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La motivación

Enviado por elizabeth machado


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. La motivación
  3. La Resiliencia
  4. Conclusión

Introducción

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos no alumbran ni queman, pero otros arden con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear y quien se acerca se enciende.

En este relato, se resumen las dos aristas filosóficas de la teoría de la resiliencia la primera se relaciona con la idea de la luminosidad. La resiliencia se edifica desde la zona luminosa del ser humano, desde sus fortalezas, asumiendo la potencialidad de cada individuo para desarrollarse. L a segunda arista consiste en la idea de la diversidad, de la diferencia. La teoría de la resiliencia cobra significado a partir de las diferencias en la reacción ante circunstancias adversas, generadoras de stress. Mientras algunas personas sucumben a dichas circunstancias, evidenciando desequilibrio y trastornos a diversos niveles. Otras se desarrollan exitosamente a pesar de la adversidad.

Precisamente las preguntas principales formuladas por los investigadores sociales en los últimos años en esta área se relacionan con el problema de la determinación del enfrentamiento exitoso al stress y a la adversidad.

Es justo en este espacio de incertidumbre que abre la diferencia en la reacción ante la adversidad donde se inscribe el concepto de resiliencia, definido como la capacidad de un individuo de reaccionar y recuperarse ante adversidades, que implica un conjunto de cualidades que fomentan un proceso de adaptación exitosa y transformación a pesar de los riesgos y la adversidad.

Las emociones se han estudiado, principalmente, por el papel adaptativo que han jugado a través de la evolución del hombre.Gracias a las emociones se produce una activación que nos proporciona la energía necesaria para responder, rápidamente, a un estímulo que atente a nuestro bienestar físico o psicológico, permitiendo así, nuestra supervivencia.Sin embargo, en los últimos años, se ha descubierto que las emociones pueden ser, también, perjudiciales para la salud, influyendo en la contracción de ciertas enfermedades, perdiendo, en este sentido, su valor adaptativo.Finalmente se empieza a aceptar que disturbios psicológicos leves o intensos pueden causar enfermedades en el cuerpo propiamente tal. Nuestras abuelas ya lo sabían: nos decían que la tristeza, la preocupación obsesiva y otros sentimientos podían dañar el corazón, provocar úlceras, arruinar el cutis y hacernos más vulnerables a las infecciones.

Este vínculo entre las emociones y la salud, va mucho más allá de que ciertas emociones, las negativas, hagan más vulnerables a las personas a contraer una enfermedad, o que otras emociones, las positivas, favorezcan la recuperación de una dolencia. Con esto, se está estableciendo la relación mente/cuerpo.Esto trae consigo todo un cambio en el tratamiento de enfermedades, ya que ahora se deberán tomar en cuenta, como relevantes, los factores psicológicos de las personas enfermas, para así intervenir sus emociones con el objetivo de mejorar la salud.

Una de las necesidades que como seres humanos podemos experimentar desde el momento en que tomamos conciencia del YO individual y de la realidad que nos envuelve, es tratar de comprender la naturaleza de las emociones, su relación con el pensamiento racional y el modo en que ambas dimensiones interactúan y condicionan nuestros actos.Una vez hemos actuado y constatado las consecuencias de nuestro proceder, posiblemente nos preguntemos los motivos por los cuales hemos actuado de tal modo y si había otras alternativas posibles que hubieran arrojado otros resultados.Podríamos decir que la motivación es un impulso que nos permite mantener una cierta continuidad en la acción que nos acerca a la consecución de un objetivo y que una vez logrado, saciará una necesidad.

La motivación

La motivación puede definirse como el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un determinado medio de satisfacer una necesidad, creando o aumentando con ello el impulso necesario para que ponga en obra ese medio o esa acción, o bien para que deje de hacerlo. La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta.

La motivación son los factores o elementos que intervienen para que alguien halle una finalidad en su obrar. Es el impulso que le otorga a las acciones humanas una causa fuente en vistas a una causa fin. Proviene etimológicamente del vocablo latino "motivus" que significa < movimiento y acción>. La motivación es el disparador que nos lleva a accionar.

Hay personas que poseen para su conducta una motivación intrínseca, dada desde su interior para llegar a través de un obrar, al objetivo deseado. Por ejemplo, "estudio porque quiero progresar", o "viajo porque disfruto del paisaje" o "me reúno con amigos pues disfruto de su compañía". Algunas motivaciones intrínsecas responden a necesidades básicas como comer o dormir, y otras a necesidades culturales.

Otras veces la motivación, o sea la acción hacia el objetivo, puede estar inducida desde el exterior. Por ejemplo si un estudiante no se halla motivado internamente pues no ve en el estudio una satisfacción a ninguna de sus necesidades, el maestro, el padre o el compañero de estudios en su caso puede estimular ese deseo de aprender, mostrando el objeto de estudio de una manera más atractiva, o destacando las virtudes que ofrece su conocimiento, o despertando el interés a través de interrogantes, que le planteen al estudiante la curiosidad por su respuesta, teniendo en cuenta que para aprender hay que sentir que se quiere hacerlo.

En materia laboral el empleado puede hallarse motivado a trabajar por el buen trato que tienen sus empleadores y compañeros de trabajo hacia él y entre sí, por el buen salario que le abonan, por hacer una tarea que le gusta en un ambiente grato y adecuado, etcétera. Si todos estos factores se suman tendrá una gran motivación y el rendimiento laboral será seguramente excelente.

En realidad la motivación externa no es distinta de la interna, sino que los estímulos provenientes del exterior hacen nacer el deseo interior de actuar.

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Definición de motivación (en general): La motivación son los estímulos que mueven a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación. Este término está relacionado con el de voluntad y el del interés. Las distintas escuelas de psicología tienen diversas teorías sobre cómo se origina la motivación y su efecto en la conducta observable

La motivación, en pocas palabras, es la Voluntad para hacer un esfuerzo, por alcanzar las metas de la organización, condicionado por la capacidad del esfuerzo para satisfacer alguna necesidad personal.

Definición etimológica: la palabra motivación proviene del latín motivus (movimiento) y la sufijación (acción y afecto). Según esto, la motivación es la causa de una acción. Motivus también es la base de las palabras motivar y motivo.Definición de motivación en la empresa: La habilidad de la empresa para crear un entorno en el cual los empleados puedan y estén dispuestos a manifestar estas repuestas que se desean y a trabajar para conseguir el amplimieto de las metas de la empresa. Es importante o esencial que las metas de la empresa se consideren idénticas o semejantes con las necesidades humanas. Aspectos:

  • Subordinación. Se refiere a la disposición de los trabajadores para recibir órdenes y reconocer la necesaria existencia de ciertas prerrogativas de la administración, incluyendo el mantenimiento de la disciplina.

  • lealtad. Se entiende en el sentido de una identificación positiva con la empresa y en la voluntad de compartir su destino.

  • productividad. Se refiere simplemente a la obvia necesidad de que el trabajo produzca de manera eficiente.

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Intuitivo

Pensamiento intuitivo, la intuición es, según la epistemología, un conocimiento que se adquiere sin la necesidad de emplear un análisis o un razonamiento anterior. Más bien, la intuición es evidente, por lo que es una consecuencia directa de la intervención del subconsciente en la solución de conflictos netamente racionales que se presentan en la cotidianidad.

Ahora bien, el pensamiento es un concepto más conocido aún, el cual se refiere a la evocación mental de ideas o imágenes. Cuando unimos pensamiento a intuición, entonces hablamos de pensamiento intuitivo. El pensamiento intuitivo, según numerosos filósofos y expertos en ciencias sociales, es el principio de la organización de los seres humanos primitivos y de la ciencia que, en un futuro no muy lejano, fue su estandarte de planificación.

El pensamiento intuitivo es aquel proceso cognitivo que no está sujeto a un previo análisis o deducción lógica, sino que nace de una intuición o percepción sensorial evidente. Por lo general, las evocaciones mentales del pensamiento intuitivo no son controlables, pero si nos sirven como base para establecer patrones de conductas concretos.

El pensamiento intuitivo es tan antiguo como la misma humanidad. Los hombres prehistóricos eran herméticamente individualistas, debido a que nunca habían experimentado la metodología de agruparse, ya que no comprendían sus limitaciones físicas. No obstante, el hombre prehistórico sí luchaba por su supervivencia, pero lo hacía pues así le dictaban sus instintos, no porque comprendía que la naturaleza lo desafiaba a cada momento con innumerables peligros y obstáculos. Esta lucha hombre-naturaleza por la supervivencia, tenía una única implicación que era la de la satisfacción de las necesidades.

En este contexto, mientras los seres humanos lograban sus fines en separado, practicaban el pensamiento intuitivo. Esta manera de pensar, en donde no se hallaban espacios para los razonamientos, pues no existían, era la que regía las relaciones de los hombres prehistóricos.

Ahora bien, cuando los hombres de la prehistoria se encontraron frente a situaciones que ya había &uml;experimentado¨, entonces la forma de pensar mutaría de ser intuitiva e individual a ser intuitiva y grupal, debido a que, como ya los hombres primitivos habían aprendido de su experiencia que dichas situaciones no podían ser superadas en individual, obligatoriamente, tenían que agruparse. Así, se cristalizan entonces, los pensamientos intuitivos en conjunto, apoyados en la experiencia de situaciones anteriores.

Características y condiciones del pensamiento intuitivo

El modo intuitivo de pensar de los seres humanos, por su manifestación, puede caracterizarse por los siguientes rasgos:

1. El pensamiento intuitivo no posee un mecanismo de procedimiento definido. Es decir, como es un producto del inconsciente, es muy difícil que esté sujeto al método científico.

2. Como la intuición es un concepto epistemológico, todo aquel conocimiento percibido mediante el pensamiento intuitivo, se debate entre la verdad y la creencia. Por esta razón, la intuición no tiene, por simple inspección, un valor de verdad definido.

3. En el pensamiento intuitivo, tiende a no existir una relación concreta entre las conclusiones obtenidas y la forma en que se llegó a dichas conclusiones. No existe la causalidad.

4. Para que se forme un pensamiento intuitivo, en cualquier contexto antropológico o social, el individuo pensante debe poseer, aun de forma inconsciente, cierta familiaridad con el conocimiento implicado. Esta familiaridad viene dada por la experiencia.

5. Todo pensamiento que se da por la vía de la intuición está sujeto a una comprobación posterior, ya que se hace necesario definir el valor de verdad del conocimiento concebido mediante la intuición.

Consecuencias del pensamiento intuitivo

Las consecuencias directas del pensamiento intuitivo son la compresión de la limitación natural de los recursos, la compresión de la infinidad de necesidades y, como consecuencia inmediata de las dos primeras, la priorización de las necesidades del hombre y el desarrollo de una teoría de decisiones destinada a impulsar el liderazgo entre los núcleos humanos y la capacidad de medir las consecuencias en las decisiones.

Pulsiones

Tendencia instintiva más o menos consciente que empuja y motiva las actividades de todo sujeto neural. Trastorno del equilibrio en el que el sujeto afectado tiende a ir hacia adelante o hacia atrás como si se le empujara, como en los afectados por la enfermedad de Parkinson.

En el psicoanálisis, la pulsión es la energía psíquica profunda que dirige la acción hacia un fin, descargándose al conseguirlo. El concepto refiere a algo dinámico que está influido por la experiencia del sujeto. Esto diferencia a la pulsión del instinto, que es congénito (se hereda por la genética).

El instinto caracteriza a los animales no racionales, con objetos inamovibles para su satisfacción. La pulsión, en cambio, no tiene un objeto predeterminado. Las pulsiones, por lo tanto, están vinculadas a fuerzas que derivan de las tensiones somáticas del ser humano, con diferentes fuentes y formas de manifestación

La noción de pulsión fue desarrollada por el austriaco Sigmund Freud a finales del siglo XIX cuando comenzó a reflexionar sobre las conductas humanas que exceden a lo instintivo y que, incluso, pueden contradecirlo.

De esta manera, Freud estableció que la pulsión es la tensión corporal que tiende hacia distintos objetos y que se descarga al acceder a ellos, aunque de manera momentánea, ya que la pulsión nunca se satisface completamente.

Busca de alimentos, asco, sexo, temor, curiosidad, caridad, sociabilidad, autoafirmación, sumisión, cólera, búsqueda de ayuda, creación, deseo de posesión, diversión, tendencia a la comodidad, al reposo, al sueño, el nomadismo. Y las tendencias a las funciones corporales: estornudar, toser, respirar, defecar, (No hay pulsión de micción ni a las ventosidades). -Alabado sea el preclaro-. Menudo batiburrillo. No hay que ser muy sagaz, para observar que en la lista coexisten, en maravilloso desorden: Tics vitales o actos relacionados con la entidad biológica que los soporta como -el toser-. Con funciones derivadas del hambre -búsqueda de alimento-. Funciones relativas al ego y la personalidad -deseo de posesión-, y relacionadas con los otros próximos o lejanos.Por tanto y para corregir, una buena definición de pulsión, debe asociarlas en función de su campo de acción. Sin que ello signifique que no existan otras taxonomías tan validas o mas que esta.La primera aproximación, es con toda evidencia, la que se hace en función del sujeto sobre el que actúan. La primera dicotomía, será aquella que las agrupe en somáticas -aquellas que su sujeto es el cuerpo-. Y psíquicas las que su funcionalidad se articula sobre la mente, la personalidad el ego. Y a su vez, podríamos incluir, en estas últimas, una segunda división. Las que podemos tildar de Reflexivas, es decir el objeto es el yo de manera directa. Y las Transitivas es decir aquellas que tienen como objeto el otro o los otros. Si acaso, fuésemos capaces de desarrollar otra lista de aquellas funciones transitivas recíprocas. Es decir las que implican un intercambio de contenidos entre distintos entes. (Se usa ente o entidad porque no necesariamente la pulsión debe unir a individuos de la misma especie, por ejemplo en el amor entre hombre y mascota).A mi entender, el mejor esquema para efectuar un trabajo útil es, -a pesar del mal uso, que se le ha hecho- la pirámide de Maslow; que une a la ventaja de establecer una jerarquía, el permitir una ubicación temporal en el desarrollo de la persona.Me explico, si el deseo de posesión es una pulsión. El deseo de tener para mi -egoísmo-. Es una consecuencia del deseo de poseer, pero el egoísmo como su propio nombre indica es para el ego, para el yo. Lo que significa que antes de manifestarse el egoísmo debe estar establecido el yo., el ego.Tanto el psicoanálisis como la psicología evolutiva tienen algo que aportar en cuanto al nacimiento y desarrollo del ego. (Por ello he cambiado el orden de los "pisos" en el original de Maslow y el ego está por debajo de las necesidades sociales, es pura coherencia; que para una relación social, es menester un yo y su concepto, antes que nada).En resumen una pulsión, es una oración. Transitiva, reflexiva, o recíproca. Siempre requiere un sujeto ( El ego), con todo lo que de desarrollo psicosomático implica es el Estímulo, fuerza biológica que provoca ciertas conductas.

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Excitaciones

Son el Estado de nerviosismo o inquietudes intensas, Estado de actividad psíquica y motora anormalmente alta, motivado por una emoción, una psicosis o neurosis o una intoxicación.Estado de actividad de un nervio o un músculo en respuesta a un estímulo. También estimular a una persona del sexo opuesto hasta excitarla sensualmente, Estimular, motivar o provocar en una persona algún sentimiento fuerte o intenso, Aumentar la actividad o la intensidad de algo. Provocar algo un estado de entusiasmo, impaciencia o nerviosismo, o causar mucha tensión y hacer que una persona pierda el control y se enfade.

Intrínseca

La motivación intrínseca se evidencia cuando el individuo realiza una actividad por el simple placer de realizarla sin que nadie de manera obvia le de algún incentivo externo. Un hobby es un ejemplo típico, así como la sensación de placer, la auto superación o la sensación de éxito.

En tanto que la motivación intrínseca no se basa en incentivos económicos, es barata en términos monetarios pero cara en tanto que las recompensas inherentes de la actividad deben ser internalizadas antes de que puedan ser experimentadas como una motivación intrínseca.

Sin embargo, la motivación intrínseca no es la panacea para la motivación de los trabajadores. Entre los problemas se incluye:

Para muchas actividades con viabilidad económica puede ser imposible encontrar suficientes individuos motivados intrínsecamente.

Incluso los empleados con motivación intrínseca necesitan comer. Otras formas de compensación se hacen necesarias.

La motivación intrínseca es fácilmente destruida. Por ejemplo, una motivación extrínseca adicional tiene un impacto negativo en la motivación intrínseca en muchos casos. El percibir un reparto externo de incentivos injusto lo agrava la situación.

Algunos autores distinguen entre dos tipos de motivación intrínseca: uno basado en el disfrute y el otro en la obligación. En este contexto, la obligación se refiere a la motivación basada en lo que un individuo piensa que debería ser hecho. Por ejemplo, un sentimiento de responsabilidad por una misión puede conducir a ayudar a otros más allá de lo que es fácilmente observable, recompensado, o divertido. Evidentemente, se refiere aquí a la obligación de auto exigencia, ya que la obligación por parte de terceros sería un motivante extrínseco.

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Extrínseca

La Motivación extrínseca aparece cuando lo que atrae al individuo mismo de uno no es la acción que se realiza en sí, sino lo que se recibe a cambio de la actividad realizada (por ejemplo, una situación social, dinero, comida o cualquier otra forma de recompensa).

La motivación extrínseca proviene de exterior. Es el tipo de motivación que nos lleva a hacer algo que no queremos mucho… porque sabemos que al final habrá una recompensa. Piensen en las cosas de su vida que hacen para lograr una meta en particular: quizás estudian mucho en la universidad no porque les guste estudiar, sino porque quieren obtener un título. O quizás trabajan en algún trabajo aburrido porque quieren la paga. Es probable que limpien su casa a diario porque probablemente quieran vivir en un lugar placentero – y no porque les guste limpiar en si mismo.

A veces las personas piensan que la motivación extrínseca es superficial o vacía – pero puede ser una fuerza muy poderosa. Las mayorías de las cosas difíciles se vuelven más tolerables cuando tenemos algo que obtener al final.

Con la motivación extrínseca encontraremos que: nos resulta más difícil concentrarnos – vamos a estar tentados a retrasar la tarea. Queremos completar la tarea con un grado de calidad suficiente para obtener la recompensa, pero no nos importa que sea perfecta o alcance la excelencia. Vamos a estar mucho más negados a hacerla si no hay recompensa.

La motivación extrínseca es más fácil de crear que la motivación intrínseca. Si tenemos una lista de tareas pendientes, que no nos interesan en lo más mínimo, ¿podemos encontrar alguna motivación extrínseca? Podría ser: prometernos alguna recompensa al final (una galletita, un nuevo DVD, o alguna otra cosa "para mi"). Enfocarnos en la meta y no en el proceso – el resultado terminado. Encontrar alguna forma de que la tarea terminada nos brinde reconocimiento público (es más fácil decirlo que hacerlo – podría ser unirnos a alguna organización que se enfoque en esa área en particular).Tradicionalmente, la motivación extrínseca se ha utilizado para motivar a empleados:

Recompensas tangibles tales como pagos, promociones (o castigos).

Recompensas intangibles tales como la alabanza o el elogio en público.

Con la transición de economías de 'cadenas de producción' a 'prestación de servicios.

La importancia de la motivación extrínseca radica en:

Cuanto más se distancian los trabajos de ser los típicos de una línea de montaje, más difícil se hace medir la productividad individual.

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Se piensa que los dos tipos de motivación (intrínseca y extrínseca) eran aditivos, y podrían ser combinados para producir un nivel máximo de motivación. De hecho, la motivación extrínseca puede ser útil para iniciar una actividad, pero esta puede ser después mantenida mediante los motivadores intrínsecos de ésta.

Autoestima

La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de nosotros mismos.

La importancia de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto, puede afectar a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima.1

Abraham Maslow, en su jerarquía de las necesidades humanas, describe la necesidad de aprecio, que se divide en dos aspectos, el aprecio que se tiene uno mismo (amor propio, confianza, pericia, suficiencia, etc.), y el respeto y estimación que se recibe de otras personas (reconocimiento, aceptación, etc.). La expresión de aprecio más sana según Maslow es la que se manifiesta «en el respeto que le merecemos a otros, más que el renombre, la celebridad y la adulación».2

Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser amados; de ahí la importancia que le concedía a la aceptación incondicional del cliente.1 En efecto, el concepto de autoestima se aborda desde entonces en la escuela humanista como un derecho inalienable de toda persona, sintetizado en el siguiente «axioma»:

Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse a sí mismo y que se le estime.

Baja autoestima

Una persona con baja autoestima suele pensar de forma negativa sobre sí misma. Pero esto es lo bueno: Que la baja autoestima se sustenta más en creencias que en hechos y las creencias sí se pueden cambiar.

Aún sin proponérselo, dichas creencias van cambiando a lo largo de la vida, dependiendo de las circunstancias y experiencias que atraviese la persona.

Causas de la baja autoestima

Cada persona sigue su propio y único camino en la vida y, a través del mismo, va formándose su autoestima. El proceso suele ser gradual. La persona puede no darse cuenta de que está formando un poso de creencias negativas sobre sí misma.En esa construcción, la naturaleza innata de la persona juega un papel, pero las experiencias que atraviesa y las personas con quienes se relaciona influyen decisivamente.

Durante los primeros años de la vida, cuando la personalidad se está formando, algunas experiencias pueden dañar la autoestima. Y la persona, que aún no ha desarrollado las armas para enfrentarse a ellas, es quizás cuando comienza a sentirse poco valiosa.

Pero, también de adulta, la persona puede vivir experiencias negativas que afecten su autoestima.

Algunas experiencias susceptibles de alimentar las creencias negativas de una persona sobre sí misma son:

  • Ser víctima de abusos (sexuales, físicos o emocionales) y la pérdida de control asociada a ellos.

  • Haber visto desatendidas sus necesidades básicas en la infancia.

  • Fracasar en cumplir con las expectativas de sus padres.

  • Sentirse el "bicho raro" de la escuela.

  • Sufrir discriminación (por discapacidad, apariencia, estatus social o cualquier otra circunstancia).

  • Verse empujado por la presión social para seguir determinadas normas.

  • Sufrir acoso o bullying laboral.

  • Padecer enfermedades que condicionen sus actividades cotidianas o impacten en su calidad de vida.

  • Sufrir por la pérdida de personas importantes de su vida.

  • Sufrir por exclusión social y soledad.

  • Afrontar el desempleo o condiciones laborales precarias.

  • Etc.

Al atravesar experiencias dolorosas como ésas, la persona puede ir formándose esa opinión negativa sobre su apariencia, su inteligencia o sus capacidades.

Y, cuando ocurre algo que le hace recordar esas experiencias vividas, adopta una actitud negativa a la hora de enfrentarse a las nuevas experiencias.

Dependiendo de qué tan intensas y arraigadas estén las creencias negativas sobre sí misma, la persona puede sentirse mal o incluso fatal (por ejemplo, a la hora de hablar en público) y quizás trate de evadir ese mal trago.

Pero lo malo de escapar de esa experiencia es que la persona tiende a re-confirmar sus creencias negativas. Se hacen más fuertes, disminuyendo así la posibilidad de superar una situación similar en el futuro.

Se construye, pues, un círculo vicioso que parece indestructible, pero no lo es. Precisamente por lo que dijimos: se sustenta en creencias que se pueden cambiar.

Consecuencias de la baja autoestima

De una u otra manera, todas las áreas de la vida quedan afectadas cuando la persona piensa tan mal sobre sí misma. Veamos algunas de las situaciones más comunes;

-La persona con baja autoestima puede involucrarse en relaciones personales tóxicas, destructivas, porque no se da a valer para que sea tratada con el respeto y el amor que merece.

-Respecto a su vida social, puede decidir no involucrarse en muchas actividades para evitar las críticas de la gente, que suele tomarse tan a pecho.

-En el trabajo, puede suceder algo parecido: que evite tareas por miedo a no hacerlo perfecto o, incluso, que deje de optar a algún puesto de trabajo por no verse lo suficientemente buena para el mismo.

-Por otro lado, la baja autoestima también puede desembocar en comportamientos muy negativos como, por ejemplo, las adicciones. O, en algunos casos, llevar a una persona a desarrollar una personalidad violenta, para enmascarar sus vulnerabilidades.

Si en lugar de esas creencias negativas, la persona tuviese una autoestima sana, no quiere decir que no tendría problemas ni que dejaría de vivir experiencias desagradables, pero sí tendría mejores armas para afrontarlas.

La información que has leído es una adaptación de la publicada en la página Mind.org, sobre la baja autoestima.

Concluimos con un montón de ideas que sirven para construir una autoestima sana, porque a todos nos viene bien fortalecer esos pilares.

Síntomas más comunes entre las personas con baja autoestima:

1. Falta de ambición: Se traduce en la falta de metas, objetivos, ilusiones, sueños (llámalo como gustes). No hay entusiasmo, porque la persona sencillamente no se ve capaz de superar un obstáculo difícil y prefiere no planteárselo. Quizás así se ahorre una posible frustración, pero perderá la oportunidad de poner a prueba sus capacidades y limitaciones; algo que sí hacen las personas con una autoestima sana.

2. Actitud negativa: Los pensamientos negativos controlan todo lo que hace la persona y todo lo que deja de hacer. El mundo se contempla como un entorno hostil en el que se libra una batalla donde la persona tiene la sensación de pertenecer al bando perdedor.

3. Descuido de la apariencia física: Nuestra imagen suele ser una tarjeta de presentación. La persona con baja autoestima suele prestarle poca atención a su cuerpo, a su ropa… o bien hace justo lo contrario, algo que últimamente está muy de moda: cuidar en exceso la apariencia física para enmascarar su inseguridad.

4. Estilo de vida poco saludable: Tener baja autoestima significa en este caso que la persona no se ama a sí misma lo suficiente como para estar pendiente de cuidados básicos del cuerpo, como una dieta saludable y la práctica de ejercicio físico regular.

5. Timidez: Ese miedo a quedar en evidencia cuando se dice algo en público, enrojecerse o quedarse sin habla en una situación social comprometida son signos de timidez. Esta inseguridad es propia en personas que se atribuyen a sí mismas poco valor, es decir, con baja autoestima.

6. Miedo: Miedo al fracaso, al futuro y a numerosas situaciones en las que la persona se siente en peligro. El miedo, ya tenga una causa lógica o no, es un compañero permanente de la persona con una autoestima baja.

Estos síntomas también se pueden presentar a veces en personas con una autoestima más o menos saludable. La diferencia, sin embargo, es que estas personas superan dichos obstáculos como si de un resfriado común se tratara. En cambio, para alguien con autoestima baja es como si se cronificaran, impidiéndole ser de otro modo, cortándole el paso a cada instante.

Características de una persona con baja autoestima

• Desprecia sus dones • Se deja influir por los demás • No es amable consigo misma • Se siente impotente • A veces actúa a la defensiva • A veces culpa a los demás por sus faltas y debilidades • No se quiere y no respeta su cuerpo • A veces se hace daño a si mismo • No le importa su entorno • Se siente despreciado • Se siente menos que los demás • Suelen buscar pretextos por sus errores

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Buena autoestima

Alta autoestima

Una alta autoestima es indispensable para vivir una vida que valga la pena. Me facilita mi crecimiento, puedo tener acceso a mi energía interior y me permite ser feliz y libre.

"Yo sí puedo"

"Tengo la posibilidad de elegir cómo vivir mi vida"

"Estoy feliz de ser quien soy"

Escuché hace poco una frase que me gustó: "Me siento cómodo dentro de mi piel".

Cuando me siento bien conmigo mism@ tengo alta autoestima.

La opinión que tengo acerca de mí es buena, me relaciono adecuadamente con los demás y ejerzo mi trabajo o quehacer diario con gusto.

Tengo alta autoestima cuando me aprecio, cuando siento que tengo valor y que soy importante en el ambiente en que me muevo.

Beneficios de un alta autoestima

Sentirme así me permite desempeñarme sin complicaciones, libre, abierta y espontáneamente. Logro subir el ánimo a quienes me rodean e irradio una energía positiva de beneficio para tod@s.

Asumo gustoso las responsabilidades que elijo tener y de esa manera logro un mayor éxito porque lo que hago lo hago por elección y con cariño.

Tengo un optimismo que se contagia y por esta razón los demás quieren colaborar conmigo. Esto me permite construir más fácilmente la vida de mis sueños y eso me hace cada vez más feliz.

En este camino tan alegre de la alta auto-apreciación, soy de un beneficio inigualable para los demás, no porque me sacrifico por ellos, sino porque inspiro a cada quien a que sea y exprese lo mejor de sí mism@. Cuando en un ambiente familiar, social o de trabajo, tod@s nos conectamos, las cosas se acomodan gentilmente.

Afronto los retos confiando en que seré capaz de abordarlos o de buscar la ayuda que necesite para alcanzar las metas que me he propuesto.

Me acepto como soy y reconozco que me puedo desarrollar más en algunas áreas. Con gusto y conciencia busco mi transformación para ser cada vez mejor persona.

Desde muy adentro me quiero, me respeto, y me siento bien conmigo mism@. Si pudiera elegir, elegiría ser yo mism@ otra vez.

Una condición así me asegura el bienestar físico, emocional y mental. Cuando yo como organismo estoy funcionando de manera óptima, mis sistemas me mantienen dentro de los rangos del bienestar. La salud es una consecuencia lógica.

Características de la autoestima alta

La autoestima es una de las cuestiones fundamentales, que tiene que tener en cuenta cualquier persona para progresar en su vida. Por eso mismo, nada mejor que conocer cuáles son las características básicas de la autoestima, para reforzarlo y no permitir que caiga nunca.

Las personas con alta autoestima son aquellas que no ceden ante las presiones de la vida y están, ante todo, seguras de sí mismas.Por eso, nada mejor que tener en cuenta cómo son esas personas, para saber cuáles son las cosas que debemos considerar, para llevar adelante nuestras vidas.

  • Son personas seguras de quienes son y con toda seguridad sobre ellos mismos.

  • Son capaces de tener intimidad en sus relaciones.

  • No ocultan sus sentimientos. Si son verdaderos, los demuestran.

  • Tienen capacidad para reconocer sus propios logros en la vida.

  • Tienen la habilidad de perdonar a los demás y también de saber admitir sus errores.

  • No le temen a los cambios en sus vidas, todo lo contrario, los ven bienvenidos.

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La Resiliencia

Concepto de la Resiliencia.

La resiliencia o resilencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento.

La capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal. Desde la Neurociencia se considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos (Instituto Español de Resiliencia)

El convencimiento que tiene un individuo o equipo en superar los obstáculos de manera exitosa sin pensar en la derrota a pesar que los resultados estén en contra, al final surge un comportamiento ejemplar a destacar en situaciones de incertidumbre con resultados altamente positivos.

Esa capacidad de resistencia se prueba en situaciones de fuerte y prolongado estrés, como por ejemplo el debido a la pérdida inesperada de un ser querido, al maltrato o abuso psíquico o físico, a prolongadas enfermedades temporales, al abandono afectivo, al fracaso, a las catástrofes naturales y a las pobrezas extremas.

Podría decirse que la resiliencia es la entereza más allá de la resistencia. Es la capacidad de sobreponerse a un estímulo adverso.

La resiliencia es un proceso dinámico, constructivo, de origen interactivo, sociocultural que conduce a la optimización de los recursos humanos y permite sobreponerse a las situaciones adversas. Se manifiesta en distintos niveles del desarrollo, biológico, neurofisiológico y endocrino en respuesta a los estímulos ambientales.

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FRUSTRACION.

La frustración es una respuesta emocional común a la oposición relacionada con la ira y la decepción, que surge de la percepción de resistencia al cumplimiento de la voluntad individual. Cuanto mayor es la obstrucción y la voluntad, mayor también será probablemente la frustración. La causa de la frustración puede ser interna o externa. En las personas, la frustración interna pueden surgir de problema, la frustración te conduce a triunfo si tu controlar tu sistema humano interno en el cumplimiento de las metas personales y deseos, las pulsiones y necesidades, o tratar con las deficiencias observadas, tales como la falta de confianza o temor a situaciones sociales. El conflicto también puede ser una fuente interna de la frustración, cuando uno tiene objetivos contrapuestos que interfieran unos con otros, puede crear una disonancia cognitiva. Las causas externas de la frustración implican condiciones fuera de un individuo, como un camino bloqueado o una tarea difícil. Mientras que hacer frente a la frustración, algunas personas pueden participar en el comportamiento pasivo-agresivo, lo que hace difícil identificar las causas originales de su frustración, ya que las respuestas son indirectas. Una respuesta más directa, y común, es una propensión a la agresión.

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