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Factores condicionantes de la violencia familiar en el adulto mayor

Enviado por Lisbell Rodriguez


Partes: 1, 2, 3

  1. Identificación del problema de investigación
  2. Envejecimiento y vulnerabilidad social
  3. La familia y el adulto mayor
  4. Análisis e interpretación de la muestra de investigación
  5. Conclusiones
  6. Anexos

El tema de los adultos mayores en relación con sus familias, es algo que debe preocuparnos a todos, ya que "todos" querámoslo o no llegaremos a ese estado y sufriremos los mismos "mal tratos" de quienes son nuestros seres más queridos y por quienes entregamos gran parte de nuestras vidas. El trabajo, pretende caracterizar a las familias e ir determinando las situaciones de riesgo en que se encuentra el adulto mayor como parte integrante de esa familia y que no le permite desenvolverse física y emocionalmente; por el contrario, encontramos adultos mayores reprimidos, con mucha falta de afecto, decepcionados y hasta frustrados en su propia existencia. Situación que se torna vicioso por las relaciones familiares basadas en la violencia familiar y que no logra la estabilidad emocional de toda la familia; aún más cuando el adulto mayor como miembro de la familia, se ve involucrado en los problemas cotidianos y necesidades socio económicas e todos ellos.

El presente trabajo responde a una investigación desarrollada en el Cedif "Año nuevo", Unidad operativa del Programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar – INABIF, en los años 2010-2012.

Palabras Clave: Adulto Mayor, Relaciones Familiares,

Violencia Familiar, Situación socio económica de adultos mayores

CAPITULO I:

Identificación del problema de investigación

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la esperanza de vida en América Latina ha ido en aumento, de 51 a 68 años, y que para el año 2020, más del 12% de los pobladores serían mayores de 60 años; fenómeno que está relacionado con la baja de la tasa de fertilidad (de 3,1 a 2,4 hijos por mujer) y al avance en la erradicación de enfermedades transmisibles[1]De acuerdo a cifras estimadas y según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI); en el Perú la población de adultos mayores para el año 2020 se duplicará en relación al 2002, de alrededor de 1"848.000 que representa el 7.2% del total de habitantes del país a 3"613,000 Adultos Mayores que equivale al 12.6%; siendo la esperanza de vida de 71 años en la mujer y 66 años en el hombre[2]Estimaciones que al 2012 alcanzaba los 2 millones 711 mil 772 personas de 60 y más años de edad, de la cual 1 millón 444mil 842 (53,3%) son mujeres y 1 millón 266 mil 930 (46,7%) hombres. (INEI Nº182-28-Set 2012)

Esta situación, nos lleva a tomar el tema con honda preocupación, en la medida que dicho aumento de la esperanza de vida, no va a la par con mejorar la calidad de vida de los adultos mayores en países como el nuestro; países, en el que la situación de pobreza es cada vez mayor; donde los principios y valores, tales como la solidaridad y respeto a los adultos mayores, se vienen resquebrajando; y donde la convivencia familiar se hace cada vez más conflictiva, tendiendo a la desintegración que no garantiza las condiciones mínimas de bienestar del adulto mayor. Hecho paradójico cuando hablamos de que el Perú es uno de los pocos países que se encuentra en crecimiento económico.

Las necesidades básicas insatisfechas y las relaciones familiares basadas en la violencia familiar; generan una situación de inestabilidad emocional en el adulto mayor; hecho que imposibilita su normal desenvolvimiento, encontrándonos con adultos mayores insatisfechos físicos y emocionalmente, decepcionados de su propia familia, frustrados e impotentes frente a su propia realidad; y lo que es más, calificados como amargados y pocos tolerantes a la indiferencia que su propia familia les muestra.

Sin embargo cabe señalar que investigaciones en las que se relacione a la violencia familiar con los adultos mayores, son muy pocas; pero que con los datos provenientes de los "Centros de Emergencia Mujer – CEM", permite ir conociendo esta problemática y contando con cierta información estadística que hace referencias a los tipos de maltratos y de las personas que la generan; lo cual no deja de ser mínimo, en la medida que no todos están dispuestos a denunciar y otros tantos ni siquiera reconocen su situación de maltratados, o de lo contrario lo consideran "normal" dentro de la dinámica de su propia familia.

Según el Diario "La República" de Lima-Perú, entre el 2002 y el 2003 habían sido mil 120 los adultos mayores que denunciaron en los "Centros de Emergencia Mujer" (CEM) ser víctimas de violencia familiar. La mayoría de los casos de abusos son contra mujeres (76%), pero cada vez se observa una tendencia mayor en varones, siendo el 95% de las veces la propia familia la que ejerce el maltrato. Otras informaciones estadísticas proporcionadas por el MIMDES, se informa que durante el año 2009 se atendieron en los Centros Emergencia Mujer mil 632 casos de violencia contra adultos mayores, y en año 2010 un total de mil 928 casos; siendo los hijos u otros familiares directos, los sindicados como principales agresores.[3]

Por su parte, las Instituciones públicas y privadas que vienen trabajando con adultos mayores podrán dar más luces al respecto ya que no solo reciben denuncias de manera periódica, sino que lo observan a diario y van luchando por el logro del bienestar del adulto mayor como parte del derecho supremo de todo ser humano.

No deja de ser delicado el ingresar a realizar una investigación de éste tipo, toda vez que se va a tener que romper con la privacidad de la familia; se va a tener que descubrir las relaciones que se dan al interior de ellas; los lazos de solidaridad y soporte, egoísmo e indiferencia que se entretejen entre los miembros. El mismo hermetismo y falsa unión familiar para "la protección de sus propios intereses" que encubre y justifica lo actuado al interior de la familia, imposibilita un estudio real del mismo.

Nos vamos a encontrar con situaciones entre lo que se hace, lo que se quiere y espera de ello, y lo que en verdad percibe quien recepciona una acción determinada; toda una confusión de acciones y emociones que no deja de ser subjetiva y estar relacionada a los estados de ánimos de las personas, con la disposición y actitud de aceptación y rechazo, de satisfacción y frustración, que a lo largo de las relaciones familiares se han ido estableciendo, y que salen a flote en determinadas situaciones con reacciones según sean éstas relaciones: conflictivas o armoniosas.

Encontraremos mil y una justificación, para el proceder de cada uno de los miembros de la familia; encontraremos mil y una excusa para encubrir las actitud de violencia y agresividad, pero que sin embargo, el sentimiento desesperanzador, de frustración, de impotencia, de decepción, de parte de los adultos mayores, no deja de ser "el rostro oculto de la violencia"; un hecho real que imposibilita establecer una mejor calidad de vida y el logro del bienestar del adulto mayor, en relación con su familia.

Este es un tema, que si bien nos embarga de emoción, también nos compromete a todos en la medida que los "adultos mayores somos todos, solo que en unos años más adelante", y que nadie puede decir que no pasará por ello; es un compromiso para con la propia humanidad y la necesidad de una mejor calidad de vida para todos.

Es un tema de responsabilidad social que si bien puede partir de la familia, no deja de ser una tarea de toda la comunidad para garantizar el desarrollo social en el marco de un bienestar familiar.

Abordar este tema conlleva tomar en cuenta los factores individuales, factores relacionales (familia), factores comunitarios y factores macro sociales. Se trata de explicar las causas que originan la violencia hacia el adulto mayor, y cómo éstas se hallan relacionadas en todo el sistema de convivencia familiar local, regional, nacional e internacional y el soporte que le brindan la familia, las normas jurídicas y la sociedad en su conjunto con los valores culturales que posee.

IDENTIFICACIÓN DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

Si bien es cierto, en la actualidad, el problema de la violencia familiar en el adulto mayor, es un tema que viene siendo tratado, por las instituciones públicas y privadas desde la perspectiva del maltrato; cabe destacar que su tratamiento va más allá, es un tema que tiene que ver con la misma situación de pobreza económica y pérdida de valores, que atraviesa toda la familia y sociedad en su conjunto; y que por lo mismo, sólo se podrá atender en la medida que dicho problema se enfoque desde una perspectiva de atención integral para un envejecimiento saludable, en la que incluye las relaciones familiares saludables y logro del bienestar social de toda la familia en su conjunto.

Por lo tanto, el problema de la violencia familiar y su repercusión en los adultos mayores, va mucho más allá que identificar las causas y consecuencias de la agresión en el individuo. Es un tema que tiene que ver con descubrir los factores condicionantes internos y externos que imposibilitan el desenvolvimiento y desarrollo integral de este grupo etáreo.

El adulto mayor como un miembro más de la familia, se ve involucrado en los problemas cotidianos y de necesidades socio económicas culturales y afectivas del grupo al cual pertenece; grupo que cada vez más, se ve afectado por la desintegración familiar, violencia social, situación económica y resquebrajamiento de valores, que pone en riesgo la unidad familiar y los fines para el cual se ha constituido. Como lo señala Héctor Lamas Rojas,[4] Vivimos en un mundo donde impera la violencia, producto de una crisis integral, política, social y económica que castiga duramente a amplios sectores sociales, excluyendo del sistema a un gran número de seres humanos pertenecientes a los sectores más vulnerables de la población: niños, jóvenes, discapacitados, mujeres y ancianos.

La violencia en sí, viene tomando características propias y formando parte de una rutina familiar, que conlleva a la reproducción de dicho comportamiento en todos los niveles familiares y transformándose en un círculo vicioso en el que cada vez involucra a más personas y con mayor contenido de agresividad; por ello, la violencia familiar, ha dejado de ser un problema privado, para constituirse en un problema de salud pública, dada las consecuencias inmediatas y a largo plazo que tiene para la salud y el desarrollo psicológico-social en los individuos, familias, comunidades y países[5]

Las actitudes violentas pueden deteriorar las relaciones familiares, impidiendo el adecuado desenvolvimiento de sus miembros, especialmente en el área emocional, generando una experiencia traumática que repercutirá negativamente en sus relaciones interpersonales en cualquier ámbito. La violencia familiar repercute en un agotamiento emocional y físico que tiene su mayor consecuencia en la salud mental de todos y cada uno de sus miembros, tanto agresores como agredidos; y que se manifiesta con actitudes poco tolerantes, reacciones agresivas, comportamientos ansiosos tendientes a la depresión, al uso y abuso de estupefacientes que hace que se agudice la situación familiar y por ende la situación social transformándose en un problema de salud pública de grandes proporciones.

En la actualidad y en el Perú, el adulto mayor enfrenta problemas de exclusión y maltrato que va desde las atenciones de sobrevivencia, es decir de atenciones mínimas de alimentación y salud física; hasta la de degeneración de su salud mental, como consecuencias de un maltrato no solo de la familia sino de toda la sociedad; por ello, Cristina Torres, asesora regional en Políticas de Salud del Programa de Políticas Públicas y Salud de la OPS, señala la necesidad de ir elaborando leyes que protejan la vida de esta población para lograr "un envejecimiento feliz"; aún más cuando se calcula que para el 2025, el 14% de la población de las Américas tendrán 60 años o más, y se estima que el 60% de la población mayor no recibe beneficios de la seguridad social.[6]

Un número significativo de adultos mayores sufren de maltrato físico, psicológico y falta de atención por parte de sus familiares, tornándose más delicado por las características propias del adulto mayor y su vulnerabilidad; así como por su desplazamiento e impotencia de estar entre dos generaciones (jóvenes y adultos) que mantienen la fortaleza y soberanía en el medio familiar. Maltrato que va desde la sobre protección hasta la indiferencia; desde la subestimación hasta las actitudes agresivas y violentas. Todo ello que permite vivir en una sociedad elitista y discriminatoria, donde sobre sale el más fuerte y el que más poder económico posee

El maltrato en los adultos mayores es un hecho bastante frecuente en nuestro país[7]constituyendo una de las practicas más comunes en las relaciones interfamiliares; por ello el Estado ha tenido que intervenir dictando normas específicas que prohíben este tipo de actos, ya que violan derechos esenciales de todo ser humano.

Maltrato no muchas veces detectados por los propios adultos mayores; por el contrario muchas veces justificado racional y/o emocionalmente, aduciendo carga familiar y responsabilidades económicas del jefe del hogar, que le imposibilita atender las demandas y necesidades de los adultos mayores. Pero que sin embargo y pese a ello, los adultos mayores, no dejan de sentir la frustración e impotencia por la poca atención e indiferencia de su entorno familiar, manifestándose esto en actitudes también agresivas y violentas con que da pie al círculo vicioso de la violencia.

Un gran porcentaje de adultos mayores, ubicados en los conos de la ciudad de Lima, convive con familiares cuyo sustento económico proviene del comercio informal y/o trabajos eventuales con ingresos que solo permiten cubrir las necesidades básicas; en muchos casos esta situación se convierte en fuente generadora de tensión y conflicto que afectan la dinámica familiar al punto de constituirse en poderosos factores que propician el desarrollo de conductas agresivas que ponen en riesgo la integridad física y psicológica de la familia y sus miembros, de tal forma que nos encontramos con familias empobrecidas que no disponen de la economía ni el tiempo para el esparcimiento y el afecto, manteniendo una convivencia con la violencia familiar.

La OPS parte de la premisa de que el buen envejecimiento depende en gran medida de la prevención de las enfermedades y la discapacidad; el mantenimiento de una gran actividad física y de las funciones cognoscitivas ; y la participación ininterrumpida en actividades sociales y productivas; sin embargo y según Martha Peláez, "Hoy las personas mayores están envejeciendo con inseguridad económica, insuficiente apoyo familiar y social y con inequidades en salud por falta de acceso a medicamentos, a personal capacitado y a un sistema organizado que atienda sus necesidades".[8]

Realidad que viven nuestros adultos mayores; y que si bien, vienen participando de diversos grupos de organizaciones sociales, no por ello dejan de sufrir y afrontar sus propios problemas de discriminación, maltrato y abuso de diversa índole en su propio entorno familiar. El análisis de esta problemática de la violencia familiar contra los adultos mayores, desde la perspectiva de las relaciones familiares, nos permite ir determinando los factores sociales internos y externos que afecta a toda la familia, y cómo ello repercute en el bienestar personal del adulto mayor; permite ir determinando por otro lado, los roles y funciones que al interior de la familia se establecen y logran el tan ansiado bienestar familiar, respetando y valorando a cada uno de sus miembros, y fortaleciendo la unidad familiar.

Teniendo en cuenta que la violencia es un síntoma; un indicador del mal funcionamiento en las relaciones familiares; es necesario ir descubriendo los factores de índole económico, familiar y social que la provocan e ir encontrando las alternativas de tratamiento frente a los mismos; es decir, en la medida que se identifique y reconozca las causas que la provocan y se asuma las consecuencias que todo esto acarrea; podremos lograr bajar los índices de dicho comportamiento, mejorar las relaciones familiares y por ende lograr el bienestar de toda la familia y del adulto mayor en particular; aún más cuando se dice que "la violencia es una conducta aprendida" y que por lo tanto puede ser "desaprendida"[9]

DELIMITACIÓN DE LOS OBJETIVOS

El problema de la violencia familiar, asume su real importancia, en la medida que atañe a todos y cada uno de sus miembros y la relación de éstos con su entorno social, que imposibilita estrechar lazos de solidaridad, justicia y equidad social.

Es a partir de estas reflexiones que nos planteamos las siguientes interrogantes que serán motivo de estudio en el presente trabajo de investigación:

  • 1. ¿Cómo se dan las relaciones familiares al interior del hogar del Adulto Mayor?

  • 2. ¿Cuáles son las características particulares del adulto mayor que los hace vulnerables a todo tipo de violencia?

  • 3. ¿Qué factores condicionan y determinan la incidencia de la violencia familiar en los adultos mayores?

  • 4. ¿Cómo se manifiesta y como percibe la violencia familiar el propio adulto mayor?

  • 5. ¿ Cómo afecta y repercute la violencia en el bienestar personal y familiar del adulto mayor, por ende en sus relaciones familiares?

Objetivo General:

Determinar los factores condicionantes de la violencia familiar en el adulto mayor del "Centro de Desarrollo Integral de la Familia (CEDIF) Año Nuevo"- Comas y la repercusión en su bienestar personal y familiar

Objetivos específicos:

  • 1. Identificar el tipo de relaciones familiares que se dan al interior del hogar y el rol del adulto mayor en la familia.

  • 2. Determinar la situación socio económico y familiar del adulto mayor, y los factores de vulnerabilidad y riesgo frente a la violencia familiar.

  • 3. Precisar los factores condicionantes y el tipo de violencia familiar que se dan en el adulto mayor y como lo percibe éste.

  • 4. Identificar el comportamiento y las actitudes de los adultos mayores producto de la violencia familiar, que pueden afectan sus relaciones socio familiares, y dificultar el logro del bienestar personal y familiar.

HIPOTESIS.

El adulto mayor como miembro integrante de la familia, se ve involucrado en la dinámica intrafamiliar; la misma que viene atravesando por una serie de dificultades económicas, de violencia y desintegración familiar, que le imposibilita su normal desenvolvimiento y relaciones en su entorno.

La violencia familiar en el adulto mayor, además de afectarlo física y psicológicamente; genera comportamientos y actitudes agresivas que repercuten en sus relaciones socio-familiares; actitudes que son catalogados como parte de su personalidad y característica como grupo etáreo, con lo que se encubre el real problema familiar, y el círculo vicioso de la violencia.

El bienestar social se obtiene principalmente por mantener las relaciones familiares saludables, que permite afrontar las dificultades internas y externas que afectan a la familia; por lo tanto al valorar el rol del adulto mayor se contribuirá al logro del bienestar personal de éste y por ende al bienestar de toda la familia.

Para la obtención de datos, se ha aplicado dos encuestas y una lista de cotejo (Ver Anexos); que ha permitido visualizar la situación de los adultos mayores e ir identificando el grado de relación familiar (asertiva o conflictiva); así como la percepción tanto de los familiares como de los propios adultos mayores sobre los mismos.

CARACTERÍSTICA DE LA POBLACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

Es en las poblaciones de pobreza y pobreza extrema donde se observa mucho más las dificultades para mantener la unión familiar y las buenas relaciones entre éstos; por ello enfocamos nuestra atención y centro de investigación, en el AAHH "Año Nuevo" del Distrito de Comas; y más particularmente en los usuarios adultos mayores del "Centro de Desarrollo Integral de la Familiar (CEDIF) Año Nuevo"; unidad operativa del Programa Integral Nacional para el Bienestar de la familia (INABIF); Centro que por lo demás atiende a toda la familia en situación de pobreza y riesgo social.

Este estudio, permitirá ir conociendo la situación del adulto mayor en la zona, el tipo de relaciones familiares que establecen al interior de sus hogares, el soporte y acompañamiento que reciben; así como los factores de riesgo que conlleva el vivir en situación de crisis económica y sobre todo en un ambiente de violencia que trae consigo todo ello; y cómo repercute en el desarrollo integral del adulto mayor a nivel personal y familiar.

El Centro de Desarrollo Integral de la Familia – CEDIF Año Nuevo; Unidad Operativa del Programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar – INABIF, de Lima-Perú; se encuentra ubicado en el km 14 de la Av. Túpac Amaru del Distrito de Comas; en ella se atiende a familias en situación de pobreza y pobreza extrema; con familias extendidas y desintegradas a la vez; y familias con grandes limitaciones para atender económica y afectivamente a sus miembros y con mayor razón a sus adultos mayores.

La población usuaria del CEDIF "Año Nuevo"[10], proviene del Pueblo Joven "Año Nuevo" y de los diversos Comités de las zonas altas del lugar; 11 de Julio, "El Ayllu", "Dios es Amor", "Casuarinas alta", entre otros. En su mayoría población de muy bajo recursos, viviendas precarias y sin el servicio de luz, agua y desagüe bien instaladas al interior de sus viviendas, o teniendo que comprar a vecinos por no poder adquirirlo directamente a la empresa.

Familias por lo general desorganizadas, incompletas e inestables; con núcleos familiares extensas, lo que ocasiona el hacinamiento, la promiscuidad y el abandono del orden e higiene de sus espacios. Muchas de esas familias no cuentan con la presencia de la figura paterna, lo cual recae la responsabilidad sobre la madre, la misma que se ve sumamente alterada para brindar una mejor atención a sus propios hijos.

Padres dedicados al comercio ambulatorio y la construcción, con trabajos inestables y eventuales, con ingresos muy bajos; no logran cubrir en lo más mínimo las necesidades vitales de su familia, y menos pretender brindar educación y sano esparcimiento a sus hijos; estando por el contrario expuestos a una serie de problemas sociales que la ociosidad y la necesidad trae consigo. Las Madres por su lado, dedicadas a los servicios domésticos de limpieza y lavado, pretenden contribuir en la economía del hogar, abandonando temporalmente el cuidado de sus niños, con el riego que ello acarrea.

Niños, con signos de violencia, maltratados por sus propios padres; sin principios ni reglas de urbanidad; con actitudes de rebeldía, agresivos; descuidados física, moral y económicamente; con un nivel educacional bastante bajo para la edad y grado de estudios en que se encuentran. Niños y Jóvenes sin mayores aspiraciones, acostumbrados al ocio, al juego de azar y las distracciones poco recomendables para ellos.

El estado de salud de esta población; se ve cada vez más deteriorada por la falta de un buen contenido proteínico de sus alimentos, así como la ración completa y oportuna de ingerir los tres alimentos básicos para el crecimiento y desarrollo, sobre todo de los niños; encontrándonos con niños desmotivados, sin energías, poco hábiles, delgados, de color paliducho etc. Para muchos niños y adultos mayores, la alimentación que reciben en el CEDIF "Año Nuevo" es lo único que ingieren durante todo el día.

Familias que albergan y/o comparten vivienda con sus adultos mayores, más por obligación que por sentimiento y muchas veces, más por necesidad e interés, que por responsabilidad moral. En su gran mayoría los adultos mayores del AAHH Año Nuevo, son fundadores de la zona y por lo tanto poseen la propiedad del terreno y/o vivienda que los acoge, pero en la medida que han ido dejando de percibir algún tipo de ingreso económico y sin poder encontrar un trabajo estable para ello, es que van cediendo la jefatura de la vivienda y la familia en general a sus descendientes; y hasta muchas veces sus propios espacios dentro de la vivienda y ubicándose éstos en las habitaciones más pequeñas o lugares improvisados para ello.

Adultos mayores que al interior de la familia siguen cumpliendo el papel de proveedores de ingreso familiar, con actividades económicas diversas y en su gran mayoría dedicado al reciclaje de artículos desechables, con el riesgo de afectar su salud. Adultos mayores con carga familiar, muchas veces de hijos adultos con problemas de salud mental que afecta económica y emocionalmente a éste.

Por lo expuesto, nos encontramos con familias que sobreviven a las adversidades, básicamente económicas y que a partir de ellas basan su relación, por lo general conflictivas y tendientes a la violencia principalmente psicológica y de chantaje emocional para con el adulto mayor, a quienes se les exige contribuir con el cuidado de los niños, con el cuidado de la vivienda y el aporte económico para cubrir los gastos de los servicios básicos.

Si bien el CEDIF "Año Nuevo"; tiene como objetivo "contribuir a mejorar la calidad de vida de la población mediante la aplicación de acciones preventivo-promocionales tendientes al desarrollo personal, la equidad de género y la igualdad al acceso de oportunidades"; a través de sus tres líneas de acción: Promoción del Desarrollo Humano, Integración Familiar y Capacitación para la Generación de Ingresos; poco o nada se puede lograr con la indiferencia de la familia, con la carga emocional de cada uno de sus miembros quienes guardan rencores y resentimientos de hechos pasados que no han logrado superar.

CAPITULO II:

Envejecimiento y vulnerabilidad social

VEJEZ Y ENVEJECIMIENTO

     Para la Gerontología[11]la vejez implica tres aspectos importantes a considerar: Cambios Biológicos, sociales y Psicológicos; tres aspectos que se integran y combinan con aspecto de orden económico, cultural y familiar, para entender el proceso del envejecimiento en la actualidad.

– Biológicos: se refieren a la investigación sobre los cambios que con la edad y el paso del tiempo se producen en los distintos sistemas biológicos del organismo.

– Psicológicos: se refieren al estudio sobre los cambios y/o la estabilidad que el paso del tiempo produce en las funciones psicológicas como la atención, percepción, el aprendizaje, la memoria, la afectividad y la personalidad, entre otros fenómenos psicológicos.

– Sociales: se refiere a la búsqueda de cambios debido a la edad relativos a los roles sociales, intercambio y estructura social, así como en qué forma los emergentes culturales contribuyen en esos cambios (crecimiento o declive), así como al envejecimiento de las poblaciones.[12]

Anteriormente, el enfoque médico, priorizaba el cambio biológico y determinaba al envejecimiento como un proceso degenerativo y sinónimo de incapacidad; sin embargo en la actualidad se viene manejando un enfoque integral del envejecimiento, llegándose a la conclusión de que el "envejecimiento del ser humano es un proceso natural que consiste en un deterioro progresivo del individuo que comienza antes del nacimiento y que continúa durante toda la vida. Sin embargo no todas las personas envejecen de la misma manera y está bien documentado que la calidad de vida y el funcionamiento durante la vejez están relacionadas con las acciones y omisiones que cada persona realiza durante su vida" [13]

El avance de la ciencia en todos sus campos y principalmente en el de la medicina; ha conllevado a prolongar aún más los años de vida del ser humano. Sin embargo, como lo señala Luz Elena Maya S., enfermera gerontóloga, el proceso del envejecimiento del organismo humano no puede reducirse a un mero proceso biológico, debe analizarse en el contexto total en que se produce: la naturaleza compleja del hombre que es un ser biológico – cultural – social – mental y espiritual integradamente y la naturaleza compleja de las sociedades humanas: ecológico, ambiental, social, económico, cultural[14]

Por lo mismo, se señala que la vejez no es definible por simple cronología, sino más bien por las condiciones físicas, funcionales, mentales y de salud de las personas. Actualmente está ampliamente aceptado que la manera de envejecer está determinada por la acción conjunta de varias causas, sobre todo por factores socio psicológicos y ecológicos y sólo una pequeña parte está determinada por factores biológicos. En cambio destacan de manera importante los aspectos históricos y socio culturales del entorno del individuo y los aspectos individuales con relación a la manera en que el sujeto se adapta y enfrenta su propio envejecimiento. Por tanto el envejecimiento del ser humano es un proceso individual y a la vez colectivo, en el sentido de que se produce en el individuo, pero es condicionado por la sociedad, por la calidad y por los modos de vida.

Hay quienes señalan que un gran porcentaje de los cambios relacionados con la edad pueden ser atribuidos al envejecimiento social y son producto de nuestras creencias, prejuicios y conceptos erróneos sobre la vejez; tiene muchas veces que ver con el abandono e indiferencia social y familiar, que hace del adulto mayor, un ser solitario, triste y amargado.

Como bien lo manifiesta, Catalina Zuleta , el mito de que la vejez[15]es una etapa de restricciones, privaciones y sufrimientos debe ser desterrado, y así permitir que los viejos puedan gozar de bienestar y salud hasta el fin de la vida; la felicidad, el bienestar, la productividad, entre otros, se pueden desarrollar a lo largo de toda la existencia. Se puede llegar a viejo sin problemas de salud físicos, ni mentales, todo depende del estado que mantenga previamente una persona; el hecho de que aparezcan ciertas limitaciones no quiere decir que no se goce de una buena salud. Existe un estado ideal, un bienestar propio de cada etapa de la vida; y si estas etapas se viven al máximo de cuidado y prevención, se pueden conservar una gran proporción del organismo en forma saludable en la última etapa de la vida.

De los estudios desarrollados por la CEPAL[16]se retoma algunas "posiciones teóricas", que ayudan a precisar la conceptualización de la vejez, a eliminar los mitos que sobre ello se tiene y las condiciones en el que se da éste:

  • a) La vejez, "no implica una ruptura en el tiempo, una etapa Terminal; sino que es una parte de un proceso en que el individuo se relaciona con la estructura social con el mismo sentido con que lo hizo en otras etapas de su vida, aunque varíen las formas sociales" (Perez Ortiz, 1996, citado por la CEPAL)

  • b) Por definición, no se debe considerar que la pobreza, la dependencia, la enfermedad o la incapacidad son características inherentes de la vejez; si estas condiciones están presentes, tal situación está determinada por una serie de variables sociales, económicas y culturales distintas a la edad cronológica.

  • c) Al igual que cualquier miembro de otro grupo, las personas "ancianas" pueden, "potencialmente", experimentar su vida en un total estado de bienestar físico, psicológico y social; esto significa que no existen razones para suponer a priori que una persona "anciana" sana, igual que un niño o joven sano, no puede aspirar a su máximo bienestar sólo por tener cierta edad de años.

  • d) Las personas mayores, al igual que las otras, pueden desarrollar un grado de actividad social determinada básicamente por tres factores: las condiciones de salud, la situación económica y el apoyo social que reciba. Por lo tanto, no es la edad lo que conduce a desvinculación social; cuando esta ocurre, se debe a circunstancia asociadas, como la mala salud, la perdida de amistades o de reducción de ingresos.

  • e) La vejez, como una etapa más del ciclo de vida, posee su propia especificad, desde el punto de vista fisiológico, dada por cambios físicos y psicológicos, que se desarrollan en forma más acelerada que en otras etapas, y por tratarse de la última etapa del ciclo de vida.

Por lo expuesto, concluimos, que la vejez es una etapa de la vida, que se inicia a partir de los sesenta años, en la que se da una reducción de la capacidad funcional del individuo, y que puede encontrarse declinación en funciones intelectuales tales como: análisis, síntesis, razonamiento aritmético, ingenio e imaginación, percepción y memoria visual inmediata; pero que ello no implica exclusión del ámbito social y familiar del individuo.

Sin embargo no se puede dejar de mencionar la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los adultos mayores debido a su condición física, psíquica y social; y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los grupos de ancianos en situación de vulnerabilidad y riesgo son aquellos que poseen algunas de las características descritas a continuación:

* Los muy ancianos (los viejos viejos), mayores de 80 años.

* Los que viven solos en una vivienda.

* Las mujeres ancianas, sobre todo solteras y viudas.

* Los que viven en Instituciones.

* Los que están socialmente aislados (individuos o parejas.)

* Los ancianos sin hijos.

* Los que tienen limitaciones severas o discapacidades.

* Los que cuentan con muy escasos recursos económicos.

* Las parejas de ancianos en las que uno de los cónyuges es discapacitado o está enfermo.

La vulnerabilidad en los adultos mayores, en nuestro país, se da también por las características diferenciadas en el caso de hombres y mujeres, debido a profundas inequidades estructurales. Los adultos mayores, varones, a diferencia de las mujeres, han tenido mayor acceso a diversos niveles de instrucción, por lo tanto la posibilidad de mejor ubicación laboral, y por ende la posibilidad de obtener una jubilación al termino de su periodo laboral; hecho que no sucede con las mujeres, a quienes sin embargo les favorece la mayor esperanza de vida, pero que ésta no siempre es en términos de mejor calidad de vida.

CALIDAD DE VIDA Y BIENESTAR EN LA VEJEZ

Socialmente calidad de vida tiene que ver con una capacidad adquisitiva que permita vivir con las necesidades básicas cubiertas además de disfrutar de una buena salud física – psíquica y de una relación social satisfactoria; es un concepto que involucra muchas variables subjetivas (satisfacción, felicidad, autoestima etc.) difícil de medir[17]Por tanto, se entiende por calidad de vida en el adulto mayor, el gozar de buena salud física y mental; ser independiente y valerse por sí mismo, permanecer sanos y activos, tener la mente clara y capacidad para adaptarse a los cambios.

La satisfacción de las necesidades de la especie humana, es lo que condiciona la llamada "calidad de vida" y esta es, a su vez, el fundamento concreto de bienestar social. Bienestar se obtiene principalmente por dos factores: El económico y el de relaciones familiares; y ambas a su vez se encuentran interrelacionadas por los principios y valores que las personas mantienen y tratan de inculcar al interior de su propia familia.

Situación económica que en nuestra realidad, se ve empobrecida en la medida que no puede cubrir las necesidades básicas de alimentación, vestido, salud y educación; y las relaciones familiares que por otro lado, vienen resquebrajando los principios y valores de solidaridad y apoyo mutuo entre sus miembros, sobre todo en relación a los adultos mayores a quienes se les presta menor atención.

Es bueno reconocer aquí la importancia de la familia y las relaciones intra y extra familiares que se dan en ella, para en primer lugar establecer lazos de solidaridad y apoyo mutuo; y por otro lado, el de mantener una vida saludable donde reine la paz y armonía. Como bien lo señala La Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento en el Plan de Acción Internacional[18]"la calidad de vida no es menos importante que la longevidad y que, por consiguiente, las personas de edad deben, en la medida de lo posible, disfrutar en el seno de sus propias familias y comunidades de una vida plena, saludable, segura y satisfactoria y ser estimadas como parte integrante de la sociedad".

Según Abraham Maslow (1993), son cuatro los tipos de necesidades que requiere el hombre, para complacer su subsistencia:

  • Necesidades fisiológicas. Son las necesidades más básicas que precisan de elementos materiales para su satisfacción, sin su satisfacción no son posibles los impulsos para afrontar otras necesidades, y su ausencia amenaza la propia supervivencia humana.

  • Necesidades de salud y seguridad. Una vida segura, ordenada y cierta, donde se encuentran ausentes los peligros y riesgos para la integridad personal y familiar.

  • Necesidades de pertenencia y amor. Representan la voluntad de reconocer y ser reconocido por los semejantes. Sentirse arraigados en lugares e integrados en grupos y redes sociales. Se refiere, por tanto, al ambiente social que debe de posibilitar el contacto, la relación social, la amistad y la asociación.

  • Necesidades de estima. Condiciones adecuadas para la evaluación personal y el reconocimiento de uno mismo en referencia a los demás. La capacidad para sentirse miembro o parte de un cuerpo social de pleno derecho.

El bienestar de las personas supone también el ejercicio de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso a una buena educación, a servicios de salud y otros servicios públicos básicos, y el desarrollo de relaciones cordiales dentro de las comunidades. La integración social, es decir, la capacidad de las personas de vivir juntas respetando plenamente la dignidad de cada una de ellas y el bien común, el pluralismo y la diversidad, la eliminación de la violencia, la solidaridad y la capacidad de participar en la vida social, cultural, económica y política, abarca todos los aspectos del desarrollo social.

Para los adultos mayores, los factores que más inciden, en orden de importancia en su calidad de vida son: tener buena salud, tener oportunidad de aprender y conocer, poder valerse por si mismo, tener seguridad en el medio donde viven, seguido por buenas relaciones sociofamiliares y buenos ingresos, además de mantenerse activos. Todo ello que se considera como parte del derecho social de todo ser humano y del adulto mayor en particular, dada la necesidad de protección, de afecto, entendimiento y participación que requiere este último. Aún más teniendo en cuenta que es en esta etapa donde se incrementa el temor a lo desconocido ya que, al tener conciencia de las crecientes pérdidas físicas e intelectuales le produce un gran sentimiento de inseguridad, los mismos que son agravados por pautas culturales que los ubican en una posición desventajosa con respecto al adulto joven; hechos que a su vez le causa angustia y frustración, llegando a la depresión y regresión.

Por lo mismo, investigadores sociales plantean que al formular las políticas socioeconómicas, los gobiernos deberán prestar atención al número creciente de personas de edad y establecer sistemas de seguridad social que aseguren una mayor equidad y solidaridad intergeneracional e intrageneracional; fomentar la viabilidad de las familias de varias generaciones; prestar apoyo a largo plazo a las personas de edad más débiles; tratar de aumentar la participación de las personas de edad en la sociedad prestando apoyo a su capacidad para valerse por sí mismas, y tratar de que las personas mayores puedan llevar una vida independiente, saludable y productiva en la que aprovechen plenamente sus aptitudes y facultades. Por último, los gobiernos deberán reforzar los sistemas oficiales y no oficiales de apoyo y seguridad y eliminar la discriminación y la violencia contra las personas mayores[19]

Agregaremos a todo esto, el de asegurar mantener la unidad familia, como respaldo institucional que garantice el logro del bienestar del adulto mayor; partiendo por obtener un nivel de vida aceptable en la población, ya que no deja de ser influyente y determinante la situación económica de ésta. Cabe señalar que mientras la familia no pueda cubrir sus propias necesidades mínimas, poco o nada podrá conseguir para lograr el bienestar integral de todos sus miembros y del adulto mayor en particular; debemos tener en cuenta que, nadie podría estar cómodo, ni brindar bienestar a los demás cuando no se posee el propio; de ahí la importancia de crear políticas económicas con enfoque de desarrollo humano, en el que prime el interés supremo de lograr el bienestar de las personas en todos los ámbitos.

POLÍTICA SOCIAL Y BIENESTAR DEL ADULTO MAYOR

Partes: 1, 2, 3
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