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Estadística y contradicciones del salario en la sociedad capitalista (página 2)


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I. El maravilloso e irreal mundo de la Estadística.

Mirando los datos medios de la Estadística de la Agencia Tributaria española en su último censo de 1996, relacionados con los asalariados, da la impresión de que se vive en un mundo muy justo e idílico en España, donde todo el mundo trabaja y vive con un nivel adecuado de renta. Por eso hay que mirar muy atentamente para que sean patentes las desigualdades inherentes a nuestro sistema de vida y, aun así, sólo mirando el tramo máximo y mínimo, y poniendo atención en quienes no tienen nada o casi nada y en quienes tienen todo o casi todo; y viendo luego ejemplos concretos, de la vida real, se puede llegar a descubrir que la media estadística de la redistribución no es tan positiva ni tan extendida como parece ante la forma científica de narrar los acontecimientos económicos. Esa forma esconde, encubre y elimina la desigualdad y las diferencias.

La Estadística de Empleo, Salarios y Pensiones en las Fuentes Tributarias de España, referida al año 1996 y al Territorio de Régimen Fiscal Común (TRFC) de donde tomamos los datos que exponemos a continuación, estima que el número de personas asalariadas se situó en 12,1 millones que percibieron 24,8 billones de pts. en concepto de sueldos y salarios, por lo que el salario anual medio alcanzó los 2,1 millones de pts. (Nota: Dicho así parece que todo el mundo vive muy bien pero en un país de 41 millones de habitantes, con 8 millones de pobres, según Caritas, obviamente, o no todos son asalariados o no son todos perceptores de tipo medio, ni mucho menos, y no todos entran ni quedan recogidos con claridad en las medias estadísticas).

El 31,4% de los asalariados de 1996 percibió un salario anual inferior al mínimo interprofesional (SAMI), situado en novecientas nueve mil pts. (5463 euros). Se dice inferior pero no se detalla cuán inferior y aunque parezca elevado con respecto a otros países, dado el coste de la vida en España, la antedicha, constituye una cifra que roza el nivel de la pobreza y que sale de multiplicar el ridículo salario mínimo interprofesional por 14 pagas; retribución que, además, nunca se obtiene, realmente, entre los asalariados a la base de la pirámide, esto es, entre el tramo mayoritario y último de los 20 en que se dividen las percepciones salariales. Este colectivo está repartido casi a partes iguales entre mujeres y hombres y con un salario medio equivalente y un salario real de ningún modo equivalente, ya que las mujeres siempre ganan menos.

El número de perceptores de prestación por desempleo pasó desde los 3,0 a los 2,9 millones de personas en el 96, lo que supuso un descenso del 3% tanto en número de perceptores como en el importe de las prestaciones recibidas. Casi el 64% de los perceptores trabajaron como asalariados percibiendo un salario anual medio de 1,1 millones de pesetas y recibiendo una prestación media de 323 miles de pesetas (1930 euros). La prestación por desempleo fue la única renta de trabajo percibida por 775000 personas con una cuantía media de quinientas treinta y dos mil pesetas (3180 euros).

El número de pensionistas fue de 7,0 millones, con una pensión anual media de 1,1 millones de pts., percibiendo en conjunto 7,5 billones de pts., pero aproximadamente la mitad de los pensionistas (47,6%) eran mujeres, con una pensión anual media que no alcanza el 70% de la pensión de los varones, ya en su mayoría ridículamente baja.

En 1996 el 72% de los salarios fueron satisfechos por las empresas a 9,4 millones de asalariados, con un salario anual medio de 1,91 millones de pesetas. La pensión pública máxima que para el año 1996 fue de 3,9 millones.

Desglosando este universo por la dimensión de las empresas empleadoras, medidas por el número de asalariados, puede afirmarse que del millón de empresas con asalariados que recoge la estadística, más del 86% de las empresas poseen 10 o menos trabajadores. Estas ochocientas noventa y siete mil microempresas emplearon 2,5 millones de asalariados (casi el 27% de los asalariados empleados por las empresas) y pagaron 3,2 billones de pesetas, el 18,0% de los salarios pagados por las empresas, lo que implica un salario anual medio de 1,3 millones de pesetas. Las ciento treinta y cinco mil Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) con un número de asalariados entre 11 y 100 suponían el 13,0% de las empresas con asalariados, proporcionaban el 34,4% del empleo y satisfacían el 30,5% de los salarios, con un salario anual medio de 1,7 millones de pesetas. Finalmente existían 8.336 grandes empresas con más de 100 asalariados que empleaban a 3,7 millones de asalariados, casi el 39% del empleo asalariado, pagaban casi el 52% de los salarios y practicaban el 62% de las retenciones, siempre referido al colectivo empresarial.

El Censo de personas sujetas en 1996 al sistema de retenciones en la fuente por razón de rentas salariales, pensiones, prestación por desempleo o prestación de servicios profesionales ascendía a 19,7 millones de personas, que percibieron en conjunto 35 billones de pesetas. (Siendo la población de 41 millones, hay 21,3 millones de personas de las que no se habla y que se supone son familiares de alguno de los perceptores, cuando en la realidad bien no pueden serlo. El grupo más numeroso de los perceptores mencionados es el de asalariados estrictos o personas que sólo han percibido en 1996 retribuciones de carácter salarial, con 9,0 millones de personas, seguido del de pensionistas estrictos con 6,2 millones de personas. El tercer grupo por la dimensión es el de las personas que han percibido en 1996 salarios y prestaciones por desempleo o asalariados-parados, formado por 1,8 millones de personas).

El número total de percepciones asciende en 1996 a 14,8 millones de forma que cada asalariado recibe, en media, 1,22 percepciones; siendo 1,19 la media de percepciones percibidas por las mujeres y de 1,24 las percibidas por los hombres. Tanto en mujeres como en hombres, la pluralidad de percepciones se concentra en los tramos salariales más bajos y en los más altos; lo que podría interpretarse en el primer caso como situaciones de rotación en el trabajo debido a la abundancia en este colectivo de los contratos de duración inferior al año, y en el segundo colectivo como situaciones de pluriempleo. (Nota explicativa: Es decir, traduciendo, que los muchos pobres con trabajo tienen que ir rotando de empleo precario en empleo precario mientras que los pocos ricos aglutinan varios empleos de lujo para ellos solos).

Así nos habla la Estadística, dándonos la imagen de un mundo equitativo y de una adecuada redistribución de la riqueza. No sólo hay que saber leer entre líneas y poder interpretar gráficos para darse cuenta de que no es tan idílico, hay que reescribir lo que se dice en lenguaje no técnico, como hemos hecho en la nota explicativa anterior y dar ejemplificaciones concretas, como haremos más abajo. Pero el mundo estadístico es un mundo que hace la media, un mundo irreal que esconde la desigualdad concreta más ultrajante existente en nuestras sociedades al proclamarla de la manera como lo hace.

Y no obstante, incluso mirando atentamente los datos estadísticos, puede llegar a percibirse la desigualdad. El colectivo de asalariados con salarios superiores a 7 veces el SAMI (más de 6,4 millones de pts.; 38465 euros) está formado por 392 miles de personas con un salario medio de 9,6 millones de pts. Representa el 3,2% de la población de asalariados, absorbe el 15,2% de la masa de salarios y está integrado mayoritariamente por varones. Sólo cincuenta y cinco mil mujeres asalariadas pertenecen a este grupo. Mientras que unas 260 mil personas recibieron en 1996 una retribución salarial anual inferior a las 25.000 pts. (150 euros) y millones no percibieron nada. Pero de quienes nada reciben no se habla, lo que da la falsa impresión de que todo el mundo recibe, equívoco que se une junto a la aún más falsa impresión de que todo el mundo podría estar entre los grandes acaparadores.

Altos asalariados en España según Agencia Tributaria:Salarios superiores a 7 SAMI (mínimo de 6,4 millones de pts.; 38465 euros) – Mujeres 10.55.492 – Varones 10.336.688 – Total 10.392.180 Una ley de hierro de los beneficios sólo se ha visto hasta ahora en países socialistas, (de los que, debido a la ilimitada apertura por arriba del derecho a la propiedad privada en el artículo 17 de la Declaración de Derechos Humanos (ONU, 1948), varios se abstuvieron en la votación que les dio cuerpo), y en los Welfare States nórdicos, pero de ello casi no se habla en los libros de Economía: "Lo mismo que se habla de inflación de costos y salarios podría hablarse de inflación de beneficios; y si esta última expresión no figura en los textos canónicos debe ser por algún pudor de lenguaje de los teóricos" (José Luis Sampedro La inflación en versión completa. Beneficios frente a salarios, pág.125, citando a F.Pereira de Moura. Editorial Planeta. Barcelona 1976).

7 SAMI no tendría que ser el mínimo para ser considerado alguien "alto asalariado" en España, sino que esa cifra bien debería ser el límite legal por arriba del salario en general, pues una variación entre un mínimo y un máximo de 7 a uno ya sería una oscilación bastante flexible entre las rentas más altas y las más bajas que justificaría cualquier diferencia de aptitud o responsabilidad. Pero como no hay límite por arriba, la media por arriba engaña a la baja, mientras que la media límite por debajo se incumple y no es real.

La media por abajo engaña al alza, pues lo que tenemos al final es que la igualdad por debajo es ficticia, ya que el límite por abajo está concebido como si lo que percibe de más uno pudiera compensar lo que percibe de menos otro. Cuando se habla de todos los perceptores como asalariados no se mencionan, entonces, sus Rentas de Capital, ni sus acaparados patrimonios reales, de lo que da pálida imagen su supuesta condición asalariada.

Todo el mundo parece un buen trabajador y se presentan las cosas como si nadie explotase a nadie y se lucrase de ese modo. Se presume que la redistribución es ya justa y adecuada tal y como queda establecida mediante las retenciones fiscales a los distintos perceptores y mediante la mano invisible del mercado capitalista, pero con ello se presume que, por recoger las cifras de la estadística al uso, la suerte de las 260.000 personas que recibieron durante el 96 en España una retribución salarial anual de 150 euros, unos 0'5 euros al día (sin hablar de quienes nada percibieron y que se contabilizan en esas millones de personas que se quedan fuera de ninguna renta directa), queda compensada con la de las casi cuatrocientas mil personas que superaron los 38465 euros de retribución. En nuestras sociedades se ha extendido la falsa creencia que supone que bienestar y miseria son conmensurables y para sortearlo hay que añadir el principio de que no se puede considerar compensado el sufrimiento de una persona a través de beneficios hacia otra. Los ricos no compensan el que haya pobres sino al contrario, la razón de la pobreza de unos muchos es la acumulación excesiva de otros pocos.

Pero en nuestras sociedades por un lado se considera que las personas son solidarias, por otro que son egoístas. Por un lado se regula fiscalmente procurando una suerte de redistribución estatal mediante lo público y por otro, se considera, que el mercado, espontáneamente, reparte con equidad cuando cada cual busca exclusivamente su interés particular. Ambas cosas son contradictorias y alguien, al final, tendría que estar equivocado.

Mientras tanto, las cifras medias estadísticas se ocuparán de dar una imagen aceptable y de dotar de legitimidad al mundo burgués con respecto a la actividad económica.

II. El mundo real de la desigualdad manifiesta.

Las contradicciones del salario en la sociedad capitalista han venido suavizadas desde antaño mediante la censura y hoy mediante la estadística, que otorga una falsa imagen al realizar la media de salarios, pensiones y prestaciones de manera que parezca más equitativo el resultado de lo que en realidad es. Las contradicciones del salario también han venido siendo suavizadas mediante la ocultación de los datos, y mediante el dique de contención que constituyó el sector público keynesiano, el llamado Estado del bienestar, en los países desarrollados. Pero su desmantelamiento con la globalización está dejando ver claramente, sin ocultamientos tecnicistas, las contradicciones y las explotaciones que animan la dialéctica esquizoide de la sociedad capitalista y sus desigualdades constantes y concretas más manifiestas.

La formación política y humana de los ciudadanos no es necesaria en unas sociedades gobernadas por la demagogia del espectáculo y por la hipocresía. Cuando un futbolista (Ronaldo ganando 5,4 millones de euros –sin contar sus ingresos por publicidad: El Mundo 1-12-2002), un cantante, un actor de cine (Julia Roberts) o un presentador de televisión son los personajes más emblemáticos de una sociedad en la que los grandes poetas, ignorados por la mayoría, acaban tirándose por la ventana (José Agustín Goytisolo). Cuando las declaraciones de principios meramente formales se esgrimen como coartadas de los hechos más viles e inconfesables. Cuando los seres humanos son mercancía homogeneizada, los ideales de la Ilustración, Libertad, Igualdad y Fraternidad se mentan como los pilares de nuestra sociedad Occidental, pero no se cumplen. Los políticos demagógicos de la sociedad de masas lo hacen a diario, seguir la consigna de esgrimir unos principios con la misma obstinación como se piensa en incumplirlos y se sabe que se incumplen. No es por tanto en los ideales regulativos de una sociedad donde hay que mirar para evaluarla sino en la vida real y material, física y mental, de todas las personas que la componen.

Y lo cierto y que ninguna estadística quiere reflejar es que vivimos en un mundo en el que un ventrílocuo, por realizar un programa de televisión durante 26 semanas con sus muñequitos, gana más que muchos profesionales serios de un trabajo socialmente relevante en toda su vida: "TVE abona 775 millones (de pesetas, 4,66 millones de euros) a José Luis Moreno para emitir 26 'Noches de Fiesta'. Frente a las críticas sindicales, el ventrílocuo dice que es el programa más barato. (…) El programa se emite cada sábado con una audiencia media de dos millones de espectadores y un 21% de cuota de audiencia" (El Mundo, viernes 23 de marzo de 2001). El aberrante fenómeno es visto encima como muestra de salud en la sociedad capitalista y no de enfermedad, pues alimenta el mito de que cualquiera puede hacerse millonario, como si una lotería ciega, arbitraria y de premios restringidos, por extrañas razones inconscientes, fuese recibida como un signo de equidad y de justicia. Se apela a la oferta y la demanda sin atender al hecho de que la producción crea, al mismo tiempo, el consumo, y que no es por tanto este último un indicador fiable de lo que la gente quiere, de lo que democráticamente elige, sino de lo que es compulsivamente inducida a consumir.

Los casos de corrupción política y de corrupción económica no son disfunciones del sistema de libre mercado sino condiciones de posibilidad del mismo. Los defensores del capitalismo pretenden distinguir entre el sistema de libre mercado real y el teórico, siendo el teórico perfecto y puro y el real indeseable, a causa -a su juicio- de que no se aplicaría correctamente el ideal debido a, por ejemplo, la intervención del Estado en la economía, pero una evaluación pragmatista no estadísticamente engañosa del capitalismo en nuestros días arroja un saldo muy negativo sobre semejante sistema de organización económica.

Cuando una empresa va mal se suelen despedir buen número de sus trabajadores, pero ocasionalmente incluso una crisis puede afectar levemente a quienes se encuentran en la cumbre de la pirámide, momento en que se descubren cosas que ninguna estadística llega a transmitir: "El presidente de la cadena británica de grandes almacenes Mark & Spencer, Luc Vandevelde, ha renunciado a su paga extra de 1,14 millones de dólares (205 millones de pesetas) presionado por los malos resultados en la compañía, según confirmó ayer la empresa.

Un portavoz de M & S explicó que el comité de remuneración de la firma aceptó la renuncia de Vandevelde a su sobresueldo a comienzos de esta semana, una decisión que calificó de 'gesto muy importante'. La paga extra al presidente de la empresa correspondía al cumplimiento de los objetivos. (…) El responsable de la firma británica (…) cobra un sueldo anual de 910.000 dólares. En las últimas semanas había recibido grandes presiones para renunciar a su sobresueldo" (El País, sábado 28 de abril de 2001).

Gracias a ese "bonito gesto" de renunciar a una de sus paguitas extras se supo lo que ganaba o dejaba de ganar el verdadero responsable de la ruina de una empresa.

¡No es de extrañar que haya que despedir a muchos empleados y realizar muchos contratos basura para pagar salarios y pagas extras como la que acabamos de detallar! Pero lo peor está aún por venir, lo peor es cuando la carrera política de un servidor público se convierte en un simple peldaño para lanzarse al enriquecimiento personal, muestra del envilecimiento ético de nuestro sistema de egoísmo. Cosa que sin ningún rubor han realizado incluso los políticos más tenidos por "progresistas". Harry Walker cobraba entre un 20 y un 30 % a los expresidentes, exejecutivos o excantantes de ópera, por meterlos en un circuito de conferencias para que contasen sus experiencias y opiniones o el cómo llegaron a donde llegaron: "Clinton dictó el pasado año 59 conferencias por las que recibió más de 9 millones de dólares" (El Mundo 4 de agosto de 2002). En España dio Clinton una conferencia por la que cobró cerca de 20 millones de pesetas (120.000 euros), y luego, estudiaba animar un show televisivo por 50 millones de dólares anuales (Le Monde 26 de agosto de 2002: Titular, primera página: «Un Clinton Show pour 50 millions dollars par an?»). Entre la política y el espectáculo sólo hay un pequeño paso y el gran político puede fácilmente convertirse en payaso. Eso es debido a que la celebridad está dada de antemano y a que ya no consideran vergonzoso, los políticos profesionales, saltar de su carrera política y pública a la carrera mediática y privada. El propio expresidente Mihail Gorbachov realizó un anuncio de Pizza, en Rusia, a cambio de un millón de dólares para ingresar en su Fundación, sin que la vulgaridad del asunto le hiciese desistir de semejante asalariamiento privado una vez abandonada la presidencia de un gran país.

Cantantes, supuestamente revolucionarios y antisistema, se venden en realidad a la publicidad y al mercado, como Iggy Pop anunciando las zapatillas Nike o todos aquellos que anuncian automóviles, sin que reparen en las contradicciones en que incurren. Deportistas, Cantantes y Actores de Hollywood reciben enormes sumas por la publicidad, y no sólo por sus actividades de trabajo, aceptando la ley de la oferta y la demanda como si fuese una ley de la naturaleza en lugar de una sucia convención humana.

La publicidad de las zapatillas Nike en contraste con las condiciones de sus trabajadores en Asia (donde se fabrican el 99% de sus zapatillas deportivas) provocaron un boicot, hace un tiempo, (que muchos mantenemos en la actualidad), un boicot contra la adquisición y consumo de sus productos. Se recomendó boicotear esa marca y muchas otras ejerciendo un consumo responsable y abogando por un comercio justo, ya que Nike contrata niños en India e Indonesia por 18 ptas/hora (0,10 euros/hora) para fabricar su producto, que luego vende (las Air Jordan) por 16.000 ptas (96,16 euros) en USA; tras pagar al jugador de baloncesto Michael Jordan 20 millones de dólares por su colaboración publicitaria, cifra inferior a la suma total de todos los salarios que Nike pagaba en Indonesia. La fortuna del entonces jefe de Nike, Philip Knight, se estimaba entonces en 4,7 billones de dólares (Fuente: Revista Marianne 24-30 Août, 1998) después incluso de haber descendido a causa del boicot, bajando la cotización de la empresa en Wall Street un 14%, a causa de la presión pública, que obligó a compañías como Nike y Adidas a suavizar, en ese entonces, las condiciones de esclavitud de sus trabajadores en los países asiáticos, aunque a día de hoy ya se ha olvidado el escándalo y el boicot ha menguado, luego seguramente habrán retornado las prácticas laborales de semiesclavitud infantil al aflojarse la vigilancia social.

"Unos 250 millones de niños se ven obligados en el mundo a trabajar" (Diario El País del 28-10-97). El problema no es sólo una lacra del Tercer Mundo, como los niños de las minas de carbón en Colombia y los niños recolectores de pétalos de jazmín en Egipto, sino que afecta también a los países europeos. "España no es una excepción. Hay entre 200.000 y medio millón de menores que trabajan ilegalmente, afirmó el pasado agosto del 97, Amalia Gómez, la secretaria general de Asuntos Sociales del Ministerio de Trabajo" (ibid. 28- 10-97); aunque sindicatos como UGT se mostraron en desacuerdo con tal cifra oficial a la baja y hablaron del trabajo de 700.000 menores en España.

Existe también un fuerte sector empresarial francés identificado como dedicado al lujo y que practica la esclavitud laboral infantil en su producción en Asía. Es el siguiente: Bacarat, Chanel, Christian Dior, Curvoisier, Givenchy, Guerlain, Hermés, Lacôme, Lanvin, Louis Vuitton (LVMH), Nina Ricci, L'Oréal. La mujer que se perfuma con Dior puede estar muy orgullosa de llevar sobre la piel unas gotas de agua perfumada con pétalos de flores recogidas por miles de niños asiáticos (las manos de los adultos estropean los pétalos y los hacen inútiles) en abrumadoras jornadas de 12 y 16 horas. "Para L'Oréal… el mercado de los cosméticos asiático equivale a un 6,8%. Para LVMH (Louis Vuit-ton-Moët- Chandon-Hennessy) que es el primer fabricante mundial de productos de lujo…, los mercados asiáticos representan del orden del 35% de su facturación" (Diario El País, 24-10- 97). Los juguetes marca CHICCO, MATTEI o LEGO, también son, paradójicamente, producidos en China, India, Tailandia e Indonesia, por mano de obra esclavo- infantil. Nuestros niños juegan con juguetes que han producido otros niños explotados. Por eso contra la compra de juguetes de procedencia hindú existe la campaña de boicot TOYCOTT CAMPAIGN y hay que estar también alerta sobre la procedencia del género que se compra a los niños (Fuente: Web. SODEPAZ: El trabajo infantil en el mundo).

Volviendo al terreno de la política profesional podemos apreciar como tras unas elecciones en Francia marcadas por ascenso y el miedo a Le Pen, la desintegración de la izquierda plural y el triunfo de la derecha de Jacques Chirac, su primer ministro Jean-Pierre Raffarin, mostraría la verdadera política de redistribución de la riqueza e igualación de los salarios que sigue siempre la derecha, consistente en hacer ganar más a quien más gana. ¡Para que luego digan que ya no hay izquerda y derecha! En lugar de subir el salario mínimo o las pensiones lo primero que hizo la derecha francesa tras alcanzar el poder en el 2002 fue elevar el sueldo de los ministros: "Los diputados de la actual mayoría conservadora aprobaron el pasado jueves por la noche un aumento del 70% de las retribuciones de los ministros del Gobierno (…) De 7.809 euros mensuales pasan a cobrar 13.300 euros; es decir, un total de 159.900 euros al año" (El País 3 de agosto de 2002). Pocos comentarios bastan, pues es evidente el despropósito de que la clase política se dedique a la gestión de los asuntos públicos por simple egoísmo y para ganar dinero, en lugar de por ideología y por querer prestar un servicio a su país y su pueblo. El afán de lucro de los políticos profesionales lleva inexorablemente a la corrupción, pues como por sus manos pasan los contratos que el Estado establece con empresas con el dinero público, si el sentido de su vida se cifra en el dinero que puedan adquirir, no les faltarán oportunidades de robar al erario público y de acceder a los sobornos de empresas a cambio de adjudicar contratos. El caso de la petrolera Elf en Francia es bastante elocuente al respecto, sin necesidad de recordar el Matesa franquista, el Filesa socialista o el Gescartera del PP, en España. Sólo unos salarios modestos y un estricto control de cuentas, junto a unas duras leyes punitivas para los corruptos, podrían devolver a la política profesional un mínimo de dignidad, aunque el problema de la política es precisamente ese, el de su profesionalización, excluyente del ciudadano y fomentadora de la corrupción.

Se suele decir que es vergonzoso que un presidente de un país, que tiene muchísima responsabilidad, gane menos que el director ejecutivo de una empresa automovilística, pero cuando se dice eso se acepta sin reflexión dos consideraciones inaceptables: 1º que se paga más o menos a las personas dependiendo de la responsabilidad que entraña su trabajo; y 2º que si no se gana más que otro no se es más importante por ser la medida de la valía de una persona el salario que logra adquirir.

Respecto a la primera cuestión decir que el salario (según los principios capitalistas) no depende de la responsabilidad (ni de la capacidad que no sea de vender), sino de la oferta y la demanda, (cuando no lo fija el Estado). Por eso un cantante o futbolista famosos cobran más que un médico, a pesar de que el segundo realiza una labor de mayor responsabilidad, socialmente más relevante y como mínimo igualmente difícil de realizar si es que no mucho más; porque a los primeros les paga la enorme demanda que supuestamente ellos generan, mientras que a los segundos, o bien es el mercado (en ocasiones, como a cirujanos plásticos en Estados Unidos, también millonariamente) o bien es el Estado (en ocasiones, como en Cuba, de manera irrisoria) quien les paga.

Los escándalos financieros de la contabilidad creativa de las grandes empresas destaparon recientemente la necesidad de una intervención estatal para controlar las estafas que incluso las auditorías cometían y cometen, mostrándose transparentemente los resultados de dejar libre al mercado: "En 2001, 144 altos directivos de Enron se embolsaron casi 750 millones de dólares en sueldos, bonos, otras remuneraciones en efectivo y opciones sobre acciones; al presidente Ken Lay (el amigo de Bush) le correspondieron 152 millones; al consejero delegado, 35 millones. El 2 de diciembre de 2001, Enron suspendió pagos, su cotización fue cancelada y 4.500 empleados se quedaron sin trabajo tras recibir en conjunto una indemnización de 43 millones de dólares" (Joaquín Estefanía La enfermedad moral del capitalismo. El País. Domingo 28 de julio de 2002). Y quienes pagan, a la postre, son quienes son menos responsables y quienes menos coste suponen, los trabajadores de a pié, la gente, los ciudadanos que, ingenuamente, metieron sus ahorros en Bolsa, cuando todo el mundo sabe que si una empresa despide trabajadores suben sus acciones, luego los trabajadores medios que compran acciones en Bolsa tiran piedras contra su propio tejado. El llamado sistema de libre mercado genera necesariamente desigualdades inaceptables que, como hemos visto, la estadística se encarga de ocultar.

La remuneración media de los ejecutivos es ya insultante sin necesidad de fijarnos en los primeros de la lista o mejor pagados: "De acuerdo con un informe de la AFL-CIO, la mayor unión sindical, la media salarial de los consejeros delegados de las grandes empresas superó en 2001 los 15,5 millones de dólares (…). En dos décadas, las remuneraciones de los ejecutivos han pasado de 42 a 400 veces la paga de un trabajador medio" (El Mundo, martes 17 de septiembre de 2002: La SEC investiga las 'pensiones de oro' de los altos ejecutivos en EEUU). Pero si nos fijamos en los altos ejecutivos la cosa es aún más sangrante e insultante: "Durante el pasado año, en plena crisis bursátil, el promedio de los sueldos de los altos ejecutivos estadounidenses se situaba en 10'2 millones, un 24 % mayor que el año anterior. La revista Fortune informó que la retribución media anual de los 100 primeros de la lista de máximos directivos empresariales pasó de 1.300.000 dólares, 39 veces el salario de un trabajador medio, a 37'5 millones de dólares, más de 1.000 veces el salario de los trabajadores normales. El máximo ejecutivo de Coca-Cola, Douglas Daft, se embolsó en 2001 un paquete de opciones sobre acciones valorado en 45'7 millones de dólares. Del mismo modo, el director de SBC Communications, Ed Whitacre, se hacía con 155 millones de dólares y el máximo ejecutivo de la cervecera Anheuser-Busch, Ausgut Busch III, se concedía una paga de 44 millones de dólares en acciones. Por su parte, Michael Capellas, el jefe ejecutivo de Compaq Computers recibía opciones sobre acciones por valor de 13'2 millones". (Rebelión: Pascual Serrano Ricos y demócratas del siglo XXI, 13 de noviembre de 2002).

Y si aún tenemos resistencia como para que nos fijemos en los mayores acaparadores y no sentimos franca indignación, eso sólo puede deberse a un embotamiento crónico del más mínimo sentimiento moral y de justicia: "Los 84 individuos más ricos del mundo poseen una riqueza que excede el PIB de China con sus 1.300 millones de habitantes. En 1998, Michael Eisner, director general de Disney, cobraba 576,6 millones de dólares, lo que representaba 25.070 veces el ingreso medio de los trabajadores de esta misma empresa. Ese mismo año, un solo ciudadano de Estados Unidos, Bill Gates, disponía de más riqueza que la del 45% de los hogares de aquel país (Too Much, invierno 1999, y The Nation del 19 de julio de 1999) A fecha de hoy, el 5% de los hogares con mayor poder adquisitivo de Estados Unidos dispone de casi el 50% de la renta nacional. Mientras tanto, 80 países en el mundo tienen una renta per cápita menor que hace una década. Mientras tanto, la mitad de nuestra especie, la más desheredada y vulnerable, 3.000 millones de personas, vive con menos de 2 dólares al día y, de éstos, 1.300 millones con menos de 1 dólar diario. El economista norteamericano Robert Frank, que algunos estudiantes de económicas conocen por su estupendo manual de teoría económica, explica que, del conjunto de la ciudadanía de su país, el 1% más rico se embolsó el 70% de toda la riqueza generada desde mediados de los años setenta (Luxury Fever, Simon & Schuster, 1999)" (Rebelión: Daniel Raventós & Andrés de Francisco Ricos y pobres. 26 de noviembre de 2002).

Para finalizar, sólo apuntar, que sería muy fácil acabar con la miseria del planeta, pues tan sólo bastaría con poder gravar a las mayores fortunas con un impuesto que les restase el 4% de su acaparadora riqueza. Pero sería una ilusión pensar en una resolución tan simple y fácil, ya que el capitalismo imperante no permitiría tal cosa, siendo la más grande desigualdad algo que le es constitutivo: "Recordemos que las Naciones Unidas cifran en 40.000 millones de dólares anuales el coste de la consecución y el mantenimiento del acceso universal a la educación básica, a una alimentación adecuada, al agua potable, a infraestructuras sanitarias básicas, así como a la atención obstétrica y ginecológica de las mujeres. Esta cantidad representa menos del 4% de la riqueza que ostentan las 225 mayores fortunas del mundo. Por un lado, 40.000 millones de dólares que no se invierten; por otro, entre 700.000 y 800.000 millones de dólares que se gastan cada año en defensa. ¿Existen acaso dos rasgos, dos medidas? ¿Resulta demasiado caro el precio de la paz, del desarrollo, de la democracia?" (Federico Mayor Zaragoza, director general de la Unesco & Jérôme Bindé, director de la Oficina de Análisis y Previsiones de la Unesco: Siglo XXI: ¿un mundo mejor o 'un mundo feliz'? El País, 22-10-1999). ¿Acaso podrán los Estados llegar a imponer una Tasa Tobin y una Renta Básica arrinconando al capitalismo y promoviendo la primacía de lo social sobre lo mercantil o habrá que realizar grandes cambios estructurales que eliminen todo vestigio de un sistema económico a todas luces injusto? De las posibles respuestas a esta pregunta depende tanto el presente como el porvenir. Y mientras tanto, conviene, no dejarse engañar por esas estadísticas que ocultan la desigualdad, atendiendo a los datos concretos que la ponen al descubierto.

 

Simón Royo Hernández

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