.
En esta conferencia, la Argentina mantendría una posición decidida sobre la limitación de armamentos tras el desastre de la 1° Guerra Mundial, con un discurso muy bien defendido por Montes Oca; sin embargo, Chile se sumaría a la negativa brasileña y finalmente el intento de hacer latinoamericana la política antiarmamentista argentina no llegaría a ningún lado.
6° Conferencia Panamericana – La Habana (1928)
La 6° Conferencia Panamericana tendrá su base en 1928 en La Habana, Cuba. En ella, nuestros delegados fueron: Honorio Pueyrredón, destacado político y diplomático, ministro de Relaciones Exteriores desde 1917 a 1922; Bernardo Espil y Laurentino Olascoaga. La comitiva también llevó a asesores técnicos en esta oportunidad: Luis Podestá Costa y Carlos A. Alcorta completarían a la delegación argentina.
Nuestros delegados tuvieron una actuación notable en la conferencia, sobre todo Pueyrredón, que luchó por abatir las barreras aduaneras y por imponer un proyecto de no intervención. En efecto, EEUU estaba llevando a cabo una política doméstica excesivamente proteccionista, que exportaba sus manufacturas a los países latinoamericanos pero no dejaba ingresar a su mercado los productos de sus socios comerciales. Ello, sumado a que desde el tratado de París de 1898,[6] EEUU desarrollase una política exterior muy hostil para con sus pares, llevó a Pueyrredón, a enfrentarse en más de una vez con los delegados norteamericanos.
Para la época en que se da el 6° Congreso, EEUU ya había invadido la provincia colombiana de Panamá, obteniendo concesiones para un futuro canal interoceánico (1903); había ocupado Veracruz (1914); e intervenido en Haití (1915), Honduras, Santo Domingo (1916) y la Nicaragua sandinista (1927).
El Perú del dictador Augusto Leguía, como aliado norteamericano en la conferencia, expondría ante las delegaciones, legitimar la intervención norteamericana en la región aduciendo que si un Estado americano afectase o violase los derechos de un segundo o lo de sus ciudadanos y/o empresas, era necesaria la intervención del Estado afectado. Pueyrredón, contrario a la delegación peruana, defendería el concepto de autodeterminación de los pueblos en su derecho absoluto sobre su autonomía interior, al tiempo que defendería nuevamente el principio de no intervenir en asuntos internos de otro Estado siempre.
Para nuestro delegado, el derecho de intervención de un Estado débil para defender a sus ciudadanos o empresas en un Estado fuerte no sería posible, con lo cual se atentaría con el principio de igualdad de los Estados americanos. La exposición del político argentino sería muy bien recibida por sus pares americanos, empero la cuestión de la no intervención en asuntos de otro Estado no terminaría por ser tratada para aplazarla a la siguiente conferencia panamericana.
Otro tema importante que se trató en la 6° Conferencia fue la organización y funciones de la Unión Panamericana. Pueyrredón sostuvo que la misma no debía constituirse como un supraorganismo capaz de tener atribuciones por encima de los Estados. Para el delegado argentino, la unidad económica debía de ser la base principal del Panamericanismo y bregando para que los países americanos redujeran o suprimieran las barreras aduaneras que trababan la libertad de comercio interamericano, solamente reservándose para sí aquellos artículos que se considerasen peligrosos para los intereses vitales de los países miembros. Argentina quería con ello equilibrar el comercio interamericano dado la continua actitud proteccionista norteamericana.
EEUU se negaría rotundamente a los reclamos argentinos e impuso su dominio en la conferencia. A la hora de firmar la convención, Honorio Pueyrredón se negaría a hacerlo, y llegada desde Buenos Aires la orden de firmarlo de cualquier modo, éste renunciaría, dejando para Oloascoaga el deber de firmarlo; no sin antes hacer la reserva de que lamentaba que los principios económicos propuestos por la delegación argentina no hayan sido incluidos en el protocolo final.
Como consecuencia de estos hechos, Argentina no concurrirá a la Conferencia de Conciliación y Arbitraje en Washington en 1928-29 para poner freno a la Guerra boliviano-paraguaya. Esta conferencia crearía una Comisión de Neutrales integrada por EEUU, México, Colombia, Cuba y Uruguay, países no limítrofes de los Estados en guerra. Argentina organizaría de manera paralela una otra Comisión de Neutrales pero con países limítrofes a Bolivia y Paraguay. Se formaría el ABCP (Argentina, Brasil, Chile y Perú). Nuestro canciller Carlos Saavedra Lamas consideraba que las medidas impuesta por la Comisión de Neutrales sobre Bolivia y Paraguay eran coercitivas para aquellos países y que la solución al conflicto debía hallarse en un dispositivo de paz aceptado por ambos países para que paralizaran las hostilidades y al que lo violase se lo consideraría el Estado agresor, retirándoles los agentes diplomáticos de los cuatro países mediadores.
En 1933 se firma el Pacto Antibélico Sudamericano conocido también como Pacto Antibélico Saavedra Lamas, donde Argentina, Brasil, Uruguay y Chile se comprometían a arreglar pacíficamente sus controversias internacionales, a que las cuestiones territoriales no se solucionarían con la violencia y que no se reconocerían arreglos territoriales obtenidos mediante ocupación violenta. Al poco tiempo, otros países americanos suscribirían al tratado para posteriormente adherirse otros Estados extracontinentales.
Finalmente la paz queda firmada de la mano del ABCP y la Comisión de Neutrales se disuelve. El tratado de paz se firmaría en Buenos Aires en 1935. Argentina se desquitaba con EEUU del fracaso de la 6° Conferencia Panamericana y hacía valer fuertemente su peso regional.
7° Conferencia Panamericana – Montevideo (1933)
En la conferencia de diciembre de 1933 nuestros delegados fueron: el canciller Carlos Saavedra Lamas y los Dres. Juan Cafferata, Isidro Ruiz Moreno, Ramón S. Castillo, Carlos Brebbia y Raúl Prebisch.
Cordell Hull, principal representante de los EEUU en la conferencia decide firmar el Pacto Antibélico Saavedra Lamas y a propuesta del mismísimo secretario de Estado, Saavedra Lamas pronuncia su famoso discurso para presentar la moción de paz, que le valió al argentino el premio Nobel de la paz.
En esta conferencia triunfa la política de la Paz y principio de No Intervención tan defendido por Argentina con la adhesión de los Estados americanos al Pacto Antibélico. También en la conferencia se autorizó a la Unión Panamericana a elaborar unas memorias con las ideas de Bolívar y otros Estadistas americanos a fin de observar sus posibilidades prácticas en el devenir del continente.
Conferencia Extraordinaria "de la Conciliación de la Paz" – Buenos Aires (1936)
El presidente Franklin Delano Roosevelt le propone al presidente argentino Agustín Pedro Justo una conferencia extraordinaria a realizarse en Buenos Aires en 1936 para proteger el mantenimiento de la paz en América ratificando los tratados existentes o creando nuevos. Justo acepta e invita al recién reelegido presidente norteamericano a Buenos Aires.
La conferencia debía tratar los temas relativos a:
La organización de la paz.
Limitación de armamentos.
Neutralidad.
Nuestra delegación fue compuesta por: Saavedra Lamas, Roberto Ortiz, Miguel Ángel Cárcano, José María Cantilo, Felipe A. Espil, Leopoldo Melo, Isidoro Ruiz Moreno y finalmente Daniel Antokoletz.
En la Conferencia de Buenos Aires nuevamente resucitarían las diferencias entre los EEUU y Argentina. Nuestro país se opondría a la existencia de un derecho internacional regional de carácter americano (sobre la base de la Doctrina Monroe) tan obsesionado por los norteamericanos. Saavedra Lamas sería el encargado de subrayar el principio de No Intervención en su forma más absoluta para finalmente votar tres instrumentos a detallar:
1. La Convención sobre el Mantenimiento, Afianzamiento y Restablecimiento de la Paz.
2. El Protocolo Adicional relativo a la No Intervención.
3. La Declaración sobre Solidaridad y Cooperación Interamericana.
1. La Convención sobre el Mantenimiento, Afianzamiento y Restablecimiento de la Paz: establecía que en caso de guerra o estado virtual de conflicto entre países americanos, se harían las consultas necesarias para encontrar un procedimiento de colaboración pacifista y en caso de guerra internacional, de un Estado americano con uno extracontinental; los Estados americanos realizarían consultas para cooperar, si así lo decidieren.
2. El Protocolo Adicional relativo a la No Intervención: establecía inadmisible la intervención sea cual fuere su causa o motivo, tanto en los asuntos internos como exteriores de un Estado americano. La violación de este principio en el protocolo adicional, daría lugar a consultas mutuas entre Estados para buscar un arreglo pacífico.
3. La Declaración sobre Solidaridad y Cooperación Interamericana: intentaría crear un tratado de reacción uniforme y común de los Estados americanos contra un ataque extracontinental a cualquier país del hemisferio, pero la Argentina, que siempre se opuso a la existencia de un supraorganismo que avasalle su soberanía disolvería el tratado a una simple declaración de solidaridad sin cláusulas vinculantes.
Esta primera conferencia por fuera de la periodicidad quinquenal de las Conferencias Panamericanas, sirvió para actualizar mecanismos de paz entre los Estados americanos y reafirmar el principio de no intervención entre ellos. EEUU no podría hacer del instrumento "de Solidaridad y Cooperación Interamericana" un tratado en sí, viciándose su poder jurídico en una simple declaración de voluntades pero reactualizando sus relaciones con los países de su zona de influencia.
8° Conferencia Panamericana – Lima (1938)
Se reúnen las delegaciones el 9 de diciembre de 1938, en Lima Perú. Nuestra delegación estuvo conformada por: Isidoro Ruiz Moreno, Adrián C. Escobar, Horacio Rivarola, Mario Antelo, César Díaz Cisneros, Ricardo Marcó del Pont y Alejandro Bunge.
De la 8° Conferencia se promulga la Declaración de Lima sobre solidaridad continental. Por medio de este instrumento, los países americanos prometerían defender los principios de solidaridad contra una intervención extraña que pudiera amenazarlos. En caso de una amenaza en concreto, harían efectiva su solidaridad mediante consultas establecidas por los convenios vigentes. Para facilitar estas consultas, los ministros de exteriores de las repúblicas americanas celebrarían reuniones cuando lo estimaran conveniente a iniciativa de cualquier país.
Además, en esta conferencia se defendería los derechos de la mujer en su sentido político y cívico, como también en lo referente a la protección en el trabajo y como madre.
1° Conferencia Extraordinaria "de Panamá" – Ciudad de Panamá (1939)
Esta es la 1° consulta de cancilleres apenas desatada la 2° Guerra Mundial. Fue convocada por los EEUU de acuerdo al sistema perfeccionado en Lima, con el objeto de cambiar de ideas antes del encuentro panamericano quinquenal y en cuanto a medidas que pudieran tomarse para asegurar la paz en el continente, dadas circunstancias excepcionales.
Nuestros delegados en la Conferencia de Panamá fueron: Leopoldo Melo y Luis Podestá Costa. Sus instrucciones eran claras: eludir compromisos políticos y militares y centrarse en lo jurídico y económico. El temario de la conferencia estaba dado por los siguientes puntos:
Neutralidad (recuérdese el contexto de guerra).
Protección de la paz en el hemisferio.
Cooperación económica para amortiguar los efectos de la guerra.
En la conferencia se realizó una Declaración de Neutralidad y de Solidaridad Continental. Cada país debía después reglamentar, en ejercicio de su soberanía, su carácter neutral. Esta conferencia se destacaría por americanizar el dogma de la neutralidad, la cual Argentina siempre se mantuvo fiel.
Finalmente en la Declaración de Panamá de 1939 se constituyó una zona marítima de seguridad alrededor del continente de entre 300 y 1000 millas, dentro del cual se prohibía a los beligerantes realizar actos de guerra. Argentina haría una salvedad en esta cuestión y agregó que en la zona que se delimitaba como libre de todo acto hostil, no se reconocía la existencia de colonias o posesiones de países europeos, manteniendo intactos los legítimos títulos y derechos de la República Argentina a islas como Malvinas u otras islas más allá de la línea de delimitación. A esto finalmente se le sumaría la creación de un Comité Interamericano de Neutralidad que funcionaría en Río de Janeiro y que sería el encargado de contemplar los aspectos jurídicos de la zona de seguridad.
También en esta oportunidad se crearía en el congreso un Comité Consultivo Económico y Financiero Interamericano con economistas de los 21 miembros que funcionaría en Washington desde el 15 de noviembre del mismo 1939, que era una lucha que tenían los países más pobres y dependientes de los EEUU para con la Unión Panamericana, a fin de tratar los problemas relativos al subdesarrollo.
2° Conferencia Extraordinaria "de La Habana" – La Habana (1940)
En 1940, Francia, Bélgica y Holanda caen en manos de la Alemania nazi. Surge pues, en América un problema concreto: la suerte de las posesiones de Francia y Holanda en el continente americano. EEUU convoca entonces a la segunda reunión extraordinaria de cancilleres americanos. Argentina envía nuevamente a Leopoldo Melo a presidir la delegación argentina y la conferencia se abre en julio de 1940.
En la conferencia se firman dos instrumentos orientados al no reconocimiento de traspaso de territorios americanos a otras potencias extracontinente:
1. Convención sobre Administración Provisional de Colonias y Posesiones Europeas en América.
2. Acta sobre Administración Provisional de Colonias y Posesiones de América.
1. La Convención sobre Administración Provisional de Colonias y Posesiones Europeas en América: se adopta por primera vez el sistema de dos tercios para su votación, algo de lo que recelaba Argentina, pues, siempre había estado a favor de un voto unánime a fin de que se reservase el poder de veto. En la convención se trató el tema relativo a la administración de las colonias francesas y holandesas, y se decidía no reconocer algún traspaso a la Alemania nazi, quedando a cargo de una administración provisional.
2. El Acta sobre Administración Provisional de Colonias y Posesiones de América: este instrumento no precisaba de ratificación alguna, debido a que se trataba de un comité de emergencia. Argentina dejó constancia en este instrumento, que el acta no comprendía Malvinas por no tratarse de una colonia europea sino una parte íntegra del territorio Argentino, defendiendo sus títulos sobre la isla.
Se dio además en la conferencia, una Declaración sobre Asistencia Recíproca y Cooperación Defensiva de las Naciones Americanas, también conocida como la "Declaración XV", que era una reiteración de principios panamericanos sobre la inviolabilidad del territorio frente a otras potencias y que un acto de agresión a un país, sería considerado como una agresión a todo el continente. Se recomendó también evitar la propaganda de doctrinas atentatorias al ideal democrático o que comprometieran la seguridad y neutralidad de los países.
3° Conferencia Extraordinaria "de Río de Janeiro" – Río de Janeiro (1942)
Tras el ataque japonés a Pearl Harbor (bases norteamericanas), Chile y los EEUU proponen una tercera reunión extraordinaria a darse en enero de 1942 en Brasil, concretamente Río de Janeiro. La delegación que envió nuestro país estuvo conformada por: el canciller Ruiz Guiñazú, Eduardo Labougle, Luis Podestá Costa, Raúl Prebisch, Carlos I. Torriani, Ovidio V. Schiopetto, Enrique Ruiz Guiñazú (h) y Mario Octavio Amadeo.
Los objetivos de EEUU con el congreso eran, por medio del subsecretario de Estado Sumner Welles, persuadir a los gobiernos latinoamericanos de romper relaciones diplomáticas con el Eje, además de buscar acuerdos de cooperación militar y naval para la seguridad continental. Si en las conferencias pasadas (desde la Conferencia de la Conciliación de la Paz en 1936 en adelante), el espíritu de los delegados conferencistas fue la paz y la neutralidad, este estará sesgado por un fuerte rupturismo y alineamiento con EEUU.
Argentina, por medio de su canciller Ruiz Guiñazú se opondría al petitorio norteamericano de activar la Declaración XV, entendiendo que la agresión japonesa a los EEUU no era una típica agresión continental, por tratarse de posiciones estadounidenses en Asia y de esa manera, negándose a renunciar a su neutralidad. Sumner, con éxito dispar, sólo obtendría de la conferencia una recomendación de ruptura de relaciones diplomáticas con Japón, Alemania e Italia, pero nada en concreto, ningún instrumento jurídico vinculante. Su accionar, visto como un fracaso para el ejecutivo norteamericano, le valdría un enfrentamiento con el secretario de Estado Cordell Hull y su posterior alejamiento del Departamento de Estado.
Para EEUU era crucial que en Río de Janeiro se diera una ruptura concatenada de todas las naciones americanas con el Eje; pero para Argentina, adoptar una posición independiente era necesario. Del otro lado, muchas naciones americanas continuaban con reclamaciones de tipo económico por dentro de las conferencias, pues, dependían comercialmente de EEUU. Ello produjo que algunas naciones se alinearan bajo sus disposiciones, pero obligando al país del norte a invertir capitales en sus países. Para ello, la Comisión Económica y Financiera Interamericana, creada en Panamá, debía coordinar planes para la movilización económica de los diferentes países.
Para colmo de males, en el momento en que se realizaba la 3° Conferencia de Cancilleres Americanos, Argentina mantenía negociaciones sobre armamentos en Washington, aprovechando la política del "gift" norteamericano, esto es: la política estadounidense de vender, permutar o arrendar artículos a algún país americano cuya defensa, EEUU considerara vital. Pero el subsecretario de Estado Sumner Welles rechazaría el petitorio argentino. Welles insistía en que Argentina debía colaborar en la protección del comercio interamericano, patrullando junto con la marina norteamericana, las costas argentinas. El canciller Ruiz Guiñazú rechazaba la condición norteamericana, pues, tal acción colocaría a la Argentina en situación de beligerancia y Argentina, ni estaba preparada para ello ni quería esa situación.
EEUU muy disconforme, hizo saber al país sudamericano que otras 19 naciones ya habían declarado la guerra al Eje o roto relaciones diplomáticas, negando el armamento y dejando al país fuera de la política del gift. De esta manera, Argentina quedaba aislada del continente. En efecto, solo nuestro país y Chile mantenían relaciones diplomáticas con los países del Eje, lo cual los hacía confrontar directamente con los EEUU.
Chile más tarde abandonaría su posición el 20 de enero de 1943, pero Argentina mantendría su posición inflexible hasta llegar ser presa de la hostilidad política y económica de los EEUU. Por un lado, al país no se le daban concesiones económicas que otros países gozaban, y había sido apartada de la política del gift; por otro, nuestro país recibiría constantes aprietes de los EEUU, que presionaba a otros países latinoamericanos de romper relaciones con Argentina, llegando incluso algunos a retirar sus embajadores de Buenos Aires, aislando políticamente al país. EEUU llegó incluso a no reconocer el gobierno de Edelmiro Farrell, dejando al país apartado del sistema interamericano.
¿Pero por qué Argentina mantenía relaciones diplomáticas con el Eje?
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