Hay comunidades pequeñas pero de gran significación en la vida socio- económica, científica, cultural y política de Venezuela, como los corsos y alemanes que inmigraron a partir del siglo XIX. La emprendedora comunidad judía-sefardí ingresa desde la Colonia y en el siglo XX entró un relevante grupo de judíos azhkenazi. Sólo en 1939, 251 judíos escogieron a Venezuela, huyendo del horror nazi. Venezolanos de origen croata, estadounidense, húngaro, ingles, polaco, lituano y sueco dan lustre a nuestra cultura.
Hoy, entre 70% y 80% de los venezolanos son una rica mezcla; 10% afro-venezolanos y 3% más está representado por nuestras 29 cultural aborígenes La diversidad y riqueza cultural de Venezuela ha sido siempre un ejemplo de integración para el mundo. La convivencia de civilizaciones tiene en Venezuela un pequeño universo de armonía, igualdad y fraternidad.
Contexto cultural Venezolano actual.
La Venezuela petrolera al concentrar sus grandes recursos en las ciudades, inauguró y afianzó el predominio del hábitat urbano, a la vez que profundizó los desequilibrios existentes en la repartición de la población en todo el territorio. El impacto del Petróleo ha sido de tal magnitud que, mientras que en 1926, cuando comenzó a preponderar el ingreso petrolero, los pobladores rurales representaban el 85% de la población total, en la actualidad menos del 20% de la población vive en el campo. A pesar de esa transición de un modo de vida rural y tradicional a otro urbano, en general en Venezuela no se han logrado introducir cambios notables en la distribución geográfica del poblamiento, ya que la tendencia histórica de los habitantes a concentrarse en la franja costero-montañosa se ha mantenido en el tiempo hasta el día de hoy.
Entre octubre y noviembre del año 2001 y tras más de cinco años de preparativos, se realizó en Venezuela el XIII censo general de población y vivienda, en el cual por primera vez se llevó a cabo simultáneamente el Censo General y el de las Comunidades Indígenas. La organización, ejecución y publicación de los resultados estuvo a cargo del Instituto Nacional de Estadística (INE) ; los resultados del censo constituyen la más importante fuente para analizar la estructura demográfica de la sociedad venezolana en la actualidad.
El XIII Censo de Población y Vivienda comprendió dos operativos, el Censo General, que arrojó 23.054.210 habitantes, y el Censo de las Comunidades Indígenas, en el cual se registraron 178.343 habitantes y actualmente se culmina el procesamiento de todas las variables investigadas. Esto implica un total de 23.232.553 personas residentes en el país para el momento del Censo 2001; En el Censo General 354.400 personas se declararon pertenecientes a un pueblo indígena, lo cual ubica la población indígena total del país en 532.743 habitantes (2,3 %).
En comparación con el Censo de 1990, la población aumentó 28,3%, ello corresponde a una tasa de crecimiento anual de 2,3 personas por cada 100, índice que para el período 1981-90 fue 2,5. Es de destacar, que en los resultados de 1990 no se incluye la población indígena censada en comunidades de muy difícil acceso, la cual fue objeto del Censo Indígena realizado en 1992 (118.000 personas empadronadas).
Con respecto a la tasa de crecimiento, se ubican por debajo del promedio nacional las entidades: Distrito Capital (0,1%); Vargas (0,6%); Delta Amacuro (1,3%); Sucre (1,3%); Táchira (1,9%); Trujillo (1,9%); Miranda (2,0%); Mérida (2,1%); Portuguesa (2,1%); Amazonas (2,2%) y Falcón (2,2%). En el promedio nacional se encuentra Guárico (2,3%), y por encima de éste: Lara (2,4%); Yaracuy (2,4%); Aragua (2,4%); Carabobo (2,6%); Apure (2,6%); Zulia (2,7%); Bolívar (2,8%); Cojedes (3,0%); Nueva Esparta (3,2%); Anzoátegui (3,2%); Barinas (3,6%) y Monagas (3,8%). Las Dependencias Federales, que no se clasifican como Entidad Federal, registraron una tasa de crecimiento de 3,6%.
Las Entidades: Amazonas, Anzoátegui, Barinas, Falcón, Monagas, Trujillo y Distrito Capital, así como las Dependencias Federales presentan índices de crecimiento superiores a los de período 1981-1990. Debido al descenso de la natalidad que experimenta el país, en general, las tasas de crecimiento de este último período, 1990-2001, deberían ser menores que las registradas en el período censal anterior. El no cumplimiento de este supuesto puede deberse a la migración interna, a una omisión en el censo anterior mayor a la de este Censo, o, en menor medida, a la incorporación de la población indígena selvática. En todo caso, la investigación de esta situación deberá ser objeto de estudios posteriores que permitan explicar cuáles pueden ser sus causas.
La población de mujeres pasó de 9.085.508 en 1990 a 11.651.341en este Censo. Ello correspondió a un aumento de la proporción de mujeres de 0,3%, al pasar de 50,2% a 50,5%, y a un índice de masculinidad que pasó de 99,3 a 97,9 hombres por cada 100 mujeres.
La estructura de edades evolucionó, pasando la proporción de los menores de 15 años de 37,3% en 1990 a 33,1% en el 2001. La proporción de población de 15 a 64 años, o en edad activa, incrementó su participación de 58,7 a 62,0 por ciento, al igual que la población de 65 años y más, o de la tercera edad, que pasó de 4,0% a 4,9%. Esto último significa cambios en la demanda de los servicios médicos asistenciales propios de este grupo de edad, así como en la infraestructura urbana adecuada – hogares colectivos, transporte público, entre otros -. En este Censo se registraron 907.692 personas con alguna discapacidad (3,9%). En el Censo anterior 326.282 personas correspondían a este grupo (2,0%). La población nacida en otros países se ubica en 1.014.318 (4,4 %), lo cual muestra un descenso de 1,3 puntos con respecto a 1990, (5,7 %).
La tasa de actividad neta correspondió a 55,1; es decir, de cada 100 personas de 15 años o más, 55 se declararon activas (ocupadas o desocupadas). En el Censo de 1990 esta tasa fue 55,4. Por sexo se destaca la mayor participación de las mujeres dentro de la actividad económica. Su tasa de actividad pasa de 33,8% en 1990 a 37,5% en el 2001, mientras la tasa masculina desciende, pasando de 77,6% a 73,5%. Estos cambios ya han sido observados en sociedades donde se incrementa la incorporación de la población al sistema educativo y, en consecuencia, hay una mayor incorporación de las mujeres a la fuerza de trabajo. Por el contrario, esto ocasiona una disminución en la participación de la población masculina, fundamentalmente en la de menos de 25 años.
La tasa de analfabetismo en la población de 10 años y más se ubicó en 6,4%, lo cual representa una importante disminución de 2,9 puntos respecto al Censo de 1990. La asistencia escolar está directamente relacionada con la edad. En el grupo de 7 a 12 años se registran los mejores niveles, los cuales descienden a medida que aumenta la edad debido a problemas de deserción, reprobación o por la necesidad de incorporarse al mercado de trabajo. En el grupo de 7 a 14 años, que corresponde a la población que asiste a la Educación Básica, se observa en este Censo una mejora, al pasar la proporción de 64,0% en 1990 a 67,2%, ello implica a futuro un aumento en la demanda de la Educación Media y Superior. El total de viviendas empadronadas fue 6.242.621, lo que representa un crecimiento de 51,9% con respecto a 1990. De ellas, 5.192.923 son viviendas familiares ocupadas, obteniéndose un promedio de 4,4 personas por vivienda.
Caracterización como mecanismo de inclusión.
Al inicio del siglo XXI, la sociedad venezolana ofrece un cuadro variado y complejo a los ojos de los analistas, especialmente por los hábitos y tensiones de la sociedad urbana, la difícil situación de los reducidos sectores rurales del país, la agudización del conflicto político con su respectivo impacto en la realidad socioeconómica, los índices de criminalidad, los fenómenos de transculturación, los movimientos migratorios internos y externos, la violencia política y no política, las drogas, las características del consumo y por encima detodo, el impacto de la riqueza originada por el ingreso petrolero.
La evolución hacia la modernidad de la sociedad venezolana se produce en momentos de grandes transformaciones mundiales. Las tendencias a la globalización de la economía y la interdependencia de los mercados imponen modelos de producción, distribución y consumo a toda sociedad que quiera modernizarse. La competencia en un mercado mundial con alta exigencia tecnológica y de productividad supone una enorme presión sobre países como Venezuela en alcanzar las exigencias de ese mercado, supone unos ajustes estructurales cuyos costos sociales resultan muy altos.
Es interesante notar que los venezolanos nacidos después de 1970 difícilmente se pueden imaginar lo que era el país a la muerte del dictador Juan Vicente Gómez. Lo que se formuló en aquellos años que siguieron a los inicios de la actividad petrolera y a la implantación del sistema democrático como características del proyecto nacional ha sido en buena parte alcanzado, aunque la distribución de sus beneficios se ha hecho en forma desigual teniendo como resultado una sociedad marcada por la injusticia social. Por tanto, los venezolanos de hoy sienten profundamente la necesidad de modernizar a Venezuela, pero teniendo siempre presente la importancia de evitar la exclusión social.
De este modo, la evolución de la dinámica social en las últimas décadas se ha caracterizado por el predominio de la vida urbana, fenómeno inseparable de la actividad petrolera, que ha favorecido el crecimiento anárquico de las principales ciudades venezolanas. El crecimiento constante de la población ha sido acompañado de un notable desmejoramiento de la calidad de vida, por lo que son múltiples los retos que debe enfrentaren el presente la sociedad venezolana; de todos ellos el más difícil de solucionar, por la naturaleza de los retos que plantea, es sin duda, la superación de la pobreza y la marginalidad.
La situación Social actual de las Comunidades Indígenas venezolanas El término Comunidades Indígenas es un concepto muy amplio cuya definición ha estado siempre sujeta a controversia. En general, se utiliza para designar a aquellos grupos étnicos que se caracterizan por poseer formas de vida y organización distintas de las de las sociedades Modernas e industrializadas. Parte de la controversia existente alrededor del término mencionado, tiene su origen en su común utilización como sinónimo de Primitivo, Atrasado e inclusive Incivilizado.
La Expansión del modo de vida Occidental, ha exportado al resto del mundo sus formas de organización social, política, su ética, y formas religiosas, lo que ha colocado a la inmensa mayoría de las comunidades indígenas de América Latina y otras partes del mundo, ante una difícil situación en la cual se debaten en el dilema Tradición Vs. Modernidad; la necesidad de recursos naturales ha llevado a las sociedades modernas ha expandir su radio de acción a los territorios tradicionalmente ocupado por comunidades indígenas, y éstas no han podido hacer frente de manera efectiva a esa expansión occidental, por lo que se han visto marginadas de los territorios que históricamente venían ocupando durante siglos.
En Venezuela, las Comunidades Indígenas que sobrevivieron al genocidio llevado a cabo durante la conquista y colonización del territorio nacional, se hallan hoy sometidas a presiones similares a las descritas anteriormente; el afán modernizador de las élites políticas y económicas que han controlado a la sociedad venezolana desde la Independencia, las ha sumido en un acelerado proceso de Aculturación, que los sitúa en una difícil situación social. No obstante, en la actualidad en Venezuela habitan, según los datos del Censo de las Comunidades Indígenas realizado en el marco del Censo general de Población y Vivienda del 2001, 178.343 indígenas.
Este número se refiere a personas que habitan todavía en comunidades indígenas; además, 354.400 personas se declararon pertenecientes a un pueblo indígena, lo cual ubica la población indígena total del país en 532.743 habitantes que representan el 2,3% del total de la población venezolana, cantidad considerablemente importante.
Perspectivas de futuro de las Comunidades Indígenas VenezolanasEn la actualidad, aunque el número de habitantes indígenas ha disminuido considerablemente, los que sobreviven, llevan adelante una tenaz lucha para mantener vivas sus ancestrales; sus tradicionales formas económicas de subsistencia, basadas en el conuco como principal unidad de producción, están actualmente amenazadas por la constante presión que la sociedades modernas ejercen sobre sus tierras y los recursos en ellas contenidos. En Venezuela, es la Dirección de Asuntos Indígenas del Ministerio de Educación, el ente encargado de coordinar la política indigenista del Estado venezolano.
Es indudable que, el reconocimiento de la existencia de los pueblos y comunidades indígenas hecho en la , constituye un paso adelante en materia de la defensa de los derechos de dichas comunidades; sin embargo, será necesaria la adopción de una política global, que considere la problemática indígena desde distintas ópticas, y en especial, escuchando a dichos pueblos, pues ellos deben ser los primeros responsables de su futuro.
La Educación como mecanismo de inclusión social
La República Bolivariana de Venezuela vive momentos de profundas transformaciones hacia la consolidación de una sociedad humanista, democrática, protagónica, participativa, multiétnica, pluricultural, plurilingüe e intercultural en un Estado de derecho y de justicia; que se inicia con la elaboración colectiva de la Constitución en 1999.
Nuestra Constitución contiene la filosofía y el marco legal que orientan el proceso de refundación de la República como fin supremo del Estado y plantea la formación de un ciudadano y una ciudadana transformadores, con principios y valores de cooperación, solidaridad, convivencia, unidad e integración, que garanticen dignidad y bienestar individual y colectivo. Asimismo, nuestra Carta Magna considera un proceso de educación integral para todos y todas como base de la transformación social, política, económica, territorial e internacional.
El Sistema Educativo Bolivariano (SEB) transita hacia la construcción del modelo de la nueva República, donde el Estado ejerce la acción de máxima rectoría, garantiza el acceso a los derechos esenciales como principio ético y político. Refundar la República significa construir ese nuevo modelo de sociedad plasmada en la Constitución y un pilar fundamental para lograr tal fin es la educación.
La educación, concebida como un proceso indisolublemente ligado a las fuerzas que impulsan el crecimiento cualitativo y el desarrollo del país, alcanza un valor estratégico de vital importancia. La búsqueda de fórmulas que contribuyan a la solución de los problemas que afectan de manera sensible al país identifica al SEB como fuente de las principales respuestas relacionadas a la transformación que todos(as) los(as) venezolanos(as) aspiran a producir.
El SEB requiere su consolidación, solicitada desde el proceso de transición hacia el socialismo del siglo XXI y que apuesta a la construcción de un diseño curricular que dé respuestas y concretice los procesos de enseñanza y aprendizaje acordes con las necesidades e intereses de la nueva sociedad revolucionaria.
Durante cinco años (2002-2007) el SEB ha estado signado por políticas (Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007 y el Plan Estratégico Simón Bolívar 2007-2013) para dar cumplimiento a las metas de asegurar la inclusión, permanencia, prosecución y culminación de todos y todas en éste, de aumentar la cobertura y de entrar en un proceso curricular que implica transitar hacia una educación emancipadora y dignificante en el marco de los principios constitucionales.
En este contexto surgen a nivel nacional los programas y proyectos banderas (Simoncito, Escuela Bolivariana, Liceo Bolivariano, Técnicas Robinsonianas y las Misiones) como medio para garantizar la protección y la inclusión de los grupos sociales (indígenas, afrodescendientes, en pobreza extrema, personas con discapacidad, en condiciones de riesgo y población rural) que históricamente habían quedado excluidos de los beneficios educativos.
Se realizaron discusiones curriculares en las que participaron docentes, especialistas, familias, instituciones y organizaciones; locales y regionales de todos los estados, y a partir de la práctica pedagógica, se revisó el impacto y alcance de la última reforma curricular de Educación Básica (1997). Estos procesos fueron sistematizados a fin de evidenciar los resultados, lo que determinó avances en cuanto a la fundamentación legal y filosófica que constituyeron la plataforma de la actual propuesta curricular del SEB.
Los logros más significativos que, en materia educativa, se consolidaron en esta etapa son: la implementación de la Escuela Bolivariana, con una jornada integral de ocho (8) horas en algunas instituciones; del Programa de Alimentación Escolar (PAE), la eliminación del pago de la matrícula escolar y la construcción y rehabilitación de plantas físicas, la realización de los Seminarios de Desarrollo Endógeno en los Liceos Bolivarianos, el desarrollo de Proyectos Productivos en las Escuelas Técnicas Robinsoniana y Zamorana, los Proyectos Educativos Integrales Comunitarios (PEIC) en todo el país, los Proyectos de Aprendizaje (PA) en las Escuelas Bolivarianas, el Plan Nacional de Alfabetización (Misión Robinson 1), el acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y su incorporación como herramienta educativa, el Centro Bolivariano de Informática y Telemática (CBIT), las Misiones Robinson, Rivas, Sucre y Vuelvan Cara; la continuación de la revisión y discusión curricular con un enfoque abierto, flexible y contextualizado. La sistematización del Proyecto Simoncito y la oficialización del Currículo de Educación Inicial.
En el 2007, se hace necesaria la consolidación del SEB a partir de la elaboración de una propuesta curricular, que materialice las condiciones de la sociedad venezolana, para la consecución del modelo de Estado que demanda la CRBV.
De allí que la concepción curricular adoptada, guiada por las ideas de Simón Rodríguez, Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y por pedagogos y pedagogas venezolanos y venezolanas, como Luis Beltrán Prieto Figueroa, Belén Sanjuán y otros permite construir un currículo fundamentado en las raíces de nuestra identidad, responsable de la formación de la conciencia ciudadana desde un enfoque humanista-social y emancipador, para lograr la participación y el compromiso de todos y todas los actores y actrices involucrados en el proceso educativo hacia la formación integral del nuevo(a) republicano(a).
La salud en Venezuela actual
Desde la acción revolucionaria de abril de 2002, y 11 meses después, la conquista de PDVSA, la sociedad venezolana dio un salto en histórico en el desarrollo de sus logros. Cada uno de sus segmentos sociales comenzaron a transformarse. La salud fue uno de ellos.Se evidencia desde entonces, una transformación radical en los ritmos de construcción del proyecto nacionalista del gobierno. Lo que permanecía dormido se despertó bruscamente, lo que era lento se aceleró y lo indefinido comenzó a contrastarse, a la luz de la más grande movilidad social y toma de conciencia política vivida por Venezuela desde la revolución del 23 de Enero de 1958.
En Venezuela se está conformando un nuevo sistema de salud. Constituye uno de los segmentos socioeconómicos de mayor incidencia social por su valor cuantitativo en el índice de desarrollo humano. Sin duda es el resultado de las ingentes inversiones públicas desde 2002-2003, aunque la génesis de esta nueva "salud" en Venezuela se encuentra en los primeros años del proceso político nacionalista conocido popularmente,como,"revoluciónbolivariana". Este nuevo mapa de salud se apoya en la Misión Barrio Adentro, uno de los programas sociales de mayor trascendencia en la reciente historia nacional, si es medido por sus efectos territoriales en salubridad masiva.
Para el establecimiento de esta Misión se encadenaron decisiones y convicciones políticas dentro y fuera de Venezuela (por ejemplo, Cuba que aportó 14 mil médicos y su experiencia internacional en asistencia primaria). Una de las convicciones decisivas fue la de los barrios obreros y pobres que sostuvieron el programa en todos los sentidos, no sólo yendo a curarse, también ejerciendo la defensa de los módulos y sus clínicos. Esto constituyó una movilización social y una batalla ideológica. Sería inconcebible el triunfo de Barrio Adentro, sin la profunda movilización política registrada en Venezuela desde 1998, especialmente cuando esta acción de masas adquirió carácter revolucionaria en 2002. En esa medida Barrio Adentro y la nueva salud venezolana constituye una conquista.social. Sus efectos positivos están impactando en forma inmediata sobre todos los segmentos de la población, en esa perspectiva su acción tiene alcance territorial. Ha servido para ayudar a sostener la estabilidad etaria, el equilibrio sanitario ambiental (relación individuo—ciudad—naturaleza), la reducción en las tasas de morbilidad y mortalidad, la estabilidad en el empleo productivo y el estado de felicidad individual y social.
CONCLUSIONES
Desde la penetración conquistadora en nuestro país a finales del siglo XV, se inició un proceso de mestizaje que generó diversas razas y culturas.
En la actualidad Venezuela se caracteriza por poseer un acelerado crecimiento poblacional urbano y extraurbano, así como también el rescate de las comunidades autóctonas las cuales habían sido renegadas por muchos años.
Uno de los objetivos del plan de gobierno bolivariano del presidente Chávez, fue transformar el sistema educativo preexistente a un sistema totalmente equitativo, del cual saldrán profesionales integrales con enfoque hacia la contribución del desarrollo de la nación.
Otro de los sistemas que se encontraba fracturado al momento del inicio del gobierno bolivariano era el de salud, para soldar dicho problema, se ideó la creación de un plan denominado Misión Barrio Adentro, el cual contaría con la ayuda de profesionales Cubanos de la medicina y consistiría en hacer llegar la atención médica hasta los rincones mas alejados de nuestro país.
Autor:
Yusmeli Montes
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