Es apropiado hacer algunas y muy someras observaciones en torno a las características que tienen las Pymes industriales en las regiones económicas[8]establecidas en México de acuerdo a la información estadística proporcionada por el INEGI, a través del censo económico del año de 1989[9]Aunque es necesario reconocer que no existe como tal una política de desarrollo industrial regional como en el caso italiano.
La configuración básica que ofrecen los datos indica el establecimiento de la mayor parte de estas empresas cerca de las concentraciones demográficas más importantes, pues constituyen los mercados más grandes de México con una vasta infraestructura que facilita su operación.
De esta forma tenemos que en primer lugar se encuentra la región denominada Distrito Federal y área de influencia que concentra 36.1% de las unidades económicas y 41.2% del personal ocupado, generando 5.7 miles de dólares de valor agregado por personal ocupado, es decir, proporciona 5.93% de 13.12% de participación de éste estrato a nivel nacional; segundo, la región Pacifico aloja 21.8% de los establecimientos, 16.5% del empleo y 1.74% del valor agregado (4.2 miles de dólares por personal ocupado); tercero, la Frontera Norte cuenta con 15.2% de negocios, de personal ocupado 20.5% y 3.06% en el valor agregado o 5.9 miles de dólares; cuarto, en la región Centro se ubica 13.1% de estas industrias, 12.7% de trabajadores y explica 1.39% en el valor agregado con 4.3 miles de dólares; quinto, la región Golfo tiene 10.4% de unidades fabriles que ocupan 7.3% de la planta de empleados y que representan apenas 0.67% en el valor agregado con sólo 3.7 miles de dólares; y, por último, en la región Frontera Sur se localiza sólo 3.3% de las micro y pequeñas industrias, 1.8% del personal ocupado y un reducido 0.33% en el valor agregado, aunque en términos de miles de dólares por personal ocupado se encuentra en el tercer lugar, después de la región del D.F. y Frontera Norte.
El promedio de trabajadores por unidad productiva es mayor en la zona de la Frontera Norte con 10 personas; le sigue la región del D.F. y área de influencia con 8; el área Centro con 7; en el Golfo y Pacífico 5; y, en la Frontera Sur apenas 4 trabajadores.
Los resultados que se pueden obtener para el mes de febrero de 1997 para el conjunto de las Pymes corroboran lo que sucede en 1989 y son los siguientes: la zona que incluye al D.F. conjunta 30.99% del total de establecimientos de "pequeñas empresas" y 37.62% del personal que ocupa; le sigue la Frontera Norte con 23.85% y 25.28%, respectivamente; después el área del Pacifico con 20.27% y 15.03%; en cuarto sitio se encuentra el área Centro con 16.67% y 16.68%; la región del Golfo absorbía 4.51% del empleo total del estrato con 6.51% de establecimientos; al final, volvemos a encontrar a la región Frontera Sur con 1.71% de establecimientos y sólo 0.88% de la planta de empleados del estrato en el sector industrial.
La lógica de operación de las pequeñas empresas a nivel regional no muestra grandes diferencias, dependiendo más del tipo de actividades que desarrollen y no del lugar en que se ubiquen. Por ejemplo, la característica de bajo valor agregado, y las otras señaladas a lo largo de este apartado, que presentan estas empresas sumamente pequeñas en todas las regiones ( lo que, como hemos visto, inhibe su capitalización y crecimiento), no es diferente de la que ofrecen si se les considera en el conjunto de la República Mexicana, y al seguir siendo menor su costo para crear nuevos establecimientos y empleos, en comparación con los desembolsos que debe realizar la gran industria, se puede pensar que es mejor y más barato impulsar una nueva estrategia de desarrollo industrial basada en las "pequeñas empresas" que con grandes conglomerados; así, posiblemente se genere de manera adicional un impulso al crecimiento económico, al empleo, a un desarrollo más equilibrado entre regiones y se permita acceder a la población vinculada a este estrato industrial a mejores condiciones de vida y por consecuencia a una mayor equidad en la distribución del ingreso de nuestro país.
4. Problemática de las "Firmas Pequeñas"
A través de los apartados anteriores se han venido adelantando algunas ideas que permiten darse cuenta que las micro y pequeñas industrias, de manera especial, y en menor medida la mediana empresa, enfrentan una serie de retos y problemas que limitan y obstaculizan su crecimiento y desarrollo, ubicándolas en un contexto que no puede ser menos que preocupante y en muchos casos no muy alentador. Obviamente la mayoría de los problemas que presentan derivan de la existencia de un vínculo indisoluble con las características planteadas en el apartado 3.3 de este capítulo.
Asimismo, no podemos dejar de destacar que si bien la micro y pequeña empresa experimentan hoy en día y en muchos casos severos problemas por su propia conformación, esto no es igual en la mediana industria, que por haber resuelto en muchos casos sus procesos productivos y administrativos se encuentra actualmente más cerca de la gran industria que de la pequeña. Esta circunstancia ha permitido que las compañías medianas logren sortear con relativo mayor éxito los retos a que hacen frente; por lo tanto, los problemas que aquí se mencionen están más ligados a la micro y pequeña empresa, sin que con ello se descarte que también tengan dichos obstáculos y que requieren de atención y apoyo.
Por otra parte, se debe entender que todos los problemas que enfrentan las firmas pequeñas en México (así como en la mayoría de los países en desarrollo) están íntimamente ligados y no pueden ser separados de la dinámica empresarial cotidiana y se pueden agrupar y sintetizar en los siguientes puntos:
1.- Acceso muy limitado al financiamiento tanto en instituciones financieras privadas como en las dependencias del sector público (principalmente la banca de desarrollo) encargadas de brindarles apoyo en diversas áreas. Es decir, existe una marcada incapacidad para acceder al crédito por falta de garantías y avales, entre otros obstáculos, además de que sus operaciones son poco atractivas para la banca de primer piso; pero también se encuentran marginadas respecto a los apoyos institucionales gubernamentales, muchas veces por desconocimiento de los mismos y/o excesivo burocratismo. Este tema se tratará con mayor amplitud en el subapartado siguiente.
2.- Excesiva regulación; de otro modo, estos empresarios (muchas veces sin experiencia o sin asesoría adecuada) tienen que enfrentar, en la fase de instalación y también en la de operación, la desgastante tarea de los trámites y permisos indispensables, lo que se convierte en un interminable llenado de formas, formularios, requisitos previos, etcétera, y todo debido a un inmenso e ineficiente aparato burocrático; se deben realizar trámites federales, estatales, municipales y aduaneros, en algunos casos, así como permisos de uso de suelo, pago de impuestos, afiliación de trabajadores al seguro social, etcétera.
3.- La propensión del empresarios al trabajo individual y su poco interés por las actividades en común; esta renuencia muy natural al trabajo de conjunto bien podría derivar de una tradición cultural productiva, de su falta de experiencia y de la escasa información acerca de las alternativas viables y confiables para realizar alguna actividad conjunta que no implique un alto riesgo de incumplimiento por el lado de su contraparte o que no ponga en riesgo su propia permanencia en un mercado e incluso su sobrevivencia; en estos términos, lo importante desde el punto de vista de la actividad del empresario, su objetivo, su razón de ser, por lo cual fue creada, queda ubicado en el mercado, y en consecuencia no está dispuesto a ponerlo en juego si los resultados son inciertos.
4.- Limitada capacidad de negociación derivada de su reducida escala, así como los bajos niveles de organización y gestión; Al querer establecer acuerdos con compañías más grandes (subcontratación, alianzas, etcétera), con algún sindicato o ante las propias instancias gubernamentales e instituciones privadas, estas empresas cuentan con una reducida fuerza de influencia y, generalmente, se encuentran a merced de las exigencias y condiciones que fije su contraparte, por lo cual dichos acuerdos pueden llegar a ser no del todo ventajosos o que no les permiten obtener los beneficios potenciales que en otras circunstancias podrían disfrutar.
Y como adicionalmente la dirección y destino de la empresa están en manos del propio empresario (que en muchas ocasiones desconoce las funciones gerenciales) o personal con bajo nivel de capacitación y adiestramiento, entonces se acentúa el problema de organización en todos los niveles (administración, producción, distribución, etcétera) y los procesos de gestión ante diversas instancias se entorpecen y malogran en un alto porcentaje.
5.- Carencia de personal calificado y mínima participación en los programas institucionales de capacitación y adiestramiento, así como escasa asistencia técnica; recordemos que ya se ha mencionado que ante la obtención de ganancias reducidas, los salarios y prestaciones que ofrecen son bajos, por lo cual no pueden retener o contratar personal calificado, así que existe un bajo nivel de educación formal entre los trabajadores de la pequeña empresa (esto llega a generar una caída en la calidad del producto y redunda en menores índices de productividad y eficiencia). Asimismo, este tipo de empresarios no utiliza los programas gubernamentales de capacitación y adiestramiento del personal en forma extensa debido a la falta de información o desconocimiento de los mismos, pues la estructura operativa de dichos programas entorpece el flujo de la aludida información; sin embargo, ante las exigencias y condiciones que plantea actualmente el mercado se requiere apoyar la formación técnica de los trabajadores y ampliar los apoyos en asistencia técnica, información, etcétera.
6.- Deficiente abasto de insumos, debido a sus reducidas escalas de compra. Por la conformación propia de su tamaño presentan problemas de inestabilidad en la provisión de materias primas provocando que su producción sea, en muchos casos, intermitente; no tienen acuerdos firmes con los proveedores ni cuentan con programas de "entrega a tiempo", aunado a que los insumos que le son suministrados son, frecuentemente, de baja calidad, incrementando los llamados defectos del producto final; entonces, se requiere mejorar la calidad y tiempo de entrega de materias primas a través de la selección más estricta de materiales y modificando los acuerdos con los proveedores.
7.- Limitadas condiciones de seguridad e higiene en el trabajo; proporcionar las condiciones adecuadas en el lugar de trabajo requiere de personal especializado y de inversión, sólo que una vez más se presenta el problema de los flujos de efectivo internos escasos, provocando la decisión de no destinar recursos hacia este rubro para canalizarlo a otras fases del proceso productivo que le permitan seguir operando, aunque dichas condiciones inapropiadas generan una reducción en la productividad.
8.- Escasa cultura tecnológica, resistencia a la incorporación de innovaciones tecnológicas de punta y obsolescencia frecuente de la maquinara y equipo. A lo largo de esta investigación se ha podido constatar que los pequeños empresarios mexicanos e incluso los grandes no se encuentran inmersos en la misma dinámica de cambio tecnológico imperante en el mundo altamente industrializado; no existe una verdadera tradición de reconversión tecnológica (salvo contadas excepciones), más bien existe una tradición productiva industrial basada desde hace varias décadas en tecnología obsoleta o muy cerca de serlo e incluso solapada por un modelo excesivamente proteccionista como lo fue el de Sustitución de Importaciones. No obstante, una parte de los pequeños empresarios no cuentan con los recursos financieros para incorporarse al progreso tecnológico aunque su perspectiva así lo exija para modernizar su línea de producción, abatir defectos en la producción y el producto e incorporar equipo de apoyo como las computadoras.
Para México, el arribo a una competitividad auténtica deriva de la incorporación del progreso tecnológico y en este tipo de empresas es la única forma de mantener la competitividad de largo plazo, puesto que una competencia basada en bajos costos de los insumos tenderá seguramente a ser desplazada por aquellas empresas con alta capacidad tecnológica (transitar de las ventajas comparativas a las ventajas competitivas y economías de alcance). En esta perspectiva, la competitividad tecnológica es la única base sólida para mantener un crecimiento económico sostenido.
9.- Tendencia a la improvisación; es decir, no prevalece un esquema generalizado de estandarización del producto al no ser común la utilización de moldes y patrones comercializados por patentes; bajo estas circunstancias las líneas de producción se mantienen rezagadas o ya no se adaptan a los gustos del mercado y acentúan los deficientes controles de calidad e inventarios, incrementándose la existencia de defectos en la producción; una solución factible es la creciente incorporación de tecnología moderna, aunque para ello requiere de relativamente fuertes niveles de inversión.
10.- Niveles bajos de valor agregado y productividad, por lo cual se ha mencionado en la caracterización de las "pequeñas empresas", tal parece que este problema puede constituir una de las causas fundamentales de los restantes obstáculos a los que se enfrentan, pero que al mismo tiempo no se puede auto superar al encontrarse encerrado en un circulo vicioso. Una baja productividad aunada a un valor agregado similar provocan en la empresa pequeña márgenes de ganancia evidentemente reducidos, ya que su opción para incrementarlos vía volumen de producción (con una capacidad instalada y tamaño de mercado dados en el corto plazo) y precios no son flexibles en el corto plazo o no los puede fijar unilateralmente, es decir, no debemos olvidar que en una economía de mercado la empresa controla su calidad y sus costos, pero el precio esta en función del mercado.. Los limitados flujos de efectivo internos generan rigidez e insuficiencia para su propia capitalización, entonces no se puede iniciar un cambio tecnológico que sea capaz de aumentar el valor agregado, la productividad y las utilidades, para retroalimentar positivamente el ahora circulo virtuoso.
Se necesitan entonces créditos para financiar la inversión en los rubros indicados, pero como veremos aquí también encuentran obstáculos difíciles de superar.
11.- Puede decirse que, en general, carecen de estándares de calidad adecuados.
12.- Restringida participación en los mercados, principalmente en los de exportación. En el mercado interno esta restricción surge principalmente de su propio tamaño y calidad, pues no es capaz de cubrir más que una pequeñísima parte del mercado local o regional, además de enfrentar a un excesivo número de competidores.
En los mercados de exportación se enfrentan a la competencia de muchos participantes y a la escasez de financiamiento, así como a la ineficiente infraestructura para estos casos. Además, "para acceder a un crédito que financie su actividad exportadora, una persona física o empresa debe cumplir una serie de requisitos que en la mayoría de los casos son imposibles de cumplir […], se le pide una garantía cuyo valor sea por el doble o triple del monto que se está requiriendo, además de que el crédito es tan caro que prácticamente el empresario exporta para pagar los intereses del mismo.
Según el Consejo Nacional de Comercio Exterior (Conacex) el problema del crédito es responsable de que más del 80 por ciento de los proyectos exportadores originados en el país sean frenados o marginados."[10]
Asimismo, "para las empresas pequeñas y medianas es muy difícil exportar dadas sus propias características: no tienen la base del capital, ni la capacidad de la industria grande, ni tampoco la facilidad de incrementar su producción […el financiamiento por sí mismo no garantiza el acceso de una empresa a los mercados internacionales…] Si no se tiene una estructura administrativa adecuada, un producto de excelente calidad adaptado al gusto y necesidades del cliente en el extranjero, si no tienes un precio competitivo, si no estás dispuesto a hacer cambios en la estructura de producción, difícilmente podrás llegar al exterior."[11]
13.- Aquellos relacionados con la apertura económica, el T.L.C. y la crisis más reciente. La apertura comercial que se da desde mediados de los años ochenta ha significado un aumento en la competencia por el mercado a consecuencia de la entrada externa de más bienes de consumo, a lo que se añade la competencia con otras empresas nacionales y esto ha desembocado en una contracción de los márgenes de ganancia en casi todas las industrias, en particular de la micro y pequeña; el hecho de que la industria siga creciendo demuestra que la apertura y el T.L.C. no provocaron la desaparición masiva de micro y pequeñas empresas, más bien el cierre de éstas ha dependido de la respuesta diferenciada de cada empresa más que de sectores o ramas, es decir, la desaparición de algunas industrias han obedecido más a su incompetencia que a problemas de la misma apertura.
Actualmente estamos en un ambiente recesivo que representa graves problemas de liquidez, una importante disminución en la demanda de sus productos, menos ventas, una menor utilización de la capacidad instalada y esto en un mercado más pequeño pero en el que siguen compitiendo los mismos o más productores, exaspera la lucha entre ellos y pone en riesgo su existencia.
Conviene entonces asegurar un nivel de liquidez que permita a la empresa un proceso operativo eficiente con la suficiente flexibilidad y capacidad de reacción ante cambios en el ámbito económico, político y social que le permitan enfrentar con éxito la encrucijada.
En otra perspectiva, para Balton Commttee las "firmas pequeñas" enfrentan otros dos tipos de problemas:
-Durante su nacimiento;
este tipo de barreras pueden ser en la forma de las regulaciones proteccionistas, de los derechos de las firmas existentes (patentes) o mediante estructuras de costos prevalecientes en la actualidad, ya que las nuevas empresas entrantes normalmente encaran más altos costos unitarios que las compañías ya existentes. Asimismo, existen barreras a la entrada de nuevas empresas debido a lo que los economistas llaman rendimientos crecientes a escala. Se trata de casos en los que los costos de producción (por unidad de producto) disminuyen conforme aumenta el volumen de producción.
Estos obstáculos que se presentan en la fase de instalación de operaciones de las firmas pequeñas sólo podrán eliminarse a través del descubrimiento de fuentes de financiamiento más baratas, mediante la asistencia técnica en congruencia con las regulaciones enfrentadas, especializando las habilidades de la administración y elevando su experiencia productiva.
– En su expansión;
Durante esta fase las empresas pequeñas encuentran barreras cuando cambian su rol de autoempleados a empleados; cuando transita de un control personalizado a delegar funciones administrativas a otros; cuando desea abrir una nueva sucursal o incursionar en otros mercados. Esta serie de retos a que deben hacer frente de no ser resueltos con oportunidad y acierto pueden poner fin a su sobrevivencia.
4.1 El Problema del Financiamiento[12]
El financiamiento constituye uno de los temas centrales en la discusión de los problemas que aquejan a las micro y pequeñas empresas industriales en mayor medida que a las medianas, sin olvidarnos que lo productivo y lo financiero van indisolublemente unidos cuando se desarrolla la actividad empresarial. No es el único obstáculo que se les presenta, pero sí puede ser el detonante o variable que agrava los atrasos e ineficiencias de estas industrias; es por ello que la preocupación cotidiana de las empresas es la búsqueda de financiamiento que les permita desarrollarse, aprovechar las oportunidades que el mercado puede ofrecerles o las economías de escala que se pudieran presentar.
Hagamos previamente las consideraciones teóricas pertinentes; tal y como se ha mencionado en la parte introductoria del marco teórico, en la práctica se vislumbran dos maneras de financiar la inversión para estas empresas: con recursos financieros de procedencia interna y a través de fuentes de financiamiento externo, ambos susceptibles de obtenerse a través de una normatividad contable; es decir, las relaciones y resultados contables de cada unidad productiva determinan, de manera directa para la primera fuente e indirectamente para la segunda, la proporción que cada una puede aportar al nivel deseado de inversión, especialmente para las fases de expansión, consolidación y modernización.
Acorde con la definición de este estrato industrial dada para México, la magnitud de ventas netas totales anuales representa un punto de partida para el análisis de este tema. De forma más específica, el volumen de producción que tiene una empresa en un año multiplicado por el precio de este en el mercado dan por resultado el nivel de ventas citado; sin embargo, el análisis requiere de otro elemento crucial en contraposición al anterior, los costos totales. La estructura de costos de una empresa industrial se conforma por materias primas, mano de obra, impuestos, depreciación, intereses, rentas, agua, energía, etcétera.
Si a los ingresos brutos totales se le restan los costos, el resultado que se obtiene son los ingresos netos o margen de ganancia, utilidad del ejercicio en términos contables; estos flujos de efectivo neto producto de la operación propia de cada empresa serán la base directa de la fuente de financiamiento interno, ya que entonces sólo se requiere determinar el porcentaje de reinversión de utilidades de acuerdo a las diferentes necesidades que enfrenten y sus respectivos costos de oportunidad.
Decidido el monto de reinversión de utilidades es posible obtener el nivel de endeudamiento o tasa de financiamiento externo en referencia a las necesidades reales de inversión o nivel de inversión deseada. En otros términos, la tasa de endeudamiento resultante determina la relación pasivo / capital de la empresa, siendo mayor la dependencia de financiamiento externo cuento más cercano se encuentre el resultado de la unidad y menor si su tendencia es a cero; pero también esta relación nos puede ilustrar perfectamente la facilidad que tiene una empresa para hacerse de recursos en los mercados externos formales, por ejemplo: las grandes industrias de la transformación que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores obtuvieron una relación pasivo / capital de 0.64 en 1991 y de 0.66 en 1993[13](lo cual quiere decir que por cada peso que invertían, el mercado externo las apoyaba con alrededor de 65 centavos); en comparación, en las firmas pequeñas anduvo alrededor de los 0.25 y 0.30, indicando su acceso muy limitado al crédito en mercados formales.
Adicionalmente a estas consideraciones se tiene que tomar en cuenta que, conforme a los resultados arrojados por diversos censos oficiales, encuestas y otros estudios, tradicionalmente la principal fuente de recursos que utilizan las firmas pequeñas para financiar la inversión fija de capital y de capital de trabajo, en la diferentes fases de crecimiento, provienen de las aportaciones de los empresarios mismos y de recursos de familiares, es decir de fuentes de financiamiento que se pueden considerar internas. En segundo plano aparecen las fuentes externas como bancos comerciales, instituciones públicas de fomento, instituciones financieras no bancarias (arrendadoras, uniones de crédito, sociedades de inversión, etcétera), cajas de ahorro, agiotistas, etcétera.
Sin embargo, este orden de importancia tiene que ver con las características propias de los pequeños negocios y algunos problemas señalados anteriormente, lo que a su vez determina y origina el problema del financiamiento. El financiar la inversión con flujos generados internamente sería la situación recomendable e ideal (salvo circunstancias específicas poco usuales), pues su costo sería sólo el de oportunidad (por no dedicar esos recursos a otros destinos como el consumo y el ahorro) y no directamente en términos de tasa de interés como con el financiamiento externo; y es a través de la tasa de interés, determinada exógenamente a la empresa (pues está en función del mercado) e incorporando los factores de incertidumbre, expectativas y riesgo, como se relaciona el problema del financiamiento con el marco teórico de esta investigación.
Por el momento establezcamos algunos obstáculos para financiar los requerimientos de las firmas pequeñas con sus propios recursos. Como se ha visto, al caracterizarse por su ubicación en actividades tradicionales con uso de tecnología a veces obsoleta y con procesos de producción ineficientes y que presentan bajos índices de productividad y valor agregado, no puede ser otro el resultado más que la obtención de reducidas tasas de ganancia (en términos de Kalecki) o, de acuerdo con Keynes, una baja tasa de retorno. Esta rigidez de liquidez es el resultado de lo anterior y de un bajo potencial de generación de flujos de efectivo que nace de un débil posicionamiento de la empresa en el mercado, de la inestabilidad de su demanda y las reducidas ventajas competitivas que tiene.
Esta reducida tasa de retorno tiene su efecto lógico y natural en una tasa de reinversión de utilidades muy baja y a todas luces insuficiente para emprender un proceso de expansión, consolidación y modernización tecnológica de la empresa. Así pues, el concepto de capitalización de una empresa debe darse cada vez más a través de una política de reinversión de utilidades que debería establecerse como parte de una planeación estratégica productiva y financiera, para hacerla menos dependiente de los recursos financieros externos. Asimismo, con todo lo planteado hasta aquí se puede inferir que gran parte del problema del financiamiento de la inversión de la empresa deriva más de sus características propias que de los problemas que presentan las fuentes externas.
Ante las adversas circunstancias que se señalaron, las Pymes se ven en la necesidad de recurrir a las fuentes exógenas de financiamiento para solicitar créditos, pero para acceder al crédito en dichos mercados enfrentan igualmente un sin fin de barreras. Su encarnizada lucha por el crucial financiamiento pone a la pequeña industria en el centro mismo de su propia encrucijada; ausencia de vocación empresarial, falta de los conocimiento necesarios, incapacidad para manejar requisitos documentales exigidos y la expulsión de la carrera al crédito, parecen ser una ley del financiamiento aplicada a este estrato industrial. Una cuestión importante que no se debe perder de vista es que los problemas de financiamiento que se les presentan a las firmas pequeñas son, en la mayor parte de los casos, tenidos que afrontar simultáneamente, haciendo muy difícil jerarquizar su importancia y obstaculizando una solución por prioridades.
Tal vez el problema más evidente y que tiene que ver con los planteamientos hechos en el marco teórico es el costo de los recursos, representado por el nivel de la tasa de interés que está en función del mercado y que incorpora en su conformación las expectativas, la incertidumbre, los diversos riesgos presentes, una perspectiva del acreedor de los rendimientos actuales y futuros que puede ofrecer el solicitante, además del motivo especulativo; todas estas consideraciones al ser evaluadas para estas empresas dan resultados inciertos y poco alentadores, provocando que la tasa de interés sea más alta por el elevado riesgo que representaría el otorgarles un crédito, reduciendo sus posibilidades de acceder al mismo.
Con la tasa de interés al estar prácticamente determinada en el mercado monetario se incorpora el motivo especulativo (que tiene que ver con la compra – venta de bonos y la inversión) y a través de los rendimientos futuros las expectativas, la incertidumbre y el riesgo (para Minsky esto se refleja no en los rendimiento futuros sino en el comportamiento de las variables financieras), los cuales generan inestabilidad de lo que Keynes llamó eficiencia marginal del capital (valor presente de los rendimientos futuros). Ambos elementos hacen fluctuar la inversión, pues los recursos financieros, podemos llamarlos dinero, si no se atesora o utiliza para el consumo tiene otras formas de emplearse: comprar instrumentos financieros, invertir en el aparato productivo o atesorarlo, dependiendo cual de las opciones ofrece un mayor rendimiento o conveniencia.
Las altas tasas de interés que afrontan los pequeños negocios por el alto riesgo que representan anulan, casi siempre, su acceso al crédito por su incapacidad para pagar su elevado costo, entonces dichos recursos se orientan a cubrir las necesidades de grandes compañías (con menores intereses pero mayor seguridad) o a inversión especulativa con instrumentos financieros.
Además, otras causas del problema del elevado costo de recursos están dadas por un alto costo fijo de administración de carteras chicas que devienen de los reducidos montos de financiamiento solicitado producto de su propia escala, haciendo poco atractiva su operación para la banca comercial, y por las exigencias de trámites por normas crediticias.
Otro problema relacionado con la obtención de financiamiento es la falta de garantías. Este nivel empresarial tiene deficiencias de gestión financiera; no se encuentran en condiciones de cumplir las exigencias elevadas de garantía y/o aval; les falta historial crediticio, ya que el sistema financiero requiere que el pequeño empresario tenga antecedentes de créditos anteriores que le permitan deducir, al menos, cual es flujo de recursos que genera la empresa y sin embargo no le proporciona la oportunidad de crearlos; su garantía prendaria presenta escaso reconocimiento; y, los métodos para evaluar los riesgos crediticios de la pequeña industria son inadecuados, es decir las políticas crediticias definen el otorgamiento de los financiamientos con base en garantías, pero sin tomar en cuenta la viabilidad y potencialidades de los proyectos.
Asimismo, una barrera más que limita el financiamiento de la inversión de las firmas pequeñas es la escasez de recursos a largo plazo a causa de un considerable rezago en el desarrollo de inversionistas institucionales; niveles de ahorro interno a nivel micro y macroeconómico que se ha venido reduciendo en forma constante[14]y falta de incentivos para ahorrar en el largo plazo; la banca comercial reserva sus recursos disponibles a largo plazo para los clientes más grandes, pues el riesgo e incertidumbre son moderados; y, en general, debido a un clima poco favorable para la inversión, sobre todo por el entorno macroeconómico difícil, pues la economía se encontraba ante la crisis (desde diciembre de 1994) más profunda, devastadora y generalizada de los últimos 60 años, lo que significó una enorme pérdida de capital privado, el resurgimiento de la inflación, el alza violenta de las tasas de interés que se traduce en un incremento importante en la carga financiera de la empresa y la acumulación enorme de cartera vencida en el sistema bancario que ha provocado una severa restricción de los créditos, incluso para grandes clientes, que continua hasta nuestros días.
La falta de liquidez se añade a la lista de problemas de financiamiento para las micro, pequeñas y medianas empresas. Ya se ha mencionado que deriva de su débil posicionamiento en el mercado y sus insuficientes flujos de efectivo ante la reducida escala de producción, productividad y valor agregado, además de la precaria existencia de mecanismos eficientes de descuento. Las deficiencias de gestión financiera del multicitado estrato industrial y el bajo nivel de competencia bancaria en los créditos a estos usuarios, parece ser un indicativo más de un "desprecio" del pequeño cliente en relación a los grandes conglomerados.
Uno de los obstáculos al financiamiento de estos negocios es la escasez de alternativas financieras modernas, no tradicionales; sigue siendo necesaria una reforma financiera integral que abata las deficiencias de gestión bancaria en el marco de una modificación a las leyes que han mostrado pruebas de ser ya inadecuadas en un contexto nacional más globalizado y competitivo. Finalmente, faltan instrumentos específicos para el financiamiento de proyectos innovadores y de exportación, tal vez como resultado de una infraestructura financiera integral rezagada.
Por todo lo anterior, es posible considerar que es cada vez más urgente e inaplazable el ataque frontal al problema del financiamiento de la inversión que estrangula y presiona a las pequeñas empresas; por eso lo financiero puede cuestionar la presencia y permanencia de muchas industrias en su mercado.
En este contexto poco alentador las preguntas básicas serían: ¿En qué medida el conjunto de las micro, pequeñas y medianas empresas industriales pueden asumir los retos tecnológicos y financieros que se plantean?. ¿Se podrá mantener, en un futuro cercano, frente a la competencia internacional?, las respuestas no son obvias y sí requieren de un estudio más profundo que no se quede en simples planteamientos teóricos, sino que desemboquen en acciones prácticas y de gran alcance.
Enviado por:
Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.
"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"®
www.monografias.com/usuario/perfiles/ing_lic_yunior_andra_s_castillo_s/monografias
Santiago de los Caballeros,
República Dominicana,
2015.
"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH POR SIEMPRE"®
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