- Introducción
- Marco Referencial
- Factores que Predisponen la Delincuencia
- La Delincuencia Juvenil
- Efectos de la Delincuencia
- Salud Mental en el Delincuente
- El microsistema escolar
- Antecedentes de los escolares que ejercen o sufren la violencia en la escuela
- La relación entre la escuela y la familia
- Innovaciones educativas
- Un decálogo contra la violencia en la escuela
- Conclusión
- Bibliografía
Introducción
La inadaptación social y la delincuencia, principalmente de los infantes y adolescentes, son un problema social y científico-pedagógico que genera seria preocupación en la sociedad actual.
La delincuencia en el país ha incrementado significativamente en los últimos años, y cada vez en mayor medida, fuera de control, por lo que puede llegar a ser una amenaza directa para el normal desarrollo de la convivencia de la propia sociedad.
Como consecuencia de su propio incremento y de la creciente gravedad de sus hechos delictivos, el problema que ella plantea constituye uno de los rasgos más característicos de nuestra época.
La delincuencia se conoce como el fenómeno de delinquir o cometer actos fuera de los estatutos impuestos por la sociedad, pero es poco lo que sobre las verdaderas causas por las que un joven puede introducirse en este mundo.
Éstas causas son diversas; pueden ser de orígenes orgánicos, fisiológicas, patológicas, influencias externas como el medio en el que se desarrollan los primeros años de su vida, la carencia de afecto y atención por parte de los padres o simplemente mala orientación.
En el presente trabajo de investigación, se analizará a la delincuencia, poniendo especial énfasis en determinar las causas que llevan al individuo a manifestar conductas antisociales, como es el caso, los actos delictivos. Al mismo tiempo, conoceremos el estado de salud mental que presenta un delincuente. Para ello se prestará especial atención a la Familia, por considerar a ésta, unidad básica de la sociedad y la principal responsable del óptimo desarrollo físico y psicológico de sus integrantes; así también se analizará cuál es la situación actual de la delincuencia en los colegios.
Marco Referencial
Conceptualización de Delincuencia
La delincuencia viene del verbo latín Delinquir.- cometer una falta, implicación jurídica, transgredir una ley o violar un precepto o quebrantar un estatuto.
También a la delincuencia puede considerársele a través de diversos sinónimos tales como criminalidad, delito, transgresión, violación, vandalismo, fechoría, desobediencia, soborno y desacato.
El delincuente pertenece a una cultura determinada de la que parten una serie de elementos que conjugan ciertas actitudes, ciertos patrones de comportamiento que le dan una identidad y un reconocimiento social propio.
El termino delincuencia es muy ambigua por lo que para definirla habría que analizar los aspectos que se consideran en diferentes áreas (jurídico, social, psiquiátrico, etc.), pero todas ellas tienden inmediatamente a relacionarla con vicios, vagancia, violaciones, drogas, falta de ocupación, etc.
La estructura social condiciona la violencia en aspectos económicos, políticos, jurídicos, culturales, poblacionales, la falta de servicios públicos, la ignorancia, el hambre, la desintegración familiar, el desempleo, el alcoholismo, promiscuidad, daño en propiedad ajena, lesiones, violación, rapto, robo, etc. Como aquellos aspectos que llevan a la delincuencia.
La delincuencia es una conducta humana que se da en cualquier medio social, con manifestaciones diversas, con diferentes tipos de problemáticas familiares, sociales, etc.
Factores que Predisponen la Delincuencia
Factores somáticos
"Mente sana en cuerpo sano", de un niño físicamente enfermo no se puede exigir un comportamiento recto y honesto, y menos cuando esa enfermedad se debe al hambre y la falta de atención.
El hambre y la enfermedad, acompañados del fantasma de la desnutrición infantil. No se puede estar orgulloso de la propia patria mientras entre ellas vivan niños enfermos y con hambre. Los factores somáticos se divide en tres grupos: congénitos o hereditarios, los adquiridos en el momento del nacimiento y los postnatales.
Lo congénito:
Heredosífilis. Puede producir una amplia gama de anomalías, de la oligofrenia profunda a la inestabilidad mental, de la epilepsia a la deformación del carácter.
Alcoholismo. Sigue siendo uno problema serio, no obstante en su nefasta influencia sobre los futuros hijos, sino por la precocidad con que se principia a beber. Puede producir conductas inestables, con fuerte tendencia ala perversión de los instintos, de constitución enfermiza, escasa inteligencia y la falta de voluntad.
Tuberculosis. Produce en los descendientes diversas anomalías nerviosas, como la emotividad e impulsividad.
Lo anterior demuestra la importancia de la herencia en la criminalidad, lo que lleva a la idea de prevenir aun antes de la concepción, evitando que se produzcan personas enfermas y cuyo patrimonio biológico contiene factores predisponentes, definitivamente indeseables.
Familia, herencia y adopción
La idea de que la herencia tenga influenza en la criminalidad, no implica que todo crimen tenga un origen hereditario, ni que este tipo de factores sean, por sí solos, capaces de producir la desviación criminal.
Según estudios realizados, se cree que un niño que fuera creado en una familia criminal, aprendiera modelos antisociales de conducta, los cuales a su vez enseñara a sus propios hijos.
Los criminales con ambos padres criminales se encuentran en proporción mayor que aquellos en los que solo uno de los padres es criminal.
Embarazo y parto
Durante el embarazo múltiples causas pueden obrar para tarar al feto, como son las enfermedades infecciosas y las intoxicaciones. Grave es también el perjuicio al feto de una insuficiencia alimentaria de la madre.
El parto influye en la personalidad del individuo y, por lo tanto, en la delincuencia del menor. Independientemente de todos los traumas y dificultades del parto, es de tenerse en consideración que un elevado número de madres no recurren al médico, sino que dan a luz auxiliadas generalmente por una partera práctica, la que, además de las deficientes condiciones asépticas, no existe ningún auxilio efectivo en caso de parto difícil.
Lo aconsejable es siempre el parto natural; son conocidos los efectos nocivos de la anestesia y de uso de fórceps cuando no son aplicados por expertos.
Después del nacimiento
Entre las principales afecciones y enfermedades cuya influencia es notable como factor en la delincuencia de menores, están:
Las glándulas endocrinas, sus relaciones con el comportamiento y con la criminalidad. La disfunción endocrina provoca serios cambios temperamentales, y que son de especial cuidado el hipertiroidismo, que hace al niño particularmente inestable e hiperactivo; y el hipotiroidismo que lo hará, por el contrario, abúlico y flojo. En ambos casos producen trastornos físicos y psíquicos que pueden tener relevancia criminológica.
La epilepsia. Es ampliamente conocida como enfermedad criminógena. Puede hablarse de una personalidad epiléptica, caracterizada por la excitación, la agresividad y la suspicacia, agravada en los menores por falta de inhibidores.
Las secuelas de meningitis o de meningoencefalitis, cuando afectan las estructuras del sistema límbico, determinan conductas agresivas en los menores.
Las anomalías físicas y funcionales, son importantes en cuanto pueden impedir al menor a estudiar o trabajar adecuadamente. Se presenta en el menor un complejo de inferioridad y resentimiento contra la sociedad, lo que posiblemente lo llevará a actitudes antisociales.
Factores Familiares
La decisiva influencia de la familia es tan señalada en la delincuencia de menores que es la única de tomarse en cuenta. El factor importante en el origen de la delincuencia es la familia desorganizada o delincuente.
Familia Criminógena
Existe un tipo de familia que se podría llamar "típicamente criminógena"; en esta familia es casi imposible que el menos no llegue a delinquir, ya que generalmente sus primeros delitos son dirigidos por los mismos padres.
Estas familias viven en un ambiente de absoluta promiscuidad, donde no es extraño el incesto, donde impera la miseria y el hambre, donde los niños son mandados por los padres a delinquir o a pedir limosna, y cuando son mayores a prostituirse.
El padre es alcohólico o drogadicto, y labora en los oficios más bajos y miserables como recoger basura, cargador, etc.; o es delincuente habitual y ratero; su inteligencia es escasa, es un sujeto instintivo y altamente agresivo.
La madre por lo común está viviendo en unión libre, y los hijos que tiene provienen de diversas uniones, y en más de una ocasión no podría identificar ciertamente quién es el padre de sus hijos.
Estas familias habitan en barrios o regiones altamente criminógenas, donde ni siquiera la policía se atreve a entrar. El menor que sale de estas familias es el de mayor peligrosidad, y es también el de más difícil tratamiento, pues tiene en contra todo, herencia, familia, formación, ambiente, etc.
No toda la familia donde el padre es delincuente es una escuela del crimen, pero estas excepciones no son muy comunes, y dependen del contrapeso de la madre, del ocultamiento de las actividades del padre, o de otros poderosos inhibidores.
Al hablar del delincuente no se hace referencia tan sólo al padre que es ladrón, ratero o carterista. Se habla también del gran industrial que evade impuestos, del fabricante que adultera sus productos, de todos los profesionistas que no saben de ética profesional.
Todos estos padres delincuentes pervierten al menor en forma socialmente más dañina, pues es la delincuencia "honorable" que va contra los más altos valores de la dignidad humana, y que no tiene la atenuante de la miseria o la ignorancia, de la herencia o de la escasa inteligencia.
Factores Psicológicos
El hombre es el ser humano más débil de la creación en la primera parte de su vida, en la que requiere de cuidados y atenciones extraordinarios, no solamente para poder sobrevivir, sino formarse y realizarse.
Los fundamentos del carácter se forman en la familia; es en la familia donde se adquiere la primera base y donde se pasa del estado de anomia a la adquisición de las primeras normas.
Una anormalidad o defecto en las primeras etapas hará que el sujeto llegue el momento crucial en situación viciada, haciéndolo entrar en una crisis de valores e impidiéndole su correcta estructuración.
Inadaptación
El problema de la delincuencia implica el problema de la adaptación. Esto no quiere decir que todo inadaptado llegue a ser delincuente.
La respuesta en delincuencia es una de las manifestaciones de la inadaptación más comunes:
inferioridad física y mental del individuo.
Incapacidad de un individuo para adaptar su conducta a las condiciones del medio.
Agresividad
Quizá la más preocupante expresión de la inadaptación es la agresividad, producto de la frustración del inadaptado y que puede llevar con gran facilidad a la agresión, entendida esta como una conducta verbal o motriz ejercida con cierto grado de violencia sobre las personas o cosas.
Adaptación
La adaptación como aptitud para vivir en un ambiente determinado acomodándose a un medio humano concreto, con interacciones deseables con otros individuos, se logra tan solo mediante un largo aprendizaje que, mediante la imitación y adquisición de las normas respectivas. Normas escolar, laboral y social en general
La adaptación presupone una concreta evolución biopsicosocial. Sino se cumplieran estos tres elementos, el ser humano representara serios problemas de adaptación.
Factores Socio-Económicos
Al hablar de "clases", el factor económico es un índice que nos revela bastante, pero el pertenecer a una clase implica no solamente el factor económico, sino una forma de ser, de comportarse, en mucho es un aspecto cultural.
Existen tres clases económicas comunes:
Clase baja.
Clase media
Clase alta
Clase Baja
Los individuos que viven en este ambiente, aprenden a sobrevivir desde pequeño, pues desde pequeña edad tiene que luchar por la vida, y esta vida hostil lo hace ser una persona resentida. Ese resentimiento lo lleva a cometer actos antisociales.
Una de las características es la irritabilidad constante, lo que lo hace reñir con los demás por los motivos insignificantes. En este medio se vale en cuanto se es "macho" (ya que no se puede valer por lo cultural, lo intelectual o lo económico) y así, el niño se convierte, desde pequeño en individuo altamente belicoso y agresivo.
El medio habitacional influye grandemente en su formación, ya que en la mayoría de los casos se trata de ranchos, o viviendas en malas condiciones, formado por núcleos de viviendas que tienen un patio común, en que la gente carece de vida privada, en que 10 o 15 comparten una habitación y también el pan y la pobreza.
Sin embargo, no todo es negativo en esta clase; en las vecindades se ven ejemplos de amor y cooperación humanas que se quisieran encontrar en clases elevadas. El niño nunca culpara a sus padres o a la sociedad, sino que aceptara tranquilamente su culpa. Y no es raro escucharles la frase tan conocida de "somos pobres, pero honrados".
Clase Media
En esta clase, la desconfianza y el individualismo son dos notas muy resaltantes. La desconfianza obliga a vivir en estado de alerta y hacer agredir antes de ser agredido; es un freno, pues impide arriesgarse para realizar muchas cosas.
El individualismo puede llegar a niveles de profundo egoísmo, no pensar en los demás, sino en si mismo, en el propio provecho personal.
El individuo que se encuentra en esta clase es educado, nunca expresa sus pensamientos que pueden herir, su tono es mesurado y tranquilo, su finura y cortesía exageradas. Trata de ser exactamente lo contrario al niño pobre y cuidado no lo logra, o falla su represión, demostrándolo a través de el desaprecio y la indignación. Se les inculca el deseo de superación desde la infancia. Se le dan inmerecido valor a los bienes materiales y se impulsa a una competencia continua y absurda.
Una familia, una sociedad y una escuela pueden provocar en el infante neurosis que en ocasiones desbordan en la violencia, en faltas de disciplina, en actitudes antisociales o delictuosas.
Clase Alta
Se caracterizan por la necesidad de demostrar que tiene mucho dinero, gastara en cosas inútiles. Su actitud será despótica hacia las clases económicas inferiores.
En los niños crecen influenciados por la imitación de los padres, su desprecio a los que tienen menos que él, a los que cree que tiene derecho de humillar, su deseo de vivir y gozar. De jóvenes se hacen desobligados y holgazanes y su ansia de vivir los lleva a continuos conflictos con la justicia. Estos individuos llegan con facilidad a actitudes antisociales. Generalmente se mueven en un terreno de predelincuencia, pues difícilmente cometen verdaderos delitos y cuando los cometen, el dinero e influencias familiares los sacaran fácilmente del problema.
La Criminalidad Infantil
La "delincuencia" infantil se dirige generalmente contra la propiedad en sus formas más simples: robo y daño en propiedad ajena.
El monto de estos pequeños es reducido, y raramente se comete fuera de la escuela o la familia. Con excepción de aquellos menores que roban por necesidad, o por que son mandados a robar por sus padres u otras personas mayores, el niño roba para satisfacer pequeños deseos: golosinas, cine, diversiones, etc. Los daños a la propiedad ajena son causados por juego o como travesura. Por su escasa fuerza física no son comunes los delitos de lesiones u homicidio, y los sexuales son escasos y han sido influenciados o provocados por los mayores.
La criminalidad infantil abunda entre los pequeños que realizan una subocupación, como boleros, vendedores callejeros, etc., aunque en forma alguna es privativa de estos menores.
Es necesario reconocer que ciertas conductas, aunque cargadas de antisocialidad, pueden considerarse "normales" en la infancia, ya que está en pleno proceso de socialización. ¿Quién siendo niño no ha robado algo, no ha reñido con sus compañeros, no ha injuriado y mentido, no ha destruido objetos ajenos?
Sin embargo, se presentan cada vez con mayor frecuencia conductas altamente preocupantes, como el uso de inhalantes, la prostitución infantil y la violencia indiscriminada
La Delincuencia Juvenil
La delincuencia juvenil es la más frecuente en nuestra sociedad. Los agravios cometidos son en mayor potencia que la delincuencia infantil pero no exceden a los actos delictivos que la delincuencia adulta.
Una detección temprana de esta conducta favorece la rehabilitación del joven, reinsertándolo en la sociedad de manera productiva
Las características más sobresalientes de la delincuencia juvenil son:
Objeto delictivo. Causa del delito
Gravedad. Son cada vez más frecuentes los delitos graves
Método. La violencia generalmente efectuada en pandilla
Delincuencia. Aumenta el número de familias acomodadas
Ambiente. Ha dejado de ser un fenómeno individual, para convertirse en un fenómeno colectivo
Etiología. Hoy ya no se habla de causas, sino más científicamente de factores criminógenos de la delincuencia juvenil.
Topología de Jóvenes Delincuentes
Delincuentes que Comenten Delitos Contra la Propiedad Ajena
Pandillero ladrón
Pandillero pendenciero
Pandillero casual
Ladrón de automóviles
Delincuentes que Atentan Contra La Incolumidad de las Personas Físicas
Drogadicto-Heroimano
Agresivo de peligrosidad extrema- Matón
Joven delincuente
Delincuente psicópata
La Delincuencia Juvenil y Entorno Social
El estudio de la criminalidad juvenil constituye un tema de actualidad, no sólo del derecho penal, sino también de la criminología y de las ciencias conexas. El constante aumento de los conflictos sociales, y con ellos el de la delincuencia, ha incrementado el interés por el tema, tanto en los países industrializados o centrales, como también en los llamados países periféricos, como son los de América Latina.
Sumado a este contexto, hay que agregar que la sociedad actual se caracteriza por un debilitamiento de los sistemas tradicionales de apoyo para el desarrollo de la niñez y de la adolescencia. Quisiéramos mencionar, por lo menos, tres medios de apoyo que con los cambios sociales, se han debilitado como para dar una respuesta efectiva al desarrollo de la niñez y de los adolescentes. En primer lugar se tienen que mencionar a:
La Familia.- Los medios de comunicación, sobre todo la televisión, han suprimido la jerarquía y hegemonía que la familia tenía como formadora de costumbres sociales.
Además, la incorporación de la mujer al sistema laboral, por necesidad u oportunidades de desarrollo, y otros cambios en la estructura familiar, como la ausencia generalizada del padre, replantean las relaciones del niño y del joven.
La Escuela.- Por su parte, se caracteriza por un marcado énfasis academicista y por la competitividad feroz, borrando el sentido comunitario y la promoción del desarrollo integral de los jóvenes. Sistemas de Asistencia y Recreación.- Como apoyos alternativos, son mínimos y siempre insuficientes para la satisfacción de las necesidades de la población juvenil.
Categorización de la Delincuencia
Profesionales
Se dedican a operaciones de atraco a mano armada, robo con escándalo y otras formas directas de rapiña en la propiedad ajena. Tan grande es la habilidad de estos individuos que no obstante recurrir a la coerción y amenazar a sus victimas con la violencia física, rara vez se ven obligados a emplearla.
Se muestran orgullosos de ser especialistas hábiles y ven en sus hazañas delictuosas un medio de vida lucrativo y satisfactorio. Suelen tener relaciones maritales de tipo normal. Aunque proceden de diversos sectores socioeconómicos, el más frecuente es el de la clase media.
Casi todos los individuos clasificados en esta categoría proceden de familias normales y relativamente integradas. Su caída en la delincuencia no puede achacarse a ninguna especie de situación familiar conflictiva.
Semiprofesionales
Estos semiprofesionales se consideran a si mismos delincuentes. Se creen victimas de una sociedad corrompida. Muestran una mayor hostilidad y antagonismo. Miran despectivamente los empleos y los trabajos convencionales, alegando el pretexto de que únicamente los imbéciles trabajan.
Con frecuencia es posible observar que sus resentimientos y amarguras, van dirigidas a sus mismos progenitores, a las instituciones de la sociedad, escuelas y grupos sociales.
Muchos de ellos pasan una buena parte de sus primeros años de adultos recluidos en instituciones penales donde sus compañeros los ven con desconfianza por sus actitudes conformistas.
Estos semiprofesionales contraen generalmente algún compromiso de tipo matrimonial pero se caracterizan por ser inestables.
Los semiprofesionales suelen adquirir desde una edad muy temprana sus actitudes hostiles hacia la sociedad y además son un producto de un medio ambiente refractario en general a la policía y a los programas correccionales.
Efectos de la Delincuencia
Los efectos negativos en las personas e instituciones, en el gobierno y la sociedad, son diversos, por lo que han lesionado la institucionalidad y la mentalidad de los venezolanos y podrían afectar la transición integral de Venezuela, que no es sólo democrática, sino también el cambio de la impunidad a la vigencia real del Estado de Derecho se destacan algunos efectos:
Temor y desconfianza entre las personas que se manifiesta en más alarmas, rejas, armas, instrumentos y mecanismos de protección; y en sus continuos comentarios.
Resentimiento de las víctimas con deseos y acciones de venganza para hacerse justicia por propia mano, derivando incluso en linchamientos.
Grave deterioro de la credibilidad e imagen de las instituciones de seguridad pública y justicia penal.
"Doble lenguaje" en varios funcionarios y policías que hablan como si creyeran en la ley y la justicia mientras maquinan su beneficio económico como resultado de la corrupción, complicidad e injusticia.
Círculo vicioso en la sociedad y el gobierno: algunos funcionarios al dar la apariencia de ser desbordados por la delincuencia organizada, piensan en medidas represivas. La sociedad, angustiada en consecuencia, reclama agresivamente y propone medidas radicales.
Escepticismo y decepción de la sociedad que espera cambios y resultados que no se están logrando.
Alto costo de la seguridad pública y de la inseguridad en Venezuela.
Escepticismo del ciudadano para denunciar.
Crecimiento anárquico de empresas y servicios de seguridad privada sin control suficiente sobre ellas.
Alto número de víctimas, que no han encontrado justicia ni reparación del daño, por lo que contribuyen a generar una visión pesimista.
Salud Mental en el Delincuente
El delincuente tiene una conducta sicopática, que también es llamada antisocial, que tiene sus propias normas, que no son las establecidas por la sociedad, y a veces puede pretender que otros las sigan para generar cómplices.
La perdida de los elementos relativos al valor, el respeto, la prudencia, la dignidad, el sentido de la aceptación de las cosas tal como son y el respeto a la autoridad, todo esto se va perdiendo. No se toma en cuenta los valores éticos morales.
El delincuente no maneja suficientemente a nivel social los impulsos que le permiten la cohesión social, la benevolencia, solidaridad, compasión, de aceptación del otro, de simpatía por el otro.
En el ser humano hay un sentido de posesión y cuando este impulso se exagera puede haber inconformidad, pues el humano es el más egoísta, quiere tener más para él y su familia y los demás no le importan
Muchas veces los delincuentes no actúan porque necesiten dinero, porque estos no mantienen adecuadamente a una familia, sino que lo hacen para incomodar al otro
El microsistema escolar
Los estudios realizados en los últimos años sobre la violencia escolar (a la que se ha denominado con el término inglés bullying, derivado de bull, matón) reflejan que dicha violencia: 1) suele incluir conductas de diversa naturaleza (burlas, amenazas, intimidaciones, agresiones físicas, aislamiento sistemático, insultos); 2) tiende a originar problemas que se repiten y prolongan durante cierto tiempo; 3) suele estar provocada por un alumno (el matón), apoyado generalmente en un grupo, contra una víctima que se encuentra indefensa, que no puede por sí misma salir de esta situación; 4) y se mantiene debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agresores y a las víctimas sin intervenir directamente.
Los estudios realizados sobre el bullying en la escuela reflejan que éste se produce con una frecuencia bastante superior a lo que cabría temer. Parece que a lo largo de su vida escolar todos los alumnos podrían verse dañados por este problema, como observadores pasivos, víctimas o agresores.
Y es que como sucede con las otras formas de violencia, la intimidación y victimización que se produce en la escuela puede dañar a todas las personas que con ella conviven:
1) En la víctima produce miedo y rechazo al contexto en el que se sufre la violencia, pérdida de confianza en uno mismo y en los demás, así como diversas dificultades que pueden derivarse de estos problemas (disminución del rendimiento, baja autoestima…).
2) En el agresor aumentan los problemas que le llevaron a abusar de su fuerza: disminuye su capacidad de comprensión moral así como su capacidad para la empatía, el principal motor de la competencia socio-emocional, y refuerza un estilo violento de interacción que representa un grave problema para su propio desarrollo, obstaculizando el establecimiento de relaciones positivas con el entorno que le rodea.
3) En las personas que no participan directamente de la violencia pero que conviven con ella sin hacer nada para evitarla puede producir, aunque en menor grado, problemas parecidos a los que se dan en la víctima o en el agresor (miedo a poder ser víctima de una agresión similar, reducción de la empatía…); y contribuyen a que aumente la falta de sensibilidad, la apatía y la insolidaridad respecto a los problemas de los demás, características que aumentan el riesgo de que sean en el futuro protagonistas directos de la violencia.
4) En el contexto institucional en el que se produce, la violencia reduce la calidad de la vida de las personas, dificulta el logro de la mayoría de sus objetivos (aprendizaje, calidad del trabajo…) y hace que aumenten los problemas y tensiones que la provocaron, activando una escalada de graves consecuencias.
Para prevenir o detener la violencia que a veces se produce en la escuela es preciso:
a) Adoptar un estilo no violento para expresar las tensiones y resolver los conflictos que puedan surgir.
b) Desarrollar una cultura de la no violencia, rechazando explícitamente cualquier comportamiento que provoque la intimidación y la victimización.
c) Romper la "conspiración del silencio" que suele establecerse en torno a la violencia, en la que tanto las víctimas como los observadores pasivos parecen aliarse con los agresores al no denunciar situaciones de naturaleza destructiva, que si no se interrumpen activamente desde un principio tienden a ser cada vez más graves.
Apenas se han realizado investigaciones sobre qué condiciones incrementan el riesgo de que surja la violencia en las relaciones que se establecen entre profesores y alumnos, pero los escasos estudios existentes sugieren la posibilidad de extrapolar la mayoría de los resultados obtenidos, en este sentido, en contextos familiares; según los cuales, el riesgo de violencia se incrementaría, por ejemplo, con: la falta de habilidades sociales (de comunicación y de resolución de conflictos), el estrés y la justificación de la violencia.
Antecedentes de los escolares que ejercen o sufren la violencia en la escuela
Los estudios realizados en las dos últimas décadas sobre la violencia entre escolares (Defensor del Pueblo, 2000; Olweus, 1993; Ortega y Angulo, 1998; Pellegrini, Bartini y Brooks, 1999; Salmivalli et al, 1996), reflejan que ésta se produce con una frecuencia superior a lo que cabría temer. En dichos estudios se observa, también, que tener amigos y ser aceptado por los compañeros constituyen factores protectores de dicha violencia.
Entre los escolares que son víctimas de la violencia de sus compañeros suelen diferenciarse dos situaciones: 1) la víctima típica o pasiva; y 2) la víctima activa.
La víctima típica, o víctima pasiva se caracteriza por:
1) Una situación social de aislamiento (con frecuencia no tiene ni un solo amigo entre los compañeros); detectado tanto a través de las pruebas sociométricas, como a través de la observación (en el recreo o cuando los propios alumnos eligen con quién llevar a cabo una actividad); en relación a lo cual cabe considerar su escasa asertividad y dificultad de comunicación, así como su baja popularidad, que según algunos estudios llega a ser incluso inferior a la de los agresores. Para explicarlo, conviene tener en cuenta que la falta de amigos puede originar el inicio de la victimización, y que ésta puede hacer que disminuya aún más la popularidad de quién la sufre.
2) Una conducta muy pasiva, miedo ante la violencia y manifestación de vulnerabilidad (de no poder defenderse ante la intimidación), alta ansiedad (a veces incluso miedo al contacto físico y a la actividad deportiva), inseguridad y baja autoestima; características que cabe relacionar con la tendencia observada en algunas investigaciones en las víctimas pasivas a culpabilizarse de su situación y a negarla, debido probablemente a que la consideran más vergonzosa de lo que consideran su situación los agresores (que a veces parecen estar orgullosos de serlo).
3) Cierta orientación a los adultos, que cabe relacionar con el hecho observado en algunos estudios entre las víctimas pasivas de haber sido y/o estar siendo sobreprotegidas en su familia.
4) La conducta de las víctimas pasivas coincide con algunos de los problemas asociados al estereotipo femenino, en relación a lo cual es preciso interpretar el hecho de que dicha situación sea sufrida por igual por los chicos (que probablemente serán más estigmatizados por dichas características) y por las chicas (entre las que las características son más frecuentes pero menos estigmatizadoras). La asociación de dichas características con conductas infantiles permite explicar, por otra parte, por qué las víctimas pasivas disminuyen con la edad.
La víctima activa. En la mayoría de los estudios realizados sobre este tema se menciona la necesidad de diferenciar distintos tipos de víctimas, incluyendo como la segunda situación de victimización (menos frecuente y clara que la anterior), la de los escolares que se caracterizan por:
1) Una situación social de aislamiento y fuerte impopularidad, llegando a encontrarse entre los alumnos más rechazados por sus compañeros (más que los agresores y las víctimas pasivas); situación que podría estar en el origen de su selección como víctimas, aunque, como en el caso de las anteriores, también podría agravarse con la victimización.
2) Una tendencia excesiva e impulsiva a actuar, a intervenir sin llegar a elegir la conducta que puede resultar más adecuada a cada situación, con problemas de concentración, disponibilidad a emplear conductas agresivas, irritantes, provocadoras. A veces, las víctimas activas mezclan dicho papel con el de agresores.
3) Un rendimiento y un pronóstico a largo plazo peores, en ambos casos, al de las víctimas pasivas.
4) Los escolares que son víctimas activas agresivas en la relación con sus compañeros parecen haber tenido desde su primera infancia un trato familiar más hostil, abusivo y coercitivo, que los otros escolares.
5) Esta situación es más frecuente entre los chicos que entre las chicas. No disminuye de forma significativa con la edad. Y en ella pueden encontrarse con mucha frecuencia los escolares hiperactivos.
Los agresores se caracterizan por:
1) Una situación social negativa, siendo incluso rechazados por una parte importante de sus compañeros, pero están menos aislados que las víctimas, y tienen algunos amigos, que les siguen en su conducta violenta.
2) Una acentuada tendencia a la violencia, a dominar a los demás, al abuso de su fuerza (suelen ser físicamente más fuertes que los demás). Son bastante impulsivos, con escasas habilidades sociales, baja tolerancia a la frustración, dificultad para cumplir normas, relaciones negativas con los adultos y bajo rendimiento; problemas que se incrementan con la edad.
3) Su capacidad de autocrítica suele ser nula; en relación a lo cual cabe considerar el hecho observado en varias investigaciones, al intentar evaluar la autoestima de los agresores, y encontrarla media o incluso alta.
4) Entre los principales antecedentes familiares de los escolares que se convierten en agresores típicos suelen destacarse: la ausencia de una relación afectiva cálida y segura por parte de los padres, y especialmente por parte de la madre, que manifiesta actitudes negativas y/o escasa disponibilidad para atender al niño; y fuertes dificultades para enseñarle a respetar límites, combinando la permisividad ante conductas antisociales con el frecuente empleo de métodos coercitivos autoritarios, utilizando en muchos casos el castigo físico.
5) La situación de agresor es mucho más frecuente entre los chicos que entre las chicas, y suele mantenerse muy estable, o incrementarse a lo largo del tiempo; especialmente en la preadolescencia.
La relación entre la escuela y la familia
La mayoría de las investigaciones que se han realizado sobre las características del mesosistema de los niños que influyen en el riesgo de violencia se han concentrado en el estudio de la vida familiar y su entorno, encontrando como principal condición de riesgo que aquél suele estar aislado de otros sistemas sociales (parientes, vecinos, amigos, asociaciones…).
La cantidad y calidad del apoyo social del que una familia dispone representa una de las principales condiciones que disminuyen el riesgo de violencia, puesto que dicho apoyo puede proporcionar: 1) ayuda para resolver los problemas; 2) acceso a información precisa sobre otras formas de resolver los problemas; 3) y oportunidades de mejorar la autoestima.
A partir de lo expuesto en los dos párrafos anteriores se deduce que la lucha contra la exclusión a la que están sometidas algunas familias debe ser considerada como un principio básico de prevención de la violencia.
Conviene tener en cuenta, por otra parte, como se reconoce desde el enfoque ecológico, que el potencial evolutivo de los diversos contextos que forman parte del mesosistema de los niños aumenta cuando existe comunicación entre ellos.
De acuerdo al principio básico planteado por el enfoque ecológico, una importante línea de actuación para mejorar la eficacia de la educación en la prevención de la violencia es estimular una comunicación positiva entre la escuela y la familia, comunicación que resulta especialmente necesaria para los niños con más dificultades de adaptación al sistema escolar y/o con más riesgo de violencia. Cabe temer, sin embargo, que las razones que subyacen al aislamiento que suele caracterizar a sus familias dificulten también la relación entre dichas familias y el sistema escolar. Las investigaciones que se ha realizado recientemente, en este sentido, sugieren la necesidad y posibilidad de desarrollar nuevos esquemas de colaboración con dichas familias (respetando el papel de cada agente educativo y evitando el paternalismo y la estigmatización…) para que esta comunicación resulte eficaz (Díaz-Aguado, Dir., 2001).
Innovaciones educativas
Para enseñar a construir la no violencia es imprescindible incorporar innovaciones educativas que, adecuadamente aplicadas sobre cualquier contenido o materia educativa, pueden contribuir por sí mismas a desarrollarla, y que son: 1) discusiones y debates entre compañeros/as en grupos heterogéneos, sobre distinto tipo de conflictos (como los que se producen en el centro educativo, conflictos históricos o los que se reflejan en la prensa); 2) experiencias de responsabilidad y solidaridad en equipos heterogéneos de aprendizaje cooperativo, en los que los alumnos y alumnas aprendan a investigar, enseñar y aprender con compañeros y compañeras que son al mismo tiempo iguales pero diferentes; 3) experiencias sobre procedimientos positivos y eficaces de resolución de conflictos, a través de las cuales puedan aprender a utilizar la reflexión, la comunicación, la mediación o la negociación para defender sus intereses o sus derechos, 4) experiencias de democracia participativa, basadas en la creación de contextos que permitan conocer y compaginar diversidad de perspectivas y adoptar decisiones de forma democrática.
Los cuatro procedimientos anteriormente mencionados suponen respecto a los métodos habitualmente más utilizados: 1) un significativo incremento del poder y responsabilidad que se da a los alumnos y alumnas en su propio aprendizaje; 2) agrupados en equipos heterogéneos (en rendimiento, riesgo de violencia, nivel de integración en el colectivo de la clase, grupo étnico, género….), agrupación que ayuda a superar las segregaciones y exclusiones que de lo contrario se producen en la escuela, a través de las cuales se perpetúan las que existen en el resto de la sociedad y se priva a los individuos con riesgo de violencia de oportunidades necesarias para reducir dicho riesgo.
Prevención
La prevención de la delincuencia, en especial la delincuencia infantil y juvenil, es parte esencial de la prevención del delito en la sociedad. Para poder prevenir eficazmente la delincuencia juvenil es necesario que toda la sociedad procure un desarrollo armónico de los adolescentes y respete y cultive su personalidad a partir de la primera infancia. A continuación se presentan algunos métodos de prevención:
Se acepta en la actualidad que el tratamiento del delincuente, adolescente y adulto, considerado desde el punto de vista individual, no es un problema meramente policial y penal sino uno de re-educación y readaptación social.
Lograr un desarrollo completo y oportuno de la personalidad es el mejor método preventivo para evitar las tendencias anormales de la conducta social del individuo. La personalidad alcanza su madurez en forma normal cuando se desarrolla en un ambiente favorable.
La influencia de la familia y particularmente la de los padres sobre el niño determina en gran parte la actitud del individuo adulto hacia la sociedad.
El diagnostico temprano y la corrección de los problemas de la personalidad y de conducta anormal pueden prevenir futura delincuencia.
Tratamiento
Modalidades Terapéuticas
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