INTRODUCCIÓN.
El existencialismo es una forma de humanismo, frase de J. P. Sartre que valoramos ante los nuevos reales proyectos futurológicos ciberbióticos destinados a la creación y la formación de una nueva civilización quasi humana, despojada de casi todos los sentimientos estudiados por las corrientes existencialistas en el S. XX, las escuelas filosóficas desde la época de Platón y todas las escuelas de la psicología humana. El tecnoexistencialismo, expuesto en otras obras por el autor de este estudio, es un análisis que se opone en el plano filosófico a las nuevas formas innovativas de consecuciones ideovisuales y objeto-instrumentales dimensionadas globalmente con las que las masas sociales modernas deben interactuar racional, empírica, psicológica, sociocultural y espiritualmente. El tecnoexistencialismo fue desarrollado para explicar el precipicio hacia dónde se dirige la humanidad. El tecnoexistencialismo fue, es y continúa siendo una conceptualización filosófica descriptiva opuesta a la formación y la real estructuración de la concepción cosmovitiva del transhumanismo. La corrientes de pensamientos y espirituales del humanismo ya pueden llegar a ser superadas por una nueva fase destructiva transhumanista en la cual las civilizaciones futuras pueden llegar a ser tridimensionales. Una dimensión social conformada por una clase selecta de élites financieras, técnicos y burócratas con conocimientos científicos y con recursos económicos autosuficientes y el resto de la población mundial, conformada por fuerzas de trabajadores semiignorantes y confinados a modelos de vida preestablecidos. La tercera dimensión será ocupada virtualmente por constelaciones informativas especialmente programadas y orientadas hacia la mente colectiva de las futuras grises fuerzas de trabajadores humanos controlados, de la ya diseñada y por inercia progresivamente configurada sociedad transhumanista.
Lo programado en el S. XX por minúsculas élites, ya teóricamente borronea el valor, el sentido y el significado de la existencia humana, formada en el transcurso de los últimos cinco mil años de la Historia de la Humanidad. Este paso no será simplemente el simbólico fin de la historia, tales experimentos sobre la sociedad serán el punto final formal del destino existencial del hombre y la anulación de todas las formas históricas de la libre espiritualidad creativa y religiosa de todas las generaciones humanas pretéritas. La ideología del transhumanismo se orienta hacia el total borroneo de la existencialidad de las futuras civilizaciones, en comparación como la alcanzamos entender mentalmente en la actualidad y en la que, supuestamente, en el futuro los individuos serán simples unidades funcionales en una gran maquinaria social regulada globalmente. El modelo social transhumanista ya en forma efectiva se encuentra en formación. Los monitoreos estadístico- probabilísticos electrónicos y los sondeos en las redes sociales internéticas ya son un paso previo experimental hacia lo que debe llegar a ser un total control de todos y cada individuo social y laboralmente vinculado. En los todavía inexistentes conglomerados sociales transhumanistas ya no tendrá ningún sentido leer o estudiar las obras de los filósofos existencialistas, ni la Biblia, ni el Corán, ni los discursos budistas, ni las enseñanzas de Confucio.
El "ser en el mundo" heideggeriano en una probable sociedad transhumanista futura ya se transformaría en un ser-ente monigoteado controlado satelitalmente. El sólo hecho de especular sobre el cambio de la esencia del hombre y de modelar un nuevo tipo de autoconciencia humana, ya nos permite trazar mentalmente hacia dónde se orienta la ideología de los proyectos transhumanistas. En aquella sociedad, las relaciones sistematizadas mundiales no se corresponderán con los valores y significaciones éticas, estéticas y existenciales particulares de cada ser en particular. Una parte de la humanidad contemporánea deberá oponerse de manera pacífica o violentamente contra la formación de una nueva sociedad transhumanista. Tal sociedad tendrá una calidad de vida y existencial peor que en la época premedieval y la que sintetizará elementos de total control tecnocrático regidos bajo normas sistemáticas totalitaristas semejantes al modelo sociopolítico soviético stalinista. En el S. XIX, G.F. Hegel ejemplarmente dedujo que en el pasado en Asia y en Egipto, libre era solamente una persona; en Grecia y Roma antiguas sólo algunos fueron libres y en las democracias europeas formalmente todos son libres. En una futura y supuesta sociedad transhumanista sistemáticamente tecnocontrolada, hipotéticamente nadie podrá ser mental y voluntariamente libre, al menos como actualmente lo entendemos.
Este estudio tiene como objetivo analizar las relaciones entre las tendencias tecnoexistencialistas y la progresiva devaluación del significado y el sentido universal del ser. Aquí nos proponemos asociar las intermediaciones del intelecto humano y la devaluación y la autoanulación preprogramada del sentido y el valor de la existencia humana frente a las nuevas configuraciones técnicas y proyectos esquemáticos que en los últimos cincuenta años la Humanidad descubrió y que ya masivamente aplica. La categoría filosófica de existencia o el sentido existencial del Hombre en general, mentalizada por las coetáneas civilizaciones, ya sufrieron profundos cambios en sus formas y esencias, en comparación con las premisas de las obras de los filósofos existencialistas publicadas en el siglo XX. Solamente las élites político financieras e intelectuales pueden en nuestros tiempos comprender y analizar las realidades en las que las masas sociales, mental y efectivamente, se dimensionan en su sentido vital y sociocultural.
La obra de Ortega y Gasset "La Rebelión de las masas" (1931), ya pasó en gran parte al catálogo bibliográfico del pensamiento humano ante las nuevas realidades cibernéticamente premodeladas en las que debemos desenvolvernos mental y prácticamente. Los superespecialistas que Ortega brillantemente destacó, ya no cumplen el mismo rol que a mediados y fines del siglo XX. Los actuales especialistas se borronearon en unidades de información digitalizada en las páginas internéticas, en un maremagnum cibernético virtual mundial interactivo y autónomamente perfilado. El pensamiento existencialista francés y alemán del S.XX ya logró transformarse en débiles esquemas visuales ideo-cognoscitivos y valorativos de razonamientos colectivos ajustados a reglas operacionales, proyectados desde los algoritmos informáticos y desde los bocetos y receturas difundidos a través de las redes internéticas.
Dos de los conceptos filosóficos que en este estudio recibirán tratamiento fueron ya minuciosa y extensamente analizados en la obra de M. Heidegger "El Ser y el Tiempo"(1927). Para el autor "intencionalidad" es "temporalidad", pero la intencionalidad de los individuos y de los conglomerados sociales de principios del S. XXI ya pueden tener otras fuentes diferentes que las de las primeras cinco décadas del siglo pasado. Para Heidegger el Ser solamente se descubre como una presencia temporal inserto en el tejido temporal de su existencia y que tiene la oportunidad de influir y resolverse o ir disolviéndose en su existir. En nuestro tiempos, los esquemas y modelos informativo-comunicativos sirven de modelos arquetípicos racionales, analíticos y emocionales y fuentes de las intencionalidades de cada individuo en particular y de las masas sociales en general, interactivamente comunicadas sobre dimensiones geográficas globales. Los megavolúmenes informativo-comunicativos televisivos e internéticos, no son objetos materiales, ni poseen atributos objeto-utilitarios, aquellos son modelos y esquemas gnoseológicos difundidos en calidad de segmentos informativos. Las intencionalidades y los deseos de las masas receptoras de las constelaciones informativas difundidas, superan al valor real de lo que es mostrado o publicitado. El entendimiento existenciario de M. Heidegger es el análisis teórico de los significados y valores de la existencia. El "mundo" de Heidegger ahora ajustado en los marcos de programadas formas informativo-culturales modela lo que una entidad es lo que es, y lo que debe ser. O sea, el actual mundo incluye a los individuos mental y pragmáticamente cómo deben mostrarse de acuerdo a los contextos modélicos que previamente recibieron de su entorno y circunstancias y de las innumerables fuentes informativo-comunicativas.
Si para M. Heidegger los conocimientos teóricos son simples ajustes con el mundo que rodea al Ser, en lugar de ser aquellos el último fundamento, en nuestros tiempos, el mundo que circunda a cada individuo ya calibra gran parte de los constituyentes de la existencia de cada individuo socioculturalmente relacionado. Heidegger subdividió a la existencia humana en auténtica e inauténtica. En este estudio nos ocuparemos de analizar las formas de idealización de las realidades que progresivamente modelan y devalúan a la existencia humana con paracéntricas proyecciones y argumentados esquemas informativo-comunicativos en forma de prototipos de las intencionalidades de las masas sociales. Unir filosóficamente al entendimiento humano (Intelecto), con la categoría filosófica de Tiempo y poder llegar a abordar el análisis de la devaluación de la existencia humana desde principios del Tercer Milenio no es una simple tarea.
Los tres conceptos pueden ser independientes y, a su vez, pueden ser coligados mutuamente por sus innumerables correlaciones cognoscitivas de idealización del conjunto de las realidades objetivas. Con ese fin, debemos previamente resumidamente exponer el nivel que alcanzaron las ciencias en nuestros tiempos que explican el principio del principio de la materia, los orígenes de la vida en nuestro planeta y los argumentos logrados para explicar los límites espacio- temporales en los que nuestra Galáctica se extiende y dimensiona. La inexistencia misma de precisas repuestas científicas sobre las primeras causalidades de la creación de la materia, de la vida y la explicación de los límites espacio-temporales del Universo en el que nos dimensionamos, ya son una premisa del significado y el valor del ser y el primario y final sentido existencial de la humanidad. La humanidad no participó en el principio del principio de la materia y de la vida en nuestro planeta. El hombre es un ínfimo eslabón perdido en los espacios del Universo. Nosotros no conocemos todavía precisamente en cuantas dimensiones espaciales nos calibramos cronológicamente. Las cronologías intrumentales simultaneizadas y computarizadas aceleran en sentido geométrico a los procesos de actividades constructivas y destructivas en nuestro planeta. La necesidad de sobrevivir en extrema pobreza de una progresiva fracción de la población mundial, anula los autocuestionamientos sobre el sentido, el valor y el significado de la vida en nuestro planeta. Millones rezan a dioses y maestros y necesariamente todo empeora.
Los esquemas racionales lógicos y científicos, tanto teóricos como empíricos, al ser analizados y aplicados por el intelecto humano, pueden reproyectar todas las regularidades previamente descubiertas en forma de modelos matemáticos, fórmulas, esquemas, reglas regulatorias y determinismos filosóficos y lingüísticos. La mente humana ya logró descubrir y acumular una suma de conocimientos los que al ser sistematizados y aplicados utilitariamente coinciden con los modelos previos abstractos que los describen teóricamente. La fórmula de la Teoría de la Gravedad de I. Newton o la fórmula de la Energía de A. Einstein, son en esencia modelos matemáticos isomórficos de realidades físicas existentes en la naturaleza en las que nos dimensionamos y que intelectualmente abstraemos. La tabla de elementos químicos descubierta por Mendeleiev contabiliza clasificatoriamente y establece exactas relaciones teóricas cualitativas de todos los elementos químicos conocidos hasta el momento. Tales regularidades ya descubiertas fueron transformadas en instrumentos teóricos útiles en las actividades científicas y productivas en calidad de segmentos de la pirámide intelectual de la Humanidad. Los logros históricos teórico-científicos ya pasaron a ser recursos combinados con un sinnúmero de otros esquemas teóricos posteriormente descubiertos. El nudo de la cuestión se ubica en la imposibilidad de correlacionar los conocimientos científicos aplicados con la evolución mental y existencial de la raza humana moderna. Modificar el destino de la Humanidad por medio de métodos tecnocráticos será un aberrante delito moral que probablemente regrese a las futuras civilizaciones hacia el Antiguo Egipto.
Los mecanismos de inmunidad mental y espiritual de la Humanidad en nuestros tiempos ya fueron violados por medio de los recursos científico-técnicos y las nuevas posibilidades informativas de modelación del entendimiento y el pensamiento de las masas sociales. Por milenios las novedades fueron transmitidas verbalmente de una generación a otra y pocos fueron los que pudieron relacionarse con los textos escritos. En los tiempos modernos, la casi totalidad de la población mundial tiene la posibilidad de poder recibir una parte de las constelaciones informativas visualizadas y comentadas con pocas frases de factos nominativos y explicativos. La paradoja reside en que las masas sociales en el mundo globalizado tienen libre acceso a la información, pero con tales corrientes informativas en todos los formatos e idiomas los receptores no pueden operar con precisiones causales lógico-cognoscitivas e ideo-valorativas. Los procesos culturales, sociopolíticos, económicos y militares mundiales no pueden ser analizados y sistematizados por las masas de receptores mundiales. Incluso los más experimentados agentes de bolsas mundiales no alcanzan a preveer los vaivenes de las cotizaciones.
Todas las disciplinas científicas en conjunto no pueden explicar la propia génesis de la materia y el origen del origen de la naturaleza orgánica y consecuentemente, el origen de la vida en nuestro planeta. Podemos deducir que el intelecto humano a través del Tiempo se reduce y encamina hacia una nulidad. El hombre puede descubrir, manipular y utilizar los elementos más simples y complejos que programan la vida como lo son los códigos de ADN o a su véz, medir y aplicar elementos subatómicos como lo son los ínfimos cuantos y leptones y todas las partículas subatómicas hasta el momento descubiertas. Actualmente el intelecto humano llegó a descubrir la hipotética génesis primaria de la formación de la materia a partir de las subdivisiones protónicas y en el futuro, puede llegar a demostrar empíricamente la Teoría de la Cuerdas de Calabi-Yau, la que ya matemáticamente a nivel teórico demuestra tal invisible coexistencia por las que nos dimensionamos en seis escalas espacio-temporales y las que no pueden ser captadas por nuestros sentidos. Para la mente humana la Teoría de la Relatividad de A. Einstein y la Apocalípsis bíblica no portan el mismo sentido gnoseológico, lógico y analítico.
Lo que es posible ser demostrado matemática y empíricamente tiene un valor diferencial con respecto a todo lo invisible e imperceptible. Dios no puede llegar a ser descubierto y descriptografiado informáticamente, incluso ni por las ultramodernas supercomputadoras. El papado romano afirma que las computadoras son un regalo de Dios. Nosotros pensamos todo lo contrario. La informática y la computación son hijas muy inteligentes y útiles, pero al mismo tiempo, mal perfiladas por los más refinados cuadros de alfiles de las milenarias sombras matemático-esotéricas de la Humanidad. Todos los usuarios de computadoras no advierten que no alcanzan a ver y no pueden analizar los algoritmos de los programas ocultados criptográficamente. Millones de usuarios orientan su mente en función de ocultos pasos consecutivos hacia determinados fines implícitos en los programas. Las masas sociales orientan su intelecto hacia sus propios objetivos particulares en función a arbitrarios múltiples indicadores, informáticamente preestipulados y programados.
La paradoja es que tanto la Física, la Química, la Genética y el resto de las ciencias exactas no pueden ni por aproximación explicar el origen de la materia y de la vida en nuestro planeta ni el origen del origen de todo lo que nuestro intelecto alcanza a detectar, analizar y catalogar. Si centramos nuestro intelecto hacia la creación del Todo por intermedio de las escrituras religiosas, podemos concebir reductivamente una sola respuesta, la que un Dios creador del Universo y el origen del origen de todo lo que sensiblemente percibimos desde nuestra perspectiva terrenal, son proyecciones en la mente del Hombre encaminadas hacia lo que hipotéticamente clasificamos como al Todo infinito. Desde los tiempos de la Antigua Grecia, los filósofos materialistas idealizaron el simple concepto de la estructura atómica de la materia, la cual resultó real y hasta en nuestros tiempos coetáneos.
La todavía indemostrable Teoría de las Cuerdas nos aproxima irreversiblemente hacia la Teoría evolutiva de Hopkings, la cual predice un regular y predeterminado fin de nuestro sistema solar. Hacia la colisión directa con la parte interior de nuestro sistema solar se encamina irreversiblemente una estrella denominada "Gigante Blanca" y la cual se supone que es la estrella Némesis, la cual cada 26 millones de años se aproxima a la nube de Oort causando una intensa actividad caótica de meteoritos y cometas en nuestro sistema solar. El modelo evolutivo de Hopkings que prolonga mil millones de años la actividad solar, hipotéticamente, puede llegar en el futuro a reducirse cronológicamente a pocos miles de años por otra causalidad fatal para nuestro sistema solar.
Este estudio es escrito un año después del anunciado año apocalíptico (2012). Ocho hipótesis científicas del fin de la vida en nuestro planeta previeron una posible apocalípsis a la par de dos hipótesis no científicas, el fin de las previsiones de Nostradamus y el ineludible fín del calendario maya. Las pseudociencias y las predicciones apocalípticas ya se compaginaron en el año mil y en el año 1500 en el Continente europeo. El intelecto colectivo funciona con fases cronológicas unidas a datos místicos y pseudocientíficos. Entre el hombre de "Neanderthal" y el hombre contemporáneo de principios del S. XXI existen abismales diferencias intelectuales, culturales, sociales, técnicas y espirituales pero no así existen diferencias filogenéticas con el Hombre contemporáneo. El volúmen cerebral de nuestros primigenios antepasados ,excluyendo a los australopitecos, tuvieron un mayor desarrollo de la masa neuronal humana, si bién, se supone que filogenéticamente los modelos de funcionamiento neuronales coincidieron con los nuestros.
A principios del S.XXI, todo un grupo de tribus asiáticas, africanas y amazónicas, continúan portando los mismos parámetros neurofisiológicos cerebrales que alcanzaron a desarrollar las tribus prehistóricas. Tales tribus mantienen sin cambios sus capacidades de estructuraciones lingüísticas, sus hábitos y técnicas de susbsistencia y los mismos rituales mágicos. Estas cadenas de nudos sociales marginadas de los epicentros evolutivos socioculturales de las civilizaciones modernas, son el primer eslabón que nos permitirá abordar el sentido y el valor del intelecto humano en relación al Tiempo y a través del transcurso del mismo reproyectalos hacia lo que la Filosofía denominó y analizó disciplinaria y catedráticamente primigenia y filogenéticamente como la existencia humana. Desde nuestras perspectivas científicas podemos analizar comparativamente a nuestros antepasados y no podemos alcanzar a ver y reconocer las proyecciones de la humanidad los próximos decenios.
Existen miles de estudios gnoseológicos, médicos, psiquiátricos y psicológicos de autores que en el siglo XX analizaron detalladamente a la mente humana y su evolución. Por milenios el Hombre observó las agrupaciones estelares y los planetas y en el S. XX se demostró científicamente que nuestro sistema galáctico se inició de una Gran explosión. En nuestros tiempos la Física de las partículas en el acelerador denominado "Máquina de Dios"descubrieron las partículas de P. Higgs, las cuales son el primigenio principio de la formación de la masa de la materia después de la Gran explosión. La formación físicocuántica de la materia pudo llegar a ser descubierta pero, sin dudas, el origen del origen de las partículas y los bolsones de Higgs se ajustarán en el futuro a especulaciones filosóficas o la búsqueda de respuestas en los milenarios textos religiosos. Las ciencias modernas coinciden en sus confirmaciones que las antiguas civilizaciones buscaron esencias divinas por la capacidad de argumentar y explicar las intimidades y los procesos de las realidades en las que se dimensionaron empíricamente nuestros antepasados. En el transcurso de los últimos cuatro decenios los nuevos descubrimientos arqueológicos y astronómicos no coinciden en absoluto con las hipótesis del origen de la vida de las más rigurosas ciencias.
La mente humana llegó a descubrir las más ocultas intimidades de la materia y ver galácticas hasta miles millones de años luz de distancia. El intelecto humano en la medida que realiza descubrimientos, tanto menos alcanza a comprender las realidades en las que nos dimensionamos. En medio siglo muchas de las previsiones de A. Einstein ya lograron relativizarse anulatoriamente en sentido concluso. Las curvaturas espaciotemporales cósmicas pueden llegar a transformarse en trayectorias segmentadas por puntos separados en nuestros conocimientos. La Humanidad es un punto perdido en el Universo y la cual busca encontrar puntos de referencia espacio-temporales, histórico-espirituales y lógico- cognoscitivos para poder llegar a abordar el tema del principio del principio de la vida y nuestra existencia.
El intelecto humano opera con cronologías temporales dimensionadas sobre todas las extenciones materiales y espaciales que ya pueden ser medidas con absoluta precisión. Antes de la "Gran explosión" no existió la materia y por tanto no pudo existir la noción o categoría filosófica de Tiempo. El concepto de lo infinito es simplemente una abstracción, un simple símbolo matemático, aunque en realidad no podemos catalogar a lo infinito como algo que puede ser explicado por alguna disciplina científica. Por tanto y por cuanto, el Hombre desconoce el principio del principio de la materia y de la vida y, a su vez, no puede con aproximación imaginar la longitud espacial y temporal de las extenciones de la materia en los espacios cósmicos y extragalácticos. Sin un principio y sin un fin de las cosas reales, el intelecto humano opera con una sola cifra, la Gran Explosión (13.800 millones de años), y el fin del espacio-tiempo cósmico se reduce a un símbolo matemático que representa a lo que suponemos como a lo infinito. El intelecto humano necesita de una pista precisa del principio del principio de las cosas en las búsquedas astronómicas y físicas. Por otro lado, a través de los textos religiosos se crean profundas brechas gnoseológicas del verdadero sentido y valor de todo lo que el intelecto percibe neurosensitivamente, analiza y calcula teórica y empíricamente, y todo lo que espiritualmente alcanza a explicarse y fundamentarse real e ilusoriamente en las ciencias.
Si le preguntamos sobre el principio y el fin de la materia a especialistas físicoastrónomos, recibimos frecuentemente respuestas categóricas, y si dialogamos con monjes cristianos o religiosos musulmanos las dudas deben ser resueltas rigurosamente en común acuerdo con los textos religiosos. Es probable que los bolsones de Higgs deriven de los ocultos e indescifrables algoritmos pitagóricos y bíblicos. Todas las antiguas enseñanzas esotéricas, en nuestros tiempos son consideradas anticientíficas. Todos los conocimientos anticientíficos pueden llegar a ser utilizados en calidad de pancartas ideo-cognoscitivas demostrativas de fantomas mentales ideados previamente por minúsculas élites políticas y tecnocráticas. Las mentiras y las verdades históricas y coetáneas pueden llegar a ser empaquetadas y globalmente difundidas. El intelecto colectivo de las masas sociales globales no puede discernir lo real y lo falso que es previamente redactado y decorado por los medios de difusión de información masivos.
Los individuos resuelven en forma de categorías filosóficas unas dudas con una semiesfera cerebral, la racional, y las preguntas sin respuestas de las religiones deben ser resueltas parcialmente en su segunda semiesfera cerebral, la emocional. Lo que la razón no alcanza a discernir lógicamente, con la espiritualidad (la fe), y con las creencias divinas pueden cerrar todos los vacíos de lo incomprensible e inexplicable para las ciencias exactas. Las respuestas de las más rigurosas ciencias y las respuestas de las religiones se igualan por sus contenidos y valores cuando se analizan el principio del principio de la creación de la materia y de la vida terrenal. Los astrónomos confirman de que no conocen más que el cinco porciento de la superficie del Universo, pero cabe preguntarnos cuál es el punto final que se presupone del noventa y cinco porciento restante. La física cuántica, la astrofísica y la Biblia responden sobre el origen del Todo en sentido confirmativo, sin poder llegar a abordar lo que el intelecto precisa, una prueba y demostración aproximada del origen del origen de la Materia, los límite del infinito y el origen de la naturaleza orgánica y de la vida del Hombre en nuestro planeta. Si nosotros tuviéramos una referencia donde estacionarnos mentalmente sin dudas podríamos lanzarnos a navegar a la deriva. La cuetión es simple, o Dios o las ciencias más perfiladas y afiladas. Nosotros podríamos creerle a un charlatán de feria si comentara resúmenes científicos de algunos laboratorios angloparlantes. Desde nuestra perspectiva histórica no podemos simultáneamente regresarnos hacia la Cruz o en sentido contrario hacia todos los comentarios de novedades científicas. Todos los comentarios más precisos pueden llegar a ser tan inválidos como todos los sagrados pensamientos humanos.
Las realidades en el Mundo en el que nos dimensionamos, se traducen en nuestro intelecto a partir de nuestra sensibilidad, además de la inteligibilidad de los cuadros lógico-racionales, analíticos y emocionales y a través del Tiempo, sin que ninguna de estas esferas establezca lazos precisos clarificatorios del lugar, el destino y del sentido existencial del Hombre en el Universo. Es por eso que en este estudio nos proponemos enlazar filosóficamente a la absoluta incertidumbre del intelecto humano con relación a las progresiones temporales de la evolución humana con la cada vez más evidente invalidéz existencial de la vida de cada individuo en particular y de todas las civilizaciones de principios del siglo XXI en general. Las realidades del Mundo globalizado comunicativa, cibernética e internéticamente enlazado e interconectado, someten al sentido y el valor original existencial de cada individuo con programas preestablecidos y precoordinados. Las calidades y calificaciones individuales mentales y espirituales de las masas sociales deben en nuestros tiempos ajustarse a premodelos culturales, psicológicos, informativo- comunicativos, pragmáticos, hedonísticos e hiperbolizaciones erótico-sexuales. La existencia del hombre contemporáneo es forzada multilateralmente hacia formas y estilos de vida informativa y socialmente superfluas y premoldeadas. Con el transcurso del tiempo el intelecto colectivo humano se adapta a los vacíos modelos vitales y de idealización que sirven de pancartas para desatender los pensamientos de autoanálisis y autoconciencia hacia la búsqueda del destino y el valor existencial de cada individuo en particular.
1. LA GENÉTICA Y LA FÍSICA Y LA INTERVALACIÓN CAUSAL DE LA VIDA HUMANA.
La ciencia genética desarrollada en el S. XX ya nos demuestra la profunda brecha existente entre el casual sentido valor vital y existencial del Hombre y el rol del cerebro y la mente humana como necesaria continualidad del intelecto colectivo de la humanidad a través del Tiempo. La genética creó un muy amplio paréntesis sobre las incógnitas de los verdaderos orígenes de las formas de vida orgánica más primitivas en nuestro planeta. Si la Física se ocupa del estudio de la materia inorgánica, la Genética abarca las mas ínfimas intimades de la vida, el genoma humano. Toda la teoría evolutiva inicialmente descubierta por Darwin, tambalea confrontada con los nuevos descubrimientos genéticos. Para los filósofos materialistas surgió un problema sin resolución al no poder explicar ni por aproximación el origen de la vida. Sin poder conocer el origen de la vida, el coetáneo homo sapiens por simple proyección es un ínfimo fragmento perdido en nuestro planeta y en todos los límites espaciales del Universo visualizados y hasta el momento descubiertos. El principio del principio de la vida en la Tierra continúa siendo un enigma idescifrable de acuerdo a los más rigurosos cálculos probabilísticos de la creación de las formas más primitiva de la materia y de las células orgánicas. Las coordenadas mentales de nuestro pasado, presente y futuro dependen del conocimiento preciso de los puntos cardinales desde donde partimos. Las especulaciones mentales nos permiten creer actualmente que el origen de la vida fue por la visita y las inducciones técnicas de supuestos internautas cósmicos o por un absoluto supuesto Ser superior principio del Todo en nuestro mundo.
En el S. XX las discuciones residieron entre las corrientes filosóficas materialistas e idealistas. A la altura de nuestros tiempos ninguna postura de pensamiento puede probar ni por aproximación el principio del principio de la vida y de la materia.
Desde los cálculos probabilísticos, sólo un milagro pudo llegar a combinar la formación del ácido ribonucleico, sabiendo que es prácticamente en el plano matemático improbable la formación casual de una primitiva proteina de cien aminoácidos. A tal formación se le otorgó una probabilidad de una en mil billones de posibilidades. El enigma del principio del principio de la vida se ubica en las moléculas de ADN (acido desoxirribonucleico) del cual se conforman los genes, fuente de la memoria natural de cada especie. Cada gen encierra aproximadamente 27000 letras, separadas en 23 cromosomas para la especie humana. De esta básica explicación descubrimos el más perfecto de todos los sistemas de acumulación de datos. El genoma contenido en forma duplicada en cada célula, contiene información, volumen de la cual se apararía a 856 volúmenes de mil páginas cada uno. Un centímetro cúbico de ADN, puede almacenar la información de un billón de discos compactos. El principio del principio de la vida orgánica en nuestro planeta continuará siendo un enigma científico con una trascendencia puramente filosófica. Si el ser humano es un eslabón perdido en el Universo por las improbables posibilidades proyectadas en función a lo que el hombre alcanzó racional y científicamente hasta el momento descubrir, todas las argumentaciones divinas en las que los humanos creemos pueden ser igualmente suposiciones mágicas y utópicas con parejas igualdades en sus significaciones lógico-cognoscitivas con las teorías científicas.
La formación de la cadena de ADN más primitiva, no puede ser calculada ni por sus probabilidades matemáticas y la explicación de los biólogos evolucionistas fundamentan tal probabilidad a la evolución natural de las especies en el transcurso de millones de años. El principio de la vida es un enigma para todas las ciencias y el Hombre con su intelecto continúa siendo a través del Tiempo una partícula perdida en su propio planeta y en todo el Universo. Si desde el punto de vista biológico desconocemos y no tenemos recursos teóricos para saber de donde provenimos, ya que desconocemos el principio del principio de nuestro género, de tal forma perdemos los puntos cardinales de nuestro destino en el Tiempo y en nuestro espacio planetario. Nuestro camino no tiene un principio cronológico ni causalidades intelectivas. No sabemos de donde venimos y nuestra vista percata el firmamento estelar hacia lo que formalmente catalogamos como a lo infinito. Resulta de esto un largo segmento lineal y supuestamente recto-lineal diferente al de las curvaturas cósmicas, sin un principio vital y sin un fin espacio-temporal. Las espirales hegelianas no pueden llegar llegar a coincidir con las cronologías y los direccionamientos expansivos planetarios y cósmicos. La evolución de la materia y la naturaleza orgánica es lineal, la evolución social, psicológica y existencial de la raza humana puede ser representada en forma de espiral.
Hasta el momento, el Hombre es un pequeño eslabón perdido en el Mundo intergaláctico de Hubbe, el cual reconoce un inicial punto pretérito y ningún destino y fin estelar. La Gran explosión que fue el principio del principio de nuestro sistema solar y la base superlativa para el inicio de la formación de las insospechadas y previlegiadas condiciones físicas para la vida en nuestro planeta, no fueron ni son ni pudieron ser las premisas para la génesis del cromosoma más elemental. Las millonésimas probabilidades matemáticas de la supuesta casual formación de los más primitivos elementos de la vida en nuestro planeta y la ínfima probabilidad de poder descubrir los horizontes completos del Universo y sus íntimos mecanismos, nos permite confirmar que nuestro planeta y la raza humana son eslabones perdidos en las constelaciones en las que casual o necesariamente nos dimensionamos. En esta encrucijada, la Física, la Genética y Dios coinciden en un punto casual sin probabilidades matemáticas medibles y a su vez absolutamente necesario en calidad de un preciso proceso creativo, generativo, cíclico-constructivo y evolutivo. Las ciencias abarcaron espacios de conocimientos teóricos limitados y sólo Dios puede en nuestra mente abarcar lingüística y textualmente el principio y el fin de todo.
Todo lo que el Hombre creó en el transcurso de los últimos milenios, inicialmente desde la ribera del rio Amarillo en China, cuna delas civilizaciones históricas, hasta nuestro contemporáneo mundo internético y cibernetizado, fue temporalmente intermediado por todas las culturas de las civilizaciones históricas, las cuales fueron y continúan siendo formatos evolutivos regulares lógicamente formadas y modernizadas sin un conocimiento aproximado del destino vital y existencial de la humanidad en el mundo que crearon y construyeron. La genética es un nuevo eslabón de los conocimientos científicos de la Humanidad que develó nuevos enigmas sin resolución para las ciencias exactas y aplicadas y transformó en hipotéticas especulaciones a todas las teorías evolutivas. F.Crick, uno de los biólogos que descubrió la doble hélice de las moléculas de ADN, considera que estas moléculas son demasiado complejas para haber podido formarse de manera casual por medio de procesos aleatorios. El genoma humano es considerado un libro inteligente por la razón de que puede fotocopiarse y leerse a sí mismo. La inteligencia de nuestro genoma no es suficiente para llegar a comprender y explicar los abismos defectuosos de nuestro intelecto racional y emocional.
En un segundo nivel de las escalas del desarrollo del Hombre, en calidad de proyección y progresión evolutiva del genoma humano, resulta el desarrollo del más complejo y productivo órgano vital de nuestra especie, el cerebro humano. El principio del principio causal de las cadenas de ADN son en aproximación casi una nulidad en el sentido matemático-probabilístico, pero no así mismo el desarrollo del cerebro humano. Cada individuo porta dentro de su cráneo una ínfima microgaláctica capaz de crear e idealmente formar su propio intelecto racional, analítico y emocional. En el cerebro de cada individuo cada neurona que lo compone, interconectada recibe información simultánea del resto de las miles de millones de neuronas que conforman al cerebro. Dos neurofisiólogos de la Universidad de California por medio de marcadores fluorescentes lograron fotografiar el preciso momento en que se forma un recuerdo en el cerebro. Cuando un individuo acumula conocimientos, se modifica la distribución de las conexiones sinápticas. Los eventos que se recuerdan son infaliblemente asociados a eventos novedosos. Una de las paradojas, es que lo que clasificamos como a lo ideal o lo abstracto no existe en ninguna forma homóloga o real en las neuronas y axonas del sistema nervioso humano. Todo lo que abstraemos e idealizamos, esquematizamos, modelamos o memorizamos en nuestro intelecto, en el cerebro no existe como tal, o sea, como letras, símbolos, imágenes, fórmulas, esquemas, modelos o recuerdos idealizados racional, analítica y emocionalmente. La medicina puede descubrir hasta los estados emocionales por coloreos tomográficos, pero lo que realmente idealiza y abstrae en su mente cada individuo queda fuera de las funciones neurofisiológicas captadas.
Si las intimidades de la genética son para nosostros invisibles, el cerebro siendo el órgano más complejo del Hombre marca visiblemente en cada individuo su actividad individual y social. El cerebro emite estímulos de 40 Herz por segundo y tal frecuencia bioléctrica establece, mantiene y regula las funciones neurofisiológicas con tal regularidad bioeléctrica. El cerebro humano por su propia evolución filognéticamente continúa siendo una continuidad temporal desde el comienzo de su evolución hasta nuestros tiempos coetáneaos. El cerebro humano funciona en forma homóloga a una caja negra con dos orificios. Por un orificio entran todos los colores del aura de la luz y por el otro orificio sale solamente un haz de luz con los colores filtrados. El cerebro humano funciona como un filtro del conjunto de las realidades que cada individuo registra de sus circunstancias a través de sus órganos sensitivos. El cerebro humano puede reaccionar a los cambios de las fajas horarias, a los cambios de presión atmosférica, a las ondas acústicas, a los psicofármacos. La neurofisiología cerebral se adapta a los cambios gravitacionales, térmicos, lumínicos, a las tormentas solares electromagnéticas.
Por millones de años, el Tiempo cronológico permitió la adaptación y evolución del cerebro humano. Cada nivel evolutivo del Hombre tuvo un valor cronológico particular para el cerebro humano. Los adelantos científico técnicos e instrumentales modernos son la causa de todavía desconocidos cambios de adaptación mental de la humanidad. No existen correlaciones científicas precisas entre la salud mental promedio de la humanidad y el uso masivo de ordenadores y teléfonos celulares. El nudo de la cuestión aquí no son los instrumentos, sí lo son los bloques esquemáticos difundidos por las redes internéticas y los modelos cognoscitivos por aquellos portados. Un picapiedras con un teléfono celular, figurativa y lógicamente, sería lo mismo que un individuo habitante de una jungla humana de principios del S. XXI empleando un quasi instrumento mineral afilado para cortar una hamburguesa.///
El intelecto humano y la cronología del Tiempo tuvieron precisas correlaciones filogenéticas y evolutivas. Es un facto reconocido, que la lista de genes de los ratones y los seres humanos es idéntica y las diferencias entre el género humano y las ratas se localizan en el tamaño de nuestro córtex cerebral. Con la moderna tecnología de células madres, en Viena, biotecnólogos ya lograron crear un microcerebro con seis capas de córtex que es una copia de nuestro cerebro. La biotecnología celular puede sumar logros inconcebibles en el S. XX, pero los cerebros de probeta no podrán crear lo más importante, la abstracción e idealización de las realidades que el microcerebro puede en el futuro llegar a recibir por señales electromagnéticas inducidas. La diferencia entre los humanos y el resto de las especies es nuestra capacidad de idealizar, calcular,esbozar, trazar, apuntar, diseñar en nuestro cerebro en forma de esquemas de idealización de las realidades que percibimos y de poder expresar de alguna forma lo que pensamos o puntualmente lo que idealizamos. Tomemos un ejemplo paradigmático, en mi bolsillo tengo unas monedas metálicas, las mismas continúan siendo un pedazo de metal fundido redondeado y aplanado y si yo no alcanzo a idealizar los símbolos y signos fundidos en las mismas no tienen ni tendrán ningún valor económico.
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