- El Génesis
- La conformación de la Universidad
- La influencia sobre la universidad
- La modernidad y la Universidad
- Bibliografía
La universidad del siglo XXI se debate entre lo tradicional y lo moderno, predominando el concepto de universalidad que trae el término, acompañado de la inconformidad que se manifestó desde su creación y que a la fecha no ha cambiado. Teniendo en cuenta lo anterior, se deben analizar los siguientes aspectos: El concepto histórico social de la universidad, la influencia de la universidad medieval en los procesos de construcción de la universidad moderna y los cambios que han modificado la universidad. A partir de estos elementos podemos ensayar una reflexión sobre la universidad.
La universidad ha sido a través de la historia, un conjunto de construcciones que se han ido complementando con el correr de los siglos, manteniendo sus rudimentos intactos dese la edad media. Por lo tanto, no podemos hablar de autonomía, absoluta, universitaria, debido a que sus fundamentos, históricos y transitorios, están sujetos a los intereses religiosos, económicos, sociales o políticos del entorno en el cual cumple su labor educadora en una época determinada. En este sentido, los procesos de larga duración dejan entrever las regularidades de una educación escolástica, que pretende mantener la influencia de la organización, (social, política o religiosa, o las tres) en la programación de la formación académica e integral de la persona, según lo manifestado por Fernand Braudel en el capítulo larga duración, de su obra "la Historia y las ciencias sociales[1]
"Es igualmente imprescindible que la reunión de las ciencias sea completa, que no se menosprecie a la más antigua en provecho de las más jóvenes, capaces de prometer mucho, pero no siempre de cumplir mucho." Fernand Braudel. La larga duración (pág. 62).[2]
Es decir, la universidad no ha cambiado; ha cambiado la influencia sobre ella, según la época, pero la universidad ha sido la misma desde su creación.
El Génesis
La universidad, que ya había plantado sus raíces, en la antigüedad, en la Grecia de los inmortales filósofos y en la Roma de los emperadores violentos, sobrevive a los avatares del destino, a las guerras entre las naciones y a los intentos dominantes de imperios y hordas salvajes que pretendieron imponer sus formas hostiles, sobre la formación humanista de la sociedad, se convierte más adelante en un complemento del desarrollo de las organizaciones de la época del Medioevo, cuyos fundamentos estaban planteados desde la élite social, buscando solución a problemas que afectaran a su exclusivo conglomerado.
La clase dominante en la edad media, pretendía que el aprendizaje se limitara a quienes tenían ascendencia de nobles, o eran privilegiados por éstos. El conocimiento no era para todos, ni todos podían tener acceso a todo el conocimiento.
Durante este período de la afirmación de los conceptos de universidad y de la constitución de la universidad misma, primaron los intereses de unos pocos que dominaban desde diferentes estamentos de la sociedad al conglomerado intelectual en formación, el cual era sometido, a toda costa, con el fin de que se enseñara y, de contera, se aprendiera lo que le convenía, especialmente, a las organizaciones religiosas de la época.
Este fue el comienzo de la universidad, marcado por las imposiciones que limitaron (hoy se mantiene este principio) la libertad de cátedra y la independencia, de los educadores y de los educandos, para enseñar lo que conlleva a la formación integral del individuo y, para recibir por aquellos, lo que edifica y dignifica a la persona.
Se da aquí, lo que expresa Jurgen Habermas, cuando, citando a Schleiermacher manifiesta:
"Una vida decente no existe para el Estado, sin la unión de un sentido general con la habilidad, siempre limitada, en el campo del saber". Jurgen Habermas. La educación universitaria (pág. 545).[3]
En el presente escrito, observaremos como se repite este suceso, a través de la historia de la universidad y su influencia en la sociedad de todos los tiempos.
La conformación de la Universidad
La conformación de instituciones especializadas en impartir la educación, de los exclusivos grupos sociales que tenían acceso a ella, hicieron un análisis retrospectivo, antes de poner en marcha cualquier proyecto a ese nivel.
Buscaron en el comportamiento de los grupos de enseñanza particular y en la educación individualizada, exclusiva de influyentes familias del pasado, que sin proponérselo introdujeron los primeros educadores de la historia, el modelo ideal para crear la universidad. En este punto es importante citar el concepto del profesor Fabián Llano quien expresa:
PENSAR EL PASADO PARA COMPRENDER EL PRESENTE. Fabián Llano. (docente universitario).[4]
El camino empezaba a allanarse para que la juventud entrara en orden y por disposición de la organización religiosa, primera interesada en fundamentar la educación, al infinito mundo del saber, el cual dejó de ser privilegio de unas pocas familias, para convertirse en propiedad privada de la Iglesia, que determinaba quien podía participar de las mieles del saber.
Ahora no era suficiente pertenecer a adineradas e influyentes familias, se requería de linaje y casta para hacer parte del selecto grupo de universitarios de la época.
Quien se dedicaba a los estudios superiores debía disponer, además de una muy buena posición económica y social, del tiempo necesario para responder a las exigencias académicas de entonces. No se podía conjugar estudio y trabajo, porque la universidad se convirtió en la razón de ser de la persona que ingresaba a ella y, a partir de su ingreso, la preparación, actualización y desempeño como tal, eran permanentes por el resto de su vida.
Durante este período (edad media) el concepto de la muerte predominaba, considerándose esta como un tránsito a la eternidad. Además, la descomposición del cuerpo al morir se asimilaba a la descomposición del ser humano al actuar, permitiendo, mediante el atemorizar a las personas, amarrar más el concepto educativo al religioso, poniendo al hombre como el centro de la creación y la razón de ser de la vida, buscando siempre la salvación de las personas, desde todas las perspectivas sociales y educativas.
Hoy, el propósito descrito en el párrafo anterior se mantiene, la influencia dejó de ser exclusivamente religiosa, para convertirse, además de política, en económica, social y militar.
La influencia sobre la universidad
En el punto 2 se analizó cómo la organización religiosa tuvo que ver en la conformación de la universidad de los primeros tiempos. Su orientación ha predominado a través del tiempo y el papado de turno ha marcado, mediante bulas exclusivas, el derrotero de la educación, tanto pública como privada, en el mundo de ayer y de hoy.
Pero además de la influencia religiosa, otro tipo de acontecimientos han marcado la educación superior, a través de la historia de esta, determinando cambios transitorios y temporales, para luego volver a los rudimentos de la universidad.
Con base en este análisis, encontramos los tres primeros acontecimientos que marcaron esa influencia transitoria sobre la universidad: Las cruzadas, la reforma y el renacimiento.
LAS CRUZADAS. Comenzando en el siglo X, las cruzadas marcaron la enseñanza universitaria, en el sentido de llevar el concepto religioso a través del mundo conocido en el recorrido de alemanes, franceses e ingleses, quienes procuraban llegar a tierra santa (Jerusalén), con el fin de liberar esos territorios de la influencia de los sarracenos (árabes y mahometanos), los cuales se habían tomado a sangre y fuego el medio oriente. Siendo considerados herejes, la organización religiosa del momento (iglesia católica) determinó que era necesario expulsarlos del territorio judío y retomar esos lugares para reintegrarlos al papado romano.
Por más de 300 años, las luchas se sucedieron en forma casi interminable, afianzándose mucho más la fe entre los pueblos fieles a Roma, sobresaliendo la caída de Constantinopla en poder de los turcos otomanos, quienes impusieron el Islam sobre el judaísmo; y la batalla de Lepanto entre cristianos y musulmanes, por el dominio del Mediterráneo.
Estos acontecimientos marcaron la educación universitaria, más en el sentido político-religioso, que en el de contenidos y sentido humanístico de los programas y los educadores. Es decir, la universidad seguía igual, pero con la influencia transitoria de los sucesos de la época.
LA REFORMA:
El siglo XVI no es sólo el siglo del Renacimiento. También es el siglo de la Reforma, considerado uno de los grandes movimientos religiosos en el seno del cristianismo. La Reforma corresponde a una gran revolución religiosa que rompió la unidad de la Iglesia Católica en el siglo XVI, separando de ella a todos los que aceptaban las nuevas doctrinas, conocidas bajo el nombre genérico de protestantismo.
En el surgimiento de la Reforma no sólo influyeron causas religiosas, sino también políticas, intelectuales y económico-sociales.
A principios del siglo XVI, la Iglesia se encontraba en un profundo estado de decadencia y de crisis. La riqueza material de esta época hizo que se produjera corrupción y relajación de las costumbres entre parte del clero, lo que afectaba también a las más altas jerarquías, incluido el papado. Todos buscaban aumentar al máximo sus ingresos, ya sea para velar por el futuro de sus familias, satisfacer su gusto por el lujo o proteger a sus artistas favoritos.
Se sabía que el Papa Alejandro V de Borgia llevaba una vida escandalosa, y que el Papa León X sólo se había ocupado de las bellas artes. Se dice que los obispos en Alemania, poseían la tercera parte de las tierras y vivían como grandes señores.
Tales excesos despertaron poderosas críticas e insistentes exigencias a favor de de una reforma que los suprimiese de raíz. Resumen de Fabián Llano. (docente universitario).[5]
Las 95 tesis de Lutero, expuestas en 1517, además de denunciar los excesos del clero, se convirtieron en un campanazo de alerta que llevó a que la iglesia católica exigiera a los futuros estudiantes, además de una certificación especial de profesar la religión, la firma del juramento de pertenecer a la misma organización religiosa de la universidad.
Este hecho limitó el ingreso de estudiantes a las universidades, pero no modificó los contenidos educativos que se enseñaban en los claustros de la época. Los volvió más radicales sí, pero no los transformó.
Antes de esto, Gutenberg (1450) imprimió por vez primera la Biblia, exponiendo ante los alemanes, los engaños y mentiras de la religión Católica. Gracias a la Biblia, entraron al conocimiento directo de la verdad expresada en el llamado libro sagrado.
Todo esto contribuyó a la búsqueda de una universidad privada que no dependiera de la directriz sesgadamente religiosa, sino que se encaminara más a lo académico y lo social; porque al convertirse la educación en un arma religiosa, fue caldo de cultivo para el absolutismo que permitió la barbarie de los monarcas y el resurgir con más fuerza de la organización religiosa.
EL RENACIMIENTO: Esta es una de las épocas más brillantes de la humanidad, desarrollada durante los siglos XV y XVI, que permitió retomar los conceptos dejados de lado por las imposiciones monárquicas y religiosas del momento, para regresar a los elementos de valor y sentimiento de los pueblos.
Es aquí cuando surge el Romanticismo, interpretado como nacionalismo, que afianzó el sentido de pertenecía de la humanidad, en defensa de su terruño y su representación autóctona.
Todo lo anterior desembocó en el humanismo que, basado en las teorías planteadas desde los grandes pensadores de la antigüedad como Marco Tulio Cicerón, pasando por Dante Alighieri y Franceso Petrarca para llegar al Renacimiento con Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro y Antonio Nebrija, tuvo al hombre como eje central del universo y de la creación, desarrollando avances científicos que se dieron a conocer gracias a la imprenta, facilitando de paso los grandes descubrimientos e inventos de la época.
La música, la arquitectura, la escultura y la pintura, lograron su máximo esplendor y la academia fue baluarte importante para fomentar el conocimiento enciclopédico.
Se establece en este período de la historia el concepto de corporación como integración de personas que, con base en normas específicas, tendían a un fin.
La universidad no fue ajena a esta influencia, dando paso a muchas corporaciones académicas que florecieron a la sombra de la influencia del momento.
Aunque el desarrollo integral de la persona fue factor determinante para replantear los currículos a partir del humanismo, como en los casos anteriores, los cambios de los contenidos fueron sutiles, limitándose estos cambios a la estructura de las instituciones educativas, pero conservando los principios académicos tradicionales.
La modernidad y la Universidad
DE LA ORALIDAD A LA ESCRITURA:
El hombre, desde cuando seis mil años atrás se comunicó por primera vez, mediante la palabra escrita, en la antigua región mesopotámica, tuvo siempre la necesidad de hacerse entender de sus semejantes.
Las primeras formas comunicativas fueron orales, razón por la cual todo lo que se busque respecto de los orígenes de la comunicación humana, apunta siempre hacia la oralidad, forma primitiva o prehistórica de interrelación comunicativa entre los humanos.
Pero, la necesidad de comunicarse iba más allá de hacerlo en forma individual. Se requería un sistema que sirviera de comunicación de masas.
Nace entonces la idea de utilizar las señales de humo como medio de comunicación; como el lenguaje era universal dentro del área de cubrimiento del medio señalado, su popularidad no tardó y acompañó a nuestros antepasados, por cientos de años.
Vendrían después, los tambores y las palomas mensajeras, para concluir en la palabra escrita, inventada y desarrollada por los sumerios y los caldeos, con la famosa escritura cuneiforme.
Todos estos eventos fueron la antesala de la historia civilizada de la humanidad, la cual comenzó con el desarrollo de la palabra escrita, razón por la cual se dice que, todo lo anterior a la escritura, es prehistoria, considerándose la edad moderna el comienzo lógico de los soportes comunicativos escriturales basados en la oralidad, tal como lo analiza Jesús Sánchez Lobato en su obra Saber Escribir:
"Los nuevos canales y soportes comunicativos, partiendo siempre de la finalidad de la comunicación, han originado un uso específico de la lengua española que intenta aunar oralidad y escritura desde el registro coloquial en el mismo acto comunicativo textual originando un tipo de lenguaje escrito muy próximo a la oralidad de la comunicación. (…) El cambio de las formas lingüísticas, que viene propiciado por el propio soporte informativo, influye y condiciona el texto desde diferentes ángulos. La escritura, por ejemplo, se ha visto alterada desde la perspectiva ortográfica, puesto que lo visual, propio de las nuevas tecnologías, ha permitido que el significante (lo tipográfico) adquiera gran relevancia. En otros casos, es la fonética la que condiciona la escritura".[6]
Las expresiones habladas son prehistóricas, Su proceso de ordenamiento gramatical y de producción fonética, comenzaron su evolución y perfeccionamiento, desde el momento mismo en que el hombre habló, y nunca terminarán, porque la necesidad de universalizar las formas expresivas, son cada día más latentes.
Al separarse el sentido del acontecimiento, la palabra escrita adquiere preponderancia, porque queda un registro impreso, como testimonio, de los acontecimientos humanos, permitiendo que lo escrito hoy y aquí, pueda ser consultado en el futuro en diferentes lugares.
Esto llevó a que Estados o ciudades pensaran en establecer nuevas universidades, totalmente independientes y libres de la influencia religiosa, tales como la de Alcalá, creada en 1449, convirtiéndose más adelante en la precursora de la Universidad Complutense de Madrid, marcando el rumbo de la universidad moderna e independiente.
Más tarde, la universidad de Bonn se establece, sin la tutoría religiosa, dando comienzo a la autonomía universitaria y al nacimiento de la subjetividad con Descartes, y al análisis de conceptos más actuales. Esto, le da nueva identidad, en lo que al pensamiento se refiere, al sistema académico universitario.
Sin embargo, los contenidos curriculares y la rigurosidad académica se mantienen, conservando los principios que han campeado a lo largo de la historia de la universidad.
Otros elementos de la era moderna y de la post modernidad influyeron notoriamente en el desarrollo de la universidad, más no en los contenidos académicos que la conforman.
La revolución francesa, con todo su contenido social y político, que le mostró al mundo la posibilidad de lograr cambios que beneficiaran al conglomerado mundial en todos los campos del concepto integral de la persona; la Industrialización que transformó los trabajos individuales de manufactura artesanal, convirtiéndolos en elementos de producción en serie; la emancipación de los pueblos, que tuvo sus raíces en América, y que estableció a las colonias como entes independientes; y la segunda guerra mundial que involucró al 80% de la población de la tierra, durante seis amargos años de barbarie y destrucción, son factores que contribuyeron a los grandes cambios políticos y sociales de la humanidad, y por ende, de la universidad en el mundo.
Como hemos observado a lo largo del presente escrito, han sido muchos los factores que determinaron la influencia sobre la universidad, a través de la historia.
Los cambios se dieron por influencias externas que obligaron a modificar su orientación política, sus estructuras organizativas y sus creencias religiosas, pero nunca sus contenidos académicos, los cuales se fueron adicionando o eliminando, sin que fueran afectados, para adecuarlos a las necesidades del momento.
Al mirar la universidad de hoy, encontramos que se debate, igual que en el pasado, entre la influencia de los gobiernos de turno, llámense religiosos o políticos, y la necesidad de preparar al ser integral que sienta como suyas, las necesidad de la sociedad menos favorecida.
La idea que ha sido eje central del presente ensayo, sirve como colofón del presente escrito: LA UNIVERSIDAD, LA MISMA POR SIEMPRE.
Bibliografía
La Historia y las ciencias sociales Fernand Braudel
La educación Universitaria Jurgen Habermas
Saber escribir Jesús Sánchez Lobato
Material Docente Fabián llano.
Autor:
Álvaro Javier Calderón Jiménez
[1] Fernand Braudel. La Historia y las ciencias sociales.
[2] Fernand Braudel. La Historia y las ciencias sociales, Larga Duración (pág. 62)
[3] Jurgen Habermas. La educación universitaria (pág. 545).
[4] Fabián Llano. (docente universiotario).
[5] Fabián Llano. (docente universitario).
[6] Jesús Sánchez Lobato, Saber escribir (Ed. Aguilar 2007)