El niño como sujeto social: una perspectiva de análisis desde la Pedagogía Hospitalaria (página 2)
Enviado por Emilia claes
El nacimiento de la infancia conforma un hecho novedoso en el que la escuela ocupa un rol destacado: aparece la individualización de la infancia, antes los niños no se diferenciaban de los adultos ni por la ropa, ni por los trabajos que efectuaban, ni por las cosas que decían o callaban. Ahora al niño se lo va a cuidar de enfermedades. Se pasa de la visión de un adulto – pequeño a la individualización del niño.
Las investigaciones de P. Aries demostrarán –menciona Narodowsky- que la infancia es un producto histórico moderno y no un dato general y ahistórico que impregna toda la historia de la humanidad. El Emilio de Rousseau aparece como fuente inagotable de reflexiones acerca de este tema y de los procesos más generales de educación e infantilización[1]
La representación la de infancia es una construcción conceptual que contempla no sólo procesos biológicos y psicológicos, sino que tiene también una fuerte marca socio-histórica.
La idea de "infancia" emerge tras un proceso de construcción social que tiene lugar desde los comienzos de la modernidad, que muestra a los "infantes" anteriormente inexistentes, formando parte central del mundo familiar.
Dentro de los factores insoslayables de la construcción sociohistórica y psicológica del niño se destacan: la subjetividad, la autoestima y el juego.
La Subjetividad:
a) Se trata de pensar en el niño en la trama de generaciones lo cual implica una intervención en el presente y una apuesta hacia el futuro.
b) Se trata de pensar el niño como un acontecimiento. Se trata de pensar que el niño es puro presente y de apostar a producir una diferencia en él en ese presente y por último,
c) pensar la transmisión como una tensión entre la continuidad y la discontinuidad que permite conservar el pasado pero hacer diferencia con él.
La Autoestima
La autoestima es importante dado que nuestra manera de percibirnos y valorarnos moldea nuestra vida.
La autoestima básicamente es un estado mental. Es el sentimiento o concepto valorativo (positivo o negativo) de nuestro ser, la cual se aprende, cambia y la podemos mejorar y se basa en todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre nosotros mismos hemos ido recogiendo, asimilando e interiorizando durante nuestra vida.
El juego
Particularmente nos centraremos en el análisis del juego.
Varios autores del campo analítico (Winnicott – Dolto- Mannoni-) han subrayado las cualidades del juego en la construcción de la subjetividad del niño.
Con respecto a ello, vemos que la escuela en los espacios de subjetivación de los niños se ha vuelto dilemática. A pesar de ello, sigue siendo un espacio de construcción de significados, de identidad y de subjetividad.
El juego aparece en situaciones escolares como:
1- La presencia de una situación o escenarios imaginarios (la representación de roles o el ejercicio de habilidades oriundas o destinadas a contextos no presentes).
2- La presencia de reglas de comportamiento socialmente establecidas
3- La presencia de una definición social de la situación.
Por consiguiente, la "intromisión" en la escuela de una cultura infantil, producida por fuera de la institución, va a entrar en conflicto con la cultura escolar tradicional, que piensa un "sujeto pedagógico" en retirada frente a las mutaciones de la sociedad y la cultura.
Los niños, llegan ahora a la escuela como portadores de una propia cultura (o mejor en plural, culturas), estimulada por los medios y la propaganda, por su legitimación en el sistema de producción de bienes y consumo, y por una nueva relación con la tecnología, que reconfigura el lugar de los saberes y sus poseedores. Los chicos realizan su infancia con Internet, computadoras, sesenta y cinco canales de cable, video, Family Games (Narodowsky:2004). Los distintos espacios de expresión de los chicos muestran su fisonomía desde los graffitis, los programas de televisión, la música, la estética, los modos de expresarse etc…[2]
Como puede verse las dimensiones del juego adquieren una nueva significatividad en la actualidad.
El juego ocupa un lugar específico tanto en el campo pedagógico, psicológico y corporal para los niños ya que permite que este interactúe, asimile, comprenda – espontánea y orgánicamente- las posibilidades y los límites que le ofrece un determinado material o propuesta.
El juego brinda al niño, desde su temprana edad, una larga serie de experiencias que responden a necesidades específicas de la etapa del desarrollo, y que le señala los primeros encuentros con la realidad, los iniciales descubrimientos, el contacto con si mismo y con el otro.
El juego es una de las formas de participar en la cultura, y por medio de él el niño se apropia de los instrumentos de la cultura. El juego obliga al niño a ponderar las regularidades del comportamiento que está por debajo de la representación de un rol específico según las reglas de la cultura.
La imaginación es un nuevo proceso psicológico para el niño, siendo una actividad específicamente humana. La creación de una situación imaginaria en el juego es lo que la diferencia de otras actividades humana; y los elementos de las situaciones imaginarias se convierten automáticamente en parte del tono emocional del juego[3]
Características del juego
El niño hospitalizado: ¿Qué sucede con el niño hospitalizado?
¿Pero que sucede cuando el niño desaparece de la escuela por un problema de salud y hospitalizado?
Cuando un niño enfermo es hospitalizado existen tres instituciones fundamentales implicadas de distinta manera a saber:
Reconociendo que la enfermedad incide no sólo en el bienestar psicológico del niño o niña sino también en el de toda su familia, a través de esa compleja multitud de variables sintomáticas, terapéuticas, emocionales y sociales que, poderosamente entrelazadas, impactan de forma casi determinante en los procesos de la dinámica y del funcionamiento de la vida familiar que daremos cuenta más adelante.
Estas tres instituciones tendrán un gran protagonismo en la situación del niño hospitalizado. Dentro de las funciones de cada una de las instituciones destacaremos:
a) La familia
La familia es considerada como el soporte emocional y punto de referencia más importante para el niño.
a) existirá una ruptura del proyecto familiar y de la historia personal
b) aislamiento
c) el niño será objeto de miradas y decisiones de otros: paciente
d) desarraigo
e) patología acompañada de factores socio-económicos- culturales
f) preocupaciones[4]
Principales preocupaciones parentales ante la hospitalización infantil
Cambios en el rol parental | . Desconocimiento de los cuidados que precisa su hijo hospitalizado . Desconocimiento de lo que deben y/o pueden hacer . Sentimientos de inutilidad y falta de control |
Preocupaciones sobre la enfermedad y los procedimientos médicos | . Falta de información acerca del tratamiento médico aplicado, sus riesgos, efectos secundarios, posibilidades de curación, etc. . Necesidad de seguridad acerca de la idoneidad de los cuidados |
Ansiedad generada por el comportamiento del niño | . Dolor y ansiedad del paciente infantil . Cambios en su comportamiento: mayor demanda de atención, comportamientos regresivos, etc. |
Trato con el personal sanitario | . Comunicación médico-paciente-padres . Reacciones de paternalismo o de falta de interés |
Preocupaciones relacionadas con la alteración de la rutina diaria | . Desatención a los demás hijos . Dificultades económicas . Incumplimiento de las obligaciones cotidianas |
b) El hospital
El hospital configura dos factores en forman parte de sus funciones en el tratamiento del niño internado en la institución:
a) Factores de riesgo: asociados a la patología (violencia familiar, drogadicción, alcoholismo etc.)
b) Factores de cuidado: Factores protectores, familia ampliada, escuela etc…[5]
Frente a estos factores, la Pedagogía Hospitalaria responde a una necesidad real de muchos niños que por razones de salud están marginados del sistema educativo o no pueden cursar sus estudios en escuelas regulares, teniendo en cuenta que el niño que afronta una experiencia de internación en un hospital lo descoloca de los parámetros habituales en los que se había movido.
En este grupo de factores de riesgo se distinguen generalmente los niños con las siguientes patologías:
– Disminuidos físicos: que debido a su limitación física les ha impedido en muchos casos seguir el ritmo normal de la escolarización. Niños con parálisis cerebral infantil, con distrofias musculares, amputados y otros;
– Enfermos crónicos: también con necesidades educativas especiales debido al ausentismo escolar periódico y que repercute en todas las facetas de su vida, como son los enfermos renales, oncológicos y los que padecen cualquier otra enfermedad que pueda afectarles por un período más o menos largo de tiempo;
– Ortopédicos: roturas de piernas y otras secuelas o por operaciones quirúrgicas complicadas, como son las de cadera o cualquier otra que inmovilice el niño durante un largo tiempo;
– Quemados: niños que por la gravedad y cuidados que requieren están fuera del sistema escolar por largos períodos.
c) La escuela:
Dentro de las funciones de la escuela en esta instancia se destacan:
a) ser sostén de los aspectos sanos del niño enfermo
b) recuperar la historia pedagógica y resignificarla desde la nueva situación
c) posibilitar un nuevo proyecto con participación de la familia y personal de salud
d) habilitar un modo activo de estar durante la hospitalización
e) sostener la continuidad educativa
f) mantener el contacto con la escuela de origen a efectos de mantener una coherencia en el acompañamiento[6]
Sin embargo, el diagnóstico de una enfermedad infantil representa una crisis prolongada para toda la familia y requiere por parte de ésta una total readaptación ante diversos factores. La enfermedad tiene un importante impacto psicológico sobre los padres y hermanos del paciente pediátrico, y puede interferir sobre su adaptación socio-emocional y su salud, tanto física como psíquica. Desde esta perspectiva, una enfermedad en cualquier miembro de la familia tendrá repercusiones sobre cada uno de los demás miembros, originando así un cambio en todo el sistema familiar. De modos distintos, aunque en cierto modo presente en todos ellos, cada uno de los miembros de la familia experimentará con diferentes matices un sentimiento de pérdida: de la salud, de la tranquilidad, de la sensación y percepción de control, de la capacidad de protección de los hijos, de la atención que recibían de otros miembros de la familia, de ciertos proyectos, de las relaciones sociales y de las actividades escolares, profesionales y recreativas.
Sobre el concepto de Enfermedad: el niño enfermo
En la actualidad el concepto de enfermedad implica un aislamiento social significando que el niño quede relegado a una situación pasiva sujeto a la mirada y decisiones medicas que determinan un protagonismo no deseado donde el dolor, la angustia, la espera de los resultados, la administración de medicamentos y tratamientos rigurosos hacen del estar en el hospital una situación singular para el paciente niño y su familia.
La hospitalización implica una ruptura significativa en la vida del niño: desarraigo de su lugar de origen, de su grupo de pertenencia, familiares, escuela, barrio etc. .[7]
La Pedagogía Hospitalaria es considerada como una parte de la pedagogía, cuyo objeto de estudio, investigación y dedicación es el niño hospitalizado, para que continúe con su aprendizaje cultural y formativo, y además para que sea capaz de hacer frente a su enfermedad, haciendo hincapié en el cuidado personal y en la prevención.
La pedagogía Hospitalaria como abordaje interdisciplinario implica no sustituir al médico, al enfermero, al psiquiatra, al psicólogo, ni mucho menos al maestro; se trata de, trabajando de manera conjunta, y aportando el saber específico de la pedagogía, proporcionar de manera más integral ese otro elemento asistencial –la educación- que mejore la calidad de vida de todos los agentes que conviven en el centro hospitalario, muy especialmente la de los enfermos.
Es interesante el recorrido que hace Foucault (1996) tomando los procesos que caracterizan a la medicina en el siglo XVIII:
Aparición de una autoridad medica, que no es simplemente la autoridad del saber, una persona erudita que sabe referirse a los buenos autores. La autoridad médica es una autoridad social que puede tomar decisiones relativas a una ciudad, un barrio, una institución, un reglamento.
Aparición de un campo de intervención de la medicina distinto de las enfermedades: el agua, el aire, las construcciones, los terrenos, los desagües etc…en el siglo XVIII todo se convierte en objeto de la medicina.
Introducción de un aparato de medicalización colectiva, a saber, el hospital. Antes del siglo XVIII el hospital no era una institución de medicalización sino de asistencia a los pobres en espera de la muerte. Introducción de mecanismos de administración médica: registro de datos, comparación, establecimiento de estadísticas, etc…
Es así como comienza una fuerte intervención médica, este se transforma socialmente en un agente de regulación y control por parte del estado, que ya en este siglo ha comenzado a intervenir en la salud de la población fijándolo como un objetivo general, que le permite garantizar un cuerpo social sano para la producción. "El médico se convierte en el gran consejero y en el gran experto en observar, corregir y mejorar el cuerpo social. Y es su función de higienista, más que sus prestigios de terapeuta, quien le asegura esta posición políticamente privilegiada en el siglo XVIII" (Foucault: 1996)[8].
La noción de salud enunciada por Canguilhem (1990) nos recuerda que en la medida en que todos nosotros compartimos esos hechos propios de la condición humana, como son el padecimiento del dolor y el sufrimiento, y en la medida en que todos vivimos silenciosamente ese fenómeno al que le damos el nombre de salud, parece que nos encontramos inevitablemente con una de esas cuestiones en la que necesariamente estamos involucrados, en la que necesariamente nos ponemos nosotros mismos en cuestión[9]
Esa salud sin idea, "presente y opaca", es de todos modos lo que valida y soporta las intervenciones que el saber médico puede sugerir como artificios para sustentarla. Mi médico será, entonces, aquel que me auxilie en la tarea de dar un sentido, que para mí no es evidente, a ese conjunto de síntomas que de manera solitaria no consigo descifrar. Un verdadero médico, dirá Canguilhem, será aquel que acepte ser un exégeta más que un conocedor.
Resulta necesario definir de que modelo Médico se esta haciendo referencia así como también sus cuestionamientos y las nuevas propuestas en el tratamiento de los niños desde la institucionalización hospitalaria.
3-1) El modelo Médico Hegemónico actual
El concepto de modelo médico Hegemónico es introducido por E. Menéndez (1983) para referirse a una construcción que realiza a partir de determinados rasgos estructurales de la concepción dominante en nuestra sociedad acerca de los fenómenos de la salud y la enfermedad, sostenida tanto por los curadores como por los conjuntos sociales implicados en el acto médico. Se trata, pues, de reconstruir la ideología implícita a las concepciones acerca de los procesos del enfermar y del curar, que subyacen en la praxis médica[10]
Dentro del Modelo Medico Hegemónico se destacan los siguientes pilares sujetos a cuestionamientos:
Biologismo.
Ahistoricidad
Asocialidad.
Individualismo.
Concepción de la enfermedad como ruptura, desviación y diferencia.
Concepción de salud como normalidad estadística.
Eficacia pragmática: práctica curativa basada en la eliminación del síntoma.
Relación médico-paciente asimétrica: subordinación social y técnica del paciente, que detenta un "saber equivocado".
Medicalización de problemas.
Racionalidad científica como criterio de legitimidad y de exclusión de otros modelos.
Concepción mecanicista del ser humano.
4- Aporte de la Pedagogía Hospitalaria.
La actividad pedagógica con niños enfermos en los hospitales o convalecientes en sus domicilios no es reciente. Sin embargo, lo que hasta no hace muchos años se venía haciendo a través de instancias con un marcado carácter caritativo-asistencial, poco a poco se ha ido convirtiendo en una nueva Ciencia en el marco educativo y en una actividad profesional: la Pedagogía Hospitalaria. Esta nueva forma de hacer Pedagogía comprende, por el momento, la formación integral y sistemática del niño enfermo y convaleciente, cualquiera que sean las circunstancias de su enfermedad, en edad escolar obligatoria, a lo largo de su proceso de hospitalización.
La Pedagogía Hospitalaria, tiene que llevar a cabo dos tipos de intervenciones complementarias:
La educativa- formativa
La psicopedagógica
Se podría decir, que la acción formativa es de más fácil aplicación cuando se tiene en cuenta el enfoque psicopedagógico. Entendiendo este enfoque psicopedagógico la búsqueda de la salud mental del paciente, es decir, el equilibrio psíquico, el ajuste social y la adaptación psicosocial del enfermo a su situación.
A continuación se profundiza más en los enfoques que plantea esta Pedagogía Hospitalaria[11]
El enfoque formativo. Es decir, el que ayuda al perfeccionamiento integral de la persona aún en situación anómala, como es la de la hospitalización.
El enfoque instructivo o didáctico. Que se basa en las tareas de enseñanza y aprendizaje necesarias para recuperar, mantener y facilitar la reanudación cultural e intelectual del paciente.
El enfoque psicopedagógico, que se encarga de la preparación para la hospitalización y también para procurar que el ajuste a esta situación y condiciones sea lo menos estresante posible.
Desarrollando más cada uno de estos enfoques, teniendo siempre en cuenta de que se trata de enfoques complementarios entre sí, viendo las posibilidades de su aplicación en un contexto on-line para el recurso curarte.
El enfoque formativo.
Su principal objetivo es el autodesarrollo de la persona. Mediante la comunicación interpersonal se ayuda al enfermo a que no deje de llevar las riendas de su propia vida, a reforzar su capacidad de autonomía. El niño debe ser ayudado a que tome decisiones fecundas, aunque sean mínimas, que mantenga su actitud de esfuerzo.
Otro punto a considerar es precisamente de cómo ocupar su tiempo de hospitalización: la ocupación con tareas útiles, y formativas por un lado, a la vez que de distracción y relajación, son fundamentales. Se trata de mantener la voluntad y el espíritu de aprendizaje y más aún cuando se trata de un niño.
El enfoque instructivo:
Este es el enfoque que está directamente relacionado con el currículo escolar. Es decir, se trata de que el niño o adolescente en edad escolar, no pierda la continuidad que el proceso escolar exige.
El objetivo pues es claro: mantener y potenciar los hábitos propios de la actividad intelectual y de aprendizaje cultural, a través de las actividades desarrolladas por los maestros y educadores de los centros hospitalarios.
Para poder llevar acometer este objetivo, los principios educativos de mayor aplicación son:
· Individualización (ajustando el proceso de aprendizaje al niño en concreto)
· Socialización (para combatir el aislamiento del niño enfermo, proporcionándole la oportunidad de convivir y relacionarse con sus compañeros en pequeños grupos, y siempre a cargo de un profesor)
· Autonomía (Sostiene la implicación, activa y voluntaria del niño en la tarea escolar que se le propone, no solo por entretenimiento sino por sus valores formativos)
El enfoque psicopedagógico.
Cuyo objetivo fundamental es la adquisición de aprendizajes directa o indirectamente relacionados con el mantenimiento y cuidado de la salud psíquica y su prevención.
Como se ha dicho al comienzo de este apartado, después de este análisis del concepto Pedagogía Hospitalarias, cabe concretizar más las posibles acciones a desempeñar en los contextos hospitalarios.
Y para concretizar, si antes se hablaba de unos principios educativos, ahora se pueden plantear unos principios metodológicos, que podrían ser los siguientes:
1. Individualización
2. Socialización
3. Actividad
4. Intuición
5. Juego y creatividad
En definitiva se trata de cómo organizar y diseñar la pedagogía en el espacio hospitalario, atendiendo a todos los factores que este contexto implica. Existen una cantidad de variables que van a intervenir en este proceso educativo, tales como breve duración de la hospitalización, heterogeneidad de edad y nivel educativo de los niños, espacios y recursos donde desarrollar las actividades educativas, etc.
4) Perspectiva desde un modelo inclusivo: La escuela que incluye
El logro de la igualdad social y educativa para los niños hospitalizados enfermos crónicos y/o en tratamiento ambulatorio exige la promoción y desarrollo de una modalidad educativa flexible y compensatoria que les permita, en su lugar de hospitalización o recuperación, acceder a una educación de calidad con el fin de lograr, después de recuperar su salud, la reinserción o integración escolar según sea el caso.
La comunidad educativa puede tomar un rol activo en la inserción escolar del niño:
1- posibilitando el intercambio de información a través de distintos medios para elaborar estrategias conjuntas: cartas, informes, reuniones, comunicaciones telefónicas, fax, email.
2- Manteniendo expectativas alentadoras sobre las posibilidades de inserción del alumno.
3- Trabajando constantemente en el proceso de inclusión, dado que el niño que se integra a la escuela tiene necesidad de estar contenido y apoyado.
4- Propiciando espacios donde los docentes expresen sus dudas, temores, interrogantes, generando estrategias facilitadoras del proceso de inclusión
5- Flexibilizando la propuesta pedagógica con los cambios curriculares necesarios según las posibilidades de los alumnos[12]
Además la escuela debe favorecer el juego permitiendo el desarrollo intelectual ya el juego involucra: capacidad para resolver problemas, implica el pensamiento, la imaginación, la simbolización, el lenguaje. En él, el niño inventa, descubre y/o explora los objetos externos acrecentando su conocimiento sobre el mundo. El juego es tanto una actividad solitaria como social, pues el "jugar juntos" sirve como modelo para la actividad cuando nos encontramos solos. Aunque los niños necesitan un espacio de soledad, es bueno que cuando jueguen no estén solos para poder intercambiar sus ideas con las ideas que tienen sus compañeros. A esta comunicación de ideas Bruner la denominó "negociación" que tiene el diálogo como estructurante y es la sustancia del juego y el pensamiento.
La escuela no debe cultivar sólo la espontaneidad del niño porque es contraria a su naturaleza social, pues el niño necesita la negociación con los otros mediante el diálogo. Éste le proporcionará modelos y técnicas para operar por sí mismo.
El profesor hospitalario debería tener en cuenta al grupo de clase, para que interactúe con el niño enfermo con la mayor normalidad posible y fomentar las interacciones entre el niño y su grupo de clase, mientras se encuentre hospitalizado. Para esclarecer las funciones de este profesor hospitalario vale la pena destacar las diferencias entre el aula regular y hospitalaria y el abordaje interdisciplinario:
Abordaje interdisciplinario:
El foco central de la pedagogía hospitalaria es la atención educativa con miras a la reinserción escolar, promoviendo así la movilidad social en el caso de este grupo que se encuentra en situación de vulnerabilidad y por lo tanto en desventaja. Asimismo, la pedagogía hospitalaria busca dar respuesta a la diversidad de necesidades educativas del alumnado a través de adecuaciones en los contenidos y las prácticas educativas, respetando ritmos, capacidades, motivaciones e intereses de los niños y jóvenes.
Los objetivos específicos consisten en establecer el derecho a la educación de los niños hospitalizados o en tratamiento ambulatorio apropiado a sus necesidades individuales en un ambiente adaptado. Así como también:
Promover la atención multidisciplinaria e interdisciplinar y el desarrollo de la enseñanza en el ámbito hospitalario fomentando los vínculos con otros profesionales, particularmente los que trabajan en el hospital.
Representar y comunicar las opiniones del profesorado hospitalario y expresar sus intereses profesionales
Determinar y poner de relieve la formación profesional del profesorado hospitalario;
Promover y fomentar la investigación en todos los dominios de la enseñanza hospitalaria;
Favorecer el intercambio, la reflexión y el debate sobre la problemática [13]
En definitiva; estas acciones dan cuenta de un enfoque que implica la posibilidad de ver la problemática compleja de un niño con una mirada integradora que nos permita superar lo fragmentario, convirtiendo nuestro quehacer, en intervenciones más humanizadoras. Reconocemos que la niñez marca el primer momento de la constitución subjetiva en el cual la institución familiar y la institución escolar tienen una función primordial, en tanto habilitan un lugar social a ser singularizado de modo particular.
Conclusión
El abordaje interdisciplinar resulta imprescindible considerando el panorama social de los noventa y hoy en el dos mil nueve, que expresa la conflictividad propia de una época donde el cambio ha afectado a los distintos grupos sociales configurando una sociedad más compleja y heterogénea, con fuertes tendencias que muestran la desigualdad, las inequidades y fisuras manifiestas en nuevas formas de pobreza. Argentina pasó así de tener una movilidad social ascendente, a un camino inverso con los sectores sociales medios "encuesta abajo". Dejó de ser una sociedad dual para encontrar más diversidad y complejidad en el marco de la resolución de los problemas sociales
La finalidad de la Pedagogía Hospitalaria, coincidiendo con la finalidad de la educación, está en el desarrollo integral de la persona.
Para lograr sus objetivos la Pedagogía Hospitalaria se sirve de los siguientes modos de intervención: la enseñanza escolar, las actividades lúdicas, la orientación personal y las estrategias psicopedagógicas específicas de intervención: estas estrategias conforman los programas de preparación a la hospitalización infantil y entre las más empleadas están: la información procesal y sensorial, los modelos filmados, las técnicas de relajación, la distracción, la imaginación guiada etc..
Es por ello que el abordaje interdisciplinar implica un cambio abierto a nuevos abordajes del niño a partir de saberes y competencias de cada una de las disciplinas, lo cual constituye un desafío y una tarea.
He tratado de hacer un pequeño bosquejo tomando como punto de partida a la infancia en su proceso de subjetivación. Allí pudo visualizarse por un lado, el proceso de desintegración que nos devolvía la imagen del niño en la actualidad y por el otro, el incremento de desigualdad reflejada en una estructura social injusta que deja a los chicos lejos de ser participes de su propio estatuto de infancia fundado en el siglo XVIII.
Estamos asumiendo que los niños tienen derechos además de obligaciones como lo han creído durante mucho tiempo instituciones como la escuela. Decimos que la educación es una praxis liberadora de las diversas capacidades individuales y colectivas, lo cual le otorga una función social indispensable para que los sujetos alcancen el máximo desarrollo de sus potencialidades.
Por ello, al finalizar estas líneas queremos expresar nuestra preocupación por la educación de aquellos que parecen no contemplados de antemano a una "existencia-destino" que oscila entre la marginación, la explotación y la expulsión. De aquellos niños de sectores populares que tienen grandes dificultades para sostener su escolaridad, y de aquellos adolescentes excluidos del sistema educativo y del circuito productivo para quienes se ofrece una "educación pobre" que reproduce el lugar que les fuera socialmente asignado. En esta dirección, estas reflexiones – muy incipientes aún- pretenden constituirse en un aporte que invita a pensar colectivamente cómo generamos un proceso de apropiación del nuevo marco jurídico que regula las políticas y prácticas dirigidas a la atención de los niños y adolescentes en general, y las políticas educativas en particular, entendiéndolo como una herramienta fundamental que legitima otro estatuto en el reconocimiento universal de los derechos.
Bibliografía
FOUCAULT, Michel (1996) "La vida de los hombres infames" cap. VI, VII. La plata, editorial Altamira, colección Caronte Ensayos.
FOUCAULT, Michel (1992) "Microfísica del poder". Las Ediciones de La Piqueta. Madrid.
PROGRAMA SALUDAR. Portal Educared. "Pedagogía Hospitalaria y nuevas tecnologías"
KORNBLIT, Ana Lía (1987) "Pasos hacia la enseñanza del modelo Eco-sistémico en Medicina". Revista Medicina y Sociedad., nº 4, Vol. 10.
NARODOWSKY, Mariano (1996) "Infancia y Poder" Aique, Buenos Aires.
AULAS HOSPITALARIAS (2007) Reflexiones de la VIII jornada sobre Pedagogía Hospitalaria. Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura. Sgo de Chile 22 y 23 de octubre de 2006.
Autor:
Emilia Claes
[1] NARODOWSKY, Mariano (1996) "Infancia y Poder" Aique, Buenos Aires.
[2] Op. Cit. Pág. 87.
[3] PROGRAMA SALUDAR. Portal Educared. "Pedagogía Hospitalaria y nuevas tecnologías" pág. 7
[4] Op. Cit. 8
[5] Op. Cit. 9
[6] PROGRAMA SALUDAR. Portal Educared. "Pedagogía Hospitalaria y nuevas tecnologías" Modalidad Virtual. Pág. 14.
[7] Ibídem. Pág. 9.
[8] CANGUILLEM, G. (1990) La salud: concepto vulgar y problema filosófico Paris: Sables. Pág. 27.
[9] Op. cit. pág. 36.
[10] KORNBLIT, Ana Lía (1987) "Pasos hacia la enseñanza del modelo Eco-sistémico en Medicina". Revista Medicina y Sociedad., nº 4, Vol. 10.Pág. 59.
[11] Aulas Hospitalarias (2007) Reflexiones de la VIII jornada sobre Pedagogía Hospitalaria. Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura. Sgo de Chile 22 y 23 de octubre de 2006.
[12] Op. Cit. Pág. 47.
[13] Op. Cit. Pág. 32.
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