Rol de la sociedad civil y el capital institucional para reducir la pobreza
Enviado por Ricardo Claverías Huerse Claverías
- Resumen
- Introducción
- Contexto, objetivos y metodología
- Metodología y fuentes utilizadas
- Marco conceptual
- Nuevos modelos de intervención de las organizaciones de la sociedad civil en los Andes para superar la pobreza e incluirse en el mercado
- Factores principales de la tipología de la sociedad civil en la conformación de nuevos territorios
- Características sociales y culturales para que las OSC se adapten a las nuevas exigencias del mercado y el cambio climático
- Gobiernos locales, las organizaciones de la sociedad civil y los planes para el desarrollo económico local
- Los roles del Estado en los cambios del capital social y el desarrollo económico en comunidades tradicionales
- Insumos para elaborar propuestas de políticas que difundan la necesaria articulación de los tres sectores, basadas en las estrategias de las OSC
- Bibliografía
Resumen
En este trabajo se analiza desde una perspectiva crítica el rol de la sociedad civil organizada (OSC), en un contexto donde el Estado desconoce la importancia que tienen las redes que componen las organizaciones de la sociedad civil. Estudio realizado mayormente en la región andina del Perú. Se exponen conceptos y referencias empíricas sobre los cambios en las economías campesinas que antes eran de subsistencia, estancadas y pobres, y que hoy están pasando a ser economías agrícolas empresariales y competitivas, motivadas por los cambios en las OSC y sus relaciones con el mercado y el Estado.
Asimismo se exponen las necesidades de cambios en el capital institucional tradicional para adecuarse al mercado. Así como las ventajas comparativas que se derivan del capital social en esta región andina, para adecuarse a los cambios en el entorno mercantil, así como para incluirse en el proceso económico-social y para superar la pobreza de manera autónoma, sin clientelismo.
Summary
In this paper the role of organized civil society (OCS) is analyzed from a critical point of view in a context where the State does not know the importance of OCS networks. This lecture is based in a study focused in the Andean region of Peru where communication concepts and empirical references are shown based on the changes in the farmers economies that moved from subsistence and poverty in the past, to more entrepreneurial and competitive ones today, fueled by the changes in the OCS and their relations with the market and the State.
The paper also shows the needs for changes in the traditional institutional capital in rural areas to deal with the market, and shows the comparative advantages of social capital in the Andean region, to adapt themselves to changes in the market environment, as well as to be included in the economic and social process in order to overcome poverty in an independent way, without political manipulation.
Introducción
La tesis central de este estudio se expresa en la búsqueda de componentes de un nuevo modelo de desarrollo que trate de diversificar el modelo económico extractivo exportador que predomina actualmente en el país, donde debe considerar la impulsión de la diversidad productiva e industrialización, para lo cual debe partirse por considerar la importancia de las OSC que están impulsando procesos de cambios productivos, económicos y sociales en las comunidades tradicionales, así como las actividades no agrícolas que están surgiendo con mucha energía en el medio rural y urbano (por ejemplo, el turismo o la pequeña industrial que constituye cerca del 70% del total de la manufactura nacional), organizadas en micro y medianas empresas (MYPES), mayormente informales.
Se analiza en ese nuevo contexto los cambios en las organizaciones de la sociedad civil hacia el crecimiento micro empresarial autónomo, proceso que es mayormente espontáneo, no programados por el Estado, aunque esas OSC propician articulaciones con el Estado y van conformando nuevos desarrollos territoriales en el país.
Para iniciar esos procesos autónomos se analizan los nuevos modelos de intervención de las organizaciones de la sociedad civil en la economía de mercado y en los objetivos de la ganancia económica. Se termina esta ponencia con la propuestas de criterios para elaborar políticas que ayuden a fortalecer el capital social e institucional, con el propósito de que las OSC sean explícitamente los nuevos componentes para que el actual modelo económico extractivo exportador sea más integrativo, inclusivo y ayude a superar sosteniblemente la pobreza, sobre todo en el medio rural. Donde existe la mayoría de pobres del país y en Lationamérica.
Contexto, objetivos y metodología
La ponencia tiene en cuenta el nuevo contexto latinoamericano nacional y, sobre todo, el mundo indígena andino, donde se ha promovido la regionalización y se están creando nuevos entornos institucionales (Trivelli, C. Escobal, J. Revez. 2009): nuevas políticas del Estado e incremento del sector empresarial (especialmente la industria extractiva). Donde las OSC están optando por el paso de ser organizaciones que se caracterizan por regirse por el no lucro (Zampani, 2003. David, Lewis.2006) hacia organizaciones micro empresariales (formales o informales), en un marco del desarrollo territorial (Schejtman y J. Berdegué.2002) y nueva ruralidad (Pérez, y Caballero, 2003) espontáneos. Cambios que se están produciendo no sólo desde el Estado o las empresas privadas, sino también desde las OSC.
Objetivos de la investigación
En el contexto de cambio de la sociedad civil y sus articulaciones con el Estado en sociedades rurales, en esta ponencia se han trazado los siguientes objetivos:
a) Analizar los nuevos modelos de intervenciones de las organizaciones de la sociedad civil, basadas en las instituciones tradicionales y modernas, así como en su alianza con el Estado, que están creando una nueva institucionalidad, como formas de aprovechar los cambios en el entorno y el mercado.
b) Identificar los factores principales que dan cuenta de la tipología de nuevos territorios competitivos, inclusivos y con reducción de la pobreza en los Andes, mediante nuevas formas de articulación de las OSC con el Estado y el sector privado (Martínez, 2007).
c) Interpretar los procesos de formación de nuevas dinámicas territoriales a partir de los cambios en las redes de las comunidades campesinas, los caseríos, las juntas de regantes o los comités de productores (como parte de la sociedad civil), que son instituciones de base muy interesadas en que el Estado o los gobiernos municipales y el sector privado puedan construir territorios integrados con proyectos para el desarrollo de manera articulada.
El propósito de este trabajo es exponer insumos para elaborar propuestas de políticas para el desarrollo territorial, basadas en la articulación de los tres sectores, pero la base de estas articulaciones son generadas en las OSC.
Metodología y fuentes utilizadas
La metodología se basa en los procedimientos de la sistematización de experiencias en varias regiones del Perú. El contexto que guía el eje de la sistematización es la consideración que en las últimas décadas en el Perú, las OSC en alianzas con empresas privadas y el Estado (Claverías, 2008) vienen cambiando sus roles sobre el desarrollo, muy semejante a otros países de América Latina (Machado y Aráoz. 2002).
Llas preguntas centrales de la metodología para el análisis son:
¿Cuáles son las características de los nuevos modelos de las organizaciones tradicionales de la sociedad civil – sobre todo las comunidades y los caseríos indígenas- para adecuarse con ventajas comparativas institucionales a los cambios en el entorno institucional y el mercado? ¿Cuáles son los roles de las OSC en el desarrollo territorial y nueva ruralidad en el campo? ¿Cómo se articulan las OSC con el Estado y el sector privado para crear nuevos contextos para la competitividad territorial y la superación de la pobreza, pero de manera inclusiva? Pero también, ¿cuáles son las características sociales y culturales para que las OSC se adapten al cambio climático y, a su vez, a las nuevas exigencias del mercado regional y global?
Las fuentes utilizadas que se utilizan son primarias (talleres, entrevistas, etc.) y secundarias (trabajos de investigación y datos de diversas instituciones).
Marco conceptual
¿Qué es el capital social? Según Fukuyama (1999): "Es una norma informal y espontánea que promueve la cooperación entre los individuos". El propio Fukuyama y otros como Klicksberg (1999) sostienen que esas normas para constituirse en capital social deben, además, conducir a la cooperación en los grupos y han de estar relacionadas con virtudes tradicionales como la confianza, honestidad, el honrar los compromisos, el seguro cumplimiento de los deberes, la reciprocidad, etc. (Putnam, 1993 y North, 1993).
Por otro lado, se ha planteado otro concepto asociado al anterior designado como capital institucional que: "Consiste en el stock de instituciones (organizaciones en el lenguaje de North) tanto públicas como privadas existentes en la región" (Boisier, Sergio. 2003).
Para que las propuestas de desarrollo se viabilicen en la práctica, Boisier anota que el capital institucional debe tener las siguientes características generales para promover el desarrollo: a) el número de instituciones, b) el clima de relaciones inter-institucionales (cooperación, conflicto, neutralidad) y c) el grado de modernidad de ellas (velocidad, flexibilidad, maleabilidad, resiliencia, inteligencia, identidad).
En la sociedad existen tres sectores que pueden estar fuerte o débilmente articulados por ese capital social: a) el gobierno o el Estado y sus instituciones, que es denominado como primer sector, destinado a asegurar, proteger o promover el bien común de los que se encuentran dentro de su territorio (Martínez, 2005); b) la empresa privada o segundo sector, cuyo objetivo es la ganancia, el lucro y el mercado; c)la sociedad civil organizada, denomina tercer sector, que se caracteriza por el objetivo del no lucro, cuyo rasgo principal refiere a su autonomía respecto de las relaciones de autoridad propias de la dominación estatal (Bobbio 1995) y del mercado, cuyas acciones se refieren más a la subsistencia (Zampani, Roberto. 2003 )[1].
El concepto de sociedad civil implica (Thompson y Toro, 1999, Reygadas, 1998) los procesos de participación de las instituciones populares y la solidaridad que se ha observado en las últimas décadas en la evolución de los pueblos. Se incluyen en las OSC a los partidos políticos (Olvera, 2001) o las agrupaciones religiosas cuando estos fijan su identidad fuera del Estado.
Nuevos modelos de intervención de las organizaciones de la sociedad civil en los Andes para superar la pobreza e incluirse en el mercado
En el nuevo contexto latinoamericano nacional se viene promoviendo en las comunidades tradicionales una mayor articulación con el mercado global. En ese nuevo contexto, la regionalización y la descentralización en nuestros países, sobre todo en los Andes, están efectuando también un paso importante de las organizaciones de la sociedad civil (Zampani, 2003. David, Lewis.2006) hacia el crecimiento micro empresarial autónomo, en un marco del "desarrollo territorial" (como proceso que integra en determinado territorio a las instituciones, como también propicia el desarrollo industrial); se incluyen los procesos de "nueva ruralidad" (diversificación productiva y en el medio rural) mayormente como procesos espontáneos, no programados por el Estado.
Para iniciar esos procesos autónomos, se requiere analizar los nuevos modelos de intervención de las organizaciones de la sociedad civil -como unidades de producción económica y social de las más autónomas- en la economía de mercado y en los objetivos de la ganancia económica, nuevos roles de las OSC que antes no los poseían. Proceso definido como el paso de las OSC hacia una economía de mercado y de la ganancia, con lo cual se estaría superando autónomamente algunos de los problemas principales como son los bajos ingresos, la escasez de fuentes de trabajo y la pobreza.
Para seguir el proceso de cómo surgen en las comunidades campesinas o en los pequeños agricultores tradicionales los nuevos objetivos de las economías privadas, cuya lógica sea el mercado, conlleva a apreciar primero: cómo al cambiar los roles del capital humano (con la capacitación) y cómo éste levanta el anclaje de la persistencia del "statu quo" de la pobreza por parte de los productores, para pasar a una economía de mercado que exige cambios tecnológicos y proceso de acumulación de stock productivos en las economías familiares.
En ese proceso las OSC también cambia para ayudar a promover nuevas capacidades en la población, para formar nuevos productores que van empoderándose de diversos conceptos y caminos (o modelos) para llegar a visiones que se alcancen a mediano y largo plazo (porque solo el asistencialismo logra visiones a corto plazo, pero a costa de no ser un camino sostenible, como tampoco autónomo y digno). Es decir, en estos nuevos caminos autónomos se forman nuevos productores "protagonistas o líderes empoderados del cambio con rumbos definidos" (Drucker, 1986), que vencen los límites del statu quo de la pobreza y pasan con mucha energía –junto con sus organizaciones de la sociedad civil- a producir con mayor eficiencia y eficacia, no solamente en un sector productivo, sino también recrean y se incursionan en otros sectores productivos como la transformación industrial, el turismo, el comercio, etc. Camino, por cierto, muy difícil de recorrer.
En tal sentido, la hipótesis central de trabajo en la presente ponencia, es evidenciar que son las organizaciones de la sociedad civil (en especial las comunidades, los caseríos o las organizaciones de MYPES) la fuente principal (pero no exclusiva) para construir el desarrollo territorial en el país, como alternativa para mejorar el modelo económico extractivo exportador, que no integra, no incluye.
Al respecto se presentan a continuación varios casos en la sierra del Perú que evidencian empíricamente los conceptos emitidos:
En el caso del distrito de Antioquía (en la provincia de Huarochirí, Región Lima), desde hace doce años se enfrentaban principalmente el problema del acceso al agua, las actividades agrícolas eran dependientes de la tecnología tradicional y del mercado adverso para la venta de los productos locales. Debido a esos problemas, la gente joven se vio obligada a emigrar a la capital, en tanto que la población que se quedó en la localidad no asumía roles para el cambio económico, como consecuencia de la falta de oportunidades para la creación de empleo de calidad en el distrito.
Posteriormente, como alternativas para mejorar la producción las comunidades tradicionales de la localidad establecieron alianza con instituciones externas, optando por la capacitación y por nuevas organizaciones micro empresarial para articularse en mejores condiciones con el mercado. Cambios con los cuales mejoraron los ingresos (de S/. 1,800 a S/. 15 mil anuales por familia) y crearon mayor empleo local. Igualmente se generan proyectos en alianza con el Estado, por ejemplo se construyeron canales de riego a lo largo de treinta kilómetros del distrito financiado por el FONCODES (institución del Estado) y la ONG CIED.
El segundo paso seguido en este distrito fue la propuesta de articulación de diversas instituciones que intervenían en la localidad y en los gobiernos municipales. Articulación mediante la cual facilitaron el acondicionamiento de un entorno favorable para el desarrollo de la agricultura, la transformación productiva, el turismo, (por ejemplo, con el pintado artístico del pueblos como atracción turística) la ganadería, los negocios, el transporte y las microempresas.
El tercer paso fue la creación de la organización y redes entre comités de mujeres transformadoras de insumos locales articulados con la agricultura local. El cuarto paso fue la difusión y réplica de las experiencias de desarrollo territorial de la comunidad de "Espíritu Santo" (Antioquía) a la comunidad de "Cochahuayco" y después a otros distritos de la provincia y regiones del país.
Uno de los resultados de estos procesos en las políticas públicas fue que el gobierno central empezó a comprender que esta zona media y alta de la cuenca del Río Lurín (Lima) era pobre, pero también es muy dinámica y que, por lo tanto, requería mayor atención presupuestaria por parte del gobierno, lográndose que "se haya incrementado la inversión pública en distritos rurales desde 1.7 millones de soles a casi 4 millones entre 2004 a 2005 y en 8 millones en el 2008, mejorando el índice de inversión en la Cuenca Alta de 214 soles a 900 soles per cápita".
En suma, el nuevo modelo de intervención que se señala en este proceso (que es semejante en otras regiones del país) es basarse en la diversificación productiva y en los cambios de las OSC hacia la conformación de microempresas rurales y en los centros poblados.
Factores principales de la tipología de la sociedad civil en la conformación de nuevos territorios
Entre los factores principales que permiten viabilizar cambios en la mentalidad de los productores para que pasen de una economía de subsistencia hacia una economía de mercado, se explica en que el capital social debe también cambiar y fortalecerse en la conciencia y en las prácticas de las OSC. Sin embargo, ese capital social deberá rescatar del pasado algunos valores como la ayuda mutua o la cooperación. Como sostienen Fukuyama (1999) y Klicksberg (1999): El capital social e institucional –además del capital humano- deben conducir a la cooperación entre los grupos y han de estar relacionados con virtudes tradicionales como la confianza, honestidad, el honrar los compromisos, el seguro cumplimiento de los deberes, la reciprocidad, etc.
Es el caso también de los cambios apreciados en la iniciación del desarrollo territorial en las subcuencas del Mashcón, Chonta y Chota (en la Región Cajamarca, en el Norte del Perú). Proceso que se inició en la década de los 90, con las ideas emprendedora de un grupo pequeño de productores, que se organizaron espontáneamente para iniciar la instalación de sistemas de riego tecnificado en tierras que antes fueron regadas sólo con agua de lluvias.
Los resultados más importantes en estas experiencias pueden citarse los siguientes:
Incrementaron la producción y sus ingresos como efecto de la incorporación del sistema de riego tecnificado artesanal, aumentaron el "índice agroecológico"[2] sobre todo en un grupo de campesinos "exitosos", se capacitaron y aplicaron nuevas tecnologías, se organizaron e implementaron actividades no agropecuarias en sus actividades (transformación, comercio y servicios).
Por lo tanto, estos campesinos "exitosos", opuestos a la idea de la "conservación del statu quo de la pobreza, fueron los "motores" locales o los líderes del cambio del desarrollo territorial, pues, han marcado las vías para el mejoramiento de la productividad agropecuaria, la transformación y el desarrollo institucional en el medio rural. Con los cambios tecnológicos y sociales en el manejo de los predios agrícolas familiares, lograron producir más alimentos para satisfacer sus necesidades básicas y la producción de excedentes para la venta en los mercados locales y regionales
Asimismo, se fortalecieron las organizaciones sociales y el "índice de capital social"[3] explicado en el siguiente sentido: con el sistema de riego tecnificado se requirió que un gran número de familias se asocien para construir y manejar el nuevo sistema de riego. Trabajo cooperativo que tuvo la necesidad de superar las formas de ayuda mutua tradicionales que antes se hacían solamente a niveles de parcelas individuales, en cambio con la tecnificación del riego se necesitó que existiese una gran "confianza" y el cumplimiento de normas para participar en la construcción y en los beneficios del sistema de riego. Ampliándose así las redes institucionales hacia ámbitos cada vez mayores: relaciones entre familias, entre caseríos y hasta entre distritos.
Esos cambios se consolidaron con la participación de los gobiernos locales y las "mesas de concertación distritales", así como con la participación del Estado y el sector privado. Instituciones que intervinieron –en la mitad del proceso- con ayuda financiera y técnica.
Estos cambios nos han expresado que hay nuevos modelos de intervención de las OSC, que se acumulan más organizaciones y en una mayor extensión territorial cuando tiene mayores impactos más inclusivos a nivel económico y social.
Características sociales y culturales para que las OSC se adapten a las nuevas exigencias del mercado y el cambio climático
En las sociedades tradicionales andinas la idea de individuo va fuertemente vinculada a la idea de organización social comunal, como explica Estermann (1998): "Para la cultura originaria andina, el individuo como tal no es "nada" (un "no ente"), es algo totalmente perdido si no se halla dentro de una red de múltiples relaciones. Si una persona ya no pertenece a la comunidad local (ayllu), porque fue expulsada o porque se ha excluido por su propio actuar, es como si ya no existiera; una persona aislada y des-relacionada es un ente muerto". Asimismo, en la práctica organizacional andina todas las actividades van siempre acompañadas por rituales, música y bailes. Es decir, lo cultural cruza toda actuación organizacional que vaya en beneficio de la comunidad y, sobre todo de la familia.
No obstante, con los cambios ocurridos en los últimos decenios en el mundo andino se entrelaza esa cultura tradicional con la cultura moderna de la innovación, no solamente de la tecnología, sino también del trabajo y la cultura, que le dan un nuevo sentido a la cooperación comunal. Que propician cambios radicales en las OSC. En cuyos cambios subyacen las nuevas ideas, no solamente de generar más alimentos para el autoconsumo, sino también de querer generar mayores ingresos y de vincularse más con el mercado, con el objetivo de que sus familias tengan mayor calidad de vida.
Observemos algunas de las características de estos entrelazamientos sociales y culturales (tradición y modernidad) que se han conformado como "activos territoriales simbólicos":
1.El poder tradicional y lo moderno en una visión de mercado
En los planes de desarrollo, cuyos protagonistas sean las organizaciones de la sociedad civil, tienen que identificarse los activos culturales para ese desarrollo. Un activo territorial simbólico o cultural (por ejemplo, en los distritos de Tupicocha, San Damián, Lahuaytambo, Antioquía, etc. ubicados en la parte andina de la Región Lima) es la cosmovisión andina representada en los ritos (celebrados al "apu" Pariacaca, que es la montaña más alta de la cuenca ), mitos y bailes que fortalecen la actuación colectiva de la población en las organizaciones tradicionales denominadas "faenas comunales", "champería", etc., mediante las cuales se reconstruyen sistemas de riego tradicionales (por ejemplo, las "amunas", infraestructura tradicional para el riego) o modernos (sistemas de almacenamiento de agua y riego tecnificado).
Actividades que son organizadas por los "quipu kamayoc" (los que conservan los antiguos quipus incas) y se relacionan con los "varas" que son los que tienen poder de mando en la organización de las faenas comunales. Los que a su vez dan poder de acción a las nuevas juntas de regantes modernas, quienes se encargan de implementar las nuevas normas para el uso y manejo del agua, bajo nuevos sistemas de riego y cultivos agrícolas. Es en este sentido que se provoca entrelazamientos sociales, culturales y de mercado (tradición y modernidad) conformándose un nuevo capital social, pertrechado de nuevos "activos territoriales simbólicos":
Entre los resultados de este nuevo capital social en las comunidades, por ejemplo, en la comunidad Cullpe (en el distrito de Tupicocha en Lima), se pueden señalar los siguientes cambios: se ha logrado reconstruir "amunas" que antes estuvieron sin uso (con las cuales se riegan 1,000 Has.) y se han construido ocho pequeñas represas modernas para irrigar 1,500 Has. agrícolas. Con esa combinación de tecnologías de riego, con nuevas formas de organización social para el manejo del agua y mayor diversificación de cultivos, los campesinos han pasado de una economía de infra subsistencia a una economía de mercado, la cual ahora predomina sobre la economía para el autoconsumo. Los ingresos monetarios familiares se han incrementado en el 300%.
Esos cambios en estos gobiernos municipales han sido ponderados gracias también a que los líderes comunales han pasado a ser autoridades municipales (alcaldes y regidores). Nuevos cargos asumidos por los dirigentes locales que les ha permitido cambiar los sentidos de las inversiones de los gobiernos municipales, pues, antes las inversiones municipales solamente les servían para construir infraestructura urbana (parques, veredas, etc.), en cambio ahora con los presupuestos participativos están destinando su inversiones para comprar maquinaría e insumos para construir sistemas de almacenamiento de agua y riego para la agricultura.
Estos cambios, que se han mostrado, nos dicen también que en el nuevo modelo de intervención de las OSC cambia, pero debe fusionar lo moderno con lo tradicional.
2.Capital social, riesgos, mercado y el cambio climático: lo colectivo y lo individual
Los riesgos de la innovación tecnológica para una mejor articulación con el mercado, también son percibidos y tratados en estas OSC tradicionales. Riesgos donde no solamente devienen de las fluctuaciones del mercado, sino también del cambio y la variabilidad climática, sobre todo en las regiones de los Andes.
En tal sentido, el capital social e institucional también son medios muy importantes para que los pequeños productores y las OSC se adapten o mitiguen los efectos de esos cambios, tanto a nivel colectivo como también a nivel individual. Lo que al decir de Coleman (1990), "el capital social es un bien colectivo y también está ligado a los individuos".
Así por ejemplo, en las asambleas de las comunidades tradicionales se discuten las informaciones que tienen sobre el comportamiento del mercado y el clima para sus productos, donde hacen predicciones de los efectos probables de esos factores para sus cosechas. Ese análisis comunal les lleva a trazar múltiples estrategias para que implementen por parte de las familias individuales en el corto, mediano y largo plazo, para mitigar los efectos del mercado y del cambio del clima (Claverías, R. 2011).
Las conclusiones y recomendaciones de las asambleas comunales son incorporadas en gran parte de las familias en sus predios agrícolas individuales. Propuestas de las asambleas comunales que se basan en las múltiples informaciones que vienen ya procesadas de una gran diversidad de redes de información sagradas o profanas. Poder de decisión comunal que se basa, parafraseando a Ourdieu, (2001) y Trigilia (2003), en el siguiente principio: "El capital social que indica el poder de sus redes".
En suma, el capital social e institucional en las comunidades tradicionales está cada vez más ligado a las prácticas económicas de los líderes del cambio tecnológico y social. Fortalece las estrategias para la competitividad, pero también para la adaptación climática.
3.Redes sagradas y los principios de la "complementariedad" andina para el desarrollo empresarial
Otra de las características culturales del capital social en las comunidades originaria, para que se establezca el orden y el equilibrio mediante la unión de lo diferente, es regirse por el principio del valor "dual" y la "complementariedad" entre todas las partes que constituyen la realidad, ya sea la naturaleza (en "Hanan" y "urin" o el margen derecha e izquierda del espacio natural), las personas (hombres y mujeres), la sociedad (comunidades de bajo o de arriba) o el mundo religioso (los "apus" o cerros buenos y los malos), así como la unión de lo individual y lo colectivo.
En tal sentido, por esos principios del valor dual y la complementariedad en el capital social en las comunidades andinas, se logra la unión entre la diversidad de las personas y las comunidades tradicionales, donde siempre se unen en acciones recíprocas, a excepción de aquellas que están en conflictos.
La base más recóndita de estas actitudes andinas, por su apego a la importancia de las redes para la sobrevivencia o el desarrollo, empieza a generarse en "su subconsciente" y en las prácticas rituales donde nacen sus ideas sobre las denominas "redes sagradas", que implican la participación de tres nodos: la organizan comunal (una) que conversa con la naturaleza (dos) y los dioses (tres).
El ritual que hacen los pobladores andinos a esa red sagrada permite que estos tres componentes se unan en una organización aún más poderosa, que es compuesta solamente por dioses: los "apus" o cerros sagrados, la "pachamama" o la madre tierra y los "gentiles" o el pasado, las raíces. Esos tres componentes integran el concepto de "comunidad sagrada" (Claverías, R. 2011). El cariño, la confianza, la cooperación y los sentimientos son los elementos espirituales que permite el enlace recíproco entre uno y otro componente de cada colectividad (sea muy abstracta o sean muy reales). Pero también nacen de esas redes sagradas, la idea de identidad colectiva o comunal de todos los pobladores andinos, porque todos los pobladores sienten que son originarios de la misma cultura, tienen las mismas raíces.
La importancia de lo comunal para la subsistencia de los pobladores andinos, basados en esas redes sagradas –aunque ya no existan tierras comunales- ha sido resumida como "efecto comunidad" (Gonzáles,1984), por la importancia de la gestión colectiva de recursos y relaciones de trabajo interno, pero también por las gestiones con lo externo, con el comercio y las relaciones con las instituciones.
En ese sentido, la comunidad tiene presencia hasta más allá de su territorio físico, incluso expande sus dominios desde la sierra hasta la costa y la selva, son los casos por ejemplo de la comunidad Unicache (ubicada en Puno, extremo sur andino en el Perú), cuya presencia empresarial domina gran parte del Cono Norte de la gran Lima Metropolitana. Semejante es el dominio de los comuneros o de sus hijos en el más grande centro empresarial del denominado Emporio de Gamarra (en el centro de Lima). Pero a su vez estos empresarios en la costa, que son originarios de los Andes, que tienen centros comerciales o de manufacturas a lo largo de toda la costa peruana, tienen fuerte presencia en la toma de decisiones en sus comunidades de origen. Lamentablemente el Estado y las grandes empresas mineras no conocen esos conceptos expansivos de la comunidad campesina.
4.Estrategias para fortalecer el capital social hacia una moral de confianza en la economía de mercado
De acuerdo a este estudio, se propone que las redes que componen el capital social e institucional en las comunidades tradicionales, deben ser impulsados para que creen condiciones en las comunidades para el paso hacia una economía no solamente de seguridad alimentaria, sino también de mercado, para lo cual se debería tener en cuenta los siguientes principios y estrategias:
Promover la economía "multicéntrica": intercambio a través del trueque, de productos "prestigiosos" y la economía de mercado (Narotzky, Susana. 2004). Eso ocurre en los intercambios en la forma de trueque o intercambios monetarios a bajos precios entre los distritos ubicados en la parta alta con los distritos de la parte media de las cuencas[4]Pero también tienen relaciones mercantiles con el gran mercado de Lima Metropolitana (IDMA. 2001).
En relación con lo anterior, el capital social debe institucionalizarse en la sociedad civil para lograr que la confianza se practique en las transacciones comerciales, donde los individuos y las instituciones respeten las normas y acuerdos dentro de una "moralidad generalizada"( Granovetter, 1973) y se forme lo que Bourdieu define como: "hábitus", como sistema duradero capaces de funcionar como "estructuras estructurantes" en una "economía moral de mercado" y no ajena al mercado (McClellan, 1987, citado por Narotzky, 2004). Proceso que tiene que cambiar algunas imágines negativas del pasado, donde las comunidades campesinas tenían enorme desconfianza de las personas o las gentes que no eran de sus comunidades.
En ese sentido, con el surgimiento de una economía de mercado en el mundo andino tradicional, tiene que institucionalizarse más el capital social en la sociedad civil (en las comunidades, en los comités o asociación de productores, etc.) para lograr los siguientes resultados: (i) Afiatar más su identidad y autonomía y (ii) como también para entrar a otras fronteras que antes no le pertenecen como es el mercado.
Debe iimpulsarse normas de reciprocidad y de ayuda mutua entre las familias y las organizaciones, así como también debe impulsarse redes basadas en el asociacionismo que permitan: (i) Capacitación para lograr una mejorar la calidad de sus productos. (ii) Mayor fluidez con el mercado con la baja de los costos de transacciones (Williamson, 2000). (iii) Mejor ayuda para compartir la información y para la planificación de la producción en función de la demanda (Serageldin y Grootaert, 2000).
5.Necesidad de cambios en el capital social para la articulación de las OSC con el Estado
En vez de apreciar al capital social en las comunidades tradicionales como vinculado a valores solamente heredados (Trigilia, 2003), deberá determinarse también los cambios del capital social a través de la interculturalidad y del desarrollo de nuevas formas de cooperación para una mejor ubicación en el mercado, como lo están haciendo los andinos en las MYPES y centros comerciales en las ciudades.
No obstante, debe sortear los efectos negativos de una economía de mercado imperfecto, que no propicia la inclusión ni los cambios de los mecanismos de redistribución. Frente a ello deberá proponerse nuevas políticas para lograr no solamente mayor rentabilidad económica, sino también mayor rentabilidad social, más redistribución de oportunidades y capacidades para los más pobres. Población que debe ser favorecida con políticas dentro del nuevo concepto de "economía del trabajo" o "economía popular" (Rotman 2005 y Coraggio 2003), donde un subsector de la economía compuesto por unidades domésticas de las OSC, cuya racionalidad principal es garantizar la reproducción ampliada de la vida (ejemplo redes inter-familiares rural-urbanas), pasen a ser asociaciones para la rentabilidad económica y social con cadenas productivas más manejables por parte de los productores.
La propuesta que se hace, en ese sentido, es la que denominamos como la "escalera de la articulación Estado y las OSC", que implica el proceso del paso de los programas sociales de subsistencia hacia organizaciones de "economía social" o "economía del trabajo", la cual es explicada en el siguiente diagrama.
En esas propuestas deberá promoverse la fusión de lo privado y determinadas acciones del Estado; es decir, las grandes empresas privadas (es el caso de la gran minería) y el Estado, deberán promover la financiación de proyectos con el enfoque de desarrollo territorial y el fortalecimiento de las OSC en su paso hacia una economía de mercado en los entornos de las grandes empresas, para lo que se requiere un nuevo enfoque de "responsabilidad social empresarial".
Por ejemplo, mediante los procesos de combinaciones de los "programas sociales de subsistencia" con la organización de MYPES, lo cual sería logrado mediante la capacitación y los microcréditos. Como son los casos de las "organizaciones del vaso de leche" o los comedores populares que actualmente son financiados por los gobiernos municipales, donde deberá capacitarse a la población asistente para organizar una nueva "economía social" o "economía del trabajo" (con pequeñas empresas, por ejemplo).
Gobiernos locales, las organizaciones de la sociedad civil y los planes para el desarrollo económico local
En la última década, algunas municipalidades del Perú están logrando articular a los tres sectores, cuyas alianzas se convierten en motores del desarrollo productivo y económico local, basado en el fomento empresarial y la competitividad territorial.
Las experiencias al respecto tienen las siguientes características:
Lineamiento 1. Tránsito del asistencialismo a la competitividad
En el Municipio de San Ignacio (ceja de selva en Cajamarca, en el Norte del Perú), donde antes sólo se realizaba obras urbanísticas, pero después el gobierno municipal y varias ONG del lugar promovieron proyectos para la transformación de los insumos y servicios locales, así como también para mejorar el cultivo y la comercialización del plátano, al punto que este último ha comenzado a reemplazar a los insumos importados (como la harina de trigo) en los comedores populares del gobierno municipal, así como también han promocionado la producción de café orgánico para la exportación al mercado internacional.
Lineamiento 2. Articulación de planes, proyectos y presupuestos rurales y urbanos
En el caso de Hualgayoc-Bambamarca y Cutervo (sierra norte de Cajamarca), los criadores de ganado vacuno se han asociado y ampliaron su visión de mercado, como también generaron mayores ingresos para el campo. Existen grupos de campesinos en Cutervo (Cajamarca) que, con el mejoramiento de la tecnología de procesamiento de la arracacha y el asocio entre los productores pasaron del mercado local al regional con mayor capacidad de negociación y han logrado incrementar sus utilidades del 13.6% al 66.6%.
Lineamiento 3. Conservación y mejora del capital natural
Los campesinos de las comunidades del distrito de Capachica y Anapia (Puno al Sur del Perú) se asociaron en pequeñas empresas de turismo vivencial y mediante la "venta del paisaje", promovidas por el gobierno municipal y otras instituciones como el CIED, logrando un espacio propio en el mercado regional, nacional e internacional.
Lineamiento 4. Importancia del desarrollo agrícola y la concertación, la disminución de las emigraciones y el incremento del empleo rural
Los criadores de ganado vacuno, ovino y alpacas de los distritos de Azángaro, Huancané, Ayaviri y Lampa (Puno) se han organizado en cadenas productivas con la promoción de los gobiernos locales y ONG del lugar, con lo cual eliminaron determinados eslabones de la comercialización y, por tanto, lograron incrementar sus ingresos.
Actualmente, estas experiencias de desarrollo económico local están sólidamente logradas en municipalidades de las provincias de Chincheros y Andahuaylas (Región Apurímac en el Sur del Perú), donde se han se han creado oficinas especializadas como órganos de línea denominadas Organizaciones Municipales para la Producción Empresarial (OMPE). Creándose 33 asociaciones de pequeños productores, 12 cadenas productivas y exportan sus productos principalmente al mercado europeo y asiático. Estos procesos se vienen fortaleciendo con la organización de las mancomunidades, que la Ley Nº 29125 ampara y le da una serie de ventajas para la aprobación de proyectos a nivel interdistrital o interprovincial.
Los roles del Estado en los cambios del capital social y el desarrollo económico en comunidades tradicionales
En la década del 2000 uno de los instrumentos principales que utilizó el Estado para articularse con las OSC fue el programa FONCODES (en su tercera etapa). Estableciéndose en este programa como eje central el fomento del desarrollo productivo y el fortalecimiento de la institucionalidad local. Antes se destinaba el 3% del presupuesto a este tipo de proyectos de actividades productivas y el resto a infraestructura mayormente en el sector rural; luego se incrementó hasta el 23% para la producción ( Trivelli, Escobal y Revesz, 2009).
Paralelamente se implementaron los proyectos FIDA (convenio del Estado con instituciones cooperantes internacionales, que surgió el año 1991) para el desarrollo rural en la sierra del Sur peruano. A diferencia de Foncodes (en sus fases I y II), con estos proyecto del FIDA los productores ejecutaban el gasto y controlaban el actuar de los proyectos. Es decir, el Estado mediante estos proyectos y la alianza con los municipios rurales propició la posibilidad que las OSC mantengan su autonomía.
Por otro lado, a mediados de la década del 90 la participación del Estado en el desarrollo rural y en la dinámica de las OSC se dio mediante el impulso de la promulgación del DL 77628, que creó el Fondo de Compensación Municipal (Foncomun). Mediante ese fondo el Estado logró una mayor distribución de sus transferencias en distritos más pobres de las provincias (Aráoz y Urrunaga 1996), con lo que también se abrió mayores oportunidades para el desarrollo económico de las comunidades campesinas. Recursos que han ido aumentando en los últimos años.
En ese proceso el sector privado (en especial las empresas mineras) ayudaron a fortalecer indirectamente la presencia del Estado y los gobiernos locales en el medio rural minero. Cambios en el medio rural que fueron favorecidos con la creación de nuevos canon, sobre canon y regalías, como efecto también del alza de los precios de los minerales en el mercado mundial.
Página siguiente |