La Regla de Osha es la religión resultante de la interacción transcultural y sincretizante ocurrida en Cuba de de los cultos practicados por la tribu Yoruba de África y el cristianismo español que colonizó nuestro país desde el siglo XVI. A la Isla fueron traídas más de 100 etnias provenientes del continente negro. Estos pueden dividirse en lucumíes, congos, carabalíes, mandingas, grupo ewe-tshi y grupo hamito-negroide.
Una parte importante de aquellos esclavos eran Yorubas. Estos vivían en lo que se conoce hoy como Nigeria, a lo largo del Río Níger. En su generalidad fueron traídos para trabajar en las plantaciones de azúcar y fueron llamados en nuestro país como "lucumí". Al arribo de los traficantes a las costas de Nigeria en el siglo XV, los yorubas se hallaban divididos en reinos independientes que comenzaban a mostrar progresiva decadencia. lo que propició su captura masiva para los cargamentos de esclavos.
Ya en la isla, los esclavos vivían en condiciones que propiciaron procesos de sincretización entre los cultos que practicaban originalmente, porque fue inevitable que tuvieran que identificarse con nuevas formas de manifestación de sus deidades y refuncionalizar los ritos de acuerdo a las necesidades que ahora les eran inminentes. Ejemplo de esto es que deidades eminentemente agrícolas desaparecieron o adquirieron otro significado para los practicantes ya que el esclavo no se identifica directamente con el producto de su trabajo y si con la protección que necesita ahora contra nuevos poderes opositores. Comienza a germinar entonces, producto de esta transculturación, la formación de una nueva religión cubana de origen africano.
En un primer momento se veneraba a un solo Orisha, a la forma africana, posteriormente comienzan a rendirle culto al panteón en su totalidad creándose así ritos no realizados en conjunto en África pero ya propios de la Regla de Osha.
La Iglesia Católica, por su parte, trató de evangelizar a los negros Lucumí pero las condiciones eran muy difíciles. Además de la escasez de sacerdotes, la condición de esclavitud dificultaba que los cautivos comprendieran y aceptaran lo que se les enseñaba acerca de este nuevo Dios, los problemas o necesidades de estos no estaban reconocidos totalmente en este ídolo, aunque en la práctica podían observar que los católicos "adoraban" en realidad a muchos "dioses" que asumían en sus cofradías, templos específicos e incluso oraciones y fiestas rituales diferentes, como sucede con la adoración a los santos y las vírgenes. El resultado fue que muchos aceptaron exteriormente las enseñanzas católicas mientras interiormente mantenían su antigua religión.
Esta resistencia cultural provocó que se efectuara en la isla un segundo proceso de sincretización entre las tradiciones africanas que llegaban a Cuba en esas condiciones y la religión oficial que les era impuesta a los explotados esclavos y que aprendían sus hijos malamente. En sus esfuerzos por encubrir su cultura y sus prácticas mágicas, los lucumí identificaron sus deidades africanas (orishas) con los santos del catolicismo. En la "santería", un santo católico y un orisha lucumí son vistos como manifestaciones diferentes de la misma entidad espiritual.
Después de haber recibido el "asiento" la persona puede ascender en la jerarquía de la santería. Los sacerdotes de mayor jerarquía son llamados "babalawos". Estos son hijos de Orúla iniciados en Ifá. Es fundamental enunciar que las mujeres están limitadas de esta parte de la religión.
Un aspecto importante dentro de estas creencias de origen africano son las formas de adivinación, producto de las cuales una gran mayoría de la sociedad no religiosa se acerca por primera vez a santeros y babalawos. Existen diversas formas de adivinación, el uso de estas está determinado por la experiencia, la habilidad y la jerarquía del practicante.
En un principio la Regla de Osha fue una religión solo de los esclavos. Conjuntamente al proceso de sincretización ocurrido en la Isla, se manifiesta la asunción por parte de la "sociedad blanca" y criolla de los cultos afrocubanos. Esto ha venido ocurriendo de forma lenta pero progresiva. Deja entonces de ser solo una expresión de negros, aunque no por eso de ser marginal y sus manifestaciones silenciadas de forma oficial. Con la abolición legislativa de la esclavitud se comienzan a formar comunidades en las que convivían negros libres y en las que emergen, ya de forma, aparentemente, menos censurada, manifestaciones culturales de origen afrocubano. Los bailes, ritos, ceremonias, las distintas formas de hablar o actuar se evidencian transculturadas como maneras populares del nuevo cubano. Estos barrios son los antecedentes de muchos de los llamados hoy "barrios marginales" que se encuentran en las afueras de las ciudades y que forman parte consustancial de la sociedad cubana.
Esta situación da pie a la asunción de nuevos prejuicios hacia los negros y negras. La Regla de Osha, en la actualidad, aglutina a mujeres y hombres sin distinción de raza u origen social. A la par de esto permite que cada uno de los participantes adquiera méritos y experiencia sin limitarlos por razones de edad o nivel cultural. Las mujeres, dentro de esta religión juegan un papel fundamental porque ejercen de madrinas en disímiles ceremonias para las que son imprescindibles. No obstante esta creencia, en su enfoque de género, presenta varias limitaciones al sexo femenino que impiden un pleno desarrollo de las practicantes dentro de la Religión y en consecuencia dentro de la comunidad en que practican.
En este credo se rinde culto a los orishas (deidades) y a los antepasados, cuyas funciones principales son las de proteger a sus devotos (creyentes) y orientar sus vidas.
Los creyentes o iniciados en la Regla de Osha tampoco poseen una Biblia o algo que se le asemeje; su doctrina se asienta en la tradición oral, trasmitida de generación en generación, o en las ya muy conocidas libretas de santero, que poseen los religiosos afrocubanos, donde se guardan las enseñanzas y pattakís o relatos de los Orishas atesorados por todos aquellos que, al poseer el don de la escritura, pudieron legar sus conocimientos a iniciados y ahijados y, de hecho, a estudiosos e investigadores. Esta tradición oral es riquísima; y su transmisión es asombrosamente bien guardada por todos los religiosos de la Regla de Osha o Santería.
La santería cree en una fuerza o Dios universal del que proviene todo lo creado, llamado Olodumare. La energía de Olodumare es Ashé. Luego están los orishas, que son deidades que gobiernan diversos aspectos del mundo. Los orishas, además, velan para que cada mortal cumpla el destino que tiene marcado desde su nacimiento.
La identificación de los orishás con los santos más conocidos tiene razones muy simples, que se relacionan con el aspecto o las acciones de los santos:
Babalú Ayé el santo de los pobres, hace referencia a San Lázaro .
Eleguá, el santo niño; se hace referencia al Santo Niño de Atocha.
Obbatalá, la virgen de las mercedes; dueño de todas las cabezas del mundo.
Changó, deidad del trueno, es Santa Bárbara, que en las creencias católicas es representada con vestimentas rojas y espada.
Oggún, que maneja el hierro, dios de la guerra y las armas, se asocia con San Pedro, San Pablo, San Juan Bautista, San Miguel Arcángel y San Rafael Arcángel en la santería cubana.
Agayú encuentra su correlato en san Cristóbal, que para los creyentes cristianos es el santo de los volcanes, la fuerza bruta, el poder de la tierra y el fuego
Inle, el médico, es San Rafael, el arcángel que cura y sana.
La Virgen de Regla es Yemayá, diosa de la maternidad y del mar.
Oshún, diosa de los ríos es la Virgen de la Caridad del Cobre, ella es la dueña del amor, el oro; creadora del dinero, la belleza, la coquetería. La más bella de las orishas, dueña de la miel, y patrona de Cuba.
Oyá, es la diosa del cementerio, se sincretiza con la Virgen de La Candelaria, que en España es la Patrona de Canarias.
Yewá: entrega los muertos a Oyá, Nuestra Señora de los desamparados y Virgen de Montserrate
Obbá: simboliza el amor reprimido y el sacrificio por el que uno ama, Santa Catalina de Palermino y Santa Rita de Casia.
Dentro de la Regla de Osha, las deidades femeninas son de tanta importancia como las masculinas como símbolo de feminismo, de dulzura, amor, sensualidad y fuente de vida. Es por ello que a través de este trabajo se realiza una caracterización detallada de cada una de ellas como parte de la cultura y la identidad cubana.
Es la deidad de las aguas saladas. Es la orisha de la maternidad. Ella es la guardadora de todas las riquezas. Nuestros desperdicios son su tesoro. Lo que se pierde puede ser obtenido nuevamente con la ayuda de Yemayá.
Cuando buscamos a Yemayá en la naturaleza tenemos que buscar en el mar, en las crestas de las olas contra las costas y rocas. Es en esta forma que Yemayá toma los ofrecimientos y sacrificios. En esta misma forma ella construye y/o destruye, ofreciendo bendiciones o quitándolas.
Es tan vieja como Obatalá, y tan poderosa, que se dice que es la más poderosa, pero por su carácter arrebatado perdió la hegemonía del mundo, y se le dio el dominio de la superficie de los mares, que al moverse de derecha a izquierda, representa el movimiento de las olas, y el carácter de su personalidad. Fue la primera en nacer cuando Olofi decidió crear el mundo, luego de sofocar con agua el fuego que imperaba.
Yemayá es la madre de todos los hijos en la tierra y representa al útero en cualquier especie como fuente de la vida, la fertilidad y la maternidad. Es un Osha y está en el grupo de los Osha de cabecera. En la naturaleza está simbolizada por las olas del mar, por lo que su baile se asemeja el movimiento de las mismas.
Yemayá cuando castiga es inflexible, es adivina por excelencia. Ella es dueña de las aguas y el mar, fuente de toda la vida. Su nombre proviene del Yoruba Yemojá (Yeyé: madre – Omo: hijo – Eyá: Peces) literalmente madre de los peces. Se dice que todos somos hijos de ella, porque por 9 meses nadamos como peces en la placenta de nuestra madre.
Su día de la semana es el sábado, además se le incorpora el 7 de septiembre como su día oficial. Se le reconoce mediante el color azul.
Familia
Hija de Olofi, por eso se la relaciona con el mar, fue esposa de Obatalá, Aggayú, Orúla, Babalú Ayé, y en uno de sus caminos, de Oggún. Hermana de Oshún.la mayoría de los orishas son sus hijos y los que no fueron críados por ella. Es la madre de Shangó, si no es la madre carnal, lo adora como una madre.
Atributos
Su receptáculo es una sopera o tinaja de loza de color azul o de tonalidades azulina.
Los atributos de Yemayá son 7 remos, 7 adanes(manillas), una corona, timón, barcos, hipocampos, peces, conchas, corales, un sol, una luna llena, 1 mano de caracoles, una sirena, platos, un salvavidas, una estrella, una llave, una maraca pintada de azul, abanicos redondos, un pilón y todo lo relativo al mar de hierro, plata o plateado.
Sus Elekes más tradicionales se confeccionan intercalando cuentas azules y blancas o 7 cuentas azules, 1 azul ultramar y 7 de agua.
Objetos de poder
Un abanico de plumas de pato o pavo real decorado con madreperlas y conchas.
Un objeto hecho con pelos de la cola del caballo con cuentas azules y blancas.
Una campana que se suena para ser llamada.
Trajes
Yemayá viste un manto de crepe con un vestido azul marino, que puede tener adornos en azul y blanco. Lleva pequeñas campanitas cosidas en es. Un cinturón ancho de algodón con un romboide en el estomago alrededor de su cintura.
Ofrendas
Se le ofrenda O chinchín de Yemayá hecho a base de camarones, alcaparras, lechuga, huevos duros, tomate y acelga, (tamal de maíz que se envuelve en hojas de plátano), olelé (frijoles de carita o porotos tapé hecho pasta con jengibre, ajo y cebolla), plátanos verdes en bolas o ñame con quimbombó, porotos negros, palanquetas de gofio con melado de caña, coco quemado, azúcar negra, pescado entero, melón de agua o sandía, piñas, papayas, uvas, peras de agua, manzanas, naranjas, melado de caña, etc.
Se le inmolan carneros, patos, gallinas, gallinas de Angola, palomas, codornices, gansos.
Se le da: lechuga, mejorana, , mora, flor de agua, meloncillo, hierba añil, berro, verbena, malanguilla, , prodigiosa, helecho, cucaracha, malanga, canutillo, albahaca, hierba buena, botón de oro, hierba de la niña, carqueja, diez del día, bejuco de jaiba, bejuco ubí macho, bejuco amargo, verdolaga, jagua, limo de mar, aguacate, ciruela, pichona, copalillo del monte, etc.
Le gusta mucho las rosas blancas. Cuando sus hijos tienen la salud quebrantada, deben llevar una canasta de rosas blancas a la orilla del mar y ahí llamar a Yemayá echándole las rosas blancas.
Baile:
Cuando Yemayá baja, llega riéndose a grandes carcajadas. Su cuerpo se mueve como las olas del océano, al principio suavemente, luego agitado por la tormenta. Empieza a girar entonces como un remolino. Puede imitar estar nadando o buceando en el océano trayendo los tesoros del fondo para sus niños. También puede imitar estar remando. Los otros bailadores hacen un círculo alrededor de ella haciendo movimientos como las olas que van
Características de sus hijos
Son voluntariosos, fuertes y rigurosos. En ocasiones son impetuosos arrogantes y maternales o paternales, de carácter cambiante como el mar, por momentos calmos y por momentos bravos. Los hombres en muchas ocasiones son amanerados y de actitudes femeninas y deben cuidarse de no ser tomados por homosexuales. Les gusta poner a prueba a sus amistades, se recienten de las ofensas y nunca las olvidan, aunque las perdonen. Aman el lujo y la magnificencia. Son justos pero un poco formales y tienen un alto grado de autoestima.
Ella es el guerrero impecable que siempre luchará para sus hijos, para alimentarlos bien y siempre cuidarlos. Los ojos de los hijos de Yemayá son generalmente la clases de abultados u ojos de pescado. Generalmente mujeres de Virgo son muy madres como Yemayá, estas características son básicas a un hijo de Yemayá, color espuma y azul, fruta melón de agua (sandia), vegetal frijol de carita, palo sagrado palo jobo, hierba cucaracha, animal carnero, comida mariquitas de plátano y chicharrones, bebida chekete (cascara de piña y maíz tostado), condimento melado de caña, mineral aguamarina, agua de mar.
Reina de las aguas dulces del mundo, los arroyos, manantiales y ríos, personificando el amor y la fertilidad. Ella es también a quien nosotros acudimos en busca de ayuda en asuntos monetarios. En la santería sincretiza con la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. Es la orisha más pequeña, es la más consentida de todos. Shangó su gran amor fue lo único que no pudo tener.
Oshún es un Osha y está en el grupo de los Oshas de cabecera. Representa la intensidad de los sentimientos y la espiritualidad, la sensualidad humana y lo relativo a ella, la delicadeza, la finura, el amor y la feminidad. Es protectora de las gestantes y las parturientas; se representa como una mujer bella, alegre, sonriente pero interiormente es severa, sufrida y triste. Ella representa el rigor religioso y simboliza el castigo implacable. Es la única que llega a donde está Olofi para implorar por los seres de la tierra. En la naturaleza está simbolizada por los ríos. Está relacionada con las joyas, los adornos corporales y el dinero.
Es la diosa del río que lleva su nombre en Nigeria. Se dice que vivió en una cueva que aun existe en ilesa, Nigeria, al norte hacia el río Nilo. Fue la segunda esposa de Shangó.
En Nigeria es adorada en muchas partes de Yorubaland, aunque es en la ciudad de Osogbo, por donde pasa su río donde tiene la mayor cantidad de creyentes. El nombre Osogbo proviene de la unión de Oshún y Ogbo. Ella salvó a esta ciudad por eso su rey la llamó de esa manera. En África su mensajero es el cocodrilo. Sus seguidores llevan ofrendas al río y le piden sus favores.
Oshún es la Orisha del agua dulce. Su nombre proviene del Yoruba Oshún. Salvó al mundo volando como un aura tiñosa , especie de buitre. También habló con Olofi, cuando Olokun mando el diluvio. Fue Yemayá quien le dio la fortuna de que su casa fueran las aguas dulces. Pidió la intervención de las mujeres en el consejo de los Orishas.
Se recibe como Orisha tutelar, debiendo hacerse con por lo menos 5 días de anticipación una ceremonia en el río por haber salvado al mundo. Su día el 7 de septiembre y su color el amarillo.
Familia
Oshún es hija de Obbatalá y Yemayá, hermana de Oyá y Obbá, fue esposa de Oggún, Oshosi con quien tuvo a Logún Ede y de Shangó con quien tuvo a los Jimaguas Talako y Salabí (Ibeyis). Intima amiga de Elegguá, quien la protege.
Atributos
Su receptáculo es una sopera de loza de color amarillo o de varios colores predominando el amarillo.
Sus atributos principales son un sol, una mano de caracoles, espejos, peines, aros, 5 adanes (manillas), peces, abanicos, abanicos de sándalo, de plumas de plumas de pavo real, coronas, corazones, caracoles, conchas, botecitos, corales, campanilla, pañuelos, media luna, dos remos, una estrella, etc.
Sus Elekes más tradicionales se confeccionan intercalando cuentas amarillas y doradas o 5 cuentas amarillas, 1 ámbar, 5 doradas.
Objetos de poder
Un abanico de sándalo amarillo o de plumas de pavo real con el cual se abanica.
Cinco brazaletes de oro.
Una media luna
Dos remos
Una estrella
El sol
Cinco pequeñas campanitas que van con su vestido.
Estos objetos pueden cambiar de acuerdo a su camino.
Trajes
Oshún viste un vestido amarillo, ceñido por una faja con un romboide en el estómago. El vestido lleva campanillas en algunos puntos.
Ofrendas
Se le ofrenda su comida predilecta chinchín, hecha a base de camarones, acelga, cebolla, ají, escarola, aceite de oliva, vino blanco seco y huevos, palanquetas de gofio con miel, miel de abejas, lechuga, escarola, acelga, arroz amarillo, tamales, harina de maíz, olelé con azafrán, dulces de todo tipo y frutos del río.
Se le inmolan chivo capón, gallinas, gallinas de Angola, palomas, jicotea, etc.
Sus Ewe son amor seco, anís, añil, bejuco carey, bejuco péndola, boniato, bruja, calabaza, espinaca, canela, girasol, lechuga, acelga, mango, manzanilla, guamá da costa, perejil, hierba de la niña, vetiver, pringa hermosa, hierba caimán, pomarrosa, geranio de olor, avellano de costa, melón de castilla, chayote, grosella, hoja menuda, etc.
Bailes
El baile de Oshún es el más sensual. Se ríe como Yemayá y sacude sus brazos para hacer sonar sus brazaletes. Oshún sube los brazos por encima de su cabeza para enfatizar sus encantos.
Mientras baila, hace movimientos voluptuosos y les pide sexo a los hombres con sus manos extendidas y movimientos bruscos de las caderas. Pide miel, mostrando la dulzura del sexo y la vida. Puede imitar que rema en un pequeño bote. Cuando se peina el pelo o se admira en el espejo, es muy estirada mirando por encima de su nariz a los que están a su alrededor.
Características de sus hijos
Son simpáticos y alegres, tienen un gran deseo de ascensión social, les gusta mandar, son de llevar los chismes, curiosos, son sensuales, les encantan las joyas, la ropa y los buenos perfumes. Muchas veces temen chocar con la opinión pública a la que le prestan demasiada importancia. Aman los dulces por eso tienden a ser gorditos o de cara rellena.
Es un Orisha y representa el amor reprimido y el sacrificio por el ser que uno ama, el sufrimiento y simboliza la fidelidad conyugal. Está relacionada a los lagos y las lagunas. Junto con Oyá y Yewá habita en los cementerios y representan a guerreras temerarias. Ella, a diferencia de Yewá que vive dentro del féretro, custodia las tumbas.
Obbá es la Orisha del río que lleva su nombre, originaria de la tierra Takua, aunque su culto se extendió por la tierra de Oyó y Tapa. Su nombre proviene del Yoruba Obbá (Òbè: sopa – Obá: rey), literalmente "La de la sopa del rey". Se recibe con el tiempo por su carácter ermitaño y emocionalmente inestable.
Familia
Hija de Obbatalá y Yembó, hermana de Oyá y Yewá, amante de Shangó por él se quitó una oreja y fue por esto desterrada, luego se fue para el monte y posteriormente vivió en soledad en el cementerio. También tuvo amoríos con Oggún, a quien le entregó el yunque y este le enseño a guerrear.
Atributos
Su receptáculo es una sopera de losa color rosada con flores.
Sus atributos son yunque de madera, puñal, espada, una mano de caracoles, escudo, dos llaves (una en su sopera y otra en la de Oshún), careta, timón o rueda dentada, libro, coraza, dos manillas torcidas, oreja, todo esto de cobre.
Sus Elekes se confeccionan con 8 cuentas rosas, 1 negra, 8 lilas, 1 negra, 8 amarillas y 1 negra.
Ofrendas
Se le ofrenda ñame crudo.
Los animales se le inmolan crudos untados con manteca de corojo, uva, ciruela, cascarilla, manteca de corojo, etc. Se le inmolan chivo capón, gallina, gallina de guinea y paloma.
Sus Ewe son avellano de costa, uva caleta, caoba, caobilla, castaño, ciruela y ébano caponero.
Objetos de poder
Cinco brazaletes de oro como Oshún.
Trajes
Obbá se viste con un vestido rosa o lila y la cabeza cubierta con un pañuelo del mismo color.
Bailes
Obbá no puede bailar. Se hacen bailes en su honor ya que esta no baja. En su baile se pone a alguien en el centro del círculo de bailadores con una máscara mientras se imita a que se le está dando latigazos, mientras el coro canta.
Yewá es la Orisha dueña del cementerio y ampliamente ligada a la muerte. Su culto procede de Dahomey y vivió en Egwadó. Habita el cementerio, es la encargada de llevar los muertos a Oyá y es la que baila sobre sus tumbas.
Su nombre proviene del Yoruba Yewá (Yeyé: madre – Awá: nuestra). Adorada principalmente en las casas de Santiago de Cuba, donde se entrega como Orisha tutelar y sus hijos gozan de gran prestigio como adivinos y se mantienen en la más rígida austeridad. Delante de su asentamiento no se puede desnudar, tener amoríos o disputas, obrar con violencia o rudeza y ni tan siquiera levantar la voz. Tiene una otá de color preferentemente oscuro y se recoge en el monte o cercanías del cementerio y 9 piedras rosas o rosadas.
Familia
Hija de Obbatalá y Oduduwa, hermana de Oyá y Obbá, compañera de Babalú Ayé, aunque siempre se mantuvo pura y casta.
Atributos
Su receptáculo es una canasta de mimbre forrada con telas rojas y rosas que se coloca en una casita dentro de un cuarto interior o en lo alto, lejos de Oshún.
Sus atributos son una campana y otra más pequeña adentro ambas de metal blanco o plateado, una muñeca o tinajita, nácares, cauries, 9 escudos triangulares, 22 esqueletos de metal, 9 angelitos plateados, un hueso de lechuza, un hueso de Oggún y una mano de caracoles.
Sus Elekes se confeccionan de cuentas rosadas.
Ofrendas
Se le ofrenda pescado entomatado, gofio con pescado y pelotas de maní.
Se le inmolan chivita o chiva chica, gallina de guinea y palomas. Los animales que se le inmolan deben ser jóvenes, hembras y vírgenes.
Sus Ewe son los mismos de Oyá.
Objetos de poder
Una muñeca y una cesta.
Trajes
Se viste con un vestido rosado. La saya ancha se ata a la cintura con un cinturón del mismo material. Lleva una corona decorada con muchos caracoles.
Bailes
Yewá raramente baja. Cuando lo hace, viene haciendo mímica de estar atando un fajo. Sus maneras son sombrías, es muy tímida con los hombres, ya que es virgen y no baila.
Santa Bárbara nació en Ismidt-Ismir, en la Turquía asiática, con límites en el Mar Negro. Antiguamente, esta ciudad era llamada Nicomedia, capital de la provincia de Bitinia. El nacimiento de Bárbara se sitúa en el siglo III, bajo el reinado de Maximino.
Su padre, Dióscoro, era militar de carrera, un señor rico y poderoso, de carácter orgulloso y brutal, duro y difícil. Su madre, Repe, de origen judío, en casi todos los relatos siempre permanece en el anonimato.
Muy celoso de la belleza de su hija, pretendida por numerosos nobles de la ciudad, debiendo partir para la guerra, con el objetivo de protegerla de la vista de los hombres y de los que podían llevarla hacia el cristianismo, el padre, le hizo construir una torre a Bárbara, donde la encerró apenas con nueve años de edad. Allí vivía la doncella rodeada de todo tipo de comodidades y hasta lujos, de acuerdo con su rango social.
Al pie de la torre, para distracción de la joven, se construyó, por expreso mandato de su padre, una especie de poceta o piscina con dos grandes ventanas, de forma que siempre la luz del sol entrara y la joven gozara de este privilegio.
El padre dio a la hija maestros muy afamados con quienes aprendió a los más célebres poetas, filósofos, historiadores y oradores de la época. Dotada de gran inteligencia, pronto la joven se percató de la falsedad de la doctrina pagana y sus deidades. Acuciada por los dislumbres de su fe, halló el medio para hacer llegar un mensaje al sabio católico Orígenes. Unos dicen que la propia Bárbara logró traer con múltiples astucias al propio sabio hasta su encierro. Otros relatos afirman que, al recibir el mensaje, el insigne doctor de la ciudad de Alejandría, le envía a la joven un discípulo suyo llamado Valencio, el cual tenía grandes dotes profesorales, quien fue recibido en el castillo con honores y atenciones sin que los familiares de Bárbara los estorbasen en lo más mínimo por considerarlo como a médico venido del extranjero para cuidarla.
Así, con gran júbilo para la joven, pudo comenzar su instrucción con libros sagrados de la fe cristiana. Algunos relatan que la joven fue bautizada por el propio Orígenes; otros estiman que el propio discípulo de Orígenes la bautizó. La tradición cristiana afirma que el bautizo ocurrió en circunstancias milagrosas. Estando ella de rodillas y en actitud de oración, brotó ante sí una fuente que se dividió en cuatro, en forma de cruz. Entonces se le apareció San Juan Bautista quien la bautizó como anteriormente lo había hecho a los judíos en el río Jordán. En medio de esta intensa luz, el propio Jesucristo le habló, entregándole una palma y un anillo. Dícese que cuantos visitaban con posterioridad aquella fuente, lograron para sí curación a sus dolencias.
El padre, Dióscoro, se hallaba en país lejano a cargo de una expedición militar encomendada por el Emperador; entretanto, Bárbara, en medio de su fervor cristiano, mandó a unos albañiles a que abriesen una tercera ventana en la torre para así honrar con su amor a la Santísima Trinidad y tener la representación de las tres divinas personas en su vida cotidiana. Se cuenta que la joven, en gran acto de fe, trazó con su pulgar en un mármol de la torre la señal de la cruz, y esta allí se quedó grabada.
Al regresar el padre y ver las transformaciones ocurridas en su ausencia, se presentó ante la joven y la instó a que confesara el porqué de ese cambio en ella. La bella muchacha se confesó cristiana y, de una forma erudita, relató al padre los errores del paganismo y lo verdadero de la fe en Cristo, representada en la Trinidad (Dios Padre, Dios Hijo y Espíritu Santo), única fuente de verdadera luz.
Dióscoro trataba por todos los medios que su hija retornase al paganismo, mas Bárbara, que defendía su virginidad, argumentaba que estaba desposada en forma mística con Cristo y que ninguna riqueza ni matrimonio terrenal eran comparables a la dicha que le esperaba en el reino de los cielos. Al ver la obstinación de su hija y lleno de temor de que llegase a oídos del César que su hija era cristiana, lo cual lo exponía a caer en desgracia, perder su cuantiosa fortuna y su fuero de nobleza, el padre transformó su amor de fiero león hacia su hija, en odio y venganza.
Entonces, desenvainó la espada y de modo brusco se lanzó contra la joven, la cual en esta ocasión logró escapar; estuvo escondida en un peñasco y se retiró a un monte, ocultándose en la maleza; en su incansable y fiera búsqueda, Dióscoro dio con dos pastores, uno de los cuales le informó cómo hallarla. El padre la encontró y, luego de martirizarla, la encerró bajo vigilancia en una pequeña casa a las afueras de la ciudad para ejecutar en ella los tormentos que le ordenase el tirano pretor Marciano, quien en aquella provincia representaba al César.
La bella joven es entregada a la justicia y comienza la relación de sus martirios. Fue juzgada según las leyes entonces establecidas. No obstante, el pretor, al ver a una joven tan delicada y bella, trató por todos los medios de disuadirla, quizás por compasión, contra lo que él llamaba superstición. La joven se negó a ser persuadida por el pretor Marciano, por lo que fue amenazada con innumerables suplicios: entonces fue despojada de sus vestiduras y azotada durante tres días; la acostaban sobre vidrio roto y sobre las puntas de las lanzas; abrieron sus llagas con sal y vinagre y, totalmente desfallecida, fue tirada en un oscuro calabozo.
La tradición cristiana dice que Jesús, viendo a Bárbara en medio de sus sufrimientos, se le apareció a la joven y le limpió sus heridas, la cuidó con esmero y le dio fuerzas para resistir con su fe, cualquier nuevo suplicio que le fuera impuesto. A los pocos días, la muchacha fue de nuevo llevada ante el pretor Marciano, el que quedó asombrado al verla robusta y llena de fuerzas. Bárbara le explicó que esto no era obra de los dioses paganos, construidos por el hombre; su recuperación era obra del único y verdadero Dios.
Furioso, Marciano, mandó a colgarla por los pies y a rasgar sus costados con dos garfios de hierro y quemárselos con antorchas encendidas. Ella sonreía en medio de estos martirios; entonces, enfurecido, el tirano mandó que le golpeasen a la joven la cabeza con grandes martillos; los desenfrenados excesos llegaron a arrancarle sus dos pechos con tenazas, más ella continuaba sonriendo. La humillaron ante el pueblo y la expusieron desnuda por toda la ciudad, pegándole latigazos. Bárbara, no obstante, llevaba firme su oración al cielo. En ese momento se dice que una luz dejó sin visión a cuantos presenciaban tan cruel espectáculo.
Al ver a Bárbara con tanta fortaleza física y de ánimo, el pretor Marciano ordenó entonces la pena de muerte; se le debía cortar la cabeza a la muchacha. Dióscoro en vez de conmoverse, endureció el corazón y reclamó para sí el triste papel de verdugo: "Yo soy el padre ?dijo? y no quiero que muera de otras manos más que de las mías." Cansado de la sencillez con que la joven recibía su suplicio, le hizo arrodillarse y, de un solo golpe, la degolló; antes, Santa Bárbara pedía y oraba por todos los que la habían hecho sufrir. Santa Bárbara consigue la palma del martirio, cuando el verdugo es su propio padre.
Cuando se retiraba de aquel lugar, luego de cometer semejante crimen, inesperadamente, desde el cielo sereno y sin nubes, la centella de un rayo hirió de muerte a Dióscoro al volver a su casa, y al pretor Marciano en su propio tribunal. Las fuentes sitúan el martirio de la gloriosa santa, el 4 de diciembre de 238, apenas comenzada su adolescencia.
Es patrona de los mineros, de los artilleros, de todos aquellos que quieren verse libres del peligro de truenos y centellas. También le ofrecen su devoción cuantos trabajan con explosivos y, por extensión, los bomberos, los cocineros, los albañiles, fundidores, ingenieros, clérigos, campaneros, canteros, arquitectos y constructores. Santa Bárbara es, además, patrona de los marineros y de sus naves, de los carniceros, los enterradores y los artesanos; protege a las doncellas cristianas; es patrona de los estudiantes, también de algunos colegios y librerías.
Símbolos e iconografía:
Se le representa con la espada con la cual fue decapitada, lo que ha contribuido a que sea asociada con la guerra, pero dicha espada representa su fe inquebrantable.
Una torre con tres ventanas, apareciendo unas veces encerrada en la misma y también a su lado y en miniaturas sobre una de sus manos. El significado de esta torre es la fe en la santísima trinidad.
En ocasiones es representado con un cáliz, como significado de su conversión al catolicismo.
Algunas imágenes de Santa Bárbara difieren en la corona en su cabeza, en unas es la de princesa y en otras es completa de varias torres.
En la Regla de Osha Santa Bárbara se sincretiza con Changó: Dueño del rayo y de los tambores. Utiliza un hacha bipétala. Colores rojo y blanco combinados. Sincretiza con Santa Bárbara (4 de diciembre). Es uno de los orishas más venerados de la religión de origen yoruba en Cuba. Dios del rayo, el fuego, la guerra, de los itú batá (tambores sagrados), del baile, la música y de la gallardía viril.
A Santa Bárbara se la representa vestida de blanco con un manto rojo. El color rojo en la liturgia de la Iglesia Católica significa el martirio y el amor encendido. El amor a Cristo está representado en la Sagrada Hostia y en el Cáliz; el martirio, por las palmas; la torre, más que la prisión simboliza en sí a la Trinidad, honrada por la santa en las tres ventanas de la torre; la espada es el arma con que recibió el martirio. A Santa Bárbara a veces se la representa junto a un cañón.
Debido a lo antes expuesto acerca de la Regla de Osha y a sus deidades femeninas he arribado a las siguientes conclusiones:
-La Regla de Osha no es una religión oriunda de Cuba sino que fue traída a la Isla en la época colonial a través de los negros esclavos.
En este credo se rinde culto a los orishas (deidades) y a los antepasados, cuyas funciones principales son las de proteger a sus devotos (creyentes) y orientar sus vidas.
– En un principio la Regla de Osha fue una religión solo de los esclavos. Conjuntamente al proceso de sincretización ocurrido en la Isla, se manifiesta la asunción por parte de la "sociedad blanca" y criolla de los cultos afrocubanos.
-En sus esfuerzos por encubrir su cultura y sus prácticas mágicas de la Iglesia Católica, los lucumí identificaron sus deidades africanas (orishas) con los santos del catolicismo.
-Las deidades femeninas son símbolo de dulzura sensualidad y sobre todo de vitalidad.
– Cada deidad femenina reina en un espacio diferente que la diferencia de las demás (el mar, el río, el cementerio etc.).
-Cada una tiene un culto con características específicas, como los bailes, comidas, ofrendas, trajes, objetos de poder y otros.
-Estas deidades femeninas se encuentran estrechamente ligadas debido a la unidad de familias.
– En fin, la Regla de Osha al devenir de los años debido a situaciones económicas, sociales, históricas y fundamentalmente culturales no es la misma traída por los negros esclavos, sino que es un ajiaco puramente cubano.
Autor:
Arletis Gutiérrez Obregón.