Introducción
El presente trabajo tiene por finalidad dar un alcance y conocimiento superficial acerca de los sistemas económicos, sus funciones e importancia. Además de consignar un antecedente de relevancia que encontramos en la Biblia.
La propuesta de este trabajo consiste en llamar a la reflexión del cristiano acerca de los dos más difundidos sistemas económicos y cómo repercuten en su vida práctica y de sociedad. Nosotros nos movemos en determinado orden económico, y sería conveniente definir como afrontar esto, cómo responder a los desafíos que nos plantea la actividad económica de nuestro país y que motivación debe de tener el creyente para consigo mismo así como para con su entorno
Se pone a disposición el presente trabajo cuya finalidad principal es la reconocer la mano de Dios en todo aquello que poseemos, y que lo que tenemos no es por derecho, sino por gracia de Dios.
El sistema económico
Definición de Sistema Económico
Un sistema económico, es un mecanismo o institución social que organiza la producción, distribución y consumo en el beneficio de una sociedad en particular[1]
La idea de un sistema económico alude a un conjunto articulado de elementos, principios, reglas, procedimientos e instituciones, armonizados de manera funcional para la obtención de fines colectivos determinados. Durante esta articulación de elementos, principios, reglas, procedimientos e instituciones, cada sociedad trata de resolver el problema fundamental económico que es la satisfacción de las necesidades básicas.
Si conociéramos el sistema económico y el régimen jurídico y político al cual está circunscrito, podríamos explicar e interpretar la evolución, origen y naturaleza de los cambios sociales en determinada sociedad.
Otra definición es:
"Un sistema económico es un conjunto coherente de estructuras que comprenden las relaciones económicas, sociales e institucionales y los elementos geográficos, técnicos y demográficos[2]
Sus funciones en nuestra sociedad
La actividad económica es una actividad social, que necesita cierta organización y coordinación para que el conjunto de decisiones individuales no conduzcan al caos y permita un uso lo más razonable posible de los recursos que más escasos.
En toda sociedad, sus miembros siempre han tratado de asegurar su permanencia mediante acuerdos y gestiones que han configurado el sistema económico de dicha sociedad.
La producción, la forma de cómo realizarla y la distribución de la misma determinan el comportamiento económico de las sociedades e instituciones que forman parte del proceso económico.
Entonces el sistema económico de una sociedad como la nuestra, es el conjunto de relaciones y procedimientos institucionalizados con los que se trata de resolver el problema económico. La función que desarrolla es la asignación de los recursos de la sociedad entre las distintas actividades productivas y la distribución de los bienes y servicios de consumo entre los individuos de esta sociedad[3]
Para ponerlo más práctico, el sistema económico peruano responde a tres preguntas básicas: qué producir, cómo producir y para quién producir.
¿Qué producir? Qué producir y qué servicios han de producirse, y en qué cantidad. Las sociedades han de decidir si deben producir alimentos o electrodomésticos, vehículos o medicamentos, libros o armas, fábricas o parques, carpetas escolares o muebles confortables, etc. La estructura de la producción de un país muestra la respuesta que da esa sociedad a esta doble pregunta, o sea, qué bienes y en qué cantidad se producen, lo cualitativo y lo cuantitativo.
¿Cómo producir? Consiste en determinar qué recursos se van a emplear en producir los bienes y servicios, con qué técnicas se van a producir y quién los producirá. Cada una de las formas de producir exige unos conocimientos técnicos y emplea una combinación de recursos diferentes.
¿Para quién producir? Quién va a disfrutar de los bienes y servicios producidos. En la medida en que los miembros de la sociedad tomen parte en los procesos de producción, se les debe corresponder una parte de lo producido, pero la sociedad debe decidir también si va a sacrificar la eficiencia y utilidad económica a favor de la equitativa repartición, para retribuir a aquellos individuos que no pueden trabajar.
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