El siglo XXI plantea a la educación una doble exigencia que puede parecer contradictoria: la educación debe transmitir, masiva y eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimientos teóricos y técnicos evolutivos, adaptados a la civilización cognoscitiva, porque son las bases de las competencias del futuro.
Simultáneamente, debe hallar y definir orientaciones que permitan no dejarse sumergir por las corrientes de informaciones más o menos efímeras que invaden los espacios públicos y privados y conservar el rumbo en proyectos de desarrollo individuales y colectivos.
Para cumplir el conjunto de las misiones que le son propias, la educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales que en el transcurso de la vida serán para cada persona, en cierto sentido, los pilares del conocimiento: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. (1)
La educación debe contribuir al desarrollo global de cada persona: cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual, espiritualidad; todo esto para dotar a los alumnos, a través de la educación, de un pensamiento autónomo, que les permita emitir juicios sobre que deben hacer en las diferentes circunstancias a las que se enfrenten a lo largo de la vida.
El proceso educativo es permanente en la vida del ser humano, en la escuela se constituye la interacción con las demás personas, con los objetos y elementos de su entorno, en cualquiera de sus niveles de acción, preparará al hombre para la vida, contribuye al desarrollo de competencias socio-afectivas y habilidades indispensables para la vida, da forma a la personalidad, desarrolla el pensamiento crítico y científico; además, favorece la adquisición de conocimientos, hábitos, destrezas, habilidades, actitudes y valores.
La educación y formación de valores comienzan sobre la base del ejemplo, que no se pueden reducir a los buenos ejemplos y el modelo del profesor, por lo que la formación de valores es un proceso gradual, donde es necesario buscar e indagar cuáles valores y por qué vías se deben formar, desarrollar, afianzar y potenciar en diferentes momentos de la vida, según las necesidades que se van presentando en la formación de un profesional. (2)
La educación es medio fundamental para adquirir, transmitir y acrecentar la cultura; es proceso permanente que contribuye al desarrollo del individuo y a la transformación de la sociedad, y es factor determinante para la adquisición de conocimientos y para formar al hombre de manera que tenga sentido de solidaridad social. (3)
Hablar de educación en valores es un tema por demás importante, la realidad de los centros educacionales muestra una clara decadencia de valores en el alumnado. Es bien sabido, que las primeras nociones de educación en valores se reciben en el hogar, sin embargo, no siempre es de ese modo.
Cada día, se exige mayor preparación y calidad en los profesionales, la universidades deben ser un espacio que favorezcan el crecimiento personal de los discentes.
La educación en valores es un proceso sistémico, pluridimensional, intencional e integrado, que garantiza el desarrollo de una personalidad consciente; se concreta a través de lo curricular, lo extracurricular y toda la vida de la institución educativa (4).
El amor a la profesión, la responsabilidad, la honestidad constituyen valores esenciales reguladores de la actuación de un profesional competente (González, V., 1999).
La Dra. Viviana González Maura en su trabajo sobre la Educación de Valores en el Currículo Universitario afirma que la educación en valores en el centro universitario es responsabilidad de todos los docentes y debe realizarse a través de todas las actividades curriculares y extracurriculares. (5)
Por tanto, sólo cuando los valores constituyen motivos de la actuación del sujeto se convierten en verdaderos reguladores de su conducta.
Existen, por mencionar algunos, valores religiosos, afectivos, sociales, estéticos, físicos, intelectuales, económicos y morales, todos de trascendencia para la sociedad, sin embargo, dentro de los valores morales se encuentra a la Ética que es de gran importancia para la formación del Licenciado en Derecho.
La educación se encuentra con un problema permanente. Existen dos exigencias fundamentales: Una relacionada con los conocimientos que deben ser creados, re-creados, mantenidos, acumulados y transmitidos de generación en generación, es decir, la parte teórica; otra, de suma importancia porque en esencia fundamenta esta transmisión, referida al sentido de todas estas actividades educacionales y que es, en una palabra, ÉTICA.
La ética es la ciencia que, al estudiar la conducta humana en cuanto al deber ser, traduce sus principios a exigencias prácticas que deben regular cualquier actividad, incluyendo el estudio de la misma. (6)
La ética insiste en la idea de la propia autonomía. Que sea autónoma significa que sus principios no pueden fundamentarse en una religión o en una autoridad terrenal. No hay otro origen de la ley moral, que la misma razón humana, de ahí su autonomía. (7)
Actualmente, los valores éticos han perdido cierta vigencia en el ejercicio del abogado y eso ha contribuido al incremento de algunos de los males de la sociedad. Para dar frente a esta situación es necesario mejorar la calidad en la formación del profesional del Derecho para que sea capaz de llevar a cabo su actividad profesional.
Los valores éticos deben integrarse en el currículo como parte medular de éste, ya que las deficientes técnicas de enseñanza, no observan ningún tipo de inducción ética y por ende el profesional nunca desarrolla una moral y olvida que es un hombre que interactúa en sociedad, que debe trabajar para el desarrollo de la misma, y que como abogado debe orientar sus actuaciones al servicio a la sociedad y jamás en contra de ella.
La globalización ha generado una sociedad que tiende a la homogeneización de las diferentes formas de expresión, ha contribuido a formar hombres económicos; este panorama genera un escenario en donde el valor está considerado como un bien de consumo.
Más que nunca, la función esencial de la educación es conferir a todos los seres humanos la libertad de pensamiento, de juicio, de sentimientos y de imaginación que necesitan para que sus talentos alcancen la plenitud y seguir siendo artífices, en la medida de lo posible, de su destino (Delors, UNESCO).
El modelo de formación profesional en la Licenciatura en Derecho tiene como propósito fundamental formar profesionales expertos en la interpretación de la legalidad y asesores en asuntos jurídicos al más alto nivel. Los profesionales del Derecho estarán altamente capacitados con conocimientos teórico-metodológicos para disponer de una amplia cultura que le permita ubicarse en el contexto socioeconómico y político en el que habrá de desenvolverse, así mismo, deben desempeñarse eficazmente como un profesional del Derecho positivo en juzgados y bufetes, con sólidos conocimientos en materia jurídica, de igual forma serán capaces de asesorar jurídicamente a empresas y organizaciones públicas y privadas, será poseedor de un espíritu crítico y objetivo que permitirá tomar decisiones sin perjuicios y con estricto apego a los marcos legales, podrán desenvolverse profesionalmente tanto en el ámbito público como en el privado ejerciendo su labor como jurista, notario y actuario.
Dentro del modelo de formación profesional se encuentra la asignatura Ética y Práctica Profesional , los propósitos de la misma se focalizan en conocer los planteamientos éticos relevantes de las profesiones y propiciar la reflexión desde el punto de vista ético, que le permita al estudiante enfrentar la diversidad de situaciones que se le presentarán en el ejercicio de su profesión. La asignatura contempla una oportunidad para incidir en una nueva cultura del profesional, incorporando en la formación de los estudiantes referentes valorales y éticos que permitan una comprensión en la profundidad de las relaciones profesional-sociedad.
Basándose en el epígrafe anterior, en el que se menciona una diversidad de concepciones del término "valor", la autora asume que los valores desde un punto de vista socio-educativo, son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona (Vásquez, E., 1999).
Justicia, honestidad y lealtad son valores de un buen abogado y deben reflejarse en su ejercicio y en su compromiso con la sociedad, en este contexto, es imprescindible que las instituciones de educación superior propicien un accionar responsable y ético en sus estudiantes a través de la incorporación de estrategias y metodologías novedosas que orienten el accionar del profesional de manera integral.
Partiendo de lo anterior, es posible mencionar algunas de las insuficiencias que se presentan con mayor frecuencia en el proceso docente educativo con relación al tratamiento de los valores éticos, este aspecto fundamental en la formación del Abogado se aborda a partir de una asignatura, que por pertenecer al tronco común universitario no llega a concretar los contenidos en el campo del Derecho específicamente, cabe mencionar que sus contenidos están completamente enfocados a la educación en valores éticos, pero a juicio de la autora, es necesaria la reorientación de la metodología empleada, ya que esta se fundamenta en el enfoque constructivista social y desde la óptica de la presente, la mejor forma de eficientar el cumplimiento de los objetivos de la misma es a través del enfoque histórico cultural, el cual se abordará posteriormente en el presente epígrafe, a esto se adiciona el escaso empleo de los métodos que desemboca en la falta de interés de los estudiantes hacia esta asignatura, y la poca disponibilidad de la mayoría los docentes para dejar de ser sólo instructores y convertirse en formadores de profesionales integrales y comprometidos con la sociedad.
En consecuencia, se propone crear una metodología para la formación de valores éticos en los alumnos de la Licenciatura en Derecho, a partir de la asignatura Ética y Práctica Profesional, con el propósito de dar solución al problema objeto de esta investigación.
Dicha propuesta estará basada en el paradigma Socio-Histórico-Cultural, representado por Vigotski, y en el que se han realizado estudios acerca de estrategias autorregulatorias, zona de desarrollo próximo y sobre evaluación dinámica.
Es necesario mencionar que de acuerdo al criterio de la autora, el paradigma histórico-cultural ofrece las mejores posibilidades para abordar el tema de la educación en valores en el nivel superior y, concretamente, en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Desde el enfoque histórico-cultural, la educación debe promover el desarrollo sociocultural y cognoscitivo del alumno, ya que los procesos de desarrollo no son autónomos de los procesos educacionales, están vinculados, en tanto que el individuo participe en un contexto sociocultural y existan "otros" que interactúen con él para transmitirle la cultura. Concibe al alumno como un ente social, protagonista y producto de las múltiples interacciones en que se ve involucrado a lo largo de su vida escolar y extraescolar. Los conocimientos que en primer lugar le son transmitidos al alumno, son interiorizados por éste y usados de manera autorregulada. Por lo anterior y a criterio de la autora este paradigma se amolda perfectamente al proceso de educación en valores éticos, ya que como es bien sabido, la apropiación que el alumno hace de los valores éticos, si bien es dirigida, deben ser interiorizados por el alumno mismo, para después apropiarse de ellos y llevarlos a la práctica.
El profesor debe acoplar los saberes socioculturales con los procesos de internalización subyacentes a la adquisición de tales conocimientos por parte del alumno (Coll,1991; Edwards y Mercer, 1998). Su participación debe ser, en un inicio, directiva y posteriormente debe limitarse a ser un espectador empático.
Es importante que todo maestro posea un fuerte compromiso con sus valores, que sea honesto, crítico, respetuoso, preocupado por sus estudiantes, sensible a los avances progresivos de los alumnos, y para lo anterior debe ir desarrollando zonas de desarrollo próximo.
La metodología de la enseñanza de los vigotskianos, se fundamenta en la creación de zonas de desarrollo próximo (ZDT) con los alumnos, en la que el profesor va a trasladar al educando de los niveles inferiores a los superiores de la zona.
Los objetivos son instructivos y educativos, según Alvarez C. (1994), el objetivo educativo es lo que se aspira a formar en cuanto a las convicciones y los sentimientos en el escolar: éste se alcanza por medio de lo instructivo y lo desarrollador.
Lo educativo es más general que lo instructivo y, por lo tanto, es un resultado a más largo plazo, y sobre una misma característica pueden influir múltiples asignaturas (Alvarez, 1994).
Cada uno de los objetivos mantienen una relativa autonomía, pero al mismo tiempo interactúan entre sí, esta unidad implica, por un lado, que no se pueden identificar los polos de la unidad, y por otro, que en el proceso se dan unidos.
Al respecto, Álvarez, C. refiere que esta unidad no implica que en el plano analítico y formal se puedan separar para su mejor precisión y caracterización, como se hace con cualquiera de las categorías de cualquier ciencia.
Los objetivos educativos se alcanzan a través de la apropiación que el estudiante hace de los contenidos de las diferentes asignaturas, es decir, mediante el cumplimiento de los objetivos instructivos y desarrolladores. (Alvarez, C. 1994 )
En estos objetivos generales educativos se concretan aspiraciones que la sociedad le plantea a sus futuros egresados. Estos objetivos educativos adquieren un carácter más específico en dependencia de la carrera o del tipo de proceso educativo. Aquí lo importante es precisar en el lenguaje propio de la carrera o tipo de proceso educativo, las tareas que realizará el profesional en correspondencia con cada objetivo. Esto no implica necesariamente, el que se reproduzcan exactamente todos, sino que se adecuen a las características de las posibles funciones a desempeñar por el egresado.(8)
Al respecto, la autora coincide en que la especificad de los objetivos educativos radica, precisamente, en la carrera o tipo de proceso educativo, ya que estos van a dar cause a las funciones a que aspira llegar a desempeñar cada profesional u egresado.
El Proceso Docente Educativo es el proceso resultado de las relaciones sociales que se dan entre los sujetos que participan, dirigido de manera sistémica y eficiente a la formación de las nuevas generaciones a través de la educación y la instrucción, de manera planificada y estructuralmente organizada, logrando la participación activa y consciente de los estudiantes.(9)
El proceso docente educativo es aquel que de modo consciente se desarrolla a través de las relaciones de carácter social que se establecen entre estudiantes y profesores con el propósito de educar, instruir y desarrollar a los primeros, dando respuesta a las demandas de la sociedad, para lo cual se sistematiza y recrea la cultura acumulada por la sociedad de forma planificada y organizada.(10) Parte de las necesidades sociales, es decir, de las exigencias que la sociedad hace a sus profesionales, ya que se establecen relaciones entre el alumno y el profesor con el objetivo de instruir en determinada ciencia, desarrollar habilidades y sobre todo educar al hombre en todos los aspectos de la personalidad.
Para Alvarez, C. (1994), el contenido es la categoría didáctica que expresa aquella parte de la cultura o ramas del saber que el estudiante debe dominar para alcanzar los objetivos, y el método es la categoría didáctica que como concepto dinámico expresa el modo de desarrollar el proceso con el mismo fin.
De acuerdo con el enfoque holista, el contenido es la configuración mediante la cual se expresa el objeto transformado en el propio proceso. La transformación del objeto tiene en consideración además de la parte de la cultura antes señalada, el carácter profesional del proceso docente educativo en la Educación Superior y los aspectos metodológicos vinculados con el aprendizaje mismo.(11)
El contenido se selecciona de las ciencias, de las ramas del saber que existen, en fin, de la cultura que la humanidad ha desarrollado, y que mejor se adecua al fin que nos proponemos.(12)
A partir de la teoría holistico-configuracional, el Método es la configuración del proceso que surge en la relación proceso sujeto. Se manifiesta en la vía o camino que se adopta en la ejecución de éste por los sujetos que lo llevan a cabo, para que, haciendo uso del contenido puedan alcanzar el objetivo. Así el método es el elemento más dinámico del proceso.
En el libro Didáctica de la escuela media M.A. Danilov y M.N. Skatkin se expresa: … cualquier método de enseñanza constituye un sistema de acciones del maestro, dirigido a un objetivo, que organiza la actividad cognoscitiva y práctica de los alumnos, con lo que asegura que este asimile el contenido de la enseñanza. (13) Así mismo, se define a los métodos de enseñanza como la forma de organizar la actividad cognoscitiva de los estudiantes dirigida a asegurar el dominio del conocimiento y la actividad práctica de los estudiantes en el proceso docente (I A. Lener y M. N. Skatkin)(14)
Existen distintas clasificaciones de los métodos de acuerdo a los diferentes criterios que se toman de punto de partida: según las vías lógicas de obtención del conocimiento: inductivos, deductivos y analíticos sintéticos; y de acuerdo a las fuentes de obtención de los conocimientos: orales, de percepción sensorial y prácticos. (15)
Una segunda clasificación de los métodos, es la siguiente:
- Vías lógicas de obtención de conocimientos. (inductivos, deductivos)
- Fuentes de obtención del conocimiento (orales, percepción sensorial, prácticos)
- Interrelación maestro – alumno (expositivo, trabajo independiente, elaboración conjunta).
- Carácter de la actividad cognoscitiva. (reproductiva, productiva).
Al respecto se hace referencia a los métodos productivos, entre los que se encuentran los siguientes:
- Método de discusión.- Provoca contradicción a través de formar o consolidar criterios independientes, por ejemplo,la mesa redonda y los eventos científicos.
- Por problemas.
- Método problémico.- Los alumnos se sitúan sistemáticamente ante situaciones problémicas, cuya resolución debe realizarse con su activa participación, y en el que el objetivo no es sólo la obtención del resultado, sino además su capacitación para la resolución independiente de problemas en general.
- Juegos didácticos y juegos profesionales.- Logran la motivación para entrar en la actividad y en la realización de la misma. Se simulan actividades de la profesión específica.
- Métodos de simulaciones.
- Métodos creativos.- Tormenta de ideas, documentos escritos en grupo, documentos escritos en murales.(16)
El proceso de asimilación de los nuevos contenidos no es ajeno al tipo de relaciones que entre los sujetos que participan en el proceso docente-educativo se establecen, tal como demuestran múltiples investigaciones desarrolladas al efecto.
La asimilación eficiente de los conocimientos y el dominio de la habilidad pasa por la motivación, el agrado e interés que les despierte en los estudiantes esa actividad.
A la solución del problema se disponen todos y en especial el profesor va mostrando, con su ejemplo, el camino a seguir. Lo afectivo surge en este contexto, en el que el maestro, independientemente de su carácter, demuestra que sabe, que sabe resolver, que domina la lógica de la ciencia. La cuestión no es sólo decir como se anda, sino mostrarlo.
El proceso docente-educativo no tiene un momento cognitivo y otro afectivo, es un solo proceso en que se desarrollan juntos e inseparables y se refuerzan e intercondicionan mutuamente.
El respeto al criterio del escolar; el compartir con ellos las vicisitudes de la solución del problema, de la transformación del contexto social; el escuchar las sugerencias que dan los estudiantes, que pueden incluso cambiar la concepción inicial, es la vía para establecer las relaciones afectivas y a la vez posibilitar la cognición eficiente del nuevo contenido. Todo lo cual se expresa en la relación contenido-método.
En base a lo anterior y a juicio de la autora de la presente, se puede establecer una metodología para la formación en Valores Éticos de los alumnos de la Licenciatura en Derecho de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, a partir de la asignatura Ética y Práctica Profesional, y en la que radica la contradicción existente entre la cultura tradicional que forma parte del actuar cotidiano del profesional del Derecho y la ética a que debe obedecer el ejercicio de la profesión del Abogado.
De acuerdo al análisis realizado, tanto a planes de estudio de asignaturas relacionadas con el área de educación en valores contempladas en el currículum de la Licenciatura en Derecho de la benemérita Universidad Autónoma de Puebla, como de la técnicas de investigación aplicadas a egresados, docentes y alumnos de la misma, es posible emitir las siguientes conclusiones:
- La Educación en Valores debe ser preocupación de todo centro educativo, los docentes y los estudiantes mismos.
- Concretamente en la Licenciatura en Derecho, es de suma importancia crear conciencia y propiciar la reflexión acerca de los valores éticos en el ejercicio de la profesión del Abogado.
- Dado que los Valores son un tópico difícil de manejar para la mayoría de los docentes de la Facultad en la que se realizo la investigación, es necesaria una metodología que les permita tener un mejor manejo de los contenidos de las asignaturas plasmadas en el plan de estudios de la Licenciatura, y que tributan a la educación en Valores de los futuros profesionales del Derecho.
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(15) DIDACTICA UNIVERSITARIA, CENTRO DE ESTUDIOS PARA EL
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(16) CEPES, La Dirección del Proceso Docente Educativo y los Métodos de Enseñanza, CUBA, 2005.
Lic. Lorena Tecotl Gutiérrez
Maestrante en Ciencias de la Educación
Puebla, México
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