La comunicación en la dirección del movimiento sindical (página 2)
Enviado por Roberto A. Viltre Rodr�guez
Para poder dirigir científicamente la labor sindical los cuadros tienen que conocer y dominar los elementos esenciales que rigen el proceso de dirección y aplicarlos consecuentemente.
Para ello es imprescindible el conocimiento de principios de dirección entre otros:
Centralismo democrático.
Objetividad.
Carácter concreto.
Proporciones óptimas y la eficiencia.
Unidad de objetivos entre el partido, la administración y del sindicato.
Eslabón fundamental.
Estímulos.
Control desde arriba y desde abajo.
Subordinación del interés individual al colectivo.
Constituye una necesidad el cumplimiento de estos principios para poder lograr eficiencia en la labor de dirección que realizan los cuadros sindicales, ya que cada una juega un importante papel en el desempeño, como se ilustra a continuación:
El principio del centralismo democrático es el rector de la Sociedad Socialista. Consiste en la organización armónica entre la centralización y la democracia, implica la subordinación a un centro único en cada nivel de dirección, la rigurosa disciplina, el mando unipersonal y el carácter colegiado de las decisiones, la plenitud de poder de los trabajadores, la estimulación de sus iniciativas, la subordinación de la minoría a la mayoría, el carácter electivo de los órganos de dirección y de los que lo dirigen y el deber de estos de rendir cuenta ante los órganos de dirección y las masas de manera sistemática.
El principio de la objetividad tiene como base el concepto de dirigir los diferentes procesos económicos políticos y sociales con arreglo a las leyes objetivas. Por lo tanto se precisa de una dirección libre de subjetivismo y espontaneidad.
Ejemplo: Cuando se viola la ley de distribución con arreglo al trabajo al estimular un colectivo que no lo merece, se ocasiona serios daños a la labor educativa que realizan los cuadros sindicales.
La esencia del principio del carácter concreto radica en la necesidad de analizar y aplicar la ley teniendo en cuenta la realidad concreta en que tendría lugar el esfuerzo por alcanzar determinado objetivo, así como la adecuación de las funciones de dirección.
El principio de las proporciones óptimas y la eficiencia consiste en asegurar el cumplimiento de las tareas en el plazo mas corto y con el mínimo de gastos de recursos humanos, materiales y funciones, el empleo racional de los recursos y la eficacia condición insoslayable para el alcance de la eficiencia.
El principio de la unidad de objetivos entre el partido, la administración y el sindicato consiste en organizar de manera armónica la dirección política con la económica. Esta unidad asegura el buen funcionamiento y adecuado desarrollo de la sociedad socialista.
La política del Partido Comunista de Cuba es asumida de manera consciente por la clase obrera al expresar los intereses legítimos de todos los trabajadores agrupados en sus sindicatos.
Toda la labor de dirección tiene que estar encaminada a promover, propiciar, reforzar y profundizar la unidad de acción entre todos los factores como premisa indispensable para garantizar la independencia, la libertad y la dignidad.
El principio del eslabón fundamental: se refiere a que todo fenómeno, problema o situación tiene una determinada secuencia de acontecimientos, y acciones destinadas a propiciar su solución y no todo tiene la misma importancia, por tanto, el principio consiste en determinar el elemento o proceso que al desarrollarse influye de manera decisiva en la solución o éxito. A estos elementos hay que concederle la mayor importancia, atención y prioridad.
Ejemplo de ello, el funcionamiento orgánico de las organizaciones de base, pues en la medida en que el trabajador se sienta bien representado y dirigido estará motivado y la comunicación que establezca será más efectiva.
El principio del estímulo: requiere de la combinación del estímulo moral y el material y siempre estará dirigido a premiar los mejores resultados individuales y colectivos. Este es el reconocimiento a los que más se destacan en las diferentes esferas de la vida económica, política, social, cultural, entre otras.
El principio del control desde arriba y desde abajo: el primero lo ejercen los organismos superiores a los inferiores que están bajo su mando.
El segundo las administraciones informan los resultados alcanzados y los trabajadores analizan, aportan ideas y valoran incentivos para lograr un mejor desenvolvimiento del centro. Ejemplo: las asambleas que se realizan en los centros laborales todos los meses.
El principio de la subordinación del interés individual al colectivo, está presente en todas las estructuras de la sociedad socialista y todos tienen la obligación de velar por su cumplimiento.
Las acciones que realizan los dirigentes sindicales para dar cumplimiento a los objetivos propuestos son las funciones de dirección.
La función de planificación comprende la identificación de los problemas, la fijación de los objetivos, análisis de las formas y medidas para alcanzarlo. Para la elaboración del programa general del trabajo del año así como los planes trimestrales, mensuales e individuales de cada cuadro. Planificar es dirigir por anticipado lo que ha de hacerse, cómo, dónde hacerlo, quién lo va a hacer y con qué. Ejemplo: la asamblea de afiliados.
La función de organización es la segunda acción del ciclo, permite materializar los elementos que hallan definidos en la planificación, combina los recursos, determina la estructura organizadora, las autoridades, los órganos lineales y funcionales, las relaciones entre las diferentes partes componentes del sistema y el entrono donde actúan. Ejemplo: ¿Cómo va a organizarse la emulación individual y colectiva en el centro?… parámetros, chequeos, estímulos, periodos etc.
La función de regulación o mando: comprende la ejecución de la tarea de manera directa o por el dirigente o indirecta mediante una persona o grupo de ellas, existen factores que condicionan la forma en que se ejerce: la disciplina, autoridad, toma de decisión e iniciativas. En esta función es decisiva sobre la imagen con que el dirigente es percibido: su ejemplaridad, sus métodos y estilo de dirección, carisma, protagonismo, autoridad, su conocimiento y dominio de las tareas y el medio en que se desarrolla. En fin, su liderazgo como premisa indispensable para lograr éxito en su labor.
Logrando que cada integrante del colectivo que dirige se sienta un participante activo, la creación de un clima de cooperación y supervisión.
Promover análisis profundos, reflexiones, debates sobre los éxitos y fracasos, tomándose para estimular el trabajo en el primer caso y como enseñanzas para erradicar las dificultades existentes en el segundo de manera educativa.
Constituye una necesidad en la actividad trabajar para convertir el control en autocontrol, lo que reflejará el nivel de desarrollo alcanzado.
Ernesto Guevara (1961) expresaba que el cuadro debía conocer la teoría de planificación y sus problemas y la tecnología de su centro de trabajo; sentirse miembro de la clase obrera y recurrir a ella para obtener experiencia, subordinar el interés personal al del colectivo, anteponer el cumplimiento de las leyes y deberes a la amistad personal, saber valorar a los individuos por los hechos objetivos y totales y no por aspecto de su personalidad o su palabra.
Aunque estos planteamientos corresponden a los primeros años de la revolución triunfante, el Che hace énfasis en los aspectos políticos-ideológicos del cuadro revolucionario, le da una importancia vital a los sentimientos humanos a su sensibilidad y a la solución de los problemas que afectan a los colectivos.
Ernesto Guevara (1961) considera que: ¨… el cuadro es la pieza maestra del motor ideológico… que es lo que pudiéramos llamar un tornillo dinámico de este motor, tornillo en cuanto a pieza funcional que asegura su correcto funcionamiento; dinámico en cuanto a que no es simple trasmisor hacia arriba o hacia abajo, de temas o demandas sino un creador… ¨. El autor coincide con Ernesto Che Guevara en que el cuadro es el centro, el núcleo, la guía, el protagonista principal de la obra por lo tanto tiene que ser en primer lugar un hombre con profundas convicciones político-ideológicas, dinámico, creativo, responsable, austero, en fin, ser un portador de los principales valores que caracterizan a nuestra sociedad.
Después de realizar un profundo análisis de discursos e ideas expresadas en distintas intervenciones por Lázaro Peña González, Fidel Castro Ruz, Raúl Castro Ruz y Carlos Lage Dávila se pueden definir el concepto de cuadro sindical: como la síntesis de las mejores virtudes y cualidades ético morales revolucionarias con un profundo dominio de la actividad que dirige, tiene que ser ejemplo ante el colectivo por su responsabilidad, disciplina, consagración y austeridad, ser líder por su prestigio y autoridad y disposición de defender y representar a los trabajadores de manera activa y efectiva, ser un incondicional defensor de la política del Partido y la Revolución.
La dirección sindical es un sistema de influencia política económicas y sociales, que en el empeño por lograr determinados objetivo de servicios, de superación técnico profesional, cultural y política ideológica de los propios trabajadores y del desarrollo socioeconómico en general de la nación se establece entre los dirigentes sindicales y la masa de afiliados, a quienes los primeros representan ante el partido, el gobierno y las organizaciones políticas de masas y sociales, en general.
Es importante establecer una comunicación que permita a los cuadros una participación activa, el debate, la posibilidad de la crítica, la dosificación correcta de los mensajes a trasmitir, la objetividad, el ser oportuno y saber escuchar a los interlocutores. La comunicación es un proceso complejo, pero se logra dominar correctamente mediante el estudio y la ejercitación sistemática durante toda la vida. La comunicación permite ejercer influencias sobre los demás, estimula la conducta de los participantes en el proceso; una información puede determinar un cambio en el sujeto que la recibe.
El dirigente sindical no actúa solo como un orientador sino que tiene que ejercer su influencia en sus subordinados con toda su personalidad, su conducta, ideas, concepciones y principios revolucionarios y profunda autoridad moral y cívica, estos elementos se expresan en los rasgos intelectuales, volitivos y emocionales del carácter:
Alto nivel de atención.
Memoria profesional.
Lógica en sus ideas.
Pensamiento amplio.
Profundidad y flexibilidad.
Carácter crítico de sus ideas.
Seguridad en sus fuerzas, posibilidades y disciplina.
Iniciativa y ejecución propia.
Organización e independencia personal en el trabajo.
Ser alegre.
Optimista.
Ser equilibrado.
Ser paciente y tener fe en los demás.
En la medida en que el dirigente sindical sea portador de estas habilidades, capacidades, convicciones y sentimientos podrá dirigir, corregir, guiar, gestionar, facilitar y mandar cada vez de manera más eficiente a sus subordinados, quienes a consecuencia de lo anteriormente expuesto modifican sus actitudes y actuaciones individuales, colectivas y de la organización en general.
Conclusiones:
Para la dirección del movimiento sindical es imprescindible que los cuadros que en ella participen posean habilidades comunicativas que les permitan el desarrollo de una comunicación eficiente.
Lograr una comunicación real y efectiva es esencial para el éxito de la labor política que desempeñan los cuadros sindicales en la provincia Granma.
Este trabajo puede ser de mucha utilidad para los cuadros y dirigentes del movimiento sindical porque les permitía profundizar en aspectos teóricos y aplicación práctica de elementos esenciales.
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Autor:
Orlando Contreras Polo
.
Guillermo Almenares Oliva
Universidad de Granma, Sede Universitaria Municipal Bayamo,
Prolongación General García S/n,
Enviado por:
Roberto A. Viltre Rodríguez
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