- Características de la personalidad histérica
- Manifestaciones clínicas más comunes en la histeria-Síntomas
- Breve introducción al Fragmento de análisis de un caso de Histeria (1905)
- Primer episodio de Dora con el Sr. K. "El episodio del beso"
- Segundo episodio de Dora con el Sr. K. "El episodio del lago"
- Conclusión
- Bibliografía
La histeria
es una afección psicológica que pertenece al grupo de las neurosis y que padece el uno por ciento de la población mundial. Se encuadra dentro de los trastornos de somatización y se manifiesta en el paciente en forma de una angustia al suponer que padece diversos problemas físicos o psíquicos. En tanto que neurosis, no se acompaña nunca de una ruptura con la realidad (como en el delirio) ni de una desorganización de la personalidad. Técnicamente, se denomina conversión histérica.
El cerebro histérico no está enfermo, pero ciertas regiones son, manifiestamente, sede de una actividad anormal, y determinados circuitos parecen encontrarse transitoriamente bloqueados por una especie de parálisis funcional.
Es a través de la histeria que surgen los conceptos más importantes del psicoanálisis. Para Freud todo el fenómeno histérico está determinado por el mecanismo de la defensa.
El concepto de defensa, determinante de los fenómenos histéricos, es esencial en la conceptualización teórica que realiza Freud.
En Estudios sobre histeria, podemos vislumbrar en la obra de Freud el origen del psicoanálisis. Es en el tratamiento de las pacientes histéricas donde se produce el tránsito que va de la hipnosis a la sugestión, de la sugestión al apremio y del apremio a la asociación libre.
La característica de la histeria de conversión es la inervación somática, es decir la transformación de energía psíquica en respuesta orgánica. La conversión es el mecanismo de formación de síntomas prototípico de la histeria. Se trata de una energía libidinal que se transforma, se convierte en inervación somática. En 1896, Freud inaugura la asociación libre y describe a la defensa como un mecanismo inconsciente y como nódulo de la neurosis. Y ya habla de trauma sexual infantil. La investidura libidinal, desprendida de la representación, es trasladada a lo corporal.
La representación deviene inconsciente y la investidura inervará a la representación que se tenga de un órgano somático.
Freud plantea que la causa de la histeria se encuentra en las intimidades de la vida psicosexual. Asimismo expone que los síntomas histéricos son siempre la expresión de deseos reprimidos. El Caso de Dora es para Freud la oportunidad para intentar esclarecer la psicopatología de la histeria. Si bien el tratamiento fue corto (duró aproximadamente 3 meses) y la paciente terminó abandonando el análisis, Freud logró integrar su teoría acerca de la histeria. Las herramientas utilizadas en el tratamiento son la asociación libre y el material de dos sueños. El sueño es para Freud la vía regia al inconsciente, es uno de los rodeos por los que se puede sortear la represión (uno de los principales recursos de la figuración indirecta en el interior de lo psíquico).
Características de la personalidad histérica
Teatralidad
Ingenuidad
Infantilismo
Superficialidad
Exhibicionismo
Sugestibilidad Tendencia o condición para la sugestión (Son altamente sugestionables). Son sensibles, susceptibles, quisquillosos, se hacen las víctimas
Altamente insatisfechos (nada les alcanza ni los conforma)
En algunos casos se combina otra característica: el hiperconsumo
medicamentoso y médico
Hay escenas que tienen la "Belle indiferance" (bella indiferencia),
es decir que pasan por la vida mostrándose indiferentes a lo que
ocurre, evitando comprometerse emocionalmente
Escenas de seducción. Algunos sujetos se interesan en despertar el
deseo del otro, que el otro se preocupe por ellos. Una vez que
logran atraer al otro, luego lo frustran. Se hacen desear.
Mitomanía
Alteraciones sexuales
Labilidad afectiva
Pero se debe tener en cuenta que hay grandes y pequeños cuadros de histeria
Manifestaciones clínicas más comunes en la histeria-Síntomas
Gran ataque histérico: Este tipo de ataques marca una época en la historia de las neurosis. Aparece con un aura que puede presentar trastornos visuales, etc. Se produce una caída, pero no brusca como en las epilepsias.
Continúa una fase tónica (endurecimiento del cuerpo). Sigue una fase clónica (pequeñas sacudidas, hasta terminar en las convulsiones). En las epilepsias, en cambio, suelen morderse, lastimarse la boca y sangrar; no así en las histerias. Luego de las convulsiones viene la calma. Luego un período de contorsiones, de trance o pasional, como si estuviera en escenas eróticas. A veces acompañan visiones alucinatorias, donde puede haber actividad delirante. No duran mucho tiempo generalmente. Este ataque es un síntoma, es una satisfacción sexual sustitutiva.
Formas menores: Son como variaciones de la gran crisis histérica. Son más comunes.
Las crisis de nervios: son las más comunes, las más típicas. Son formas degradadas, camufladas de la gran crisis. Hay más descarga de lo expresivo, hay agitación, se expresan las emociones. Puede haber brote agresivo, y luego que se descarguen que se calmen. En la descarga emocional se descarga lo erótico y luego se calman.
Las crisis atípicas: Pueden ser:
Crisis Sincopal: El sujeto se siente mal, palidece y puede incluso desmayarse (pero sin causa orgánica). Y no hay amnesia de lo que pasó.
Crisis extrapiramidal: Hay manifestaciones motrices, que son equivalentes menores de la gran crisis. Hay accesos de hipo, de bostezos, temblores, sacudidas musculares.
Estados crepusculares: Estados de ensoñación, en actividad semiconsciente. Son distintos a los estados crepusculares epilépticos (en la epilepsia no hay memoria del hecho sucedido, no hay recuerdo; en los estados crepusculares de la histeria sí). Hay debilitación de la conciencia de vigilia. Hay reducción del campo de la conciencia. Son como estados hipnoides. Ante algo que el yo no puede tramitar, entonces el sujeto escinde y vive sus ensoñaciones en lugar de la realidad. Pero no hay pérdida de recuerdos (se pueden recuperar).
Amnesias paroxísticas: Trastornos de memoria, más o menos profundos. Lo más frecuente es la amnesia lacunar (se olvida un acontecimiento penoso). A veces puede darse amnesia general.
Ataques catalépticos: El estado del sujeto no es amnésico ni está inconsciente totalmente, pero está inerte (con ojos cerrados o abiertos). A veces presenta anestesias o sacudidas musculares.
Contracturas y espasmos: Especie de parálisis activas, cuya sistematización es paradójica y variable. Ejemplo: tortícolis, vómitos, espasmos óculo-faciales.
Anestesias: Se produce en segmentos recortados por la fantasía, se puede dar en la cara, en las dos manos o en otras partes del cuerpo. A veces se dan casos de anestesia total (faquirismo), o fenómenos raros como algias.
Espasmos: Digestivos, imposibilidad de tragar, náuseas, etc. Cólicos, constipaciones. Espasmos urinarios, retención. Espasmos genitales, vaginismo.
Algias: Puede haber dolores de múltiple las localización e intensidad. Es sospechosa la dramaticidad con la que la persona se refiere al síntoma.
Trastornos tróficos y generales: Anorexia, constipación, es decir reducciones extremas o trastornos parciales de los procesos metabólicos.
Trastornos sensoriales: Alteración de una función sensorial o parte de ella. Ejemplo: sordera, ceguera, mudez
Breve introducción al Fragmento de análisis de un caso de Histeria (1905)
Fragmento de análisis de un caso de Histeria (1905), también conocido como el caso Dora, pertenece al volumen VII de las obras completas de Sigmund Freud. Es el primer relato de terapia que Freud publica. Es también la historia de un fracaso, pues Dora abandona el tratamiento a los tres meses de haber empezado y sin haber alcanzado la curación.
Con este caso Freud quiere aportar pruebas definitivas sobre el origen sexual de los síntomas histéricos y la utilidad de la interpretación de los sueños para acceder a los traumas inconcientes.
El círculo familiar de Dora, cuyo nombre real era Ida Bauer, estaba formado por su padre, Philip Bauer, un próspero industrial que había sido tratado por Freud de sus dolencias sifilíticas. Además, su madre, Katharina Gerber, a quien Freud diagnostica la "psicosis del ama de casa" que consiste en la obsesión neurótica por la limpieza, y un hermano mayor, Otto Bauer, del que Dora siempre tendrá muy buena opinión.
El padre de Dora sufre de una tuberculosis cuando ella tiene 6 años. La familia se traslada a B., donde conocen a los K. Aparentemente se trataba de una relación convencional entre familias burguesas: La señora K. había cuidado de Philip Bauer durante su enfermedad por lo cual le estaba muy agradecido, Dora cuidaba con cariño de los dos hijos del matrimonio K y el señor K. sentía un afecto muy grande por Dora.
El padre de Dora pide a Freud que trate a su hija pues presenta los síntomas de una pequeña histeria: dificultades para respirar o disnea, tos nerviosa, afonía, jaquecas, desazón, insociabilidad, tedio vital y amagos histriónicos de suicidio.
Los signos principales de la enfermedad de Dora eran:
Problemas con los padres.
Desazón y alternación del carácter.
Presencia de síntomas somáticos (tos, afonía, jaquecas, etc.)
Freud plantea que la histeria se asienta en ciertas condiciones psíquicas:
Trauma psíquico.
Conflicto de los afectos.
Conmoción de la esfera sexual.
Primer episodio de Dora con el Sr. K. "El episodio del beso"
Dora le cuenta a Freud que cuando ella tenia 14 años, el Sr. K. le había pedido que fuera a su comercio, también iría la Sra. K. Esta petición fue realizada para presenciar una fiesta religiosa. Cuando Dora llega al comercio, el Sr. K estaba solo, la hizo esperar dentro, subida a la escalera mientras él cerraba la tienda, cuando llega a su lado, la abrazó y la besó en la boca. Dora sintió repugnancia y una reacción de asco. Así, Freud concluye que ya con catorce años era Dora una histérica pues… "Ante toda persona que en una ocasión favorable a la excitación sexual desarrolla predominante o exclusivamente sensaciones de repugnancia, no vacilare ni un momento en diagnosticar una histeria, existan o no síntomas somáticos." (Pág. 946 y 947)
Freud afirma que aquí se ha producido un desplazamiento de la sensación ya que en lugar de la sensación genital que en tales circunstancias habría tenido que sentir Dora, le sobreviene la sensación de displacer propia de la mucosa del tramo de entrada del aparato digestivo. Aquí influyó sobre esta localización la excitación de los labios por el beso; el asco no paso a ser en Dora un síntoma permanente, aunque comía mal y confesaba cierta repugnancia por los alimentos, aquella escena había dejado tras sí otra secuela, una alucinación sensorial que de tiempo en tiempo le sobrevenía. Dora aseguraba que seguía sintiendo la presión del abrazo del Sr. K sobre la parte superior de su cuerpo.
Freud opina que durante el apasionado abrazo Dora no sintió solamente el beso sobre sus labios, sino la presión del miembro erecto del Sr. K. contra su vientre. Esta percepción fue eliminada en el recuerdo, fue reprimida y sustituida por la inocente sensación de la presión en el tórax, aquí hay otro desplazamiento, del sector inferior al sector superior del cuerpo. Este episodio dejó tal huella en Dora que no quería pasar junto a ningún hombre a quien viera hablar animadamente con otra mujer.
A raíz del episodio del beso, Dora presenta tres síntomas:
El asco: síntoma de la represión de la zona erógena de los labios. Esto adquiere sentido al postular que Dora tendría una fijación oral, producto del chupeteo infantil
La sensación de presión en la parte superior del cuerpo: la presión del miembro erecto tuvo probablemente por consecuencia una alteración análoga en el correspondiente órgano femenino (clítoris), y la excitación de esta segunda zona erógena quedó fijada en el tórax por desplazamiento sobre la simultánea sensación de presión.
El horror a los hombres en una animada conversación: mecanismo de fobia destinado a protegerse contra la percepción reprimida (la excitación sexual).
Segundo episodio de Dora con el Sr. K. "El episodio del lago"
En la residencia de verano de los K. ocurrió un suceso que según le manifestó el padre a Freud desencadenó los síntomas de Dora (depresión de ánimo, excitabilidad e ideas de suicidio): Dora le cuenta a su madre que durante un paseo por el lago con el señor K. este le había realizado una propuesta amorosa. A raíz de éste suceso Dora le pide a su padre que rompa toda relación con los K. (Pág.945)
Cuando el padre y el tío de Dora pidieron cuentas de su proceder al inculpado en una inmediata entrevista, éste negó rotundamente tal acusación y empezó a arrojar sospechas sobre la muchacha, quien, según lo sabía por la señora K., sólo mostraba interés por asuntos sexuales y aun en su casa junto al lago había leído la Fisiología del amor de Mantegazza. Probablemente, encendida por tales lecturas, se había «imaginado» toda la escena por la que ahora lo culpaban a él.El padre consideraba que toda la escena no era mas que una fantasía de Dora, por ese motivo se rehusaba a romper relaciones con el señor K., y en particular con la señora K., además el padre le cuenta a Freud que lo une una sincera amistad con la Sra. K. quien es muy desdichada con su marido. "No necesito decirle a usted que, dado mi mal estado de salud, esas relaciones mías con la Sra. K. no entrañan nada ilícito. Somos dos desgraciados para quienes nuestra amistad constituye un consuelo. Ya sabe usted que mi mujer no es nada para mi."(Pág.945)
Según Freud en la vivencia de Dora con el señor K. (en el requerimiento amoroso de este y la consecuente afrenta) estaría el trauma psíquico, condición indispensable para la génesis de un estado patológico histérico. Una parte de estos síntomas -la tos y la afonía- ya se habían manifestado.
Los trastornos psicosomáticos en el momento de la terapia con Freud y su carta de suicidio tenían por objeto llamar la atención no del señor K. sino de su padre. Freud está convencido de que si el padre le dijese que abandonaba a la señora K. por ella, Dora sanaría por completo. Pero si el padre no cedía Dora no habría de abandonar su enfermedad. El histérico, dice Freud, se acostumbra a la enfermedad, acaba necesitándola:
"El que pretenda sanar al enfermo tropieza entonces, para su asombro, con una gran resistencia, que le enseña que el propósito del enfermo de abandonar la enfermedad no es tan cabal ni tan serio. Imagínese a un trabajador, por ejemplo a un albañil, que ha quedado inválido por un accidente y ahora se gana la vida mendigando en una esquina. Un taumaturgo se llega a él y le promete sanarle la pierna inválida y devolverle la marcha. No debe esperarse, yo creo, que se pinte en su rostro una particular alegría. Sin duda alguna, se sintió en extremo desdichado cuando sufrió la mutilación, advirtió que nunca más podría trabajar y moriría de hambre o se vería forzado a vivir de la limosna. Pero desde entonces, lo que antes lo dejó sin la posibilidad de ganarse el pan se ha trasformado en la fuente de su sustento: vive de su invalidez. Si se le quita esta, quizá se lo deje totalmente inerme; entretanto ha olvidado su oficio, ha perdido sus hábitos de trabajo y se ha acostumbrado a la holgazanería, quizá también a la bebida."
Freud percibe que Dora es incapaz de aceptar la relación de la señora K. con su padre, un adulterio manifiesto. Dora criticaba a su padre diciendo que este no era sincero, además creía que era ofrecida por su padre al señor K. de modo que él pueda continuar su relación con la señora K. En este momento de la terapia Freud observa que tras estos reproches aparentemente justificados se encuentran una serie de reproches contra si misma. El padre no quería enterarse del verdadero carácter de la conducta de K. para con Dora para no verse perturbado en sus relaciones amorosas con la Sra. K. Dora se hizo cómplice de tales relaciones, las exigencias de ruptura que le planteaba a su padre databan solo de una aventura con K. en la excursión al lago.
Primer sueño:
"Hay fuego en casa. Mi padre ha acudido a mi alcoba a despertarme y esta en pie al lado de mi cama. Me visto a toda prisa. Mamá quiere poner aun en salvo el cofrecito de sus joyas. Pero Papá protesta: "No quiero que por causa de su cofrecito ardamos los chicos y yo". Bajamos corriendo. Al salir a la calle me despierto" (Pág. 967)
Dora no recuerda cuando comenzó su sueño, pero lo soñó tres noches seguidas durante su estancia en L. (localidad junto al lago). Luego volvió a tenerlo durante unas noches en Viena.
Freud plantea que todo sueño es un deseo al que se figura cumplido. Cuando se trata de un deseo reprimido, la figuración es encubridora.
Según Dora su sueño se da por:
Una discusión que tiene sus padres, dado que la madre cierra con llave el comedor por las noches y la habitación de su hermano no tiene otra salida. El padre no quiere que su hijo se quede encerrado en caso de una urgencia.
Cuando llegan a L. el padre expreso su temor a un incendio, ya que cuando llegan a la localidad había una fuerte tormenta y la casa que iban a habitar era de madera y no tenía pararrayos.
Según Freud, el sueño había sido una reacción al suceso de Dora y el Sr. K. en el lago. Luego del paseo con K., Dora se recostó en el sofá de la habitación del matrimonio; cuando despierta ve a K. de pie junto al sofá (como en el sueño a su padre al lado de la cama). Para evitar ser sorprendida nuevamente Dora le pide a la Sra. K. la llave de su cuarto y a la mañana siguiente (segundo día) cerro la habitación por dentro mientras se vestía. Pero a la hora de la siesta cuando quiso volver a cerrar su habitación, no encontró la llave en su sitio. Dora asegura que fue K. quien la quito.
K. le había regalado a Dora un cofrecillo (cofrecillo sirve para denominar los genitales femeninos). Freud interpreta que Dora, ante el obsequio del Sr. K. ella teme caer en la tentación de retribuírselo (deseo reprimido), de manera que se refugia en el antiguo amor por su padre. Es así como Dora, ante el peligro, se figura a un padre "salvador", es decir, convoca al amor infantil por el padre como protección contra la tentación actual, el deseo inconciente infantil intenta realizarse en el presente a través del sueño; la situación fantaseada repite una situación infantil.
Este sueño confirma que Dora, se esfuerza en despertar de nuevo su antiguo amor a su padre, para defenderse contra el amor de K. Esto demuestra que no solo le teme a K, sino también a ella misma y a ceder a sus deseos.
Con respecto al cofre que la madre quería poner a salvo; la madre era muy aficionada a las joyas, el padre se las regalaba. En una ocasión el padre le regalo a la madre de Dora una pulsera que no era del agrado de la mujer, ya que la madre quería unos aros en forma de gotas (Pág.970), Dora gustosamente la habría aceptado. Aquí Freud interpreta que Dora estaría dispuesta a dar a su padre lo que su madre le negaba o se rehusaba a tomar.
Freud relaciona el sueño con la enuresis que presentaba Dora y su hermano cuando niños, de manera que el contenido del sueño responde a una escena infantil. Luego relaciona esta situación la masturbación infantil, pues plantea que, los síntomas histéricos casi nunca se presentan mientras los niños se masturban, sino cuando dejan de hacerlo, de manera que el síntoma pasa a ser un sustituto de esa satisfacción. Así sería como aparecen en Dora los primeros síntomas.
Es posible que Dora haya espiado a sus padres, y con la coexcitación, Dora haya sustituido su inclinación a la masturbación por la angustia. Al estar el padre ausente, a la niña enamorada se le repitió aquella impresión como un ataque de asma.
Para Freud, Dora tendría una fantasía referente a la enfermedad, en la cual su padre enfermo habría contagiado a su madre y luego a ella, de manera que la tos sería una imitación de la que sufre su padre (sentimientos de culpa del padre por la enfermedad). Freud plantea que debió existir una tos real, la cual se habría fijado por afectar una zona erógena de fuerte significación. Con la escena del lago y el peligro que implica el Sr. K., la libido se volcó nuevamente hacia el padre, con lo que el síntoma adquiere un nuevo significado: la figuración del comercio sexual con el padre en la identificación con la Sra. K.
Segundo Sueño:
"Voy paseando por una ciudad desconocida y veo calles y plazas totalmente nuevas para mi. Entro luego en una casa en la que resido, voy a mi cuarto y encuentro una carta de mi madre. Me dice que habiendo yo abandonado el hogar familiar sin su consentimiento no había ella querido escribirme antes para comunicarme que mi padre estaba enfermo. Ahora ha muerto, y si quieres puedes venir. Voy a la estación y pregunto unas cien veces "¿donde esta la estación?". Me contestan siempre lo mismo: "cinco minutos". Veo entonces ante mi un bosque muy espeso. Penetro en el y encuentro a un hombre al que dirijo de nuevo la misma pregunta. Me dice: "todavía dos horas y media". Se ofrece a acompañarme. Rehúso y continúo andando sola. Veo ante mi la estación, pero no consigo llegar a ella y experimento aquella angustia que siempre se sufre en estos sueños que nos sentimos como paralizados. Luego me encuentro ya en mi casa. En el intervalo debo haber viajado en tren, pero no tengo la menor idea de ello. Entro en la portería y pregunto cual es nuestro piso. La criada me abre la puerta y me contesta: su madre y los demás están en el cementerio." (Pág. 985) "En una plaza veo un monumento" (Pág. 986)
Según Freud, las imágenes de nuevos paisajes desconocidos por Dora, se deben a la estimulación de las fotografías de un álbum que le habían obsequiado a Dora para Navidad, con vistas de un balneario alemán. El mismo día del sueño lo había sacado de una caja en que guardaba multitud de estampas y fotografías para enseñárselos a unos parientes. Por tal motivo Dora le pregunta a su madre "¿Dónde esta la caja?" (En el sueño Dora pregunta ¿Donde esta la estación?). (Pág.986)
Además esa misma noche en la cena familiar, un pariente había realizado un brindis por el padre de Dora, expresando el deseo de que gozara de buena salud por muchos años. Dora había visto desdibujar en el rostro de su padre una contracción melancólica y había adivinado las tristes ideas que en el despertaban tales deseos. (Pág.987)
Con respecto a la carta, Freud le hace notar a Dora la relación con la nota que ella dejara en su habitación, explicando sus deseos de suicidio. En ambas notas, ella abandonaba a sus padres (yendo al extranjero o suicidándose), ocasionando una pena muy grande en su padre y quedando así ella vengada.
Por otra parte, tras la primera situación del sueño se oculta la fantasía de desfloración. En el análisis y ante la insistencia de Freud para que recordara mas detalles sobre la escena del lago con K. Dora recuerda que luego de la proposición que éste le hace, ella quiere regresar rodeando el lago y le pregunto a un hombre cuanto tardaría en llegar y le respondió "Dos horas y media" (misma respuesta que recibe en el segundo sueño al preguntar cuanto le falta para llegar a la estación) El bosque del sueño era idéntico al que cubría las orillas del lago, pero un día antes del sueño Dora había visto un cuadro con un bosque análogamente parecido al del lago y donde además mostraba varias figuras de ninfas. (Pág.988) Según el análisis que hace Freud, "ninfas" es un termino poco utilizado para designar los pequeños labios del genital femenino, que se encuentran situados "detrás del espeso bosque" (aquí hace alusión al vello púbico). A raíz de este análisis Dora recuerdo otro fragmento del sueño:
"Voy tranquilamente a mi cuarto y me pongo a leer un libro muy voluminoso que encuentro encima de mi escritorio" (Pág.989) Esto demuestra que al estar sola en su casa ya que todos se encontraban en el entierro del padre, Dora podía leer sin interrupciones cualquier tipo de libro, inclusive los de anatomía humana.
Aparece luego un nuevo elemento, que Freud relaciona con lecturas prohibidas de la infancia. Un primo de Dora sufrió una apendicitis y ésta averiguo de una enciclopedia los síntomas de la enfermedad. Aparece entonces que 9 meses después de la escena del lago, Dora sufre una supuesta apendicitis, que deja como secuelas algunas dificultades para caminar (arrastraba el pie derecho). Freud plantea que la neurosis se apropio de la enfermedad para usarla como una de sus manifestaciones, de manera que Dora se habría procurado una enfermedad por la lectura de un artículo acerca del embarazo y el nacimiento, posterior a la escena con el Sr. K. Por tanto, la apendicitis 9 meses después de dicha escena no era otra cosa que la fantasía de parto, mientras que el problema del pie (formado en base a un modelo infantil) simbolizaba el "mal paso" ligado a la misma escena.
Este es, según Freud, el sueño de la curación pues en él Dora se abre a otros amores aparte del morboso que tiene hacia su padre. Es evidente, por cierto, el simbolismo sexual del bosque. El sueño aporta además material para aclarar la relación con el señor K. Freud descubre que el motivo por el que Dora sintió asco hacia él fue verse tratada del mismo modo en que el señor K. trató a una institutriz con la que había tenido una aventura y a la que había despedido. Sintió, por tanto, que era tratada como si fuera del servicio. Este hecho es muy interesante porque la propia Dora, debido a la transferencia, se venga en Freud del señor K., abandonando el tratamiento y tratándolo como si fuese un empleado. Freud, por su parte, en esta etapa temprana del psicoanálisis, realiza una contratransferencia y la identifica con su vieja y odiada institutriz. Su venganza consistirá en dejar que Dora abandone el tratamiento sin haberse curado.
Observaciones:
Edad de Dora | Antecedentes Relevantes. | |||||
6 años | El padre enferma de tuberculosis. La familia se traslada a B. | |||||
7 años. | Enuresis | |||||
8 años | Diseña (asma) | |||||
10 años | El padre sufre un desprendimiento de retina | |||||
12 años | El padre sufre un ataque de confusión y es atendido por Freud. Dora presenta migraña y tos nerviosa. | |||||
14 años | Escena del beso de Dora y el Sr. K. | |||||
16 años | Dora acude por primera vez al consultorio de Freud. Escena del lago. Muere la tía de Dora | |||||
17 años | Dora sufre una supuesta apendicitis (9 meses después de la escena del lago) La familia de Dora abandona B. y se trasladan donde están las fabricas del padre. | |||||
18 años | La familia se traslada a Viena. Intento de suicidio. |
Los Bauer habían tenido una cuidadora de niños con la que Dora se llevaba muy bien hasta que descubrió que estaba enamorada de su padre. En ese momento sólo pudo verla como una rival y la hizo despedir. Siempre que el padre estaba en casa la cuidadora era amable con los niños pero no mientras el padre estaba ausente. Esto hizo pensar a Dora que ella se comportaba del mismo modo con los hijos del señor K.
Es habitual en la histeria el uso de la enfermedad para llamar la atención. Dora había heredado de la familia de su padre este desagradable trastorno. Atendiendo a las fechas en que padecía ataques de tos con afonía o dolores de estómago era evidente que coincidían con la ausencia del señor K., lo cual significaba que utilizaba esos males para atraer su atención.
Para continuar avanzando en el inconsciente de Dora, Freud se vale de una de sus teorías más peculiares. Afirma que un síntoma corresponde siempre a la figuración de una fantasía sexual. Tomando esta hipótesis como punto de partida Freud intenta explicar las razones de la tos y la afonía de Dora. Dora sabe que su padre es impotente y sospecha, por tanto, que las relaciones con la señora K. incluyen sexo oral. La atracción inconsciente de Dora por su padre había generado el síntoma de la tos como fantasía sustituta del trato sexual con su padre. En esa fantasía ella ocupaba el lugar de la señora K. lo que significaba que se sentía más atraída por su padre de lo que estaba dispuesta a reconocer. Esta interpretación se apoya además en el hecho de que Dora estaba más próxima a su padre que su propia madre, era, puede decirse así, la niña de sus ojos. Cuando apareció la señora K. quien perdió su posición de privilegio no fue la madre de Dora sino la propia Dora.
A continuación Freud le explica a Dora que sus sentimientos hacia su padre son un modo de poner freno a la atracción evidente que siente por el señor K. Y aunque ella, en un principio se niegue a tal teoría, Freud afirma que
"En modo alguno se oponía a mis expectativas el que yo provocase en Dora la más terminante contradicción al exponerle de esta manera las cosas. El «No» que se escucha del paciente tras exponer por primera vez a su percepción conciente los pensamientos reprimidos no hace sino ratificar la represión y su carácter terminante; mide su intensidad, por así decir. Si uno no entiende ese «No» como la expresión de un juicio imparcial, del cual por cierto el enfermo es incapaz, sino que lo pasa por alto y prosigue el trabajo, enseguida se obtienen las primeras pruebas de que «No» en estos casos significa el deseado «Sí». Ella confesó que no podía guardar, hacia el señor K. la inquina que este merecía. Contó que un día lo había encontrado por la calle, estando ella en compañía de una prima que no lo conocía. La prima exclamó de pronto: «¡Dora, ¿qué te pasa? Te has puesto mortalmente pálida!». En su interior no había sentido nada de ese cambio, pero le expliqué que los gestos y la expresión de los afectos obedecían más a lo inconciente que a lo conciente, y lo dejaban traslucir. Otra vez, tras varios días en que había mantenido un talante alegre, acudió a mí del peor humor. No podía explicarlo; se sentía contrariada, declaró; era el cumpleaños de su tío y no se resolvía a felicitarlo; no sabía por qué. Mi arte interpretativo estaba embotado ese día; la dejé seguir hablando y de pronto recordó que hoy era también el cumpleaños del señor K., hecho que yo aproveché en su contra. Tampoco fue difícil explicar por qué los magníficos obsequios que le hicieran algunos días antes para su propio cumpleaños no le causaron ninguna alegría. Faltaba un obsequio, el del señor K., que evidentemente antes había sido para ella el más valioso."
La raíz de la preocupación compulsiva de Dora (la relación de su padre con la Sra. K. es desconocida (inconciente). Con su exigencia de que el padre dejara a la Sra. K., Dora ocupaba el papel de mujer celosa, el de esposa más que el de hija. Por otra parte, con su tos, como fantasía sexual referente al padre, Dora ocupaba el lugar de la Sra. K. Esto lleva a Freud a la conclusión de que Dora se sentía inclinada hacia su padre y que este era el pensamiento inconsciente, su deseo reprimido.
Sin embargo, Freud postula más tarde que Dora sentía una inclinación por el mismo sexo, de manera que era a la Sra. K a quien quería. Freud plantea que en neuróticos se observa una fuerte disposición homosexual en neuróticos, debido a que, la inclinación a hacia los hombres (en el caso de Dora) está fuertemente reprimida, por lo que la corriente homosexual está generalmente reforzada.
Ambas ideas son planteadas desde lo postulado por Freud acerca de la bisexualidad que existe durante la infancia.
Los afectos de Dora hacia su padre y el señor K. se complican cuando Freud dice que no puede dejar de mencionar algo que "no podrá menos que enturbiar y borrar la belleza y poesía" del conflicto que Dora experimenta. Se refiere Freud a la homosexualidad latente de Dora. Ella y la señora K. estaban muy unidas hasta que el padre de Dora ocupó su lugar. Cuando Dora habla de la señora K. y alaba su "cuerpo deliciosamente blanco" parece más una enamorada que una rival vencida. Quien realmente había traicionado a Dora era la señora K. (Pág.966)
En una de las sesiones Freud nota algo diferente en la paciente:
(…)"Por primera y ultima vez en el tratamiento trajo colgado del antebrazo un bolsillo de piel, con el que empezó a juguetear mientras hablaba, abriéndolo y cerrándolo, metiendo en el un dedo, etc. Observe durante un rato este manejo de la paciente y le explique después el concepto del acto sintomático"(…)
En este párrafo podemos darnos cuenta claramente como la paciente alude al acto de la masturbación. Dora acusa a su padre de transmitirle hereditariamente la enfermedad (catarro genital).Freud indica que Dora se habría entregado a la masturbación en sus años infantiles, pero ella lo niega rotundamente. Con esta escena ocurrida, Freud lo afirma.
Parte del primer sueño continúa con el segundo sueño hasta la última sesión.
En el primer sueño, el del incendio, Freud nos dice que ya estaba allí la renovación del deseo de escapar a un peligro. Renovación porque en la casa del lago quería escapar al peligro de ser sorprendida en su dormitorio por el Sr. K
Al poco tiempo, el segundo sueño, Freud satisfecho de la labor de interpretación que le hace, que de nuevo conduce al Sr. K como objeto del amor de Dora, concluye manifestándole a Dora su satisfacción por el trabajo hecho, Dora responde
"No veo que haya salido a la luz nada de particular"
Cuando Dora vuelve a la siguiente sesión le comunica solo que va a marcharse. Tras esto interrumpe el tratamiento.
Lo que sigue en el relato de Freud es absolutamente conmovedor, hay una secuencia:
a) el relato de la última sesión: (Pág.992)
– "¿sabe Ud., Dr., que hoy es la última vez que vengo aquí?
– ¿cómo voy a saberlo si hasta hoy no me ha dicho Ud. nada que pudiera hacérmelo
prever?
– Si, resolví seguir viniendo hasta año Nuevo, pero ni un día más. No quiero esperar
por más tiempo la curación.
– Ya sabe Ud. Que puede interrumpir el tratamiento cuando quiera. Pero hoy vamos a trabajar todavía ¿cuándo tomó Ud. esa resolución? […] "
b) seguido del relato del efecto que le produjo: (Pág.995)
– "Sabía muy bien que Dora no volvería a mi consulta. La inesperada interrupción
del tratamiento, cuando mis esperanzas de éxito habían adquirido ya máxima
consistencia, destruyéndolas así de golpe, constituía por su parte un indudable acto de venganza […]. Quien como yo despierta a los perversos demonios que habitan, imperfectamente domados, un alma humana, para combatirlos ha de hallarse preparado a no salir indemne de tal lucha. Surge aquí la cuestión de si hubiera quizá logrado retener a la paciente prestándome a desempeñar un papel insincero, esto es, exagerando el valor que para mí habría de tener la continuación del tratamiento y mostrando a Dora un calurosos interés […] Pero teniendo en cuenta que una parte de los factores que se oponente en calidad de resistencia, permanece siempre y en todo caso incógnito he huido constantemente de toda insinceridad, contentándome con ejercer desinteresadamente el arte psicológico".
c) e inmediatamente se compara con el Sr. K:
– "No sé tampoco si el Sr. K hubiera conseguido más […] "para concluir con que el
amor, a veces, vence las resistencias pero, a veces, las refuerza.
En el epílogo tras exponer su teoría de la transferencia nos dice que así como en la
primera transferencia, en la que él ocupaba para Dora el lugar de su padre, no tuvo
dificultades, sí se dejó engañar cuando en el primer sueño aparece Freud ocupando el lugar del Sr. K y que por ello no hizo la interpretación debida "¿Ha observado en mí algo que le lleve a pensar en que voy a forzar su inclinación, como hizo antes con el Sr.K?" Y que tampoco supo interpretar a Dora su impulso amoroso homosexual hacia la Sra. K, tan presente en el segundo sueño, porque no había descubierto la importancia de esta corriente de sentimientos en los neuróticos.
En su conclusión nos da:
– Las condiciones de impotencia en las que se ve sumido el médico cuando aparece la transferencia negativa "En aquellos casos en los que el enfermo transfiere sobre el médico […] impulsos de crueldad y motivos de venganza […] no podemos extrañar que el estado del enfermo no aparezca influido por la labor terapéutica. ¿qué venganza mejor para el enfermo que mostrar en su propia persona cuán impotente e incapaz es el médico?"
– Pero también nos da la salida a este problema: desligarlos de su persona –la del médico, retrotrayéndolos a sus fuentes.
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