Consideraciones acerca de la Relación Filosofía e Historia desde la perspectiva de Fernad Braudel
Enviado por Eliannys
- Resumen
- Las influencias intelectuales de Braudel
- ¿Qué es la filosofía?
- Disciplinas filosóficas
- ¿Qué es la Historia?
- Consideraciones finales
- Bibliografía citada
No cabe duda de que Braudel fue uno de los teóricos más prestigiosos en la historiografía actual, ya que propuso un modelo de explicación de la realidad histórica que enriquecía su análisis; a través de la utilización de una nueva perspectiva interdisciplinaria que incluía una pertrecha relación de la historiografía con las ciencias sociales que le atañen en sus análisis. La propuesta de Braudel, basada en el concepto de larga duración, tuvo un impacto considerable en el trabajo histórico y cabe destacar que muchas de sus ideas respecto a la manera en que éste debe realizarse aún continúan vigentes.
El objetivo de este trabajo consiste en ofrecer una visión acerca de las teorías de Braudel con respecto a la historia y determinar su influencia en dicha actividad, evaluando el alcance de su propuesta historiográfica en su relación con la filosofía. Por otro lado describir la Filosofía y la Historia de manera explícita, para dar a conocer sus puntos de vista de analogía, explicar claramente las funciones de la Filosofía y de la Historia, así como describir la evolución de estas ciencias y por ultimo correlacionar la Filosofía y la Historia recíprocamente como ciencias conexas dentro del campo de las ciencias sociales.
El trabajo se encuentra dividido en tres apartados, de los cuales el primero versa sobre las influencias intelectuales del autor, a manera de antecedente para situarlo así dentro del contexto histórico que le corresponde; en segundo lugar, se explica cuál fue exactamente su tradición teórica, es decir, aquellos conceptos o modelos teóricos que el autor propuso; luego se analiza la relación de sus trabajos históricos con la filosofía y por último la relación que existe entre estas la Filosofía y la Historia como ciencias.
La propuesta metodológica de Braudel, como se ha visto, tiene sus antecedentes básicamente en la propuesta previa de Annales fundado por Bloch y Febvre. Braudel toma en cuenta los elementos originales de esta nueva forma de investigación y le da una nueva coherencia a través de su modelo de las tres duraciones. No representa una ruptura con Annales puesto que se mantiene fiel a sus ideales, sólo que crea un nuevo método para alcanzar dichos objetivos. El modelo de las duraciones de Braudel es una forma innovadora para explicar la realidad histórica, en todos sus niveles, y si bien desdeña la preponderancia de la historia política, la concibe objetivamente como parte de la Historia. La larga duración, basada en la estructura; la mediana, con base en la coyuntura; y la corta, relacionada con el acontecimiento, constituyen los elementos fundamentales para comprender el modelo braudeliano, ya que éstas, en mayor o menor medida, pero sobre todo la de larga duración, estarán presentes en todas sus obras. Así, Braudel concibe la larga duración como el concepto clave que al ser aplicado a la realidad histórica nos permite explicarla de una manera global y coherente de ahí que esa aplicable al campo de las ciencias sociales.
Si bien el modelo braudeliano no ha sido aplicado de nuevo con exactitud desde su época, lo que representan sus postulados principales, es decir, la apertura a nuevos métodos y campos de estudio, sin duda ha enriquecido el trabajo histórico y ha influido en gran manera en el desarrollo de la disciplina histórica.
Para concluir el presente trabajo, queremos expresar que lo problemas de la Filosofía e Historia y su relación intrínseca es muy amplio, pero los objetivos que nos hemos propuesto, nos han ayudado para lograr un conocimiento profundo histórico de la relación entre éstas dos ciencias, además, nos ha permitido conocer las diferentes etapas o momentos por los que ha pasado dicha relación.
La Historia es una ciencia y una rama particular de la Filosofía o de la ciencia, al igual que la Filosofía es una ciencia, pero a parte de ser filosofía es más una ciencia que trata de dar las explicaciones últimas de la realidad con las solas luces de la razón.
Es por este motivo que debemos delimitar la distinción entre la Filosofía e Historia y que nos va a permitir conjugar la unidad, la verdad, la inmutabilidad y la intemporalidad propia del saber científico y filosófico. Es decir, las primeras propiedades debe recogerlas la ciencia o la Filosofía pura, mientras que las segundas entran de lleno en el campo en que tiene que moverse la Historia como ciencia social. Así que cada rama de la ciencia tiene su propia Historia. Y de las que están ya constituidas ninguna puede considerarse como conclusa y terminada, pues estaríamos cayendo en un error. Es decir, en todas cabe una continuación, desarrollo, progreso, ampliación, enriquecimiento y mayor penetración de extensión y profundidad en la captación del objeto que le corresponde.
El concepto de la filosofía que hemos propuesto lleva implícita la noción de historia, porque la filosofía es un producto de la actividad intelectual del hombre elaborado a lo largo del tiempo. Las cosas inmutables tienen duración, pero no historia. Solamente tienen historia los resultados de la actividad humana que se hacen, se desarrollan y perfeccionan en el tiempo.
La filosofía es el resultado de la acción del hombre en el campo de la intelectualidad elaborado durante el transcurso del tiempo, pero solo las derivaciones del actuar humano y su desarrollo constante, perfeccionado con el paso del tiempo, son los que van a tener historia aunque el concepto que utilizamos de filosofía lleve implícito la noción de historia.
Es importante destacar que cada ciencia tiene su campo específico, sin necesidad de interceptarse ni de suplirse unas a otras en su labor, por lo que cada una debe encargarse de su función y tratar que esta no se inserte en las funciones de las otras ciencias. Es por esta razón que el historiador tiene bastante con el papel que corresponde, sin necesidad de interponerse en el terreno de las restantes ramas particulares de las ciencias y sin incidir en interrupciones muchas veces latosas y siempre inoportunas.
Braudel ha sido el historiador más influyente del siglo XX, no solo por su propia obra sino también por haber dirigido la revista Annales y, desde allá, haber asistido en la discusión del papel que debía simbolizar la investigación histórica en su relación con las ciencias sociales. Una de sus contribuciones más enriquecedoras fue la disgregación del tiempo histórico y dentro de todo ello: su concepto de larga duración que no solo amplía el campo de los estudios históricos, sino que además, abrió cauces para la colaboración con las ciencias sociales. En su caso, esa multidisciplinariedad se expone en sus obras así como en los diversos referentes teóricos que él construye sobre la base de la fundamentación en su trabajo historiográfico.
No cabe duda de que Braudel fue uno de los teóricos más prestigiosos en la historiografía actual, ya que propuso un modelo de explicación de la realidad histórica que enriquecía su análisis; a través de la utilización de una nueva perspectiva interdisciplinaria que incluía una pertrecha relación de la historiografía con las ciencias sociales que le atañen en sus análisis. La propuesta de Braudel, basada en el concepto de larga duración, tuvo un impacto considerable en el trabajo histórico y cabe destacar que muchas de sus ideas respecto a la manera en que éste debe realizarse aún continúan vigentes.
El objetivo de este trabajo consiste en ofrecer una visión acerca de las teorías de Braudel con respecto a la historia y determinar su influencia en dicha actividad, evaluando el alcance de su propuesta historiográfica en su relación con la filosofía. Por otro lado describir la Filosofía y la Historia de manera explícita, para dar a conocer sus puntos de vista de analogía, explicar claramente las funciones de la Filosofía y de la Historia, así como describir la evolución de estas ciencias y por ultimo correlacionar la Filosofía y la Historia recíprocamente como ciencias conexas dentro del campo de las ciencias sociales.
El trabajo se encuentra dividido en tres apartados, de los cuales el primero versa sobre las influencias intelectuales del autor, a manera de antecedente y para situarlo así dentro del contexto histórico que le corresponde; en segundo lugar, se explica cuál fue exactamente su tradición teórica, es decir, aquellos conceptos o modelos teóricos que el autor propuso; luego se analiza la relación de sus trabajos históricos con la filosofía y por último la relación que existe entre estas dos ciencias.
Fernand Braudel (24 de agosto de 1902– 27 de noviembre de 1985) fue historiador francés, que revolucionó la historiografía del siglo XX, por considerar los efectos de la economía y la geografía en la historia total, siendo uno de los miembros más destacados de la escuela de los Annales.
Nació en la villa Lumeville-en-Ornois en el departamento de Mosa de la Lorena francesa. De joven se inclinó por la medicina pero su padre le convenció de optar por la historia, la cual finalmente aceptó.
En 1923 fue a Argel, entonces una colonia francesa, a enseñar historia. Durante dicha estancia conoció por diversos seminarios a Henri Berr y Henri Hauser. De regreso en Francia en 1932, trabajó como maestro de escuela secundaria, y se encontró con Lucien Febvre, el co-fundador de la publicación Annales, maestro que tendría una gran influencia en su trabajo.
Hacia 1935 viajó a Sao Paulo para fundar la cátedra universitaria de historia.
En 1939, al estallar la Segunda Guerra Mundial se alistó en el ejército, pero fue capturado en 1940 y hecho prisionero de guerra en Alemania, en un campamento cerca de Lübeck, también en la ciudadela de Maguncia 1 , donde, trabajando sólo con la propia memoria, él sentó las bases de su futuro gran trabajo La Méditerranée et le Monde Méditerranéen a l'époque de Philippe II ( El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II ). Después de la guerra, trabajó con Febvre en una nueva universidad, fundada separadamente de la Sorbona, dedicado a la historia social y económica.
En 1962 escribió una Historia de las Civilizaciones, como base para un curso básico de historia, pero su rechazo de la narrativa tradicional basado en los eventos superficiales, era demasiado radical para el Ministerio francés de educación, que lo rechazó.
Contra la historia tradicional, que narraba acontecimientos principalmente políticos, Braudel pretendía escribir una historia que, en su célebre visión del tiempo histórico en tres niveles, pusiera en énfasis en la "larga duración" y la coyuntura, relegando la corta duración, los acontecimientos. Consideraba a éstos la espuma de la ola de la Historia. Era necesario estudiar los grandes procesos de la historia para poseer una comprensión cabal y profunda de ella. La obra más representativa de esta postura es La Méditerranée, libro divido en tres secciones, uno para la larga duración, otro para la mediana y por último la corta duración, los acontecimientos y personajes de la historia más tradicional, como lo fue el mismo Felipe II.
Otro punto a destacar de su postura con la historia era otra importante obra suya son los tres volúmenes de Civilisation Matérielle, Economie et Capitalisme, XVe-XVIIIe, el primero de los cuales se publicó en 1979.
Es considerado como uno de los más grandes historiadores modernos, destacable por el énfasis con que marca el papel de los factores socio-económicos en la creación y narración de la historia y por la unión que proponía entre las diferentes ciencias sociales, en que trabajó toda su vida.
Las influencias intelectuales de Braudel
El modelo teórico de Fernand Braudel, no surgió evidentemente de manera aislada ni representó un quebrantamiento con la nueva historiografía francesa. Por el contrario, se basó en ella. En efecto, la Escuela de los Annales constituyó el primer acercamiento de Braudel a las formas vigentes de hacer historia o a las corrientes historiográficas de su época. Debido a la importancia de esta escuela, en la formación intelectual de Braudel, es necesario conocer sus principales características para así comparar y contrastarlas con su propuesta.
La Escuela de los Annales surgió a principios del siglo XX, específicamente a partir de 1929, como una forma de oposición a la historia de carácter eminentemente político, diplomático y militar en la cual los personajes individuales "importantes" eran los únicos considerados como merecedores de permanecer registrados en las páginas del gran libro de la Historia, de manera que esta historia consistía en una historia de acontecimientos, de hechos trascendentales aislados y de gran magnitud que se creía eran los que determinaban el curso de la historia y por lo tanto eran las piezas clave a tomar en cuenta para explicar los fenómenos pretéritos.
De este modo, Marc Bloch y Lucien Febvre, a través de la fundación de la revista Annales d'Histoire Économique et Sociale, buscaron difundir sus nuevas ideas sobre las maneras de llevar a cabo el trabajo histórico. Las innovaciones de los Annales abarcan diversos ámbitos, pero se pueden resumir en algunos puntos importantes. Por un lado, se buscaba ampliar las fuentes. Hasta entonces sólo se consideraban como fuentes históricas los documentos escritos, y no se analizaban o tomaban en cuenta otro tipo de fuentes que también podrían proporcionar información acerca del pasado. La Escuela propuso la utilización, no sólo de documentos escritos, sino también de fuentes arqueológicas, etnográficas, arquitectónicas, artísticas, etc., las cuales eran consideradas por sus fundadores como igualmente válidas que las fuentes escritas y asimismo susceptibles de ser analizadas de la misma manera que un documento. Bloch y Febvre le daban tal importancia al estudio de otras fuentes, que afirmaban que incluso se podía realizar una investigación histórica aunque no se contara estrictamente con documentos escritos.
Por otro lado, la renovación historiográfica de Annales se basó en un cambio con respecto a los métodos. Se pretendía tomar prestados métodos de otras disciplinas, como el sociológico, el estadístico, el lingüístico, así como el método comparativo.[1] De esta manera, uno de los ideales de los Annales era la interdisciplinariedad. Sus fundadores consideraban importante que los historiadores mantuvieran una relación estrecha con el resto de las disciplinas sociales y humanas, puesto que en la realidad se encontraban todas ellas interrelacionadas. Así, se llega al concepto de síntesis, en el sentido de que los historiadores deben ocuparse no de hechos aislados sino de procesos, tanto cambios como estructuras, relacionando todos los aspectos -pero sobre todo los económicos y sociales- entre sí para poder dar una explicación global de la realidad histórica[2]
De ahí que todas las investigaciones deben de tener en su estructura componentes de varias disciplinas para así conformar una mirada holística del problema a estudiar. En pocas palabras, "Todo se reduce, en suma, a una crítica de las limitaciones de la investigación historicista y a una voluntad de abrir las ventanas al presente y las puertas a la colaboración con otras disciplinas que puedan aportar ayuda con sus técnicas; a la ampliación del campo de trabajo y a la renovación de los métodos. Con ello se podía alcanzar una cosecha de trabajos efectuados de acuerdo con las técnicas más innovadoras…"[3]
La nueva historiografía francesa representaba sin duda una verdadera revolución con respecto a la forma de hacer historia que existía antes. Cabe señalar que la revista no se mantuvo intacta a lo largo de su existencia, sino que los propósitos se fueron modificando con el tiempo y las circunstancias del momento. Los mismos fundadores Bloch y Febvre tenían ya concepciones divergentes en ciertos aspectos de la Historia, como en su definición, puesto que Bloch la consideraba como "la ciencia de los hombres en el tiempo" y Febvre como "el estudio científicamente elaborado de las diversas creaciones de los hombres en el tiempo". El debate sobre el papel de la historia como "ciencia" así como su grado de cientificidad se ve representado en estas definiciones.
Por otra parte, fue en realidad Febvre quien desarrolló la "ideología" de Annales al asumir él su dirección en el momento en que Bloch muere, entregándose así a la tarea de estructurar los diversos aspectos del nuevo modelo historiográfico, planteado someramente por su difunto amigo. Su obra Combates por la historia refleja de manera general su pensamiento y sus ideas con respecto a su profesión[4]
A la muerte de Febvre, Fernand Braudel asume la responsabilidad sobre la revista, de 1956 a 1968; para entonces, los ideales originales de ésta se encontraban en cierto grado apartados de los que se manejaban ya en estos años. En efecto, dichos ideales se modificaban conforme el modelo se iba perfeccionando, gracias a sus diversos directores. Sin embargo, la particularidad de la revista es la misma: presentar una nueva forma de hacer historia que no esté asentada en acontecimientos aislados. Fernand Braudel establece un nuevo modelo que busca sintetizar ciertos objetivos fundamentales de Annales que continuaban vigentes; pretende concretizar dicho modelo teórico ya "actualizado" que a través de propuestas generales (necesidad de interdisciplinariedad, de explicar procesos, de diversificar las fuentes, etc.) se había estado consolidando desde la creación de la revista. Así, a través de sus obras, pero sobre todo su obra cumbre El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, desarrolló y ejemplificó de una forma monumental su pensamiento con respecto al nuevo modelo historiográfico. El modelo teórico braudeliano El modelo historiográfico propuesto con Braudel tiene su base en el análisis de los procesos históricos a partir de la utilización de tres tiempos, los cuales establece para dar coherencia y orden a la complejidad que representa la realidad histórica. Estos tres tiempos son:
1. La larga duración. Éste es un tiempo histórico estrechamente relacionado con la geografía. Es un tiempo sumamente lento, aparentemente inmóvil pues se refiere a los cambios en la geografía terrestre y humana, los cuales se transforman gradualmente con el paso de los siglos; de esta manera, aparece la historia estructural, referente a aspectos como el clima, la vegetación, las montañas, la ubicación de pueblos y ciudades, los grupos humanos que ocupan ciertas regiones, etc.
Braudel de esta manera introduce un nuevo concepto en la historiografía al cual le da una importancia prioritaria en detrimento del tiempo, que comprende la tradicional historia política. El autor postula así que la geografía a fin de cuentas es el condicionante de la forma en que los seres humanos se organizan entre sí y con su entorno. No por menos escribía Braudel, "El hombre es prisionero, desde hace siglos, de los climas, de las vegetaciones, de las poblaciones animales, de las culturas, de un equilibrio lentamente construido del que no puede apartarse sin correr el riesgo de volverlo a poner todo en tela de juicio. Considérese el lugar ocupado por la trashumancia de la vida de montaña, la permanencia en ciertos sectores de la vida marítima, arraigados en puntos privilegiados de las articulaciones litorales; repárese en la duradera implantación de las ciudades, en la persistencia de las rutas y de los tráficos, en la sorprendente fijeza del marco geográfico de las civilizaciones."[5]
Sin embargo, la geografía no es el único elemento que es parte de la historia estructural. La cultura, es decir, las formas de pensar y de sentir de una sociedad, están dentro de los ámbitos de la realidad que se transforman a un nivel casi imperceptible.[6] Por esta razón, la mentalidad constituyó uno de los aspectos de estudio favoritos de los seguidores de Annales.
2. La mediana duración. Esta duración hace referencia a la coyuntura, es una historia cíclica, que tiene su máximo ejemplo en los fenómenos económicos así como los sociales. Éstos no son tan largos que abarquen milenios pero tampoco fugaces que se puedan situar dentro del tiempo de la historia política. Su tiempo corresponde al de varios siglos o décadas, consiste en aquellos elementos que pueden permanecer más o menos estables por un tiempo relativamente largo, pero también pueden experimentar transformaciones graduales que los lleven de la estructura al cambio constante. Hace referencia, en otras palabras, a oscilaciones cíclicas que se encuentran fuera de la voluntad humana y que también, en un segundo nivel, determinan las acciones de la sociedad en su conjunto. Como ejemplo, se pueden mencionar la oscilación de precios y salarios y los cambios demográficos.[7]
2. La corta duración. Este tiempo se refiere a la historia política tradicional. Así, en esta duración se describe el acontecimiento, el hecho político, militar, eclesiástico, etc. El individuo es el centro de la historia del tiempo corto; las acciones de los personajes, que pueden durar días o si acaso algunos meses o años, son el centro principal de esta historia. Sin embargo, igualmente existen eventos no humanos que pueden considerarse de corta duración, como lo menciona Braudel, incluye "los mediocres accidentes de la vida cotidiana: un incendio, una catástrofe ferroviaria, el precio del trigo, un crimen, una representación teatral, una inundación.
Es pues, evidente que existe un tiempo corto de todas las formas de vida: económico, social, literario, institucional, religioso e incluso geográfico (un vendaval, una tempestad) tanto como político."[8] De esta manera, la crítica de Braudel a la historia política no se debe a su desprecio natural por el acontecimiento político en sí, sino porque éste se privilegia en su estudio (como se podría privilegiar el acontecimiento económico o natural) en detrimento de los procesos que tiene lugar en el marco de otras duraciones.
Braudel también la conoce como historia episódica. Tiene una influencia marcadamente limitada en los largos procesos históricos tan alabados por este autor. No representa la causa profunda de éstos, sino que, por el contrario, funciona como testimonio, como un ejemplo de las consecuencias de la historia de larga y mediana duración.[9]
Precisamente por la naturaleza misma del acontecimiento, -es decir, es rápido, se desvanece y se olvida con facilidad- Braudel advierte sobre el engaño que puede producir en el historiador una sobrestimación de su importancia. De esta manera, no son los acontecimientos aislados, sino el conjunto y la relación de los procesos históricos de larga y mediana duración, los que realmente explican la realidad social, en general, y la histórica en particular: "El pasado está, pues, constituido, en una primera aprehensión, por esta masa de hechos menudos, los unos resplandecientes, los otros oscuros e indefinidamente repetidos…Pero esta masa no constituye toda la realidad, todo el espesor de la historia, sobre el que la reflexión científica puede trabajar a sus anchas…el tiempo corto es la más caprichosa, la más engañosa de las duraciones. Este es el motivo de que exista entre nosotros, los historiadores, una fuerte desconfianza hacia una historia tradicional, llamada historia de los acontecimientos…"[10]
Braudel, por lo tanto, privilegia la estructura sobre el acontecimiento, sobre el cambio súbito y repentino. Dicha estructura se puede aplicar a prácticamente cualquier elemento de la realidad: económica, social, mental, entre otras. Braudel pretende relacionar estos diversos aspectos y así llegar a una síntesis, un todo coherente, que tome en cuenta todos los niveles de la sociedad y sirva como explicación de los procesos de larga duración, que son los que dan verdadera cuenta de la realidad histórica.
Lo anterior se puede percibir claramente en la lectura de dos de sus obras principales, la ya mencionada sobre El Mediterráneo, y la llamada Civilización material, economía y capitalismo. Braudel reúne lo esencial de su modelo teórico en ambas obras de una forma muy acertada utilizando en particular en el primer caso el modelo de las tres duraciones para explicar la estructura y el cambio con respecto al Mediterráneo y el mundo que lo rodea, mientras que en el segundo libro hace énfasis en la larga y mediana duración, para explicar el surgimiento y desarrollo del capitalismo desde el siglo XV hasta la actualidad.[11]
La aplicación de la teoría braudeliana al trabajo histórico La propuesta de las duraciones de Braudel, en su forma original, sólo fue aplicada, efectivamente, por él mismo, en su obra El Mediterráneo. La magnitud y complejidad de la obra -el autor pasó más de 20 años en el proceso. Braudel también realizó diversos escritos en los que explica y reflexiona sobre su modelo teórico de las duraciones. Su lectura aclara la metodología propuesta por el autor para llevar a cabo la investigación histórica bajo su modelo. Al respecto véase Escritos sobre historia (México, FCE, 1991); La historia y las ciencias sociales (México, Alianza Editorial, 1994), de investigación antes de publicarla- han hecho casi imposible volver a realizar un trabajo de tales dimensiones.
El modelo propuesto resulta muy adecuado, bien estructurado y lógico, y a nivel teórico es sin duda una interpretación bastante coherente de la realidad histórica, que posiblemente llenaría muchas lagunas en cuanto al conocimiento en esta área, ya que, puesto que no es frecuente que se estudien procesos muy largos, muchas veces los historiadores no tomamos en cuenta cierto aspecto de la realidad por considerarlo sin relación o demasiado lejano a nuestro objeto de estudio. Sin embargo, tratar de aplicar al pie de la letra el modelo braudeliano es una tarea que casi nadie se propone, sobre todo, porque la lectura de sus textos teóricos se puede prestar a distintas interpretaciones dependiendo de los historiadores, y es difícil discernir qué significado le otorgaba Braudel a ciertos conceptos o de qué manera pretendía que se aplicara su modelo.
De cualquier modo, ha habido recientemente investigadores que han retomado la propuesta -si bien modificada- de Braudel y han llevado a cabo investigaciones de larga duración, como Denys Lombard y Nathan Wachtel[12]
Braudel abrió las puertas para nuevos campos de estudio como son las relaciones entre historia y geografía, así como el hombre y su medio, y las mentalidades colectivas. Asimismo nos permitió ampliar nuestra visión de la realidad histórica, a través de una historia global, basada en procesos de larga duración, que relaciona elementos políticos, económicos, sociales, geográficos, filosóficos etc. entre sí, dándonos así una perspectiva mucho más coherente y explicativa de los procesos históricos.
Desde hace casi medio siglo y superando a la costumbre de hablar de organización social", se ha comenzado a caracterizar a las sociedades humanas como "sistemas sociales", significando con ello que existen una serie de fenómenos colectivos interdependientes, –de alguna manera ordenados e interactuantes– que finalmente constituyen, producen y reproducen a la sociedad humana. Se hace referencia al sistema o sistemas sociales para indicar a la sociedad local, regional o nacional. A esos niveles de referencia, el concepto de "sistema" resulta útil como herramienta conceptual y de análisis, porque permite visualizar a un "todo" heterogéneo de seres humanos, ordenado y en interacción recurrente. A partir de lo anterior, podemos comenzar a hablar de una visión holística de la sociedad humana.
¿Qué es una visión holística de la sociedad humana?
La visión holística de la sociedad es opuesta a la visión atomista (a partir de la física newtoniana) que ve a la sociedad compuesta de partes -reales o conceptuales- completamente independientes unas de otras y en el que el todo no es más que la suma de las partes.
La Filosofía, se explica y se define como una ciencia del conocimiento de las cosas por sus causas. Y la Historia se define como una ciencia de narración verdadera de los sucesos, hechos que han surgido en el proceso de la humanidad. En este sentido, en nuestro presente trabajo, hemos de realizar para saber a éstas dos ciencias, sumamente muy importantes para el saber humano.
El método que utilizaremos en nuestro trabajo es descriptivo, reflexivo, con mucha atención a cada una de estas ciencias a través de las obras, es decir, de los libros de diferentes autores que surgieron en el proceso del presente trabajo.
En cuanto las fuentes del presente trabajo, hemos utilizado, fuentes de Bibliografías de diferentes autores, sobre todo fuentes bibliográficas de estas ciencias, tanto de Filosofía como de Historia, para alcanzar el conocimiento teórico como también para llevar a la práctica en la vida cotidiana.
Etimológicamente, es lo mismo que "amor a la sabiduría" (de las palabras griegas "philos" = amante, amigo y "sophía" = sabiduría).
Pitágoras, dice Diógenes Laercio, fue el primero que se llamó "filósofo" (amante de la sabiduría), conversando familiarmente en Sección con Leonte, como refiere Heráclides de Ponto. "Ninguno de los hombres, es sabio: lo es sólo Dios – dijo Pitágoras".
Por su contenido, la filosofía puede definirse como la ciencia de los primeros principios y últimas causas de todas las cosas, adquirida con las solas fuerzas de la razón humana.
Esta no es la única definición que se ha dado de la filosofía, aunque es, con toda probabilidad, de las menos vagas e imprecisas de cuantas han sido formuladas hasta ahora. De su definición se desprende que la filosofía es:
a) Una ciencia, pues a más de tener un objeto material (todas las cosas) y un objeto formal (primeros principios y últimas causas) bien definidos, pretende dar a sus investigaciones un carácter metódico, sistemático, racional.
b) Una ciencia universal, desde el momento que abarca en su estudio a todos los seres, sea cual fuere su índole o naturaleza (orgánicos, inorgánicos, materiales, espirituales, ideales, imaginarios…), aún los simplemente posibles.
c) Una ciencia trascendental, porque no se detiene en el aspecto fenoménico de las cosas ni en el estudio de sus causas inmediatas, sino que orienta su investigación hacia aquellos aspectos de la realidad que rebasan la experiencia, como son los primeros principios, la naturaleza íntima de las cosas, las últimas causas.
d) Una ciencia puramente humana, pues prescinde, sin despreciarlos, de los socorros de la Revelación Divina. En esto se distingue de la Teología, que fundamenta sus investigaciones sobre los cimientos de las verdades reveladas por Dios.
Evolución del concepto de filosofía
Edad antigua
En la antigüedad designaba este concepto la totalidad del saber humano, cualquier esfuerzo del espíritu para ilustrarse.
Edad media
En la Edad Media se introdujo la distinción entre el saber racional y el saber revelado, de donde las dos grandes ramas de la Ciencia Medieval: la Filosofía (saber racional) y la Teología (saber revelado). La primera abarcaba la suma de conocimientos logrados con las solas fuerzas de la razón humana; la segunda, la Teología, se caracterizaba, y se caracteriza, por el desarrollo progresivo del contenido de la Revelación Divina, merced al concurso de la razón.
Edad moderna
El concepto de Filosofía sufrió una nueva profunda modificación. Debido al asombroso incremento que tuvieron las ciencias basadas en el cálculo y en la observación (ciencias matemáticas y ciencias de la naturaleza), acabaron éstas por desprenderse definitivamente del árbol añoso de la Filosofía, para formar ramas independientes del saber. De este modo la Filosofía hubo de ceñirse al estudio exclusivo de aquellas realidades que por su naturaleza trasciende la experiencia, sea interna (de la conciencia) que externa (de los sentidos).
Edad contemporánea
La Filosofía suele dividirse en las siguientes:
a) Metafísica
La Metafísica es la ciencia que estudia todos los seres en sus aspectos trascendentales y se dividen en:
Ontología
Ciencia del saber en sí.
Cosmología
Ciencia del mundo material o corpóreo.
Psicología racional
Ciencia del alma: su existencia, esencia, propiedades.
Teodicea
Ciencia de Dios: su existencia, esencia y atributos.
b) Lógica
Ciencia que estudia la estructura del pensamiento y la validez del conocimiento humano.
c) Estética
Ciencia de lo bello, filosofía del arte.
d) Ética
Ciencia que estudia la moralidad de los actos humanos.
Al lado de estas ramas tradicionales de la Filosofía, han ido surgiendo otras ramificaciones, como la Filosofía de las Ciencias, la Filosofía del Derecho, la Filosofía de la Historia, etc., cuyo objeto es indagar los principios supremos de estas actividades humanas.
Los métodos de la filosofía
La misma diversidad ontológica de sus objetos materiales y formales determina la diversidad de los métodos que deben emplearse en la investigación científica. No puede emplearse el mismo procedimiento para estudiar la cantidad (objeto de matemáticas), la moralidad (objeto de ética), etc.
El método lo impone en cada caso la naturaleza misma de la realidad, a la cual debe adaptarse, lo mismo que en la guerra hay que adaptar distintas tácticas eficaces para ciencia su método, variable, que debe acomodarse a la estructura misma que queremos conocer. En unos casos, el método deberá ser inductivo; en otros deductivo; en unos experimental, y en otros racional. En unas materias puede llegarse a la certeza absoluta, mientras que en otras tendremos que contentarnos con un grado mayor o menor de probabilidad.
El objeto de la filosofía.
La filosofía tiene por objeto el conocimiento racional de las cosas temporales y mudables del mundo sensible. La sabiduría se ocupa del conocimiento intelectual de las realidades y verdades eternas e inmutables del mundo suprasensible o intelegible de sus propias fuerzas. El objeto formal quo o la ratio sub. qua de la filosofía es la luz de la razón. el resultado del proceso de investigación filosófica es la ciencia, la cual solamente se produce en el entendimiento en virtud de la evidencia intrínseca, bien sea inmediata (intuición). El filósofo sabe los objetos sobre que se versa.
Origen de la Historia
Es difícil determinar la filosofía, tratando de deducirla de los múltiples conceptos que de ella han dado los filósofos. Pero más difícil aún resulta precisar la de historia, pues a las divergencias acerca del concepto de ciencia vienen a sumarse las discrepancias sobre la historia.
Los temas de la historia, del ser histórico y de la historicidad son típicos de nuestro tiempo. Se dice que a partir de Hegel se despierta agudamente la conciencia de la historicidad del ser en sentido ontológico, coincidiendo con el auge impresionante que por entonces adquiere la historiografía en las ramas más diversas de la cultura. Rebasa los límites de una introducción, entrar en este problema, es uno de los más complejos y debatidos en nuestros días; pero es indispensable hacer algunas consideraciones que nos ayuden a determinar la historia.
El tema de la historia da origen a una rica problemática, que se despliegan en múltiples cuestiones. En primer lugar debemos distinguir dos aspectos: la historia como realidad y la historia como ciencia. Algunas lenguas poseen dos palabras distintas para expresarlos. Podemos distinguirlos escribiendo la primera con minúscula y la segunda con mayúscula. La historia como realidad consiste en un conjunto de acciones humanas realizadas sucesivamente en el tiempo, y de sus resultados relacionados entre sí. La Historia como ciencia es el estudio crítico y la narración ordenada de esos acontecimientos.
En el primer sentido, el problema se plantea en función del concepto del ser y de la realidad en cuanto tal. El problema del ser histórico no es más que un aspecto del problema general del ser y de la realidad.
Considerada la historia en cuanto ciencia, o sea como una rama particular del saber humano, el tema se disgrega en una multitud de aspectos: puede plantearse l cuestión de si es un saber científico, o solamente una técnica, o una arte. Admitiendo que sea ciencia, cabe investigar sus condiciones de posibilidad y de legitimidad y el modo como debe hacerse el estudio y la realización de la historia para construir un saber verdaderamente científico (historiografía, que a su vez puede ser una aplicación de una metodología a la historia)
Pero el concepto de historia es múltiple y ha sufrido numerosas variaciones a lo largo de los siglos. A nosotros nos interesa en concreto la de la filosofía, la cual puede considerarse de dos maneras: una en sí misma y en sus condiciones de posibilidad y legitimidad en cuanto rama particular de la historia general, con lo cual cabe hacer una Filosofía de la historia de la filosofía; y otra, en cuanto a su origen y las distintas modalidades que la manera de hacerla ha ido revistiendo a lo largo de los siglos, lo cual da lugar a una Historiografía de la historia de la Filosofía.
Etimológicamente del latín historia, y éste de griego historia, de histos, o histeron, pasado posterior.
La historia es un relato de acontecimientos y de los hechos dignos de memoria: a Herodoto se le llama el padre de la .historia. La historia es un desarrollo de la vida de la humanidad, y es más la historia es una narración y exposición verdadera de los acontecimientos pasados y cosas memorables. En sentido absoluto se toma por la relación de los sucesos públicos y políticos de los pueblos; pero también se da este nombre a la de sucesos, hechos o manifestaciones de la actividad humana de cualquier otra clase: historia de la filosofía… o historias de un pueblo, etc.
¿Quién es el historiador?
El historiador hasta la última parte del siglo XIX se solía considerar a los historiadores la categoría de literatos y la mayoría de los historiadores notables fueron aficionados en el sentido de que poseían escasa preparación formal y, a menudo, en el que contaban con un modo de vida propio, de modo que su actividad histórica no era la forma de generarse la vida.
El historiador es un hombre de experiencia en los asuntos públicos, como Tucídides y Polibio en el mundo antiguo, y Francois Guizot, Adoplphe Thiers y Thomas Macaulay en el siglo XIX. La preparación profesional en historia como estudio organizado se desarrolló en Alemania a comienzos del siglo XIX, y de allí se extendió poco a poco al resto de Europa y Estados Unidos en las escuelas superiores y universidades. Al mismo tiempo al multiplicarse los cursos de historia en escuelas y facultades, aumentó la posibilidad de convertir la historia en actividad lucrativa.
La evolución de la Historia
Edad antigua
La edad antigua es desde los orígenes hasta el año 395 (muerte de Teodosio) en esta edad comprendía las civilizaciones de los pueblos antiguos más conocidos del Occidente (Egipto, Caldea, China, India, Fenicia, Persia, Grecia y Roma), y se extendió desde la caída del imperio Romano de Occidente en 476.
Edad media
Esta edad comienza el año 395 hasta 1453 (toma de Constantinopla por los turcos o descubrimiento de América). En esta edad se extendió desde esta fecha hasta la toma de Constantinopla por los turcos en 1453, y comprende las cruzadas, el feudalismo y el principio de las nacionalidades.
Edad moderna
La edad moderna es de 1453 hasta 1789 (revolución Francesa). En esta edad alcanzó desde el establecimiento de los turcos en la Europa oriental hasta la revolución Francesa (1453 – 1789), comprende la invención de la imprenta, los grandes descubrimientos geográficos, el Renacimiento, la reforma, las consiguientes guerras de religión y las motivadas por rivalidades dinásticas, la poderosa reacción contra la intolerancia y el absolutismo y la gran revolución que tan hondamente transformó el régimen social.
Edad contemporánea
La edad contemporánea comprende desde 1789 hasta nuestros días. En esta edad contemporánea, empezó con la revolución Francesa y se continúa hasta nuestros días con las guerras Napoleónicas, la Restauración, el desarrollo de las nacionalidades, las explotaciones geográficas en África y Asia, las rivalidades políticas y comerciales de las grandes potencias, y las grandes configuraciones que fueron su consecuencia.
Las épocas históricas no pueden empezar a fecha fija. Multitud de factores influyen en los cambios que experimenta la humanidad y aún su mismo concepto de la vida; además, resulta imposible separar de una forma tajante una "edad" de la anterior o de la siguiente. Las características de estos cambios no se definen todas a la vez, ni en un momento. De ahí que, si bien muchos manuales han seguido conservando esta clasificación, con objeto de resultar más claros al lector poco formado, la mayor parte de los historiadores modernos la rechaza, como estudio global de la vida del hombre en el tiempo, ya motivadas por la reconsideración de que dichas épocas no pueden ser en modo alguno válidas para los países no europeos.
El método de la Historia
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