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Economista: alquimista (página 2)

Enviado por Felix Larocca


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La Trayectoria de Adam Smith

El más famoso, si no el más aclamado, y, sin duda, el primero de los economistas fue el susodicho ciudadano británico Adam Smith (1723-90), quien se acredita como fundador indisputable de esta disciplina. Estableciéndola como método de estudios, y a los economistas como exponentes de la misma.

Smith nació en Kirkcaldy, Escocia. Fue educado en la Universidades de Glasgow y de Oxford, permaneciendo bajo la influencia ideológica del, también famoso filósofo, David Hume. Se dice, que Hume le dio forma y dirección a muchas de las ideas de Smith en las áreas de la Economía y de la Ética.

El trabajo que proporcionara fama y reconocimiento a Adam Smith fue su aclamado tratado: An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, el cual viera la luz del en el año 1776. (Véase mi artículo Pensemos en el Hambre).

Con la publicación de esta obra, Smith ambicionó investigar la historia del pensamiento monetario, presentando un análisis exhaustivo de los procesos responsables por la producción y la distribución de las riquezas en las sociedades humanas.

La hipótesis que forma el núcleo de sus principios, es la siguiente: que el capital se emplea mejor, siendo utilizado para la producción y para la distribución de las riquezas bajo condicione, ajenas a las interferencias del gobierno. Digan esto a nuestros gobernantes…

Él acuñó el término (adaptado del idioma Francés) de laissez-faire para designar esta condición de No-Interferencia, por parte de los gobiernos.

La vida de Smith es de importancia para quienes laboran en un mundo en el cual el conocimiento básico de las necesidades humanas debe de ser sistemático y cabal — como debe de incumbir a los políticos, a quienes sólo preocupa el beneficio personal de acumular riquezas.

El más famoso de los economistas contemporáneos es el norteamericano Alan Greenspan (1926- ). Greenspan inició su carrera política bajo la influencia de los presidentes Nixon y Ford. Entonces, sus políticas económicas fueron controversiales: porque redujeron la inflación, pero llevaron a la recesión. Muchos a él lo culpan por la derrota electoral de Gerald Ford. Otros culpan más al indulto insensato que Ford otorgara al ex Presidente Richard M. Nixon cuya impopularidad permanece paralela a la del Presidente G. Bush — arquitecto fatuo de la Guerra en Irak.

Pero eso es para la historia juzgar cuando el tiempo sea propicio.

En 1987, el presidente Ronald Reagan, nominó a Greenspan a la posición de Chairman of the Federal Reserve Board (FRB), puesto que ocupó por el término sin precedentes, de diecinueve años, desde el 1987 hasta el 2006.

Persona de tendencias políticas moderadas, y a la vez imbuido por principios éticos y profesionales impecables, Greenspan creía firmemente en la desregulación de la industria bancaria y oponía la intervención del gobierno en asuntos de la economía, especialmente durante la recesión de los 1990s.

En enero 1992 Greenspan fue nominado de nuevo a un segundo término como Chairman del FRB. En esta ocasión, opuso la reducción en los impuestos creyendo que ese paso resultaría en el incremento del déficit existente. Empero, en 1993 Greenspan soportó los programas de reducciones deficitarias de Bill Clinton, con la reservación de que la reducción de gastos, era medicina preferible al aumento de los impuestos. En el año 2000 (a la edad de 74 años) Greenspan fue nominado de nuevo a su posición en el FRB. Durante su tenencia en el FRB, los EE.UU. ha experimentado la expansión económica más descomunal en toda su historia.

La estructura, el desarrollo y las funciones del FRB es un caso digno de ser estudiado profundamente por los economistas que rinden sus servicios a gobiernos de países civilizados y por los gobernantes mismos, para que entiendan las complejidades de esa ciencia, tan incierta como inexacta: La Economía.

La metáfora más apropiada para ilustrar el rol de la Economía científica en nuestro país, reside en los genes que el "doctor" Joaquín Balaguer (ciego por su propia voluntad y descuido personal) nos pasara:

Es la que nuestro país sufre de una amaurosis político/económica crónica y severa.

La alegoría aplicable (por los resultados visibles — sin retruécano implicado) a los economistas que forman parte de los gobiernos recientes, es la de alquimistas, tratando de encontrar la fabulosa "piedra filosofal" en medio de la miopía local que predomina:

Ésta es la del ciego (nuestros economistas/malabaristas), guiando a otros que son mucho más ciegos…

Ahora, y para continuar; y por ser la invención de los economistas locales, aquí incluimos nuestras consideraciones filosóficas acerca de esa patraña enraizada, conocida como el Desayuno Escolar

El Desayuno Escolar y Otras Consideraciones –

Antorcha del hambre

Dr. Félix E. F. Larocca

PUNTA CANA, REPÚBLICA DOMINICANA.- La educación del pueblo dominicano, tradicionalmente solo ha merecido el desdén de nuestros políticos.

Quizás, en la administración pasada, la simultánea tarea de ser vicepresidenta de la República y secretaria de estado de esa cartera, permitiría a Milagros Ortiz Bosch proclamar que como Secretaria de Educación sus notas "fueron buenas".

Juzgando por los resultados aparentes, ella se quemó…

Para no proveer educación a los niños dominicanos, los políticos, desde la Era de Trujillo, han improvisado una pantomima que se conoce como el Desayuno Escolar.

Trujillo se conformaba con que el dominicano escribiera su propio nombre y que pudiera leer: "Dios, Patria, Libertad y Trujillo…"

Hoy el mismo guión se perpetúa como truco que proponen los economistas y que resulta ser tan simple como barato: El niño va al colegio, nada aprende; pero vuelve a su hogar, más o menos, "alimentado" y con eso basta.

Cuando Trujillo; la primera de las Eras de los monopolios, del nepotismo y de las sinecuras, el desayuno escolar permitió que los niños acompañaran el pan rancio que se les ofreciera con una botella de refresco Trópico de Chocolate, vendidos al estado por la familia del Jefe que los produjera — eran tan malos, que nadie los compraba.

En los últimos once años, lo único que es diferente; es que a los alumnos no se les ofrece, en las escuelas públicas, el Trópico de ningún sabor — sin embargo, el pan, cuando se sirve, es de la misma baja calidad del que se consumiera en los últimos cuatro gobiernos y durante la Era de Trujillo.

Antes de proseguir, sería propicio si discutiéramos lo que el desayuno — comida tan exaltada por los cognoscentes — significa para el ser humano moderno.

El punto de origen de nuestra especie es en el África occidental desde donde nos desparramáramos a popular todo el globo terrestre.

En su diáspora, nuestros antepasados ocuparían regiones y climas de tanta diversidad, que sería absurdo pretender que un plan único de alimentación, o una exclusiva estrategia para nutrirnos, nos servirían a todos igualmente bien.

¿Cómo sería posible para un esquimal encontrar yuca y leche, o para un habitante del Río Gila encontrar huevos de gallinas?

Nosotros no somos pandas, animales restrictos en su movilidad geográfica por su especialización alimenticia.

¿Cómo encontrarían los indios pima, gallinas y los esquimales, yuca? Repetimos — ¿Cómo? Respondan ustedes, los savants económicos, quienes planean nuestros destinos sin poseer conocimientos rudimentarios.

La respuesta, por supuesto, no reside en el adagio: "Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo…"

La respuesta está contenida en nuestro código genético y en la historia natural de nuestros antepasados que vivieran en el paleolítico y que tuvieran que ajustar sus estómagos a una dieta escueta — como tantos lo hacen, por necesidad, hoy día.

Escuchemos brevemente, a Francisco el electricista, que nos dice: "Antes de que suba al techo a chequear el compresor, ¿podía darme un poquito de pan y un vaso de agua? Salí de mi casa muy temprano y no he comido". Como no comemos el pan, le ofrezco casabe y le pregunto si desea unas papas hervidas que quedaran del almuerzo. Me responde: "No, el casabe me dará… porque al estómago se lo engaña fácilmente…"

Los ecos de las sabias palabras del amigo Francisco se remontan a unos 45 mil años de nuestra historia arcaica. El pan nuestro de cada día, que tanto agradecemos al Señor, es de invención reciente. Como comida, nos engorda, no es superior al casabe y: Sí, Francisco, al estómago hay que engañarlo ya que el comer mucho hace daño y aún mata.

Retornemos al desierto Kalahari, por un instante.

La mañana es cálida. El rocío y la atmósfera están cargados de humedad, aliviada con la presencia de una brisa muy ligera. Las condiciones necesarias que hacen que los mosquitos anden en búsqueda de nuestros vasos sanguíneos para que las hembras de su especie, puedan proveer a sus embriones con una membrana celular, extraída de la hemoglobina que nuestra sangre les proporciona.

Todos tenemos que comer, aun los mosquitos y nuestro ilustre Presidente cuyo retrato a continuación se reproduce.…

Así era…

Los habitantes de la foresta salen de sus albergues rústicos a empezar el día. Los niños faltarán a las clases, porque las escuelas todavía no se han inventado. No, porque ahora las escuelas que existen, desempeñen función alguna, sino que en la época a que me refiero, aún no existían, que es el punto que quiero enfatizar en este instante.

Dejemos establecido este hecho: Para nosotros que las escuelas existan o no, no hace ninguna diferencia para la educación del hijo de los pobres.

No existían escuelas, pero había personas que necesitaban sustento.

¿Cómo, cuándo y de dónde lo obtendrían?

Simplemente, viviendo en grupos sociales y cooperativos, la labor se dividía y se compartía:

Los niños que lactaban, comían del seno materno — lo que se extendiera por mucho tiempo, si la competencia con un nuevo bebé no los había desplazado.

Las mujeres jóvenes procuraban la búsqueda de fresas, bayas y raíces comestibles para traerlas a la aldea; mientras que las mayores cuidaban de los niños.

Los hombres jóvenes preparaban sus herramientas para cazar y pescar, mientras que los viejos se ocupaban de enseñar a los jóvenes — la adolescencia, de invención reciente, todavía no existía.

El desayuno aquí no se menciona, porque careciendo de despensas y de medios de refrigeración, la comida no aparecería hasta que alguien, siendo exitoso en su gestión, retornara con la misma.

Cuando el día comenzaba en nuestro estado original en la selva africana, este nacía para proporcionarnos la luz solar con que buscar la comida y no para ir a la escuela. Nuestra actividad de procurar alimentos siempre envolvió la labor física para desplazarse en esta misión.

No es lo mismo ahora ni era lo mismo entonces, ya que nuestro sistema de vida era mucho más simple. El problema es, que nosotros estamos adaptados para vivir como entonces viviéramos.

La estrategia de comer para nuestro género consistía en lo siguiente:

· Comida simple, cuando se encontrara, cerca del mediodía.

· Un menú, consistente de vegetales y de animales pequeños silvestres, que había que esforzarse para poder atraparlos.

· Si a alguien le daba hambre a destiempo, ésta se engañaba el estómago o comía la fruta que apareciera.

· La cena era frugal porque no era conveniente almacenar cosas en chozas o cuevas, que atraerían alimañas.

Cenar y desayunar eran actividades superfluas, cuya adopción nos han costado muchos problemas.

En muchas de estas congregaciones tribales humanas no existía una palabra para designar la gordura, porque careciendo de alimentos en exceso y pesados, ésta era desconocida.

Una anécdota de actualidad irrisoria.

Una dietista escribiendo, acerca del desayuno para el niño de escuela norteamericano, en el Des Moines Register, así nos instruye:

Observa que el desayuno es comida esencial e imprescindible para todos los seres humanos. Argumentando, que esta función alimenticia provee el cuerpo del niño con el "combustible" necesario para comenzar el día extenuante de la escuela.

Para la articulista de Des Moines, lo que constituye una colación "normal", para otros puede resultar en una invitación a la obesidad; porque, en su artículo, recomienda lo siguiente:

"Para comenzar, huevos fritos, seguidos por leche, tostadas con mantequilla, tocineta y panes dulces". Reconociendo, que la mayoría de los padres en los Estados Unidos salen al trabajo antes de que los hijos vayan a la escuela, nuestra dietista aconseja que los muchachos coman al mediodía del menú para el almuerzo provisto por la cafetería del colegio: "Nachos, hamburguesas, chili con queso derretido, papas fritas y postre". Por la noche, sugiere que sirvan "una comida ligera" (sic): "Pizza, chili con carne, tortilla de jamón y queso, seguidos por postre".

¡Qué orgía!

Las frutas y los jugos los omite de la dieta nuestra dietista, sin tan sólo, reflexionar en su uso.

No es extraño el hecho de que la gordura esté plagando a los Estados Unidos y que muchas dietistas sean, ellas mismas, obesas.

El desayuno escolar del niño dominicano es un fraude de proporciones absurdas, que ambos, la titular de la Secretaría de Estado Educación y el Secretario de Salud Pública, tanto ignoraran, como no aprehendieran.

El desayuno, especialmente el llamado escolar, como función alimenticia para el ser humano, es una tergiversación natural, una mentira política y un agravio al niño a quien se lo inflige.

El acto de haber comido un desayuno opíparo, como el que sugiere la autora del artículo del Register, simplemente eliminaría los deseos de salir a trabajar, o de ir al colegio de hoy, o para recoger frutas, o para cazar y pescar en la exploración local por fuentes de nutrición.

Los huevos, el azúcar, las grasas, la mantequilla y el chocolate están cargados de moléculas que en su digestión y metabolismo final poseen actividades neurotransmisoras que pueden afectar al niño adversamente, incluyendo la debilidad, resultado de una hipoglucemia refleja, o la modorra, obstáculo a todo aprendizaje mental.

Los investigadores Judith y Richard Wurtman de MIT, nos aconsejan que tengamos cuidado como comemos lo que comemos:

Ellos han encontrado evidencia en su laboratorio de que las dietas que son bajas en carbohidratos complejos (como la de Atkins y South Beach) reducen la presencia de serotonina en el cerebro, resultando en sentimientos de irritabilidad, depresión y letargo.

Para mejor entender la falacia política y absurda del desayuno escolar de este país, nosotros visitamos varias escuelas públicas locales y participamos en la experiencia sorprendente de ver lo que les sirvieran a los niños.

Los niños a quienes vimos desayunar, comieron escuetamente. Les ofrecieron pan de agua, leche y nada más. La leche que les sirvieran; a muchos de ellos le hacía daño, no porque la leche en sí fuera mala, si no porque, como sucede con la mayor parte de la raza humana, la leche no puede ser digerida por falta de una enzima digestiva; enzima ésta, que desaparece luego del destete. Por esa razón, los pobres niños no digirieron la leche, lo que resultara en calambres abdominales, flatulencia ofensiva y diarrea — receta muy poco recomendable para empezar el día escolar.

Ahí está, el desayuno escolar…

Entonces presentamos al gobierno de nuestro Presidente con el dilema de seguir las tradiciones establecidas por las realidades pasadas, basadas en la retórica del político, o analizar lo que le brindan quienes desean mejorar el destino de todos los dominicanos, especialmente, del niño dominicano, sobre cuyos destinos él preside.

Nosotros tenemos algunas consideraciones:

Primero es educar un equipo de maestros capaces, para que adquieran los conocimientos esenciales con que poder enseñar a los niños.

Hay que admitir, que esta labor no es fácil, ya que la poca paga que se les otorga a los profesores no justifica que la pedagogía atraiga a los más inteligentes, diligentes y consagrados de todos los candidatos.

Que se construyan escuelas higiénicas, cómodas y hospitalarias — no como las que existen en la vecindad del Verón y SSP (Siglas que disfrazan el nombre ofensivo del barrio de Sal-Si-Puedes).

Que se instituyan programas legítimos de diagnóstico y terapia para resolver los problemas del aprendizaje y del comportamiento.

Que se alfabeticen los padres. Nuestros empleados sufren de ver sus hijos tratar de leer, y ellos no saben ni cómo empezar a hacerlo.

Que se constituyan sistemas coordinados de soporte mutuo para incrementar el deseo en los padres de mejorarse a sí mismos. Estos grupos son eficientes y no son costosos.

Que se programen clases nocturnas, para quienes desean aprender el inglés o conocimientos de computadoras, por ejemplo.

Que se establezcan servicios sociales para enseñar los elementos de la prevención y de la higiene tanto física como emocional a los padres y a sus hijos.

Que se provean los equipos necesarios para mejorar las habilidades físicas del niño normal, pero que se programen asimismo, recursos para el niño "especial".

Que se establezcan sistemas para ayudar a quienes son sordos, ciegos, mudos, paralíticos o que sufren de impedimento, retraso o desventaja.

Que se encaucen los niños en la dirección de las profesiones tradicionales, fomentando igualmente el aprendizaje de "oficios", como ser electricista, sastre o mecánico…

Que se les haga autárquico. Que se les enseñe a pescar en lugar de ofrecerles el pez de la política que en nada les ayuda y que los esclaviza, tornándolos subordinados.

Que se desarrollen programas con metas establecidas para lanzar un proyecto que tomará muchos años en ser realizado.

Que no nos pongan más políticos en cargo de la Educación, de la Salud Pública y del Medio Ambiente y que no recarguemos el gabinete con la profusión expediente, pero innecesaria de carteras triviales.

Aquí no se necesita una Secretaría de la Cultura, de la Juventud o de la Mujer, entre otras.

Señor Presidente, un equipo pequeño constituido de profesionales expertos le servirá mejor a usted y beneficiará a su pueblo.

No es petulancia querer asistirlo y darle consejo. Usted es nuestro empleado, para nosotros trabaja, y esperamos darle sus "notas" — no se las dé usted mismo, como Milagros hiciera.

Pero, no resista tutorías y consejos, de los que son doctos, porque nadie lo sabe todo…

Recuerdo, que a un presidente pasado le pedí que considerara lo siguiente: que como, "No todos podemos ser presidentes — con tu presencia en el poder, todos podremos serlo — ayudándote y compartiendo contigo la tarea difícil de gobernar a tu pueblo…"

Dice una paciente: "A palabras necias, oídos sordos…" Y así sería en este mi caso especial.

Escúchenos señor Presidente de la República. Todos los hombres de buena voluntad anhelan el éxito de su gestión.

No más desayunos del cuerpo y más alimento al cerebro… No más pan y chocolate aguado, ya que "no solo de pan vive el hombre" (o es, ¿vive el hambre?) — You know what I mean

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

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