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TLC y mujeres

Enviado por rebeca_46


    "Integrando la región con equidad de género, las mujeres frente a los Tratados de Libre Comercio".

    "abordar el significado de la globalización para las mujeres exige una mirada que no sólo tenga en cuenta la esfera pública, el mercado, sino también la esfera privada, los cuidados personales."

    La propuesta de firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, responde al objetivo de ampliar el mercado de este país hacia nuestra región, con lo cual se hace realidad una producción continua de mercancías (reproducción ampliada) que permita paliar las crisis del ciclo económico mundial, la recesión o desaceleración económica. Los TLC que nos ha propuesto EUA responden básicamente a sus necesidades en la actual recesión mundial.

    Los procesos de negociación de tratados de libre comercio, con sus beneficios y costes implican la existencia de ganadores y perdedores, de forma que en cada caso debería estudiarse el resultado final. En ese sentido es necesario determinar que sectores económicos, zonas geográficas, clases y sociales, etc. saldrán perjudicados de los efectos derivados de dicho acuerdo, lo cual demandará una articulación de políticas (regionales, sectoriales y sociales) que permitan redistribuir de forma equitativa los beneficios y costes. Para ello se requiere alcanzar un alto grado de participación y concientización de los agentes económicos para unificar medidas de política económica.

    En la definición de medidas de política económica, hay que distinguir entre políticas microeconómicas y políticas macroeconómicas, tanto por su contenido como por sus efectos. En las medidas de políticas microeconómicas se debe tomar en cuenta que a escala microeconómica las mujeres somos las más desfavorecidas, por las condiciones económicas y sociales que no son las mismas para hombres y mujeres en cuanto al acceso a los recursos públicos o privados, a tierra, capital, crédito, educación, salud, sueldos, precariedad laboral, entre otros. Y de acuerdo a esta realidad enmarcar la estrategia de competencia, especialización, de transporte, de calidades, de integración de mercados, etc. y en las medidas de política macroeconómicas se debe considerar desde la perspectiva de género la interdependencia económica doméstica y entre países, así como la Equidad, la distribución del Ingreso, el desarrollo y el crecimiento económico, la política fiscal, entre otros.

    Los países subdesarrollados presentan dependencia en el plano comercial, financiero, productivo y tecnológico. Y de entrar en este momento a la firma de un TLC con Estados Unidos, con el mismo esquema de los que ya conocemos con México y el TLC de México con Honduras, Guatemala y El Salvador, la región tendrá una posición desventajosa en todos los aspectos. La aplicación de los principios de los TLC no permiten la superación de esa estructura dependiente, por lo siguiente:

    • La exigencia de igualdad de trato entre los países centrales y periféricos no puede derivar más que en una acentuación de sus diferencias estructurales. Es algo parecido al trato igualitario entre hombres y mujeres, trato igual a agentes desiguales, sólo genera mayor desigualdad. Trato igual a multinacionales y a grandes o micro y pequeña empresas salvadoreñas sólo genera la quiebra de estas últimas.
    • La atención preferente del TLC se orienta básicamente a la producción de bienes industriales, quedando al margen del comercio internacional una serie de productos primarios de los que dependen en gran medida los países periféricos.
    • Libre comercio en la práctica equivale a un cúmulo de libertades y posibilidades para las multinacionales (bancos, seguros, etc. ).
    • No se incluye cláusulas laborales.
    • No se incluyen cláusulas ambientales.
    • Los TLC presuponen que previamente se han concluido los procesos de privatización, desregulación, y reducción del rol del Estado.

    Un ejemplo es el TLCAN, el cual entre otras cosas establece:

    • Contenidos del TLCAN:

    OBJETIVOS.

    PARTES GENERALES

    COMERCIO DE BIENES

    BARRERAS TÉCNICAS AL COMERCIO

    COMPRAS AL SECTOR PUBLCO

    INVERSIÓN SERVICIOS Y ASUNTOS RELACIONADOS

    PROPIEDAD INTELECTUAL

    DISPOSICIONES ADMINISTRATIVAS INSTITUCIONALES

    OTRAS DISPOSICIONES En el apartado referido al comercio de bienes, con relación a la exportación e importación de textiles y vestidos establece: Anexo 300 TLCAN. SECCION IV. La parte importadora puede subir aranceles o restringir importaciones si le afecta sus variables macroeconómicas. Es decir que la parte importadora de textiles y vestido (léase Estados Unidos o Canadá) si pueden poner restricciones si esto les afecta el empleo, los precios, u otras variables macroeconómicas.

    Con relación a los requisitos de desempeño de las empresas que inviertan en otro país (léase las multinacionales) establece lo siguiente: ART.1106.CAP.XI INVERSIÓN. REQUISITOS DE DESEMPEÑO. Que a pesar de no estar obligados a cumplir requisitos de desempeño, no se les prohibe, si ellos lo tienen a bien, realizar alguna capacitación laboral, transferencia tecnológica o incorporación de contenido nacional a sus productos.

    Como cláusula ambiental este Tratado contiene lo siguiente: 114. ART. SOBR MEDIO AMBIENTE: no se debería estimular a que se dañe la salud humana o el medio ambiente, si alguna de las partes presume que eso esta ocurriendo, las partes deben hablarlo y aclararlo.

    En lo referente a la solución de controversias, es bastante obvio que cualquier controversia finalmente sería resuelta a favor de los demandados, ya que estos contarían con los mejores expertos, y en todo caso es mínima la posibilidad de presentar una demanda que, de acuerdo al tratado, se considere válida.

    Este tratado no incluye un tratamiento al problema migratorio.

    Este tratado no tiene ninguna consideración de los problemas o implicaciones sociales derivadas de su aplicación.

    Con la estructura misma del documento podemos ver claramente que no se debe confundir un TLC con un plan de desarrollo. Adicionalmente queda claro que no es que contenga nichos para nosotros, sino que debemos trabajar para abrir nuestros espacios, o nichos.

    Los tratados de libre comercio son una herramienta de la política comercial de los países, la política comercial es parte fundamental de la política económica la cual en teoría debe estar sustentada en un análisis objetivo de la economía del país y en una idea, diseño o modelo del tipo de país y del tipo de desarrollo económico que se busca. En Centro América se pone como objetivo liberalizar el comercio, insertarse en la economía mundial y no aparece por ningún lado como estos objetivos contribuyen a alcanzar un desarrollo humano, equitativo y sostenible. Y mucho menos aparecen respuestas a la necesidad de erradicar la discriminación hacia las mujeres. Con estos tratados se busca generar un impacto en la propia realidad económica, el supuesto que proponen los promotores de estos tratados es que con su firma y aplicación la región entrará a disfrutar de la posibilidad de vender al inmenso mercado norteamericano, lo cual generaría ingresos a nuestro país, estimularía el empleo, la producción y sería una alternativa para superar el subdesarrollo. Sin embargo, si los TLC siguen la ruta que hasta hoy han traído, lo que sucederá es que se incrementará la desigualdad entre países y la desigualdad dentro de cada país. Más si tomamos en cuenta que nuestros países son agroexportadores, se nos exige suprimir subsidios, mientras Estados Unidos incluso ha incrementado recientemente los subsidios a sus productos agropecuarios a fin de poder competir con precios bajos frente a nuestros productos similares, esto ya ha traído graves consecuencias a nuestros países.En el proceso económico, de producción, distribución, comercialización y consumo de bienes y servicios, intervienen diferentes actores en cada una de sus fases. Y es en todas estas fases que tendremos ganadores y perdedores, por lo que una demanda básica para discutir contenido, reglamentaciones, y tiempos de ejecución de un tratado de libre comercio, sería que estos actores sean realmente tomados en cuenta.

    En el caso de las mujeres, que en la región somos más de la mitad de la población, y que somos el sector laboral que ha sido incorporado a la industria maquilera, es obvio que, de no implementar algunas políticas en el ámbito regional, nos veremos seriamente afectadas. En principio podemos anticipar algunos resultados: el incremento de la pobreza y el desempleo, hará incrementarse la carga doméstica que ya tenemos. La oferta laboral femenina continuará siendo la maquila, que si bien genera empleo, también nos vuelve trabajadoras descartables en todo sentido. Los TLC implicarán la continuación de las medidas de desregulación de la economía lo que ya nos ha hecho perder una serie de conquistas y aleja la posibilidad de las conquistas de género propiamente dichas (ejemplo igual salario por igual trabajo, maternidad sin riesgos, la obligatoriedad de guarderías en los centros de trabajo, el acceso a la salud integral gratuita ) los TLC son acompañados de la privatización de los activos del estado y de los servicios básicos, los cuales con el TLC pueden perfectamente pasar a ser propiedad de multinacionales, como ya ha ocurrido con los fondos de pensiones, en este caso, el derecho a la salud integral para todas las mujeres se vuelve más difícil de alcanzar si se privatizan los servicios de salud, la privatización y apertura a la inversión de empresas multinacionales en áreas básicas como energía eléctrica y agua están ya encareciendo y volviendo inaccesible estos servicios básicos tan importante en nuestros hogares.

    Indudablemente Centro América y el Caribe tienen que buscar caminos para salir del subdesarrollo y el atraso en que se encuentran, estos caminos incluyen no sólo una política comercial que amplíe nuestras posibilidades de intercambio con el resto del mundo, requieren de una estrategia integral al servicio de la cual se negocien convenios comerciales, una estrategia integral de integración regional que permita abordar el problema del desarrollo económico y social desde una óptica diferente, que nos permita negociar con más fuerza, que permita homologar las políticas sociales y mejorarlas, tomando en cuenta la precaria situación de la población femenina, que permita acuerdos para defender los derechos laborales en los países sin temor a que alguno ceda y vayan hacia ese país las inversiones, permitiría valorar en conjunto los problemas ambientales y poner a los pueblos de la región al frente de este proceso, cualquier tratado de libre comercio que no se base en una estrategia regional con estas características será contraproducente para los objetivos del desarrollo.

    La región necesita una propuesta que considere como estimular el desarrollo de los sectores productivos nacionales, que considere como atender las necesidades de salud y educación, que considere como atraer inversión productiva de largo plazo y lograr algún grado de transferencia tecnológica, que considere como lograr la propia seguridad alimentaria , que considere como mejorar la calidad de vida de nuestros pueblos y como mejorar la condición y posición de la mujer.

    Esto sólo es posible si se trabaja un verdadero proyecto de integración con la participación de todos los sectores, de tal manera que puedan reflejarse lo más adecuadamente las diferentes problemáticas y necesidades.

    Para una participación justa en los procesos de integración y en los Tratados de Libre Comercio es necesario:

    – en primer lugar establecer como premisa básica el respeto a los compromisos contraídos en la IV Conferencia Mundial de la Mujer (Beijing 1995) y Beijing + 5 (New York 2000).

    – Fortalecer prioritariamente el proceso de integración regional como condición básica para cualquier inserción positiva en el proceso de globalización: fortalecer y unificar las políticas fiscales, arancelarias, laborales y sociales, tratando de mejorar estas últimas.

    • Que las políticas, tratados y leyes aseguren que la mujer tenga la protección de los derechos civiles, laborales, reproductivos, sexuales y humanos.
    • Impedir la privatización del agua y su venta a monopolios extranjeros para que esta continúe siendo un bien público.
    • Garantizar la creación de programas de capacitación laboral en nuevas especialidades y en tecnología de punta para las mujeres trabajadoras, de tal forma que su trabajo genere mayor valor agregado.
    • Acceso de las mujeres a tecnología, crédito y propiedad para iniciativas de micro y pequeñas empresas.
    • Establecer claramente los requisitos de desempeño de las empresas extranjeras, particularmente en lo referido a género, medio ambiente, lo laboral y transferencia tecnológica.
    • Salvaguardar la producción agropecuaria, como garantía de la seguridad alimentaria, y como fuente de empleo para las mujeres y hombres del sector rural.
    • Adoptar propuestas únicas como países para que puedan tener más posibilidades de éxito.
    • Fortalecer la participación de los organismos comunitarios de la región y de las redes de organizaciones sociales, especialmente de mujeres, en el proceso de integración regional y en las negociaciones de tratados con países extrarregionales.

    Ciertamente esta no es una tarea fácil, más cuando la región depende en grado sumo de las decisiones de los organismos financieros internacionales, a los cuales les debe un porcentaje importante del PIB, y cuando Estados Unidos busca salir de su recesión mediante la suscripción de estos convenios, que en consecuencia no están diseñados sobre la base de un diagnóstico objetivo de la realidad económica y social de la región y nuestras necesidades.

    Hasta el momento, a pesar de que ya hay importantes elaboraciones teóricas, tratados internacionales y propuestas de políticas públicas, las mujeres en general no hemos logrado incidir en los posicionamientos del gobierno, ni de la sociedad civil, por ello sólo se refieren a nosotras como víctimas de la situación a que se van a ver expuestos los hombres, obviando que ya somos una gran parte de la población ocupada en las maquilas, en el sector informal, que somos quienes mejor conocen el impacto de estas medidas a nivel del consumo familiar y que no bastaría con hablar de los sectores productivos y del empleo en general, sino de las productoras, las obreras y las microempresarias y las amas de casa que nos seguimos ocupando casi de forma exclusiva del trabajo doméstico y de cuidados, que tenemos condiciones específicas que deberían reflejarse en una propuesta de desarrollo.

     

     

     

    Lorena Peña.

    Diputada del Parlamento Centroamericano