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Bernard Madoff, Quimera: Crimen y Castigo (Parte II) (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

Durante el periodo neolítico, vivíamos en la harmonía idílica de los cazadores y recogedores. Nuestras labores eran simples, consistiendo en la división del trabajo tribal de acuerdo al edicto que dividía las tareas de acuerdo a la edad, el sexo, la condición de salud, el nivel de madurez y otras consideraciones prácticas, ya que el rango social aun no se consideraba de importancia decisiva en estos respectos — esto último, vendría más adelante.

A medida que nos aclimatáramos a los cambios culturales, siempre evolucionando. Que domesticáramos animales para asistirnos en nuestras labores, y servirnos de comida. Que diéramos comienzo al desarrollo de la agricultura. Que aplicáramos el uso de la rueda y que lográramos el enjaezo del fuego. Entonces fue cuando comenzaríamos a gravitar hacia la creación de centros urbanos con sus inherentes problemas.

Con las ciudades vino el hacinamiento resultante y la consecuente vulnerabilidad a brotes epidémicos que regularmente arrasaban poblaciones enteras.

El comercio evolucionó, el dinero se convirtió en el "poderoso — y perdurable — caballero" que persiste siendo. La banca floreció, especialmente en las capitales europeas y el banquero-prestamista-usurero-cambista, como criatura dedicada al principio del placer, hizo su aparición nefasta.

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Crimen y castigo

Mientras desarrollamos esta tesis, para explicar el tramposo, aquí, repetimos, sería tentador hacer una incursión dentro de las páginas de DSM-ETC para encontrar una categoría diagnóstica para aplicarla al banquero engañoso y al prestamista embaucador, usurero y codicioso, que abusara del manejo del dinero a ellos confiados, por medio del engaño.

Sin embargo, el uso del ejercicio diagnóstico, en este caso, sería tarea muy fácil aunque, pérdida de tiempo a la vez.

Nuestro propósito

En esta conclusión de nuestra tesis acerca de lo que distingue a los especímenes de la calaña del financiero Madoff, y de los estafadores en general, nuestro objetivo es el de reflexionar no en el quebrantamiento mismo de la confianza depositada — como anomalía y fracaso moral — sino en la biología del castigo. La otra cara de la moneda que el Crimen y Castigo (à la Dostoievski) representa.

"Y luego, llega el momento en que los parásitos te controlan." Parafraseando a Madoff en conversación con Eleanor, su secretaria de muchos años. (Larocca, 2008 y 2009).

Los monos y otros animales sociales, no escriben libros, no mantienen tribunales, carecen de políticos buenos y ladinos, desconocen prestamistas usureros, están faltos de cambistas oportunistas y de otros parásitos conspecíficos — como los que sufre el género humano — que los damnifican de manera crónica y habitual.

Pudiera decirse, que el resto del reino animal es eminentemente afortunado en este respecto.

Pero, otros animales, no necesitan jueces y abogados para la interpretación de las Leyes que les permiten vivir entre ellos.

Porque para ese propósito están dotados con los principios ingénitos que vienen, para ellos, transmitidos intuitiva e instintivamente, como principio de lo justo y equitativo, por la Ley Natural.

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Veamos

La cuestión de, si la aversión, presente en los seres humanos, al tratamiento injusto — ahora demostrado que existe en otros primates — es resultado de influencias culturales y sociales como la religión, las escuelas y el gobierno, en el caso de nuestra especie, ha intrigado a los científicos por muchos años.

Hallazgos recientes sugieren que la evolución puede que tenga algo que ver con ello. Los mismos descubrimientos asimismo destacan algunas preguntas acerca de la naturaleza económica y evolutiva de la cooperación y de sus relaciones al sentido de justicia y equidad que gobiernan las relaciones entre algunos grupos animales. Parece que estos comportamientos son tan adaptivos como son evolutivos. Parece, igualmente, ser que existen razones ingénitas por las que a nadie le agrada que lo traten injustamente.

Investigadores analizando el comportamiento de monos capuchinos del género Cebus apella han determinado que este grupo de animales, nativos de la América del Sur, demuestran poseer un sentido marcado de imparcialidad y justicia.

Los estudios indicados fueron inspirados, en su mayoría, por los del economista suizo, Ernst Fehr, quien ha determinado que los seres humanos, inherentemente, rechazan las injusticias, especialmente cuando alguien se apodera de una mayor parte de lo que a todos beneficia — lo que, sin duda aplica a la distribución de remuneración justa, acumulación de riquezas, y comida. 

Para comprobar si estos comportamientos humanos se encuentran en otras especies un grupo de investigadores de Emory University en Atlanta diseñaron un experimento con monos capuchinos marrones. Especie reconocida por su socialización marcada, comportamiento cooperativo, tendencia a compartir comida, y colaborar en la búsqueda de la misma, entre los miembros de sus cuadrillas.

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Capuchinos marrones

Individuos fueron seleccionados de entre los miembros de dos grupos sociales de buen tamaño, y aclimatados al entorno que vivían en colonias en el Centro Nacional de Investigación Yerkes. A cada mono seleccionado se le asignó una pareja.

Los pares se mantenían en proximidad cercana mientras los entrenaban en la tarea de cambiar, con sus cuidadores humanos, una roca de granito pequeña, para lograr una recompensa, la que consistiera de una porción de cohombro. Ambos monos requerían hacer el mismo intercambio de roca, en presencia de su compañero, para merecer el derecho a la obtención de la pieza de fruto deseada. El problema suscitaba cuando una recompensa mayor (en este caso un manojo de uvas) se le ofrecía inesperadamente a un miembro de la pareja, seleccionado al azar, o se otorgaba a un mono cualquiera, aunque éste no iniciara la transacción, ofreciendo la roca.

La respuesta al tratamiento preferencial fue sorprendente. O los monos rehusaban todo contacto con los investigadores, renunciando airados participación en el experimento, o usaban la comida ofrecida como si fuera proyectiles para arrojar a los seres humanos, que los "engañaban", en demostración de disgusto.Estas acciones se aplicaron como evidencia para el soporte de la noción, por mucho tiempo establecida, de que el deseo por tratamiento justo, y el enojo por no recibirlo, posee una base adaptiva aún en los monos. El aprendizaje social puede que constituya las fundaciones para este proceso, aunque existen pruebas de que muchas de estas tendencias, entre los monos y los seres humanos, pueden tener, asimismo, bases genéticas.

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Centro de Investigación Yerkes

El aprendizaje social parece ser el mecanismo que explica la evolución cultural, ya que la reciprocidad entre miembros de una tribu se observa, se imita y se respeta.

Lo que aún no se explica es qué viene primero: ¿la cooperación o el sentido de lo justo? No lo sabemos.

Lo que entendemos es que la cooperación y adherencia a lo equitativo beneficia a los grupos.

Fehr, el economista suizo, ahora en MIT, hablando desde el punto de vista económico cree que ser altruista es un comportamiento racional porque mejora la motivación y el deseo de compartir entre semejantes, no importa a cuál especie el vertebrado benévolo pertenece.

El reconocido economista-conductista considera que los monos, al igual que los seres humanos, cuando resisten la remuneración desigual nos imparten un conocimiento valioso acerca del método que utilizamos para formular decisiones, como ya viésemos en Parte (I) de esta secuencia.

Muchos primatólogos, hoy se preguntan, si estos comportamientos — llamados la "aversión a la injusticia" — no son fundamentalmente los que soportan las bases para la evolución de sistemas de leyes que existen entre nuestras sociedades humanas.

Por supuesto, para su aplicación a seres humanos, hay que tomar en consideración elementos de comportamientos, los más complejos.El juicio del bien y del mal (como Marco Antonio nos informara en la obra de Shakespeare, Julio César) entre ciertos animales no es sólo lo que aparenta ser bien y lo que consideramos maldad sino un sentimiento de lo que es, como Damasio intuyera y explicara en su obra The Feeling of what Happens..

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Ballenas azules. Sus cerebros, al igual que el de los humanos contiene células fusiformesen abundancia

Parece ser — como ya viéramos, en los elefantes que actuando como padres subrogados, controlaron la agresividad de sus semejantes juveniles — existe un sentido de justicia, similar a la nuestra, en otras especies sociales.

La Ley Natural — o — ¿La Ley de la Jungla?

Hasta muy recientemente se creía que los seres humanos eran los únicos animales capaces de experimentar emociones complejas y de poseer un sentido de la moralidad.

Sin embargo, el Profesor Marc Bekoff, etólogo de la Universidad de Colorado en Boulder, cree que sentimientos morales están estructurados en los cerebros de todos los mamíferos para suministrar el pegamento social que permite animales agresivos y competidores vivir en grupos.

Este académico ha compilado evidencia proveniente de todas partes del mundo para ilustrar cómo especies distintas parecen poseer un sentido innato de imparcialidad y justicia, exhiben empatía, y asisten otros animales que están en apuros.

Bekoff presenta sus hallazgos en un libro recientemente publicado, Wild Justice, en el que expresa: "La creencia de que los humanos poseen moralidad y los animales no, es una suposición muy vieja, aunque la evidencia que lo contradice es muy poderosa".

La posición en este asunto, que Bekoff adopta es muy sensible. Él considera que, al igual como sucede con los seres humanos, los matices morales de cualquier grupo serán diferentes de los otros. Pero éstos están presentes de irrefutable manera.

Códigos morales, siendo especie-específicos, se tornan difíciles de comparar entre grupos y con los de la raza humana.

Su creencia es que los sentimientos morales se desarrollaron en los animales para regular comportamientos en grupos sociales como los primates y los lobos.

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Mono Diana

Añadiendo peso a estos descubrimientos, trabajos recientes en el campo de la neurología han sustanciado el hecho de que delfines y ballenas poseen las mismas arquitecturas cerebrales que son responsables por la empatía humana.

De hecho, otros hallazgos asimismo sugieren que algunos animales pueden demostrar empatía, aun con el sufrimiento de especies diferentes de las propias.

Existen casos de delfines asistiendo náufragos escapar de tiburones y de elefantes ayudando un antílope a escapar una jaula donde estuviera encerrado.

El Profesor Frans de Waal, un primatólogo del comportamiento de la Universidad de Emory no cree que otros animales estén dotados de nuestra capacidad de abstraer las diferencias entre el bien y el mal. Lo que sí concibe es que la moralidad humana incorpora un repertorio de tendencias psicológicas y capacidades, tales como son la empatía, reciprocidad, el deseo de cooperación y harmonía que son más viejos que nuestra especie.

Examinemos algunos ejemplos animales:

  • Lobos. Viven en grupos muy unidos regulados por reglas estrictas. Entre ellos demuestran justicia y honestidad. Cuando el orden les falla la manada se desintegra.

  • Coyotes. Entre cachorros, la mordida juguetona y leve es permitida. Pero, aquéllos cachorros que insisten en morder muy duro son sujetos al ostracismo y, a menudo, son expulsados de la banda. Si a algunos de ellos, un extraño, les ofrece algo de comer, éstos lo comparten con los demás.

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Coyotes

  • Elefantes. Son animales intensamente sociales y emocionales. Investigaciones conducidas por Iain Douglas de la Universidad de Oxford, demuestran que estos mamíferos son capaces de compasión y de asistir miembros de su manada en peligro o que hayan sufrido heridas. A veces, los elefantes montan vigilia para proteger un relativo cercano hasta que éste muere.

  • Monos del género Diana. En un experimento estos monos fueron entrenados a insertar una moneda en una máquina para obtener alimento. Un macho que era ducho en esta actividad enseñaba pacientemente a otros, que no podían manejar la moneda, de ese modo asistiéndoles en obtener comida.

  • Chimpancés. Demuestran códigos de conducta y viven por reglas morales que envuelven la aplicación de medidas punitivas.

  • Roedores. Ratas que han sido entrenadas a que, mientras procuran comida, otras sufren dolor, prefieren no comer. En colonias cautivas, algunas comparten su comida con quienes son incapaces de obtenerla.

  • Murciélagos vampiros. Comparten con otros murciélagos, que no fueran tan afortunados, la sangre ingerida que pudieran obtener en sus salidas nocturnas. Este último comportamiento se considera altruismo recíproco, incluyendo asistiendo a hembras, con partos difíciles, a parir — como se ha establecido, hacen otros quirópteros.

  • Ballenas. Son el grupo de nuestro mayor interés, porque poseen células fusiformes en el cerebro, que también existen en los seres humanos. Estas estructuras citológicas se asocian, en nuestra especie, con el desarrollo de la empatía y el entendimiento de los sentimientos de otros.

Todos los ejemplos antedichos, soportan la noción de que no somos los únicos animales dotados con un sentido de la moralidad.

Por lo predicho, se entiende que el sentido de la moralidad y el sentimiento de la justicia son principios naturales e inmanentes que se aplican adaptivamente para permitir a los animales, que son sociales, a mantener el orden y la paz entre ellos.

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Cuerpo estriado

La neurobiología de la Justicia y el Castigo

Numerosos experimentos publicados en reputados organismos científicos, demuestran que durante ensayos de laboratorio, que reproducen la experiencia del castigo de personas "culpables" de defraudar los demás, el cuerpo estriado; estructura — que usualmente, responde a experiencias asociadas con la recompensa — se activa de manera intensa en los escáneres cerebrales utilizados.

Es como si la expresión y la evidencia del castigo asignado al culpable, por habernos engañado, se transforma en actividad cerebral fisiológica de placer.

Lo que, a nadie, con un conocimiento elemental de la neurofisiología, debe sorprender.

Mientras que la justicia aplicada provee una fuerza poderosa para mantener sociedades animales funcionando sin complicaciones. La estructura de todo conglomerado social depende de la habilidad de ser capaz de contener y canalizar de modo constructivo las tendencias de sus miembros que engañan.

Las normas sociales constituyen los andamios que mantienen la agresión y el resultante y justificado rencor, que el engaño engendra, bajo control.

Las sociedades humanas que gozan de las leyes más fuertes en su aplicación, son las mismas donde los individuos poseen un sentimiento moral más definido.

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Madoff y sus herederos

Así, que si muchas personas, desean que individuos de la calaña de Madoff y de Allen Stanford, en la isla de Antigua, sean castigados severamente, lo hacen, respondiendo a una tendencia instintiva que restaura el equilibrio moral social. Aunque para lograrlo, no hay que recurrir a la vetusta leyenda rusa:

Un genio aparece a un pobre hombre, a quien su vecino había defraudado, y le dice:

"Puedes pedirme y te otorgaré un deseo. Lo único es que tu vecino recibirá el doble de lo que a ti te dé".

A lo que el hombre responde de inmediato: "Ciégame de un ojo."

La evidencia aumenta de manera sustancial y dramática de que los seres humanos no son los únicos individuos capaces de esperar que el culpable y el transgresor sean castigados.

Conejos, perros, chimpancés y otros animales reaccionan con demostraciones de rabia cuando se sienten engañados. Lo expresan, descargando sus emociones de la mejor manera que conocen. Haciéndolo obedeciendo a fuerzas instintivas y, para nosotros, primitivas, que sirven funciones adaptivas para el grupo.

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Cicerón debate la Ley Natural

Pero, repetimos, los animales aludidos, carecen de jueces venales, de abogados brutales, y de "testigos expertos para la defensa" que invocan categorías del DSM-ETC, que, por la mayor parte de las veces, resultan ser conflictivas en su aplicación y esencia, y que también son arbitrarias, ilógicas, injustas, y escogidas al azar, para lograr la evasión de la justicia por parte de sus clientes, posesores de carteras abultadas producto del robo, y quienes pagan por la mentira. (Léanse páginas 344 y adelantes del excelente y balanceado libro de Aguasvivas).

Paul R. McHugh, psiquiatra distinguidísimo, en su libro Try to Remember: Psychiatric Clash over Meaning, Memory, and Mind estaría indignado con los psiquiatras y protagonistas del fiasco de la defensa de algunos de los inculpados en el caso BANINTER.

Pero, tenemos que proseguir

¿Qué nos queda por cubrir, que no hubiéramos ya cubierto, en estos dos ensayos?

Los que nos resta por cubrir es el castigo en sus formas frustradas

Madoff, como tantos presidentes indultados, banqueros prófugos, consultantes economistas deshonestos, gobernantes corruptos, déspotas sanguinarios y quienes sean que puedan comprar el perdón presidencial, encontrarán una justicia que, en lugar de ser ciega, posee visión excepcional cuando se trata de juzgarlos a ellos.

Madoff escogió la solución de declararse culpable y sin cómplices, evadiendo un juicio a fondo, logrando, como resultado, servir una sentencia vitalicia que los exonerará a él y a sus compinches familiares de devolver los miles de millones robados que a tantos seres incautos dejarían en la ruina.

Perdió su libertad, pero conserva su vida y a su mujer y a sus hijos el dinero nunca les faltará.

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La "venganza" de Madoff

En resumen

"Perdonaos e indultaos los unos a los otros." Parece ser la consigna que controla el pensamiento de nuestros gobernantes, mientras que se rotan en la ocupación del solio presidencial para asumir su turno en el saqueo impune del erario nacional. A ellos siempre los acompaña su camarilla de aprovechadores que cuando dejan el poder lo hacen cargados de riquezas enormes mientras que el pueblo queda aun más desangrado en la amarga estela de su partida fatídica.

El crimen y el castigo constituyen fantasías quiméricas en las mentes humanas ya que aún cuando los tiranos mueren, sus descendientes retoñan, regresando cada vez como Hidras de Lernæn sin un Hércules para darles muerte.

El castigo y el crimen, como conceptos morales, son proposiciones de consecuencias subjetivas, adquiriendo importancia ética, entre los seres humanos, sólo para quienes las confrontan y para quienes sus consecuencias afectan.

Quizás, si dejáramos a Madoff y quienes a otros injurian en manos directas de sus víctimas la Ley Natural aplicaría su justa sanción.

Mientras tanto, la ley humana resulta ser, en la mayoría de los casos, otra patraña conveniente para cubrir los delitos del exaltado. Mientras que la religión al final a todos, los absuelve de culpa.

Entonces

¡Hasta la próxima catástrofe bancaria! La que, se promete será mejor concebida.

"Poderoso caballero."

Fin de la serie.

Bibliografía

  • Patrick, C: (2006) Handbook of Psychopathy Guilford Press

  • Seal, M: (2009) Bernie Madoff"s Private World: The money, the madness, and the mysteries en Vanity Fair: Vol. 586 June 2009 (pp 98-107-158-163)

  • Zhou, X: (2009) The symbolic power of Money: Reminders of money alter social distress and physical pain in Psychological Science 1156-58

  • Stöwe M: (2006) Novel object exploration in ravens (Corvus corax): Effects of social relationships in Behav. Process

  • Larocca, F: (2007) El nepotismo del gobernante. en monografías.com

  • Larocca, F: (2007) La Ley Natural, y los Principios Básicos de Nuestras Actividades Mentales Lógicas y Emotivas en monografías.com

  • Larocca, F: (2007) El Caso de Dino el "Magistrado", y las Noches de Bellatrix. en monografías.com

  • Larocca, F: (2007) La ciencia mutante de la psicología evolucionista y sus alcances en monografías.com

  • Larocca, F: (2007) Los chismes y las personas chismosas en monografías.com

  • Larocca, F: (2007) De cómo la regla del DNA gobierna un mundo de incertidumbres ciertas en monografías.com

  • Larocca, F: (2007) La Anorexia Nervosa: La Realidad y los Hechos: Así Hablan los Expertos en psikis.cl y en monografías.com

  • Larocca, F: (2008) ¿Algo que decir a favor de Judas? en monografías.com

  • Larocca, F: (2008) Demasiada gente, demasiada pobreza, demasiada miseria: El pobre, muriendo de hambre, mientras existe en un mar de riquezas que el rico, muy sólo, navega. en monografías.com

  • Larocca, F: (2008) El sendero de la mente: derrotero de dos vías en psikis.cl y en monografías.com

  • Larocca, F: (2009) La pornografía en la edad de la carestía: ¿Iniciativa o crimen? en monografías.com

  • Larocca, F: (2009) El cerebro hedonista, el cerebro adicto: Mene, Mene, Tekel u-Pharsin — מנא, מנא, תקל, ופרסין — La Escritura de la mano en la Pared en monografías.com

  • Larocca, F: (2009) La moralidad y la veracidad enjuiciadas por la ciencia de la epigénesis en monografías.com

  • Larocca, F: (2009) Los hipócritas, el proxenetismo y sus dilemas filosóficos y morales, y, ¿de por qué los hombres procuran a las prostitutas? en psikis.cl y en monografías.com

  • Larocca, F: (2009) ¡No es justo! Fe, psicoanálisis, neurociencia y epigénesis interpretan una expresión común en monografías.com

  • Larocca, F: (2009) El cerebro plástico, el cerebro darvinista: "Viaje al centro del cerebro" y algunas reflexiones neuro-científicas aplicadas al genio de Jules Verne. en psikis.cl

  • Aguasvivas, F: (2009) Todas las posibilidades: El Fascinante y estremecedor relato de los escándalos político-financieros más grande del mundo Editorial Impretur

Bibliografía adicional suministrada por solicitud

  • Larocca, F: (2009) Neurociencia, epigénesis, microbios, la mente arrebatada y la ilusión del libre albedrío: La singularidad de la Reina Roja

  • Larocca, F: (2008) Los Puentes, el Destino, y el Pontífice del Mal: La Teleología, El Agua, y el Narcisismo Patológico — Caminos Abiertos.

 

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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