Introducción:
La Revolución Inglesa *
La Revolucion Industrial *
La Revolución Americána (Norteamericána) *
La Revolución Francesa *
Las ideas *
Antecedentes: Antiguo Régimen *
La Revolucion *
Conclusiones *
En el presente trabajo describiré primero cada una de las revoluciones, agregando a su final una pequeña conclusión peronal.
Mi objetivo será el de buscar las características principales de cada una de ellas, sus causas y consecuencias; sus posibles relaciones y diferencias, etc.
Desarrolaré de manera más amplia tanto la Revolución Inglesa, como la Americana, ya que son las que más importantes considero debido a los cambios materiales (entendidos tambien como sociales y culturales) que les han sucedido.
No trataré a las revoluciones de manera igual, debido a que en algunas seré mas descriptivo y en otras un poco más crítico por razones cognocitivas que el tiempo de procesamiento de la información no me ha sido suficiente, pero de cualquier manera e tratado de combinar los dos elementos.
Sin más que agregar…
La Revolución Inglesa
Este proceso de cambio, que si bien se agudiza entre 1642/49 (período de la Guerra Civil inglesa), y su desarrollo final se lo ubica entre los años 1688/89 (la llamada Revolución Gloriosa); sus causas pueden encontrarse en los acontecimientos sociales, económicos, constitucionales y religiosos de todo un siglo o más, sobre todo, en las cuestiones de soberanía del Estado inglés (sustitución de la dinastía inglesa de los Tudor por la escocesa de los Estuardo en 1603, disolución del parlamento en 1629, etc.) y el puritanismo de la Iglesia.
Analicemos, a mi juicio, uno de los elementos mas importantes del sistema británico.
El Parlamento es una de las instituciones británicas más antiguas y respetadas. Su nombre se deriva de la palabra francesa parler (hablar) que se daba a las reuniones del consejo del rey inglés a mediados del siglo XIII. Su antecesor más directo fue el consejo feudal del monarca, la curia regis, y antes de eso el witan o witenagemot anglosajón, que era un mecanismo desarrollado por los reyes medievales para ayudarles a gobernar y reflejaba la idea de que un rey debería consultar a sus súbditos.
En el siglo XIII se combinaron varios elementos que influyeron en la evolución del Parlamento: la necesidad, expresada en la Carta Magna (1215), de que los impuestos fuesen aceptados por los contribuyentes; la costumbre de convocar al consejo real no sólo a los barones sino también a representantes electos de las ciudades y de los condados; la conveniencia de tratar ciertas audiencias ante una reunión ampliada del consejo real; y el carácter de hombres como el rey Eduardo I que entendió que podía manejar el Parlamento para sus propios intereses.
Al principio, el Parlamento no era una institución sino un acontecimiento. Durante la disputa entre el rey Enrique III y sus barones, el Parlamento de Oxford (1258) forzó a Enrique a aceptar la supremacía de un comité de barones. El jefe de los barones, Simón de Montfort, convocó al Parlamento a representantes de las ciudades por primera vez en 1265. El llamado Parlamento Modelo de Eduardo I (1295) ya tenía todos los elementos de un Parlamento maduro: obispos y abades, pares, dos caballeros de cada condado y representantes de cada ciudad.
En el siglo XIV el Parlamento se dividió en dos cámaras, consiguió controlar la legislación impositiva, creó la inhabilitación (1376) y supervisó las abdicaciones de Eduardo II (1327) y Ricardo II (1399). Su importancia continuó bajo los reyes de la Casa de Lancaster (1399-1461) pero decayó a partir de ese momento. Volvió a crecer con el Parlamento Reformado de Enrique VIII (1529-1536). Aunque la Cámara de los Comunes seguía sometida a la Corona, los comunes adquirieron bajo Enrique y sus sucesores más experiencia y confianza en sí mismos.
Por lo cual, se puede apreciar, que el Parlamento es el elemento por exelencia del sistéma británico; que desde fines del siglo XIII en adelante fue adquiriendo un carácter institucional en la vida política de los ingleses. Ahora bien, cuando en 1603 murió la reina Isabel I de Inglaterra sin dejar descendientes y Jacobo subió al trono con el nombre de Jacobo I, el primer rey Estuardo de Inglaterra; la situación política había cambiado: su falta de tacto con el Parlamento, debido a su idea del derecho divino de los reyes, desembocó en un largo conflicto, que se agudizaría con la sucesión del trono por parte de su segundo hijo, Carlos I.
En 1625, Carlos accedió al trono y se casó con Enriqueta María, pero su matrimonio provocó las iras de sus súbditos protestantes porque la reina era católica.
Carlos creía en el derecho divino de los reyes y en la autoridad de la Iglesia de Inglaterra. Estas creencias le enfrentaron con el Parlamento, que luego disolvió reiteradamente unas tres veces, gobernando aproximadamente unos once años sin parlamento. Cuando las arcas del gobierno empezaron a vaciarce, y las necesidades tanto internas como externas (conflictos bélicos con Escocia, al tratar de imponer la liturgia católica) subian cada vez más, Carlos, se vió forzado a reunir lo que se denominó el Parlamento Largo con el fin de recaudar fondos, pero a cambio, los parlamentaristas le exigían ciertas garantías políticas. Pero luego de ciertas disputas políticas, el Parlamento se dividió entre los que estaban a favor del rey, y los que no lo estaban, estallando de esta manera una guerra civil en 1642.
Dos años antes, Oliver Cromwell, había vuelto al Parlamento luego de su retiro en 1629. Cuando estalló la guerra civil en 1642, reunió un regimiento de caballería, para combatir en favor de la causa parlamentaria. Con este contingente logró un gran prestigio como militar durante la primera fase de la guerra.
Cuando las infructuosas negociaciones con el rey Carlos I dividieron a los vencedores, Cromwell optó por la facción del ejército que defendía la tolerancia religiosa, en contra de los intransigentes presbiterianos del Parlamento. El enfrentamiento entre los parlamentarios cesó cuando el Rey escapó, se alió con los escoceses y desencadenó de nuevo la guerra civil en 1648. Cromwell reprimió una rebelión en Gales y derrotó a los escoceses en Preston (agosto de 1648). De nuevo se puso de parte del Ejército en contra del Parlamento, que intentaba reanudar las negociaciones con Carlos. En el mes de diciembre, autorizó la expulsión de la oposición del Parlamento, dejando sólo a unos pocos miembros que estaban de acuerdo con la designación de una comisión que juzgara al Rey por traición.
La primera tarea de Cromwell durante la República, que fue proclamada después de la ejecución de Carlos el 30 de enero de 1649, fue el sometimiento de Irlanda y Escocia.
Cromwell aceptó el Instrumento de Gobierno (diciembre de 1653), una constitución escrita establecía un Protectorado (fórmula mixta de gobierno con aspectos semimonarquicos y del parlamentarismo) y le nombraba lord protector, compartiendo poderes soberanos con un nuevo Consejo de Estado de 21 miembros. Sus principales objetivos eran lograr un gobierno estable y tolerancia para todas las sectas puritanas. Se enfrentó con los parlamentos del Protectorado, que trataban de alterar los principios de la Constitución escrita. En 1657 aceptó la Humilde Petición y Consejo: petición de crear una segunda cámara parlamentaria y potestad de nombrar a su sucesor, pero no aceptó el título de rey.
El éxito de Cromwell se debió a que supo mantener la paz y la estabilidad, y a que proporcionó los medios necesarios para la tolerancia religiosa de grupos no católicos. Por ello, los judíos, que habían sido expulsados de Inglaterra en 1290, pudieron regresar en 1655. La enérgica política exterior de Cromwell y los éxitos del Ejército y la Armada otorgaron a Inglaterra un gran prestigio en el extranjero. Los ingleses, en alianza con Francia, arrebataron Dunkerque a España en 1658, obteniendo así una plaza fuerte en el continente desde donde invadir Calais, ciudad que Inglaterra había perdido hacía 100 años.
Cromwell murió el 3 de septiembre de 1658 y fue enterrado en la abadía de Westminster. Su hijo, Richard Cromwell, a quien nombró su sucesor, fue incapaz de mantener el poder. En 1661 Carlos II reestablece la monarquía y dinastía Estuardo en Gran Bretaña, manteniendo una relativa tranquilidad luego de terminada la guerra civil.
Jacobo (hermano de Carlos II) pasó a ser lord almirante supremo de Inglaterra. Ese mismo año se casó con Ana Hyde, hija de Eduardo Hyde, conde de Clarendon. En 1672, un año después de la muerte de Ana, Jacobo anunció públicamente su conversión a la fe católica. Al año siguiente, el Parlamento inglés aprobó las Test Acts, por las que los católicos quedaban inhabilitados para el desempeño de cargos públicos, y Jacobo dimitió como almirante supremo. Poco después se casó con María Beatriz de Módena, que era católica. En 1679, la Cámara de los Comunes trató de excluir a Jacobo del trono, sin éxito.
A la muerte de Carlos en 1685, Jacobo se convirtió en rey. Apartó a muchos de sus seguidores con sus severas represalias, sobre todo como consecuencia de una serie de juicios represivos conocidos por el nombre de 'juicios Sangrientos'. Jacobo trató de ganarse el apoyo de los disidentes y de los católicos en 1687, poniendo fin a las restricciones religiosas, pero sólo consiguió aumentar las tensiones. El nacimiento de su hijo, Jacobo Francisco Eduardo Estuardo, el 10 de junio de 1688, pareció garantizar la sucesión católica. Poco después, los líderes de la oposición invitaron al yerno de Jacobo, Guillermo de Orange, más tarde Guillermo III de Orange, a hacerse con el trono inglés, desencadenando así la Revolución Gloriosa.
Guillermo obtuvo el control temporal del gobierno, y en febrero de 1689 les fue ofrecida, a él y a María, la corona con la condición de que aceptaran la Declaración de Derechos, que se convirtió en el Bill of Rights. Dicho proyecto de ley otorgaba la sucesión a la hermana de María, (Ana), en caso de que María no tuviera hijos, impedía el acceso al trono de los católicos, garantizaba elecciones libres y convocatorias frecuentes del Parlamento, y declaraba ilegal la existencia de un ejército permanente en época de paz.
La Revolución Gloriosa tuvo éxito, sin derramamiento de sangre: el Parlamento era soberano e Inglaterra próspera. Fue una victoria de los principios whig, ya que, si los católicos no podían ser reyes, ningún monarca podía ser absoluto.
Lo importante de todo este proceso revolucionario se basa en el avance político (mientras que el sistema del continente europeo seguia siendo absolutistas, los británicos ya tenían una monarquía parlamentaria consolidada) en que se encuentra Gran Bretaña a partir de finales del siglo XVII, lo cual le dió las capacidades intelectuales para que durante todo el siglo XIX sea la potencia hegemónica por exelencia.
También, sembró la base política para que poco después se desarrolle la llamada Revolución Industrial, que le aseguraria el trono de todo el globo por casi un siglo.
La historia de la urbanización tiene un punto clave de referencia coincidiendo con lo que se ha llamado la Revolución Industrial, es decir, aquel período en el que un conjunto de invenciones e innovaciones conexionadas permiten lograr una enorme aceleración de la producción de bienes y asegurar un crecimiento económico autosostenido, independiente de la agricultura. Como es sabido, se inicio espontáneamente en Inglaterra y se afianzó y convirtió en irreversible entre 1750 y 1850. Su base estaba en el desarrollo de la industria manufacturera, generalizando el uso de la máquina para reducir tiempos y coste de producción.
El despegue inicial lo proporcionó la industria algodonera, al multiplicarse fabulosamente la producción de tejidos por introducción de telares mecánicos. Pero fue la siderurgia la que, al revolucionar su tecnología de producción, produjo un impacto aún más decisivo, puesto que repercutío en todo el desarrollo industrial posterior y, en una buena medida, lo hizo posble. En efecto, una cadena de perfeccionamientos en hornos y sistemas de fundición permite obtener un hierro de alta calidad, capaz de sustituir ventajosamente a otros materiales para mejorar muchas técnicas anteriores y construir nuevas máquinas. Sólo el hierro permitió el dearrollo del ferrocarril, que venía a sumarse a las importantes transformaciones del transporte, que ya habían empezado a producirse: técnicas modernas de pavimentación de carreteras y apertura de redes de canales. La disminución de tiempos de desplazamiento e intercambio, que así se hizó posible, inició la ruptura de las nuevas dimensiones espacio-temporales y las relaciones de dependencia entre núcleos urbanos y rurales, propias de la sociedad agrícola anterior.
Con posterioridad a este despegue británico, la industrialización se difundió por otros países de Europa y América, pasando por etapas parecidas de aumento en la producción y repercusiones en las formas de vida humana, especialmente en las formas de urbanización.
Porque, efectivamente, la industrialización tuvo repercusiones conmocionantes sobre las ciudades. En primer lugar, porque a ellas vinieron a instalarse las fábricas y, en segundo lugar, porque ello provocó amplios movimientos migratorios de campesinos pobres, atraídos por el salario industrial, para los cuales hubo que preparar acomodo. Las ciudades atrajeron a la industria y la industria hizo crecer a las ciudades. Entre 1790 y 1841, Londres pasó de 1.000.000 de habitantes a 2.235.000.
Pero debe recordarse que la filosofía social dominante era del más crudo liberalismo, que suponía una completa aceptación del principio de Laissez Faire.Para el famoso economista Adam Smith, no había que producir ninguna interferencia en el desarrollo espontáneo del sistema económico, pues ello acrecentaba la productividad. Y David Ricardo sostenía que la persecución del beneficio privado " esta admirablemente conectada con la consecución del bien común ". Por tanto, no es extraño que todo el proceso de transformación de la ciudad que se produjó en aquellos momentos se desarollase libremente, sin controles ni directrices de ningún tipo. El crecimiento urbano, producto de azoras operaciones privadas movidas por la búsqueda del máximo provecho, tanto para la instalación de fábricas como para la creación de barrios obreros.
El resultado fue una dislocación y una degradación del espacio urbano anterior, así como también una degradación del medio ambiente circundante, de lo cual han quedado diversas clases de testimonios dados por algunos contempráneos. Desde las descripciones literarias de Dickens, y los análisis de Engels, se nos muestra un panorama lacerante. Por una parte, la destrucción de los valores de la ciudad tradicional y la aprición de unas graves condiciones de inhabitabilidad: contaminación de la atmósfera y del agua, acumulación hedionda de detritus humanos e industriales, estrépito fabril… Por otra parte, la inacua explotación del trabajador, con una jornada de dieciseis horas y una " estabulación " precaria en los hacinados slums o conglomerados de viviendas de ínfima calidad producidos por los especuladores.
Sin embargo, hay que señalar que simultáneamente se desarrollaba muchas veces la ciudad de una burguesía que se enriquecía en este contexto político-económico. Es necesario, pues, recordar que el siglo XIX se caracteriza también por la continuación de las operaciones de embellecimiento interior y por la acometida de grandes extensiones planeadas ( generalmente de acuerdo con trazados regulares en cuadrícula ) yuxtapuestas a los cascos urbanos antiguos. Y estos barrios nuevos ( a veces más grande que la propia ciudad anterior ) aparecen, por su dignidad arquitectónica y urbanística, como el contrapunto de los barrios obreros de la ciudad industrial.
Resumiendo, podría decirse que la iniciación del proceso de industrialización tuvo unas repercusiones claras en las formas de urbanización, que se han dejado sentir más o menos intensamente y con mayor o menor prontitud, en función de los ritmos nacionales correspondientes. Esas repercusiones caracterizan a la ciudad industrial a finales del siglo XIX y principios de la actual, como una nueva forma de urbanización, en la que la ciudad se sacrifica en gran medida a la producción económica. Pero debemos recordar que todo lo dicho ha estado referido a la forma inicial de producirse la industrialización.
La profunda importancia que tiene esta revolución, es su temprana consecuencia: la de cambiar materialmente hablando, las condiciones sociales y las relaciones sociales de producción que llevaron a diversos problemas incontenibles qué, desde una perspectiva neomarxista se puede afirmar que sólo faltaba que la burguesia adquiera su autonomía política para establecerce como clase hegemónica en la sociedad, lo cual no tardaría en gestarse… años después se desataria la Revolución Francesa.
La Revolución Americána (Norteamericána)
Dígase a un estadounidense "1776" ó "4 de julio", e inmediatamente cualquiera de estas fechas le traerá a la memoria la Declaración de Independencia, cuando las 13 colonias originales se separaron de Inglaterra. El 19 de abril de 1775, 700 soldados ingleses salieron de Boston para impedir la rebelión de los colonos mediante la toma de un depósito de armas de estos últimos en la vecina ciudad de Concord. En el poblado de Lexington se enfrentaron a 70 milicianos. Alguien, nadie sabe quién, abrió fuego, y la guerra de independencia comenzó. Los ingleses fácilmente tomaron a Lexington y Concord, pero a su regreso hacia Boston fueron hostilizados por cientos de voluntarios de Massachusetts. Para junio, 10.000 soldados coloniales habían sitiado Boston, y los británicos se vieron forzados a evacuar la ciudad en marzo de 1776.
En mayo de 1775, un Segundo Congreso Continental se reunió en Philadelphia y empezó a asumir las funciones de gobierno nacional. Creó un ejército y una marina continentales bajo el mando de George Washington, un hacendado virginiano y veterano de la Guerra Francesa e Indígena. Se imprimió papel moneda y se iniciaron relaciones diplomáticas con potencias extranjeras. El 2 de julio de 1776, el Congreso finalmente resolvió : Que estas Colonias Unidas son, y por derecho deben ser, estados libres y soberanos. Thomas Jefferson, con la ayuda de otros de Virginia, redactó una Declaración de Independencia, que el Congreso aceptó el 4 de julio de 1776
La declaración presentó una defensa pública de la Guerra de Independencia incluida una larga lista de quejas contra el soberano inglés Jorge III. Pero sobre todo, explicó la filosofía que sustentaba a la independencia, proclamando que todos los hombres nacen iguales, y poseen ciertos derechos inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que los gobiernos pueden gobernar sólo con el consentimiento de los gobernados; que cualquier gobierno puede ser disuelto cuando deja de proteger los derechos del pueblo (aunque poco después se verian las contradicciones de estos enunciados con el problema de la discriminación). Esta teoría política tuvo su origen en el filósofo inglés John Locke, y ocupa un lugar prominente en la tradición política anglosajona.
Al principio, la guerra fue desfavorable para los colonos. Los británicos tomaron a la ciudad de New York en septiembre de 1776, y a Philadelphia un año después. Las cosas empezaron a cambiar en octubre de 1777 cuando un ejército británico bajo el mando del General John Burgoyne se rindió en Saratoga, en el norte del estado de New York. Alentada por esa victoria, Francia aprovechó la oportunidad de humillar a la Gran Bretaña, su enemiga tradicional. En febrero de 1778 se firmó una alianza franco-americana. Pese a sus escasas provisiones y limitado adiestramiento, las tropas coloniales pelearon bien en general, pero podrían haber perdido la guerra si no hubieran recibido ayuda del erario francés y de la poderosa marina francesa.
Después de 1778, la lucha se trasladó en gran medida al sur. En 1781, 8.000 tropas británicas al mando del General George Cornwallis fueron rodeadas en Yorktown, Virginia, por una flota francesa y un ejército combinado franco-americano al mando de George Washington. Cornwallis se rindió, y poco después el gobierno británico propuso la paz. El Tratado de Paris, firmado en septiembre de 1783, reconoció la independencia de Estados Unidosde América y otorgó a la nueva nación todo el territorio al norte de Florida, al sur del Canadá y al este del Río Mississippi.
Las 13 colonias eran ya estados libres y soberanos, pero aún no una nación unida. Desde 1781 habían estado gobernadas por los Artículos de la Confederación, una constitución que establecía un gobierno central muy débil. El pueblo acababa de rebelarse contra un parlamento en la distante Londres, y no quería remplazarlo con una autoridad central tiránica en su propio país. De acuerdo con los Artículos de la Confederación, el Congreso, compuesto por representantes del pueblo, no podía dictar leyes ni elevar impuestos. No había poder judicial federal ni poder ejecutivo permanente. Cada estado en lo individual era casi independiente: podía incluso establecer sus propias barreras fiscales.
En mayo de 1787 se reunió una convención en Philadelphia con instrucciones de revisar los Artículos de la Confederación. Los delegados, entre quienes estaban George Washington, Benjamin Franklin y James Madison, rebasaron su encargo y redactaron una constitución nueva y más viable, la cual estableció un gobierno federal más poderoso y con facultades para cobrar impuestos, conducir la diplomacia, mantener fuerzas armadas, y reglamentar el comercio exterior y entre los estados. Dispuso la creación de una Corte Suprema y tribunales federales menores, y dio el poder ejecutivo a un presidente electo. Lo que es más importante, estableció el principio de un "equilibrio de poder" entre las tres ramas del gobierno: los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Este principio le otorgó a cada rama medios propios para contrarrestar y equilibrar las actividades de las demás, garantizando así que ninguna de ellas pudiera ejercer autoridad dictatorial sobre las operaciones del gobierno.
La constitución fue aceptada en 1788, pero sólo después de muchas amargas discusiones. Muchos colonos temían que un gobiemo central poderoso aplastara las libertades del pueblo, y en 1791 se agregaron a la constitución 10 enmiendas: la Declaración de Derechos. Este documento garantizó la libertad de culto, de prensa, de palabra, el derecho de los ciudadanos a porter armas, la protección contra cateos ilegales, el derecho a un juicio justo por un jurado, y la protección contra "castigos crueles e inusuales". Es la más antigua constitución escrita del mundo, perdurable por tratarse de un documento general que se puede interpretar de conformidad con los cambios de la época. O bien se puede enmendar, como ya se ha hecho en 27 ocasiones.
La Constitución dejó establecida una forma de gobierno federal con facultades divididas entre los gobiernos federal y estatales. Al gobierno federal corresponden todos los asuntos que afectan a la nación en general. De este modo, la Constitución y la Declaración lograron un equilibrio entre dos aspectos fundamentales pero contradictorios de la política: la necesidad de una autoridad central eficiente y fuerte y la necesidad de garantizar libertades individuales.
El Distrito de Columbia (DC), que está rodeado por los estados de Maryland y Virginia, fue designado en la década de 1790 como la sede de la capital de la nación. Fue bautizada con el nombre de Washington en honor del primer presidente. En Washington, DC, quedó establecida la sede de las tres ramas del gobierno federal: la legislativa, la ejecutiva y la judicial. La rama legislativa la constituyen el Congreso, compuesto por dos cámaras, las cuales se reunen en el Capitolio. La Cámara de Representantes se compone de miembros que se eligen en cada estado en proporción con su población. El Senado está compuesto por dos miembros que elige cada estado. El poder ejecutivo está compuesto por el Presidente quien, con ayuda de su Gabinete, se encarga de administrar la ley. El Presidente es elegido por todo el pueblo y habita en la Casa Blanca. La rama judicial esta compuesta por nueve magistrados de la Corte Suprema, a quienes incumbe la decisión final en lo que se refiere a la determinación de si una ley está conforme con el espíritu de la Constitución. Así pues, el Congreso elabora las leyes, el Presidente las pone en vigor y la Corte Suprema las interpreta.
Entre las atribuciones del gobierno federal están las de acuñar monedas, imponer tributos al pueblo, mantener un ejército, una armada y una fuerza aérea para defender a la nación y dirigir sus relaciones exteriores. Además, a través de los tribunales federales el gobierno tiene autoridad sobre las personas en casos relacionados con la interpretación de la Constitución o de las leyes y tratados elaborados al amparo de la misma.
Los gobiernos estatales conservan el poder exclusivo en lo que se refiere a todo asunto local. Tienen su gobernador, sus asambleas legislativas y tribunales propios. Promulgan las leyes relacionadas con la salud, la educación, los impuestos locales y muchas otras cuestiones de importancia.
Como primer presidente de Estados Unidos, George Washington gobernó con un estilo federalista. Cuando los agricultores de Pennsylvania se negaron a pagar un impuesto federal sobre el licor, Washington movilizó a un ejército de 15.000 hombres pare sofocar la Rebelión del Whiskey. Con Alexander Hamilton al frente de la Secretaría de Hacienda, el gobierno federal se hizo cargo de las deudas de cada estado y creó una banca nacional. Estas medidas fiscales fueron concebidas pare alentar la inversión y persuadir a la iniciativa privada a que apoyara al nuevo gobierno.
En 1797, Washington fue sucedido por otro federalista, John Adams, quien se vio envuelto en una guerra naval no declarada contra Francia. En una atmósfera de histeria bélica, el Congreso, controlado por los federalistas, aprobó en 1798 las Leyes sobre Extranjeros y Sedición. Estas medidas permitieron la deportación o arresto de extranjeros "peligrosos", y prescribieron multas o prisión por publicar ataques "falsos, escandalosos y maliciosos" contra el gobierno. Diez editores republicanos fueron condenados conforme a la Ley de Sedición, la cual fue acremente denunciada por el abogado virginiano y principal autor de la Declaración de Independencia, Thomas Jefferson.
La represión a que dieron lugar las Leyes sobre Extranjeros y Sedición terminó en 1801, cuando Thomas Jefferson fue elegido presidente. Como Republicano, Jefferson fue un jefe del ejecutivo informal y accesible. Aunque quiso limitar el poder del presidente, la realidad política lo obligó a ejercer ese poder vigorosamente. En 1803 compró a Francia el inmenso territorio de Louisiana por US$15 millones: en adelante Estados Unidos se extendería hacia el oeste hasta las Montañas Rocosas. Cuando piratas norafricanos atacaron barcos estadounidenses, Jefferson envió una expedición naval en contra del estado de Trípoli.
Mientras tanto, la Corte Suprema, bajo su presidente John Marshall, afimmaba su propia autoridad. En el caso de Marbury vs. Madison, que se ventiló en 1803, Marshall afimmó que la corte declararía nulo cualquier acto del Congreso "contrario a la Constitución". Esa disposición estableció la idea más fundamental del derecho constitucional de Estados Unidos: la Corte Suprema toma la decisión final en la interpretación de la Constitución y, si los jueces determinan que una ley es inconstitucional, pueden declararla nula aunque haya sido promulgada por el Congreso y firmada por el presidente.
Durante las guerras napoleónicas, barcos de guerra británicos y franceses hostilizaron a buques de Estados Unidos. Jefferson respondió prohibiendo las exportaciones estadounidenses a Europa, pero los comerciantes de la región de Nueva lnglaterra protestaron porque su comercio se arruinaría por el embargo, el cual fue derogado por el Congreso en 1809. Sin embargo, en 1812 el Presidente James Madison le declaró la guerra a la Gran Bretaña por este asunto.
Durante la Guerra de 1812, los barcos de guerra estadounidenses tuvieron algunas victorias impresionantes, pero la marina inglesa, inmensamente superior, bloqueó los puertos de Estados Unidos. Los intentos por invadir al Canadá británico terminaron en catástrofe, y las fuerzas inglesas se tomaron y quemaron Washington, la nueva ciudad capital de la nación. Inglaterra y Estados Unidos convinieron en una paz pactada en diciembre de 1814; ningunade las partes obtuvo concesiones de la otra. Dos semanas después, el General Andrew Jackson detuvo un asalto británico a New Orleans. La noticia del tratado de paz aún no llegaba a oídos de los soldados.
Después de la guerra, Estados Unidos gozó de un período de rápida expansión económica. Se construyó una red nacional de carreteras y canales, buques de vapor surcaban los ríos, y el primer ferrocarril de vapor se inauguró en Baltimore, Maryland, en 1830. La Revolución Industrial había llegado a Estados Unidos: la región de Nueva Inglaterra contaba con fábricas de textiles y Pennsylvania con fundiciones de hierro. Para la década de 1850 había fábricas que producían artículos de hule, máquinas de coser, zapatos, ropa, equipos agrícolas, pistolas y relojes.
Las tierras colonizadas crecieron hacia el oeste, más allá del Río Mississippi. En 1828 Andrew Jackson fue elegido presidente: el primer hombre en ocupar este cargo quien haya nacido en el seno de una familia pobre y en el oeste de Estados Unidos, lejos de las tradiciones culturales del litoral del Atlántico. Jackson y su nuevo Partido Demócrata, herederos de los Republicanos de Jefferson, promovieron un credo de democracia popular y atrajeron a los miembros humildes de la sociedad: los agricultores, los mecánicos y los obreros. Jackson destruyó el poder del Banco de Estados Unidos, que había dominado la economía de la nación. Premió con empleos gubernamentales a sus partidarios sin experiencia pero de probada lealtad. Puso tierras a disposición de los colonizadores del oeste, obligando a las tribus indígenas a emigrar al oeste del Río Mississippi.
Cabe aclarar que si bien me he explayado demasiado en la historia norteamericana, que, me parece de primordial importancia ya que describe perfectamente las consecuencias (a nivel nacional) de la revolución. Ésta, es la que lleva las ideas a la práctica cosa que no se extraña de los anglosajones con su pragmatismo característico.
Me he dedicado a describir la formación de las diversas instituciones por que creo que contemporaneamente han tenido un papel preponderante en el mundo occidental, tanto en la configuración democrática, como en el desarrollo mundial del capitalismo.
Los pensadores franceses admiraban la organización política, social, económica y la filosofía inglesa. De esa admiración surgieron las ideas principales de la Ilustración francesa: Fe en el progreso humano. Los hombres mejoran a través de la educación. Libertad religiosa. Todos los seres humanos son esencialmente iguales. El gobierno de un pueblo surge por convenio de los ciudadanos. Tales ideas fueron propugnadas por pensadores como Rousseau, Diderot, D'Alambert y Voltaire. Se difundieron a través de la Enciclopedia y se apoyaron en gran parte en el surgimiento de la Revolución francesa.
Luis XIV, Luis XV y Luis XVI impusieron la monarquía absoluta, restando privilegios a la nobleza y uniéndose a la burguesía.
Enfrentaron graves problemas económicos que no resolvieron con poner impuestos. Entonces encargaron su solución a los Estados Generales, asamblea formada por representantes de la nobleza, el clero y el pueblo. Esta asamblea también fracasó. Los representantes del pueblo formaron aparte la Asamblea Nacional, que pronto incluyó a representantes de la nobleza y del clero, y que exigió al gobierno importantes reformas.
Con el lema "Libertad, Igualdad, Fraternidad", el 14 de julio de 1789 dio inicio la Revolución Francesa, movimiento que derrocó a la monarquía absoluta, proclamó los derechos del hombre e instituyó la república. Hasta antes de 1789 el clero y la nobleza eran las clases privilegiadas, exentas de determinados impuestos que campesinos, comerciantes y artesanos estaban obligados a pagar. Otras desigualdades que determinaron el levantamiento fueron, por ejemplo, las cuotas por el derecho al uso de tierras que debían pagar los campesinos, sin considerar el monto de la producción o si los cultivos se habían perdido a causa de siniestros o inclemencias del tiempo. Además de las cuotas que debían pagar al rey y la nobleza, los campesinos debían también cumplir compromisos económicos con la iglesia. La manifestación de descontento fue resultado de muchos años de silencio del pueblo ante la evidente dispendio de los tesoros de Francia. Las extravagancias de Luis XIV y sus sucesores, el apoyo económico que se otorgó a los estados de Norteamérica para obtener su independencia y la frivolidad de María Antonieta fueron los últimos golpes dados a la tolerancia popular. El 5 de mayo de 1789 se reunieron los Estados Generales (la nobleza, el clero y el pueblo) que se erigieron en Asamblea General Constituyente, se dejó claro que sólo el pueblo y no el rey tenían poder de decisión sobre este órgano y se anunció que se promulgaría una constitución.. Posteriormente, el 14 de julio de 1789, la gente de París tomó la prisión real conocida como la Bastilla, con lo que se dio por iniciado el movimiento revolucionario y un comité de ciudadanos de clase media se hizo cargo del gobierno. Poco a poco, en las provincias se imitó el procedimiento seguido en la capital. En octubre, los monarcas fueron trasladados de Versalles a París para ser vigilados más de cerca. En 1791 fue concluida la Constitución y quedó abolida la nobleza, se impusieron limitaciones a la monarquía, antes absoluta, y se dio a conocer la Declaración de los Derechos del Hombre. Un intento de huida de los reyes con sus hijos hizo crecer la desconfianza hacia ellos. Entonces fueron recluidos en el palacio de las Tullerías que fue asaltado el 10 de agosto de 1792. Un mes después se declaró abolida la realeza y en enero de 1793 Luis XVI fue enviado a la guillotina.
En 1792, gobernada por la Convención Nacional, se proclama la República que subsiste pese a la oposición de la nobleza europea y a la guerra de Austria y Prusia contra Francia. Durante la formación de la República surge el Régimen del Terror, originado por el ansia de poder y el temor de los grupos revolucionarios a una invasión extranjera. Napoleón Bonaparte, militar al servicio de la Revolución, preserva la hegemonía politica de Francia, realiza grandes reformas, pero suprime el régimen republicano nombrándose emperador. Napoleón empieza a realizar una campaña con el fin de extender los dominios de Francia, se apodera de España. Es vencido en 1815, en Waterloo.
El estallido de la Revolución francesa representó para la Corona española un nuevo y gran peligro. Aparte de lo que significaba en el plano ideológico-político la caída del Antiguo régimen monárquico en el país vecino, la amenaza inmediata de una guerra con Francia pareció aumentar a causa de la "diplomacia de mano dura" del ministro Floridablanca, que mostró una actitud inflexible de rechazo frente a la revolución, lo que proporcionó a sus enemigos políticos una oportunidad para intensificar las intrigas en su contra, haciendo ver a Carlos IV la posibilidad de que la hostilidad de Floridablanca contra la Revolución francesa pudiera inmiscuir a España en una guerra que no estaba en condiciones de emprender.
La Revolución Francesa se limita a realizar las ideas ya elaboradas. Por ejemplo, la doctrina de la división de los poderes de Montesquieu la toma de la historia inglesa; la igualdad de los hombres ante la ley, es un concepto elaborado por la filosofía racionalionalista y empirista anterior; la supresión de los privilegios de la iglesia y de los feudales es obra de Voltaire que, en trabajos preeliminares a la revolución, habia discutido esas instituciones.
Por otra parte, los franceses conocián el movimiento emancipador de las colonias americanas y muchos habián intervenido en la guerra de éstas contra Inglaterra.
La Revolución Francesa fue de caracter burgés, entonces, fueron los intereses económicos los que la impulsaron, fue el tercer estado que, sintiendose coivido despóticamente por la Iglesia, la nobleza, y el absolutismo de los reyes se levanta en defensa de sus propios intereses económicos.
Si bien he presentado algunas conclusiones acerca de cada una de las revoluciones, se me presentan ciertas reflexiones personales que mencionaré a continuación.
Las cuatro revoluciones anteriormente descriptas, guardan una íntima relación entre sí. Así, Sin la Revolución Inglesa no se hubiesen dado las circunstancias políticas para llegar a la Industrial, y como tampoco se hubiese llegado a la Francesa si la burguesia no se hubiese convertido economicamente poderosa luego de la Industrial (por que destaco, que a mi parecer, la Revolución Francesa no se destaca por sus ideas sociales – éstas ya habian sido anunciadas por los ingleses un siglo antes-, sino por declarar victoriosa a esta nueva clase triunfante. Respecto a los norteamericanos, llevaron a la práctica las ideas que rodearon durante todos estos siglos y practicamente no se bajaron a la realidad.
Estas revoluciones, no han creado cambios a nivel ideológico, sino que se nutrieron de filosofía anterior a éstas y han sabido aprovecharse de éstas, asi como la técnica se apodera de la ciencia, las revoluciones se apodera de las ideas filosóficas.
Ariel Gonzalez. |
23547/x. |
Relaciones Internacionales |
2do año, Comisión II. |
Bibliografía:
PAUL KENNEDY Auge y caida de las grandes potencias. Plaza & Janes (1995).
NUEVA CLIO La Historia y sus problemas. Barcelona (1969).
VICENS VIVES, J. Hª General Moderna. Barcelona (1969) 2 v.
TEXOS LEIDOS PARA LAS CLASES