AL LECTOR :
Este ensayo es una reflexión que es iniciada por la pretensión de responder a la pregunta : Cómo podría ser el sistema de imposición de sanciones penales para actos en detrimento de los bienes jurídicos de las personas integrantes de una sociedad perfecta ?. Cabe aclarar, y es oportuno hacerlo desde el primer momento, que entiendo por sociedad perfecta a una sociedad anarquista. Este punto será neurálgico a lo largo de todo nuestro trabajo pues es sobre esta cuestión donde girará nuestro escrito.
Como reflexión que es nuestro ensayo solicita de parte de usted, el lector, una comprensión del mismo como un texto teórico, sin pruebas ni constataciones pragmáticas ni empíricas, que trasciende la realidad cotidiana. Este documento tiene simplemente como función y objeto el inicio de un ejercicio intelectual, que como tal debería ser solamente el primer grano de arena, para considerar otras perspectivas y percepciones del papel que cumple – y debe cumplir – el derecho penal en diversas situaciones, sociedades y sistemas.
El carácter de teórico de este ensayo se fundamenta en una impresión que bien fue constatada por H.L.A. Hart cuando afirmó que estamos acostumbrados a creer que un libro teórico es un libro en donde alguien recoge citas, textos, notas y frases de otros autores para, luego de haberlos citado, llegar a una definitiva conclusión que abarque todo lo dicho anteriormente. Pues bien, sin ánimo de demeritar los textos de derecho penal que se limitan a recoger citas de autores o diferentes líneas o corrientes de acercamiento a determinadas instituciones del derecho considero que, en este ámbito, serviría y podría aportar mucho más, para el ejercicio de reflexionar sobre el papel del derecho penal, una teoría descriptiva de situaciones hipotéticas que un texto de citas.
Hemos escogido el anarquismo como objeto de trabajo para esta reflexión porque partimos del supuesto de que tratar de unir dos líneas de pensamiento tan radicalmente distintas en justificación y fundamento puede conllevar a resultados más interesantes, e incluso sorprendentes, para la teoría del derecho penal que estudiar formas de análisis muy definidas y coincidentes con la rama del derecho en estudio.
Este ensayo, por cuestiones metodológicas, es desafortunadamente muy limitante pero consideramos que más importante que lo escrito es lo que puede dejar para pensar su lectura misma.
Procedemos entonces a estudiar la estructura que se seguirá a lo largo del ensayo :
En primer lugar analizaremos lo que es el anarquismo. Este es un elemento constitutivo indispensable pues este ensayo carecería de toda coherencia y rigurosidad si no explicáramos a la parte activa del mismo, el lector, lo que entendemos por anarquismo.
Otra parte esencial de nuestra labor escrita es la de explicar en qué consiste la sociedad perfecta, que aquí hemos optado por llamar anarquista, pues de nuestra acepción de concepto y de su correcta descripción dependerá nuestras dos últimas partes.
Como último, trataremos el tema central del ensayo. Este tema será planteado en forma de pregunta normativa en un principio -en forma de deber ser – para ser desarrollada en forma descriptiva pero respondiendo a la misma – en forma de es – porque al describir este derecho en nuestra sociedad perfecta estaremos diciendo como éste debe jugar allí. Cabe recordar aquí el carácter de creación teórica de nuestra sociedad pues esta "descripción" desafortunadamente, en concepto del autor, solamente puede ser concebida hipotéticamente.
Esperando satisfacer las expectativas del lector frente al ensayo, lo invito cordialmente a iniciar su lectura…
QUE ES EL ANARQUISMO ?
Ofreced flores a los rebeldes que fracasaron
Vanzetti
Según Joll, el anarquismo, aunque constituye un fenómeno propio del siglo pasado y de la mitad de éste, el tipo de revuelta que propugna tiene más lejanos antecedentes. Se considera que Zenón y los estoicos, los heresiarcas gnósticos y los anabaptistas son los padres del moderno movimiento anarquista y que realmente y hasta cierto punto se puede hablar en sentido preciso de pensamiento y acción anarquista en el seno de aquellos movimientos matizados por una revuelta o convulsión religiosa y social. En los anarquistas coexiste la fe en la posibilidad de una transformación súbita y violenta de la sociedad, con la confianza en el buen juicio de los hombres y su aptitud para llegar a un estado de mejora y perfección. Son, por un lado, los herederos de aquellos utópicos movimientos religiosos milenarios que, convencidos de la inminencia del fin del universo, esperaban confiados la admonición de que "sonarán las trompetas y en un solo instante, en un abrir y cerrar de ojos, todo cambiará"; herejes que postulan un alejamiento del mundo terreno y que supone una crítica a los valores que priman en este mundo. Por otro lado, aparecen también como los hijos de la Era de la Razón. (En cierta ocasión Metternich llamó a Proudhom hijo ilegítimo de la Ilustración). El anarquismo es, en un mismo tiempo, fe religiosa y filosofía racional. Se trata de individuos que sitúan la fe en la razón, el progreso y la persuasión amistosa, dentro de los límites que la lógica señala. Las anomalías que se presentan en su interior son consecuencia del choque entre ambos caracteres y de la colisión de tensiones diamantes de los diversos temperamentos que representan.
Sin embargo, en esta parte del ensayo hablaremos del anarquismo como filosofía más que de movimiento social o histórico pues precisamente nuestra intención no es la de "terrenalizar" el anarquismo sino de dejarlo como una línea de pensamiento o teoría. Precisamente, desde este punto de vista, podemos decir que, concretamente y como nos recuerda la Enciclopedia Quillet, en una de sus ediciones, el anarquismo es el Sistema político y filosófico, basado en el ideal de una sociedad sin gobierno, etimológicamente la palabra anarquía es derivada del griego AN -no, sin, falta de y ARKIA -gobierno. "Hay varios tipos de anarquismo, y sus ideas difieren respecto a la organización de una nueva sociedad. Todos tienen en común que el estado deber ser sustituido por una sociedad sin clases y sin violencia (fuerza restrictiva, represión). Es precisamente debido a nuestra creencia en la libertad que nos negamos a establecer pautas muy cerradas. Sólo ofrecemos modelos posibles que se apoyan en la evidencia del día a día". Es precisamente esta cita la que nos recuerda que de una manera deliberada, y en contra del querer de todos los anarquistas, se ha generalizado otra acepción del vocablo. Anarquía, en general, es entendida como sinónimo de desorden, de caos. Anárquico es interpretado como algo desordenado, caótico. El anarquismo jamás es definido como ideal de una sociedad sin gobierno, sino como un movimiento compuesto por individuos violentos, propensos a utilizar, en todo momento, del terror, de la intimidación para imponerse en la sociedad y para entablar la lucha con sus superiores jerárquicamente. Sin embargo el anarquismo es una filosofía social basada en la libertad del hombre, en el pacto o libre acuerdo de éste con sus semejantes y en la organización de una sociedad en la que no deben existir clases ni intereses privados, ni leyes coercitivas de ninguna especie. El hombre, movido por sus dos instintos paralelos, el egoísmo y el altruismo, que con él nacen y en él viven, sin imposiciones ni educaciones destinadas a dominarlo y a malearlo, sabrá, por egoísmo, ponerse de acuerdo con los demás hombres, para facilitar su trabajo, su defensa y el medio en que debe desenvolverse, y, por altruismo, sabrá aportar su apoyo solidario a los más débiles y desvalidos "Los anarquistas mantienen que la anarquía, la ausencia de soberanos, es una forma viable de sistema social y funciona para llevar al máximo la libertad individual y la igualdad social. Ven los fines de libertad e igualdad en mutuo apoyo…Los anarquistas son antiautoritarios porque creen que ningún ser humano debe dominar a otro. El dominio es intrínsecamente degradante y rebajador, puesto que somete la voluntad y el juicio del dominado a la voluntad y al juicio del dominador, destruyendo así la dignidad y el amor propio que solo vienen de la autonomía personal. Más aún, la dominación hace posible y generalmente lleva a la explotación, que es la raíz de la desigualdad, la pobreza y la crisis social." Los anarquistas parten del supuesto de que las personas deben buscar sus fines sin concentrar su atención en situaciones estatales, satisfaciendo sus necesidades restringidos solamente por los parámetros morales. Pero estos parámetros no son parámetros impuestos ni indiscutibles. Son parámetros dinámicos, pluralistas y libres de discusión. Algunos anarquistas han afirmado no sólo que estaríamos mejor sin un Estado, sino que cualquier Estado, con sus ordenamientos, viola necesariamente los derechos morales de los individuos y, por lo tanto, es intrínsecamente inmoral. Los anarquistas miran al Estado como al enemigo, como al ser a acabar, como al ser que nos limita y nos acribilla. Según Nozick, el anarquista ´sostiene que cuando el Estado monopoliza el uso de la fuerza en un territorio y castiga a otros que violan este monopolio y cuando da protección a otros forzando a algunos a comprar protección para otros, viola las restricciones indirectas sobre cómo deben ser tratados los individuos… El Estado concede que en ciertas circunstancias es legítimo castigar a las personas que violan los derechos de otros, puesto que él mismo lo hace así. ¿Cómo es que, entonces, se arroga para sí el derecho de prohibir la exigencia privada de justicia por parte de otros individuos no agresivos, cuyos derechos han sido violados? ¿Qué derecho viola el particular que reclama justicia, que no sea violado también por el Estado cuando éste castiga?.
La generación que siguió a la revolución francesa -cuyo desenlace dejó flameante las palabras LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD que fueron ideales cercanos al anarquismo – desarrolló nuevas utopías visionarias que sacudieron el panorama de lo establecido-. De los hijos anarquistas de esta revolución el más destacado -sin lugar a dudas- es el francés Proudhon – célebre por la frase ´¿qué es la propiedad?, la propiedad es un robo´ y es precisamente el concepto de propiedad otro de los estandartes de la sociedad que es atacado sin misericordia por los anarquistas.
Hay un autor inglés que partiendo de los lugares comunes utilizados por los postulados filosóficos del siglo XVIII, elaboró el cuerpo de anarquismo racional más perfecto y acabado de cuantos se hayan podido jamás dilucidar; su nombre era William Godwin, nacido en 1756 y quien murió a los ochenta años. Godwin afirmó que los sistemas políticos, sociales, jurídicos y económicos sólo sirven para mantener al hombre ignorante de sus intereses y encadenarle a sus vicios. Godwin propone abolir la propiedad para que el hombre pueda conseguir la libertad. La independencia natural de voluntad es suficiente para que los acuerdos de los hombres sean válidos y no necesiten de ordenamientos jurídicos ni de leyes.
Kropotkin, quien ha sido el más estructurado de todos los anarquistas, afirmaba que las únicas limitaciones a la libertad son las que el propio individuo se dictamina y que el Estado tiene como función proteger al hombre, pero que en la realidad lo coarta y lo reprime y que sus leyes son inmorales porque violan la libertad individual.
La visión de los anarquistas sobre la libertad nunca pudo imponerse; sin embargo, sus representantes no sólo nos dejaron una crítica que es interesante reflexionar, también nos dejaron soluciones, como la de Fourier que afirma que se debe adaptar al mundo a las condiciones y necesidades humanas, que se deben establecer leyes dictadas por cada quien para el beneficio de los demás y que debe haber concientización primero para que se vean los resultados después.
El anarquismo es entonces mezcla de utopía y crítica. Es el estado ideal imaginario consecuencia directa de las frustraciones y sinsabores de la práctica y realidad. Como nos decía Proudhon : "The highest perfection of society is found in the union of order and anarchy" pero un orden no estatal ni arbitrario, un orden no limitante ni castrador ; una anarquía no como sinónimo de desorden y violencia sino de paz, dominio de la razón y respeto al prójimo y es esta bella utopía la que estudiaremos en las páginas subsecuentes cuando analizaremos más detalladamente lo que es una sociedad derivada de los principios de la filosofía anarquista.
LA SOCIEDAD PERFECTA
"En primer lugar creemos que la sociedad necesita ser dividida en núcleos menores siempre que sea posible, para que puedan ser dirigidos por grupos pequeños de gente corriente. Es un rasgo notable en cuanto a teoría de la organización, así como un principio básico del anarquismo, que los grupos pequeños trabajan juntos de forma eficaz y son capaces de coordinarse con otros grupos parecidos, mientras que los grupos informes y a gran escala son fácilmente manipulables. Dentro de este mismo punto es interesante señalar que recientemente, las famosas "economías de escala" que justifican por ejemplo las fundiciones que cubren kilómetros cuadrados, están siendo altamente cuestionadas. Llega un cierto punto en que las fábricas, granjas, los sistemas administrativos y demás, pierden eficacia a medida que se hacen más grandes." Es este concepto de comunidad pequeña uno de los rasgos fundamentales en la concepción anarquista de sociedad que se basa en la dinámica de las asociaciones espontáneas, según Habermas esta idea permite que los postulados anarquistas se desarrollen sin burocracia y con mayor facilidad comunicativa. Partiendo de lo anterior, una sociedad anarquista sería una pequeña comunidad fundada en relaciones de respeto y solidaridad regidas por la razón y sentido social. Sería una comunidad donde los hombres concibieran sus relaciones inter personales en términos de respeto, seguridad, confianza y, sobre todo, libertad. Sería una comunidad local en donde todos los miembros serían dueños de los recursos y servicios comunes, una sociedad sin necesidades básicas insatisfechas pero tampoco con consumismos ni derroche. Una sociedad igualitaria, socialista – no comunista – y respetuosa de los valores humanos reconocidos por la razón y el sentir de todos sus miembros. Esta sociedad no tendría estructuras políticas, no tendría jerarquías – todos seríamos administradores, planeadores y ejecutores de las pocas instituciones que deberían sobrevivir – ni autoridades – ergo, no habría abusos de autoridad -, no habría relaciones de poder, de superior – inferior, nadie sería subalterno, subyugado ni subordinado. No habría más ley que la dictaminada y claramente determinada por el raciocinio de cualquier miembro de la comunidad. En esta sociedad el culto es a la razón y no a un dios.
Esta concepción de la sociedad – sin clases, sin restricciones, sin dirigentes, sin dictaduras, sin imposiciones, sin envidias ni egoísmos – es la que, a mi parecer, es la sociedad perfecta. De las sociedades que reconocemos política – autoritarias y democráticas -, ideológica –fascismo, izquierdismo, neutralismo – y económicamente – comunista y capitalista – es la que, por exclusión, me convence. Pero que, para evitar que los hombre la corroan – como en algunas oportunidades ya lo han hecho – prefiero que nunca se trate de concretar en la tierra y continúe siendo un sueño etéreo inconcretable.
COMO DEBE SER EL DERECHO PENAL EN UNA SOCIEDAD PERFECTA ?
El policía me detuvo en nombre de la ley
y yo le golpeé en nombre de la libertad.
Clemente Duval.
"Poseemos concepciones universales acerca de la constricción : no deseamos que nadie nos impida hablar, ver, escuchar, dormir, tragar o expeler, ir a donde queramos ; sufrimos si alguien nos ata o nos segrega, si nos golpea, hiere o mata, si nos somete a torturas físicas o psíquicas que disminuyan o anulen nuestra capacidad de pensar… esta semántica se ha convertido en la base para una ética : debemos, ante todo, respetar los derechos de las corporalidades ajenas, entre los que se cuentan también el derecho a hablar y pensar" Esta reflexión de Umberto Eco nos recuerda que cuando los demás entran en escena nace la ética ; nuestros derechos terminan donde comienzan los de los demás.
Precisamente ese debería ser el principio fundante de un derecho penal de una sociedad anarquista, sería el principio y valor magno de una sociedad como la descrita anteriormente. Nadie debe hacer a otro lo que no quieren que le hagan a él. Este principio, remoto y que se encuentra en varios órdenes tanto morales o jurídicos, es el principio que debería reinar en la conciencia colectiva en los términos descritos.
Porque es que esa libertad no es libertad de hacer lo que se quiera ; es la libertad de dirigir nuestras vidas en lugar de que nos manipulen. Pero así como existe prohibición tácita a la manipulación existe mandato casi expreso a la conservación y respeto de los bienes de los demás, de los otros. Por esto es que el anarquismo no es individualista, precisamente es solidario y social. El anarquismo depende de la confianza en el otro porque en virtud de su respeto a mis derechos y de reciprocidad es que ésta forma de sociedad puede perdurar. El anarquismo es una filosofía sin reglas, pero eso no quiere decir que un territorio anarquista sea un territorio sin respeto y con licencia para delinquir y dañar a los demás.
Pero qué pasa si un miembro de la sociedad perfecta, y es muy probable que alguien lo haga, viola, perjudica o comete una acción en detrimento del bien jurídico de otro integrante de ésta ? La respuesta se esconde detrás del raciocinio del argentino Rafael Barret quien definió con estas palabras profundas la posición de los anarquistas en este sentido: "Un hombre normalmente constituido, en posesión de todas sus facultades, sano, libre, con todos los medios a su alcance para vivir feliz, no será malo y buscará la sociedad de sus semejantes, ya que el hombre, como especie, es sociable, necesita la compañía de los demás hombres para desarrollarse y vivir armoniosamente". Por lo que en un medio social territorialmente limitado, el hombre social rousseaniano deberá buscar al otro como reconocedor, en términos sartreanos, de su propia existencia por lo que el medio de sanción a este castigo no puede fundamentarse en ninguna jerarquía ni autoridad, simplemente implícitamente estaría asentada en la conciencia colectiva de los anarquistas que una persona merecedora de su aceptación en tal sociedad deberá compartir estos postulados anarquistas cuidados bajo la sigilosa mirada de la razón. Por todo esto a esta sociedad es a quien le corresponde sancionar esos delitos contra la integridad de los bienes de los demás integrantes de la sociedad.
Como medida autolegitimadora, los anarquistas no verían al agresor como delincuente, pues no son ellos los autorizados para determinar quien hace el bien o el mal, simplemente éste sería un no – anarquista. No se acusaría a nadie por no ser anarquista pues cada quien sería libre de pensar lo que quisiera. La persona que tácitamente fuera excluido por el silencio y la indiferencia de la sociedad anarquista no sería rechazado por no compartir la filosofía anarquista sino por haber agredido a un miembro de esta sociedad lo que le quitaría el rango de perteneciente a la comunidad – y es precisamente a éste a quien llamamos no – anarquista -. Un no – anarquista- no merece el reconocimiento ni el trato de un anarquista. Pero este derecho no excluiría, como podría pensarse, la actividad probatoria pues nadie podría ser acusado por la sociedad como no – anarquista sin saber con certeza que fue él quien cometió el acto reprochable por la sociedad. Sería injusto someter al ostracismo absoluto a una persona que es inocente de el acto que se le imputa. Por eso se crearía, en lugar de leyes, policía u órgano represivo, un ente que vigilaría permanentemente que a quien se acusa es quien es el responsable del acto. Sería un ente investigador que, bajo la certeza absoluta – si no, prima el principio de favorabilidad – de la responsabilidad del acusado daría a conocer la personalidad, nombre y delito específico causado.
El lector podría preguntar : por qué los anarquistas quieren rechazar a quien cometió un delito, en sentido anarquista, si ellos mismos rechazan la imposición, el orden, el castigo y la segregación ? La respuesta hay que plantearla en términos del siguiente razonamiento : El transgresor de los principios de respeto es una amenaza para la libertad del otro. Es una amenaza para toda la sociedad en general pues nada impide que repita su acto particular con cualquiera. Los anarquistas no rechazan el orden como tal : rechazan es el orden impuesto, el orden no discutible y es esa la función del derecho penal anarquista : proteger y prevenir que nadie me ataque puesto que así como yo respeto la libertad y estaría dispuesto a morir por defender este valor nadie puede atribuirse la competencia para violarme algún derecho o hacerme daño al igual que nuestra sociedad anarquista nunca hará daño a sus asociados ni impondrá deber alguno. Pero una cosa es respetar al prójimo y otra cosa muy diferente es permitirle llevar a cabo acciones en detrimento de nuestra libertad. El violador y corruptor de la tranquilidad del Estado anarquista no merece el reconocimiento ni la posibilidad de seguir siendo considerado como parte de éste : debe no ser parte de la comunidad, debe ser destituido como anarquista. Pero esta competencia de exclusión no nos la atribuimos como absolutos soberanos sino como miembros de una sociedad en la que no escuchamos ni vemos a quienes no son recíprocos con nuestro respeto a su libertad e integridad. Desde este punto de vista nuestra actitud no es de castigo ni sanción simplemente es una consecuencia directa para el autor de la violación cometida. Esto no es segregación, es evitar que un individuo que representa un peligro para la vida comunitaria siga entre nosotros : le damos la oportunidad de vivir en otro espacio de ámbito social.
Desafortunadamente debemos terminar el ensayo a estas alturas debido a los límites metodológicos establecidos para su elaboración, por esto podemos concluir el mismo enumerando someramente los fines que tendría las consecuencias de un delito en una sociedad anarquista – analógicamente, guardando distancias, con el concepto de "los fines de la pena" en derecho penal colombiano - :
- Función Preventiva : Prevenir posibles futuras violaciones a los bienes jurídicos de los integrantes de una sociedad anarquista.
- Función Concientizadora : Concientizar a los causantes del menoscabo que se le dio una oportunidad de vivir en una sociedad libre y autodeterminada, en donde él tenía todos sus derechos en plenitud pero que en ninguna sociedad, mucho menos en esta, está permitido el desprecio por el valor de la persona humana.
- Función Distributiva : Reponer, en el caso de las lesiones menores, el menoscabo sufrido por la víctima de la transgresión.
- Función Pedagógica : Es la misma concientizadora pero teniendo como sujeto pasivo a la comunidad pues es ella la que debe ser consciente de que el prójimo merece tanto respeto como ella misma.
- Función Solidaria : La comunidad daría muestras de ejemplar solidaridad al unirse contra quien ignoró sus valores inherentes para asegurarse ella misma que su existencia perdurará.
Autor:
Cesar Camilo Cermeño