Este muchacho, agradecido por haber encontrado aquel empleo, todos los días cuando iba a almorzar, solía pasar frente al mar, y alzando los dos brazos hacia arriba, le daba gracias, y al mismo tiempo le pedía una suerte mejor. Un día Eshú vio al muchacho, y como éste no había hecho Ebbó porque no tenía dinero, y tampoco se había pasado maíz, pescado ahumado y jutía con manteca de corojo para limpiarse de todo mal, y después tirarlo por esa manigüita por donde se hallaba Eshú.
Como Eshú era un espíritu de mal tiempo, se convirtió en muchacho y fue donde estaba el zapatero y le contó lo que el muchacho hacía, y le dijo que el muchacho hacía eso, para que el mar arrasara con la zapatería. Esto se lo decía para aterrorizar más al viejo. El viejo, al enterarse de esto, despidió al muchacho pagándole el importe de los pocos días que había trabajado.
Con ese dinero el muchacho hizo Ebbó para Elegguá, Eshú y Olocun. Como había hecho Ebbó, se había quedado sin dinero ni trabajo y empezó a pasar hambre; lo cual hizo que lo decidiera a irse del pueblo.
Caminó largo rato y llegó a un lugar donde había un hombre vendiendo guengué; se acercó a éste, le pidió una jícara de a diez centavos. Cuando hubo acabado de tomar, le comunicó al hombre que no tenía dinero. Este se indigno y formaron tal escándalo, que junto con el pueblo querían maltratarlo de obra. Trayendo esto como consecuencia una pequeña revolución.
Un anciano que observaba desde un rincón todo aquel proceso, sacó el dinero y pagó dicho guengué, y acercándose al muchacho le dijo:
– Hijo, ¿por qué habéis hecho eso? El muchacho respondió: – Señor, no tengo trabajo y tenía mucha hambre.
El viejo le preguntó que si quería trabajar y el muchacho le respondió que sí. Bueno, pues sígueme.
Cuando hubieron caminado un buen trecho y el viejo vio que estaban completamente solos, le dijo: – mira, tu trabajo es bien poco. Y enseñándole con el índice para una cueva, dijo: quitaremos esa piedra que nos estorba. Esa era la puerta de la cueva, un boquete que había por el cual no cabía el viejo. Por ese boquete prosiguió el viejo: Tú entrarás, y una vez allí, tu trabajo será darle un poco más de ancho a la puerta para que yo pueda entrar.
Le dio un martillo y un cincel y el muchacho entró y vio que, lo que había adentro era una fortuna de oro y brillantes. Empezó a picar aquellas piedras y cuando hubo terminado, el viejo le preguntó qué era lo que había adentro. Inmediatamente el muchacho pensó y súbitamente respondió que no había visto nada, porque desde que llegó empezó a trabajar.
A los tres días, el muchacho y el viejo fueron al pueblo a desayunar, parece que por su edad o por lo que sea, al viejo le sobrevino un mal inesperado y allí mismo murió.
El muchacho lo atendió bien y lo enterró. Entonces él se quedó con toda la fortuna, y allí mismo, sobre aquellas rocas, hizo un gran palacio, y así se hizo dueño y señor de casi toda aquella comarca.
Compró un caballo blanco y fue a su pueblo, allí nadie lo reconocía, fue donde estaba el viejo zapatero, que tampoco lo conoció, pero al reconocerlo fue un gran asombro para él, pero el muchacho lejos de reprocharle, lo trató muy bien y hablaron de negocios.
El vio que el zapatero estaba atravesando una situación mala, se hizo socio del zapatero, para así aliviar sus males, pero poco tiempo después el zapatero murió, quedándose el muchacho dueño de todo.
Maferefún Elegguá, Maferefún Olocun
Cuando salga esta letra, se cumple con Elegguá, con Olocun, con Shangó, y si la persona que se está haciendo Osha no tiene Olocun, que la reciba y si no tiene Osha y se está tan sólo registrando, tiene que recibir a los Orishas Guerreros, y el Igworo en este caso tiene que ayudar al Aleyo.
También con esta letra se reciben los Bellis y se le da gracias a Shangó y cuídese de la candela.
Historia de Ocolli
IROSO ELLILA (4-12)
Ocolli tenía que hacer Ebbó de Irozo Ellilá, por cuanto en el registro que se hizo le pronosticaron, que lo estaban acechando cuatro individuos para apabullarlo, porque lo consideraban pendenciero e intruso. Ocolli lo hizo y fue su salvación.
Dado a que estos individuos que habían tramado su eliminación física, acordaron para asegurar mejor su presa, como Ocolli tenía que pasar casi todos los días, esperarlo debajo de un árbol muy frondoso y hacerle lo siguiente:
Uno tenía que invitarlo a pasar por debajo del árbol, otro lo asustaría y cuando estuviera asustado y comenzara a correr, el otro lo perseguía con un palo para golpearlo. Y en caso de que fallara el del palo, el último individuo esperaría a Ocolli en un recodo del camino para exterminarlo
Ese era el plan fraguado por los cuatro individuos, enemigos secretos de Ocolli, pero como él hizo Ebbó, tal como lo había indicado Olofi, los individuos en cuestión se fueron asustando uno a uno, y todos se agruparon debajo del árbol antes de llevar a vías de hecho su maléfico plan, y en acalorada discusión estaban los cuatro enfrascados, cuando fueron sorprendidos inesperadamente por una descarga eléctrica que acabó con ellos para siempre, gracias al Ebbó que Ocolli hizo a tiempo y también por la obediencia de no andar acompañado por un período de tiempo, tal como se lo advirtió Olofi.
MAFEREFUN SHANGO, MAFEREFUN YEMAYA.
HISTORIA DE LA CHIVA DE OBBATALA
IROSO OGUNDA (4-3)
Obbatalá tenía una gran cantidad de corderos y entre estos, solamente una chiva blanca como el algodón, que era la niña de sus ojos.
Oggún era el encargado de pastorear todo el ganado y Elegguá era el portero de la gran mansión de Obbatalá, y Ozún era en la casa de Obbatalá lo que pudiéramos llamar el amo de las llaves; así como también tenía la misión, y por ello gozaba de la confianza de Obbatalá de atender a todos los que entraban y salían de tan gran mansión.
Por esta razón Eshú, Elegguá y Oggún, no veían con buenos ojos a Ozún, y un día, Eshú le dijo a Oggún y a Elegguá: ¿Ustedes quieren que Obbatalá le retire la confianza a Ozún? Estos le dijeron que sí Pero, ¿cómo hacerlo? Y Eshú contestó: Yo tengo la solución, cuando Ozún se quede dormido, nosotros mataremos la chiva y nos la comeremos y luego abriremos un hoyo y enterraremos todo lo que pueda delatarnos, y de la sangre de la chiva, le untaremos un poco en la boca a Ozún, y luego le diremos a Obbatalá, que su Aqué se ha desaparecido.
Así lo hicieron, mataron a la chiva y se la comieron y enterraron todo lo que pudiera delatarlos como el cuero, vísceras, huesos, etc. Entonces fueron donde estaba Obbatalá y dijeron que ellos vieron entrar a su chiva, pero que cuando fueron al recuento de los animales, notaron que faltaba la referida chiva.
Inmediatamente Obbatalá llamó a Ozún, que ignoraba la traición que le habían hecho sus mejores compañeros de luchas y trabajos, y estos a su vez, aparentaban estar muy asombrados, cuando se acercó a ellos. Y Obbatalá le dijo a Ozún: ¿Dónde está mi Aqué? Este le contestó: Ahí está Babami. Obbatalá le dijo: Enseñámela, traeme la Aqué. Ozún salió a buscarla pero no pudo traerla, pues la chiva no se encontraba entre los demás animales.
Entonces Ozún fue donde estaba Obbatalá, Elegguá y Oggún y les dijo: Su Aqué no está aquí, quién sabe si Oggún no la trajo. Entonces le respondió Elegguá: – sí, Oggún la trajo, yo la vi entrar. Y Eshú dijo también: – Oggún la trajo y tú te la comiste.
Ozún protestó que eso no era cierto y Elegguá se acercó, y señalándole la boca, le dijo: – Mira, ahí está la prueba de que te la comiste.
Obbatalá miró a la boca de Ozún y efectivamente la tenía manchada de sangre.
Ozún quedó confuso, sin saber qué decirle a Obbatalá y comprendió que sus amigos le habían traicionado y se echó a llorar. Diciéndole Obbatalá a Ozún: – Tu deber es cuidar la vida de todos y te has quedado dormido, para que no duermas más, ni de día ni de noche:
Siempre estarás parado. Pó Ban Echú.
(4-3) Abra bien los ojos: llanto, traición, envidia, hoyo, trampa, confiado y desconfiado, sangre.
En este Oddun se habla de un resguardo de santos, de collares de Ozaín hechicería y recibir los Guerreros.
HISTORIA DEL CAZADOR (5-4)
Había un cazador que todos los días iba a cazar, y todos los animales que cazaba, iba donde Olofi y le brindaba la sangre.
Pero antes, le quitaba la cabeza y la botaba.
La mujer llena de curiosidad, al ver que su marido traía la cabeza de todos los animales, quiso saber a qué se debía esa anomalía, y una noche después que el marido se acostó, le puso en el saco donde él echaba los animales, una gran cantidad de cenizas; para así poder seguir el rastro cuando él saliera a cazar.
Y así lo hizo al siguiente día, así que cuando él acabó de cazar fue para la casa de Olofi como todos los días y ella iba detrás.
Se escondió la mujer detrás de un árbol, pero Olofi la vio y la hizo salir, diciéndole, por curiosa: ¡Maldita seas!
Y por esto, desde ese día, todas las mujeres tienen período todos los meses.
PATAQUIN DE YEMBO Y EL CABALLO DE SHANGO
(6-10) (10-6)
Shangó era un Rey potentado y de su reino desapareció su caballo favorito y no aparecía por ninguna parte.
Hacía muchos años que él no veía a su madre, ni ella a él.
Shangó dio órdenes terminantes a sus soldados, para que atraparan vivo o muerto al que se había robado su caballo.
Por esos tiempos, su madre, que estaba desmemoriada y enferma, pasando trabajo y necesidades, se fue a registrar e hizo Ebbó y le salió que cuando fuera a la ciudad, llevara una rama de Egüe, Oca bien verde. Todo lo cual hizo la madre de Shangó, pero cuando pasó por el bosque que estaba seco, mustio, debido a la tremenda sequía que asolaba a la comarca, el caballo de Shangó, que estaba allí hambriento, siguió detrás de la rama verde que llevaba en la mano la madre de Shangó, hasta la ciudad donde todo el mundo buscaba al caballo.
Y cuando los soldados vieron a Llembo, que así era como se llamaba la madre de Shangó, venir con el caballo, la apresaron, llevándola a presencia del Rey, que como hemos dicho, era Shangó.
Este, cuando reconoció a su madre, dijo:
-Suelten a esa señora, que es mi madre.
Y Shangó se tiró en el suelo, delante de su madre, y eso hicieron también todos los presentes.
LA COMIDA DE OBBATALA
OBBARA TONTI OBBARA (6-6)
Cuando Obbatalá le entregó el mando a Shangó, como éste era joven, nadie lo quería respetar ni considerar y todos los días había alguien que le iba con cuentos a Obbatalá, de Shangó.
Obbatalá llamaba a Shangó y se lo decía, ya que Obbatalá, por ser quien es, nunca anda con rodeos para decir las cosas. Tantos fueron los cuentos, que un día Shangó le dijo a Obbatalá: – "Papá, ¿por qué todos los días le dicen algo de mi, y nada de eso que dicen es verdad?
Pero Obbatalá, que conocía la seriedad de Shangó, le dijo: – "Hijo mío, yo quisiera que tú hicieras una comida para todos mis hijos y para mí; quisiera que tú me hicieras o cocinaras lo más bueno que hay en el mundo".
Shangó hizo la comida a los hijos de Obbatalá, tal como él lo había pedido e hizo para Obbatalá lengua de res. A lo que Obbatalá dijo:
– "Shangó, ¿lengua es la mejor comida del Mundo?" Dijo Shangó: "Sí, papá, un buen Ashé es lo mejor del mundo".
Transcurrió algún tiempo y Obbatalá volvió a decirle a Shangó que hiciera una comida para todos sus hijos, pero para él hiciera lo más malo que hay en el Mundo, de comer. Shangó le cocinó para él otra vez lengua, y Obbatalá le dijo: "Shangó, si la otra vez me hiciste lo mismo y me dijiste que era lo mejor, ¿por qué hiciste lo mismo como lo más malo?" Y Shangó le respondió: "Papá, una buena lengua salva a un pueblo, pero una mala lengua, puede ser la perdición del mismo pueblo". Y Obbatalá le dijo: "Tienes razón, Shangó.
Ahí naciste, en Obbara Melli y es por lo que tú ves que todos los días dicen algo de ti, y precisamente, eso te hará más grande por cuanto que, el día que no te mencionen, en bien o en mal, dejarías de ser Shangó". Y dijo Shangó: CABBI ESILE (no pasó nada).
ODDI UNLE (7-8)
Allebí tenía tres hijos que eran santeros y todos se dedicaban a otro trabajo que no era el de los caracoles.
Los dos mayores se dedicaban a los trabajos del campo, porque no quisieron aprender los ritos de Osha, y nunca hacían Ebbó porque no querían gastar su owó. Pero pasaron los años y los trabajos que ellos hacían se agotaron; mientras que el más pequeño, ejercía de Orihaté.
Los dos mayores, que a veces el menor tenía que socorrerlos económicamente, porque no tenían trabajo, le cogieron envidia.
El más chico tenía una novia en el pueblo y acostumbraba a ir a visitarla todos los días, a las dos de la tarde y a las ocho de la noche.
Un día, sus dos hermanos idearon darle muerte y así lo quitaban del medio; pensaron que una buena distancia de la casa de su novia, que se levantaba una gran peña en el mar, en este lugar podían darle muerte a su hermano. Le fueron con chismes de la novia a donde estaba el hermano y le dijeron que ésta todos los días, a las nueve de la noche, se ponía a hablar con un hombre; y que, después lo besaba, según ellos se lo podían demostrar.
Ciego por los celos, no puso reparo alguno en comprobar si era cierto lo que le decían sus dos hermanos.
Suerte del hermano más chico, que el día antes había hecho Ebbó, con una tabla de su tamaño, con siete varas de soga, algodón y le salió que lo botara en la peña que quedaba frente a la casa de su novia; la tabla estaba atada a la soga y al caer al mar, quedó enredada en la punta de una piedra que sobresalía de la peña.
Al día siguiente, fueron los tres hermanos, a comprobar lo que según ellos decían de la novia del más chiquito, y le dijeron: Mira. Y al virarse éste para mirar al lugar donde le habían señalado, lo empujaron al mar y se fueron.
Cuando sus clientes fueron a buscarlo y vieron que no estaba en el pueblo, fueron en busca de los hermanos de este, estos estaban actuando como Orihaté.
Mientras el más chico luchaba por llegar a la tabla de su Ebbó, y así pudo llegar a la orilla, estaba todo harapiento y con hambre; se dirigió a su casa, y allí dio gracias a todos sus Orishas. Y al salir se enteró, que sus dos hermanos estaban haciendo un Itá, se dirigió donde ellos se encontraban y en aquel momento estaban hablando de muerto, de acuerdo con la letra que había salido en dicho Itá. Dio tres golpecitos en la puerta; al abrir la puerta, el primero que lo vio fue el que hacía de Orihaté y cuando vio aquel espectro de su hermano que parecía una visión, del susto quedó muerto y los que estaban allí se asustaron y éste les contó lo sucedido.
Entonces los Iworos acabaron con su otro hermano y él siguió de Orihaté de toda aquella comarca.
Esta historia explica que, él que nació para una cosa, más tarde o más temprano tendrá que ser para lo que vino a este mundo; que no le preste atención a los chismes; no confíe ni de sus hermanos y muchos menos de los Iworos como usted. Acérquese más a sus mayores muertos, si usted es caracolero, será un gran Santero, no intente coger otro camino que no sea el Santo. Usted triunfará, déle gracias a Yemayá y a Elegguá y a los muertos y procure por todos los medios que su primer ahijado sea Olo-Obbatalá.
Por qué Eleggua es príncipe (7-11)
Era en un tiempo que Orunmila andaba de ambulante, no era nadie ni tenía trabajo, ni dinero, ni casa. Tenía una situación bastante precaria; pero andando los días, se encontró con un señor que se llamaba Biaguoná haciéndole gracias a distintos señores que estaban reunidos en un lugar apartado del pueblo.
Orunmila se detuvo a contemplar aquel espectáculo y veía cómo algunos se alejaban disgustados, mientras otros le tiraban monedas fraccionarias a aquel individuo, grotesco para unos y gracioso para otros. También observaba Orúnmila, como en vez de tirarle monedas, había en el grupo quienes le daban de comer como platanitos, bollitos.
Orúnmila en ese instante, pensó relacionarse y hacer amistad con él, si podía, y así lo hizo y logró su propósito.
Entonces, después de conocerse, salieron juntos caminando y Orúnmila empezó a contarle a Biaguoná, que no era otro que Elegguá, su mala situación; entonces Biaguoná se compadeció de él, pero sin revelarle nunca quién era él, verdaderamente.
Biaguoná también le contaba la odisea de su vida a Orúnmila. Este oía con resignación y no decía nada, porque no tenía ninguna fórmula para aliviar su situación, y comprendiendo que Elegguá sí tenía resuelta su vida, por cuanto antes lo vio ganar dinero y comida; él pensaba todo esto, pero no se atrevía a hablar, siendo un hombre de sus condiciones. Biaguoná lo comprendió y le dijo:
– Orúnmila, ¿por qué no vamos a donde Olofi para que éste nos trace una pauta a seguir?
Elegguá podía por sí solo resolver el problema de Orúnmila, pero tenía miedo de hacer un pacto a espaldas de Olofi y que Orúnmila lo traicionara, decidió llevarlo a donde estaba él.
Puestos de acuerdo, llegaron juntos ante Olofi e hicieron un pacto de ayuda mutua, sin orgullo ni traiciones.
Resultó que comenzaron a trabajar juntos, Elegguá en la esquina y Orúnmila en un suntuoso palacio que constaba de dos plantas. Elegguá enviaba los Aleyos que encontraba para que él los consultara e indicara Ebbó. De esta manera Orúnmila llegó a conquistar fama y fortuna.
De acuerdo con el pacto, Orúnmila debía de mandarle a Elegguá todos los días la comida a la esquina, lugar que éste no podía abandonar.
Orúnmila ya no daba abasto a la gran cantidad de personas que Elegguá mandaba para registrar, y dado el excesivo trabajo que tenía Orúnmila, no le mandaba la comida a Elegguá con regularidad.
Asímismo, se iba enorgulleciendo y llenándose de vanidad con lo que ganaba y la fama que había adquirido, y uno de esos días que Elegguá tenía mucha hambre, con uno de los señores que él recomendó a Orúnmila, le envió un recado diciéndole que ya era hora de comer y que tenía hambre. El Aleyo se alegró grandemente de ser portador de ese recado, porque de esa manera se le facilitaba mejor ver a Orúnmila, y en cuanto llegó fue lo primero que hizo saber a Orúnmila, y entonces éste le contestó: "Sí, es verdad. Ese es mi criado".
Después que el Aleyo hubo de registrarse, fue donde estaba Elegguá y se pusieron a conversar de distintos tópicos y entre otras cosas, Elegguá le dijo que Orúnmila y él eran socios, expresión ésta que le causó gran asombro al Aleyo, ya que Orúnmila le había dicho que Elegguá era su criado. Entonces el Aleyo le confesó que Orúnmila le había manifestado que el era su criado.
Disgustado Elegguá, con el proceder de Orúnmila, no le mandó más Aleyo a registrar, y es más, cuando alguien le preguntaba por el hombre que consultaba, él le indicaba otro lugar.
Pasaban los días y los Aleyos ya no acudían a registrarse, hasta el extremo que hubo días que no fue ni un solo Aleyo a consultar a Orúnmila. Debido a esta situación, creada por la actitud de Elegguá, Orúnmila tuvo que bajar del palacio a preguntarle a Elegguá, qué ocurría, ya que los Aleyos no subían al palacio a registrarse. Y éste le respondió, que si él conocía a alguien que pudiera vivir sin comer.
Orúnmila no hizo la menor objeción y trató de arreglarse de la mejor manera con Elegguá, cosa que logró a medias.
Entonces Orúnmila, creyendo que Elegguá estaba conforme con lo nuevamente convenido, intentó marcharse para el palacio y Elegguá le dijo:
– Tenemos que volver a donde Olofi para garantizar este nuevo pacto.
Fueron donde Olofi y a este le causó extrañeza lo narrado por Elegguá, de acuerdo con la acusación que hizo Elegguá. Y no pudiendo Orúnmila alegar ninguna razón, entonces Olofi dice: "Queda roto el pacto que hicieron". Y Elegguá dijo: "Sí señor".
Acto seguido, Orúnmila le da cuenta a Olofi de los términos del nuevo pacto que habían concertado.
Oída la conversación de Orúmila, Olofi le preguntó a Elegguá si aceptaba, y éste le dice que sí, pero con una condición, que Orúmila reconozca que él es un Príncipe y no un criado, y para que no se le olvide jamás, Elegguá llevará la insignia de una pluma de loro en la cabeza que lo distinga como tal.
Esta es la pluma de loro que llevan todos los Elegguá hechos de maza, hasta hoy en día.
NLE IROSO (8-4)
Los pájaros se reunieron y acordaron, llenos de envidia, acabar con el Algodón, pues decían que él, como siempre estaba vestido de blanco, se daba mucha importancia.
Fueron donde estaba la Luna y ésta les ofreció mandar agua hasta que se pudriera. El Sol prometió calor para quemarlo. La lombriz quedó en meterse en su raíz y perforarlo. El Viento quedó en arrasarlo y los pájaros se iban a comer su semilla para evitar su reproducción.
Pero el Algodón se enteró de todo lo malo que estaban tramando contra él y fue a registrarse, saliéndole rogación con la ropa que tenía puesta y que cuando acabara, la pusiera al pie de la loma.
Así lo hizo, y sucedió que un día, bajando Obbatalá por esa loma, se le ensució la ropa (pero no con la que el Algodón había dejado allí) y se quitó la sucia y se puso aquella limpia, y en acción de gracias, quiso premiar al que había dejado allí la ropa y fue al pueblo y preguntó quién había sido, pero todos, creyendo que era algo malo, dijeron que no sabían nada y que el único que podía haber sido era el Algodón, con ideas de fastidiarlo.
Entonces Obbatalá llamó al Algodón y le preguntó: ¿tú fuiste el que dejaste la ropa en la loma?
El le respondió que sí y le contó por qué.
Entonces Obbatalá le dijo:
– Ashé To, desde hoy todo el que trate de hacerte daño quedará ciego.
Pacto de Orishaoko Y Olofi
Al principio del mundo, nadie trabajaba; todo el mundo vivía de lo poco que Olofi le daba, como cuando un padre tiene varios hijos y todos viven a expensas de él. Pero dentro de aquellos hijos, había uno que se llamaba Orishaoko, que dada la necesidad que pasaba, se dedicó a labrar la tierra, sembrar, producir distintas clases de granos para el alimento. Olofi vio que Orishaoko trabajaba y era bueno y que los demás se agotaban y no tenían qué comer y morían de inanición; como Olofi necesitaba terminar su obra, llamó a Orishaoko y le dijo: – – "Hijo mío, dale un poco de comida de la que tú produces a tus hermanos". ¿Y mis hermanos qué me darán a mí?, objetó Orichaoco. Olofi le dijo: – "Si ellos no tienen nada".
Orishaoko le contestó: – Yo trabajo y tengo.
Entonces Olofi le dijo: – "Déjame ver una de tus manos".
Orishaoko se la mostró y Olofi, señalándosela, le dijo: – Tú ves Orishaoko, cómo esta es una mano, parte de tu cuerpo, y los dedos de ella no son iguales; el meñique y el anular no son iguales, ni el del medio y el índice; tampoco el índice es igual al pulgar y sin embargo todos son de la misma mano. Como ves todos son hermanos y ninguno es igual.
Entonces fue que Orishaoko, uniendo las dos manos y enseñándoselas a Olofi, le dijo: – Mira papá, las dos manos tienen cinco dedos cada una y los diez no son iguales, pero unidas las dos, no son iguales. Olofi dijo: – Es verdad hijo, pero una es Otún y la otra Osi. Otún tiene más fuerza que Osi.
Orishaoko le respondió: – Bien papá, ya que yo tengo esa fuerza, ese poder, entonces trabajaré para los hombres y para todos los seres vivientes, ¿y qué me darán a cambio de mi fuerza, mi energía, mi vigor perdidos para que ellos vivan?
He aquí el pacto:
– Bien hijo mío, en recompensa de tu energía, vigor, fuerza y todo lo que te quiten, yo Olofi, dispongo: "Que mientras el mundo sea mundo, todos los que de ti vivan, todo lo que se mueve en la tierra, todos los que la pisen, los vivos morirán, los que no sienten se pudrirán, en fin, todos los que pisen tu cuerpo, te nutrirán y vigorizarán.
OBE SA – ELLEUNLE OSA (8-9)
Dice, que usted tenía un altar a un Santo en su casa y todos los años lo alumbraba. Obbatalá dice, que ahora está desatendido, porque usted lo ha quitado. Tiene que ponerlo, haciendo otro y ponerle todo nuevo en distinta forma a la que tenía o estaba, porque ese Santo así lo reclama. Cuando usted empiece a hacer el altar, usted irá progresando, porque Obbatalá ve que usted se empeña en hacer lo que él quiere, y le dará una suerte el día que usted menos lo piense.
En un pueblo había un carpintero muy famoso por lo curioso que realizaba su trabajo, en eso Obbatalá necesitaba hacer un trono, pero necesitaba un maestro carpintero para que se lo hiciera, por lo que indagando, se enteró de dicho carpintero, y por la indicación,
Obbatalá fue a proponerle el trabajo y convenir el precio del mismo.
Puestos ambos de acuerdo, Obbatalá le ofreció hacerle un regalo cuando él lo terminara; el carpintero enseguida, con su aprendiz, empezó el trabajo.
Pocos días después pasó por allí Obbatalá y contento al ver que el trabajo lo estaban haciendo como él quería, le dijo: – Mande a su aprendiz conmigo, para mandarle un regalito.
Fue el muchacho y le mandó una jícara con Sará-ecó, llegó el muchacho donde su maestro y le entregó la jícara. Al ver aquello, dijo con desprecio: – ¿Esto es lo que me mandó Obbatalá? Y dijo el muchacho, sí. El maestro dijo: – Si tú quieres, tomatelo. El muchacho se lo fue tomando y en el fondo de la jícara tenía perlas; las cogió y se las guardó sin decirle nada al maestro.
Pasó otro día Obbatalá y viendo lo adelantado que estaba el trabajo, le dijo que mandase al muchacho para enviarle algo. Cuando el muchacho regresó, le trajo otra jícara de sará-ecó, y éste cuando vio que era lo mismo, se la dio al muchacho para que se la tomara, por segunda vez y en el fondo de la jícara el muchacho encontró perlas e hizo lo mismo, se las guardó.
A los pocos días Obbatalá volvió a pasar y el carpintero le dijo: Mañana le llevo el trabajo, o sea el trono. Y Obbatalá, viendo la prontitud con que el hombre terminó el trabajo, le dijo: – Qué pronto, hijo. Manda el muchacho. Y cuando regresó le trajo lo mismo: una jícara de sará-ecó. El maestro se la regaló otra vez al muchacho, la jícara en el fondo tenía brillantes, que también se guardó el muchacho.
Al siguiente día el maestro le llevó el trono a Obbatalá, que le pagó el importe de su trabajo y el carpintero dijo para sí: Cumplí con él y me pagó, pero no me hizo el regalo que él dijo que me haría.
Marchándose él y el muchacho y dándole poco dinero al muchacho.
Al poco tiempo el muchacho se fue para otro pueblo, donde se estableció como carpintero e hizo un gran taller, como no había uno igual en todos los contornos, pero de esto nada sabía el maestro.
Un día salió el maestro y se encontró a Obbatalá y le dijo: A usted se le olvidó hacerme el regalo que me ofreció. Obbatalá sorprendido le dijo: – ¿Tú tomabas lo que yo mandaba en la jícara? El carpintero le respondió: – Yo lo tomaba. Y Obbatalá le dijo: – No hablas verdad, tratas de engañarme, despreciaste la fortuna, al que se la diste a tomar se ha aprovechado de ella. Y Obbatalá siguió su camino.
El carpintero se dio cuenta y dijo: Esta es la razón por la cual el aprendiz se ha separado de mi. El carpintero indagando, llegó al pueblo donde se estableció el aprendiz y al encontrarlo, le preguntó: ¿Tú te encontrabas joyas en la jícara? Y el muchacho se lo negó, diciéndole: Usted me las regalaba y en ellas encontré mi fortuna.
Reinado de Omo Olu (8-10)
Sucedió que en el reinado de Omo-olu, Obbatalá era el padrino de todos los hombres que tenían allí alguna significación, algún poder, hasta el mismo Omo-olu era ahijado; pero el pueblo ignoraba eso.
Como asimismo no se conocían unos y otros ahijados, que Obbatalá tenía en los distintos pueblos del reinado de Omu-olú, y cada ahijado de esos, tenían cientos y cientos de adeptos y simpatizadores, pero todos estos señores, estaban disgustados de cierta manera con Omo-olú.
Omo-olú no era un hombre malo, pero era muy estricto en sus cosas y muy drástico en sus medidas; actitudes éstas que no agradaban al pueblo del reinado de Omo-olú.
Entonces sucedió que en dicho pueblo vivía Adele, que era heredero del trono de Omo-olú, y entonces Adele que ambicionaba dicho trono, formó una revolución en todos los pueblos del reinado, para destronar al Rey, y proclamarse el Rey. Viendo Omo-olú que ya estaba perdido, porque todos estaban en contra de él, anunció que si el estado de cosas seguía como estaba, que él abdicaría, y Adele, aprovechándose de esta oportunidad, reunió a todos los elementos del pueblo e hizo una manifestación de protesta, desfilando por frente al palacio en contra del Rey.
Omo-olú cuando oyó la gritería y escándalo de los manifestantes, se asomó al balcón y se recostó en él para ver mejor a los manifestantes, y después que pasaron todos y de soportar todas sus blasfemias e insultos, entró y pensó en su padrino. Acto seguido lo mandó a buscar, y su padrino vino sin anunciarse y entonces cuando Obbatalá llegó, Omo-olú le contó todo lo que estaba sucediendo y también le dijo: – Recuerde papá que hace poco que yo hice Ebbó. Obbatalá le contestó: – "Olofi recibió tu Ebbó y tú no tienes que tenerle miedo a nada".
Y esa misma noche Obbatalá mandó a buscar a todos sus ahijados al palacio de Omo-olú, donde él se había hospedado y habló con todos y les dijo, que Omo-olú era hermano de todos ellos, por cuanto que también era su ahijado.
Aquellas palabras de Obbatalá causaron gran asombro a todos los allí reunidos, que bebieron y vitorearon al Rey Omo-olú y todos se retiraron y se fueron para sus respectivos pueblos, arengaron a sus amigos y simpatizadores por la estabilidad de Omo-olú, y así lo hicieron todos. Y Adele tuvo que retirarse a su Adde tranquilamente.
IWOROS:
Si ustedes asimilan bien este pataquín o parábola, se darán cuenta, que aunque usted sea muy grande, muy poderoso e inteligente, siempre necesita de su Padrino o Madrina para algo en esta vida, como el hijo, que siempre necesita de su Madre o de su Padre.
Historia de Obe Tumatun
(8-11)-(11-8)-(8-10)
Había un pueblo que tenía cerca un monte muy denso y desconocido, por la casi totalidad de los habitantes, por el temor que tenían de acercarse a él, ya que sabían que todo el que allí se acercaba, no regresaba; pues quedaban presos por los muertos.
En esa época, en el pueblo se morían de hambre, epidemias y otras calamidades que podían suceder en la tierra.
Entonces Olofi reunió a todos los hombres del pueblo y preguntó, si alguien entre ellos se atrevía a ir a ese monte y hacer un trabajo que había que realizar, para terminar o acabar con todas esas calamidades; y todos se negaron, a excepción de uno de ellos que se llamaba OBE TUMATUN.
Todos se miraron asombrados cuando OBE TOMATUN, le dijo que iría al monte y regresaría si Olofi así lo disponía.
Olofi preparó Ebbó y le entregó a OBE TUMATUN, que con asombro de los demás, se dirigió al monte tan temido por ellos. Allí estuvo los días necesarios para realizar la obra que le encomendara Olofi.
Pasaron los días y cuando OBE TUMATUN regresó, si asombrosa fue su partida, más lo fue su regreso.
OBE TUMATUN, que en ese pueblo era un hombre que no tenía significación alguna, desde entonces empezó a merecer el respeto y la consideración del pueblo hasta que lo hicieron Rey.
Maferefún Obbatalá, Maferefún Elegguá, Maferefún Boguo Egun
ORULA (10-10)
Llée güara, güara Orunla elló,
Orunla güeile, elló,
Orunla güeile, elló Orunla güeile.
Donde él llegue o entre, hay elló, más tarde o más temprano, con el Babalosha o Iyalosha, y esto no ocurre entre nosotros solamente, sino que data desde tiempos remotos, desde Africa, desde la confederación que bien se le puede calificar a esa consagración de todos los santos.
Por cuanto, que en aquellos tiempos en Yoruba, en cada pueblo se adoraba a un solo Orisha y, por ende, el individuo sólo tenía el Orisha que se le hiciera, como bien se pudo comprobar en nuestros antepasados, a su llegada a Cuba, que cada uno tenía únicamente el Santo que ellos se hicieron en su tierra. Por ejemplo, el que tenía Shangó, no tenía más que a Elegguá, Obbatalá y a Shangó, y así sucesivamente, los que tenían hecho otro Orisha que no fuera Shangó, sino Yemayá, Oyá, etc.
Y si por cualquier causa tenía que coger otro Santo, era de Addimú, nunca para venderlo, ni regalarlo, como resulta hoy en día.
Volviendo a lo de la Consagración, diremos que se hizo porque había una gran tirantez, por creerse el uno superior al otro y estos no eran otros que los hombres de Orú. Estos eran decididos e inteligentes, precisamente amparados por su capacidad e inteligencia, se creían superiores a los demás; por ellos se fundó la consagración, quedando ellos excluidos de la misma.
Entonces ellos se unieron y se fueron a Ifé y allí, idearon fabricar Ifá. Acordaron que tenían que tener algo de las gentes de la Consagración, que los sintieran siempre, y fue como se acordó arrebatarles a uno de los más apreciados de la consagración: a Orúnmila.
Orúnmila era en la Consagración un hombre pacífico; de altos conocimientos entre la vida de las gentes y Olofi, y muy respetado.
Pues bien, estos señores de Orú, escogieron a uno de los más inteligentes y preclaros y lo enseñaron y practicaron bien en las reglas y las cosas de la Religión y lo enviaron a Orú, donde estaba la Consagración.
Este hombre tenía gran maestría y conocimientos de parábolas, o sean pataquines, y cuando llegó a Orú, todo el mundo se asombró de ver entre ellos, que sabían que venía de lfé. Por dondequiera que él andaba, un grupo de hombres le seguía atrás, que no le decía nada, pero le seguían y él si se daba cuenta, pero se hacia el que nada veía.
Por fin un hijo de Elegguá, que había entre ellos, se acercó al hombre y le dijo: Señor, ¿quién es usted? Y aquel superhombre se llevó las manos a los bolsillos y extrajo cuatro pedazos de cocos y los tiró todos a la vez, dando los cocos Ellife. Todos se asombraron al ver a ese hombre llevándose las manos a ambos bolsillos y tirando de las dos manos a la vez, con cuatro pedazos de cocos, en cada una de las manos y dio Ifé. El superhombre le dijo a los demás, que exclamaron Ifé; si Ifé, quiere decir: Querernos porque soy hijo de Ifá; quiere decir: Amarnos los unos a los otros.
Así, los días de ese pueblo fueron donde él con su palabra, por medio de sus parábolas, o séase pataquines, complacían y convencían a todos.
Y así se hizo con Ecuele e Ifá, el más grande adivino de aquellas comarcas; creciendo y aumentando sus adeptos y simpatizadores hasta llegar a tener un gran poder entre los hijos de Osha. Cosa ésta que nunca vio bien una gran parte de los Iworos.
He ahí, de donde proviene el canto que encabeza esta narración.
LA PARED TIENE OIDOS (10-3)
Había un hombre que se llamaba Ara-lanú, el cual tenía en su casa muchos animales, entre otros, palomas blancas, gallinas y gallos blancos, conejos, perros, gatos, en fin, muchas clases de animales.
Ará-lanú entendía el lenguaje de los animales, veía visiones y muchas cosas del otro mundo, porque tenía para eso virtud de Olofi.
Lo único que Olofi le había prohibido era, que dijera que entendía o veía nada de la conversación de los animales.
Ará-lanú criaba las palomas por mandato de Olofi, cuando hizo Ebbó, así es que él tenía una gran crianza de palomas, pero nunca las mataba y las palomas solas aumentaban y disminuían; y así como éstas aumentaban, él prosperaba en sus asuntos y negocios, pero si éstas disminuían, él también se veía atrasado en todo.
Un buen día Ará-lanú oyó cuando el gallo le decía a la paloma: – Qué dichosas sois vosotras, nunca las molestan. La paloma contestó llena de orgullo y vanidad: – Porque nosotras tenemos inteligencia, mientras ustedes se mantienen todos en la casa y cuando salen lo hacen dos o tres cuando más y nosotras no, cuando salimos volamos casi todas. Nos quedamos en otros lugares muchas de las veces; así es que nuestro amo está acostumbrado a vernos en decadencia. Mientras ustedes siempre están a la vista. Y dijo más la paloma al gallo: – Si el amo supiera que nosotras tenemos una virtud sobre ustedes para algo importante, pero por suerte que él no sabe esto y que ni aún nos entiende.
Y Ará-lanú oyó toda la conversación y no dijo nada, pero un día tenía que hacer una rogación de diez de todos los animales y entonces dejó a todas las gallinas con que venía haciendo hasta ahora las rogaciones, cogió las palomas y todo le fue bien y siguió hasta hoy en día.
No diga sus secretos a nadie, ni sus sueños, ni sea curioso, ni cuide nada de nadie. Eso es lo que quiere decir: LA PARED TIENE OÍDOS.
Historia de por qué Orula come gallinas
OFUN IROSO (10-4)
Una vez Orúnmila salió buscando una tierra, donde hubiera una cosa distinta a las demás cosas de la Tierra.
Después de mucho andar llegó a la tierra del Mono y encontró uno, y le preguntó cómo se llamaba y le respondió: – Mono. ¿Y tu mamá? Le respondió: – Mona. ¿Y tu hermano? Le respondió: – Mono. Y Orúnmila dijo: – Esto no me gusta.
Siguió caminando y llegó a la tierra de los Elefantes, se encontró con uno y le preguntó: "Cómo tú te llamas?, y le respondió: – Elefante. ¿Y tu madre? Le respondió: – Elefanta. ¿Y tu padre? Le respondió: Elefante. Y, dijo, tampoco aquí me gusta.
Siguió caminando y llegó a la tierra de los Perros y allí, todo era igual, y caminando y caminando, llegó a la tierra de los Gallos y se encontró con un Pollo y le preguntó, ¿cómo te llamas? Le contestó: Pollo. ¿Y tu mamá? Le contestó: Gallina. ¿Y tu papá? Le respondió: Gallo. Aquí si le agradó y le dijo: Llévame a tu casa, y el Pollito lo llevó.
Cuando llegaron Orúnmila saludó a la Gallina y ésta le contestó y le preguntó quién era él, y él le dijo que se llamaba Orúnmila. Ella le dijo que estaba bien, pero que su marido no estaba allí y no podía dejarlo entrar, así es que se marchara.
Cuando Orúnmila se encontró con el Gallo que regresaba, al ver al Gallo, Orúnmila lo saludó y éste le obligó a que volviera con él. Al ver la Gallina que Orúnmila volvía con el Gallo, se indignó a tal extremo, que le dijo al Gallo, que si él dejaba que Orúnmila se quedase allí, ella se iba. Y así lo hizo.
Después de unos días la Gallina empezó a tirarle polvo al Gallo, entonces Orúnmila viendo esto, le dijo al Gallo que él sería siempre su mejor amigo, y que tanto el Pollo, el Gallo y la Pollona, no se los comería por lástima, pero que a la Gallina si se la comía.
"Cuidese de los polvos, de la vista, de la oscuridad, de un bochorno respecto a su comadre y sus hijastras; si tiene que bautizar o hacerle Santo a alguien, hágaselo lo más pronto que pueda".
– Daño de Gallina si viene por Osobo y si tiene Iré, dinero."
OFUN OBBARA (10-6)
Un borracho de tierra Takúa y un prisionero loco de Dahomey, los dos presos en Takúa
Los dos individuos habían cometido un delito y se consideraba que estaban fingiéndose locos, y dado el caso que efectivamente lo estuviesen, para experimentar si el estado de excitación mental que sufrían ambos permitía a uno de los dos darse cuenta del peligro, se colocaron a ambos en un cuarto completamente abierto y frente a la puerta de él, a una distancia que les permitiera salir.
Se encendió una gran hoguera con pajas secas, cosa que amenazara quemarlos.
Una vez hecho esto, inmediatamente el borracho salió fuera del cuarto, dándose a la fuga; mientras el loco, loco al fin de contento, comenzó a cantar y bailar con los brazos abiertos.
El canto dice así:
E AFOBODDO; ASACUATA, NAFABODDO NADOJO
AFO MAÑA, MAÑA, MAÑA AFABODDO NADOJO
(Que quiere decir: "¡Qué ropa más bonita, yo la quiero para mi!")
Obbatala también tuvo sus errores y defectos en este mundo
OFUN DI (10-7)
Era en el tiempo que pesaba sobre Olofi una gran responsabilidad, ya que era al principio del Mundo, y como es natural, todas las cosas estaban por hacer. Entonces Olofi, como Obbatalá, venía a formar parte importante en la gran tarea que se proponía realizar, ya que éste poseía dotes y facultades para la formación de las cosas de la vida.
Consecuente con estas aptitudes, Olofi le dio grandes poderes y atribuciones y depositó en él toda su confianza para el trabajo que le había encomendado.
De acuerdo con ello, Obbatalá tenía un lugar apartado para su trabajo, así como fenómenos del otro mundo a sus órdenes. Por esta señalada distinción que Olofi hizo sobre él, Obbatalá se había enorgullecido y se comportaba de una manera brusca y violenta con sus compañeros, a tal extremo, que un día se acercaron a él para pedirle explicaciones por esta actitud tan hostil que venía observando con ellos.
Obbatalá, lejos de prestar atención a las quejas que le daban sus compañeros, los echó a todos de su lado. Entonces Eshú fue donde estaba Olofi y le contó lo que estába ocurriendo.
Al día siguiente, cuando Obbatalá llegó al lugar que tenía escogido para realizar sus labores, notó que allí todo estaba distinto: los fenómenos que él mandaba y obedecían, destruídos estaban, en tal forma, que su secreto ya no le cabía en la cabeza al pensar, cómo era posible que todo estaba en aquel estado de abandono y de desorganización, porque uno, era una cabeza sola, otra la pierna sola, los brazos solos y los pies solos y así sucesivamente.
Obbatalá empezó a llamar a aquellos seres, a cada uno por su nombre, y estos le contestaban cuando Obbatalá les ordenaba hacer algo, respondían: – No puedo papá, porque me falta esto o lo otro. Y los otros respondían igual. Observando Obbatalá tanta desolación, tanto desorden, su cerebro ya no pudo resistir más y empezó a llorar; por sus narices expulsaba continuamente una mucosidad y se llevó las dos manos hacia la cara y salió de ese lugar sin rumbo y fue a parar a una manigua, lejos de ese lugar.
Allí se detuvo inconscientemente, hasta un día que Elegguá pasó por aquel lugar y vio con gran asombro para él a Obbatalá, en aquel estado tan deplorable, llorando y manando mucosidad por las narices.
Elegguá fue donde estaba Olofi y le contó en el estado lastimoso que estaba Obbatalá, y éste le dijo: Obbatalá es igual que tú e igual que cualquiera de tus compañeros y yo le he otorgado más poder a él, por ser ustedes Tala. (Ta: derramar; La: extensión, pero ese Tala es espiritual, o sea, Egún: espíritu).
Y Elegguá le dijo por eso a Olofi, él nos hace falta ya que usted lo puso a la cabeza para bien de todos nosotros, por su alma purificada y para el control de todos nosotros.
Y Olofi sentenció: Elegguá, – Obbatalá está perdonado.
Elegguá volvió a donde estaba Obbatalá y le tomó por una mano y así lo fue guiando, porque él estaba fuera de sí, hasta donde estaba Olofi, y cuando llegaron, éste le dijo: Obbatalá; sólo bastó que Olofi pronunciara su nombre, para que Obbatalá recobrara todos sus sentimientos y volviera a su estado normal, entonces Olofi, le dijo: Obbatalá, vos sois igual que todos sus compañeros, pero tendréis el gran poder de Obba, porque vuestro cuerpo es puro, limpio y blanco por dentro y por fuera, inmaculado y por eso, sois cabeza entre sus compañeros. Obbatalá le contestó: Gracias señor.
Obbatalá agradecido, acordándose del bien que Elegguá acababa de hacerle, dijo: MAFEREFÚN OLODDUMARE, MAFEREFÚN ELEGGUÁ, MAFEREFÚN OLOFI.
Y dijo más Obbatalá, y para que esto no se me olvide jamás, os pido me concedéis una última gracia: "Que mientras el mundo sea mundo, en todas mis obras, en todas las Ceremonias, Consagraciones y en las comidas, bebidas, así como en todos los casos y cosas de esta vida, sin olvidar el lugar que le corresponde a Oggun, os pido señor, repito, que en todo lo que yo, Obbatalá Obba-toiza tenga que intervenir, en una u otra forma, sea Elegguá el primero.
Y Olofi dijo: – Así será "Po ban Echú".
Ahora bien, en muchos casos nos encontramos, con el confusionismo de que si Obbatalá está primero, o si es Oggún, o Elegguá, y cada cual da su opinión, la mayor parte de las veces, sin conocimiento de causa.
Con absoluta seguridad, con lógica, con razonamiento, porque no se sabe quién es quién, en estos tiempos en que la Religión está en manos de menores, y digo en manos de estos porque, ¿quiénes son hoy los máximos dirigentes de nuestra religión? Los Orihaté, sí, los Orihaté porque ellos son los que hacen el Santo, los que dirigen todas las ceremonias, desde que comienzan hasta que terminan.
El día de Itá, son los responsables de todos los casos u ocurrencias que se originen dentro del cuarto donde se realiza el referido Itá, y por ello, tienen que poseer la capacidad y el conocimiento suficiente para desbaratar cualquier letra adversa que se presentase.
Cuando se le está dando Obbi a Eggun, a Ozain o que viniere en el Lavatorio del Santo que se estuviere consagrando, en Oro de Aggallú.
Cuando se le ruega la cabeza a Oddo o dando Obbi a los Santos del Iyawó, inclusive cuando acaben de darle Obbi a Obbe, delante de Oggún, los Orihaté tienen la obligación de supervisar todas estas Ceremonias que dejo anteriormente expuestas (aunque no lo hacen, empezando por el que esto escribe, pero es la verdad), entonces, ese señor Orihaté ignora todo lo que ocurre en la Consagración del Santo, en el interregno de tiempo que medió, entre la susodicha Consagración, hasta el día que vuelve a realizar el Itú.
Y, ¿pueden decirme los señores Orihaté, que es ésta la manera de actuar? Y me contestarían, así lo hacía Obbadimelli, José Roche, Guillermina Castell, Fernando Cantero, La Tuan, todos los Ibbae que nos precedieron en la labor de Orihaté.
Y puedo asegurar, que hace 20 años, cuando existían criollos de la capacidad de tía Blacita, Llella Menocal y lucumíes como Adeguaro, Má Bibiana, Belén Apote y otros, no se hacían tantos Santos, ni había tantos Orihaté.
Los Santos, repito, no se hacían con tanta regularidad; ver a un Iyaguó en la calle, era algo así como ver a un alto personaje, y por esta razón, cuando se solicitaban los servicios de un Orihaté, previamente se le levantaba con los derechos completos de su Ángel de la Guarda, o sea de acuerdo con el Oddu del Santo que tuviere hecho el referido Orihaté, dos cocos, un plato y dos velas, y por tal, muchas veces éste no salía de la casa donde estaba realizando la Consagración, hasta después de haberse efectuado el Itá.
Ahora bien, abundando en lo tocante al confusionismo, cuando afirmaba que hoy en día no se sabe quién es quién; lo afirmaba, porque es evidente que todo Maestro antes de obtener el título de tal, tiene que haber cursado los estudios necesarios con otros profesores, y yo quiero que me digan, cuáles de los señores Orihaté que están actuando hoy en día tuvieron Maestros. A excepción de los dos señores que siguieron y tomaron lecciones y explicaciones de Guillermina Castell y Obba-dimelli, porque hay que tener en cuenta, que seguir a su Maestro y verlo actuar, sin que éste le indique ni dé explicaciones de ningún género, no quiere decir que este señor esté aprendiendo o que el otro lo está enseñando.
El hecho, repito, de ver hacer y ejecutar a un Maestro, en primer término, ello no le faculta para titularse aprendiz de él, y por otra parte, lo que ocurre la mayoría de las veces es que, lo que este buen señor vio hacer, después no puede ejecutarlo a la perfección porque como no le dieron las debidas explicaciones, no está seguro de lo que se dispone a realizar.
En muchos casos nos hemos encontrado que el Ozún de lerí, que es uno de los actos más sagrados de nuestras Ceremonias, ha habido Orihate que no sabe ni cómo se empieza dicha Ceremonia; sin embargo está actuando o ejerciendo como tal.
En párrafos anteriores, aludía a esa figura respetable e inolvidable de nuestra Religión, el señor José Roche, quien reconocía y manifestaba a menudo, con un civismo que lo enaltecía, que no tenía grandes conocimientos en la materia; dijo que una lucumí lo sentó Orihaté, cuando abundaban los lucumíes, y aceptaron con beneplácito lo que yo hiciera y seguí actuando en la misma forma, hasta el día de hoy; en esos días ocurrió su lamentable deceso.
Como puede apreciar el lector, el civismo que caracterizaba a este gran señor, lo llevaba a un plano de sincera confesión. Él actuaba hasta donde sabía, con orden, limpieza y respeto; y yo puedo justificar, también, que muchas veces este respetable caballero, sin esto que dejo expuesto, lo estimen como un burdo alarde de sabiduría, me contaba y consultaba muchos casos difíciles que se le presentaban, y muchas veces también me dijo: "Yo conocí muchos lucumíes y criollos, experimentados Santeros y capacitados Orihaté hasta llegar a Obbadimelli, que fue el último sabio de nuestra Religión, y el único de los menores que recogió todo lo de él, has sido tú; por ello, el Orihaté que tiene que oficiar en la consagración de mi hijo, tienes que ser tú". Y así ocurrió.
Ahora bien, no hago referencia a la conversación que sostuve con el Sr. José Roche, con el propósito de vanagloriarme ni alardear de sabiduría, y sí, para exponer a grandes rasgos, la recia responsabilidad, sencillez y civismo de este gran hermano, que Ibbae, y sobre todo que el lector se dé perfecta cuenta de lo que a continuación voy a explicarle.
El Orihaté debe ser una persona, que posea nociones de todas las cosas que se relacionan con Osha, porque él es un personaje responsable y por tanto, debe saber que antes que Obbatalá se hace a Elegguá, pero única y exclusivamente a Elegguá. Y por tanto, cuando se hace a cualquiera de los Orishas Guerreros, a excepción de Elegguá, se hacen o entran después de Obbatalá y esto sucede, lo mismo con Yemayá. Los únicos Orishas que se hacen o entran primero que Yemayá son: Elegguá y Obbatalá, y cuando se hace conjuntamente Obbatalá y Yemayá, primero entra Obbatalá.
Cuando se hacen Oggun y Yemayá, primero entra Yemayá, porque Oddi fue quien parió a Oggundá y porque el Mar se hizo primero que el hierro.
Ahora bien, cualquiera de estos Orishas Guerreros, se hacen primero que Shangó, Oshún, Oyá, sin incluir en esta relación a los Santos de deidad, como son: Orishaoko, Inle y Oddua, porque éstos se hacen a través de Yemayá y Obbatalá respectivamente, y así como San Lázaro lucumí, que se hace a través de Oshún, Yemayá y Obbatalá.
Olocun y Oddua no se deben consagrar conjuntamente, con ningún otro Orisha, como se viene haciendo en muchos lugares. Tampoco se consagra conjuntamente con otro Orisha a Boromú, Yewá, Bañañi o Daddá.
Como decía anteriormente, el Orihaté debe tener conciencia de los actos que realiza durante la Consagración y Ceremonia del Santo, porque se ha dado el caso, que un Orihaté haciendo Shangó, ha puesto sobre la cabeza de éste a Oshún, y haciendo Oshún, ha puesto sobre su cabeza a Shangó; dándose el caso que, el día de Itá, la persona ha resultado ser hija de Shangó Cuá Cuá.
Por ejemplo, usted hace Oshún y no le puso Shangó sobre su cabeza, entonces el día de Itá el Iyawó saca las letras siguientes:
(6-6), (4-4), (12), (6-4), (4-6), (12-6), (6-12). Usted ha fracasado, porque estas letras son de Shangó, y por ende, ese Iyawó es hijo de Shangó y su madre es Oshún, porque Oshún es Allaba como Oyá. En este caso se le presenta en los hombros, por si Shangó viene el día de Itá con las letras siguientes:
(5-5), (5-7), (7-5), (5-8), (9-9), (9-5), (5-9), (7-7), (7-9), (9-7), todas estas letras en Shangó es un fracaso Tiyú agguá.
En otra parte, nos hemos encontrado que haciendo Obbatalá, le ponen en la cabeza a Shangó; esto constituye un error, porque Obbatalá es el padre de Shangó. Interprete bien este caso: Shangó quiere decir "problemas" y el vocablo Obbatalá, "poderosa extensión". Entonces esta poderosa extensión debe estar exenta de problemas, porque si esta misma extensión los crea, dado a su inmensidad, y si encima de ello usted le va a poner la candela, que es Shangó, entonces se produce el Ellilá, que en definitiva es el propio Shangó. Teniendo en cuenta que, suprimiéndole las sílabas Obba, le quedan las dos sílabas: Tala, que como antes he dicho quiere decir: "derramar", pero derramar qué, ¿bien o mal? Eso usted no lo sabe, pero sí conoce que en Obbatalá se crea el bien y el mal. Entonces no lo provoque, no lo encienda, no le ponga la candela en la cabeza, y ¿quién es la candela? Shangó.
Y es ahí, por qué se dice que Obbatalá es el padre de Shangó, porque repito, en esa dilatada extensión surgen todos los problemas de esta vida.
Y en cuanto a lo referente a la creación del mal, que radica en Obbatalá, algunos pensarán cómo es posible que en Obbatalá se pueda crear el mal. Pues bien, ya se sabe que Obbatalá en nuestra Religión es símbolo de Paz y la Tranquilidad en este mundo. Por eso, a la persona que le salga en un Itá o registro ELLEUNLE TONTI ELLEUNLE o ELLEUNLE acompañado de otras letras, se le aconseja que tenga calma, paciencia, ecuanimidad, porque esa persona está pasando vicisitudes y problemas en esta vida, a pesar de ser ésta la que funge o tiene la categoría de los mayores Oddu.
Precisamente, la persona que la acompaña estos Oddu, se considera que es de cabeza grande y por ende, de vida larga, por tanto, sufren la consecuencia de esta longevidad, pasando trabajos y sinsabores hasta que la experiencia adquirida por los años vividos, lo coloca en el lugar que el Oddu le señala, y de ahí, por lo que usted puede colegir, se dará cuenta, por qué es posible la creación del mal en Obbatalá.
PARA HACER ITA
OJUANI ROSO (11-4)
Dieron de comer Tiñosa a Ifá y fueron a buscar al Gavilán para hacer Itá.
Uón ti iza rilla. Irón, Uón ti iza rilla. Irón
("Así se hizo la mentira")
Había en un pueblo muchos sabios, pero ninguno tuvo Maestro, por cuanto que los Mayores no quisieron enseñar a nadie, porque se presumían que estos señores todo lo echarían a perder, pero hubo uno que tuvo la suerte de aprender con Maestro, y éste tenía un aprendiz, al cual le hacía saber todas las cosas.
Un día le dijo: – Hijo mío, para saber, hay que aprender y ahora te voy a explicar. Y le dijo: – Cuando los Mayores existían, se ayudaban o asistían mutuamente, y entre ellos estaba yo también, porque desde niño no hice otra cosa más que esto y por eso, lo he aprendido concienzudamente como ellos. Pero ahora resulta que todos se han muerto y quedo yo sólo, y quién hará por mí ahora; únicamente tú, y ya tú ves quién eres: – mi aprendiz. Y concluyó diciéndole:
Uon ti iza rilla: Irón, Na iron agüá
("La gran mentira").
Una vez a los sabios ya se les habían agotado todos los recursos y no teniendo nada más que hacer, se reunieron para idear algo nuevo para seguir engañando a la humanidad, a los demás.
Agotados todos los recursos de matar chivas, gallinas, venados, chivos, etc., surgió algo nuevo el de darle de comer a Orúnmila y eligieron darle de comer una Tiñosa, porque también era un ave de color negro y así lo hicieron.
Después que dieron la comida, todos cogieron miedo de hacer Itá y entonces pensaron en el Gavilán, nada menos que el compañero de la Tiñosa, y fueron a buscarlo.
Es natural que el Gavilán no sabía nada de esta comida, y necesitando dinero para vivir, porque él decía como la Tiñosa, que mientras existiera Dios, él no comería hierba ni tierra.
En fin, cuando llegó el Gavilán, preguntó que quién estaba comiendo, y le dijeron que Orúnmila, y volvio a preguntar qué cosa, y entonces le dijeron que Tiñosa. Y el Gavilán les contestó: ¡Mi compañera, ustedes mataron Tiñosa para Ifá y me fueron a buscar a mí para hacer Itá!; ¡no, yo no hago ese Itá!
Pasado algún tiempo el Maestro murió y algunos sabios querían que su aprendiz le cortara el pelo al referido Maestro, para hacer su Itutu;
y el aprendiz, acordándose de lo que le había referido su Maestro, les cantó:
UON TI IZA RILLA: IRON
Historia de la mata de cocos
OJUANI FUN (11-10)
Había una vez una mata de coco, que estaba frondosa y cargada de cocos, y por ello, estaba muy satisfecha y orgullosa, y pensaba que era la madre más feliz que existía en la tierra. Pues tantos hijos que aparentemente gozaban de buena salud, y por eso no hacía Ebbó; porque entendía que no lo necesitaba, pues gozaba ella y sus hijos, repito, de una perfecta salud.
Además, tenía muchos hijos que en caso de necesidad la respaldarían, debido a ello, no se le podía hablar, ni siquiera de religión y mucho menos de Ebbó.
Y cuando le hablaban, por cualquier circunstancia, se enfadaba y se ponía de mal humor.
Pero sucedió que cuando más contenta estaba, deleitándose con el aire que la naturaleza le brindaba, se le caía un hijo, o sea, un coco, y ella continuaba con el capricho de no hacer Ebbó.
Un día pasó Babalú Ayé por su lado y la saludó, y ella no le contestó, y más adelante Babalú se encontró con Eshu y le contó lo sucedido con la mal geniosa mata de cocos; y éste le dijo, es que ella se siente feliz y satisfecha y por eso ni se mueve. Babalú le dijo:
Si no Cocoró llobi, llobi, llobi, llobbi cocoró
Y estas palabras pronunciadas por Babalú Ayé como adagio, quiere decir: "El gusano que está dentro del coco, el coco solo lo sabe".
Poco a poco se fueron cayendo los cocos, uno a uno, y los gusanos se comieron las raíces y la mata de coco también se cayó.
Y todos los cocos y la mata desaparecieron, víctima de una enfermedad invisible, algo así como el cáncer u otras enfermedades análogas.
Este Oddu (11-10), habla de destrucción física de la persona, de su familia u otras cosas colectivas, porque Ojojo, quiere decir: ruina.
Ojuani Chobbe: este vocablo es derivado de Ojojo.
Chobbe quiere decir: Cortar.
Esta relación es aplicable a los Oddú siguientes: (11-1), (11-4), (11-8), (11-10), (11-11).
Ocurre a veces que, estos Oddu hablan con todos los que toman parte en una Ceremonia religiosa, teniendo en cuenta que hablando bien, muchas veces dice, por los Irés, que el bienestar será para los restantes que quedan en este mundo, pero no así para los Oficiantes de este acto; por tanto, todos deben de hacer Ebbó y el Orihaté debe investigar minuciosamente cuál Ebbó deben hacer esas cabezas.
ELLILA AGANA BAGGALLA (12)
En cierta ocasión, siendo Aggallu Rey de una gran comarca y con un poder inmenso. Shangó era el Jefe inmediato, estando muchos pueblos sometidos a ellos por la fuerza y sus hazañas valientes que acrecentaron sus prestigios y lo pusieron en el pináculo de la fama, como la más valerosa de la época.
Pero Aggallú tenía muchos amigos secretos y Shangó muchas mujeres y como tributo de guerra, todos los pueblos sometidos tenían que mandar un barco de comida en distintas épocas del año.
Shangó escogió algunos hombres del pueblo y entre ellos, había uno que se llamaba Oggan y que Shangó puso como jefe del grupo para robar la comida, que llegaba para el abastecimiento del gran reinado de Aggallú.
Y aquellos hombres robaban para ellos y las mujeres de Shangó y el pueblo de Aggallú pasaba hambre, porque nunca la comida llegaba a ellos.
Aggallú, viendo que el pueblo decía que no entraba comida en su reinado, mandó a buscar a Shangó, y le preguntó qué era lo que pasaba y Shangó le contestó que no sabía lo que pasaba, que no mandaban los barcos de comida.
Entonces Aggallú mandó a buscar a Elegguá, y montaron una guardia secreta, y ésta iba provista con sogas, que eran su única arma para atrapar a los ladrones.
Ellos se escondieron en los matorrales cuando entró un barco y estuvieron como una hora esperando y los ladrones llegaron, y no sospecharon que los estaban vigilando, y cuando se acercaron al barco le tiraron un lazo y apresaron precisamente a Oggan, llevándolo para el pueblo con el lazo puesto, y le dijeron al pueblo que éste era el ladrón que le robaba la comida a a ellos. Y cuando lo llevaban para el pueblo, iba detrás de ellos cantando. El canto que llevaban era éste:
ILU MANLLO, EMANLLO, ILU MANLLO ENANLLO
(Que quiere decir: "Baila en el Pueblo")
MOJEE MOFILLE ENI OMA MOFILLE, MOJEE MOFILLE
(Que quiere decir: "Por la comida que comió de los demás")
Después el pueblo pide que le den palos por ladrón y malo. Entonces:
BORUO CUNAMBO AGUO CUNAMBO, BORUO CUNAMBO AGUO LAOFI SEQUERA
Y cuando el pueblo lo vio apaleado, dijo:
LARIRA FIFETO IBAROTA FIFETO IBAROTA, FIFETO OGUO
FIFETO OMO, FIFETO ARICU BABAAGUA SOTINCHE DEDEGUA TOLOCUN.
Consideración del escritor de este libro
Considerando que algunos extremos de las narraciones, sujetas en los puntos básicos de nuestra Religión, deben ser mejor aclarados para un futuro, y entendiendo también que Oloddumare ha dotado al género humano de facultades para el progreso y que cada día el hombre por la lucha en que vive, se ve obligado a superarse a sí mismo, para el propio bien y si le es posible ayudar en alguna forma a sus semejantes.
Es por lo que entiendo que, Oloddumare ha creado al hombre para que luche o progrese, no para que destruya lo que él ha hecho, por medio de la mente de cualquier hombre, que haya realizado tal o más cual obra beneficiosa en este mundo.
Es por lo que quiero hacer ciertas explicaciones, para el mejor desenvolvimiento de los caracoles, esto no quiere decir, que yo me la quiera dar de sabio en el manejo del Diloggún, lo único que quiero es prestar mi humilde concurso a mis hermanos, y estos son, aquellos que ignoran los distintos secretos en el arte del Diloggún.
Por ejemplo: en los Irés, en los Osobbos, en los Ebbó Addá, en los Lariche, en las frecuencias; nos encontramos que muchos caracoleros conocen todo esto, pero, ¿cómo lo conocen? Lo conocen automáticamente, no están conscientemente poseídos de lo que están haciendo, o diciendo, sin darse cuenta que muchas veces son por los Irés, por los que hay que leer un Oddu, claro que siempre acompañado de cierta manera por el Oddu, por ejemplo:
12-9 Iré Ashegún Ota.
Ashegún Ota, quiere decir en el dialecto Lucumí: Poderoso enemigo.
Ahora, sabiendo que (12) Ellilá, quiere decir: Tragedia o Revolución.
También en este Oddu, fue donde le dieron palos al padre de Shangó y a Ogan, también donde Shangó le negó el habla a su padre y por esta razón fracasó; entonces, dándose cuenta usted que el Iré dice: Iré Ashegun Ota: usted puede decididamente preguntarle a la persona que tenga esa letra, si es cierto que una vez estuvo serio con su padre y le negó el habla, ya sea, por el tiempo que haya sido y si esa persona contestara afirmativamente, fue por un asunto sin importancia, un día o dos. He ahí donde cabe el Iré Ashegún Ota, entonces usted como caracolero, tiene que decirle a esa persona, hijo o hija: – trate por todos los medios que esto no suceda más, por cuanto, que su papá será en un futuro quien remediará todos sus males de una manera u otra en esta vida.
Iré quiere decir bueno y bien, y Ashegún Otá quiere decir: enemigo, vencedor, y de esta manera, conociendo usted los distintos caminos de los Irés en Lucumí, lo que quiere decir es cuando en realidad está poseído de lo que está diciendo en un registro.
En los Osobbo es la misma conversación, pero a la inversa; por ejemplo, Icu Ashegun Ota, se dice: – su padre ha tenido cierta desavenencia con usted, trate te evitarla otra vez, porque esto puede traerle fatales consecuencias.
Ebbó Adda, este camino es Iré porque dice: está bien, o bueno.
El Orihaté o caracolero, que esté oficiando cualquier acto de estos puede, de acuerdo con la letra y las circunstancias, comprobar la efectividad de dicha letra, de las siguientes maneras, ejemplo: cuando en un Itá de un Iyawó, sale Oddí Shé, Ebbó Adda. Entonces el Orihaté inmediatamente, tratará de saber si ese Ebbó Adda es aquí o en el otro mundo, y para lo cual, la pregunta a Osha es la siguiente: ¿Ebbó Adda Aye Guey?, y en este caso, si Ibbo dice Oco Osha, está diciendo que el bien de ese Iyawó, por la parte que le corresponde a ese Orisha que trajo esa letra, no será en este mundo: siendo esta respuesta de Osha una pulla, como suele decirse en el argot religioso lucumí, y esta pulla de Osha es por alguna frase mal vertida o por alguna falta cometida por el Iyawó en contra de ese Orisha; de esta manera no hay necesidad de buscar Iré, porque queda definido en el Oco Aye Guey, la opinión de ese Orisha en esa cabeza, siendo la única salida en este caso, buscar en uno de los Ebbó o Addimú el Fiedenu para esa persona.
Y es efectivo el Ebbó Adda, cuando Osha dice que sí a la pregunta Ebbó Adda Aye Guey. Con esta respuesta esa cabeza queda exenta de toda culpa por parte de Osha.
En los Lariches, hay veces que se lee lo más importante de un registro o un Itá, por mediación de un Lariche, por ejemplo: Osha la Izun ni Lariche a Iyawó o Madde fulano. En caso de Itá, el primero y de registro, el segundo.
Si Ibbo dice que sí, usted preguntará al Iyawó o Aleyo, qué sueño tuvo usted con tal Santo, o le pregunta también con Iré si es Coto Yale, porque es la única manera que con Iré se llega a Lariche, o con Osobbo.
Siempre de acuerdo más o menos con la letra que trae el Santo, y así de esta manera usted puede apreciar cómo se lee un Oddu, por medio de un Lariche.
Los Lariches no se deben emplear ni en el Addimú, Ebbó Yuré, Ebbó Keun ni Ebbó Guonú, porque Lariche es exclusivamente: una palabra que se aplica al Santo, haciéndole una pregunta, que es la siguiente: "¿Va a hablar?" Y el Santo dice sí o no.
Cuando dice sí, entonces se procede a buscar por dónde va a hablar, si es en sueño, si es el mismo Santo, pero en otra oportunidad o si quiere que algunos de los Iworos presentes sean quienes hablen.
También este Lariche, Osha lo puede decir como una ironía, que dice, tu cabeza te dará consejo.
Lariche Lenú Iyá Osha, que quiere decir: "La palabra queda en la boca de su Madrina para que te aconseje", y así sucesivamente.
Nunca este Lariche puede ser aplicado, ni a un Addimú, ni a un Ebbó Yuré, Ebbó Keun, ni Guonú, porque únicamente se recurren a estos ebboses, cuando el Orisha se niegue a hablar, o sea en Oco Lariche, por cuanto que todos estos ebboses, son recursos que se cogen por la negativa de Osha con "Oco Lariche".
He ahí donde el que oficia este acto, se ve privado del recurso inmediato de este Orisha, y le dice QUILASE, que quiere decir: – ¿Qué haremos? Acto seguido, pregunta si Addimú, Ebbó Yuré, y así sucesivamente hasta que el Orisha coja lo que él crea, con lo cual ayudará a esa persona.
Es esta la forma de emplear un Lariche en un Itá o registro.
La frecuencia. Llamamos frecuencia a las letras que vayan saliendo después de las dos primeras letras, que se saquen en un Itá o registro. Estas frecuencias ayudan mucho a las dos primeras letras, siempre que, cuando vayan saliendo usted va explicando de cierta manera ésta, de acuerdo con su refrán, sin abandonar la acción primordial de las primeras dos letras. Hay veces, que esta frecuencia aclara con más lúcidez, cualquier incógnita de las dos primeras letras, según en el orden en que esté situada cada letra.
LOS ODDU O LETRAS SOBRE UN ORISHA
Es tan extensiva la lectura del Diloggun, que requiere muchos poquitos, para llegar a conocer con propiedad, todo el alcance de cada letra.
Hay letras que, cuando viene hablando sobre un Orisha, y este Orisha sea varón y la otra sea de una Orisha, trae consecuencias mayores.
Por ejemplo: (7-7) sobre Shangó, así como (5-5), (9-9), etc. En esta forma, las letras hablan más fuerte, hablando por Osobbo, porque hablan de envidia, de traición, de corrupción, etc.
OBEROZO
Una mañana OBEROZO se levantó y al abrir el día vio que tenía que hacer Ebbó y llevarlo al mar. Cuando se dirigía al mar, a botar el Ebbó, pasó por la casa del Rey y al verle éste, lo llamó; pues había tenido un sueño la noche anterior y quería contárselo, pero OBEROZO no podía pararse ni mirar para atrás.
Este gesto indignó al Rey, que mandó a prenderlo y echarle al mar.
Un día el Rey tenía que registrarse y mandó a buscar a uno de los dos hijos que tenía OBEROZO, que eran Aguo; y le salió que tenía que rogarse la cabeza con un pargo grande.
El Rey mandó a sus pescadores y trajeron un gran pescado. Cuando fueron a abrir el pargo, en el ruego de cabeza, encontraron dentro a su padre. Este le contó lo sucedido y el padre dijo: – Ya yo no puedo hacer nada y además, agregó: "Po, aquí tenéis mi Ashé".
Con ese Ashé, pasados los años, destronaron al Rey y fueron ellos Reyes, dueños y señores de aquellos contornos.
MAFEREFUN ELEGGUA, MAFEREFUN OBBATALA, MAFEREFUN YEMAYA
MAFEREFUN SHANGO, MAFEREFUN ORUMILA.
A la persona que le salga (8-4) Elleúnle Toún Irozon, es una persona sabia e inteligente, tiene o va a tener posesión de algo, debe cuidar que no se sepa algún secreto que ella tiene oculto, debe hacer Ebbó con una cesta con todo lo que come Olocun, presentándoselo previamente. Cuídese de la vista, déle de comer a Elegguá y déle un pargo a su Erí. Tenga encendido a Elegguá y a sus Orishasa, si los tiene, ocho días.
OJUANI ODDI (11-7)
Había en un pueblo una pequeña familia, compuesta de un padre, una madre y una hija, muy bonita por cierto; pero era una de estas familias que dan mucha mano izquierda a los hijos, más, cuando son únicos.
Mabelli se llamaba la muchacha, de la cual haremos mención en este escrito; sus padres le dieron toda clase de libertad, pero lo único que siempre le advertían, era que no tomara bebidas alcohólicas, y esto era lo que más le gustaba a la muchacha.
Un día, el Rey de aquellos contornos, que era Obbatalá, venía vestido de blanco, pero a causa de la lluvia, estaba un poco manchado, y Mabelli, que estaba borracha, al verlo se echó a reír. Este, acercándosele, dijo: – Te ríes, te burlas de mí, porque llevo manchadas las ropas, pues bien, te pondré esta capa a ver si puedes mantenerte una hora parada sin que la manches. Y la paró de cara al mar, con dos soldados detrás, con órdenes de tirar si huía y de matarla si se manchaba la capa.
Pero un hombre que la conocía y sabia que estaba borracha, y además, que era hija de Olocun, fue inmediatamente al pueblo y se lo dijo a Orúnmila, y éste le hizo un Ebbó con jutía, genero punzó y blanco, más tres clases de bebidas distintas; con este Ebbó, el hombre regresó al lugar donde se encontraban Mabelli y los soldados. Se valió de su arte y de su maña y dio la bebida a los soldados, e inmediatamente soltó la jutía, que salió corriendo y los soldados que la vieron la siguieron para darle caza, y una vez que estos desaparecieron, ante la vista del hombre, este se llevó a Mabelli.
Y de esta manera le salvó de una muerte segura, mientras que los soldados fueron castigados por Obbatalá, y Mabelli fue perdonada porque hizo Ebbó.
Maferefun Eleggua. El matrimonio africano lucumi
En cierta ocasión tuve la oportunidad, de leer un pequeño párrafo de un escritor espiritualista, éste decía que cuando dos humanos que se han conocido en anteriores etapas de sus vidas, se han citado nuevamente para ser compañeros en la presente […]
Y, yo, a mi juicio, haciendo un pequeño recuento de la vida matrimonial o conyugal de este planeta, digo que es verdad. Aunque estos casos no se dan con facilidad, y como decía él, hay que ganárselos, bien el espacio donde venimos a tomar cuerpo, o bien en la tierra, a la que llegamos con nuestros designios marcados.
Los que en la actualidad desconocemos y con los que tenemos que luchar para poder llegar a realizar ese amor, que no se explica uno cómo es, ni de dónde ha llegado, pero que siente uno igual que el latir de su corazón.
Digo por mi parte, aunque es más fácil concertar estas uniones, a lo mejor uno es español y otro africano o chino, como sucede en Cuba, desde hace cerca de cinco siglos. Y es que, para encontrarse esas dos medias naranjas, como suele decirse, se encarga el destino, que no es otra cosa sino parte de lo que ya con anterioridad, de nuestros pasos sobre la tierra, está marcado; que dicho sea de paso, es nuestro ORISHA OCO, que con su cónyuge OLOCUN AGGANA, hicieron posible el primer matrimonio, origen de nuestros actos matrimoniales en el mundo religioso Africano Lucumí.
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