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Carolina Tobar García

Enviado por mlaura


    1. Hospital infanto juvenil Carolina Tobar García
    2. Reseña histórica
    3. Doctora Carolina Tobar García (1898 -1962)
    4. Niños anormales. Antecedentes históricos del concepto de anormal
    5. La Doctora Tobar García en los Estados Unidos de América
    6. Regresa a Buenos Aires
    7. Causas del retardo escolar
    8. ¿Por qué hacen falta las escuelas especiales?
    9. Conclusión
    10. Bibliografía

    Introducción

    A lo largo del siguiente informe, realizaré un desarrollo del trabajo de Carolina Tobar García en relación con la creación de las escuelas diferenciales.

    La doctora quería ver escuelas diferenciales en todo el país. Éstas se crearon, con diferencias de meses entre unas y otras, en 1949 (las primeras cuatro escuelas diferenciales en Capital Federal, también las primeras del país).

    La doctora Tobar García escribía en el diario La Nación: "si echamos una hojeada a la organización de nuestra escuela primaria creeríamos estar en un país de niños privilegiados donde todos fueran estrictamente normales o superdotados. Apenas si contamos con algunas escuelas al aire libre, una para ciegos y otra para sordos. Pero no tenemos escuelas para retrasados".

    El ambiente escolar y social que se vivía en esos años en nuestro país era el siguiente: la pedagogía diferencial tendía a tener programas adecuados para los niños deficientes. En la escuela común los niños deficientes eran siempre desplazados y los docentes, con las excepciones debidas, evidentemente se sentían molestos porque soñaban con el grado ideal. ¿Y qué era el grado ideal para el docente? Una escuela de nivel parejo, donde no hubiera alumnos que la obligaran a trabajar o a distraerse en función de ellos. Este era un problema.

    El otro problema era como el que ocurre hoy con el S.I.D.A., la ocultación del enfermo. Los padres de los diferenciales procuraban ocultar la deficiencia de sus hijos, porque llevaban para consigo una carga, lo que se da en llamar algo así como un "mea culpa". Era un grave error. Nadie está exento de tener un hijo afectado, pero el problema era para toda la familia. Por ejemplo, la hermana del infradotado que tiene que presentarlo a su novio. Ello alerta a la familia del novio. Todos asumían que a la muerte de los padres, alguno de los hermanos tendría que ocuparse del infradotado. Son problemas que afectan a la unidad familiar, a la sociedad. Toda la estrategia de la Doctora estaba destinada a introducir un nuevo "modus vivendi" en la sociedad con relación al infradotado. Fue un dura lucha, la cual conoceremos (o trataré de hacerlo), a través de este informe.

    Hospital infanto juvenil Carolina Tobar García

    El hospital infanto juvenil Carolina Tobar García es una institución eminentemente asistencial, pionera en su tipo en el país y en Latinoamérica.

    Provee un experto cuidado del niño y desde que se creó se constituyó en el único hospital monovalente en el campo infanto juvenil en las áreas de asistencia, prevención, rehabilitación y de formación profesional.

    Reseña histórica

    En 1957, en los considerandos de las ley 12628/57 que creaba en Instituto de salud mental dependiente del Ministerio de Salud Pública, que centralizaba a todos los hospitales psiquiátricos del país, en la cual se hace mención a que "era inadmisible que en la Argentina no existiera un hospital psiquiátrico infanto juvenil con su equipamiento correspondiente".

    Once años después, el 20 de diciembre de 1968 se inaugura el hospital infanto juvenil, que lleva el nombre de la Dra. Carolina Tobar García en homenaje póstumo, por la resolución número 966 del Instituto de Salud Mental, firmada por el entonces interventor de la dirección de salud mental, Dr. Julio Estevéz.

    Su misión fundacional fue la de "ejecutar acciones de atención médica integrada, especializada, con el propósito de promover, proteger, recuperar y rehabilitar la salud mental de población infanto juvenil"

    Se le destina el edificio que había sido destinado a la escuela de enfermería, abandonado desde fines de la década del 50.

    Se crean primero consultorios externos y hospital de día con pocos profesionales, algunos concurrentes y los llamados "líderes de grupo" que eran jóvenes estudiantes de Medicina y Psicología que organizaban algunas tareas con los pacientes.

    En los primeros meses de 1969, frente a la necesidad de habilitar el servicio de internación, llega un contingente de niños de la Colonia Montes de Oca que impacta a quienes los esperaban por su imagen asilar, sus cabecitas rapadas y sus grises guardapolvos.

    Al poco tiempo, en los servicios ya existentes: consultorios externos, hospital de día e internación se crean sectores de niños y adolescentes además del jardín de infantes terapéutico.

    Pediatría, Neurología y Laboratorio comienzan a funcionar recibiendo cada día más pacientes y luego lo hará Odontología. También se organiza rápidamente el área técnica y administrativa.

    En cuanto a la residencia, en un primer tiempo, a fines de 1968 se los denominó becarios hasta que, al promediar el año siguiente, se consideró al hospital con la importancia necesaria como para tener su residencia.

    Serían dos médicos por año hasta que en 1984, se incorporan psicólogos y otros profesionales. Estos primeros residentes trabajaban en todas las áreas y sobre todo en internación, realizando más de una guardia semanal. Luego se concretaría el nombramiento de médicos de planta con la obligación de realizar una guardia, pero esta norma duró poco tiempo, con lo cual se dio oportunidad a los concurrentes de formar parte del plantel de guardia.

    Hasta 1974 la dotación para la emergencia era de un médico de planta y un residente, luego se integró un segundo médico y en la actualidad, desde 1993 se incluye al psicólogo en la guardia.

    Cuando se inaugura el hospital se hace un llamamiento de enfermeros. Casi todos ellos provenían del Centro Tisiológico Nacional.

    Hacia mediados de 1969 comienza su tarea la escuela con una directora y dos maestras y el servicio social crea el club de padres. En la década del 70, el hospital de día organiza su equipo móvil a domicilio, con médicos y psicólogos.

    En 1974 comienza a funcionar rehabilitación haciendo hincapié en las actividades plásticas y más tarde psiquiatría social.

    En 1978 se impone el nombre de Dr. Lamberto Ciampi a la biblioteca, en homenaje a quien fundara en 1923 la primera cátedra de Psiquiatría infantil en Rosario y en el país.

    La década del 80 y el retorno de la democracia traen aparejados profundos cambios en el funcionamiento, entre ellos se funda la Asociación de profesionales.

    En 1993 el hospital es transferido, junto con otros hospitales, a la órbita de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, actual Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, lo cual incluye al hospital en la red municipal de salud.

    El hospital cuenta con convenios de diversas Universidades que realizan actividades de formación en él mismo. Se abre así un abanico para la docencia y la investigación, así como para la transmisión del saber y de la experiencia.

    Esto se pone a prueba y a consideración de la comunidad profesional en jornadas y congresos anuales.

    Doctora Carolina Tobar García (1898 -1962)

    Maestra normal nacional egresada de la Escuela normal de Mercedes (San Luis) 1917. Doctora en medicina (1929), y médica legista (1941) de la Universidad de Buenos Aires.

    Realizó estudios de psiquiatría infantil en los Estados Unidos en la Universidad de Columbia, en teachers College y en el Medical Center (Nueva York años 1931 y 1932), publicando a su regreso la obra Educación de los deficientes mentales en Estados Unidos. Ejerció la docencia primaria en las escuelas de la Capital (1917 – 1920) y la secundaria en el colegio Ward desde 1921 (ciencias biológicas y psicología).

    Fue encargada del gabinete psicopedagógico del Hogar Santa Rosa desde 1938. Médica del consejo nacional de educación (consultorio de enfermedades nerviosas y mentales de niños y adultos), desde 1934. Encargada de la organización de la escuela primaria de Adaptación y directora de la misma (consejo nacional de educación). Médica del Hospicio de las Mercedes desde 1935. Directora de los consultorios de la Liga Argentina de Higiene Mental (sección niños).

    Miembro de la C. D. de la Federación Argentina de mujeres universitarias.

    Tomó parte en diversos congresos: "primer Congreso de Educadores" reunido en San Luis en 1936. Tuvo relato oficial sobre el tema "desarrollo psíquico del escolar argentino" en el "primer Congreso de Puericultura" reunido en Buenos Aires en 1941 y sobre el tema "establecimientos para anormales psíquicos y deficientes mentales" en la "segunda Conferencia Nacional de la infancia abandonada y delincuente" efectuado en Buenos Aires en 1942. En el segundo Congreso provincial del niño y la cuarta Conferencia Nacional de psicotecnia reunida en Santa Fe en octubre de 1942 contribuyó con el trabajo "el niño en la literatura y en la vida".

    Trabajos publicados: "Educación de los deficientes mentales en Estados Unidos" (año 1933), "Enseñanza de la Lengua" en colaboración con Marta Salotti (contribución didáctica experimental) año 1935, "Temas de psiquiatría escolar" año 1939, entre otros.

    Niños anormales. Antecedentes históricos del concepto de anormal según como lo expresó la Doctora Carolina Tobar García.

    Desde 1798, en que se descubrió el salvaje de Aveyrón, hasta nuestros días, ha transcurrido casi un siglo y medio. Este niño fue encontrado entre los animales del bosque que lleva su nombre. No hablaba y sólo emitía sonidos onomatopéyicos semejantes a los de las bestias entre las cuales vivía. Se vieron obligados a darle caza para restituirlo a sus semejantes.

    Era la época de mayor esplendor del empirismo. La psicología de Condillac postulaba la idea de un entendimiento vacío que aquel pensador representó con el símil de su famosa estatua.

    Esa estatua iría cobrando vida intelectual merced a la sumación de sensaciones elementales. Utilizando estímulos apropiados para cada sentido, iría nutriendo esa oquedad hasta llegar a las ideas. Condillac le acercaba una rosa seguro de que la estatua diría: es una rosa. A continuación le acercaría un clavel, asegurando que la estatua habría de notar que "no era lo mismo", acusando por lo tanto la diferencia. Era más difícil demostrar esta teoría con un niño pequeño y parecía fácil hacerlo con uno de la edad del salvaje de Aveyron, que debía tener cerca de once años.

    Se presentaba una magnífica oportunidad para hacer el experimento. El salvaje se hallaba en ese estado, sólo por acción del ambiente. Era alalo, es decir no hablaba, por haber estado entre animales. Se le bautizó con el nombre de Juvenis Averioneusis. El doctor Ytard, se entusiasmó ante la idea de poder reeducarlo y convertirlo en un ser civilizado.

    El niño aprendió a comer alimentos cocidos, adquirió algunos hábitos de higiene y en el curso de cuatro años, se consiguió proveerlo de un vocabulario que le permitía una rudimentaria expresión de sus necesidades.

    El éxito fue muy precario en relación a las ilusiones que se habían hecho. No fue posible demostrar con él teoría alguna. Su mente resultaba impermeable a la experiencia.

    Juvenis era menos que una página en blanco, porque era un verdadero negativo de la página. El diagnóstico de idiotez que había hecho Pinel se confirmó.

    Pero como la historia de la ciencia es una serie dramática de sucesos nunca estériles, éste tuvo sus frutos. Llamó la atención sobre los niños que, semejantes a Juvenis, o con un déficit menos profundo, eran susceptibles de educación.

    Hasta entonces habían estado todos englobados bajo el título común de idiotas, palabra que deriva del griego y quiere decir aislado. Sin embargo, los había capaces de socialización en grado mayor o menor. Los había capaces de adquirir hábitos de trabajo y lenguaje, en muy variada proporción.

    En la primera mitad del siglo XIX se destacó en Francia por los adelantos en el arte de educar niños insuficientes, el doctor Seguín.

    Este maestro llegó a exponer un método completo de educación que se llamaba filosiógica, por haberse basado en la estimulación de los sentidos. Fundó su método en una hipótesis sobre la patogenia del proceso, o sea sobre su mecanismo de producción, que lo creía debido a una detención en el desarrollo. Pensaba que esa detención había dejado aislados los centros nerviosos.

    Pasamos ya a la segunda mitad del siglo pasado. El gran psiquiatra hizo de los insuficientes dos grandes grupos: idiotas e imbéciles.

    Tomó como elemento básico para su clasificación, el lenguaje. El idiota es un sujeto que no habla o habla poco; el imbécil habla, a veces habla mucho y generalmente habla mal. Desde el idiota alalo hasta el imbécil logorreíco (que habla mucho) y dislálico (con defectos de pronunciación), hay una serie de subgrados que se caracterizan por el monosílabo, la fase corta, etcétera.

    En el último cuarto de siglo, el interés por el problema se halla ya en las escuelas. Los fracasos de muchos niños hacen pensar en defectos congénitos, no solamente en la acción negativa del ambiente. El ambientalismo extremado, como único causante del déficit intelectual, cede el paso ante los aportes de la psiquiatría. Si se trata de factores internos se plantes la necesidad de su diagnóstico precoz para el tratamiento oportuno.

    Se observa que hay escolares que asimilan todo lo que se les enseña, y niños que no progresan en la misma medida. Se empieza a tener la evidencia de que además de los idiotas e imbéciles, hay, entre los niños que concurren a las escuelas, muchos otros alumnos congénitamente inferiores. Los idiotas e imbéciles nunca concurren a las escuelas públicas (sino por error), pero entre los que concurren, se ven problemas de aprovechamiento que ocupan seriamente la atención de los psicólogos. Se interesan en ese problema los maestros y los médicos, especialmente los médicos psiquiatras. Muy pronto se descubre el débil mental.

    La organización de la escuela pública graduada se hace universal. Se subdivide el programa de estudios en años de aprendizaje. Empíricamente, se distribuye el trabajo para cada grado.

    La mayoría de los niños cursa un año de estudios en un curso o año civil. Se establece el criterio de la edad escolar.

    Progresando con ritmo regular se avanza a razón de un año por curso. Se cuenta el atraso por la diferencia entre la edad civil y la escolar. El criterio de la edad escolar resulta muy insuficiente para calcular o prever el aprovechamiento de los escolares.

    Así estaban las cosas cuando Alfredo Binet, médico y psicólogo, fue designado para las escuelas de la ciudad de Paris.

    Muy pronto comprendió la importancia del problema y la posibilidad de concebir procedimientos objetivos para medir la capacidad mental de los escolares.

    Formuló su concepción de la inteligencia como la capacidad de comprensión, invención, dirección y crítica.

    La edad mental es una unidad de medida. El niño que no tuviera una edad mental paralela a su edad civil estaba fuera de lo común. Así podía predecirse cual habría de ser su porvenir escolar.

    Su escala para medir la inteligencia se divulgó rápidamente. Se dedicó, por ser médico escolar, a los niños atrasados y repetidores. Su experiencia llegó a decirle que el atraso mental tiene un valor correlativo de la edad civil. Dos años de atraso en la temprana infancia tienen más valor que si fuera al final de la misma. Para comprender este concepto, compárense las consecuencias de dos años de atraso a los seis años con dos años de atraso a los once.

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    El cociente de inteligencia es mayor en el último caso. El atraso en el primero es indiscutiblemente más importante.

    Binet enriqueció la clasificación de los insuficientes mentales estudiando a los escolares que más tarde se llamarían débiles mentales. En su época se les designó con el término de "arriere".

    Hizo distinción entre niños escolarizables y no escolarizables. Los idiotas e imbéciles fueron colocados entre los últimos; los "arriere" entre los primeros.

    Se hizo también, en su época, la distinción entre "arriere" y "retardé". El primero es un insuficiente mental congénito; el segundo es un falso "arriere". Su atraso escolar y mental se debe a escolaridad irregular, defectos periféricos, mala salud, etc.

    Formuló una regla que es digna de llevar su nombre, por la importancia práctica que tiene: dos años de atraso si el niño es menor de nueve años y tres si es mayor de nueve, significan debilidad mental, "prima facie".

    Debemos agregar la expresión "prima facie" para excluir la posibilidad de toda confusión entre "arrieré y retardé". Un escolar de este último tipo escapa a la regla. "prima facie" quiere decir que se emite ese juicio sin profundizar en el estudio individual, se juzga sólo por el atraso escolar.

    En Inglaterra, otra figura sobresaliente va a hacer grandes aportes en este tema.. Francis Galton, contemporáneo y primo de Charles Darwin, se ocupó de casos completamente opuestos a los que hemos tratado anteriormente. Su libro publicado en 1869, lleva el título de "La herencia del genio". Comenzó por estudiar la ascendencia de numerosos jueces que se habían sucedido desde dos siglos anteriores a esa fecha.

    Hizo "tablas" con los datos históricos que pudo encontrar y llegó a la conclusión de que los jueces tenían siempre algún ascendiente ilustre.

    Estudió genealogías enteras en tres generaciones: padre, abuelo, bisabuelos. Supongamos cien familias de jueces, tal como se hizo en aquel entonces. Encontró que para 100 jueces había 26 padres eminentes, 15 abuelos y 2 bisabuelos en iguales condiciones.

    De aquí se desprende que un juez tiene más probabilidades de tener un padre eminente que un bisabuelo de la misma categoría.

    Estudió también los colaterales y encontró que en las familias donde había un hombre eminente había también otros, aunque en menor escala; la mayor parte de los parientes descendía gradualmente hasta acercarse a lo común. Esta ley llamada de regresión fue sacada también por procedimientos estadísticos. Distribuyó los sujetos estudiados en la famosa ojiva que lleva su nombre. No solo estudió los caracteres psíquicos, sino también la talla y el peso.

    Otros nombres ilustres, explica la Doctora Tobar García, son necesarios para completar los antecedentes de lo que ahora se llama anormal. Por ejemplo: Gregorio Mendel, director del Jardín Botánico, que nación en 1822. Se ocupó especialmente de la hibridación. Partió también de la observación de la naturaleza y registró sus resultados en tablas. Utilizó las matemáticas para contar, no para hacer deducciones. Su método fue más inductivo que deductivo. Galtón estudió la ascendencia; Mendel hizo lo contrario, estudió los descendentes.

    De sus estudios salió la confirmación de la enorme diferencia entre unos sujetos y otros, aun siendo de la misma familia, mejor dicho, se encontró la explicación de las variaciones.

    El aporte extraordinario de ambos, tanto de Galtón como de Mendel, sería aprovechado posteriormente para la eugenesia y para otros problemas de gran importancia.

    De gran importancia fue la contribución de William Stern, que dividió la edad mental por la edad civil y dio a ese resultado el nombre de cociente de inteligencia.

    Tomando una población de niños se podía investigar el cociente de inteligencia de todos y cada uno. Se confirmó la existencia de una infinita variedad. Contando, como había hecho Galtón y Mendel, llegaron a la conclusión de que la distribución de la inteligencia se haría de manera que recordaba la de otros caracteres, talla, peso, color, forma, etc.

    La aplicación de la estadística al estudio de las aptitudes intelectuales no se dejó esperar. La ojiva de Galtón, o la curva en campana, sirvieron para mostrar gráficamente la distribución del cociente de inteligencia.

    La ojiva y el binomio de Newton fueron usados por Galtón. Se agregó a ellos la curva en campana, que responde a la fórmula de Gauss. El cálculo de probabilidades permite prever el futuro de un niño según los resultados de los exámenes mentales, mejor dicho, según su cociente de inteligencia. Pero ya sabemos que no debemos caer en el error de las interpretaciones absolutas. Las reglas no son leyes; son generalizaciones.

    La curva de Gauss lo único que dice, es que no hay dos individuos iguales.

    Tomada una población de niños y determinando su cociente de inteligencia, se les distribuye en la curva en campana, que es la gráfica de la media aritmética. Se ve entonces que la mayoría de los niños se agrupan alrededor de la media.

    Los grupos se hacen más pequeños a medida que el cociente se aleja del término medio. En los extremos de la curva hay grupos de valor ínfimo por el número de niños que contiene. De ahí ha surgido el concepto de inteligencia media, que es la que corresponde a la media aritmética. Todos los que tienen un cociente inferir a esa media, quedan a la izquierda en el eje de las coordenadas cartesianas. Todos los que tienen una inteligencia superior a la media, van a la derecha del mismo eje.

    Aquellos que se llaman idiotas están en el extremo de la izquierda, y los de inteligencia genial están en el extremo opuesto de la derecha.

    El espacio comprendido en la base de la campana, desde el centro a la periferia, se puede subdividir en cuatro, en diez ó en cien partes.

    Los primeros psicólogos dividieron el espacio en cuatro partes. Observaron que los cocientes colocados en los dos cuartiles de la izquierda eran muy bajos. Correspondían a los sujetos que en la clínica se llamaban idiotas o imbéciles. Observaron también que el cuartil más cercano, o sea el primero, estaba ocupado por grupo más grande y todos eran sujetos muy parecidos a lo que se llama vulgarmente comunes, pero los del cuartil comprendido entre 50 y 75, ya mostraban serias dificultades para aprender como los demás. Colocaron a esa franja la debilidad mental.

    El débil mental es aquel sujeto que tiene un cociente de inteligencia comprendido entre 50 y 75. El superdotado, en cambio, tiene un cociente elevado que debe hallarse en el 2, 3 y último cuartil de la derecha. Para llamarse superdotado debe tener cociente general y aptitudes intelectuales sobresalientes.

    Para el concepto de anormal no pude hablarse de éste sin hablar previamente de normalidad.

    La palabra normal puede ser usada como juicio de valor para significar aquel estado en que el sujeto se adapta. La adaptación pude ser biológica y espiritual.

    Como la psicología no tiene leyes que expliquen la normalidad ni la anormalidad, recurre a otros procedimientos, como los estadísticos.

    El resultado de cualquier estudio, observación o experimento, que se funda en la estadística, es un criterio de probabilidad. Tiene valor de aplicación general pero no individual. El criterio de normalidad, según lo que se desprende de la curva de Gauss es muy distinto del que hemos enunciado como juicio de valor. Lo normal es lo que está en el término medio o lo que se acerca al promedio aritmético. Lo que se encuentra en los extremos de la curva se denomina excepcional. Niños normales son los que tienen inteligencia media; niños excepcionales son los que están en los límites, el idiota o el genial.

    Supongamos que aplicáramos la palabra normal a los niños excepcionales. No tendremos inconveniente en aceptar que el idiota y el imbécil son anormales; lo son por la pequeña cantidad y la calidad de su inteligencia.

    Veamos ahora el grupo que en título lleva el adjetivo difícil. Se sobrentiende que se trata de niños difícilmente educables. En la actualidad constituyen un grupo característico. La educabilidad tiene su medida como lo tiene la capacidad para adquirir conocimientos. La medida de la educabilidad está dada por la adaptación..la adaptación es el equilibrio entre el individuo y el ambiente, entre el escolar y la escuela. No sólo depende por lo tanto, del sujeto y del escolar, sino del medio, y en el caso que nos interesa, de la escuela.

    Se observa, a veces, que alumnos que no se adaptan a una escuela lo hacen en otra. Quiere esto decir que el diagnóstico de inadaptación o desadaptación requiere un estudio más profundo que el del mero rendimiento insuficiente.

    Se ha convenido en llamar difícil solamente a los desadaptados por causa endógena, o sea originada en su constitución mental.

    Queda por fin el grupo de los retardados escolares. Esta expresión es la más confusa de cuantas se han usado hasta el momento. La palabra retardados se usa con tanta arbitrariedad que nunca se sabe qué quiere decir el que la usa. No tiene equivalente en la psicología patológica, sólo por aproximación se puede decir que corresponde al débil mental.

    No podría aplicarse al idiota ni al imbécil, que son inescolarizables por definición. Por exclusión no queda otro que el débil mental para ser designado así; pero, aquí cabe más que en ningún otro caso hacer distinciones prácticas, puesto que la expresión retardados escolares no tiene otro alcance.

    La Doctora Tobar García en los Estados Unidos de América

    La Doctora ya tenía conocimiento de que en Estados Unidos se habían creado escuelas especiales para niños con problemas de diversa índole. Y había nacido en ella la idea de ir a ese país, para ponerse al tanto de su funcionamiento.

    La Doctora lo expresa en la página 171 de su libro "Higiene mental del escolar", editado en noviembre de 1945 por "El Ateneo":

    "… EL problema de la educación de los "retardados pedagógicos" venía preocupando a las autoridades desde años atrás sin haberse llegado a la solución adecuada y permanente"

    "La necesidad de encauzar la enseñanza especializada que requieren los anormales, por una senda definitiva y segura atrajo mi atención desde aquel entonces. Terminados mis estudios en la Facultad de Medicina, solicité y obtuve una beca por intermedio del Instituto Cultural Argentina – Norteamericano para realizar estudios en el Colegio de Profesores de la Universidad de Columbia. Estudiando allí durante los años 1931 – 1932 adquirí las nociones básicas fundamentales que me sirvieron después para dedicarme a procurar la solución del problema encarándolo de una manera distinta a lo que se había hecho anteriormente y según me lo permitieron las circunstancias."

    De que ese viaje a Estados Unidos había sido un proyecto que la Doctora venía madurando desde tiempo atrás y de cómo ocupó su tiempo durante el año y medio que vivió en ese país lo explicó someramente en la introducción de su libro "Educación de los deficientes mentales en los Estados Unidos, Necesidad de su implantación en la Argentina":

    "Hace años que se habla en Buenos Aires de la creación de escuelas para anormales y hace años que asistimos a esos conatos de "clases diferenciales" y de cursos para la preparación de maestros especiales."

    "Mi experiencia en el magisterio y en dos escuelas de la Universidad de Buenos Aires me convenció de que el país carecía de profesionales debidamente capacitados para organizar las instituciones destinadas a la educación de los deficientes mentales." "…por eso al optar por una beca en la Facultad de Educación de la Universidad de Columbia presenté un plan de estudio para la materia"

    "La educación diferenciada que está en pleno desarrollo en otros países, es desconocida entre nosotros, y, sin embargo, hoy en día, el problema de la educación diferenciada, debe ser el fundamento de todo sistema educativo."

    Regresa a Buenos Aires

    La Doctora Tobar García, luego de la experiencia adquirida durante el año y medio que pasó en Estados Unidos, regresó gozosa a nuestro país. Dispuesta a emprender la lucha de acuerdo con su temperamento, lenta, pero continua. Sin claudicaciones. Con la mente puesta en su objetivo. Nuestro país, como todos los países, tenía necesidad de escuelas diferenciales. En algunos ya las había. ¿Por qué no en la Argentina?. Fue así como, enseguida de llegar, a comienzos de ese mismo año, 1933, publicó su primer libro cuyo título preanunciaba el contenido y que por ello tuvo muy amplia difusión a nivel educacional.

    "Educación de los deficientes mentales en los Estados Unidos. Necesidad de su implantación en la Argentina"

    Transcribiré parte de la introducción:

    "Este libro sólo plantea el problema de las variedades menos favorecidas de la especie humana, pero en su curso se verá que es necesario ocuparse también del otro extremo, es decir, el de los niños superiores que no por mejor dotados, deben ser abandonados a sus propias fuerzas o malogrados en la escuela "para todos". No debe postergarse más la consideración de este problema…"

    También en ese mismo año, 1933, en el tomo I, número 16, pág. 19 de "Anales de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social" se publicó un artículo de la Doctora, titulado: "Las diferencias individuales en la escuela primaria".

    La contundencia de sus apreciaciones en el desarrollo de este trabajo nos deja una idea clara de los errados enfoques que hasta ese entonces se producían por parte de las autoridades educacionales sobre el sistema educativo en nuestro país y las soluciones de la Doctora proponía para mejorarlo definitivamente.

    A continuación transcribiré algunos párrafos que me parecieron interesantes:

    "(…) En suma, toda la reforma de este año se ha dirigido al cuaderno de lecciones y no a la enseñanza en sí. No nos hemos ocupado para nada del niño individualmente considerado. No se nos ha ocurrido que la reforma debe comenzar por el estudio del niño no por el cuaderno de tópicos. Hemos discutido largamente si es el conejo o el peludo el animal que debe figurar en el programa, si la tarea hecha en casa debe llamarse "deber" o "trabajo…"(…). "En un libro publicado a principios de este año, hemos sostenido que la reforma escolar implica un punto de vista nuevo porque debe apoyarse en la psicología de las diferencias individuales". "El escolar que no aprende en el mismo tiempo que la generalidad merece simpatía; el "mentiroso" comprensión; el nervioso una atmósfera sedante; el superdotado es acreedor de que se le abran todas las avenidas en las cuales pueda encontrar su expresión personal y el insuficiente o deficiente mental necesita que le enseñen a perfeccionarse en el surco o en el yunque donde permanecerá toda su vida." "…por verdadero patriotismo, cada escuela debería llevar el registro de los mejor dotados para proveerlos de un "programa enriquecido", lo cual no significa que se ha de caer en el error de envanecerlos. Por solidaridad con las generaciones futuras no debemos postergar por más tiempo el estudio de las diferencias individuales en la escuela primaria, piedra angular de nuestra argentinidad".

    "igualdad democrática no pude significar el aplastar a unos y levantar a otros por los cabellos para nivelarlos, sino que igualdad democrática es equivalencia de oportunidad educativa; en otras palabras, dar a cada uno la educación que necesita, la única que puede rendir provecho para sí y para la colectividad".

    Carolina Tobar García fue la primera que mencionó en nuestro país la necesidad de la escuela diferencial también para superdotados, aunque todavía siga siendo ésta una "asignatura pendiente".

    Ella lo mencionó de la siguiente manera:

    "…superdotado no significa genio porque genio es igual a inteligencia superior más eminencia, es decir, realización de obra superior. Padecemos pues de una crisis de hombres eminentes por esta razón, hoy más que nunca debemos buscar, al niño superdotado, venga de donde venga, para cultivarlo, para explotarlo por así decirlo, y hacerlo servir a nuestra democracia."

    La doctora formó un grado diferencial en la escuela número 9 del consejo escolar IX, Rafael Herrera Vegas, por autorización del inspector técnico general de las escuelas de la Capital, Julio Picarel. Estuvo al frente de ese grado durante todo ese curso escolar. Dicho grado se formó con los niños "retardados" de seis, siete y ocho años.

    La Doctora sacó las siguientes conclusiones de esa experiencia:

    "La experiencia de ese año fue suficiente para comprender las ventajas e inconvenientes de los grados diferenciales y la impropiedad con que generalmente se los organiza, pues resulta imposible formar un grupo homogéneo seleccionándolo entre el alumnado de un sola escuela, por numerosa que sea la inscripción de ésta. En efecto, aunque esos alumnos eran débiles mentales por su cociente de inteligencia, tenían distinta edad mental y diferentes aptitudes, por cuyo motivo no formaban un conjunto homogéneo que pudiera considerarse como "grado" y resultaba un simple conglomerado."

    Tobar garcía considera que debe sacar ala luz el resultado de estas experiencias, y es así como envía al diario "La Nación"( 9 de enero de 1934, en la página 4) un trabajo titilado:

    "Alrededor de un problema médico – pedagógico"

    "Los problemas educacionales pertenecen a la categoría de los que no apasionan al público y por esto mismo se resuelven muy lentamente. Esta indiferencia los ha salvado también de los errores loe método de aprendizaje mecánico que se suele seguir en muchos órdenes de la vida. En materia de instrucción primaria no se han cometido grandes errores porque nos hemos quedado prudentemente cerca del punto de partida"

    "… hemos tenido épocas de verdadero encasillamiento en la ya cincuentanaria escuela común de seis grados, vaciados en un solo molde como si los niños fueran seres artificiales. Contrariamente se ha llegado a la creación de escuelas para adultos y a las destinadas a los niños físicamente débiles, lo que parecía acercarnos a las clases especiales."

    "En la creencia de que los débiles mentales estaban excluidos de los beneficios de la instrucción primaria, la escuela común no ha hecho otra cosa que ignorarlos y confundirlos. Pero el débil mental, por su parte, se ha hecho presente en el aula, en la escuela, en la sociedad y lo que es más importante todavía está pesando en forma onerosa sobre el presupuesto."

    "Cerca de 900 maestros se ocupan de esos niños infructuosamente cada año en Capital Federal. Y decimos infructuosamente porque, estando confundidos en las aulas con los otros, ni asimilan las nociones instructivas dedicadas a los niños normales ni adquieren lo que ha menester su condición de frenasténicos. De esto resulta que después de haber pesado inútilmente en el presupuesto escolar durante su niñez, van a continuar gravitando no sólo en las formas corrientes de la vida social, sino hasta en los asilos y en las cárceles."

    El 28 de julio de 1936, el diario "La Nación" publica un trabajo de la Doctora, llamado:

    "No tenemos escuelas para retardados"

    "Si echamos una ojeada a la organización de nuestra escuela primaria creeríamos estar en un país de niños privilegiados donde todos fueran estrictamente normales o superdotados. Apenas si contamos con algunas escuelas al aire libre, una para ciegos y otra para sordos. Pero no tenemos escuelas para retardados.

    Sin embargo en la actualidad se discute en el Congreso la creación de "escuelas para amblíopes", o sea para niños de visión defectuosa. Si esa creación se realizara indicaría un paso más en el sentido del progreso aunque empezáramos ciertamente por donde otros terminaron."

    "Teniendo en cuenta estas escuelas y faltando las de retardados pedagógicos nos encontraríamos en el caso de un ser desnudo con un anillo de brillantes. En esta oportunidad queremos partir de una declaración del jefe del cuerpo médico escolar: "estamos en retardo- dice el Dr. Olivieri-, todos los países civilizados tienen escuelas para retardados pedagógicos desde hace años". Y así es, efectivamente. Los únicos que ignoran este problema son nuestros pedagogos. No tratamos de hacerles, con esto, un reproche, puesto que la escuela normal no les ha dado nociones claras sobre la psicología diferencial."

    La Doctora sentencia claramente que el Estado no debe gastar más en los deficientes que en los normales. Pero ocupándose de aquéllos en la infancia, defendería sus finanzas, restando futuros clientes a sus hospicios y reformatorios.

    Las manifestaciones que hacía la Dr. Tobar García nos muestra a una persona de carácter recio. Y por cierto que lo tuvo. Pero también es cierto que no son los pusilánimes los que acometen las grandes empresas. La Doctora enarbolaba la bandera que por lógica no podían enarbolar sus defendidos. Y lo hacía con un amplio conocimiento de la causa que defendía. Sus argumentos los había empollado durante su experiencia como maestra rural en aquellos desolados parajes de su provincia natal, se nutrieron en la Escuela para Niños Débiles número 6 donde trabajaba y salieron a la luz, como un estallido, luego de su regreso de Estados Unidos. Por eso era contundente en sus opiniones. Pero… ¿siempre era así? No. No cuando hablaba con las madres, cuando examinaba a los niños. Los trataba con dulzura. Pero no les tenía lástima. La lástima no arregla nada. El amor sí.

    He aquí una mínima prueba:

    En el número 6 de la primera revista Argentina de Educación Maternal, "La mujer y el Niño" dirigida por Josefina Marpons y de difusión corriente, editada en Buenos Aires en el año 1935 colaboró con una nota titulada: "Lo que debe saber su hijo al nacer"

    Transcribiré algunas notas:

    "No me cabe la más mínima duda de que Ud. querrá protestar ante semejante título y ante nuestra pretensión de tomar examen a su niño, pero no crea que es idea nuestra. Muy al contrario. El examinar a los recién nacidos es costumbre vieja como el andar a pie. Nosotros hemos atemperado la severidad del examen. Su hijo tendrá la suerte de nacer bajo nuestra era…"

    en el número 4 de esta misma revista, "La Mujer y el Niño", ya había publicado otro artículo con el título "Ocupémonos de los Niños Retardados!", en el cual, con lenguaje sencillo explica a las lectoras cuándo se considera que un niño es retardado para finalizar diciendo:

    "Cuando de haya formado la conciencia de la necesidad de clases diferenciales, el público las reclamará y sólo entonces su establecimiento será definitivo. Mientras tanto un funcionario podrá crearlas y el siguiente podrá suprimirlas de una plumada, como ha ocurrido ya dos veces en la Capital."

    Y en el número 5, también había aparecido otro trabajo titulado "no enseñe a su hijo a racionalizar". En él está presente, la maestra que siempre llevó en su interior. Explica con sencillez y claridad.

    "Cuando su niño se cae y Ud. castiga al piso donde el cayó, procede con la misma lógica de los que defienden a Mussolini atacando a Inglaterra, es decir, con perfecta paralógica, o sea con lógica desviada"

    "La "racionalización" del niño puede ser inofensiva, pero la del adulto es capaz, por sí sola, de llevar a la inadaptación social."

    La Doctora en el Consejo Nacional de Educación, en el cual era médica adscripta, explica las causas del retardo escolar y porque la importancia de las escuelas especiales:

    Causas del retardo escolar

    • la debilidad mental es una de las causas más comunes
    • esta no es una enfermedad propiamente dicha, sino una condición, pero no vergonzosa como creen muchos equivocadamente
    • débil mental no quiere decir anormal
    • en el seno de una familia perfectamente sana puede surgir un niño que sea débil de inteligencia
    • la debilidad mental sin complicaciones no impide la escolaridad
    • un débil mental puede llegar hasta tercer grado, repitiendo muchas veces
    • las vegetaciones adenoideas pueden producir dureza de oído y por ende atraso escolar
    • la debilidad física y la mala nutrición producen estados nerviosos o asténicos que se traducen en retardo escolar
    • la irritabilidad constitucional y la inestabilidad psicomotora impiden también la marcha regular del aprendizaje, por falta de adaptación a la escuela.

    Todo niño atrasado, por cualquier causa que sea, debe ser sometido a un examen médico- pedagógico.

    ¿Por qué hacen falta las escuelas especiales?

    • Porque muchos niños inescolarizables en la escuela común son perfectamente escolarizables en las clases especiales.
    • Porque, tratándose de los retardados, no se puede hablar de un nivel mental que permita colocarlos en un grado junto con niños normales.
    • Porque la falta de armonía de su desarrollo intelectual se traduce por lagunas en el aprendizaje que no puede subsanar la marcha ordinaria de un grado.
    • Porque al no poder nivelarse se produce el estancamiento en el mismo grado repitiéndolo varias veces.
    • Porque la humillación que sufren al compararse con los compañeros que obtienen "suficiente" y los fracasos repetidos los entorpecen más.
    • Porque los niños retardados dificultan la marcha armónica del grado y perjudican a los niños sanos.
    • Las clases lentas (sea cual sea el sistema que se adopte) aliviarán la situación desventajosa de los atrasados escolares.

    Los padres y los maestros deberían estudiar concienzudamente el problema para contribuir a la mejor selección de los alumnos.

    En este informe me pareció adecuado y preciso mencionar el Hogar "Santa Rosa", ya que la Doctora fue encargada del gabinete psicopedagógico del mismo.

    En general se conoce al Hogar "Santa Rosa" por la trascendencia que le dieron los diarios a los violentos desórdenes que provocó un grupo de menores, cansadas del mal trato que en él recibían. Fue así como a partir, de más o menos los años 1949/50, se difundió la impresión de que el Hogar era una cárcel de menores contraventoras y agresivas.

    ¿Cuál era la función del Hogar "Santa Rosa"?

    Transcribiré, a continuación, algunos párrafos extractados del trabajo presentado por la Doctora Tobar García, en el número XXIII, año 1942, de la revista "infancia y Juventud", del Patronato de Menores bajo el título

    Hogar "Santa Rosa"

    Casa de observación y de clasificación

    "…cada niña permanece internada un período de tiempo más breve que en la práctica suele extenderse a veces hasta un año; este lapso, fundamentalmente determinado por la finalidad específica del establecimiento, se prolonga en los casos en que es necesario mejorar el estado físico o morigerar los defectos de comportamiento cuando tienen su origen en alteraciones funcionales que es posible normalizar o cuando obedecen a las condiciones favorables del ambiente en que la menor ha vivido.

    "El Hogar "Santa Rosa" es pues una clínica de observación donde al mismo tiempo se combaten con tratamientos adecuados las "deficiencias" a que acabamos de referirnos, anulando o contrarrestando las causas que las provocan. De una manera directa actúan en este sentido: la higiene en la alimentación, en el trabajo y en el descanso, el método de la gimnasia, la atención médica y odontológica, todo lo cual mejora notablemente el estado general y abandona el terreno para la obra educativa."

    Lo expuesto hasta aquí del Hogar "Santa Rosa" no quedó impreso solamente en letras como un mero proyecto. Fue llevado inmediatamente a la práctica. Para explicar cómo agregaré también algunos párrafos tomados de su libro:

    "Higiene Mental del Escolar" ,editado por "El Ateneo" en 1945 que es a la vez la reproducción de su Tesis Doctoral:

    "Para cumplir con la finalidad antes expuesta, el Hogar tiene un gabinete psicopedagógico cuya dirección me fue encomendada desde la inauguración del establecimiento. Para realizar el trabajo completo cuento con una ayudante técnica, especializada en Higiene Mental y dos investigadoras encargadas de efectuar la encuesta social."

    "Mi labor en el Hogar "Santa Rosa" es parcial, se reduce al estudio psíquico y social y a la orientación de cada menor. Las conclusiones a que arriba el Gabinete son sometidas a las autoridades. Éstas resuelven en última instancia."

    Conocemos ya, por medio de los trabajos escritos de la Doctora Carolina Tobar García y el artículo publicado en el diario "La Nación" los fines para los cuales había sido creado el Hogar "Santa Rosa".

    La felicidad de la doctora se centraba en el trabajo. Reservaba su locuacidad para con aquellos que, como ella, sintieran la misma preocupación: los niños y sus problemas.

    Para dar una idea aproximada de su constancia y dedicación en ese aspecto reproduciré algunos párrafos que nos hablan de su lucha y perseverancia para lograr la creación de escuelas diferenciales tomados de su libro o Tesis: "Higiene Mental del Escolar", páginas 179/80:

    "Todos admiten que segregar al retardado es beneficiar al normal, sacando de la escuela común esa rémora que a veces impide el desarrollo de las clases, pero como nunca se ha hecho en el país, las personas que han propiciado la creación de clases especiales tropezaron siempre con serias resistencias. Estas resistencias se deben a la falta de organización en los métodos empleados para la selección de alumnos o a motivos sentimentales derivados de la falta de preparación del ambiente para las mismas.

    "Esto ha siso mi preocupación desde el año 1933 en que empecé el trabajo de investigación en el seno mismo de las escuelas para pulsar el ambiente, conocer la opinión de los maestros y estudiar las necesidades reales de la Capital, con el propósito definido de llegar al establecimiento de una "escuela especial autónoma".

    Su capacidad de trabajo era sorprendente. Como si todo ello no fuera suficiente, en el año 1939 presentó:

    Temas de psiquiatría escolar

    Sobre el concepto psicológico de "Retardado Pedagógico"

    cuyas 49 páginas están divididas en cuatro capítulos. Los títulos nos dan una idea de su contenido: "Antecedentes de la cuestión"; "Nuevo planteo del problema"; "Anormalidad o variedad" y "El retardado pedagógico".

    En el número 15 de la revista "Infancia y Juventud" correspondiente al trimestre abril- mayo- junio de 1940, se publican dos trabajos suyos titulados:

    1. "Cociente evolutivo psíquico normal en la edad escolar"
    2. Cociente evolutivo de nuestros niños. Tests mentales

    3. "El neurismo infantil. Porvenir de los niños nerviosos.

    Instituciones para anormales en nuestro país".

    Conclusión

    Elegí para realizar el informe a la Doctora Carolina Tobar García, ya que me pareció muy interesante su trabajo. Como dijo una de sus biógrafas Fontán Fernández a el Diario Clarín

    "su trabajo, paciente, obsesionado, la convirtió en una auténtica autoridad, con un prestigio intenso". Pero después de su muerte, en 1962, su nombre fue olvidado con demasiada rapidez. A pesar de que aún hoy, sus técnicas siguen siendo material de consulta.

    La teoría de la doctora era procurarle un futuro al niño enfermo. Ella estaba convencida de que, por ejemplo, muchos niños mogólicos, hoy se los llama Down que significa "abajo", con un buen tratamiento podrían recuperarse para la sociedad. Que se les podría dar la capacidad necesaria para que, dentro de su deficiencia, tuvieran elementos básicos para la autosustentación y dejaran de ser una carga para la propia familia. Carolina Tobar García estaba en todo. En la provincia de Buenos Aires había una "Dirección de Escuelas de Excepcionales", pero prácticamente no había estas escuelas, eran muy pocas y las maestras no eran especialistas en la materia. Estas escuelas eran entonces meros depósitos de niños y niñas, porque la didáctica diferencial era incipiente. No había, digamos, una carrera formal. Las maestras trataban al alumno brindándole cariño, pero no asistencia médica o especializada en la materia, como necesitaba el diferencial. Con la Doctora Carolina Tobar García se produce un cambio sustancial con esta nueva carrera.

    Carolina Tobar García fue una incansable trabajadora. Toda esa actividad desarrollada a lo largo y ancho del país, movilizó a los docentes, se interesaron por todas esas propuestas desconocidas hasta entonces.

    No resulta difícil imaginar la emoción que habrá vivido la Doctora en la inauguración de cada una de las escuelas diferenciales. Había comenzado ya esa etapa de la vida en que los recuerdos asoman a la mente provocando humedad en la vista. En sus cabellos negros refulgían las primeras hebras de plata. Tenía ¡cincuenta y un años! cuando vio parte de su sueño hecho realidad. Cuatro escuelas diferenciales en la Capital Federal. Pero ¿y los otros niños? La Doctora Carolina Tobar García quería ver Escuelas Diferenciales en todo el país. Era necesario entonces continuar especializando maestros. Y a ello se abocó, sin desmedro de sus otros cargos.

    Bibliografía

    • Fontan Fernández Delia, "Doctora Carolina Tobar García, creadora de escuelas diferenciales, su vida, su lucha, su triunfo, Editorial Plus Ultra. Septiembre de 1995.
    • Tobar García Carolina, "psicología aplicada", editores Ciorda & Rodríguez, Buenos Aires. 1946
    • Tobar García Carolina, "Guía para trabajos de psicología pedagógica", editores Ciorda & Rodríguez. Buenos Aires. 1947
    • Tobar García Carolina, Salotti Martha A. "La enseñanza de la lengua", editorial Kapeluz. Buenos Aires. 1975
    • Revista trimestral "Infancia y Juventud", Ministerio de Justicia e instrucción pública. Patronato nacional de menores. Enero, febrero y marzo. Páginas 55, 56, 57 y 58 escritas por Carolina Tobar García. Buenos Aires. 1940.

     

    Autora: María Laura Telo Argentina /

    Estudiante de Psicología, UBA.