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Carpeta de psicología y género


Partes: 1, 2

  1. Género…
  2. El feminismo
  3. ¿Tienen los hombres conquistas por hacer?
  4. Religión y género
  5. Espacio público, doméstico y privado
  6. Desigualdades sociales
  7. Género y organización
  8. Género, comunicación y estrategias de afrontamiento
  9. Violencia de género: apuntes para mi ejercicio profesional
  10. Género: categoría transversal en el trabajo comunitario
  11. Listado de búsquedas en internet

Género…

La categoría género la asumo como la construcción social, histórico concreta, que define el conjunto de atributos, cualidades, actitudes y modos de comportamiento asignados y esperados por cada sociedad del hombre y la mujer, que pautan y regulan sus expresiones conductuales en sus diversos contextos de actuación desde el nacimiento y a lo largo de toda la vida (González y Castellanos, 2003).

Las diferencias esenciales entre sexo y género están en que el primero es determinado genéticamente, innato, no es fácilmente modificable, distingue entre macho – hembra y es estático; el segundo es culturalmente determinado, es aprendido, puede cambiarse distingue entre lo social masculino – femenino y cambia con las sociedades e históricamente, según las épocas.

En tanto constituyen una representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con ésta por una convención socialmente aceptada; los símbolos expresan creencias o conceptos sobre el fenómeno en cuestión. Por ello me ha parecido interesante identificar aquellos símbolos asociados a lo masculino y lo femenino.

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Un símbolo comúnmente utilizado para representar lo femenino es ?, un círculo fusionado con una cruz en la parte inferior el cual representa a la diosa Venus con un espejo de mano. Para lo masculino el utilizado es ?, un círculo con una flecha orientada al noreste. Se trata de una versión estilizada del dios Marte, representando un escudo y una lanza.

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En la cultura china, el término femenino está íntimamente unido a la "Energía Yin" (negro) y el termino masculino a la "Energía Yan" (blanco). El yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad. El yan es el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración.

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Jung, representante de la escuela psicoanalítica, retoma el principio ying y yang en los constructos animus y anima. El animus como el arquetipo de lo masculino, en el que se refugia el espíritu; es de la naturaleza de lo luminoso, la fuerza de lo ligero y lo puro, aquello que ama la vida. El ánima es el arquetipo de lo femenino, está en el cuerpo y se adhiere a la conciencia como su efecto, la conciencia depende del ánima para nacer; el ánima es de la naturaleza de lo oscuro, es la fuerza de lo pesado y lo turbio.

Quedan condensados en estas representaciones gráficas los estereotipos de género imperantes y que son socializados en los diferentes niveles (macro, meso y micro) de la estructura social. Así podemos identificar estereotipos para lo femenino como necesariamente bello, ocupado en la belleza, pasivo; y para lo masculino como activo, guerrero, fuerte, ingenioso, sagaz. Los conceptos tierra-oscuridad para lo femenino y cielo-luz para lo masculino tienen un mayor sentido metafórico. El primer par me remite a donde florece la vida, apegado a lo terrenal, a lo cotidiano y natural, oculto y privado, inferior por su posición (bajo nuestras plantas). El segundo par me induce a pensar en lo divino y libre, lo público y venerado, superior (sobre nuestras cabezas).

La sociedad asigna acciones educativas y modelos de hombre o mujer a partir de la clasificación biológica de cada persona como niño o niña. Estas acciones educativas asignadas socialmente en función del sexo, y que son asumidas de diferente forma por el grupo familiar concreto, comienzan generalmente incluso antes de nacer el bebé con la recreación de los conocidos mundo rosa, femenino, y mundo azul, masculino; mediante ropas, mantas y otros objetos. Asignándole el color rosa a las niñas y azul a los niños comienza el proceso social mediante el cual se les enseña a las niñas a ser pasivas, dependientes, sumisas, comprensivas, asertivas, tiernas, dóciles, estar al cuidado de las necesidades de su familia; y a los varones a ser activos, independientes, dominantes fuertes, autoritarios, competitivo y protectores (en los recortes se identifican otros estereotipos). De esta forma se afectan desde la relación con el propio cuerpo y vestimentas hasta la elección de la profesión, las características de personalidad, el lenguaje verbal y gestual, la expresión de los afectos y relaciones interpersonales.

Actualmente, los estereotipos de género están muy presentes; aun cuando han sido muchas las conquistas, especialmente de las mujeres, en el camino hacia la equidad. Lo que más ha de acentuarse es que estos estereotipos tienen generalmente un carácter antagónico.

Recortes

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Blanco, E. (2011) Género y ética de las relaciones amorosas y conducta sexual (Tesis de Maestría)

El feminismo

Muchas veces me he quejado de que ya los hombres no le ceden el asiento en el autobús las mujeres, o el paso para montar primero a la misma. Ni siquiera hacen uso de la cortesía con mujeres de madura y tercera edad. En ocasiones, conservan el asiento para otro hombre mientras se sobran las féminas de pie. Mis quejas han recibido, como dura respuesta, el cuestionamiento de algún que otro hombre:

¿ustedes no querían ser iguales que nosotros? ¿No dicen que pueden ser mejores?

¿Es cierto esto? ¿Podemos y/o queremos ser iguales o mejores? ¿De qué va el feminismo?

El movimiento feminista es un movimiento social y político que se inicia a finales del siglo XVIII. Surge en respuesta a la desigualdad de derechos de las mujeres respecto a los hombres, situándose éstas en un nivel de inferioridad. Relacionado también con una atribución al género femenino señalada por Simone de Beauvoir en El segundo sexo: la de ser para otro. Ello encuentra expresión en todos los ámbitos de la vida femenina y la define como sierva del varón, reina en el hogar, y madre como único proyecto de vida. Estas convenciones sociales implican grandes diferencias en cuanto a los roles de ambos sexos en la sociedad. Los movimientos feministas han jugado un importante papel en el cambio paulatino de las mismas.

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Sucintamente, supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación, y explotación de que han sido y son objeto en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas, lo cual las mueve a la acción para su liberación con todas las transformaciones de la sociedad que aquella requiera. Han sido destacables las luchas por el voto y por el derecho a la enseñanza hasta el nivel superior; así como la lucha por el trabajo, que ha sido fortalecida por los cambios en las formas de producción que hicieron de la participación femenina el área laboral una necesidad.

Existen corrientes diversas en el pensamiento feminista, algunas radicales y extremistas, sin embargo todas tienen una premisa común: la liberación de la mujer.

Alejándonos de posiciones extremas, el feminismo aboga por la equidad de derechos y oportunidades entre ambos géneros. La palabra equidad se ha instituido como la clave para hacer de la liberación de la mujer un objetivo que acepta la diversidad biológica y socialmente construida entre ambos géneros: no somos iguales, no somos radicalmente diferentes, ni uno ni otro es superior, no tienen porque existir ámbitos por excelencia de uno u otro, hombres y mujeres podemos desarrollarnos con las mismas oportunidades, derechos y deberes en la vida social.

Sin ser radical, aclaro, asumiré la problemática del autobús como una cuestión de oportunidades y derechos. Solo deseo, profundamente, que estos hombres asuman de la misma manera que somos equivalentes en todos los ámbitos.

Recortes

El machismo es el conjunto de actitudes, creencias, conductas y prácticas sociales sexistas aprendidas, vejatorias u ofensivas llevadas a cabo en pro del mantenimiento de órdenes sociales en que las mujeres u otros grupos sociales percibidos como más débiles son sometidos o discriminados. Es también machismo la discriminación contra hombres cuyo comportamiento, por ejemplo por tener una preferencia sexual homosexual, no es adecuadamente masculino desde la perspectiva de la persona machista. Se considera el machismo como causante principal de comportamientos heterosexistas u homofóbicos. Esta conducta permea distintos niveles de la sociedad desde la niñez temprana hasta la adultez.

El marianismo, en el sentido sociológico, es comprendido como un estereotipo derivado del culto católico a la Virgen María, y aparece en América Latina principalmente como la contraposición al machismo. El marianismo es el culto de la superioridad espiritual femenina, que considera las mujeres semi-divinas, moralmente superiores y espiritualmente más fuertes que los hombres. Esta fuerza espiritual engendra la abnegación, es decir, la capacidad infinita de humildad y de sacrificio.

El feminismo en el cine… Título: Allá en el setenta y tantos Director: Francisco Múgica

País: Argentina

Año: 1945

Género: Histórico, social (feminismo)

La película relata la historia de la cordobesa Élida Paso, en el film llamada Cecilia Ramos, la primera mujer en estudiar una carrera universitaria en Argentina, a finales de la década de 1870.

¿Tienen los hombres conquistas por hacer?

Cuando hablamos de identidad masculina José Ángel Lozoya Gómez expresa que nos referimos a las características adjudicadas a la masculinidad, en un momento histórico, o geográfico, y en un contexto cultural y social determinado; por tanto, son características no innatas, sino consecuencia del proceso de socialización. Luego, las diferencias entre mujeres y hombres se deben fundamentalmente a la socialización, encargada de fomentar o reprimir las actitudes e intereses que se considera adecuados a cada sexo.

En la historia de la humanidad los hombres han sido presentados como actores de la misma y modelos representativos del ser humano, lo cual trasciende el mero uso del genérico masculino en el discurso. Además, la masculinidad se ha constituido, acorde a la sociedad patriarcal imperante, en una cualidad que promete poder. Siendo así ser hombre es algo importante y privilegiado, lo que conlleva a la desestimación de los costos que supone el intento de asumir cabalmente los estereotipos.

El aislamiento es uno de estos costos. Permite conservar el poder, pero a su vez impide el compartir angustias haciéndolas más dolorosas. En tanto son educados para ser competitivos y exitosos aprenden que confiar, comentar las propias dudas o defender a sus rivales son cuestiones peligrosas. El valor es una condición que se supone innata en el hombre y, como tal, es exigida socialmente su demostración. Ser hombre, supone, además, la necesidad de una meta, la consecución de objetivos; lo que los lleva devaluar la vivencia del proceso.

También es frecuente que en la socialización que realiza la familia se asuma la educación de la identidad de género o se intente prevenir la homosexualidad mediante: la regulación del contacto afectivo corporal, el trato más brusco y la limitación de las caricias y mimos hacia los varones; sin olvidar la repetida frase los hombres no lloran (eslogan en la formación de machos, hombres, masculinos). Ello condiciona en el hombre una expresión de afectos restringida y la auto-violencia, al omitir sus propias contradicciones y estados emocionales.

José Ángel Lozoya Gómez considera al respecto que a fuerza de negar los sentimientos, de no reconocerlos, ni expresarlos, como todo lo que no se utiliza se atrofian y acaban siendo como bonsáis, tan graciosos como pequeños. Los privilegios cuestan caros y en el campo de los sentimientos, todo lo que ganamos en poder lo pagamos en represión emocional.

Aquellos que se distancian del comportamiento socialmente demandado de los hombres pueden ser excluidos del propio concepto. No obstante, no existe una masculinidad homogénea, ni una adjudicación de significados a la misma única para cada hombre concreto. El término, como todos, se relativiza en la relación y diferenciación con otros conceptos (especialmente el concepto femenino) y en cada proceso de apropiación y objetivación del deber ser masculino ocurre cierto distanciamiento del mismo. El proceso de construcción de «los hombres» como sujetos genéricos en esta sociedad patriarcal no es un proceso homogéneo y coherente según Guillermo Núñez Noriega.

Recortes

Los individuos socializados bajo esas definiciones son conminados a incorporar las características de ese ideal y a reprimir, negar o desconocer los rasgos que se asocian con lo "femenino" (ciertas emociones, ciertas atenciones al cuerpo, etc.). De esa manera, los seres socializados como "hombres" bajo las concepciones de la hombría o masculinidad dominante, no sólo llegan a desconocerse en tanto que sujetos genéricos (asumiendo que sus características adquiridas como "hombres" y "masculinas" son producto de su "naturaleza") sino que también llegan a silenciar o "perder contacto" con las dimensiones de la experiencia personal que, por ser consideradas "femeninas", son reprimidas en el proceso de socialización.

Guillermo Núñez Noriega

Estas consideraciones nos llevan a responder que definitivamente los hombres tienen conquistar por hacer. Las mujeres, aun cuando actualmente se desenvuelven en una doble jornada que implica una sobrecarga de género, han conquistado la vida pública en sus diferentes esferas. Sin embargo, los hombres tienen grandes expropiaciones en la vida privada, en la educación de los hijos; además de los costos anteriormente explicados.

La problemática, en mi opinión, está en que se tome conciencia de ello porque aún es eminentemente venerado el tradicional masculino en nuestra sociedad y se siguen reproduciendo los estereotipos sexistas en la educación de los hijos e hijas. Esto provoca, entre otras cosas, la imposibilidad por parte de los hombres de dejar de ser cómplices de la dominación social sobre las mujeres como género, al decir de Guillermo

Núñez Noriega.

Recortes

Lo masculino y sus valores sigue tomándose como ejemplo de normalidad, madurez, cordura y autonomía olvidando que los hombres tienen los problemas psicosociales de salud mas relevantes, relacionados con los estilos de vida, drogodependencias y violencias. En lugar de cuestionar el modelo masculino lo han convertido en "café para todos y todas". Una de las consecuencias más llamativas es que se espera que para el año 2020 las expectativas de vida de las mujeres hayan retrocedido hasta igualarse a las de los hombres. Parece que sería más lógico caminar hacia un modelo "unisex" que tomando lo mejor de cada género contribuyera a alargar la expectativas y la calidad de vida para todas y todos.

José Ángel Lozoya Gómez

Aunque la adaptación de los hombres a los cambios impulsados por las mujeres, la hemos iniciado cada uno a nivel personal, presionados por las circunstancias y las mujeres con que nos hemos relacionado, desde mediados de los 70 en los países escandinavos y de los 80 en distintas ciudades españolas han ido apareciendo grupos de hombres que buscan compartir aquellas inquietudes que difícilmente surgen en las conversaciones entre varones, ni son fáciles de tener en presencia de las mujeres. En ellos se cuestiona la vigencia del modelo tradicional, se habla de los malestares masculinos o se analiza críticamente, (no en todos los grupos,) cómo contribuimos a reproducir relaciones de dominación.

José Ángel Lozoya Gómez

Patriarcado

Es un aspecto teórico central de los enfoques de género. Alude al sistema ordenado jerárquicamente donde la figura del padre es la que tiene mayor relevancia y autoridad moral y política. Aflora como una ideología destinada a asegurar la distribución y herencia de la propiedad del patrimonio, perpetuando la línea familiar. Se caracteriza por la exclusión y dominación de las mujeres. Se basa ideológicamente en una validez diferenciada de los géneros donde lo masculino se identifica con todo lo positivo y lo femenino con todo lo negativo. Valora la virginidad, la monogamia, la heterosexualidad, el conservadurismo político y la conquista de la naturaleza

El patriarcado, por tanto, tiene una base material que organiza la reproducción de la especie, la sexualidad, los comportamientos y normas, la crianza de los hijos y un conjunto de construcciones culturales ligadas al poder, bajo un mismo proyecto estratégico de control de la propiedad y de los recursos para la reproducción cultural y política (Jaime Breihl: El género entrefuego: inequidad y esperanza Ceas, Quito, 1996, p. 90.)

Estas frases resumen, de cierta forma, aquellas actitudes y características asociadas a lo masculino según los estereotipos de género.

Frases de Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus de John Gray

E El sentido de la personalidad de un hombre se define a través de su capacidad para alcanzar resultados.

E El hecho de ofrecerle al hombre un consejo no solicitado equivale a suponer que no sabe qué hacer o que no sabe hacerlo por sí solo.

E Para sentirse mejor, los marcianos se meten en sus cuevas para resolver sus problemas solos.

E El temor más profundo del hombre es no ser lo suficientemente bueno o ser incompetente.

E A un hombre le resulta difícil diferenciar entre empatía y conmiseración. Odia despertar lástima.

E Un hombre alterna automáticamente entre la necesidad de intimidad y de autonomía.

E La mayoría de los hombres luchan por tener cada vez más éxito porque creen que los hará merecer más amor

Religión y Género

Es innegable el papel opresivo que la religión ha jugado hacia la mujer. Ha constituido un poderoso medio para mantener el patriarcado en la sociedad. Me gustaría profundizar en el tema, pero por ahora me acerco con el comentario sobre un cortometraje. Su título es Submission (Sumisión), dirigido por el holandés Theo van Gogh y guión de la diputada del parlamento holandés de origen somalí Ayaan Hirsi Ali (País: Países Bajos; Año: 2004; Duración: 10 minutos)

El título del film es una traducción directa de la palabra «Islam». Se trata de una serie de breves monólogos de una mujer musulmana y devota (cubierta de los pies a la cabeza con unas ropas negras transparentes) que, mirando a la cámara con expresión suplicante, relata su experiencia cotidiana, sometida la sumisión y al maltrato físico de varones musulmanes, incluido el relato de la violación por parte de su tío con la anuencia de sus padres. Mientras trascurre el monólogo, van apareciendo cuerpos de mujeres golpeados y tatuados con aleyas (versículos) del Corán, como metáfora del impacto físico que la doctrina islámica supone para las mujeres.

Muchos musulmanes percibieron esta denuncia del maltrato de las mujeres musulmanas como un insulto al Islam. Pero, incluso gente que compartía las preocupaciones de Hirsi Ali, dudaron de la eficacia del film en la medida que polarizaría las posiciones. Hirsi Ali, como guionista, sufrió amenazas diversas y los embajadores de Arabia Saudí, Malasia, Sudán y Pakistán solicitaron que se la expulsase del partido demócrata liberal al que pertenecía. El líder de este respondió que Hirsi Ali hablaba únicamente en su nombre y no en el del partido.

Tan solo unas semanas después de que la televisión retransmitiese el documental, su director, Theo Van Gogh, fue asesinado en plena calle por un islamista radical quien, en una nota clavada en el pecho del cadáver, dejó también graves amenazas hacia Hirsi Ali, estableciendo claramente la relación entre el documental y el crimen. Este hecho luctuoso otorgó fama internacional al film, que fue exhibido en algunas otras televisiones europeas. Sin embargo, en febrero de 2005 fue suspendida la proyección de Sumisión que estaba prevista para el festival internacional de cine de Rotterdam, dedicado precisamente a «películas censuradas». El productor del festival, Gijs van de Wastekalen, declaró lo siguiente al respecto: « ¿Significa esto [la retirada del corto] que estoy cediendo ante la presión del terror? Sí. Pero yo no soy un político o un policía antiterrorismo; soy un productor cinematográfico».

Cuaderno de trabajo SENDOTU de junio 2009: Intervención Social desde el Enfoque de Género

Género, roles de género, estereotipos de género y proceso de socialización de género

En las sociedades patriarcales, con la finalidad de mantener la hegemonía de los hombres en los órganos de poder, y perseverar las situaciones de dependencia de las mujeres respecto de los hombres, se atribuye a hombres y mujeres papeles distintos, en función de su sexo.

Lo "femenino" y lo "masculino" no son hechos naturales o biológicos, sino construcciones culturales. Hablamos de funciones, de tareas a realizar, de responsabilidades que asumir y…, todo ello, llega incluso a determinar que, mujeres y hombres, no tengan las mismas oportunidades de ejercer los derechos que les corresponden por el mero hecho de ser ciudadanas y ciudadanos.

A lo largo de nuestro proceso de socialización, según seamos hombre o mujer, aprendemos y ponemos en práctica una serie de comportamientos aceptados como femeninos y/o masculinos, comportamientos que van a ser considerados como apropiados o no, favoreciendo o no nuestra inserción a la sociedad a la que pertenecemos como miembros.

Dichos comportamientos se denominan roles de género, y están directamente relacionados con el reparto de tareas entre mujeres y hombres. Por ejemplo, a las mujeres se les asignan unos roles vinculados con el desempeño de tareas en el ámbito doméstico, relacionadas con el cuidado del hogar y con el cuidado de las personas en el entorno familiar, mientras que a los hombres se les asignan roles relacionados con el ámbito público: el empleo remunerado y la participación en los órganos de toma de decisiones que afectan al conjunto de la sociedad.

Otro de los criterios básicos para cuestionar los obstáculos a la igualdad entre hombres y mujeres en nuestra sociedad, son los estereotipos de género que hacen referencia a una serie de ideas impuestas, simplificadas, pero fuertemente asumidas, sobre las características, actitudes y aptitudes de las mujeres y los hombres. Tanto los roles como los estereotipos de género son aprendidos e interiorizados a través de un proceso de aprendizaje por el cual las personas aprenden e incorporan valores y comportamientos de la sociedad en la que nacen. Este proceso de socialización es denominado socialización de género.

Este proceso de socialización de género tiene dos vertientes:

– Una colectiva, donde los individuos, mujeres y hombres, se adaptan a las expectativas que sobre ellos tiene el resto de la sociedad.

– Una individual, cada persona perpetúa los roles y estereotipos, llevándolos a cabo en su vida y enseñándoselos a sus descendientes.

Es un proceso donde además de asumir estas tareas, interiorizadas en el proceso socializador, aprehendemos el imaginario social de la cultura patriarcal. La socialización de género determina los comportamientos y actitudes, papeles, actividades y participación en los distintos espacios sociales.

El proceso de socialización de género toma una importancia fundamental en el desarrollo de la identidad personal y en la interiorización de roles de género:

1. comienza antes del nacimiento (se nos asignan unos roles antes de nacer; no se espera lo mismo de un niño que de una niña ni generalmente se tienen las mismas expectativas).

2. Se prolonga durante toda la vida (reproducción de roles: mujeres y hombres desarrollan los roles asignados).

3. Se lleva a cabo a través de los principales agentes de socialización (la familia, la escuela, medios de comunicación, el grupo de pares, el lenguaje,… reproducen constantemente los roles asignados a cada género).

PROCESO DE SOCIALIZACION MASCULINO

A LOS HOMBRES…

ESTO PUEDE IMPLICAR QUE…

POSIBLES CONSECUENCIAS…

.- Se les considera el sexo fuerte y se pretende que lo sean

.• Afectivamente se les atiende y conferta menos

.• Afectividad insatisfecha

.• Se les presupone menos emotividad y escasas nec esidades afectivas

.·Se potencia poco o incluso se reprime su emotividad y sensibilidad

.• lnhibición afectiva, distancai miento, desapego

.·Se les presupone mas fuerza y capacidad

.·Se les protege menos

.- Seguridad en simismo, orgullo, independencia

.- Se espera mas de ellos

.- Se les exige mas

Se confia mas en ellos

.·lniciativa/tendencia a Ia acción

.- Predisposición a Ia autoexigencia

.- Capacidad para Ia autosuperación

.·Sentimientos de sobreexigencia: estres. inseguridad..

.- Se cree que les acecharan menos peligros y sufrimientos, perc que deberan afrontar mas retos y desafios.

.·Se les da mas libertad

.·Se les estimula mas hacia el exito y Ia competitividad

.·Se potencia su arrojo y agresividad

.·Se les reprime Ia existencia y expresi6n de sentimientos como miedo, inseguridad, equivocación, tristeza..

.- Dificultad en autoconfortarse. en comprender y consolar

.- Tendencia a Ia terquedad y agresividad

.- Suficiencia: dificultad en reconocer errores y en pedir ayuda

PROCESO DE SOCIALIZACION FEMENINO

A LAS MUJERES…

ESTO PUEDE IMPLICAR QUE…

POSIBLES CONSECUENCIAS…

.- Se les considara el sexo debil y se pretende que lo sean

.·Afectivamente se las atiende y conferta mas

.-Pos1bilidad de una buena autoestima basica

.- Capacidad para autoconfortarse y tambien para comprender y consolar

.- Se les presupone mas emotivdi ad e importantes necesidades afectivas

.- Se potencia su sensibilidad y Ia expresi6n de afectos

.- Tolerancia a Ia frustración

.- Se les presupone menos iuerLa y capacidad

.- Se les exige menos

.- Capacidad para reconocer los propios errores

.- Se espera menos de elias

.- No reciben presiones, exigencias ni estimulos hacia el logro,el exito y Ia competitividad

.- Tendencia a Ia dependencia

.- lnfravaloración e inseguridad BaJa autoestima

– Se cree que les acecharan mas pellgros y sufrimientos.

.- No se espera que deban atrontar demasiados retos y desafios.

.- Se confia menos en elias

.- Se tiende a sobreprotegerlas y a limitar suslibertades

.- Se les permiten e incluso fomentan los sentimei ntos de temor e inseguridad

.- Se reprime su intrepidez, su agresividad, fomentandose su prudencia y delicadeza

.- Poca motivación hacia el logro y Ia competitividad

.- Poca tendencia a Ia acción y a tomarIa iniciativa

Género NO es…

Por lo tanto género

1.- No es sinónimo de sexo. En muchas ocasiones hablamos de diferencias de género cuando realmente estamos usando en nuestro análisis la variable sexo.

El género implica ir más allá del dato diferencial entre sexos, supone comprender y explicar socio-culturalmente las desigualdades sociales asentadas sobre las diferencias sexuales.

Es necesario poder disponer de datos desagregados en los análisis y acciones que realizamos, sin embargo, no podemos quedarnos en la mera constatación de diferencias sexuales sino que debemos describir cómo se construyen en las sociedades y cómo podemos transformar estas desigualdades.

2.- No es sinónimo de mujeres, o asunto de mujeres. Hablamos y desarrollamos programas de intervención aludiendo el género cuando realmente se trata de programas centrados en las mujeres.

Muchos programas cuyas personas destinatarias son las mujeres pueden surgir del análisis de género y otros, sin embargo, carecen de esta perspectiva.

Género incluye a hombres y mujeres en todas las actividades de la esfera social, e incluye la conciencia de la desigualdad para generar las mismas oportunidades para todas las personas.

3.- La aplicación del concepto género no significa la lucha por el poder entre los géneros. Que el dominio histórico de un sexo sobre otro cambie de sentido, que los hombres, que tradicionalmente han dominado y subyugado a las mujeres, pasen a una posición subordinada.

Así, género se trata de:

1.- una categoría analítica transversal a los procesos socioculturales que nos permite: describir algunas de las desigualdades sociales y estudiar, desde otra mirada, cómo las desigualdades se asientan en las diferencias.

2.- Una estrategia o perspectiva porque presta atención a las disparidades entre hombres y mujeres en las intervenciones sociales y políticas, intentando alcanzar la igualdad de oportunidades.

3.- Una categoría (eje) sobre la desigualdad social tan importante y transversal como otras que nos permiten el análisis social. Entre las principales podemos señalar la edad, la etnia, la religión, la orientación sexual, la clase social o la discapacidad.

Espacio público, doméstico y privado

El distinto uso del tiempo y del espacio por parte de las mujeres y de los hombres está relacionado con el modelo patriarcal en el que se basa nuestra sociedad, con el reparto de funciones entre mujeres y hombres no por su capacidad ni por sus conocimientos, sino por ser mujeres y hombres.

Análisis del uso de los espacios:

El espacio público se identifica con el ámbito productivo, con el espacio de la "actividad", donde tiene lugar la vida laboral, social, política, económica. Es el lugar de participación en la sociedad y del reconocimiento. En este espacio se han colocado los hombres tradicionalmente.

En el lado opuesto, se encuentra el espacio doméstico, con el espacio de la "inactividad" donde tiene lugar el cuidado del hogar, la crianza, los afectos y el cuidado de las personas dependientes. En este espacio se ha colocado tradicionalmente a las mujeres.

Y, por último, está el espacio privado que es "El lugar del tiempo singular, de lo propio, la condición de estar consigo mismo/misma de manera crítica y reflexiva, es el culto a la individualidad y responde a la cualidad de ocuparse de sí mismo/misma".

En el caso de las mujeres tiende a confundirse con lo doméstico, hurtándoles ese espacio para sí.

El espacio público y el doméstico están directamente relacionados con la realización de tareas y funciones sociales adjudicadas a mujeres y a hombres. Aunque los trabajos desarrollados en ambos lugares son imprescindibles, unos han sido adjudicados a los hombres (trabajo productivo) y otros a las mujeres (trabajo reproductivo y doméstico), otorgándoles, además, diferente valor. A esta división de funciones se le denomina división sexual del trabajo.

El trabajo productivo o empleo está relacionado con el espacio público, y se define como la actividad reglamentada reconocida jurídica y socialmente, a partir de la Revolución Industrial, que posee como prestación una remuneración económica. En el espacio doméstico, se desarrollan tanto el trabajo reproductivo como el trabajo doméstico.

Por trabajo reproductivo, se entiende la actividad no remunerada que implica la reproducción de la vida, el cuidado de las personas dependientes del entorno familiar y el mantenimiento y la transmisión del código de valores.

En cuanto al trabajo doméstico, nos encontramos con aquella actividad no mercantilizada que abarca todas las tareas, y funciones relacionadas con el mantenimiento del hogar.

A pesar de la importancia del trabajo reproductivo así como del trabajo doméstico, son considerados "trabajos invisibles" ya que las personas que los realizan, normalmente mujeres, no reciben ninguna prestación económica y, las consecuencias son: la falta de reconocimiento y valoración social de ese trabajo.

Las mujeres, en palabras de Nancy Frazer, padecemos dos tipos de injusticia, la distributiva y la de reconocimiento.

La injusticia distributiva, es aquella que ha estructurado el trabajo, diferenciando aquel que era dirigido exclusivamente a hombres (trabajo productivo- esfera pública) del que ha sido dirigido exclusivamente a mujeres (trabajo reproductivo- esfera privada) no reconocido y no remunerado.

La injusticia de reconocimiento, es una injusticia más cultural. Y esto porque una de las principales injusticias del género es el androcentrismo y el sexismo. Un androcentrismo que ha construido, ha dado autoridad a unas normas y a un tipo de organización que privilegia los valores masculinos y las acciones masculinas.

De hecho, el trabajo reproductivo y doméstico no está recogido en las estadísticas referentes al Productivo Interior Bruto (P.I.B.). No se considera que han de de incluirse como trabajo que contribuya al crecimiento y desarrollo de un país.

La incorporación de las mujeres al mercado de trabajo no ha supuesto su retirada del trabajo doméstico, ni del reproductivo. La presencia de las mujeres adultas en el ámbito productivo siempre se da junto a su presencia en el ámbito doméstico-familiar. En este caso, se habla de doble jornada o doble presencia.

Se trata de la combinación del trabajo productivo, doméstico y familiar de forma cotidiana. Es la forma bajo la cual la mayoría de las mujeres adultas de las sociedades urbanas industrializadas han afrontado su masiva participación en el mercado de trabajo. En este sentido, la ampliación de la doble presencia ha supuesto algunos cambios en la división social y sexual del trabajo, pero siempre a costa de una "acumulación de trabajo" por parte de las mujeres adultas y, por tanto, con efectos en su salud.

Las estrategias adoptadas por las mujeres para poder afrontar dicha jornada, van desde la contratación de otras mujeres, en la actualidad en su mayoría inmigrantes, para la realización de los trabajos del hogar (trasvase de la desigualdad de género), la ayuda de las abuelas en la atención a los nietos y/o nietas (el síndrome de la abuela esclava), la búsqueda de empleos a tiempo parcial, la solución de reducción de la

jornada laboral, o el rechazo de puestos de trabajo incompatibles con sus responsabilidades familiares.

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Currículo oculto

El Currículo oculto pretende garantizar la valoración de todas las competencias, capacidades y experiencias de las mujeres adquiridas a lo largo de la vida, ligadas o no a entornos laborales. Por ejemplo:

-Dignificación de las capacidades adquiridas en el trabajo reproductivo y que pueden tener proyección laboral: conocimiento y gestión de recursos públicos, correcto uso de formularios de datos y protocolos básicos, contabilidad básica, conocimientos en dietética, nutrición, primeros auxilios, habilidades sociales para la atención de personas dependientes, manipulación de maquinaria eléctrica. Participación comunitaria.

-Identificación de las capacidades adquiridas en trabajos donde se han desarrollado responsabilidades y tareas por encima del reconocimiento oficial: atención a clientes, recepción telefónica, contabilidad básica, tratamiento de textos, ofimática básica,…; economía sumergida.

Necesidades prácticas e intereses estratégicos

Las necesidades prácticas de género

• Son las necesidades que mujeres y hombres identifican en el contexto de sus papeles socialmente aceptados en la sociedad y que, con frecuencia, se relacionan con las condiciones de vida (por ejemplo, vivienda, cuidado de los niños y niñas, empleo).

• La satisfacción de estas necesidades no altera el equilibrio de poder y posición entre las mujeres y los hombres.

Las características de las necesidades prácticas son:

1. Tienden a tener una respuesta inmediata e intentan modificar la situación a corto plazo.

2. Son diferentes según las personas y el lugar geográfico.

3. Están ligadas a necesidades cotidianas, alimentación, vivienda, salud, educación, descendencia, etc.

4. Pueden quedar satisfechas por acciones concretas: aumento de la cualificación, creación de centros de salud, de atención socio comunitario, etc.

5. Se plantean en términos de acceso a los recursos y a los servicios. La satisfacción de las necesidades prácticas:

1. Tiende a tratar a mujeres y hombres como beneficiarias y beneficiarios y, a veces, como participantes.

2. Puede mejorar las condiciones de vida de las mujeres o de los hombres.

3. Es una condición necesaria para satisfacer intereses estratégicos.

4. La satisfacción de necesidades prácticas no contribuye necesariamente a reducir las desigualdades entre hombres y mujeres.

Necesidades o intereses estratégicos de género

• Son las necesidades relacionadas con las mejoras en la igualdad entre las mujeres y los hombres; por ejemplo, la igualdad de salarios, la igualdad en la toma de decisiones o la distribución igualitaria de la responsabilidad sobre las tareas domésticas y familiares.

• Tratan de mejorar la "posición" de las mujeres en la sociedad y surgen del análisis de subordinación.

Partes: 1, 2
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