Esta última función es la que incumbe al propósito de este trabajo, ya que en base a esta calidad de consumo y a este modo de repartición es que el cristiano debe tomar partido y desarrollarse plenamente en determinado sistema económico.
Un antecedente bíblico
En la Biblia podemos identificar a un hombre involucrado en la política y en la economía de una nación, y no de cualquier nación, sino de nada menos que el imperio egipcio. José, hijo de Jacob, fue el primer hebreo en ocupar un puesto en el gobierno de cualquier país; era un hombre en el cual se manifestaba el Espíritu Santo (Génesis 41:38).
Después de interpretar, con sus dones espirituales, los sueños de Faraón y de predecir el futuro de la economía egipcia, José entró en el gobierno de Egipto, al más alto nivel: Primer Ministro, o tal vez podríamos llamarlo Ministro de Agricultura, o de repente de Economía.
Según el relato de Génesis 47, José reestructuró drásticamente todo el sistema económico de Egipto. Nacionalizó toda la agricultura e incluso la tierra, para dar paso a una economía centralizada y planificada, para salvar muchas vidas (Génesis 50:20).
Implantó una economía utilitaria y no para la ganancia de algunos y la miseria de otros. Si nos ponemos los lentes imparciales, podríamos sugerir que la solución económica que planteó José era de carácter anti-capitalista. Si bien es cierto, esta solución de José no sería muy aplicable en estos tiempos del mercado libre, pero también nos lleva a pensar que la nacionalización de los bienes de un país (en este caso, los alimentos) no es tan mala del todo, según las circunstancias y coyunturas sociales[4]
Y como este ejemplo, podemos ver que la Biblia nos da alcance a algunos elementos de donde podemos deducir responsablemente algunos manejos del pueblo de Dios en el ámbito de la economía colectiva.
También sería conveniente precisar que la Biblia sin ser un tratado de economía nos muestra de algún modo las tres fuentes que intervienen en la producción de riqueza: el trabajo, la técnica y el capital. Siendo la fuente principal el trabajo, considerándolo no solamente como producción de algo, sino también como ocupación de algo que todavía carece de dueño. Los límites entre las haciendas privadas ya se consideraban como sagrados y había estipulaciones en la Escritura sobre éstas:
"Maldito el que desplace el límite de su prójimo" (Deuteronomio 27:17)
"Los príncipes de Judá han sido como los que traspasan los linderos; ¡pero sobre ellos derramaré a raudales mi ira!" (Oseas 5:10).
Sistema económico vs. Cristianismo hoy
A través de los años en el mundo se han ido desarrollando sistemas económicos que alcanzaron gran difusión, y que lograron grandes adhesiones, así como también innumerables detractores. Y el pueblo cristiano no ha sido ajeno a estos sistemas, pues cada uno de ellos se propagó y algunos de ellos fueron adoptados como sistema económico, trayendo al pueblo prosperidad y status social por un lado, pero también descontento y resentimiento por otro. Surge entonces la pregunta ¿Qué sistema económico es el más aceptable para el pueblo cristiano? ¿Bajo qué sistema económico garantizamos que nos conducimos de acuerdo a la voluntad de Dios? ¿Cuál sistema es aplicable para la vida del creyente?
Veamos los principales sistemas económicos y su acercamiento o su incompatibilidad con el cristianismo.
Cristianismo y Capitalismo
El Capitalismo como sistema económico se caracteriza principalmente por cuatro elementos[5]
El énfasis en el derecho de tener propiedad privada.
La libertad de la empresa privada para buscar ganancias.
La presencia de competencia.
La búsqueda de ganancias por medio de actividades comerciales.
Nuevamente, al observar estos puntos y compararlos con algunos ejemplo bíblicos captaremos que esto aplicó a varios personajes tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
Algunos atribuyen a Juan Calvino y a la Reforma Protestante el comienzo del capitalismo. No podemos negar que Calvino puso énfasis especial en la importancia de vivir prudentemente, de vivir frugalmente y de vivir honestamente, lo cual impulsó al desarrollo económico de aquella época, pero también la historia estaba dando grandes cambios que no tenían que ver necesariamente con la Reforma y sus principios[6]
Con el tiempo el capitalismo ha evolucionado tanto, que el gobierno brinda garantías al empleado y regulan las condiciones de trabajo. A manera de beneficios, muchos trabajadores pueden acceder a acciones de la misma empresa, de tal manera que la sienten como "algo suyo" al menos en menor grado. No podemos negar tampoco el hecho que este sistema económico ha elevado el nivel de vida de millones de personas en el mundo, si entendemos como nivel de vida la obtención de comodidades materiales y su correcta utilización.
Los trabajadores de clase media en el Perú disfrutan de comodidades que se consideran artículos de lujo en otras partes del país.
El trabajador o empresario cristiano también ejerce su libertad y derecho de acceder a esta vida de comodidad material, podemos ver ejemplos de pequeñas compañías que se han iniciado con poco capital y en limitadas condiciones que han crecido para llegar a ser consideradas entre las más grandes de la actualidad. Un ejemplo de lo anterior: la empresa Mesajil Hnos. que inició hace 15 años vendiendo partes y repuestos de computadoras e impresoras a bueno precios en un pequeño stand de la Av. Wilson, en la actualidad posee tres grandes locales en Lima, venden la última línea de computadoras e impresoras (ya no solamente sus repuestitos), y más aún posee un sistema de crédito con facilidades hasta de 1 año lo cual la inserta en el sistema económico en beneficio de la tecnología informática y de los usuarios con dificultades económicas. Podemos citar otros ejemplos, como el de Añaños Hnos. dueños de la fábrica Kola Real que en la última década se disparado en el mercado y tiene alcance internacional. Por lo tanto, este sistema económico del capitalismo permite desarrollarse en base a la libre competencia y usando estrategias de crecimiento, cada cual más ingeniosa y eficaz.
Pero también el capitalismo tiene sus defectos. Se le ha atacado porque produce desigualdades extremas en la sociedad. Lancemos una mirada a nuestro país, existen personas muy ricas y otras personas muy pobres, pero este número de pobres es mínimo cuando es comparado con la cantidad de personas en extrema pobreza en las partes del Perú donde no se ha experimentado el desarrollo. La competencia en la cual está basado el capitalismo tiende a crear división y conflicto en la sociedad.
Tenemos el modelo bíblico de Hechos 2:43-47:
"Sobrevino temor a toda persona, y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todo los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas: vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad a todos según la necesidad de cada uno. Perseveraban unánimes cada día en el Templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos".
Este modelo bien podría compararse con la arenga sermonaria de Juan Wesley, que siendo bien interpretada, nos muestra un camino práctico para poder ejercer responsablemente un uso adecuado al capital dentro de una sistema económico netamente capitalista:
Primero, gana todo lo que puedas: aquí podría interpretarse como una actitud mundana, ambiciosa e irresponsable.
Segundo, guarda todo lo que pueda, no lo gastes para gratificación personal: Estas dos propuestas carecerían de valor cristiano si no se le enfoca en su meta final.
Tercero, da todo lo que puedas: Dios nos ha puesto en este mundo no como propietarios sino como mayordomos.
Cada vez que Juan Wesley mencionaba estos tres principios de prudencia cristiana, lo hacía poniendo especial énfasis en el tercer punto, dicho sea de paso Wesley fue malinterpretado por este tema, pero viéndolo con ojos críticos podemos rescatar el real contenido y perfecta implicancia que tiene para la vida del cristiano actual que vive en un mundo capitalista.
Por lo tanto, no debería verse mal la obtención legitima de ganancias en base al trabajo, esfuerzo y habilidad empresarial, no deberían satanizarse estrategias de crecimiento comercial en alguna institución cristiana, puesto que vivimos en el mundo pero no somos del mundo, marcamos la diferencia con respecto a agresivos y perjudiciales monopolios, o a despiadadas diferencias entre ricos y pobres…y muchos más pobres. Nos lamentamos del creciente materialismo y consumismo en nuestro país, por ello es pertinente orientar los beneficios obtenidos por medio del capital y sobretodo, quien es el dador de todo aquello. Como alguien dijo alguna vez: "la posesión no es un derecho, es una gracia".
Cristianismo y Socialismo
El Socialismo es aquel sistema que postula la propiedad pública de los medios de producción, cambio distribución, dando a las fuerzas productivas o "proletariado" el control de las condiciones de existencia y del poder político da la nación. Su origen estuvo en Karl Marx, y su filosofía, en el plano meramente económico, se basa en dos principios:
La plusvalía del trabajo sobre el salario: el obrero produce algo que vale más de lo que le pagan, este remanente pasa a la cuenta del empleador.
La introducción por el capitalismo de un medio de adquisición ajeno a la producción laboral, algo así como el comercio por medio de intermediarios que ganan dividendos por tan sólo distribuir los bienes a los consumidores[7]
Este sistema económico tiene muchos defensores porque garantiza a todos lo que es necesario para vivir en forma cómoda. Elimina (o al menos pretende) a los extremos de pobreza y de riqueza, como por ejemplo sucedió en Inglaterra o la misma Suecia, países que han podido prosperar bajo el socialismo.
Ahora bien, este sistema es atractivo para aquellos sectores que no han tenido la oportunidad de disfrutar de muchos bienes materiales, y anhelan vivir con educación, atención médica y alimentación. Pero no lo es tanto para las clases sociales altas que disfrutando de toda comodidad y holgura económica, de pronto se verían obligadas a dejar esa vida para dar paso a la igualdad de bienes.
El Antiguo Testamento contiene abundante legislación social y económica, casi todo en defensa de los pobres. Por ejemplo: era prohibido cosechar en las esquinas de la finca, o recoger espigas que caían de la carreta, porque eso era para los pobres. Específicamente en el libro de Deuteronomio se estipula que cada séptimo año debía ser un "año de remisión" (Deuteronomio 15:1-18) en el que debían de perdonar todas las deudas (en aquel tiempo, esos préstamos eran sin intereses) y levantar toda servidumbre "así no habrá mendigos entre los tuyos" (Deuteronomio 15:4). Más interesante aún es lo que sucedía después de un ciclo de siete años de remisión, según Levítico 25 se declaraba "año de la libertad" o "año de jubileo", aparte de lo antes mencionado, este año de jubileo consistía en una total reforma agraria[8]para que cada tribu y cada familia quedara con iguales recursos productivos.
Surge una interrogante aquí, si conforme al modelo económico actual ¿sería pertinente aplicar estos principios bíblicos? ¿Se verían afectados los países y las instituciones bancarias si intentamos seguir estos mandatos bíblicos?
Mucho más especifico aun: Cuan dispuestos como cristianos estamos de seguir estos principios para que, parafraseando Deuteronomio 15:4, no hayan más pobres entre nosotros. Muchas necesidades hay por cubrir en nuestro Perú hoy en día: la necesidad del evangelio para salvación de todas los que no le conocen, pero también está el ineludible deber de proveer y sostener a nuestros hermanos en la fe, así como también a los que no lo son (aún).
El escritor y teólogo Sthepen Mott dice al respecto:
"La justicia no se reduce a un principio formal de reconciliación o fidelidad a cualquier tipo de relaciones comunitarias (sistema económico social). Es la restauración de esa comunidad tal como la justicia de Dios la estableció originalmente; es una comunidad de igualdad y de libertad de la opresión. La justicia social vista desde la Biblia es más que una actitud que favorece al débil; implica que cada miembro de la comunidad será, de hecho, suficientemente fuerte como para mantener su posición en relación con los otros miembros"[9].
Según lo anterior, sería bueno generar propuestas de integración, colaboración y restauración para insertar al pobre y desposeído a la actividad social y a la igualdad de derechos en la sociedad. Para el que goza de ventajas, la igualdad debería ser un deber, es decir, de llevar a todos los que están económicamente desfavorecidos al punto que tengan la capacidad de participar en la vida plena en la comunidad "para que no haya mendigos entre los tuyos" (Deuteronomio 15:4)
Lamentablemente, la sociedad e incluso la comunidad cristiana está, por lo general salvo dignísimas excepciones, instalada en su más apacible e imperturbable comodidad, ignorando muchas veces le responsabilidad que nos concierne. A veces pareciera que todo intento por remediar los males sociales con intenciones de bienes comunes se malinterpreta y se nos cataloga de pro-socialistas o lo que es peor de nacionalistas a ultranza. Sería muy bueno para la grey cristiana sacudirse ese estigma de indiferencia y de inacción, y ponerse el overol de la predicación del evangelio en perfecta armonía con la restauración de nuestra comunidad, en nuestro propio país, que debido a los usos y abusos del sistema económico establecido se polariza cada vez más y más.
Conclusión
Deseo concluir este modesto intento por entender cómo se mueve, o cómo debería moverse el cristianismo entre los dos más difundidos sistemas económicos: el capitalismo y el socialismo.
Al iniciar esta tarea lo hice por un interés meramente académico, nunca tuve la más mínima sospecha de las cosas que se descubren al indagar sobre la realidad de un país como el nuestro. Es difícil encontrar respuestas bíblicas que aprueben el capitalismo, más bien voy encontrando numerosas evidencias de algo que se parece más aun socialismo reformador, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo.
Mi tarea posterior es seguir indagando al respecto de lo descubierto, mientras tanto lo que me concernía respecto al tema propuesto queda concluido al menos por ahora.
Bibliografía
BARCLAY, William. La sociedad permisiva. Bs. Aires: Editorial La Aurora, 1976.
Biblia de Estudio: Versión Reina Valera – 1995. Sociedades Bíblicas Unidas.
CARDENAS, Eleazar. Religión e Imperialismo y la misión de Dios en América Latina. Lima: Editorial Pajuelo, 2009.
Cuaderno de Estudio: La fe cristiana y la economía mundial hoy. Bs. Aires: Editorial Regnum, 1994.
Diccionario Enciclopédico Océano Uno, edición 2005.
GILES, James E. Bases Bíblicas de la Ética. El Paso, Tx.: Casa Bautista de Publicaciones, 1994.
LACUEVA, Francisco. Ética Cristiana. Curso de formación teológica evangélica. Tomo X. Barcelona: Editorial Clie, 1975.
MOTT, Stephen. Ética Bíblica y cambio social. Michigan: Editorial Nueva Creación, 2003.
http://es.wikipedia.org/wiki/Sistemaeconómico
Autor:
Jorge Torres Moreno
[1] /trabajos45/sistemas-economicos/sistemas-economicos2.shtml
[2] Cuadernos de Estudio: La fe cristiana y la economía mundial hoy (Bs. Aires: Ediciones Regnum, 1994), p. 30.
[3] Diccionario Enciclopédico Océano Uno, edición 2005.
[4] William Barclay, La sociedad permisiva (Bs. Aires: Editorial La Aurora, 1976), pp. 167-170.
[5] James E. Giles, Bases bíblicas de la Ética (El Paso, Tx.: Casa Bautista de Publicaciones, 1994), pp. 242-243.
[6] Eleazar Cárdenas, Religión e Imperialismo y la misión de Dios en América Latina (Lima: Editora Pajuelo, 2009), pp. 77.
[7] Francisco Lacueva, Ética cristiana. Curso de Formación Teológica Evangélica. Tomo X (Barcelona: Editorial Clie, 1975), pp. 204-205.
[8] Énfasis del alumno.
[9] Stephen Mott, Ética Bíblica y cambio social (Michigan: Editorial Nueva Creación, 2003), p. 67.
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