Aragua de Maturin, Venezuela (II Parte). Historia (página 2)
Enviado por Jesús Israel Acevedo Torrealba
Nombre(s) | Periodo de Gobierno | |||
Diego Fernández de Serpa | 1569 | |||
Juan Rangel y Hernán López de Pedroza (Alcaldes) | 1570-1572 | |||
Adriano de Padilla | 1572-1573 | |||
Garci Fernández de Serpa | 1573-1576 | |||
Pedro Pérez de Almazán | 1576-1585 | |||
Rodrigo Manuel Núñez Lobo | 1586-1588 | |||
Domingo González y Vasco de Silva (Alcaldes) | 1589-1591 | |||
Francisco de Vides | 1592-1600 | |||
Diego Suárez de Amaya | 1601-1609 | |||
Pedro Suárez Coronel | 1609-1675 | |||
Juan López de Haro | 1615-1619 | |||
Diego de Arroyo y Daza | 1620-1625 | |||
Enrique de Sotomayor | 1625-1630 | |||
Benito Arias Montano | 1630 | |||
Cristóbal de Mallea y Gregorio Castellanos (Alcaldes) | 1650 | |||
Pedro de Brizuela | 1654-1656 | |||
Diego de Arroyo Daza | 1620-1625 | |||
Enrique de Sotomayor | 1625-1630 | |||
Benito Arias Montaño, Cristóbal de Mallea y Gregorio Castellano | 1632-1650 | |||
Pedro de Brizuela | 1654-1656 | |||
Juan de Viedma y Carvajal | 1661-1665 | |||
Juan Bravo de Acuña | 1665-1667 | |||
Juan Bautista de Uriarte | 1667-1670 | |||
Sancho Fernández de Angulo | 1670-1675 | |||
Ventura de Palacio y Rada | 1675-1680 | |||
Francisco de Riveros y Galindo, Juan de Padilla Guardiola, Gaspar Mateo de Acosta y Gaspar de Hoyo y Solórzano | 1680-1699 | |||
José Ramirez de Arrellano | 1701-1706 | |||
Alberto de Bertolano | 1706-1711 | |||
Mateo Ruiz de Mazo | 1712-1715 | |||
José Carreño | 1716-1721 | |||
Juan de la Tornera | 1721-1733 | |||
Carlos de Sucre y Pardo | 1733-1740 | |||
Gregorio Espinosa de los Monteros | 1740-1745 | |||
Diego Tabares Haumada y Barrios | 1745-1753 | |||
Mateo Gual y Pueyo | 1753-1757 | |||
Nicolás de Castro | 1757-1759 | |||
José Diguja Villa-Gómez | 1759-1765 | |||
Pedro José de Urrutia | 1765-1766 | |||
Mateo Gual y Pueyo (2ª vez) | 1766-1768 | |||
Pedro José de Urrutia (2ª vez) | 1768-1775 | |||
Máximo du Bouchat | 1775-1780 | |||
Manuel González de Aguilar | 1780-1782 | |||
Miguel Marmión | 1782-1784 | |||
Antonio de Pereda y Lascanótegui | 1784-1789 | |||
Pedro Carbonell y Pinto Vigo | 1789-1792 | |||
Vicente de Emparan y Orbe | 1792-1799 | |||
Vicente de Emparan y Orbe (2ª vez) | 1800-1804 | |||
Juan Manuel de Cajigal | 1804-1809[18] |
Cuando llega el proceso emancipador del 19 de abril de 1810, están en la gobernación de la Nueva Andalucía o Cumaná, Manuel Correa, Lorenzo Fernández de la Hoz y Eusebio Escudero; de la Hoz, como se sabe, asumió el comando del ejército realista posteriormente, para enfrentar la revolución patriota independentista.
Nos bastará por ahora, enumerar a estos gobernantes, como dato interesante para contextuar y sustentar hechos que pudieran irse descubriendo en el transcurso de las investigaciones históricas que aún deberán hacerse sobre Aragua.
Ya se sabe que Aragua tuvo por lo menos dos grandes privilegios entre todos los pueblos de Venezuela, a saber: Haber sido el último pueblo fundado por la Colonia y haber sido el único fundado por un prohombre de la Patria, es decir, uno de los forjadores de la República libre.
En efecto, cuando se lee el acta de fundación del pueblo, nos encontramos con los nombres de quienes, ejecutan aquel acto administrativo, cumpliendo las órdenes del Gobernador Juan Manuel de Cajigal y Martínez[19]
El acta expresa que en el sitio designado para el pueblo, a saber, la meseta de Inozúa, se presentaron los tres funcionarios designados por la Gobernación de la Provincia de Cumaná, a saber: el Comisionado de Justicia don Salvador Romero, el Comisionado demarcante de la población don José Gabriel de Alcalá, y el Escribano Real, don José Francisco Barroso, en ese orden son colocados en el acta.
Cada uno de ellos cumpliría un papel determinado en el protocolo de fundación formal o legal de un pueblo que de hecho ya existía aunque al parecer un poco al oeste de donde hoy está.
La labor de la Comitiva comienza por "demostrar" el punto céntrico de la mesa de Inozúa. Esto, seguramente por medio del conocimiento de la topografía del terreno en cuestión que tenían los vecinos que ya vivían allí. Seguidamente, tomando una brújula (el compás magnético que se dice en el acta), establecieron los cuatro puntos cardinales, que les servirían de base para planimetría del pueblo a fundar.
Establecidos los cuatro puntos cardinales, se le ordena a Salvador Romero que comience a abrir un camino, una pica por cada punto cardinal, este promte hacerlo y rendir el informe de esta comisión de trabajo. Pero cuando iba a iniciar la apertura de un camino por el monte, cortando árboles y arbustos, seguramente en dirección Norte, se apersonaron en el lugar los herederos de Leonor de Rojas y Sebastián Barreto a reclamar su derecho de "propiedad" sobre aquellos terrenos de la mesa de Inozúa:
(…) pero estando en esta Diligencia se presentó Don Bernardo Gil por sí como marido de Da. Manuela Barreto, y prestando voz y canción por sus cuñados ausentes Don Miguel Cavello y Juan Cabeza, también maridos de Da. Rosalía y Da. María Barreto hijos y herederos lexitimos de Don Sebastián Barreto y Doña Leonor de Rojas sus difuntos padres[20]
Este señor Bernardo Gil, aparentemente no estaba allí con el resto de los vecinos que acompañaba desde el día anterior a la comisión de funcionarios. Más bien, interrumpe el protocolo, reclamando sus "derechos".
Pues bien, la comisión atiende las razones del señor Bernardo Gil, quien alega
(…) que todo ese dicho sitio le corresponde por herencia proindivisa y común como bienes que fueron de su causa antes lo qual acreditó con testimonio del Escribano de Real Hacienda autorizado por el que lo fue Don Joseph Croare en Cumaná a veinte de mayo de mil setecientos noventa y tres (1793) comprehensivo de la composición y conformación que con Real facultad fue despachado en la misma ciudad a los catorce días de agosto de mil setecientos setenta y cinco (1775) por el Sor. Govor. Dn. Máximo Du-Bouchet y el Sr. Oficial Rl. D. Antonio de Alcalá; bien que en ellos se nomina con el título del sitio de "ENEA" en jurisdicción de la ciudad de San Baltazar de los Arias, para un asiento de Ato, de ochenta varas en quadro con una legua a cada biento, y es por el Oriente con la Quebrada que llaman de la "Meseta"; por el Poniente con los linderos del sitio de "Aragua" del Beneficiado Don Miguel Calzadilla; por el Sur con las montañas y veras del río Aragua; y por el Norte, con las serranías inmediatas.[21]-
Resulta obvio que todos estos datos los copia el escribano de los documentos que le presenta Bernardo Gil. Pero, aparte de las referencias que le dan autenticidad oficial porque se hace mención de las autoridades que expiden los documentos, se hace evidente un hecho por demás claro: Todo el espacio previsto para fundar el pueblo, les "pertenece"; aunque el sitio sobre la mesa de Inozúa es denominado "La Enea" y si se menciona a San Baltasar de los Arias como ubicación, es porque como dijimos antes, Aragua estaba bajo la jurisdicción de esa ciudad, que es hoy Cumanacoa.
Cuando se sigue leyendo el Acta fundacional, se entiende que aquellos son, exactamente, los límites que tendrá el pueblo, una vez demarcado: Norte, las serranías (de Cimarronera); sur, las montañas y orillas del río Aragua: este con una quebrada que aquí se llama "de la Meseta" y oeste, con los linderos del hato "Aragua".
La comisión procede a reconocerles sus "derechos", devolviéndole los títulos, tras asentar que se acepta su oferta de ceder el territorio a cambio de otros realengos por la zona del rio Amana, y se continúa el trabajo de abrir los caminos o picas a los cuatro vientos. En el acta se asienta todo lo allí convenido, con la clara conciencia de que tiene valor documental oficial:
Exponiendo dicho Don Bernardo que él y sus representados siempre han estado, y están prontos en ceder todo este terreno o la parte que de él se necesite para la nueba población de que se trata con tal que se les reintegre en el sitio Realengo que nombran San Pablo de dicha jurisdicción de Cumaná, inmediata y del otro lado del Río Amana, y desde luego haze de él formal cesión y pidió se le devuelvan los títulos como se hizo, dándose por entregado de ellos y en tal virtud se mandaron continuar las picas.- Póngolo por Diligencia firman el Comisionado, el de Justicia y el expresa-do Don Bernardo de que doy fé.- Joseph Gabriel de Alcalá.-Salvador Romero.- Bernardo Gil.- Josef Francisco Barroso Escribano Real.-[22]
Aquella interrupción fue momentánea, pues como se había dicho, ya a don Salvador Romero se le había dicho que hiciese tirar una pica por cada punto cardinal y así él lo inició. De modo que para el día diecinueve, una vez hecha las cuatro picas, la fundación del pueblo continuó con la demarcación:
Diligencia de demarcación del Pueblo.- En el sitio de Aragua en diez y nueve de diciembre de mil ochocientos seis (1806) As. el Sor. Comisionado Don Jph. Gabriel de Alcalá con el de Justicia y Capitán Poblador Don Salvador Romero, asistidos de varios vecinos y de mi el Escribano Real, se constituyeron en la Meza de Inozúa, que en diligencia de ayer se señaló para la erección del Pueblo, y habiéndose buelto a tomar el punto séntrico, y puéstose en él el compás magnético se dio principio a la demarcación y delineación con una escuadra y vara de Castilla, y en primer lugar se figuró la plaza con noventa y seis varas a cada ángulo poniéndose en su medio una Cruz.-[23]
La colocación de la cruz en la plaza es una de las fidelidades de la comisión para con el procedimiento fundacional formal de las leyes de Indias. Valga la oportunidad para destacar que esas leyes son la razón por la que todos los pueblos fundados por los españoles, se parecen como una gota de agua a otra: La plaza en el centro de cada ciudad; casi siempre hacia su lado este está el templo católico, y hacia el occidente las oficinas administrativas, la cárcel…
Cuando se habla de que se tomó el punto céntrico, sin duda se refiere a que a partir de este sitio (que es el mismo centro de la plaza, donde se puso la cruz), se trazó el cuadrado de la plaza; a razón de 96 varas por cada costado; es decir, que traduciendo las medidas a las actuales, la plaza tendría unos 80,24 m. por cada lado del cuadrado.
Y se continúa:
En seguida por la parte del Naciente se demarcó el terreno para Iglesia con veinte varas por frente y quarenta por fondo.- Por sus costados izquierdo y derecho dos casas del mismo frente y fondo quedando dos callejuelas entre ellas y dicha Iglesia que sierran y rematan por el fondo de la misma.[24]
En la demarcación, se le da a la Iglesia un terreno con una extensión de 16,71 m. de frente por 33,43 m. por fondo (casi 559 m2); y cada una de las casas que cierran la cuadra, la misma cantidad de terreno, dejando una callejuela entre ellas y el templo.
Enseguida, alrededor de la plaza y de la iglesia, se trazan las calles y las respectivas cuadras:
A los laterales de dicha plaza dos manzanas perfectamente quadradas con ochenta varas a cada frente, y en ellas ocho casas al Oriente, y lo mismo al Poniente con veinte varas de frente y dos de fondo. – Al frente de la Iglesia otra manzana con ochenta varas en él y duplicado fondo con quatro casas por cada costado de las mismas dimensiones, y señalando para Cara Curial y Cárzel dos solares al Poniente de la Plaza; que con esto quedó serrada en quadro perfecto.- Por cada esquina se delinearon y salieron dos calles, componiéndose de ocho todo el Pueblo, con ocho varas de sentro y luz y cada una con tres quadras.- En la manzana que se figuró la Iglesia y dos casas colaterales, hay otras diez por sus tres frentes. – Del mismo modo se continuó la demarcación de Calles, Quadras y Solares y se concluyó quedando el Pueblo con quatro Calles corridas al Sur y Norte, y las mismas del Este al Oeste, todo con ciento ocho casas incluidas la Curial y Cárzel, resultando así y por necesidad de la quadratura, dos casas más que los vecinos puestos en Nomina, señaladas todas con estacas que se fixaron, y de que se hará mejor demostración en el Plano que se formará; expresándose por dicho señor Comisionado, el de Justicia y demás concurren-tes que la situación admite quanta extensión quiera darse subersivamente al Pueblo por la igualdad de su Planicie, buenos aires, aguas y maderas inmediatas y aparentes terrenos de labor.- Póngolo por diligencias que firma conmigo en fé de ello.-José Gabriel de Alcalá.- Salbador Romero.- Josef Francisco Barroso, Escribano Real.-[25]
El siguiente paso, fue establecer el terreno para dehesas, vale decir para pastos y crías de ganados. Por cada horizonte, se marcaron (siempre en varas y leguas castellanas) desde la plaza, al Norte, 2.089,75 metros hasta la quebrada Taguaya; al Sur, igual cantidad de metros, después de pasar el farallón sur de la mesa y hasta el rio Aragua; al Este, más allá del cerro Rondón, hasta el sitio de La Calceta, 4.179,50 metros: y finalmente al Oeste, 3.092,83 metros, hasta las Lomas de Portachuelo, esta última medida se hizo el siguiente lunes 22 de diciembre de 1806, que fue cuando se terminaron las formalidades de la fundación.
No lo dice el acta, pero no estaríamos abusando de la imaginación, si suponemos que las ciento seis familias con las cuales se inició el pueblo, celebrarían de alguna manera el dichoso acontecimiento, lo cual incluiría un agasajo a los funcionarios fundadores en el hato sitio, aparentemente el único lugar con comodidades para ello.
También es de suponer que hechas todas estas diligencias y festividades, comenzarían muy pronto los trabajos de edificación de las casas de habitación, la iglesia, la casa curial y la cárcel; pues como se sabe por la historia, apenas pasados siete años desde su fundación, ya el pueblo estaba totalmente habitado y en pleno funcionamiento.
A partir del acta, se pueden ver los apellidos de las primeras familias aragüeñas, tales como son: Barreto, Cabello, Cabezas, Calzadilla, Gil, Pérez, y Rojas. Por supuesto que habría otros; estos sólo se refieren a los que actuaron en reclamación por ser "poseedores" de los terrenos destinados al pueblo.
A raíz del desastre de Zuazola, como se verá más adelante, se encontrarán otros apellidos ilustres de la población primigenia de Aragua, o al menos, de los que residían allí a siete años de fundado el pueblo.
Resulta también interesante resaltar una vez más cómo se ha mantenido desde entonces la toponimia indígena de la zona; de manera que tienen abolengo los nombres de Aragua, Guayuta, Inozúa, Taguaya; por supuesto, otros topónimos españoles también se conservan hasta hoy, como La Calceta, La Enea, La Mesa, Portachuelo, y Rondón: otros han cambiado de cognomento, como el Pico de García, denominado en el acta como Picacho. En la página siguiente, se recogen unos gráficos que pretenden dar una idea de las medidas y formas que el acta fundacional le dio al pueblo recién fundado.
Y seguidamente, una aproximación de la organización de las manzanas que dieron lugar a la población:
Aragua de Maturín fue fundada en un relativo tiempo de paz. Sin embargo, para el momento de su fundación y los años de su erección, ya estaban bullendo en el corazón de la Patria, la sed y el amor a la libertad. Habían ocurrido los alzamientos del Negro Miguel en las minas de San Felipe de Buría, la de José Leonardo Chirinos y José Caridad González en Coro, y la fallida revolución de Gual y España en La Guaira. Hechos tan notorios que no eran ignorados por quienes, como el fundador de Aragua, estaban en cargos de relevancia y simpatizaban con los ideales revolucionarios que se habían divulgado desde la Revolución Francesa.
Entre los pobladores de Aragua, además de las familias originales que como dijimos están mencionadas en el acta, se radicaron muchas personas que simpatizaban con ideales inspirados en la Ilustración y que tenían formación y erudición de importancia, como se verá más adelante.
Las primeras casas edificadas en la población de Aragua fueron hechas con las técnicas de construcción de aquellas épocas, que describimos más adelante.
Antes, sin embargo, es necesaria una observación. Las calles actuales de Aragua, de haberse conservado desde su fundación y de conformidad con el acta respectiva, deberían estar orientadas hacia los cuatro puntos cardinales, de acuerdo a la brújula o compás magnético utilizado. Pero no es así. ¿Por qué? ¿Estaba dañado el compás de los comisionados? En verdad, las calles centrales de la población, que obedecen a la cuadrícula original, están desviadas de esos puntos cardinales, hacia el noroeste y al sureste. ¿Se debió ese desvío al proceso de reconstrucción después de los crueles embates de Zuazola, quien destruyó el pueblo en 1813? ¿O son gratuitas estas especulaciones?
La arquitectura de los españoles tomó en América diferentes formas; para el siglo XVIII, las edificaciones eran hechas con diversas técnicas, como las tapias, la construcción de adobes y los techos de tejas.
Los pobladores de Aragua desde hacía tiempo estaban dedicados a la cría y a la agricultura. La llegada de la Guerra de la Independencia le dio un duro golpe a la producción agropecuaria del país, y por supuesto, Aragua también lo sufrió. Los productos del campo fueron a dar a las despensas de los ejércitos en pugna, aunque en el caso particular de Aragua esta producción estuvo disponible principalmente para los ejércitos patriotas, pues patriotas resultaron ser todos los aragüeños.
Como se sabe, el 19 de abril de 1810, ocurrido apenas a 4 años de la fundación del pueblo, tuvo una gran repercusión en la provincia de Cumaná o Nueva Andalucía. Apenas ocurridos los sucesos en los cuales estuvo envuelto casualmente uno de los ex-gobernadores de esta provincia, Vicente de Emparán y Orbe.
El gobernador de la Provincia de Cumaná, Eusebio Escudero, llamó el 26 de abril a las autoridades de este territorio para comunicarles los sucesos ocurridos en Caracas el anterior 19 de abril. Se decidió convocar una reunión extraordinaria del cabildo, al día siguiente, cuando llegaron los delegados enviados por la Junta de Caracas.
La noticia llegó a estas tierras en boca de los cumaneses Francisco de Paula Moreno, capitán de una de las compañías veteranas sueltas de Oriente, José Antonio Illas, colaborador de milicias y Francisco González Moreno, comerciante, quienes fueron escogidos para llevar la noticia a la ciudad capital de la provincia oriental, así como la invitación de apoyo y unión al nuevo gobierno constituido en aquella ciudad capital, tras haber sido testigos privilegiados de los acontecimientos de Caracas.[26]
Y si bien es cierto que la provincia de Cumaná eran tan autónoma como la de Venezuela, también es cierto que todas estaban sujetas por decisión del Rey a la Capitanía General de Venezuela, además, había un ímpetu revolucionario soterrado en la población ilustrada de la capital cumanesa entre la cual circulaban los escritos de la revolución Francesa.
Es por ello que la reacción ante los acontecimientos fue muy clara: el 27 de abril de 1810 destituyen al Gobernador Eusebio Escudero, conforman una Suprema Junta Provisional de Cumaná, a la cual llamaron "Junta Protectora de Fernando VII", al cual juraban fidelidad, y la cual quedó constituida por Francisco Javier Mayz (Presidente), Francisco Illas (Vicepresidente), y los vocales: José Jesús Alcalá (hermano del fundador de Aragua), José Ramírez Guerra, Francisco Sánchez, Domingo Mayz, Mariano Millán, Jerónimo Martínez y José Santos
Además de estos prohombres, se estableció una representación de los distintos factores la sociedad de la siguiente manera: Por el clero, Andrés Antonio Callejón; por la nobleza, Mariano de la Cova; por los pardos y morenos, Pedro Mejías; por los militares, Juan José Flores; por los comerciantes, Juan Manuel Tejada y por los agricultores, Juan Bermúdez de Castro. Esta representación actuó con el asesoramiento legal de Juan Martínez, abogado; Diego Vallenilla como secretario; participaron además, Juan Manuel Cajigal, mariscal de la provincia, es decir, jefe del ejército; el intendente de hacienda, José Miguel Alcalá y Vicente de Sucre, padre de quien fuera posteriormente el héroe de Ayacucho.[27]
En este contexto, se mueve José Francisco Bermúdez, quien en encendidos discursos denunciaba las injusticias de la España colonial; también actuaron en apoyo a este movimiento quienes estaban en la ciudad por diversas circunstancias, como Santiago Mariño, Pedro Botino, Francisco Mejía, Valentín García y nuestro héroe Manuel Piar, entre otros muchos.
La Junta produce un documento, en el cual entre otras cosas, expresa que
Debemos, pues, manifestar a V.A. que esta Junta y toda la provincia a quien representanta, queda penetrada de la generosidad y justicia de sus sentimientos, y muy dispuesta por su parte a dar repetidos testimonios de que a la equidad y moderación que elige a V.A., como su distintivo, corresponderá Cumaná con el del respeto y unánimes votos de conservar el orden y obediencia a la Soberanía de Venezuela. El señor doctor don Mariano de la Cova presentará a V.A. este testimonio de respeto en calidad de diputado de esta Junta gubernativa. Dios guarde a V.A. muchos años. Cumaná, 14 de mayo de 1810.- Francisco Javier Mayz. Francisco Illas y Ferrer.[28]
¿Quién es el encargado de llevar a Caracas el documento de adhesión de la Junta provincial de Cumaná? Un vecino del pueblo de Aragua: Manuel Piar. Los sucesos del año 1810 lo habían alcanzado en Cumaná. Su probado patriotismo le confiere el honor de ser él quien lleva dicho documento s la Junta Suprema de Caracas. Nuestro vecino y José Gabriel de Alcalá, el fundador, sin lugar a dudas llegaron a conocerse, si no en la vida "pacífica" posterior a la fundación del pueblo, sí en medio de estos acontecimientos.
Ahora bien, esta Junta va a seguir los mismos pasos que la de Caracas, a la cual le manifestó fidelidad, en la misma dinámica que fue poco a poco alejándose del propósito inicial de defender los derechos de Fernando VII, hasta llegar a la independencia. Juan Germán Roscio propone y así se aprueba, la celebración de un proceso electoral de segundo grado, para obtener una representación proporcional de los territorios que apoyaban el pronunciamiento del 19 de abril, de manera que, dos meses después, el 11 de junio de 1810, ya esta propuesta estaba aceptada en Caracas; se llamarían a votar a los varones libres, mayores de 25 años, o mayores de 21 si eran casados, propietarios de bienes muebles o inmuebles por 2.000 pesos de valor; quedaban excluidas las mujeres, y quienes no llenasen estos requisitos. El Reglamento electoral se publicó en la Gazeta de Caracas el 13 de junio de 1810.
Aragua como muchas otras ciudades se movilizó para elegir sus electores parroquiales, quienes luego elegirían a los respectivos diputados provinciales, que se reunirían en Caracas en marzo de 1811, siempre con la idea de defender los derechos de Carlos VII.
Finalmente, el 19 de febrero de 1811, se publicaron en la Gazeta de Caracas los nombres de los distintos delegados de todas las provincias. La provincia de Cumaná, de acuerdo a su población, eligió 4 diputados: José Gabriel de Alcalá (el fundador de Aragua), Juan Bermúdez de Castro, Mariano de la Cova, y Francisco Javier Mayz. El Congreso se instaló el 2 de marzo de 1811.
Luego la ciudadanía constituyó el primer poder legislativo regional, es decir, Provincial, formado por varios diputados, a saber: Domingo Vallenilla (Presidente), Andrés Padilla Morón, Diego Gaspar Botino, y el médico José María Vargas, por la ciudad de Cumaná; Manuel Marcano, por Carúpano; Diego Vallenilla, por Cumanacoa; Francisco Javier de Alcalá, por Cariaco; José Rauseo por Rio Caribe; Casimiro Isava, por Güiria; y Martín Coronado por Aragua. Esta gente se constituyó como poder legislativo de la provincial el 15 de agosto de 1811.[29]
También se creó un poder ejecutivo regional, integrado por su presidente, Vicente de Sucre (padre de Antonio José de Sucre); Diego Botino, José Leandro Alcalá, y el secretario Manuel Villapol. Mientras que el poder judicial estuvo integrado por Mariano de la Cova, Justo José Betancourt, Vicente Sánchez, José Graü y Manuel Pereira. [30]
Notemos pues, que a escasos seis años de fundada, ya Aragua pudo elegir su propia diputado regional, a los efectos del movimiento independentista que se estaba gestando en todas las provincias venezolanas. Es necesario conocer lo anterior, para ubicar a Aragua en el contexto republicano en el cuál estuvo inscrito el pueblo desde siempre. Esta fidelidad patriótica ha acompañado a este pueblo desde su fundación., de hecho le costó su existencia en 1813, pero logró la reconstrucción y siguió adelante.
Enterado el Consejo de Regencia de España de los acontecimientos venezolanos y dándose cuenta de las intenciones independentistas de los patriotas, envía en calidad de Comisionado Regio al señor Antonio Ignacio de Cortabarría a Puerto Rico, con facultades ilimitadas para la reconquista y pacificación de Venezuela; al conocer esto, algunos españoles y frailes capuchinos aragoneses residentes en los territorios de la provincia de Cumaná intentaron las primeras acciones contrarrevolucionarias, aunque sin éxito. En Maturín lo hicieron inmediatamente después de la llegada del año 1811, y
…el 5 de marzo los españoles de Cumaná, originarios casi todos de Cataluña, en unión de varios misioneros y de criollos apoderáronse del castillo San Antonio. Los sublevados tenían la intención de destituir al nuevo gobierno y de reconocer al de España. Debelado rápidamente el movimiento, fueron sus autores y los demás europeos privados de sus bienes y expulsados [31]
Esta acción, sobrevalorada por el Comisionado Cortabarría, le hace enviar una expedición a la ciudad de Cumaná, bajo el comando de quien posteriormente se distinguiría como furibundo realista, a saber, Lorenzo Fernández de La Hoz, quien con unos cien hombres y sus escuadrillas, bloqueó las costas desde el 3 de julio al 25 de 1811[32]La acción oportuna de Vicente de Sucre en defensa del puerto de Cumaná, logró vencer esta invasión española.
Así mismo, debieron enviarse refuerzos a Guayana, donde los pobladores al parecer estaban del lado realista:
La Escuadra sutil republicana a las órdenes del Coronel Don Manuel Villapol, zarpa del puerto de Cumaná para someter, en combinación con los Coroneles Francisco González Moreno y Francisco Solá, a los pueblos del Orinoco el 12 de enero de 1812, y son derrotados en Sorondo[33]
En esa acción estuvo como capitán de fragata Manuel Carlos Piar. Los acontecimientos empiezan a precipitarse hacia la guerra entre patriotas y realistas, entre España y Venezuela. Es así como, el 3 de septiembre de 1811, había llegado a Coro procedente de Puerto Rico, Domingo Monteverde[34]quien viene con ejército y armas para "pacificar" al país. Los patriotas consolidan sus posiciones militares y jurídicas. Los diputados provinciales del Congreso Federal aprobaron la Constitución para los Estados Unidos de Venezuela el 21 de diciembre de 1811; y se eligieron los diputados provinciales para el nuevo Congreso, quienes decidieron trasladar ese cuerpo colegiado a la ciudad de Valencia, donde eligieron el 21 de marzo de 1812 a Fernando Rodríguez del Toro, Francisco Javier Ustáriz y Francisco Espejo, como integrantes principales de un nuevo triunvirato para el Poder Ejecutivo, y a Francisco Javier Mayz, como Suplente.
En marzo de 1812, José Ceballos, gobernador de Coro, ordenó a Monteverde que diera apoyo con su expedición monárquica a un movimiento pro-realista que se estaba organizando en Carora y en pueblos circunvecinos. Monteverde llegó a Carora, y continuó su campaña de reconquista monárquica del poder en Venezuela. En resumen, las cosas se desarrollaron así:
El 7 de abril de aquel año, ocupó Barquisimeto, y el 25 de ese mismo mes entró en San Carlos. Ante esta amenaza contrarrevolucionaria, el Triunvirato, el 26 de abril nombró a Francisco de Miranda, General en Jefe de todos los Ejércitos de la Confederación, con facultades amplias para tomar cuantas providencias juzgara necesarias. No obstante, a Miranda se le dificultaba el manejo estratégico de la situación, dado que el avance de Monteverde hacia el centro del país recibía ayuda de otras regiones, de manera que no podía ser detenido.
Monteverde logró entrar sin resistencia a Valencia el 3 de mayo, mientras que desde los llanos, procedentes de San Juan de los Morros, marcharon en su apoyo dos de los más sanguinarios jefes realistas, Eusebio Antoñanzas y José Tomás Boves, nuevos personajes incorporados a la defensa monárquica con futuras actuaciones sanguinarias en las provincias orientales.
En 1812, los valles centrales de la Provincia de Caracas se convirtieron en el principal escenario de la guerra independentista; los ejércitos de Monteverde y de Miranda se enfrentaban día a día entre triunfos y derrotas en localidades como Guaica, Magdaleno, La Victoria y Maracay.
Mientras tanto, en las provincias orientales la situación comenzó a cambiar, pues en Barcelona hubo pronunciamientos a favor de Monteverde. Esto obligó a una expedición patriota desde Cumaná, bajo el comando de don Vicente de Sucre, quien en compañía de sus hijos inicia una campaña para rescatar aquella localidad. Estando en estas diligencias, tiene noticias de las gestiones de paz entre Miranda y Monteverde, de manera que detuvo las acciones en espera de los resultados. El 25 de julio de 1812 terminan las conversaciones entre Miranda y Monteverde, con la firma de un armisticio o capitulación, cuyas consecuencias políticas fueron la pérdida de la Primera República y el inicio del gobierno dictatorial de Monteverde, con el apresamiento de Miranda y los salvoconductos expedidos a Bolívar y otros patriotas.
En todo este proceso, el 30 de septiembre de 1811, nuestro héroe Manuel Piar es nombrado Alférez de Fragata, "Con el sueldo de Subteniente vivo y efectivo del Ejército". Para la fecha servía en Puerto Cabello, bajo el mando de Francisco de Miranda. En aquellos días (y durante muchos otros), el Gobierno carecía de una verdadera flota naval, por lo cual y como parte de las costumbres de la época, muchos Oficiales de Marina alternaban sus servicios en el mar con largas permanencias en tierra.
Así que es muy posible que Manuel Carlos Piar marchara con Miranda en las operaciones sobre Valencia y también que estuviese en la Plaza de Puerto Cabello (sobre el mar en la flotilla), cuando ésta pasó del mando del Coronel Simón Bolívar pasó al del Teniente Fernández Vinoni, quien finalmente resultó un traidor.
Cabe hacerse la pregunta de si Piar, en uno de los barcos, acompañaría a Simón Bolívar hasta La Guaira y si estaría presente en el arresto que se le hizo a Miranda. Esto último es muy improbable, de hecho, se piensa que este era uno de los asuntos que no perdonaba Piar al Libertador; es decir, el arresto y entrega de Miranda a los españoles. Esto, como tantos otros sucesos en la historia de Piar, está por determinarse. Es sin embargo digno de señalar que Piar en 1812 pasó de Alférez a Capitán, aunque tal vez por la capitulación, el ascenso no es reconocido por los patriotas.
Una vez obtenido el gobierno por Monteverde, con fecha 14 de septiembre de 1812, este despacha a Cumaná a los comisionados de la ·"pacificación" José María Ramírez y Joaquín García Jove, cuyo objetivo fue dirigirse a las provincias de Barcelona, Cumaná y Margarita, para persuadir a los patriotas de entregar el poder. Afirma que en Cumaná tuvieron feliz resultado y proclamaron al Rey, además le enviaron comisionados a él para arreglar el convenio. Entonces expresa Monteverde que
…en consecuencia de estos principios he nombrado por ahora y hasta la resolución del Rey por Gobernador e Intendente de Provincia de Cumaná a D. Emeterio Ureña Teniente Coronel y Comandante que era de La Guaira el 19 de abril de 1810[35]
Ureña quiso desarrollar en Cumaná los términos de la capitulación, actuando con humanidad, pero fue protestado por los españoles realistas más recalcitrantes, de manera que al poco tiempo fue sustituido. Finalmente le envía un comisionado, Francisco Javier de Cérveriz. Sin embargo, desde un comienzo varios republicanos como los Sucre, se refugiaron en sus propiedades rurales de la provincia, y otros comandados por Santiago Mariño se exiliaron en Trinidad.
En Cumaná, Cerveriz comienza a ejecutar las órdenes de Monteverde, y procede a verificar los ciudadanos vinculados a la revolución; y es así como el 19 de diciembre de 1812 llegaron a La Guaira los primeros presos remitidos por él desde esa ciudad oriental, con el cargo de haber obtenido empleos y gratificaciones en el anterior gobierno. Entre otros nombres, aparecen en esa lista Diego Vallenilla, José Alcalá, Vicente de Sucre, Sebastián Olivares, Juan Marcano, Dionisio Sánchez, Pedro Betancourt, Ramón Landa, Gaspar Millán y Pedro Coronado: posiblemente este Coronado era familiar del diputado legislativo provincial por Aragua El oficio de remisión es firmado por Francisco Javier Cervériz, en Cumaná el 16 de diciembre de 1812[36]
Nuestro héroe Manuel Piar, cuando ocurre la capitulación en Caracas, también huye a Oriente, espacio donde se siente seguro y que conoce muy bien. Entonces, se reúne con Mariño y pasa a formar parte de los héroes de Chacachacare, en cuyo congreso firma como Secretario. El texto del acta es el siguiente:
"Violada por el Jefe español D. Domingo Monteverde la capitulación que celebró con el ilustre General Miranda, el 25 de julio de 1812, y considerando que las garantías que se ofrecen en aquel solemne tratado se han convertido en cadalsos, cárceles, persecuciones y secuestros; que el mismo General Miranda ha sido víctima de la perfidia de su adversario; y, en fin, que la sociedad se halla herida de muerte, cuarenta y cinco emigrados nos hemos reunido en esta hacienda, bajo los auspicios de su dueña la magnánima señora doña Concepción Mariño, y congregados en consejo de familia, impulsados por un sentimiento de profundo patriotismo, resolvemos expedicionar sobre Venezuela, con el objeto de salvar esa patria querida de la dependencia española y restituirle la dignidad de nación que el tirano Monteverde y su terremoto le arrebataron. Mutuamente nos empeñamos nuestra palabra de caballeros de vencer o morir en tan gloriosa empresa; y de este compromiso ponemos a Dios y a nuestras espadas por testigos. Nombramos Jefe Supremo con plenitud de facultades al Coronel Santiago Mariño. Chacachacare: 11 de enero de 1813. El Presidente de la Junta: Santiago Mariño. El Secretario: Francisco Azcue. El Secretario: José Francisco Bermúdez. El Secretario: Manuel Piar. El Secretario: Manuel Valdez."
En un capítulo aparte, recogemos una biografía de Manuel Piar, para ilustración de los lectores, porque la vida de Piar está ligada a la vida de Aragua, desde muy temprano y no sólo porque allí fuese "apresado". Una vez firmada el acta de Chacachacare, Piar pasa a prestar servicio en el ejército con Bernardo Bermúdez, con quien marcha sobre Maturín, siempre bajo el mando de Santiago Mariño, y a la sazón con el grado de coronel. En contra de los patriotas acantonados allí, son enviados Lorenzo Fernández de La Hoz y Antonio Zuazola.
Los enfrentamientos entre los ejércitos patriotas y realistas empiezan a producirse en toda el territorio nacional. Los pueblos del oriente son bastiones patriotas, y La Hoz y Zuazola están empeñados en doblegarlos.
Para el ejército patriota, Aragua era un punto estratégico. Así que como tal lo defienden tesoneramente. El 13 de enero de 1813, Santiago Mariño invadió por el oriente; después de la proclama de Chacachacare, El ejército comandado por Manuel Piar y Bernardo Bermúdez ocupó Maturín el 2 de febrero de aquel año; inmediatamente Piar se dirige a Aragua para tomarla y protegerla como punto equidistante entre Maturín y Cumaná.
Dice el relato que al llegar a Aragua, Piar fue recibido con muestras de gran cariño y júbilo por el pueblo aragüeño, lleno del fervor patriótico. Además proveyó al ejército con caballos, vituallas y elementos de guerra. Dice un realista a este respecto:
Después de los primeros desgraciados sucesos de Maturín, una división enemiga, mandada por un aventurero llamado General Manuel Piar salió a recorrer y pillar los llanos de Barcelona. Llegó al pueblo de Aragua (de Maturín), cuyos habitantes, la mayor parte sediciosos, salieron a recibirlo a mucha distancia con música y las demás demostraciones que le dictó su deseo.[37]
Al regresar a Maturín, Piar deja una pequeña retaguardia de apenas 50 hombres en el sitio de Los Magueyes, cercano a Aragua, como defensa contra el avance de Zuazola y Boves, quienes avanzan desde Cumaná con unos 300 hombres.[38]
Los Magueyes es un punto estratégico, pues es la bifurcación de caminos hacia Maturín o hacia Urica por San Félix de Cantalicio y Caicara. Es un paso angosto entre montañas y es apto para retener allí a cualquier ejército, siempre que se tenga similar número de soldados y experiencia; cosas estas que faltaron en este caso, y los españoles logran la victoria en Los Magueyes el 15 de marzo, avanzando ese mismo día sobre el desguarnecido pueblo de Aragua, donde fue recibido el día 16 por algunos vecinos valientes que aunque defendieron el pueblo con valor y obstinación, finalmente sucumbieron ante el número de tropas entrenadas, pues habían sido enviadas a Zuazola y Boves desde Caracas por el realista Antoñanzas, mientras que los vecinos eran campesinos, agricultores mal armados y peor entrenados.
En efecto, el testimonio cínico de lo ocurrido está recogido para la historia, por un realista español, quien habla de la entrada al pueblo de Aragua después de la debacle de Los Magueyes, donde acabaron con los 50 hombres patriotas:
Pero pocas horas después entró en el mismo pueblo otra división espa-ñola mandada por los oficiales Boves y Zuazola que, destrozada la de Piar, aún tuvieron que pelear con los miserables habitantes encerrados en sus más miserables chozas, defendiéndose con obstinación. Este crimen, que en otro país hubiera sido castigado con el exterminio total de un pueblo rebelde y obstinado hasta lo sumo, atrajo sobre él sólo el saqueo, la muerte de algunos temerarios y el incendio de las chozas en que más se obstinaron.[39]
¿Cómo fue la actuación de aquellos dos asesinos en el pueblo? La primera cosa que hizo Zuazola fue tratar de atraer a los que habían huido o se habían escondido. La "Gaceta de Caracas", que a la sazón se encuentra al servicio de los patriotas, cuenta las cosas de esta manera:
Apenas llegaron las tropas (realistas) al referido pueblo de Aragua, cuando se tocó alarma para convocar a todos los vecinos que andaban dispersos por sus labranzas. Como éstos temían algún engaño en la llamada, repitió Zuazola la convocatoria… asegurándoles amistad y protección… que venia de paz a estrecharles en sus brazos y a llevarles felicidad… los vecinos se animaron a concurrir a la llamada. A proporción que llegaban eran entregados a la muerte, ejecutando primero inauditas atrocidades que sólo pudo sugerir la barbarle más brutal y desenfrenada… Se mandaba a sentar en un banquillo a los que llegaban, y después de un rato de chuleo, befas y escarnios, les cortaban las orejas desde la parte superior hasta el remate o pie de la barba; y tomándolas y poniéndolas en manos del mismo paciente para que las contemplase, era llevado después por sus pies a la orilla de una laguna inmediata, en donde se les cortaba la cabeza y se arrojaba a ella… A uno que resistió le desollaron un pedazo de pellejo del pecho y estómago, y después de haberlo clavado en una pared a su vista fue conducido a la laguna… a otros los unieron por las espaldas de dos en dos, dándoles puntadas por los hombros y los jarretes, y cosiéndolos con un rejo o látigo de cuero los llevaban a la orilla de la laguna, en donde después de desorejados y descabezados tenían su sepulcro… a otros los mutilaban puestos en el cepo de cabeza o de pies… un jovencito de nueve años se presentó al impío Zuazola, ofreciendo su vida por la de su anciano padre, que era la columna de una mujer habltualmcnte enferma y de ocho hermanitos más peque-ños que el suplicante. Esta acción brillante irritó a Zuazola y conduciendo al joven a la presencia de su padre, le cortó la cabeza a su vista y aceleró la muerte del digno anciano… a otro joven le propuso perdonarle la vida con tal que al sufrir el corte de orejas no hiciese ademán de sensación con los ojos, manos… sufrió con constancia la mutilación, dejando burlada la fiereza del tirano, que aunque admirado, le mandó tomar las orejas y que permaneciese con ellas en sus manos hasta que cesase una conversación que iba a emprenderle… fue sostenida con sereni-dad hasta que se le mando a cortar la cabeza… a una mujer preñada que vino a rogar por la vida de su esposo se le cortó la cabeza, y como la criatura diese saltos con la caída de la madre se le abrevió la muerte a ballonetazos… las casas y campos fueron saqueados y robados… quedó desolado y destruido el apreciable pueblo de Aragua… Este hecho se celebró en Cumaná y Caracas con salvas y repiques y se cantó un Te Deum[40]
Los realistas Level de Goda, Urquinaona y Heredia, confirman todos estos desmanes en sus Memorias, escritos posteriores a la guerra de independencia.
Veamos algunas de las descripciones de Urquinaona y Pardo:
En el expediente promovido de oficio en Cumaná en el año de 1813 para justificar lar, atrocidades cometidas por Zuazola, el soldado Esteban Gue-vara que sirvió a sus órdenes declara que "al salir de aquella ciudad ofreció el Gobernador (Antoñanzas) un peso fuerte por cada oreja de los insurgen-tes; que el comandante Zuazola le dio la orden de cortarlas y que no dejaran viviente después de la acción de Aragua". El soldado Manuel Villafaña añade: "que sacaron a muchos que estaban escondido» en las haciendas y luego los mutilaron y mataron'' José Calvo dice: "que él mismo se ocupó en sacar a los escondidos que fueron degollados, y que habiendo encontrado un herido, dieron parte a Zuazola y lo mandó a matar allí mismo, como así lo ejecutaron". Carlos Lima, cabo del batallón de Morenos, declara: "que en los montes y en el cantón de la plaza se mataba a los rendidos, que hallaron un herido en un rancho, y allí lo asesinaron, y que en Cumaná no les habían pagado el precio ofrecido, sin embargo de las muchas orejas que habían enviado". El sargento Manuel Rendón, que con los demás ci-tados sirvió a las órdenes de Zuazola, conviene en las mutilaciones y ase-sinatos cometidos, añadiendo el horroroso incendio de casas, graneros, conucos y cuanto hallaron. Coincide con estas declaraciones recibidas ju-dicialmente a 8, 17 y 22 de mayo de 1813 otra multitud de documentos, a cuya vista el Consejo de Indias pleno de tres salas consultó al Rey el 3 de octubre de 1814, fijando en estas causas el trastorno y obstinación de aquella provincia, y pidiendo en vano el castigo de los canibales que la aso-laron…[41]
La reacción por las acciones de Zuazola no se hizo esperar:
las violaciones cometidas indistinta mente por el comisionado Cerveris, las mutilaciones, incendios, asesinatos y demás crueldades executadas en Aragua por las tropas al mando de Zuazola, provocaron el resenti-miento de unos, el odio de otros, la venganza de cuantos sufrieron tales vilipendios en sus personas o en sus familias: y que extinguida así la opinión favorable del gobierno, reunidos los quejosos con los malvados y reforza-dos al abrigo de las discordias en que se hallaban las autoridades constitui-das, se pusieron en estado de hacer frente a los procedimientos tumultuarios de nuestros gobernadores y en situación de batir en los campos de Maturín, las tropas conducidas por Monteverde y de hacerse, como se hicieron, due-ños de todas las provincias…[42]
Eran para ellos motivadoras y anomadoras, y además muy "honrosas" del Rey, las acciones ejecutadas, y así lo dice este autor:
logró animar (el gobernador Antoñanzas) la opinión del gobierno en términos que sólo se escuchaban desde entonces los vivas al Rey y a la Nación, con ofertas y juramentos de morir en defensa de la justa causa como de hecho lo acreditaron en la pacificación de los negros sublevados y ac-ciones de Magueyes y Aragua…[43]
Como leímos en la cita de Urquinaona, el gobernador de Cumaná, Eusebio Antoñanzas había ofrecido un peso fuerte por cada oreja que los soldados cortaran en su campaña contra Maturín; la soldadesca las metía en sacos de sal, para conservarlas. Y al estar de vuelta en la ciudad de Cumaná, las cambiaban por dinero. ¿Qué hacían con las orejas? Los realistas las compraban también y las fijaban en las puertas de las casas como "adornos". Por lo menos una mujer patriota fue víctima por haber protestado esta masacre y el uso de las orejas de patriotas como adornos de las puertas de las casas. Se trata de Luisa de Arambide o Arrambide, de quien se lee en la obra «Los Mártires de la Independencia» publicada en Bogotá, lo siguiente:
Heroína de Cumaná, que públicamente protestó contra el acto salvaje de adornar las puertas con las orejas y narices de los patriotas de Aragua, enviadas a Cumaná por Zuazola. Instruido este a través del gobernador, de tal acto de insubordinación, la hizo aprehender personalmente, la acabó a sablazo en la plaza pública de aquella ciudad el 19 de marzo de 1813.[44]
Otro autor, el regente Heredia, comenta sobre Zuazola:
En el ejército de barlovento oí decir, que hubo muchos excesos desde las primeras operaciones que dirigía Cérveris, y que un oficial de la Reina, nombrado Antonio Zuazola, tenía la bárbara diversión de cortar las orejas a los prisioneros…[45]
La soldadesca sádica entrenada en el terrorismo por Zuazola, se presentó a reclamar el pago por las orejas cortadas a los patriotas de Aragua. Así lo testimonia Level de Goda en sus memorias:
Lo que si me asombró, a mi llegada, fue la demanda que me pusocumanés llamado Calvo, creo que José, sobre haber Antoñanzas ofrecidoleun peso por cada oreja de insurgente, y corresponder al demandante 7 pesospor 7 orejas que había cortado y remitido al gobernador entre un saquitoque señó Zuazola envió con orejas, y no le habían pagado los 7 pesos Yoacababa de llegar de España; y sin la mi¡áss remota idea de tan diabólica invención, el tal Calvo me dio un susto… le manifesté ser muy justo que se le pagara su trabajo. Le di de mi bolsillo 7 pesos y le añadí: Es necesario que los demás sean pagados, y esto debe hacerlo la hacienda pública. Para ello se necesita formar un expediente que sirva de comprobante al tesorero, y es preciso que conste de todo por medio de declaraciones que deben darlos mismos que han cortado las orejas. ¿No hay aquí otros compañeros deusted a quienes se les deba? Con su contestación de que había varios le repuse: "deje usted aquí los 7 pesos y luego tráigame usted 10 o 12 compañeros, guardando mucho secreto usted y todos por hoy no más, pues si se debe quedaran sin su paga. Partió aquel animal, y en el acto hice venir al escribano don Juan Ochoa, ante quien levanté auto para la justificacion sumaria y el esclarecimiento de tal barbaridad, mientras venían los desorejadores. Once bestias muy luego llegaron bien contentos, y muyunánimemente declararon que Antoñanzas haría marchar 300 cumaneses al mando de Zuazola, español, sargento de marina, con destino al interior de Aragua: que en formación, al mismo acto de salir les arengó diciéndoles, que por cada oreja de insurgente que le remitiesen pagaría un peso; que aunque no habían encontrado ningún cuerpo de insurgente, toda la gente de Aragua lo era y Zuazola los mandó a matar, a los que hallasen, y cortarles las orejas para enviarlas al gobernador (cada cual declaró las orejas que había cortado); que muchos insurgentes fueron traídos a Zuazola vivos y desorejados, y éste allí mismo los hacía matar: y que uno que desollaron vivo fue tan guapo, que así desollado todavía caminó un poquito y Zuazola le mandó a matar. Por mi fortuna, entre los 11 no se juntaron más que 72 orejas remitidas, según sus declaraciones, y sólo desembolsé 72 pesos en cumplimiento de mi palabra. Lo supo Antoñanzas y tembló. Esto me con-dujo a saber otras muchas cosas, como también de qué modo fue que Cumaná se rindió a las armas Españolas, y abrí un expediente que concluí a mi cabal satisfacción…pero el asunto de las orejas me iba costando la vida, porque Antonanzas trató de asesinarme por medio del mismo Zuazola, quien a las ocho de la noche, de sorpresa en la plazuela del puente, me descargó un sablazo que me hubiera partido por la mitad si no me tiro de espaldas. Metiéronse muchos por el medio, y el tesorero don Andrés Torre gritó a armas, con lo que concurrieron todos los catalanes y me rodearon. Estos unos hombres de difícil, sino imposible subordinación, mas por fortuna era mi amigo muy antiguo el alcalde 2° don Agustín Coll, catalán de Mucho juicio y de bastante respeto entre sus paisanos, y por su medio logré contenerlos entre ciertos límites de orden, pues como que se salían de él, y de este modo los catalanes estaban contentos Mi posición era tan falsa que no pude hacer un ejemplo con Zuazola…[46]
Level de Goda le hace un comentario al Capitán General de Puerto Rico al hablarle de:
… una operación de Antoñanzas despachando 300 y pico de hombres al punto de Aragua, donde sucedió lo que aparece muy bien individualizado en el expediente N* 5, y yo no sé si a V.E. le faltará aira leer, el ánimo que a mi me falta para describir lo que aconteció en Aragua, esas muertes, ese desuello, esas orejas… Pero cuantos quedaron vivos se refugiaron en el pueblo de Maturín, e hicieron allí el juramento saguntino. (Cuan desgraciado es el hombre cuando pierde la razón o es presa de la estupidez! [47]
Como se puede ver a Zuazola le molestó la apertura de expedientes por parte de Level de Goda, quien era el nuevo gobernador de Cumaná, quien cuenta al Capitán genral de Puerto Rico que:
… seguí viaje a Cumaná donde hallé a todos sin saber lo su-cedido. Se me presentó un joven a los dos días, con una oreja humana seca que llevaba en la mano, quejándose de que no se le había pagado el peso por aquella oreja, y pidiéndome que se lo mandase a pagar. ¿Qué quería decir esta oreja? ¿Cómo fue cortada, en dónde y a quién? ¿Qué casia de justicia llevaba consigo esta oreja para dar derecho al cobro de un peso.' Todo era para mí una confusión, y me fue necesario ponerme a conversar muy cauta y delicadamente con aquél joven, de quien hube de sacar en claro que formados por Zuazola los 300 hombres en la explanada exterior del cuartel veterano, el gobernador Antonanzas les arengó y les ofreció un peso por cada oreja de insurgente que le presentasen. Mandé al joven al corral de mi casa para enterrar la oreja; de mi faltriquera le di su peso; y abrí un justificativo comenzándolo por lo que acaba de suceder. La primera declaración fue de aquél joven, que citó a varios cortadores de orejas y aun dio los nombres de algunos desorejados: completísimo y muy claro salió el sumario, habiendo concurrido a declarar algún desorejador, que me pre-sentó un saquito con once orejas. Pagué de mi bolsillo éstos once pesos; fui pagando las orejas que se me presentaban, y la suma me alcanzó a 86, de manera que el corral de mi casa sirvió de cementerio de orejas, y el es-cribano de la actuación daba fe de cada entierro…[48]
Un testimonio más sobre los asesinatos realizados y comandados por Zuazola y José Tomás Boves, esta vez recogido por un historiador, quien hace referencia a un soldado desertor como informante espantado por aquella masacre diabólica:
Este vizcaíno enteco, amarillento y de aspecto patibulariamente sombrío, más que hombre parece una hiena con barbas, o un chacal con cachucha Es un aborto de la naturaleza. ¡Llénate de indignación con lo que vas a sa-ber… A principios del mes llegó aquí y sus congéneres los catalanes lo re-cibieron en triunfo, como puedes suponer, dándote railes, comilonas y Otros obsequios B día que salió en persecución de los patriotas, el gobernador en persona fue a acompañarlo hasta las afueras de la ciudad, le dio algunos prácticos y le ofreció en presencia de muchas personas que lo oyeron, que se comprometía a pagarle un peso fuerte por cada oreja de un insurgente que le remitiera! Zuazola pareciéndole muy buen negocio aquel salvaje cam-balache que van a encontrar inverosímil las generaciones venideras, se quitó de necios escrúpulos y echándose la conciencia y el qué dirán a las espaldas, empezó a desorejar cristianos por esos campos y caminos, sin preguntar quién vive y fuesen quienes fuesen los dueños de las orejas, asaltando ran-chos y talando conucos de infelices labriegos que ninguna participación ha-bían tenido jamás en achaques de guerra ni insurrección; y últimamente en el sitio llamado Los Magueyes, cerca de Aragua, sorprendió unas partidas armadas, que andaban huyendo y que apenas pudieron hacerle muy poca resistencia… Uno de los soldados de la tropa que le dio Antoñanzas aquí, llamado Manuel Villafaña, muy conocido de mi padre y que desertó en Aragua, espantado de las atrocidades de que fue testigo, se halla escondido en casa, llegó anoche y cuenta cosas que la pluma se resiste a transmitir, pero que el deber me impone reeditarlas… Con los prisioneros que cogió ar-mados y con muchos otros que andaban huyendo por los montes y que atrajo con engañosas ofertas de perdón, hizo un encierro o aparte como de cua-trocientas víctimas o mártires, a quienes quitó la vida con la crueldad más refinada y con procedimientos nunca vistos ni oídos… ¡La primera opera-ción que ejecutó, fue desorejarlos a todos! A unos les hizo despalmar los pies, poniéndoles a correr después con vidrios y guijarros menudos, man-dándoles a matar enseguida, con machetes amellados, y quitándoles del cuerpo los miembros uno a uno, con inicua lentitud… A otros, les aplicó la muerte del melado, consistente en enterrarlos vivos hasta el pescuezo, dejándoles las cabezas fuera de tierra embadurnadas de miel o de melado, para que los insectos los devoraran a su antojo… A otros los hacía mutilar en su pre-sencia y coser espalda con espalda para divertirse con los gestos y contor-siones que hacían al exhalar el último suspiro… A aquellos mandó a desnudar y atar en la cola de potros cerriles para gozarse en verlos despedazar por las piedras y troncos de las sabanas…[49]
De acuerdo con el historiador Pedro Elías Marcano, entre las víctimas del feroz Zuazola, se cuentan personajes de origen cumanés, como Francisco Domínguez, José Domínguez Ortiz, Antonio Pérez Fariña, unos hermanos de apellido Ramírez y Agustín Guerra, este último un latinista notable[50]
Ahora bien, dice la historia que si bien es cierto que el gobernador de Cumaná , Andrés Level de Goda, puso preso a Zuazola, aquel arresto duró muy poco tiempo, pues tanto él como Antoñanzas fueron puestos en libertad y prosiguieron sus desmanes en la guerra de independencia.
Mientras aquellos horrorosos hechos ocurrían en Aragua, Mariño estaba obteniendo triunfos en el territorio oriental que hoy día es el estado Sucre. El año 1813 fue de incesantes combates en las principales localidades de las provincias orientales. Las acciones se iniciaron en Güiria el 13 de enero, y en adelante hubo importantes triunfos patriotas en Maturín, Barcelona y Cumaná.
Manuel Piar, que había avanzado hacia Maturín, junto con otros jefes patriotas, se dispuso a defender a aquella ciudad del ataque seguro que Antoñanzas y Zuazola preparaban. La historia de la defensa de Maturín, es importante conocerla, porque en ella pelearon muchos de los que habiendo sido simples labriegos y criadores en los campos de Aragua, después del genocidio de Zuazola se refugiaron en aquella ciudad, tras hacer el juramento saguntino, es decir, vencer o morir. La expresión de "juramento saguntino" era, a la fecha, relativamente nueva, pues la arenga de José Romeu y Parras a sus tropas en Sagunto, fueron en junio de 1808.
Lo que sí resulta significativo es cómo se desarrollaron los hechos que condujeron a las batallas de Maturín en 1813. Para el historiador José María Baralt,
Maturín, situado a orillas del Guarapiche, era un punto importante, así por su posición casi intermedia entre el Orinoco y la costa de la península de Paria, como porque allí había depositado Villapol el parque que salvó su división en la ruta de Guayana. A ocuparlo destinó Mariño a Bernardo Bermúdez, y a José Francisco le ordenó situarse con 75 hombres en el puerto de Irapa. Los dos hermanos desempeñaron sus encargos con acierto y prontitud. Atacado el segundo en su puesto el día 15 [de enero de 1813] por 400 hombres que mandaba Cerveris, los derrotó completamente persiguiéndolos hasta dispersarlos. Cien hombres con que los españoles guarnecían Maturín no se atrevieron a esperar a Bernardo, y este ocupó la plaza a principios de febrero.[51]
Obsérvese que esto ocurría muy poco antes de la entrada sangrienta de Zuazola a los territorios aragüeños. Los españoles estaban empeñados en apoderarse de Maturín, pero tal como comenta el autor citado,
…en Maturín, […] por ausencia de Bernardo Bermúdez mandaban Piar y Azcúe. Viendo entre tanto el gobernador de Cumaná que Zuazola, entretenido con sus asesinatos, no hablaba de marchar contra aquella "guarida", objeto ya de serias inquietudes, dispuso que el gobernador de Barcelona Don Lorenzo de la Hoz saliese a destruirla. Don Lorenzo a efecto se reunió con Zuazola [precisamente en Aragua] y a la cabeza de 1500 hombres, atacó el 20 de marzo a Maturín. Piar no podía resistir con 500 hombres escasos el ímpetu del enemigo. Cedió pues el campo, pero poco a poco, en buen orden, haciendo uso de unos cuantos jinetes valerosos para detener al contrario encaminado en perseguirlo. En este movimiento las tropas […] de la Hoz […] ufana con la pequeña ventaja conseguida, y creyendo que Piar se retiraba acobardado. El momento oportuno para castigar su presunción, los patriotas a una señal del jefe volvieron caras, firme sobre los comandos realistas los desbarataron y rompieron de tal manera, que mal poco lograron escapar de la derrota. El 11 de abril volvió la Hoz a acometer a Maturín con tropas de refuerzo que le llevó el Teniente Coronel Don Remigio Bobadilla. Juntos tenían 1600 hombres; pero fueron rechazados con mayor pérdida en armas y soldados[52]
A la sazón, nuestro héroe aragüeño, Manuel Carlos Piar, contaba con apenas 31 años., y había asumido la conducción de la guarnición de Maturín junto con el ingeniero Francisco Azcúe, quien diseñó y dirigió la construcción de las zanjas desde donde disparaban los soldados y las mujeres de estas tierras, como Juana Ramírez (La Avanzadora), natural de Chaguaramal, y otras aguerridas damas Doña Graciosa Barroso de Sifontes, Marta Cumbales, Lorenza Rondón y muchas más.
Eduardo Blanco, al cantar estas acciones de Piar, Azcúe, los aragüeños juramentados al estilo saguntino y las mujeres aguerridas mencionadas, dice:
¡Maturín era el baluarte de los republicanos en la parte Oriental de Venezuela, contra el cual se estrellaran hasta entonces, los mayores esfuerzos de los jefes realistas! Sus baterías sirvieron a Piar de pedestal, y lo elevaron a la altura de nuestros capitanes más insignes; ellas ilustran al joven paladín el 20 de marzo de 1813, con la victoria alcanzada contra don Lorenzo Fernández de la Hoz, y su aliado Zuazola. Un mes más tarde, con el rechazo que vuelve a padecer el propio Gobernador de Barcelona, unido a Bobadilla, y finalmente, con la espléndida victoria arrebatada al presuntuoso Monteverde[53]
Después de los dos combates realizados en Maturín, los días 20 de marzo y 11 de abril de 1813, Manuel Piar y su gente se mantinenen en la plaza maturinesa, organizando a la población y sosteniendo el control militar de la zona, lo que inclyyó enviar refuerzo y ayuda de defensa a Aragua, Chaguaramal, Punceres, Guanaguana (Los Magueyes) y otros puntos intermedios. El éxito de estos patriotas independentistas, llega a oídos del Capitán General en Caracas, el español Domingo Monteverde, quien, al enterarse de la ocupación y sostenimiento de la plaza de Maturín por los revolucionarios venezolanos, decide personalmente acabar con aquellos patriotas inspirados por la Libertad.
A si que prepara la campaña y se viene al oriente, tras embarcar en La Guaira y desembarcar en Barcelona. Cuenta José María Baralt, que
Con este intento tomó en Caracas 260 veteranos que la regencia había destinado a Santa Marta, agregó a ellos algunas tropas de Coro y varios soldados de marina, y el 27 de abril se embarcó en La Guaira, dejando al Coronal Tíscar para mandar en su ausencia[54]
Cuando llega a Barcelona, el 5 de mayo de 1813, publica la siguiente proclama:
Con la misma facilidad con que se disipa el humo al impulso del viento, así desaparecerán los facciosos de Maturín, por el valor y la fortaleza de los soldados del Rey, que tengo el honor de conducir a la victoria[55]
Nuevamente le corresponde al héroe Manuel Piar, junto con Azcúe, animar a la tropa, entre quienes no faltaban los aragüeños, recordándoles los objetivos de la independencia y la necesidad de vencer a aquella caterva de monstruos, entre quienes se encontraban Zuazola y Boves, de manera que está muy, consciente de que va a enfrentar al propio Capitán General español que viene con un enorme ejército de dos mil hombres, que lo supera en número, pues en Maturín apenas había 700 patriotas; Monteverde viene provisto de una buena caballería; pero Piar no se amedrenta.
Monteverde, creyendo que la vista de aquel ejército disuadiría a los patriotas, les escribe lo siguiente:
Al Comandante o Comandantes en lo militar y político de Maturín.
Son muy conocidas la humanidad de mis sentimientos y la moderación de la reconquista en todos los pueblos de Venezuela que no se han obstinado en volver de sus extravíos y reconocer a su legítimo soberano. Si la guarnición y jefes de ese pueblo desgraciado prosiguen en su obstinación y no se entregan en el espacio de dos horas para evitar toda efusión de sangre de los miembros de una misma familia y de una misma nación, serán abandonados por mí al furor irresistible de mis soldados que ansían por reivindicar el honor de las armas nacionales y por destruir a los enemigos de la paz, de la justicia y de la felicidad de estas poblaciones pacíficas. Campo frente de Maturín, 25 de mayo de 1813. Domingo Monteverde [56]
La respuesta de Piar y Azcúe no se hizo esperar y le responde a Monteverde, diciéndole entre otras cosas:
Si hubo un tiempo en que las fementidas promesas fueron capaces de engañar a los americanos, y bajo de ellas experimentar la porción de males que sabe el mundo entero padecieron tantas honradas familias; rompiendo la venda que los cegaba, y disípese la negra nube que ocultaba un Jefe como vos, que con rostro sereno entregaba los inocentes pueblos al furor y a la saña de hombres bandidos e inmorales. Con este conocimiento, el pueblo de Maturín, sus virtuosos moradores y los jefes que los mandan, sólo se encuentran con las laudables intenciones de defender su libertad hasta perder la vida.[57]
Por supuesto, esta respuesta de Piar fue divulgada entre la tropa de valientes que lo acompañaban, especialmente para animarles y recordarles su compromiso moral, espiritual y militar con la libertad que pregonaba la República. Pero además Piar se había dirigido ya a la tropa con estas palabras:
Soldados, no desmintáis en esta solemne ocasión el heroísmo que otras veces hemos tenido; un esfuerzo más y habréis salvado a la patria de los verdugos. Pelead con furor y obtendréis la victoria.[58]
Apenas lee la respuesta escrita de Piar, Monteverde inicia el ataque a las 8 de la mañana de aquel 25 de mayo de 1813. Después de cinco horas de encarnizado combate, la plaza de Maturín se mantiene firme, mientras que por minutos han crecido las bajas en las filas españolas; y finalmente, a la una de la tarde de aquel día, el Jefe español, huyó dejando tras de sí más de quinientos muertos, y además, muchos prisioneros, artillería, fusiles, pertrechos y equipajes del ejército. El día siguiente, redactaba Monteverde en Barcelona el parte donde da cuenta de todo ello.
Mientras tanto, el informe patriota, recogido por la historia como un mensaje al Comandante general de las tropas españolas, es digno de ser leído y conocido:
Cuartel de Maturín, 25 de mayo de 1813. 1º de nuestra restauración. José Francisco Azcúe. Manuel Piar. Al Comandante de las tropas españolas.
A las siete de la mañana del 25 del corriente, Su jefe Monteverde mandó hacer alto, y remitió con un parlamentario la intimación de que se le rindiese la guarnición dentro de dos horas. Recibida la contestación se rompió el fuego a que se contestó por nuestra parte con tan buen acierto, que el primer cañonazo les quitó tres hombres, el segundo otros tres con un abanderado, y así sucesivamente en aumento hasta que a poco rato se vio obligado el jefe enemigo a prevenir la retirada. Aunque Monteverde en su marcha aseguraba el triunfo de la campaña, conoció el peligro de la retirada en un evento desgraciado; la previno a su tiempo creyendo que siempre sería tan fácil querer y mandar, como ejecutar con suceso; pero en este momento le hizo ver un capitán de las compañías de Santa Marta la dificultad de realizarlo sin perecer el ejército, y la necesidad de apurar el ataque hasta vencer. Así lo hizo el conquistador, pero con tan mal éxito, que no sólo pereció el ejército, sino que también hubiera perecido él mismo a no ser por una casualidad, y las medidas anticipadas que el General tenía acordadas con respecto a su persona y agregados inmediatos[59]
El juramento saguntino había funcionado. Y seguiría funcionando entre la tropa hasta más allá de las fronteras nacionales, pues muchos de las víctimas y deudos de Aragua acompañaron a los ejércitos libertadores hasta las tierras incaicas y más allá.
Después del triunfo de Maturín, el júbilo fue grande para los patriotas venezolanos dirigidos por el invencible Piar. Este es el informe patriota:
En el campo de batalla quedaron muertos de los enemigos cuatrocientos setenta y nueve, veinte y siete oficiales de la plana mayor, con muchos heridos y prisioneros. Se tomaron tres cañones, de los cuales dos eran de ocho, y uno de cuatro, un morterete con sus correspondientes granadas, un cajón de hachas incendiarias, una gran cantidad de pertrechos, fusilería, cajas, banderas, etc., seis mil pesos en plata, los cofres del General y algunos oficiales, y por decirlo de una vez un botín que valdrá sobre cuarenta mil pesos. La victoria fue tan completa que hasta la famosa música del batallón veterano de Caracas cayó en nuestro poder. Maturín, 30 de mayo de 1813.[60]
Baralt por su parte, asegura que "Tendidos quedaron en el campo 479 hombres, entre los cuales 27 oficiales, y por despojos cinco cañones, multitud de fusiles y pertrechos, seis mil pesos en plata, otras cosas de valor y el equipaje de Monteverde" [61]
La liberación de oriente siguió siendo exitosa. Los combatientes que se habían salvado de la debacle de Aragua y que sobrevivieron a las tres batallas maturinesas, pudieron visitar a sus familiares en el pueblo; y eventualmente disfrutar de un poco de tranquilidad, hasta el reinicio de las operaciones.
En efecto, a mediados del año 13, Mariño decidió avanzar hacia Cumaná desde su cuartel en Güiria para su liberación. Para ello, convocó a Manuel Piar quien como vimos había triunfado en Maturín, reunió sus tropas y se acercó a su objetivo y envió una comunicación a Antoñanzas exigiéndole la rendición, a lo cual respondió negativamente y ofreció resistir; sin embargo, lo pensó mejor luego y por eso huyó en las embarcaciones que el ejército realista tenía fondeadas en el puerto cumanés. [62]
El 3 de agosto, el grupo de patriotas formado por Santiago Mariño, Manuel Piar, José Francisco y Bernardo Bermúdez y Juan Bautista Arismedi, había culminado la liberación del oriente venezolano con la toma del poder en Cumaná; mientras tanto, el 17 de ese mismo mes y año, Bolívar hizo su entrada a Caracas, después de haber triunfado en la Campaña Admirable. Por su parte, los realistas Zuazola, Cervériz, Fernández de la Hoz, Antoñanzas y el propio Monteverde sufrieron una tras de otra derrota por parte de estos libertadores.
En Aragua, volvió la paz a los campos y se movieron los sobrevivientes a la reedificación de la ciudad, que había sido virtualmente destruida por las hordas de Zuazola y Boves.
Durante el proceso independentista, sin embargo, todos los sobrevivientes de la masacre de Aragua fueron divulgando los horrores cometidos por Zuazola, y aquello se convirtió en motivo más que suficiente para justificar el terrible Decreto de Guerra a Muerte dictado por Bolívar en Trujillo en el año 13 y para buscar la derrota de todos los de su especie y bando. Esto es sin contar como ya dijimos antes conque habían hecho lo que Level de Goda llamó "el juramento saguntino", por lo que su decisión de seguir adelante a favor de la independencia y la libertad tenía una fuerza y convicción emocional espiritual muy fuerte.
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