- Método alegórico
- El método literal o gramático-histórico: el mejor método de interpretación bíblica
- Conclusión
Un estudio de las metodologías apropiadas para la correcta interpretación de la Biblia pudiera conducirnos al descubrimiento de que algunas enseñanzas exhibidas y etiquetadas como "revelaciones" provenientes del Espíritu Santo no serían más que subjetividades y elucubraciones derivadas de la utilización de un método inadecuado de interpretación.
INTRODUCCIÓN
La interpretación alegórica ha sido la más común en la enseñanza tradicional de la iglesia. Según esta interpretación, cada término en el relato se presenta como un criptograma de una idea, de modo que la totalidad del discurso debe ser decodificada palabra por palabra. Generalmente se da una espiritualización del significado, más que una aplicación directa a las cuestiones de la vida cotidiana. Este tipo de interpretación alegórica prevaleció en la iglesia hasta no hace mucho tiempo atrás. Todavía hay predicadores en América Latina que interpretan las parábolas siguiendo más o menos el mismo método. No obstante, hay dos cosas en cuanto a este tipo de interpretación, que debemos tener presentes. Por un lado, la alegoría no fue el tipo de interpretación más característico de Jesús. Si él hubiese usado la alegoría para comunicar su enseñanza sobre el reino, ninguno de los que lo escucharon por primera vez la hubiese entendido. Por otro lado, otras interpretaciones alegóricas son diferentes, de modo que se multiplican enormemente las posibilidades de caer en un subjetivismo descontrolado en la interpretación (Pablo A. Deiros (2008). El Evangelio que proclamamos (pp. 77, 78).
Pentecost afirma: "Puesto que el intérprete no está manejando un libro de origen humano, sino la Palabra de Dios, tiene que estar provisto de un método preciso de interpretación; de lo contrario, el error será el resultado necesario de su estudio. El hecho de que la Palabra de Dios no puede ser correctamente interpretada aparte de un método correcto y reglas auténticas de interpretación, da al estudio una importancia suprema". (J. Dwight Pentecost, Eventos del porvenir 1989, P. 3).
Tomás De la Fuente señala:
Algunos creyentes cristianos de Alejandría, incapaces de explicar ciertas dificultades bíblicas, adoptaron este método para recomendar las Escrituras y la fe cristiana a sus amigos educados. Aunque los líderes cristianos de Antioquía se oponían, este método siguió afectando toda la historia de la interpretación bíblica, aun hasta el tiempo presente. Era usado especialmente durante la Edad Media. Hoy, la Iglesia Católica Romana apoya algunas doctrinas que tuvieron su origen en este método. Aun entre los evangélicos, hay algunas creencias basadas en el método alegórico-místico.
Parece que una de las razones del porqué algunas sectas modernas usan este método es la misma que le dio origen entre los griegos antiguos; ayudar a desvanecer todo aquello que ellos creen ser contradicciones científicas. Porque cuando se hace a un lado el sentido literal del texto, ya no hay necesidad de preocuparse por su exactitud. El gran error de este método es que los intérpretes hacen a un lado los hechos importantes de la historia bíblica y perjudican así el sentido claro de la Escritura histórica. (Tomas De la Fuente (1985). Claves de interpretación bíblica – edición actualizada, p. 32).
DEFINICIONES
Método
(Del gr. meta, hacia; y jodos, vía, camino). René Descartes (1596–1650) definía: «Entiendo por m, reglas ciertas y fáciles, gracias a las cuales quien las observe exactamente no tomará nunca lo falso por verdadero, y llegará, sin gastar inútilmente esfuerzo alguno de su espíritu, sino aumentando siempre, gradualmente, su ciencia, al verdadero conocimiento de todo aquello de que sea capaz.» (Pablo A. Deiros (2006). In Diccionario Hispano-Americano de la misión (Nueva edición revisada.). Logos Research Systems).
Método Alegórico
Bernard, Ramm define el método alegórico así: "La alegoría es el método de interpretar textos literarios que considera el sentido literal como vehículo para un segundo sentido más espiritual y más profundo"". En este método el valor histórico es, o negado o ignorado, y el énfasis se pone enteramente sobre un sentido secundario, de manera que las palabras o los eventos originales tienen poco significado o ninguno. Fritsch lo resume así: "De acuerdo con este método, el sentido literal e histórico de la Escritura se pasa por alto completamente, y cada palabra y evento se convierte en alegoría de alguna clase, bien para escapar de las dificultades teológicas o para defender ciertos puntos religiosos peculiares". Perecería que el propósito del método alegórico no fuera el de interpretar la Escritura, sino el de pervertir el verdadero significado de la Escritura, con el pretexto de buscar un significado más profundo y más espiritual. (Citado por J. Dwight Pentecost, en Eventos del porvenir 1989, P. 3).
El método alegórico-místico es otra manera de interpretar la Biblia. Este considera que toda la Biblia fue escrita como una serie de alegorías. Insiste en que no es el significado natural y evidente el que da a la Biblia su importancia, sino el sentido "místico". Para ellos, "místico" significa oculto o espiritual. (De la Fuente, T. (1985). Claves de interpretación bíblica – edición actualizada (p. 32, 33).
La interpretación alegórica consiste en no tener en cuenta el sentido literal y propio de un pasaje. En cambio, se le da un significado sugerido por la mente de quien lo interpreta, algún significado de carácter moral, religioso, o espiritual, que puede o no ser doctrina verdadera enseñada en otra parte de la Biblia, pero que seguramente no pertenece al pasaje que se está interpretando. (Gillis, C. (1991). El Antiguo Testamento: Un Comentario Sobre Su Historia y Literatura, Tomos I-V (Vol. 1, p. 66).
ORIGEN DEL MÉTODO ALEGÓRICO
Los filósofos griegos
Los griegos encontraron en la alegoría una forma de preservar los mitos homéricos que les parecían ofensivos si se tomaban al pie de la letra. En el método, p. ej. la forma de manejar los nombres, el tratamiento judío y cristiano del AT debió mucho a la exposición que los griegos hacían de Homero (Kittel, G., Friedrich, G., & Bromiley, G. W. (2002). Compendio del diccionario teológico del Nuevo Testamento, p. 49).
Filón
Filón (20 a.C.–50 d.C.), probablemente vio poca diferencia entre los dos sistemas, leyendo a Moisés a través de Platón y a Platón a través de Moisés.
El método alegórico ampliaba el significado de un texto y ayudaba a identificar un significado "más profundo" en él. Por ejemplo, en el relato de la creación, Filón buscó comprender las plantas del jardín como virtudes diferentes, de las cuales el árbol de la vida era la más grande ya que representaba la piedad hacia Dios (Filón, "On the Creation", 56). En On the Posterity of Cain and His Exile, Filón interpreta el éxodo de Egipto como el rechazo de las pasiones corporales, y el deseo de los israelitas de regresar a Egipto como el deseo de someterse a esas pasiones otra vez. En su obra On the Birth of Abel, Filón sugiere que Dios rechazó el fruto de Caín porque fue traído "después de algunos días" en lugar de "forma inmediata", y porque trajo simplemente sus frutos en lugar de sus "primeros frutos" (Thornhill, C. (2014). Filón el judío. In J. D. Barry & L. Wentz (Eds.), Diccionario Bíblico Lexham).
Filón no desechó del todo el sentido literal de la Escritura, sino que lo miraba como una concesión para los débiles. Para él sólo era símbolo de cosas más profundas: El sentido oculto de la Escritura era lo más importante. ((Berkhof, L. (2005). Principios de interpretación bíblica (p. 15).
El historiador Justo González certifica que: "Algunos pensadores cristianos adoptaron estas ideas propuestas por Filón, con todas sus ventajas y sus peligros. (Justo L. González (2003). Historia del cristianismo: Tomo 1 (Vol. 1, p. 30). Unos de estos pensadores se postulaban por la metodología de interpretación alegórica griega, porque en ella les parecía encontrar hermosas enseñanzas espirituales que no afloraban a la superficie del texto. Además la exposición se exhibía más adornada e ilustrada y útil para el enriquecimiento y el aprendizaje del pueblo. Otros rechazaban esta metodología porque advertían en ella una adaptación de carácter filosófico humanista al pensamiento espiritual inspirado por el Espíritu Santo a los escritores originales del Texto Sagrado. Consideraban al método alegórico como una forma siniestra de distorsionar la verdad escrita de Dios. Pronto se llegó a una polarización en materia de interpretación del Texto bíblico. Se fundaron dos escuelas interpretativas. Como asegura Mather, G. A. "Algunas mentes fértiles de la iglesia se enfrentaron con las cuestiones doctrinales profundas. Se desarrollaron dos escuelas, cada una de ellas centrada en una región geográfica del Este, es decir, Antioquía y Alejandría" (Mather, G. A., & Nichols, L. A. (2001). In Diccionario de creencias, religiones, sectas y ocultismo (p. 133).
Primero explicaré las bases alegóricas sobre las que se cimentaba la interpretación bíblica de la iglesia ubicada en Alejandría Egipto, más adelante consideraré la metodología literal gramático-histórica, sobre la cual descansaba la interpretación de los teólogos de Antioquia en Siria.
La Escuela de Alejandría
Al principio del tercer siglo de la era cristiana, la escuela catequística de Alejandría influyó fuertemente la interpretación bíblica. Esta ciudad era un gran centro cultural, donde la religión judía y la filosofía griega convergieron y se influyeron mutuamente. La filosofía platónica todavía era popular en las formas de neoplatonismo y gnosticismo, y no es extraño que la famosa escuela catequística de esta ciudad fuera influenciada por la filosofía popular, acomodando su interpretación de la Biblia a dicha filosofía. El método natural para armonizar la religión y la filosofía fue la interpretación alegórica, debido a las siguientes razones:
(a) Los filósofos paganos (estoicos) ya habían estado aplicando por mucho tiempo este método en la interpretación de Homero, por lo cual fueron ellos los que indicaron el camino a seguir.
(b) Filón, que también era oriundo de Alejandría, cedió a este método el peso de su autoridad, reduciéndolo a sistema, y lo aplicó aún a las narraciones más sencillas.
Los principales representantes de esta escuela fueron: Clemente de Alejandría y su discípulo Orígenes (185–254) (Berkhof, L. (2005). Principios de interpretacio´n bi´blica (pp. 19–20).
En Alejandría, por lo menos desde tiempos de Clemente a fines del siglo segundo, los teólogos cristianos habían interpretado su fe a la luz de la tradición platónica. Para ellos, lo importante era descubrir las verdades eternas, de igual modo que Platón había intentado conocer el mundo de las ideas inmutables. El cristianismo era ante todo la verdadera filosofía, superior al platonismo, no porque fuera distinto de él, sino porque lo superaba. La Biblia era un conjunto de alegorías en las que el lector avisado podía descubrir las verdades eternas. (Justo L. González, Op. Cit., p. 291).
Orígenes
La alegorización de las parábolas de Jesús comenzó hacia fines del primer siglo, pero su mayor desarrollo tuvo lugar bajo Orígenes de Alejandría (185–254) quien, siguiendo el método hermenéutico del erudito judío Filón de Alejandría (20 a.C.–54 d.C.), adoptó la alegorización como la manera más común de interpretación bíblica. Esto afectó negativamente a los padres de la iglesia, que hicieron de la interpretación alegórica su método característico para comprender las parábolas de Jesús. (Pablo, A. Deiros (2008). El Evangelio que proclamamos (p. 74).
Clemente
En su Exhortación a los paganos, Clemente da muestras de su método teológico al apelar a Platón y otros filósofos. "Busco conocer a Dios, y no sólo las obras de Dios. ¿Quién me ayudará en mi búsqueda? […] ¿Cómo entonces, oh Platón, ha de buscarse a Dios?" El propósito de Clemente en este pasaje es mostrarles a sus lectores paganos que buena parte de las doctrinas cristianas encuentra apoyo en las enseñanzas de Platón. De ese modo los paganos podrán acercarse al cristianismo sin creer que se trata, como decían muchos, de una religión de gentes ignorantes y supersticiosas.
Pero la razón por la que Clemente apela a Platón no es sólo la conveniencia del argumento. Clemente está convencido de que la verdad es una sola, y que por tanto cualquier verdad que Platón haya conocido no puede ser distinta de la verdad que se ha revelado en Jesucristo y en las Escrituras. Según él, la filosofía les ha sido dada a los griegos de igual modo que la Ley les ha sido dada a los judíos. Y tanto la filosofía como la Ley tienen el propósito de llevar a la verdad última, que nos ha sido revelada en Jesucristo. Los filósofos son a los griegos lo que los profetas fueron a los judíos. Con los judíos Dios ha establecido el pacto de la Ley; y con los griegos, el de la filosofía.
Clemente afirmaba que todas las Escrituras están escritas en alegorías o, en parábolas. El texto sagrado tiene siempre más de un sentido. El sentido literal no ha de despreciarse. Pero quien se queda en él es como el niño que se contenta con beber leche, y nunca llega a ser adulto. Más allá del sentido literal se encuentran otros sentidos que el verdadero sabio ha de descubrir. En cuanto al contenido mismo de la teología de Clemente, hemos de decir poco. Aunque él piensa estar sencillamente interpretando las Escrituras, su exégesis alegórica le hace posible encontrar en ellas ideas y doctrinas que vienen más bien de la tradición platónica. (González, J. L. Op. Cit., p. 93).
PELIGROS DEL MÉTODO ALEGÓRICO
El método alegórico está lleno de peligros que lo hacen inaceptable al intérprete de la Palabra.
1. El primer gran peligro del método alegórico es que no interpreta la Escritura. Terry dice:
en seguida se notará que su práctica es hacer caso omiso del significado común de las palabras y dar lugar a toda suerte de especulación de la fantasía. No extrae el significado legítimo del lenguaje del autor, sino que introduce en él cualquier capricho o fantasía que algún intérprete desee. Como sistema, por lo tanto, se coloca fuera de todo principio y de toda ley.
Angus y Green expresan el mismo peligro cuando escriben:
Hay un campo ilimitado para la fantasía tan pronto como se admite el principio, y la única base de la exposición se encuentra en la mente del expositor. El texto no podrá ofrecer interpretación alguna propiamente dicha, aunque posiblemente podrá ilustrar algunas verdades valiosas.
2. La cita mencionada arriba sugiere también un segundo gran peligro en el método alegórico: la autoridad básica de la interpretación cesa de ser la de las Escrituras y pasa a ser la de la mente del intérprete. "La interpretación podrá así ser torcida por las posiciones doctrinales del intérprete, por la autoridad de la iglesia a la cual éste está unido, por su posición social o educativa, o por una hueste de otros factores".
Jerónimo: se queja de que el método más defectuoso de enseñar es el de corromper el significado de la Escritura, y rebajar su firme expresión a nuestra propia voluntad, creando misterios escriturarios con nuestras propias imaginaciones.
Farrar agrega:
"Cuando se admite el principio de la alegoría, cuando comenzamos con la regla de que pasajes y libros enteros de la Escritura dicen una cosa pero significan otra, el lector queda sometido, atado de manos y de pies al capricho del intérprete.
3. Un tercer gran peligro del método alegórico es que uno queda sin medio alguno para probar las conclusiones del intérprete. El autor arriba mencionado declara:
No puede estar seguro de nada absolutamente, excepto de lo que le dicta la iglesia, y en todas las edades se ha insistido falsamente en la autoridad de la iglesia contra la presunta tiranía de las falsas opiniones prevalecientes.
Ramm agrega:
declarar que el significado principal de la Biblia es un significado de segundo sentido, y que el método principal de interpretación es la espiritualización, es abrir la puerta a la especulación y a la imaginación casi incontrolables. Por esta razón hemos insistido en que el control de la interpretación es el método literal.
Oswald T. Allis, que es defensor del método alegórico en el campo de la escatología, admite que estos peligros existen y que ese método de interpretación es usado para pervertir la Escritura. Así dice él:
Si la interpretación figurada o "espiritual" de un pasaje dado se justifica o no, depende solamente de si él da el verdadero significado. Si se usa para quitar de las palabras su significado sencillo y obvio, para sacar de ellas lo que claramente se quiere decir, entonces alegorizar o espiritualizar es un término que bien merece el reproche.
Así los grandes peligros inherentes en este sistema están en que quitan la autoridad de la Escritura, nos dejan sin base alguna sobre la cual puedan ser probadas las interpretaciones, reducen la Escritura a lo que parece ser razonable al intérprete y, como resultado, hacen imposible la verdadera interpretación de la Escritura. (J. Dwight Pentecost, Eventos del porvenir 1989, pp. 3-5).
La interpretación alegórica se ha prestado a toda clase de errores, ya que, en realidad, no es un sistema de interpretación, y no conoce regla sino el capricho del intérprete: su propio propósito preconcebido, y la doctrina ya pensada que él quiere fundar sobre un pasaje dado.
Se ha dicho que se puede comprobar cualquier cosa con la Biblia. Esto es verdad si se emplea un sistema de interpretación alegórica, o algún otro sistema que no tenga en cuenta las reglas de la interpretación, y el carácter espiritual tan propio de la Biblia. (Gillis, C. (1991). El Antiguo Testamento: Un Comentario Sobre Su Historia y Literatura, Tomos I-V, Vol. 1, p. 66).
Es significativo que el Señor Jesús nunca emplea la interpretación alegórica. Su interpretación del Antiguo Testamento es perfecta. Se había compenetrado del Antiguo Testamento, y los pasajes que El cita están siempre de acuerdo con el contexto: están citados para enseñar la misma idea que el autor original quería enseñar. Ya que para nosotros el Señor Jesús es el mejor ejemplo de lo que quisiéramos ser, sigámosle en esto también, y procuremos ser fieles intérpretes de la Biblia, como Él lo fue siempre. (Ibíd. P. 67).
DIFERENCIAS ENTRE ALEGORÍA Y ALEGORIZACIÓN
Antes de proseguir hemos de hacer notar y recalcar la diferencia entre alegoría y alegorización. La alegoría es un medio legítimo usado por algunos autores bíblicos para enseñar. La alegorización es, como vimos, un método de interpretación mediante el cual el intérprete da arbitrariamente a un texto un significado que se aparta completamente del pensamiento y propósito del autor. Es interesante observar que tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento el uso de la alegoría es más bien limitado. En el Nuevo, si excluimos el Apocalipsis, solamente Pablo emplea este tipo de lenguaje figurado.
Los escritores sagrados casi no utilizaron la alegoría en sus exposiciones. Los dos ejemplos más claros se encuentran en la literatura paulina. En 1 Corintios 9:9–10 Pablo cita una ley acerca de los bueyes (Dt. 25:4) para aplicarla simbólicamente al derecho de los apóstoles de recibir sostén económico. El segundo ejemplo es Gálatas 4:21–31, donde Pablo explícitamente señala que está tomando la historia de Sara, Agar y sus hijos como una alegoría (4:24). (Melgares, J. (2009). Uso del Antiguo Testamento en el Nuevo: Asuntos generales. Kairós 45: Julio–Diciembre 2009, 57).
Un ejemplo de interpretación alegórica lo tenemos en los escritos del filósofo judío Filón, que interpretó los cuatro ríos de Gén. 2:10–14 como referentes a las cuatro virtudes: la prudencia, la templanza, el valor, y la justicia. (Gillis, C. Op. Cit., p. 66).
La distinción entre el sentido literal y el sentido «más elevado» de la Escritura dio como resultado la doctrina medieval del sentido cuádruple—(a) un sentido literal, que se refiere a las cosas hechas y dichas en el relato bíblico, (b) el sentido alegórico, que deduce doctrinas de la narración, (c) el sentido moral, que extrae lecciones para la vida y la conducta, (d) el sentido analógico, que derivaba significados celestiales de hechos terrenales. Agua podía significar, entonces, (a) agua literal, (b) bautismo, (c) pureza moral (d) vida eterna en la Jerusalén celestial. (Bruce, F. F. (2006). INTERPRETACIÓN (BÍBLICA). In E. F. Harrison, G. W. Bromiley, & C. F. H. Henry (Eds.), Diccionario de Teología, p. 328).
DIFERENCIAS ENTRE PARÁBOLAS Y ALEGORÍAS
Alegoría
Esta figura es considerada como una metáfora continuada pues es la correspondencia prolongada de varias metáforas a lo largo de todo un poema o una parte de un texto. Es una figura literaria o tema artístico que pretende representar una idea valiéndose de formas humanas, animales o de objetos cotidianos, de cuyo significado literal se prescinde. Se caracteriza por la pluralidad de puntos de aplicación a diferencia de la metáfora simple en la que el punto de comparación y aplicación es solamente uno. La alegoría siempre se refiere a un tiempo pasado; en esto se distingue de la profecía, la cual siempre se refiere al futuro. (Otis Pinkston J. Principios de interpretación bíblica, 1989).
Parábola
Normalmente, la parábola está compuesta de tres partes: la ocasión, la narración, y la lección espiritual. La interpretación correcta de las parábolas demanda que las tres partes de la parábola se tomen en cuenta. Cualquiera interpretación que resulte contraria a la razón por qué fue narrada, o a la lección que indicó Jesús, tiene que ser equivocada. Pero cuando el intérprete examina estas tres partes, no hace más que cumplir otra regla frecuentemente mencionada, la de observar el contexto. Una segunda regla es comprender que la parábola normalmente enseña una sola verdad. Una tercera regla será esta: comprender que muchos detalles de la parábola son incluidos solamente porque son necesarios para la narración humana o terrenal. (De la Fuente, T. (1985). Claves de interpretación bíblica – edición actualizada, pp. 114–115).
Una palabra más de advertencia: se debe emplear mucho cuidado en el uso de las parábolas como la base de doctrina, especialmente cuando no se puede encontrar apoyo para la doctrina en otras partes de la Biblia. Al mismo tiempo, las parábolas pueden usarse de esta manera cuando las doctrinas enseñadas se encuentran en otros textos. Además, otros puntos de apoyo se pueden basar en las parábolas, siempre que no estén en conflicto con el mensaje central de la parábola. (Ibíd. p. 116).
¡Cuidado con alegorizar las parábolas!
Nuestra interpretación será cristiana sólo si concuerda con toda la enseñanza que se encuentra en otras partes del Nuevo Testamento. Cometeríamos un error serio si la enseñanza que sacamos de una parábola usando el método alegórico va en contra de otras enseñanzas claras en el Nuevo Testamento. Debemos ser cuidadosos de no alegorizar la Biblia, ya que el método alegórico no es el más seguro para dar con el significado que Dios quiere que entendamos (Deiros, P. A. (2008). El Evangelio que proclamamos (p. 78).
David H. Wallace dijo: "El expositor de hoy en día no tiene derecho a ignorar las características propias de una parábola y proceder a alegorizarla. Con buena razón el esquema alegórico ha llegado a ser llamado en algunos países "el método interpretativo de la nariz de cera" puesto que la naturaleza incontrolable de la alegoría da rienda suelta a cualquier deformación del texto. La alegorización de las parábolas ha sido durante siglos una fuente de penurias para la correcta interpretación histórica de las parábolas de Jesús." (Ibíd. p. 79).
Agustín alegorizó la Parábola del Samaritano
La interpretación alegórica más conocida es la de Agustín (354-430) sobre el buen samaritano (Lc. 10:30-37):
Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó: Adán.
Jerusalén: La ciudad de paz celestial, de la cual cayó Adán.
Jericó: La luna, y por eso significa la mortalidad de Adán.
Ladrones: el diablo y sus ángeles.
Le despojaron de su inmortalidad
Hiriéndole:
Dejándole medio muerto: como hombre vive, pero murió espiritualmente; por eso está medio muerto.
El sacerdote y el levita: el sacerdocio y ministerio del Antiguo Testamento.
El Samaritano: se dice que significa "guardián": por lo tanto implica que se refiere a Cristo mismo.
Vendó sus heridas: significa que vendó las limitaciones impuestas por el pecado.
Aceite: el consuelo de la buena esperanza.
Vino: una exhortación a caminar con espíritu ferviente.
Cabalgadura: la carne de Cristo encarnado.
El ser colocado sobre la cabalgadura es la fe en la encarnación de Cristo.
Mesón: la Iglesia.
Otro día: después de la resurrección del Señor.
Dos denarios: promesa para esta vida y para la venidera.
Mesonero: el Apóstol Pablo.
Agustín ha encontrado en esta parábola una alegoría que resume la historia de la caída y salvación de la humanidad, y cada elemento de la historia tiene un significado figurativo que apoya esa interpretación. hay un problema muy importante en esta interpretación. Esta historia del buen samaritano es una parábola, y una parábola es un cuento que enseña un principio. Una parábola no es una alegoría. En una alegoría las conexiones entre la figura y la verdad que señala son complejas y cada elemento tiene su significado como parte de la alegoría. Pero la parábola es una historia que enseña solo un principio, y el principio surge de la historia entera, no de la interpretación alegórica de las partes. Entonces, ¿por qué esta Agustín interpretando una parábola como si fuera una alegoría?
Peor todavía, esta parábola existe en un contexto bíblico y cumple su función específica en ese contexto. Como muchas de las parábolas, esta surge de una conversación de Jesús, en este caso con un maestro de la ley (Lucas 10:25-29). El maestro le pregunta a Jesús qué se debe de hacer para heredar la vida eterna, y la respuesta es que uno debe amar a Dios y amar al prójimo. Pero como esta respuesta le resulta un poco incomoda al maestro de la ley, él responde con otra pregunta "¿Quién es mi prójimo?". Parece querer implicar que el mandamiento de amar al prójimo es demasiado ambiguo, y que por eso no es tan fácil de guardar. Es importantísimo para la interpretación de la parábola del buen samaritano entender que la parábola misma es la respuesta de Jesús a la pregunta "¿Quién es mi prójimo?". Entonces, a menos que creamos que Jesús era un personaje muy distraído y confuso debemos interpretar la parábola como algo relacionado con el amor al prójimo. Y una lectura sencilla de la misma confirma que sí es una respuesta a la pregunta del maestro de la ley, pues la historia enseña que nuestro prójimo es cualquier persona con la que nos encontremos que necesite de nuestra ayuda, o sea, de nuestro amor.
Pero la interpretación de Agustín no tiene ni la más mínima cosa que ver con el amor al prójimo. Seguramente si nos pudiéramos sentar a discutir el asunto con él, Agustín no negaría que la parábola del buen samaritano trata del tema del amor al prójimo. Pero su hermenéutica platónica le da la opción de también introducir otro sentido a la parábola. El problema más serio de esta interpretación no son las conclusiones a las que ha llegado sino las que ha ignorado. Su interpretación ha ocultado el sentido original de la parábola, y por tanto ha ocultado el mensaje bíblico. Jesús dio esta parábola para enseñarnos algo. Lucas incluyó esta parábola en su evangelio para resaltar esa misma lección. Entonces, ¿qué derecho tiene un intérprete de salir con otra interpretación completamente diferente que oculta la lección del pasaje? La ironía es que la interpretación de Agustín le interesaría mucho al maestro de la ley. Como ya vimos, él intentaba justificar su falta de amor al prójimo por el hecho de la ambigüedad del mandamiento. Jesús le presenta una clara identificación del prójimo y termina con: "ve tú y haz lo mismo". Más le convendría la maestro de la ley meditar en la interpretación de Agustín, que no requiere nada, que solo resalta lo que ya sabemos y no es tan especifico como para generar convicción. No creo que esta sea la razón por la cual Agustín abarca esa interpretación. Pero este si es uno de los problemas importantísimos de la interpretación alegórica o de cualquier otro tipo de sistema que nos dé las herramientas y el permiso para encontrar un mensaje alternativo al sentido normal del texto de la Biblia. Solo aprendemos algo que ya sabíamos, e ignoramos el mensaje real, ignoramos lo que nos está diciendo Dios. (Haskell Rob., Hermenéutica, Interpretación eficaz hoy, 2009, P 121-124).
Los fundamentos de interpretación de la parábola del Samaritano según J. Masters son:
(a) que la respuesta a la pregunta del intérprete de la Ley exigía una respuesta de gracia (opuesta a las "obras"); y (b) que la parábola tenía claramente un significado que llegaría a ser completamente diáfano para el intérprete de la Ley cuando Cristo —despreciado como un samaritano— fuese a la Cruz por los demás en un actitud compasiva. Sobre la base de un "significado cumplido más tarde", el intérprete de la Ley vería que la parábola era un cuadro de la obra del Mesías. (Masters, J. (2007). Enseñanzas para toda la vida 2. Primera edición., p. 174).
Orígenes de Alejandría alegorizó la Parábola del Samaritano
En su homilía acerca de esta parábola, Orígenes cita a un presbítero con quien está bastante de acuerdo en su interpretación alegórica de la parábola. En este caso, el herido es Adán, Jerusalén es el paraíso, Jericó el mundo, los ladrones los poderes hostiles, el sacerdote la ley, el levita los profetas, el Samaritano es Jesús, las heridas son la desobediencia, el mesón la Iglesia, la bestia el cuerpo del Señor, el mesonero el rector de la Iglesia, los dos denarios el Padre y el Hijo y la promesa del Samaritano que volverá es la segunda venida de Cristo. Orígenes está de acuerdo con esta interpretación pero no está de acuerdo en que todo ser humano va de "Jerusalén" a "Jericó".
Orígenes concluye que debemos ser imitadores de Cristo, hacer como el samaritano teniendo compasión de aquellos que han caído en manos de los ladrones.
DIFERENCIAS ENTRE EXÉGESIS Y EISÉGESIS
Exégesis:
Viene de la palabra griega: ????e?µa? "exegeomai" y significa "sacar hacia afuera". Por lo tanto es el proceso por el cual nosotros extraemos el significado original de lo que dice un texto bíblico literalmente. Luego hacemos un análisis de palabras, y después se estudian en su conjunto. En otras palabras, cuando hacemos la exégesis de un texto bíblico, lo que queremos saber es que dice literalmente ese texto.
La Exégesis, es el primer paso que debemos de dar para hacer una interpretación bíblica.
Eiségesis:
Es lo contrario de la exégesis. Es lo malo de la interpretación.
? La exégesis significa ? "sacar hacia afuera" ? Que dice Dios en el texto original.
? La eiségesis significa ? "insertar hacia adentro" ? Que dicen mis propias ideas.
Es el proceso mediante el cual introducimos palabras que no están en el texto original. Es cuando tenemos una idea preconcebida, un concepto creado por uno mismo, para tratar de meterlo en el texto Bíblico y tratar de justificarlo a toda costa, haciendo que las palabras digan lo que no dicen.
? Cuando hacemos exégesis ? somos obedientes a la Palabra de Dios.
? Cuando hacemos eiségesis ? somos rebeldes a la Palabra de Dios.
? Cuando hacemos exégesis ? estamos proclamando la Palabra de Dios.
? Cuando hacemos eiségesis ? estamos proclamando nuestra palabra como si fuera la de Dios.
? Cuando hacemos exégesis ? buscamos la verdad.
? Cuando hacemos eiségesis ? buscamos la mentira.
? Dios quiere que hagamos exégesis, Jn. 5:39.
? Dios condena la eiségesis, Ap. 22:18. (Sangoquiza, J. (2013). Técnicas de Estudios Bíblicos y Reglas de Interpretación (p. 48).
El método literal o gramático-histórico: el mejor método de interpretación bíblica
La Escuela de Antioquia
Desde tiempos antiquísimos los intérpretes antioqueños habían visto la Biblia, no como un conjunto de alegorías, sino como una narración que contaba las relaciones de Dios con su pueblo y su creación. (González, J. L. Op. Cit., p. 292).
Dos ilustres maestros, pertenecientes a la Escuela de Antioquia de antaño, Teodoro de Mopsuestia (el exégeta) y Juan Crisóstomo (boca de oro), Ambos avanzaron bastante en el desarrollo de una verdadera exégesis científica, reconociendo la necesidad de determinar el sentido original de la Biblia, a fin de sacar provecho de ella. No sólo atribuyeron gran valor al sentido literal de la Biblia, sino que conscientemente repudiaron el método alegórico de interpretación (Berkhof, L. (2005). Principios de interpretación bíblica (pp. 20–21). La teología de Antioquía fue erudita y crítica, dando gran importancia al sentido gramatical de las Escrituras, y a la humanidad y carácter histórico de Jesús (F. J. Foakes-Jackson, The History of the Christian Church, 457).
La Reforma Protestante
En la Reforma Protestante del siglo XVI, Martín Lutero, Juan Calvino y los otros líderes de ese movimiento, insistieron en un regreso al método literal de interpretación. Observemos lo que dice Louis Berkhof:
En los siglos XIV y XV, prevaleció la más densa ignorancia sobre el contenido de la Biblia. Había doctores en teología que nunca la habían leído completamente, y la única forma de conocer algo de la Biblia era por medio de la traducción de Jerónimo. El Renacimiento hizo énfasis en la necesidad de acudir al texto original. Reuchlin y Erasmo—llamados los dos ojos de Europa— fueron cautivados por el Renacimiento, e insistieron en que los intérpretes de la Biblia tenían el deber de estudiarla en las lenguas originales en que había sido escrita. Además, facilitaron grandemente tal estudio. Reuchlin publicó una Gramática hebrea y un Lexicon hebreo; Erasmo editó la primera edición crítica del Nuevo Testamento griego. La idea del sentido cuádruple de la Escritura fue gradualmente abandonada y se estableció el principio de que la Biblia tiene sólo un sentido.
Los reformadores creían firmemente que la Biblia era la Palabra inspirada de Dios. Al mismo tiempo consideraron la Biblia como la más alta autoridad y como la corte suprema de apelación en todas las disputas teológicas. En contra de la infalibilidad de la Iglesia, pusieron la infalibilidad de la Palabra. Su posición se hace evidente por la afirmación de que la Iglesia no determina lo que la Escritura enseña, sino que la Escritura determina lo que la Iglesia debe enseñar. El carácter esencial de su exégesis surgió de dos principios fundamentales: (1) Scriptura Scripturae interpres, es decir, la Escritura interpreta a la Escritura misma; y (2) Omnis intellectus ac expositio Scripturae sit analogia fidei, es decir, que toda exposición y comprensión de la Escritura esté de acuerdo con la analogía de la fe. Para los reformadores, la analogia fidei era igual a analogia Scripturae, esto es, la enseñanza uniforme de la Escritura. (Berkhof, L. (2005). Principios de interpretación bíblica (p. 25).
Johnny Sangoquiza, asevera que el método correcto de interpretación bíblica es el gramático histórico porque: "Tiene que ver con el idioma original, el trasfondo histórico y el tipo de literatura. En este método, se toma en cuenta lo literal; pero conforme al género literario o figura del habla del texto que se esté utilizando. No implica limitar la interpretación a la letra de lo expresado.
Este método tiene cuidado en tomar las cosas demasiado literal, para no caer en un hiperliteralismo, que es interpretar la Biblia de una manera exagerada". (Johnny Sangoquiza, (2013). Técnicas de Estudios Bíblicos y Reglas de Interpretación (p. 76).
Razones para defender el sentido literal de las Escrituras:
«(a) El significado literal de las oraciones es la forma normal de todos los idiomas.»
«(b) Todos los significados secundarios de documentos, parábolas, tipos, alegorías y símbolos dependen, para su propia existencia, del significado literal previo de los términos.»
«(c) La mayor parte de la Biblia tiene sentido adecuado cuando se interpreta literalmente.»
«(d) El enfoque literal no descarta ciegamente las figuras de dicción, símbolos, alegorías y tipos; sino que, si la naturaleza de la oración así lo requiere, fácilmente acepta el segundo sentido.»
«(e) Este método es el único obstáculo cuerdo y seguro contra las imaginaciones del hombre.»
«(f) Este método es el único cónsono con la naturaleza de la inspiración. La inspiración plenaria de la Biblia enseña que el Espíritu Santo guió a los hombres a la verdad y los apartó del error. En este proceso, el Espíritu Santo usó el lenguaje y las unidades del lenguaje (como significado, no como sonido) que son las palabras y los pensamientos. El pensamiento es el hilo que hilvana las palabras unas con otras. Por lo tanto, nuestra exégesis misma debe comenzar con un estudio de las palabras y la gramática, los dos fundamentos de todo discurso significativo.» (J. Dwight Pentecost, Eventos del porvenir 1989, citado por Francisco Lacueva en Comentario Bíblico de Matthew Henry 1965, p. 1999).
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