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Un aspecto a tener en cuenta en la enseñanza de la Historia de Cuba: la vinculación con la cultura local (página 2)


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El filósofo Leopoldo Zea planteó al respecto:

"Todos los hombres son iguales porque son diferentes, lo distinto es lo que los convierte en iguales (.) Cada pueblo, cada cultura, tiene que asumirse a sí misma [.] implica reconocernos en lo que somos y en lo que son los demás, auto confirmarnos culturalmente.." (Zea, Leopoldo, 2006)

De lo que se desprende la importancia de que se profundice desde todos los ángulos en la labor de preparación, estudio y reconocimiento de los habitantes de las comunidades y de los estudiantes, para que se sientan más unidos e identificados con sus intereses comunes como premisa para la condición del progreso de los individuos, grupos, poblados, naciones, a través de los cuales se exprese la voluntad colectiva de enriquecer el acervo común. Es imprescindible entonces para obtener resultados positivos en la elaboración de un proyecto social que conlleve al desarrollo en un sentido más amplio, vincular todas las manifestaciones de la vida humana que expresen los valores más elevados del hombre y el sentido de su existencia, para que la cultura también oriente y humanice el progreso de la humanidad.

El vocablo identidad, tan controvertido, es muy utilizado en los últimos tiempos, solo o acompañado de calificativos como cultural o nacional, con los cuales se asocia generalmente.

Existen muchos conceptos de identidad, mas, la autora asume en el trabajo el de Carolina de la Torre."el concepto de identidad nacional lo entendemos como un espacio socio-psicológico de pertenencia, como la identificación con un conjunto de rasgos, significaciones referidas a las personas de un mismo pueblo que se relacionan los unos con los otros biográficamente, estén o no en un mismo territorio"

Y más adelante plantea: "Es la conciencia( sustentada en un mayor o menor nivel de elaboración) y el sentimiento de mismidad compartido .Es también la posibilidad del cambio sin perder la continuidad, de la comparación(igualdades y diferencias) con otros grupos nacionales, la expresión del ser en sus múltiples maneras de estar. Es por último, como representación social, como afectos, compromisos y actitudes, un importante elemento regulador del comportamiento humano".( De la Torre, 2002(

El estudio en torno a las identidades nacional, cultural, regional y local entre otras, ha ocupado un espacio entre los intelectuales de las ciencias sociales de todos los continentes fundamentalmente en las últimas décadas, por su valor e importancia en el equilibrio psicológico y social de todo individuo o grupo humano. Las aproximaciones al tema se hacen desde múltiples disciplinas: el Arte y la Literatura, la Antropología, la Filosofía, la Sociología, la Psicología, cada una con sus aparatos teóricos y metodológicos.

Para Ana M. Peña, la identidad local" Es la identificación con un conjunto de rasgos, significaciones y representaciones sociales compartidas referidas a elementos objetivos del entorno (sitios geográficos, urbanísticos y arquitectónicos) y a las personas de un mismo pueblo que se relacionan los unos con los otros, y compartan o no en la actualidad el mismo territorio. Es el tener conciencia (con mayor o menor nivel de elaboración) del sentirse parte de ese territorio y del grupo humano que en él habita y construye su vida. Es también la posibilidad del cambio, sin perder la continuidad, de la comparación con un ?otro? (igualdades y diferencias) y que como proceso de la subjetividad provoca sentimientos inherentes a él." Y continúa:

"Las representaciones sociales son construcciones colectivas, elaboradas por conjuntos más o menos amplios de personas y desempeñan un importante papel en la configuración de los grupos sociales, muy especialmente en la confirmación de su identidad grupal.

Las representaciones sociales juegan un importante papel en la configuración de los grupos sociales y especialmente en la conformación de la identidad. Se ha llegado a afirmar que lo que hace que un grupo sea un colectivo es el hecho de compartir determinadas representaciones sociales

Los elementos que entran en la composición de una representación social son numerosos y variados en cuanto a su precedencia y naturaleza. Entre ellos los valores, las opiniones, las actitudes, las creencias, las imágenes, las informaciones; ellas forman parte de una representación social, pero se presenta como una unidad funcional, fuertemente organizada y se funde en una estrategia integradora (Peña, A. M. 2002")

El otro elemento básico del concepto de identidad, también formulado por la investigadora Ana M. Peña y que se asume igualmente en este trabajo, es el sentimiento de pertenencia, siendo considerado el mismo al observar como un individuo se siente que forma parte de un grupo humano, y comparte o compartió ciertas características, rasgos y valores de la misma localidad.

Es decir, que el conocer las costumbres, las tradiciones, las creencias, las imágenes, las informaciones del territorio, así como compartir con ellos los rasgos y valores que caracterizan a esa zona y asumirlas como propias de una manera creadora y transformadora, buscando vías de desarrollo, contribuye a la forja de la personalidad integral del individuo que se necesita en la actualidad, capaz de crear para transformar el entorno y transformarse a si mismo, defendiendo lo suyo ante la imposición de prototipos ajenos y extranjerizantes, por lo que se logrará un individuo más comprometido con la sociedad en que vive, más patriota, solidario y humanista.

De modo que, no puede comprenderse el ser humano, el desarrollo histórico de la humanidad si no se considera que a su propia existencia le sea consustancial la cultura, expresada en valores y la educación, o que sin dudas, sea al fin y al cabo, lo que le otorga esencialidad y un lugar significativo en la realidad.

De ahí que sea tomado en cuenta en este trabajo, como elemento importante, el papel de la cultura local, ya que esta ofrece para todos los habitantes del municipio un marco apropiado para la concreción de sus conocimientos y para el reforzamiento de su identidad, de ahí la importancia de su investigación y estudio por los mismos.

Por cultura local debe entenderse, a juicio de la autora, el conjunto de rasgos distintivos, materiales y espirituales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una localidad, así como artes y letras, modos de vida, valores, tradiciones y creencias, que a la vez la insertan en el conjunto nacional.

El conocimiento sobre la cultura local es de gran importancia para la formación de la identidad local. Al respecto Gloria López Morales expresa:

"En el mundo de hoy, tan marcado por los rasgos más agresivos de la globalización, en que las ciudades y los pueblos se parecen más cada día; en el que sus habitantes consumen bienes de manera cada vez más uniformes, existe primordialmente un elemento que sirve para anclarnos en la realidad propia y remitirnos a nuestros rasgos identitarios. Ese elemento es la cultura". Y añade:

"La herencia cultural, la memoria colectiva, habita en cada uno de nosotros y se manifiesta en los modos de vida de un determinado grupo humano, se deja de ver de manera ostensible e indirecta en la visión del lugar que habitamos, en las casas, en las edificaciones, en las fachadas, en los modos de construir y en los espacios públicos de los núcleos urbanos.

Durante milenios y centurias las aldeas, los poblados y ciudades han sido el receptáculo de la creatividad acumulada de sus pobladores y de la continuidad cultural que va conformando y haciendo evolucionar la vida sin perder de vista los referentes fundacionales del conjunto urbano y del conjunto social." (López Morales, 2005). Y continúa más adelante:

"Mientras la globalización tiende a integrar a las sociedades dentro de esquemas uniformes en la esfera de lo financiero, en las telecomunicaciones, en las tecnologías, particularmente en la informática, en medio de ese vértigo aparecen las particularidades del vivir familiar, de las costumbres de una comunidad determinada, de los modos de pensar y actuar propios que se articulan en torno a un eje cultural específico y que se desarrollan conforme a sus propias leyes. Es en el ámbito en el que transcurre lo cotidiano, donde se amasa la convivencia social.

Ese espacio se caracteriza por ser parte de un proceso que a menudo transcurre por cauces distintos a los que se empeñan en marcar las leyes del mercado.

Visto de este modo sucede entonces, que lo local no es el espacio de lo intrascendente ni de lo minúsculo, sino el territorio donde habita de forma integrada y orgánica la gente perteneciente a una comunidad. Lo local es el ámbito de la realidad inmediata inserta en una continuidad que no tiene que ser necesariamente la de los procesos globales .Realidad única que podemos transformar y hacer evolucionar mediante la intervención de múltiples factores internos y externos, así como de actores sociales de muchas otras culturas. Por eso las transformaciones sólo pueden partir desde dentro, desde una base cultural en la que las sociedades se nutren; por eso el desarrollo no se da si no se afinca en la cultura, si no se inspira en la herencia recibida y si no abreva en la fuente patrimonial para extraer la energía creadora que se requiere para evolucionar.

Al colocar la cultura en el centro de los procesos de desarrollo, colocamos también la identidad de la comunidad como valor fundamental y reconocemos las diferentes formas de relación social, los modos de apropiarse de los recursos, sus expresiones y formas de representación como rasgos únicos e insustituibles que determinan en última instancia modelos, categorías y definiciones de calidad de vida". (López Morales, Gloria, 2005)

Las afirmaciones de la investigadora coinciden con los criterios de la autora de este trabajo y son asumidos completamente, considerando que para el desarrollo de la localidad, región o país es necesario tomar una posición que conlleve un trabajo que acerque cada vez más a los pobladores de los mismos a la unión por lograr objetivos que los hagan avanzar hacia mejores condiciones de vida materiales y espirituales y esto sólo se puede lograr activando esos lazos invisibles, pero presentes, que permiten la lucha común de los individuos por los mismos objetivos.

Por tanto, la cultura contribuye a la formación y desarrollo de una conciencia colectiva acerca de la necesidad de la participación en los proyectos elaborados con vistas al mejoramiento humano de la región de que se trate.

La cultura, tanto en el ámbito local como nacional, "moldea el pensamiento, la imaginación y determina sensiblemente el comportamiento, así como la capacidad de ser y reconocer lo diverso; la cultura estimula la creatividad y el sentido de invención ensanchando las potencialidades tanto del individuo como del grupo social, reforzando la solidaridad como parte de la búsqueda de la equidad en la vida cotidiana. También estimula la voluntad de participación, las ideas renovadoras y los proyectos compartidos. En ese sentido, la noción de sustentabilidad en tanto que referente del medio natural, así como del medio cultural, se presenta como meta irrenunciable del desarrollo: De otra manera no podríamos entender el objetivo de conservar lo heredado y transmitirlo en los que vendrán después, en un esfuerzo por perpetuar al mundo. De otro modo no podríamos asimilar nociones como las del progreso, desarrollo humano, justicia social, distribución equitativa, ventajas comparativas y otros valores que pasan a formar parte de la esfera ética que debe planear por sobre toda idea de convivencia." (López Morales, 2005)

Por todo lo antes expuesto se concede a la cultura local un extraordinario papel educativo para los estudiantes tomando en cuenta que la educación es un medio a través del cual el hombre se hace a sí mismo, siendo el nivel de un hombre o de la sociedad, la medida de su cultura, cuando la actividad educativa contribuya al desarrollo verdaderamente humano del hombre fortaleciendo su identidad personal y colectiva, sin las cuales no puede existir equilibrio psicológico o social.

La educación será parte de la cultura, si promueve la preparación del hombre para la satisfacción de las necesidades objetivas del desarrollo social. De ahí su papel, en el proceso de creación, transmisión, conservación y transformación de los referentes culturales de los pueblos.

Por lo que podemos afirmar sin lugar a dudas de que formar a un hombre culto significa:

Prepararlo para que pueda apropiarse de los conocimientos acumulados, de las experiencias prácticas de la sociedad y desarrollar en ellos capacidades creadoras, es decir, no es sólo un reservorio de conocimientos, sino que es capaz de emplear los mismos para el desarrollo propio y de los demás.

La Universidad contemporánea tiene una gran responsabilidad en el desarrollo cultural de un territorio determinado, ya que su proceso docente educativo debe propiciar que los estudiantes y profesores actúen como agentes culturales conscientes del desarrollo del mismo como finalidad, lo que no debe verse como un hecho mecánico, sino donde deben estar reflejadas por la intencionalidad de las acciones, la identidad individual y la identidad colectiva, la responsabilidad ante la acción en el contexto cultural, la orientación al desarrollo cultural del territorio como finalidad y la autorregulación de la actuación consciente de los individuos.

Los aspectos señalados resultan cardinales, ya que constituyen el punto de tránsito hacia la implicación no sólo intelectual, sino también afectiva motivacional y valorativa de alumnos y profesores de la cultura y en los procesos de desarrollo de la misma que puedan gestarse en la localidad.

El profesional universitario que se necesita, debe tener un dominio de una cultura general integral y con normas de conducta social adecuadas, con capacidad para influir en la comunidad, en el contexto en que se desenvuelve y una actitud científico transformadora para solucionar sistemáticamente problemas del proceso docente educativo por la vía investigativa, logrando insertarse en la vida de su comunidad e incorporar a sus miembros haciéndolos más responsables de su destino cultural.

En pocas palabras, debe ser capaz de apropiarse de todo el acervo cultural de su localidad, inspirase en la herencia recibida, conservarla y transmitirla de una manera creadora que permita el desarrollo humano y la formación y conservación de valores que permitan una mejor calidad de vida.

De ahí que el estudio de la historia es quizás, una de las vías más extraordinarias para transmitir valores y sentimientos patrióticos. El conocimiento de la historia es arma al servicio de la cultura, a través del cual, se enseña a pensar y a defender ideas, imprescindibles en la formación de las generaciones presentes y futuras. Sólo la cultura permitirá la comprensión de los complejos problema y grandes retos del mundo actual. Para sumir estos retos, se necesitan conocimientos históricos profundos, que contribuyan a la formación de valores que deben caracterizar al hombre contemporáneo para así forjarlos como defensores de la transformación del mundo y disminuir los efectos de las grandes diferencias entre los países pobres y ricos..

La asignatura Historia de Cuba debe contribuir a la formación de estos futuros profesionales, como ciencia e ideología, por lo que es indispensable profundizar en la metodología para hacer llegar los conocimientos de la misma y lograr que los estudiantes sean capaces de valorar el proceso histórico cubano como parte de las tendencias generales de la historia universal y a la vez, como proceso particular dentro de ella, asimilando correctamente la interrelación pasado presente, que les permitirá participar creadoramente en la lucha ideológica.

Tomando en consideración el papel de la universidad en el mundo actual, la enseñanza superior cubana ha propiciado transformaciones en sus objetivos, en la forma de estructurar los contenidos y en la concepción del proceso de enseñanza aprendizaje, con una constante aplicación de los avances científicos y tecnológicos para desarrollar una enseñanza más activa y creadora que permita a los estudiantes universitarios una formación integral como profesionales en las distintas carreras universitarias con una mayor calidad, de acuerdo con las tendencias de la Pedagogía y Didáctica contemporáneas.

De acuerdo con lo planteado anteriormente y tomando en cuenta la descentralización de la enseñanza superior con la creación de las sedes universitarias municipales, una de las rutas que pueden trazarse los profesores de dichas sedes en el proceso de enseñanza aprendizaje de la Historia de Cuba, es su vinculación con la cultura, específicamente de la local.

A través de dicho proceso debe garantizarse, la apropiación de los conocimientos históricos vinculados a la cultura local en forma activa y creadora, proporcionando su autoperfeccionamiento constante, en íntima conexión con el compromiso y responsabilidad social de los futuros profesionales.

El logro de estos propósitos requiere que se trabaje en la planificación de estrategias educativas que logren:

  • 1. Organizar y movilizar influencias educativas desde la asignatura Historia de Cuba, que estimulen y motiven el conocimiento acerca de la cultura local.

  • 2. Buscar y desarrollar motivos para el conocimiento de la cultura local en el proceso docente educativo, elevando las posibilidades de reflexión y valoración acerca del papel de la misma en su formación integral, lo que puede coadyuvar a crear una actitud en el estudiante que le permita plantearse objetivos futuros en correspondencia con sus potencialidades.

  • 3. Incorporar a los estudiantes en la ejecución y control de acciones dirigidas al conocimiento de la cultura local, su conservación y difusión en su entorno y en la comunidad.

Para el cumplimiento de estos objetivos, es imprescindible la concepción y planificación de las formas de organización del proceso docente educativo de una manera intencional y secuenciada.

La organización de este tipo de enseñanza en la universalización, es básicamente la clase encuentro, en la que prima el trabajo independiente, pudiendo planificarse además, conferencias, talleres y otras actividades extra clases.

Por esta razón, consideramos que en la enseñanza de la Historia, deben emplearse métodos que favorezcan el aprendizaje en un intercambio directo de los estudiantes con la realidad, manifiesta en la consulta de documentos, textos sobre elementos de la cultura local, edificios, tarjas, constituyendo esto una inestimable fuente de conocimiento histórico, siendo a su vez testigos del complejo desarrollo de la cultura artístico literaria, siendo a su vez generadores de conciencia identitaria.

Lográndose así, , la unidad de la instrucción y la educación, en la que debe darse utilización óptima a las potencialidades educativas que se presenten en cualquier situación de instrucción, vinculándose ésta con el contexto socio histórico en que vive el estudiante..

De acuerdo con el tema analizado, en la Universidad se requiere de una práctica educativa que permita al docente ir mostrando la perspectiva cultural local, incluso como parte del contenido de las asignaturas y disciplinas que en ella se ofrecen.

Esto no quiere decir, que se pretenda sustituir el papel de las instituciones creadas con el fin de estudiar y difundir la cultura local (digamos Museo, Casa de Cultura, Archivo) sino que por el contrario, partiendo de actividades o situaciones únicas, se aprovechen las potencialidades formativas tanto en el orden cognoscitivo, motivacional-afectivo y de la actividad docente que llevan implícito un fortalecimiento de los lazos con las mismas. ,

La labor de propiciar conocimientos acerca de la cultura local en los estudiantes universitarios como un componente de los contenidos del programa de la asignatura Historia de Cuba, no debe ser fortuita ni forzada, resulta necesario realizar una correcta organización, realización y control del proceso docente. En ella deben estar presentes una adecuada planificación y distribución de la carga docente, la concepción del tiempo dedicado a actividades extensionistas, en función de la obtención de los conocimientos, la utilización correcta de los recursos pedagógicos y la orientación adecuada para que los resultados sean los previstos. Es decir, que se debe trabajar en función de enseñar a los estudiantes a aprender en contacto con la realidad.

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Autor:

Lic. María Cristina Sotomayor Gumá

Profesora. Sede Universitaria. Jovellanos.

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