- Resumen
- Generalidades
- Qué se espera del mañana
- Futurología como ciencia
- El futuro tecnológico
- Futurología y religión
- Futuro y educación
- Conclusiones
- Bibliografía
Yo nunca pienso en el futuro
porque llega demasiado pronto
A. Einstein
Augurar o conocer el futuro ha estado inmerso en la mente humana desde los comienzos mismos de la civilización. El tiempo, en este sentido, no lo ha modificado y así puede verse como profetas y agoreros han "predicho" situaciones futuras algunas acertando y otras no. En este trabajo se consideran aspectos ligados a la vida contingente del hombre como son la tecnología, religión y educación no como predicción en sí, sino desde el punto de vista de la futurología, es decir, previendo situaciones futuras en base al germen presente.
Palabras claves: futuro, futurología, religión, ciencia, educación.
Predecir el futuro es algo que ha estado en la mente humana desde tiempos inmemoriales y su nacimiento pudiera ubicarse, como señala Malaska (2.002), "cuando los utensilios se empezaron a fabricar y se guardaron después de su uso inmediato" (p.39). Es decir, cuando el hombre sintió la necesidad de guardar esos artefactos para un uso posterior llevaba internamente algo que ya "veía" quizás como un hecho consumado y no como una probabilidad de ocurrencia.
La creación de conocimiento por parte del hombre surge en un remoto pasado como consecuencia de la aparición de la mente o conciencia coincidiendo, posiblemente, con las primeras formas de comunicación – lenguaje oral – hace unos 50.000 a 80,000 años lo que se tradujo, por experiencia y tradición, en la creación de las primeras formas de conocimiento sistematizado o ciencia. Con la invención de la agricultura hace unos 10.000 años las agrupaciones humanas se sedentarizaron produciéndose un mayor intercambio económico y cultural con otras incipientes sociedades lo que trajo como consecuencia avances significativos en arte y tecnología señalando el camino para que escribas y sacerdotes fungieran como los primeros científicos de la historia.
Muchas de las actividades, sobre todo religiosas, de ese oscuro pasado como observación de los astros, comunicación con el mundo de los espíritus, interpretación de sueños, adivinación del futuro, entre otras, las cuales se considerarían hoy día como supercherías, sentaron las bases de lo que con el correr del tiempo serían la astronomía, astrología, psicología o medicina. No es válido, como señala González (2.004), "caer en el error de considerar esas antiguas creencias como ignorancia; antes por lo contrario, constituyeron los primeros intentos de sustentar y explicar los fenómenos de la naturaleza" (p.121).
El transcurrir de los tiempos transformó esas actividades en ciencia pero siempre quedó en la mente humana ese oculto deseo de conocer el porvenir o futuro. Muchos ejemplos existen en la historia como personajes, emperadores y reyes recurrían a "especialistas" en esas artes para conocer como les iría en una empresa determinada: Odiseo baja al Hades a invocar los espíritus, Odín invoca los muertos, las Sibilas u Oráculos de la mitología greco-romana. En fin una serie de actividades que les permitiera conocer que les deparaba el futuro.
Como se ha señalado, el deseo por conocer lo que nos depara el mañana ha estado vigente en el pensar humano desde una remota antigüedad y parece no haber cambiado en el transcurso del tiempo. Ejemplos se tienen a diario a través de los medios masivos de comunicación: lectura de cartas, adivinación con la bola de cristal, lectura de palmas de mano, horóscopos, son sólo algunos hechos que muestran ese deseo del hombre por conocer su futuro.
Pero a todo esto ¿qué es el futuro?. En wikipedia se encuentra la siguiente definición: "es la porción de la línea temporal que todavía no ha sucedido. Es una conjetura que puede ser predicha, anticipada, especulada a partir de datos en un instante de tiempo concreto".
Esta definición consta de dos partes que bien vale la pena analizar. La primera se refiere a "la porción de la línea temporal que todavía no ha sucedido", es decir, se considera al tiempo como un fluir de algo en una dirección dejando atrás un pasado y dirigiéndose siempre hacia adelante, hacia un futuro. Pero, ¿es así? ¿es el tiempo como un río donde fluye algo en una dirección? o es simplemente una sensación, una realidad que forma parte de nosotros mismos?. Richard Feynman, citado por Jacquard (1.994), dio la siguiente definición: "El tiempo es lo que pasa cuando no pasa nada".(p.7). Agustín, citado por Swain (2.002), acotaba: "¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta sé lo que es; pero si quisiera explicárselo a quien me lo preguntara, simplemente no lo sabría". (p.45).
Pensar en el tiempo como lo que pasó, pasa y pasará tiene sentido sólo si se le considera finito: tuvo un comienzo y lógicamente tendrá un final como señalan algunas tradiciones como la judeo-cristiana. Pero, ¿es así? En muchas religiones el tiempo comenzó con la creación del hombre o del mundo y para otras, siempre existió. Lo que sí es cierto es lo que señala acertadamente Agustín, en Jacquard (op.cit) "si nada pasara, no habría tiempo pasado " (p.8).
La segunda parte de la definición indica que "es una conjetura", es decir, no podemos saber a ciencia cierta que "hay" en el futuro y sólo podemos especular o conjeturar dentro de un margen de probabilidad lo que pueda ocurrir en el mañana. Esto lleva a plantear otra pregunta que como otras tantas carece de respuesta ¿existe el futuro? En el aparte correspondiente a futuro y religión, al tocar el tema del determinismo, se especulará un poco acerca de ello.
Surgen infinidad de preguntas relacionadas con el tiempo pero ¿porqué ese afán del hombre por conocer el futuro? Le Pichon, citado por Prigogine (2.002), escribió: "el hombre tiene la habilidad de proyectarse en el futuro y esta habilidad está sin duda en la raíz de su angustia existencial". (p.19). El propio Prigogine (op.cit) complementa lo señalado "tal vez sea su única originalidad real: la de adaptarse al sufrimiento y a la muerte" (p.19). Al comienzo se señaló que el futuro comenzó cuando el hombre utilizó armas y utensilios y los guardó para su uso posterior, no había antes de este hecho ninguna necesidad de conocer lo que venía: lo que tenía que pasar, pasaba; lo que tenía que llegar, llegaba. Pero al crearse en la mente humana esa necesidad nació el futuro como una forma de obtener o alcanzar algo, como una esperanza. Pudiera decirse como Kant, citado por Moneo (2.002), "la mente resuelve la realidad a lo largo del eje del tiempo". (p.45) o como apunta Theilard de Chardin, también citado por Moneo (op.cit), "el futuro es una noosfera, es decir, un mundo de la mente". (p.45).
Lo señalado hasta ahora lleva a concluir sobre la incertidumbre del futuro y su contingencia al pensar que está constituido de alternativas cada una de las cuales posee su propia incertidumbre. La raza humana, en general, seguirá pensando y esperando un futuro que nunca será cognoscible pero le conferirá la dosis de esperanza, que es lo único real, de la que habla Prigogine.
Dos novelas icónicas fueron futuristas para su época: 1984, publicada en 1.949, de George Orwell y Un mundo feliz, publicada en 1.932, de Aldous Huxley. La primera de ellas presentaba una visión de lo que hoy se llamaría tecnología de la información y la segunda, lo que hoy constituye la biotecnología. Dos novelas escritas en el segundo cuarto del siglo pasado que pretendían señalar lo que esperaba a la humanidad en un futuro no tan lejano. Si bien es cierto que estas predicciones no se cumplieron en su totalidad, si previeron adelantos como la computadora (1984) y la fecundación en vitro, los psicofármacos y las células madre (Un mundo feliz).
No sólo los autores mencionados tuvieron visión futurista sino algunos otros que les precedieron como Julio Verne, H.G. Wells y, más lejano, Leonardo Da Vinci quienes pronosticaron algunos adelantos tecnológicos que se cumplieron en el tiempo como los viajes espaciales y el helicóptero, y otros que todavía no se han visto como la máquina del tiempo. Otros personajes no previeron adelantos tecnológicos sino el futuro de la humanidad y específicamente su fin como fueron Nostradamus, el Mago Merlín, Juan de Jerusalén, San Malaquías, Rasputín, por nombrar algunos de ellos.
El hecho cierto es que muchas de las profecías se dice que se han cumplido sólo después que el hecho sucedió o pareció haber sucedido como el caso de Nostradamus, por ser quizás el más emblemático, o las profecías mayas que vaticinan el fin de la humanidad o el comienzo de una nueva era. ¿Sucederán o no los hechos profetizados? Sólo el tiempo lo dirá. Si estos profetas vieron el futuro ¿es porque existe o se construye en cada instante de tiempo? ¿Está en nuestras manos el modificarlo?.
El trabajo del futurólogo no es adivinar o predecir el futuro como profeta sino que tomando en cuenta las premisas de ayer y hoy tratar de visualizar lo que puede suceder, si se mantienen ciertas condiciones, dentro de un determinado margen de certeza. Pudiera, entonces, decirse que el futuro es simplemente un fenómeno con probabilidad de ocurrencia como acertadamente lo señala de Jouvenel (2.002) "al contrario del pasado, en el que los hechos han sucedido ya, el futuro no está determinado". (p.29) y continúa "el futurólogo intenta identificar los posibles futuros que se esconden en la situación presente y definir los márgenes de maniobra al alcance de los diversos jugadores". (p.30) o como apunta Prigogine (op.cit) "nos estamos desplazando de un mundo de certezas a un mundo de probabilidad".(p.24).
Ejemplo típico de pronóstico del futuro en el sentido de ocurrencia si se mantienen ciertas condiciones, se tiene en el Programa Conjunto sobre Ciencias y Políticas para el cambio global del MIT citado por Friedman (2.010). Este programa sigue y predice el cambio climático entre 1.861 y 2.100 indicando que "si mantenemos las industrias como hasta ahora en términos de emisión de CO2, la temperatura media de la superficie terrestre en 2.100 alcanzará niveles muy superiores a cualquier cosa que los humanos hayan experimentado jamás". (p.37). Es decir, si algunas condiciones actuales se mantienen hoy, ocurrirá algo mañana.
Tomando en cuenta las afirmaciones del párrafo anterior cabría hacerse la siguiente pregunta ¿cómo será el futuro de la humanidad? Si como señala Bindé (2.002) "el futuro parece cada vez más incierto, difícil de descifrar, ambiguo en su propio indeterminismo, a veces francamente ininteligible". (p.9) por tanto, hacer predicciones acerca del futuro adolecen de veracidad y rigor científico por lo que no puede considerarse la futurología como ciencia en el estricto sentido de la palabra, por lo menos la ciencia positiva que existe actualmente, como lo indica de Jouvenel (op.cit) " por su propia naturaleza no puede ser objeto de conocimiento científico" (p.29).
Francis Bacon (1561-1626) pudiera señalarse como el padre del método científico sin perjuicio de sus antecesores como Roger Bacon, Pierre de la Rameé, Duns Scoto y Guillermo de Occam, cuando a criterio de Damiani (2.005) su método "consiste fundamentalmente en observar sistemáticamente un número significativo de acontecimientos particulares distintos entre ellos, pertenecientes a una serie homogénea, observar como en tales casos se verifica una constante que debe expresarse en una ley natural". (p.119). Estos principios de la filosofía baconiana marcaron el inicio de la ciencia positiva que con sus altibajos, sobre todo en la primera mitad del siglo XX, sigue dominando el panorama científico de la humanidad.
Al ser el futuro incognoscible por su propia naturaleza no puede ser objeto de estudio en el sentido de la ciencia positiva y, por tanto, la futurología adolece de carácter científico y no puede ser considerada como ciencia. En este sentido se discrepa de la definición obtenida en wikipedia "futurología es la ciencia, arte y práctica de postular acontecimientos posibles, probables y preferibles y las visiones del mundo y mitos subyacentes". De igual manera Berger define la futurología como "la ciencia basada en el método científico que estudia el futuro para comprenderlo y poder influir en él". Por las razones anteriormente esbozadas, no es del todo acertado considerar la futurología como ciencia y si como un arte o una práctica como reza la definición puesto que no cumple los principios del positivismo científico a menos que, como señala Sagasti (2.002), "nos estamos desplazando a una época posbaconiana y estamos buscando un nuevo programa". (p.48).
En todo caso parece más acertada la posición de Arthur Clarke al señalar "hablando en rigor, el mismo concepto de predicción es un disparate lógico, porque es una afirmación acerca del futuro y ¿cómo podría uno hacer una aseveración significativa acerca de algo que no existe?". La posición de Clarke tiene mayor sentido lógico que las anteriores aun cuando es posible que en un futuro esta actividad pueda considerarse como ciencia dentro de una perspectiva distinta a la actual posiblemente enmarcada en otro programa de investigación con base en la complejidad o hipercomplejidad como se ha dado en considerar la ciencia del mañana. Así mismo, desde nuestro punto de vista, la definición de la OCDE tiene más asidero cuando señala "es una disciplina y un conjunto de metodologías orientadas a la previsión del futuro".
El siglo XX vivió un auge inusitado, desde el punto de vista tecnológico, a partir del fin de la II guerra mundial en ciencias cognitivas, informática, biotecnología, física de partículas, medicina, ingeniería de materiales, ciencias espaciales, por nombrar sólo algunas de ellas. Estos adelantos se han mantenido en continuo crecimiento y nada parece indicar que esta situación experimente mayores cambios en un futuro inmediato o mediato.
Mucho se ha especulado acerca de los adelantos tecnológicos que se esperan en el futuro. Algunos se harán realidad, otros no. Recuérdese que el futuro es incierto e incognoscible por su propia naturaleza y resulta imposible aseverar cosas acerca de él. Todas las predicciones que se puedan hacer se basan sólo en probabilidades de ocurrencia con base a situaciones presentes como el ejemplo señalado del informe MIT. Muchos científicos e investigadores de la actualidad se han atrevido a realizar pronósticos del futuro como los que a continuación se mencionan:
*) Ariansen (2.008) habla del podcar o transporte personal rápido dirigido por computadora que conducirá a la gente a su lugar de destino con sólo una orden. Esta idea está en proyecto en ciudades importantes como Londres, Abudabí y Estocolmo y podrá hacerse realidad hacia el 2.020.
*) Ariansen (2.008) señala que la correcta manipulación de una pequeña molécula puede eliminar recuerdos de una forma selectiva sin alterar el resto de la memoria, es decir, lo que se pudiera llamar "un borrador de memoria".
*) Ballmer,S. (2.010), Director Ejecutivo de Microsoft, señala que televisión, radio, voz serán transportados por internet.
*) Rattner, J. (2.008), Director Tecnológico de Intel, predice que para el 2.050 las máquinas serán más inteligentes que el ser humano.
*) Goyal (2.010), en conferencia dictada en ASABE (Asociación Americana de Ingenieros Agrícolas y de Biosistemas), disertó sobre algunos adelantos para más allá del 2.017: en agricultura, la biotecnología creará frutos y vegetales más saludables; en medio ambiente, los combustible fósiles escasearán y se usarán otros tipos de energía renovable; en salud, prótesis de brazos y piernas serán similares a las reales y con células madre se crearán corazones, riñones e hígados; en economía, será más globalizada y los países más interdependientes y el sistema capitalista ampliará la brecha entre ricos y pobres; en educación, uso masivo de las computadoras y auge de la educación a distancia; en agua, cada vez será más escaza y deberá reciclarse toda la que se use; en papel, se detendrá la producción de papel para la preservación de árboles; en construcción, los rascacielos serán de uso común a fin de maximizar el espacio disponible.
En las predicciones de los autores señalados, una característica que llama la atención es que todos basan sus apreciaciones en situaciones o tendencias actuales de tal forma que, dentro de un cierto grado de probabilidad, y conservándose dichas tendencias, los hechos ocurrirán. Pero, ¿sucederá así? ¿ se han previsto todas las variables posibles?. Es evidente que lo previsto sucederá siempre y cuando el ser humano lo quiera así; por tanto, estará en nuestras manos el cambiarlo o no.
El arte de predecir el futuro, como se señaló al comienzo del artículo, es tan antiguo como la propia civilización y se manifestó, principalmente, unido a prácticas religiosas. Esta predicción del futuro tenía que ver más con adivinación que con lo que en el correr del tiempo sería la futurología propiamente dicho el cual es un término acuñado por Ossip Flechteim, hace unos 40 años, con el objeto de permitir, utilizando nuevas técnicas, predicciones más exactas del futuro incierto.
La astrología, la nigromancia y la interpretación de sueños –oniromancia- fueron las principales herramientas utilizadas en ese nebuloso pasado a fin de adivinar el futuro. La astrología surge en Babilonia hace unos 5.000 años y en ella confluían una parte científica, como el movimiento y posición de los astros, y otra parte religiosa la cual pretendía relacionar la vida humana con lo sideral. La nigromancia, por su parte, es tan antigua como la astrología y pretendía el conocimiento del futuro a través de la invocación de los muertos o espíritus. Estuvo muy extendida entre caldeos y babilonios al comienzo de la civilización. La interpretación de sueños u oniromancia fue conocida y practicada, entre otros, por los profetas del antiguo testamento y perseguía, mediante el análisis de los sueños, pronosticar lo que acaecería en el futuro.
Con el transcurrir del tiempo –edad media, renacimiento, modernidad– estas actividades fueron poco a poco convirtiéndose en supercherías y cuestiones de magia, sobre todo por la influencia de la iglesia católica, relegándose a ciertos personajes o sectas la práctica de ellas que aún todavía hoy día pretenden adivinar o vaticinar el futuro. El hecho cierto es que las principales religiones del mundo: cristiana, judía e islámica rechazan esta práctica considerándola reñida con sus principios fundamentales.
Posiblemente el punto más álgido y controversial que se plantea entre futuro y religión sea el del libre albedrío, predestinación o fatalismo. ¿Puede el hombre determinar su futuro o éste ya se encuentra "escrito" en su sino y sucederá irremediablemente? Según ENCARTA, mencionado por Torres (2.008), "el destino eterno de una persona está predeterminado por la inalterable ley de Dios". De igual manera señala que "la predestinación no implica la negación del libre albedrío ya que las acciones del individuo siguen siendo fruto de la libre voluntad del hombre y sólo el destino final del individuo está predeterminado". En el mismo documento, Torres (op.cit), se define fatalismo como "una doctrina que afirma que todos los acontecimientos ocurren de acuerdo con un destino fijo e inexorable que no está ni controlado ni influido por la voluntad de los individuos".
El asunto planteado en el párrafo anterior es de vieja data y sus raíces son profundamente religiosas. El pensamiento católico desde donde se enfoca este tema señalaba la condenación eterna del hombre debido al pecado original y que sólo sus buenas acciones y su apego a los mandatos de Dios podrían salvarlo "del fuego eterno". Este pensamiento prevaleció desde el Génesis, por todo el Antiguo Testamento, hasta la venida del Hijo de Dios que redimió con su muerte los pecados de la humanidad ofreciendo un nuevo programa de salvación pero siempre basado en las buenas acciones del hombre.
En concomitancia a lo planteado surge un problema filosófico relativo a la voluntad y libertad con las cuales el hombre puede plantearse su discurrir por la vida. De acuerdo al Diccionario Larousse (1998), voluntad significa la "facultad humana para elegir o rechazar las cosas" (p.1829) y libertad la "facultad humana de obrar y expresarse según la propia voluntad y bajo la responsabilidad de uno mismo". (p.1006). Es decir, la libertad que se tiene de realizar algún acto depende de la voluntad que se tenga para ello y siendo esta voluntad intrínseca al ser humano, sólo dependerán de él mismo sus futuras actuaciones. Estas serán buenas o malas a los ojos de él mismo, de su religión o de la sociedad donde convive lo cual le signará el camino a transitar en esta efímera estancia que es la vida.
El tema planteado lleva intrínseco otro problema desde el punto de vista científico-teológico cual es el determinismo quien plantea que las situaciones futuras están totalmente definidas y que un estudio exhaustivo del germen presente es suficiente para conocer el porvenir. Por otra parte, lo contrario del determinismo es el indeterminismo que señala que los acontecimientos futuros no están definidos por los presentes y la presencia del futuro se debe a la construcción que de él se haga. La posición reduccionista de la mecánica newtoniana es un típico ejemplo de determinismo al preconizar que la posición pasada y presente de los cuerpos celestes es suficiente para predecir su situación futura, es decir, "Dios no juega a los dados".
La posmodernidad, con su carga de complejidad, plantea lo contrario del reduccionismo: el aletear de una mariposa aquí y en este momento puede ocasionar un huracán en las antípodas. La actual situación planteada en el norte de África y el cercano oriente, donde estructuras de muchos años se han derrumbado, es un claro ejemplo de lo que es el caos y la complejidad. Es decir, que aun conociendo la situación presente no es posible determinar lo que va a suceder, sólo dentro de una cierta probabilidad. Típico ejemplo de ello lo constituye la mecánica cuántica a través del principio de incertidumbre cuando afirma la imposibilidad de precisar velocidad y posición de una partícula en un instante de tiempo determinado.
Las dos posiciones extremas arriba mencionadas tienen una posición intermedia que señala que las condiciones pasadas pueden tener influencia pero no determinar los actos futuros. Posiblemente de eso se trate el libre albedrío, predestinación o fatalismo, el futuro no está totalmente definido y dependerá de nuestras acciones presentes, como fue señalado, como podamos moldearlo siempre dentro de ciertas probabilidades. Las grandes religiones monoteístas consideran un Dios omnipresente y omnipotente que todo lo sabe y puede permitiendo al hombre tomar el camino que más le convenga para labrar su destino. Pero si esto es así, sigue presente la pregunta si el futuro existe o no. ¿Se tiene ya determinado el futuro y no importa el camino que se tome lo alcanzaremos? Esto nos retorna al punto de partida en un eterno ciclo que no está en nuestras manos resolver. Al final, seguirá siendo la pregunta ¿juega o no Dios a los dados?
Hacer prospección de la educación significa, desde el punto de vista de la futurología, hacer un análisis exhaustivo de la situación o variables presentes con el fin de efectuar un pronóstico, lo más acertado posible de cómo será la misma o el modelo educativo que utilizará la sociedad del mañana en la formación de los individuos que la componen. Ya a finales del siglo pasado, Alvin Toffler (1.997) afirmaba: "una nueva civilización está emergiendo en nuestras vidas esta nueva civilización trae consigo nuevos tipos de familia; formas distintas de trabajar, amar y vivir; una nueva economía, nuevos conflictos políticos y más allá de todo esto, una conciencia así mismo diferente". (p.21).
Resulta por demás interesante la aserción de Toffler toda vez que 13 años después se ha caído en cuenta que, en efecto, se está gestando un nuevo individuo y, por ende, una nueva sociedad que busca desesperadamente la igualdad con libertad que hasta el momento le ha sido negada. La familia hoy está muy distante de aquella de nuestros padres donde la figura paterna suministraba el sustento y la materna controlaba el hogar y la educación de los hijos, en términos generales. En el presente asistimos a una nueva forma de familia donde la pareja reparte y comparte las obligaciones, donde el tiempo es cada vez más escaso, produciéndose un desarraigo o despego de los hijos muchas de las veces con consecuencias lamentables.
En el plano de la educación exógena al hogar se continúa enseñando de la misma manera y casi con los mismos contenidos que hace 50 años; muy poco se ha avanzado en la modernización y adecuación de la educación, por lo menos en lo que ha nuestro país se refiere. La sociedad postindustrial o del conocimiento comenzó, en los países del primer mundo, en la década de los 60`s con los cambios producidos con la utilización de las computadoras y en los 80´s con la revolución de las PC lo que permitió un acceso mayor a la red de redes y, obviamente, a la información lo que se tradujo en una mayor aprehensión del conocimiento.
Está claro que la información no es conocimiento per se pero en la medida que el individuo tiene mayor acceso a ella, en esa misma medida tiene mayor oportunidad de aprender. Bruner (2.000) así lo señala cuando afirma que "el problema no es donde encontrar la información sino como ofrecer acceso a ella sin exclusiones y a la vez como seleccionarla, interpretarla, clasificarla y usarla". El acceso hoy día a la información ha alcanzado un nivel sin precedentes y tomando en cuenta los adelantos tecnológicos que día a día se realizan en el campo de la informática, es lógico suponer que a la sociedad del mañana le será más fácil obtenerla y, por tanto, será mayor la aprehensión del conocimiento.
Tedesco (2.003) señala que "aprender a aprender se basa en dos premisas importantes en la sociedad moderna: la significativa velocidad que ha adquirido la producción de conocimiento y, la posibilidad de acceder a un enorme volumen de información". De igual manera continúa "la educación ya no podrá estar dirigida a la transmisión de conocimientos y de informaciones sino a desarrollar la capacidad de producirlo y de utilizarlo". Desde este punto de vista se plantea la educación del futuro, desde una manera expositiva y presencial, donde el docente está físicamente en un aula de clases con sus alumnos recibiendo información, hacia una presencia virtual del mismo, con sus alumnos instalados, la mayor de las veces en sus hogares, recibiendo información de cómo acceder al conocimiento.
Este tipo de educación, conocida comúnmente como " a distancia", se impondrá en el futuro no sólo por lo económico, tanto para el alumno como para el Estado, sino también porque permite que el alumno en un intercambio concomitante con padres y docentes pueda no sólo diseñar la prosecución en sus estudios sino cerrar un tanto la brecha que actualmente existe entre padres e hijos. Esta manera de aprender la ratifica Bruner (op.cit) cuando señala: " tres estrategias básicas que los países están siguiendo – combinadamente – para adaptar la educación a los cambios de contexto en que ella se desenvuelve: 1.- hacia el life long learning for all (LLA) (cursivas nuestras). 2.- Hacia la educación a distancia y el aprendizaje distribuido. 3.- Hacia una institucionalización de las redes".
Puede verse en lo señalado que las Nuevas Tecnologías de Información y Computación (NTIC) juegan un papel primordial en los cambios que se están produciendo en la educación de la sociedad y que serán de importancia capital en un futuro no tan lejano. Pero transcurrida la primera década del presente siglo puede notarse que en nuestro país, en particular, y América Latina, en general, los avances en el sentido de la adecuación de la educación hacia una sociedad ávida de cambios, han sido muy lentos. Pareciera no existir conciencia en estos gobiernos de la importancia de un cambio radical en la educación de forma de insertar la región, de una vez por todas, en el marco de las naciones desarrolladas y no, como eufemísticamente se las llama, " en vías de desarrollo". La educación por sí sola no logrará este objetivo pero si propenderá a acortar la brecha que separa de la pobreza y exclusión.
Los cambios que se han presentado deben producirse en todos los niveles de la educación pero, es obvio, las NTIC por si solas no bastan apara ello. Se requiere adecuar los pensa de estudio, la preparación del docente, la accesibilidad a los equipos, entre otros, como forma de producir un verdadero cambio conceptual en el individuo y no preguntarse, como Bruner (op.cit) si " América Latina llegará un día a ser un continente desarrollado". En nuestras manos está el lograrlo.
Predecir el futuro es una actividad tan antigua como la civilización misma. Ha estado en la mente del ser humano desde que tuvo conciencia de su existencia y así ha permanecido hasta nuestros días. A lo largo de la historia se ha podido observar como gran cantidad de personajes han tratado de vaticinar hechos futuros mediante la utilización de diferentes técnicas adivinatorias acertando supuestamente algunos y fallando en otros de sus augurios.
El futuro es incognoscible e impredecible por sus propias características de tal forma que lo único que se puede hacer es pensar en él como una probabilidad de ocurrencia y no desde el punto de vista determinista-reduccionista en el cual, analizando la situación presente, es posible definirlo, como se señaló. La futurología, como arte o conjunto de técnicas para pronosticar el futuro, será tanto o más eficiente en tanto y cuanto analice con mayor profundidad el germen presente y sólo podrá hacerlo dentro de un margen de error probabilístico cada vez menor pero margen al fin y al cabo.
Predecir que nos espera mañana con exactitud, es imposible. En este sentido debemos admitir lo señalado por Morin (2.002) " la única certidumbre que tiene la especie humana es sin duda la muerte". (p.65). ¿Cómo y cuándo sucederá ya sea en forma individual o colectivamente como en el fin del mundo? La muerte individual es un hecho inobjetable y sucederá natural o accidentalmente en algún momento futuro a pesar de todos los esfuerzos que haga el hombre por evitarla ni con todo los adelantos que pueda inventar.
La verdadera incógnita que tiene el hombre es conocer el fin de la humanidad. Algunos agoreros o profetas señalan este fin de dos maneras: una causada por la misma humanidad a través de la superpoblación, una guerra nuclear o una pandemia y aun así algo de raza humana quedará para fundar un nuevo mundo. La otra opción es una causa exógena a la Tierra: choque del planeta con un asteroide, alguna plaga extraterrestre que no tenga cura, una civilización alienígena que acabe con la humanidad, entre otras causas, y aun así, como en el caso anterior, algo o alguien quedará para repoblar al planeta. Es decir, si alguna predicción de este tipo llegara a ocurrir sería no el fin sino el comienzo de otra humanidad como, supuestamente, está escrito en el código maya.
Ciertamente lo que sí está ocurriendo es que el hombre está destruyendo su hábitat. Las consecuencias se están viviendo actualmente a través del calentamiento global, la destrucción de la capa de ozono, la destrucción de mares y bosques productores de alimento y oxígeno, el deshielo de los casquetes polares, el hacinamiento cada día mayor en las grandes urbes, el hambre provocada por el mismo hombre, son algunas de las perspectivas sombrías que actualmente se vislumbran. ¿Está el hombre en capacidad de revertir esta situación? Cantidad de reuniones, congresos y simposios se han hecho, se hacen y se harán sólo plenos, tal vez, de buenas intenciones que casi nunca llegan a cumplirse. El deterioro, según expertos, es casi irreversible y deberán transcurrir unos mil años para detenerlo totalmente. Está en nuestras manos hacerlo, ¿lo haremos?
*) Collins, F. (2.007). ¿Cómo habla Dios?. Editorial Planeta, México.
*) Damiani, L. (2.005). Epistemología y ciencia en la modernidad. Universidad Central de Venezuela. Ediciones de la Biblioteca EBUC, Caracas.
*) Friedman, T. (2.010). Caliente, plana y abarrotada. Editorial Planeta, Barcelona.
*) González, M. (2.004). Una aproximación teórica a la resolución de problemas matemáticos desde lo confluyente de las teorías cognitivas-motivacionales en el constructivismo. Tesis doctoral no publicada. Universidad Experimental Rómulo Gallegos, San Juan de los Morros.
*) Jacquard, A. (1.994). Este es el tiempo del mundo finito. Acento Editorial, Madrid.
*) Malaska, P. (2.002). Inventando el futuro. En Claves para el siglo XXI. Editorial Crítica, Barcelona.
*) Moneo, J. (2.002). Los determinantes de la futurología. En Claves para el siglo XXI. Editorial Crítica, Barcelona.
*) Morin, E. (2.002). ¿Qué futuro para la especie humana?. En Claves para el siglo XXI. Editorial Crítica, Barcelona.
*) Prigogine, I. (2.002). La flecha del tiempo y el fin de la certidumbre. En Claves para el siglo XXI. Editorial Crítica, Barcelona.
*) Sagasti, F. (2.002). ¿Fin del programa de Francis Bacon?. En Claves para el siglo XXI. Editorial Crítica, Barcelona.
*) Swain, H. (2.002). Las grandes preguntas de la ciencia. Editorial Crítica, Barcelona.
*) Toffler, A. y Toffler, H. (1.997). La creación de una nueva civilización. Plaza & Juanes Editores S.A
Páginas web consultadas:
*) Bruner, J. (2.000). Globalización y el futuro de la educación: tendencia, desafíos, estrategias. Seminario sobre Prospectiva de la Educación en la Región de América Latina y el Caribe, UNESCO, Santiago de Chile, Agosto del 2.000.
*) Tedesco, J. (2.003). Los pilares de la educación el futuro. En Debates de Educación (2.003). Fundación Jaime Bofill. En http://www.uoc.edu/dt/20367/index.html
*) "Podcars", el medio de transporte del futuro. 29/10/2008. El Mercurio de Valparaíso, portada. En http://mercuriovalpo.cl/…/20081029000419.html
*) El futuro de la tecnología, Steve Ballmer, 14/03/2010. En http://www.muywindows.com/2010/03/14/el-futuro-de-la-informatica-segun-steve-ballmer
*) Justin Rattner indicates Singularity by 2050. 25/08/2008. En http://nextbigfuture.com/2008/08/justin-rattner-cto-of-intel-agrees-that.html
*) No se puede hacer futurología con la ciencia. 9/08/2008. En http://portal.educ.ar/debates/eid/cultura/no-se-puede-hacer-futurologia.php
*) Prospectiva. En http://es.wikipedia.org/wiki/Prospectiva
*) Futuro. En http://es.wikipedia.org/wiki/Futuro
*) Torres, L (2.008). La predestinación ¿realidad racional o religiosidad. [email protected]. En monografías.com
Autor:
Dr. Martín González G.
Marzo 2011