Psicología educativa (el aprendizaje), por Victor H. Sarmiento C. (página 2)
Enviado por Ing.+ Licdo. Yunior Andrés Castillo Silverio
Los factores externos de naturaleza psicopedagógica se refieren al clima motivacional o emocional generado por el educador. En general un clima adverso o conflictivo incidirá negativamente en el proceso de aprendizaje; en cambio un clima propicio aumentará las posibilidades de lograr un aprendizaje óptimo. Luego está el desempeño profesional del educador manifestado en su nivel de conocimientos sobre el tema que se estudia, sus conocimientos psicopedagógicos, su experiencia docente, la metodología didáctica que aplica y el uso eficiente o deficiente del tiempo. Ese factor es más determinante cuanto menos edad tiene el educando, y muchas de las dificultades del aprendizaje se deben a una intervención educativa deficiente o insuficiente. Entre los factores de que venimos hablando también se deben mencionar los recursos materiales didácticos que acompañan el proceso de aprendizaje: libros, objetos concretos, cuadros didácticos, juegos didácticos, computadora, etc.
También existen factores externos de naturaleza sociocultural, los cuales se refieren, en primer lugar, a la presencia o ausencia de estímulos culturales en el entorno tales como material de lectura y actividades intelectuales en el hogar, biblioteca en la localidad, medios de comunicación e interacción con profesionales académicos, técnicos o personas experimentadas en algún oficio. Luego están las costumbres y tradiciones locales o las características culturales del grupo etario del educando; todo ello influye en la aceptación, la incorporación de los conocimientos adquiridos al marco referencial personal y la aplicación de esos conocimientos en la vida diaria. Las políticas educativas locales, regionales o nacionales también influyen en el aprendizaje. Por ejemplo, antes de la reforma educativa del año 1994, los maestros del primer grado de primaria enseñaban a leer en un año a niños del primer grado de primaria con métodos globales-analítico-sintéticos; pero esa reforma introdu-jo un método global cuyos resultados efectivos se esperaban al final de un periodo de tres años.
Una de las definiciones presentadas en el capítulo anterior decía que el aprendizaje es la adquisición de conocimientos. Pues bien, puesto que la labor principal del sistema educativo es promover, orientar y consolidar procesos de aprendizaje para que los educandos adquieran conocimientos, surgen preguntas cruciales como las siguientes: ¿Qué tipos de conocimientos existen? ¿Hay un solo criterio de clasificación? Si hay más de un tipo de conocimientos, ¿el sistema educativo tiene las condiciones necesarias para favorecer su adquisición? ¿Qué tipos de conocimientos están siendo privilegiados actualmente por los educadores? Partiendo de esa problemática, ahora corresponde exponer información sobre la teoría general y las teorías específicas del conocimiento, para luego efectuar una reflexión y hallar respuestas a las interrogantes planteadas.
3.1. CONSIDERACIONES CONCEPTUALES El término conocimiento básicamente significa acción y efecto de conocer, aunque el diccionario presenta además otros significados. En este capítulo nos interesa destacar sobre todo el efecto, el resultado. El vocablo conocer proviene del latín cognoscere, que significa averiguar por el ejercicio de las facul-tades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas.
Cognición es otro término relacionado con el tema que nos ocupa. Básicamente significa un proceso a través del cual se llega al conocimiento de las cosas e incluye otros procesos: atención, percepción, memoria, razonamiento, imaginación, pensamiento en general y lenguaje. R. Gross (p.18) define la cognición como "todas las formas en que se llega a conocer el mundo que le rodea a uno: cómo se obtiene, retiene y recupera información, a través de la atención, percepción, memoria, solución de problemas, lenguaje y otros procesos cognoscitivos". J. Grieve (p. 13) dice que la cognición "comprende todos los procesos mentales que nos permiten reconocer, aprender, recordar y prestar atención a la información cambiante en el ambiente".
El término conocimiento ha sido objeto tradicional de estudio de la filosofía a través de sus ramas denominadas gnoseología y epistemología. Posteriormente se ha constituido en tema de estudio de la psicología gracias al desarrollo del paradigma denominado psicología cognitiva. En este sentido Eysenck y Keane (apud Gross: 308) dicen lo siguiente: "Lo que los psicólogos han llamado conocimiento es información que se representa de manera mental en un formato particular y se estructura u organiza en cierta forma".
Continuando con el punto de vista psicológico, el autor de este libro propone otra definición; pero antes es necesario aclarar que el vocablo conocimiento es un término polisémico que se refiere principalmente a lo que poseemos los seres humanos como producto del acto de conocer o de aprender y a la información que existe en el mundo como producto de la investigación o la reflexión y que está contenida en documentos de diversa índole. Ahora bien, para el propósito de esta obra nos interesa lo primero, y en este sentido definimos el término conocimiento como la información teórica que poseemos los seres humanos acerca de todo lo que existe y sucede así como las capacidades corporales o mentales que hemos desarrollado para ejecutar diversas acciones adaptativas, productivas, expresivas o perfectivas.
A modo de información adicional, en el siguiente recuadro se presentan dos definiciones filosóficas del concepto "conocimiento" como proceso, desde las perspectivas de dos paradigmas epistemológicos: el positivismo–empirismo y el constructivismo.
El conocimiento consiste en la asimilación espiritual de la realidad, indispen-sable para la actividad práctica, en el proceso del cual se crean los conceptos y las teorías. Esta asimilación refleja de manera creadora, racional y activa los fenóme-nos, propiedades y las leyes del mundo objetivo, y tiene una existencia real en for-ma de sistema lingüístico1. El conocimiento es el resultado de un proceso dinámico e interactivo a través del cual la información externa es interpretada y reinterpretada por la mente que va construyendo progresivamente modelos explicativos cada vez más complejos y po-tentes. No es el resultado de una mera copia de la realidad preexistente2. |
3.2. CLASIFICACIÓN DE LOS CONOCIMIENTOS En esta obra presentaremos diversas clasificaciones de los conocimientos: una desde el punto de vista de la psicología cognitiva, otra desde el paradigma constructivista, otra desde el punto de vista de la psicopedagogía conductista y una más desde el punto de vista del autor de esta obra.
3.2.1. Teoría de la psicología cognitiva S. G. Paris, M. Y. Lipson y K. K. Wixson mencionan tres tipos de conocimientos que adquirimos y desarrollamos los seres humanos: declarativo, procedural y condicional.
El conocimiento declarativo consiste en in-formación general, escolar o académica que está almacenada en nuestra memoria y puede ser expresada en algún tipo de lenguaje. Se refiere a datos, hechos actuales, acontecimientos históricos, creencias, teorías, doctrinas, opiniones, poemas, letras de canciones, reglas, normas, nombres de personas, nombres de lugares, etc. Es el conocimiento que se "declara" cuando alguien le pregunta a uno o cuando uno quiere comunicar algo; no implica saber hacer algo.
El conocimiento denominado procedural o también procesal e in-cluso procedimental se refiere a saber hacer algo de manera manual, corporal o mental; por ejemplo, escribir, nadar, realizar una operación de adición de fracciones heterogéneas, efectuar un cálculo mentalmente, etc.
El conocimiento condicional se refiere a saber transferir conocimientos declarativos y procedurales a situaciones distintas a aquellas en que fueron adquiridos; en otras palabras, se refiere a saber utilizar y aplicar esos conocimientos en nuevas situaciones. Es un nivel de conocimiento que integra varias capacidades y habi-lidades, de modo que uno sabe dónde, cuándo, cómo y por qué aplicar determinado conocimiento.
La transferencia puede ser específica. Eso quiere decir que algo que se aprendió en una situación se aplica en otra situación muy similar; por ejemplo, aplicar conocimientos sobre factorización para resolver problemas relacionados con ecuaciones cuadráticas en álgebra. La transferencia también puede ser general; eso significa que algo que se aprendió en una situación se aplica en situaciones no similares a aquella en la cual se aprendió; por ejemplo, aplicar conocimientos sobre operaciones aritméticas básicas para realizar transacciones en un negocio.
3.2.2. Teoría constructivista La teoría constructivista, le da un enfoque curricular a los conocimientos y se refiere a ellos con la denominación de contenidos. Éstos se definen como los "saberes o formas culturales cuya asimilación y apropiación por parte del alumno se consideran esenciales para su desarrollo"3.
Ahora bien, esta clasificación de los contenidos contempla tres grupos: contenidos conceptuales o declarativos, contenidos procedimentales y contenidos actitudinales.
Los contenidos conceptuales como los denomina M. D. Merrill (1983) o declarativos (Pozo y otros) son el equivalente de los conocimientos declarativos, ya expuestos en el anterior subapartado. F. Díaz y A. Hernández asignándoles la denominación adicional de saber qué, los definen como "aquella competencia referida al conocimiento de datos, hechos, conceptos y principios. Algunos han preferido denominarlo conocimiento declarativo, porque es un saber que se dice, que se declara o que se conforma por medio del lenguaje" (p. 29).
Dentro de este tipo de contenidos se distingue, a su vez, el conocimiento factual y el conocimiento conceptual. El conocimiento factual "es el que se refiere a datos y hechos que proporcionan información verbal y que los alumnos deben aprender en forma literal o "al pie de la letra" ". Ejemplos de conocimientos factuales son los datos históricos, los datos culturales en general, los datos geográficos, las fórmulas, las reglas, los axiomas y los teoremas. El conocimiento conceptual, que es más complejo y más abstracto, se refiere a los conceptos, las leyes y las teorías, los cuales se aprenden a través de un proceso mental de elaboración que trasciende la simple repetición.
Los contenidos procedimentales son el equivalente de los conocimientos procedurales, expuestos en el apartado anterior. Díaz y Hernández (p. 30) los definen del siguiente modo:
El saber hacer o saber procedimental es aquel conocimiento que se refiere a la ejecución de procedimientos, estrategias, técnicas, habilidades, destrezas, métodos, etcétera. Podríamos decir que a diferencia del saber qué, que es de tipo declarativo y teórico, el saber procedimental es de tipo práctico, porque está basado en la realización de varias acciones u operaciones.
El adjetivo procedimental se deriva, en este caso, del sustantivo procedimiento, término que, a su vez, se define como el "conjunto de acciones ordenadas y dirigidas hacia la consecución de una meta determinada" (Coll y Valls, citados por Díaz y Hernández, p. 30). Son ejemplos de saberes procedimentales realizar trabajos prácticos, armar rompecabezas, elaborar fichas de referencia bibliográfica, realizar operaciones matemáticas, resumir textos, elaborar mapas mentales, saber usar instrumentos de gabinete de física y laboratorio de química, etc.
Finalmente, los contenidos actitudinales o saber ser, se refieren a las actitudes de comportamiento social y a los va-lores. El concepto "actitud" se define como la predisposición aprendida para responder consistentemente de una manera favorable o desfavorable respecto a un objeto o sus símbolos4. También podemos decir que las actitudes son estados de disposición psicológica adquirida y organizada a través de la propia experiencia que determinan la reacción favorable o desfavorable frente a determinados estímulos que pueden ser personas, objetos, situaciones sociales, doctrinas, mensajes, teorías, etc.
Las actitudes tienen un componente cognitivo, un componente afectivo y un componente conductual. El componente cognitivo se refiere a las ideas o creencias, lo que se piensa acerca del objeto de nuestra actitud. Claro que esas ideas o creencias pueden ser erróneas, equivocadas o provenir de fuentes no confiables; una aclaración, una in- vestigación profunda o una explicación pueden corregir la creencia equivocada y modificar la actitud. El componente afectivo se refiere a los sentimientos o emociones que uno tiene con respecto al objeto de la actitud. Este componente es un tanto irracional, pero está afectado por el componente cognitivo; de modo que se si se corrige ese componente, cambiarán los sen-timientos o las emociones. El componente conductual es la tendencia a manifestar los pensamientos y las emociones mediante expresiones faciales, expresiones corporales, lenguaje verbal, otros tipos de lenguaje o actuar en de-terminado sentido; por ejemplo votar por algo o alguien en una elección.
En relación con los contenidos actitudinales, Díaz y Hernández (p. 32) dicen lo siguiente:
El aprendizaje de las actitudes es un proceso lento y gradual, donde influyen distintos factores como las experiencias personales previas, las actitudes de otras personas significativas, la información y experiencias novedosas y el contexto sociocultural (a través de las instituciones, los medios y las representaciones colectivas).
En las escuelas los currículos expresan la formación de actitudes, pero muchas veces éstas quedan como buenos deseos y se hace muy poco por enseñarlas. También se ha demostrado que muchas actitudes se gestan y desarrollan en el seno escolar, sin ninguna intención explícita para hacerlo. De cualquier modo, el profesor es el que directa o indirectamente se enfrenta a esta problemática compleja y difícil, que muchas veces rebasa a la institución escolar misma.
Sin embargo, hay muchas actitudes que las escuelas deben intentar desarrollar y fortalecer (v. gr. El respeto al punto de vista del otro, la solidaridad, la cooperatividad, etcétera) y otras que debe procurar erradicar o relativizar (v. gr. el individualismo o la intolerancia al trabajo colectivo. Para ello el profesor puede ser un importante agente, o un otro significativo que puede ejercer su influen-cia y poder (de recompensa, de experto, etcétera) legitimados institucionalmente, para promover actitudes positivas en sus alumnos.
3.2.3. Teoría conductista En el contexto del paradigma psicopedagógico conductista, Benjamín Bloom y sus colaboradores elaboraron una taxonomía de objetivos educativos, entendida como una clasificación de formas de conducta en categorías específicas, de acuerdo con criterios preestablecidos en función del aprendizaje.
Esa taxonomía es pertinente a nuestro tema porque se refiere a los resultados del aprendizaje. En la psicopedagogía conductista, el aprendizaje se definía como el cambio de conducta. Ahora bien, en lugar de hablar de clasificación de los conocimientos, en el contexto de este paradigma debemos hablar de una clasificación de conductas o comportamientos que se manifiestan como resultado del proceso de aprendizaje.
Esta teoría afirma que el comportamiento humano está contextuado en tres dominios: cognoscitivo, afectivo y psicomotor. Por lo tanto, durante la vigencia de ese paradigma (particularmente en los sistemas educativos del mundo occidental), los objetivos referidos a los tres dominios debían dar lugar a la formulación de los contenidos curriculares correspondientes: cognoscitivos, afectivos y psicomotores.
El dominio cognoscitivo se refiere al contenido de nuestra memoria, a la evocación de los conocimientos adquiridos y a las habilidades mentales para interpretar la realidad y procesar información, tales como la organización, reorganización y estructuración de ideas, la abstracción, la deducción, etc.
Ahora bien, el dominio cognoscitivo, al que también se lo podía denominar clase o categoría cognoscitiva, se divide en seis subcategorías en orden ascendente: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación, de modo que la capacidad de síntesis, por ejemplo, tiene un nivel más elevado con respecto al análisis o la comprensión.
El dominio afectivo se refiere a conductas relacionadas con los sentimientos en grado mayor y las emociones en menor grado. Se expresan en forma de actitudes, intereses, apreciaciones y valoraciones positivas. Se divide en cinco subcategorías: recepción, respuesta, valoración, organización y caracterización.
El dominio psicomotor se refiere a habilidades motoras o musculares para manipular objetos o realizar actos que requieran coordinación neuromuscular. Este dominio comprende tres subcategorías: frecuencia, energía y duración.
3.2.4. Una nueva teoría Con base en las teorías expuestas y la contrastación de esas teorías con la realidad, el autor de la presente obra cree que es posible perfeccionar la teoría general acerca de los tipos de conocimientos, de modo que esta nueva teoría se constituya en la interpretación más aproximada de la realidad que observamos cotidianamente. Adicionalmente esta teoría permitirá identificar los contenidos que deben ser motivo de enseñanza y aprendizaje en el sistema educativo, en sus respectivos niveles.
Antes de mencionar esos tipos de conocimientos, formulamos la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los resultados que se manifiestan en las personas como producto de un proceso educativo? La observación de la realidad nos permite afirmar que el resultado inmediato es la adquisición de conocimientos; pero existe también un resultado mediato que consiste en la manifestación de conductas adaptativas a los diversos entornos que rodean al ser humano y aún conductas que pretenden modificar esos entornos; esas conductas pueden modificarse de acuerdo con los nuevos conocimientos que se van adquiriendo a lo largo de la vida así como con las experiencias que se van acumulando. De esos resultados mediatos nos ocuparemos en un capítulo posterior. Ahora desarrollemos lo concerniente a los tipos de conocimientos.
Los conocimientos que adquiere el ser humano pueden clasificarse en dos grandes grupos: a) información almacenada en la memoria acerca de diversos campos del saber humano; b) hábitos, habilidades, destrezas, actitudes y manifestación de ciertas conductas con respecto al ambiente físico y el ambiente sociocultural. Esa descripción se sintetiza en dos conceptos: conocimientos informativos y conocimientos formativos. Sí, en esta teoría se propone clasificar los conocimientos en dos categorías: conocimientos informativos y conocimientos formativos.
Los conocimientos informativos son los que amplían el caudal de información teórica que tiene una persona acerca del mundo y el universo en su dimensión espacial, en su dimensión temporal, en su composición, en sus relaciones, en sus propiedades, etc. Contiene información en forma descriptiva, narrativa o explicativa sobre objetos, seres y fenómenos naturales, hechos individuales o sociales y productos culturales.
Tales conocimientos son lo que podríamos denominar también como conocimientos teóricos, transmitidos mediante el lenguaje verbal oral o escrito, el lenguaje icónico (imágenes estáticas o en movimiento) e incluso el lenguaje corporal en general. Si comparamos esta descripción con las teorías expuestas líneas arriba, veremos que los conocimientos informativos son el equivalente de los conocimientos declarativos (teoría de la psicología cognitiva), los contenidos conceptuales o saber qué (teoría constructivista) y el dominio cognoscitivo (teoría conductista).
Los conocimientos formativos5 son los que están relacionados con saber hacer algo y demostrar conductas dignas del ser humano considerado como la criatura terrenal más inteligente y en cuyas manos está la responsabilidad de cuidar de sí mismo y del resto de la creación. Dentro de este tipo de conocimientos cabe distinguir dos subcategorías: los conocimientos formativos procedimentales y los conocimientos formativos axiológicos.
Los conocimientos formativos procedimentales, que también podríamos denominarlos simplemente conocimientos procedimentales, son los que permiten desarrollar capacidades cognitivas y psicomotoras para adaptarse al ambiente, interactuar con él, producir, descubrir, transformar, crear y expresar. Los resultados del aprendizaje de conocimientos procedimentales se manifiestan en forma de hábitos, habilidades, destrezas y capacidades de menor o mayor nivel de complejidad, incluyendo el comportamiento afectivo (emociones y sentimientos). Este tipo de conocimientos es el equivalente de los conocimientos procedurales e incluso de los conocimientos condicionales (teoría de la psicología cognitiva), de los contenidos procedimentales o saber hacer (teoría constructivista) y el dominio psicomotor (teoría conductista).
Los conocimientos formativos axiológicos permiten desarrollar cualidades éticas, estéticas y espirituales que conducen al perfeccionamiento gradual del ser humano en su manifestación conductual y en su comprensión de todo lo que es la creación. Se adopta el término axiológico más por su significado etimológico que por su connotación filosófica, aunque esa connotación ayuda a establecer específicamente las conductas y conocimientos implicados. El término griego axios significa "lo que es valioso o estimable". El término axiológico hace referencia a la axiología, que es una rama de la filosofía definida como la teoría de los valores y cuyos objetos de estudio son la ética, la estética y la religión. Los conocimientos axiológicos de esta teoría incluyen los contenidos actitudinales propuestos por la teoría constructivista.
La división de conocimientos, así establecida, responde a una visión analítica con propósitos de explicación detallada, pero ellos están relacionados entre sí, interactúan tanto en los procesos mentales como conductuales del ser humano y se influyen mutuamente. Sí, la realidad muestra que el conocimiento informativo de algo puede cambiar conductas incluso arraigadas en la experiencia personal; la adquisición de conocimientos procedimentales referidos a operaciones mentales puede aumentar la eficiencia en la adquisición de conocimientos informativos y la adquisición de conocimientos axiológicos puede cambiar la visión personal del mundo en particular y la cosmovisión en general.
Por otra parte, existe el sustrato neuronal —es decir, la base biológica— y las funciones psicológicas concomitantes para cada uno de esos conocimientos, y una lesión en determinada parte del encéfalo puede dar lugar a sufrir de deficiencias con respecto a la capacidad de adquirirlos y manifestar-los. Por ejemplo, para los conocimientos informativos existen diversos tipos de memoria relacionados con el tiempo que se almacenan los conocimientos, con los sentidos que intervienen en la fase de percepción y con el tipo de información que se procesa. Para los conocimientos procedimentales existe la memoria correspondiente; se denomina memoria procedural o memoria procedimental. Finalmente, para los conocimientos axiológicos existen estructuras neuronales que median el acceso a la información existente, el almacena-miento en la memoria, la motivación para aceptar y estar predispuesto a manifestar cierto tipo de conductas, la voluntad para obrar de cierto modo y los mecanismos de control y evaluación de la conducta personal.
Como conclusión podemos decir que los conocimientos considerados así, en su totalidad, con una visión holística, permiten el desarrollo del ser humano en su dimensión intelectual, su dimensión psicomotora, su dimensión afectiva y su dimensión espiritual. En el desarrollo de la dimensión afectiva, expresada en lo que hoy se denomina inteligencia emocional, y en la di-mensión espiritual, expresada en lo que el autor denomina inteligencia moral-espiritual, intervienen tanto conocimientos informativos como conocimientos procedimentales y axiológicos.
PSICOLOGÍA EDUCATIVA (EL APRENDIZAJE), POR VICTOR H. SARMIENTO C.
"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"®
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Correo: [email protected] Santiago de los Caballeros, República Dominicana, 2015.
"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR SIEMPRE"®
Autor:
Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.
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