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Los talleres de Educación no formal en el Centro de Salud Mental Agudo Ávila: Aportes para la construcción de ciudadanía de sus internos (página 2)

Enviado por Emilia claes


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Finalmente, en nuestro país, los procesos de desmanicomialización constituyen referentes ineludibles al momento de delinear diferentes propuestas de reforma del sistema psiquiátrico donde se propone también esclarecer a la opinión pública sobre los prejuicios e intereses espurios que retardan estas nuevas prácticas modernas y humanas.

El tema se torna complejo por la diversidad de variables, contextos y actores institucionales y sociales que comprende.

Por lo tanto, este trabajo de investigación intenta acercarse a una reflexión en términos de ciudadanía civil, social y política en relación a los derechos y obligaciones que poseen los internos y usuarios de las instituciones de Salud Mental pública –en el caso del Centro Regional de Salud Mental "Agudo Ávila" ubicado en el macrocentro de la ciudad de Rosario.

El "manicomio. La institucionalización de la locura

"¡Y qué encarcelamiento! Se sabe – nunca se sabrá lo suficiente – que los asilos, lejos de ser "asilos", son cárceles horrendas donde los recluidos proveen mano de obra gratuita y cómoda, y donde la brutalidad es norma. Y ustedes toleran todo esto. El hospicio de alienados, bajo el amparo de la ciencia y de la justicia, es comparable a los cuarteles, a las cárceles, a los penales".

Artaud, A. "Carta a los poderes"

La historia de la Atención Psiquiátrica en Argentina[1]muestra que ésta ha evolucionado en el tratamiento de los pacientes.

Hablar de la Institución psiquiátrica nos remite al paradigma del manicomio (2), como un modelo institucional que propone políticas de disciplinamiento y control social con un discurso de concentrar, repartir el espacio y ordenar el tiempo y en donde el poder ejercido por las disciplinas sirve a esa función de control social. No es una atención hospitalaria, sino que es un lugar de resguardo, de exclusión, de segregación, de separación de lo social.

Foucault (1976) nos dice que "no fue preciso llegar al siglo XVII para encerrar a los locos, pero sí es en esta época cuando se los comienza a internar, mezclándolos con una población con la cual se les reconoce cierta afinidad. Hasta el renacimiento, la sensibilidad ante la locura estaba ligada a la presencia de trascendencias imaginarias. En la edad clásica[1]por vez primera, la locura es percibida a través de una condenación ética de la ociosidad y dentro de una inmanencia social garantizada por la comunidad del trabajo" (3).

Es así, como el hospital se configura entre los siglos XVI y XVIII, como el lugar institucionalizado con una doble función, por un lado ser el instrumento que va a dar respuesta al problema de la pobreza, a la enfermedad y la marginación, sirviendo de albergue para pobres, locos, desvalidos y todo tipo de marginados y excluidos, y al tiempo se convierte en un instrumento de control social.

A principios de XIX se va configurando el "manicomio" como la institución específica para la atención del enfermo mental desempeñando diferentes funciones: por un lado, una función médica de tratamiento y curación, cuya eficacia es escasa por los efectos de masificación, su escasez de personal y precariedad de los medios y condiciones y por el otro, una función social, de asilo y refugio protegido para aquellos que no contaban con medios ni capacidades para afrontar la vuelta a su comunidad. Es así como el manicomio acabará estructurándose como una institución total es decir, anteriormente las personas con trastornos mentales fueron percibidas por la sociedad como un problema que motivó, primero, la expulsión o la estigmatización y finalmente, la reclusión de los enfermos mentales privándoles de todos sus derechos[2](4).

No obstante, para entonces en Italia e Inglaterra, la Reforma, con respaldo legal ha avanzado en el cierre de los Hospitales Psiquiátricos; en EEUU, la Ley Kennedy en Salud Mental instala los Centros Comunitarios de Salud Mental; en Francia se desarrolla la Psiquiatría de Sector, con énfasis en la población a cargo y en la programación local; y la Reforma Española se desarrolla con énfasis en la acción de profesionales en Salud Mental.

Desde aproximadamente 1990, asistimos a un periodo caracterizado por nuevas expectativas de reestructuración de la Asistencia Psiquiátrica, propósito de privilegiar el desarrollo de servicios integrados a la red común de atención sanitaria, con énfasis en el desarrollo de dispositivos comunitarios y de lograr el desarrollo de un modelo centrado en el tratamiento precoz, continuo y eficiente y en rehabilitación y reinserción.

Se destaca en este periodo la integración de la Psiquiatría al Hospital y a la Comunidad; surgen Equipos de Reforzamiento Psicosocial de la Atención Primaria (que desaparecen luego de un corto tiempo), se crean los COSAM (Centros Comunitarios de Salud Mental Familiar), muy diversos en su infraestructura, dependencia y tipo de trabajo. En algunos casos fueron de Psiquiatría Comunitaria logrando experiencias valiosas y sólidas que aun siguen vigentes.

Recientemente, los talleres dentro de las instituciones psiquiátricas surgen como dispositivo clínico y como una alternativa más eficiente y ajustada de dejar de lado la "Institucionalización", como Modelo Clásico de la Psiquiatría. Esto suponía la idea de que el Enfermo Mental Crónico, es un sujeto que requiere de la separación de su medio habitual para que sea contenido, protegido y custodiado.

Como contrapropuesta aparecen las políticas de desmanicomialización. Estas políticas fueron incorporadas por la OMS (Organización Mundial de la Salud) en sus recomendaciones a partir de la década de los 80.

La crítica hacia la institución manicomial ha estado centrada, fundamentalmente, en los efectos negativos del aislamiento sobre los pacientes, en la supresión de derechos humanos y civiles, cronificación, desocialización, pérdida de la propia identidad, de lazos sociales y autonomía, y en cuanto a las patologías que la institución crea y genera, adicionando un doble padecimiento.

En el año 2004 la OMS (la Organización Mundial de la Salud) plantea "Los trastornos mentales están inseparablemente vinculados al tema de derechos humanos. El estigma, la discriminación y las violaciones de derechos humanos que sufren las personas y las familias afectadas por trastornos mentales son intensos y profundos (…) las limitaciones en los derechos humanos básicos de individuos y comunidades vulnerables, pueden actuar como poderosos determinantes de los trastornos mentales. Por lo tanto no es de sorprender que muchas de las medidas de prevención efectivas estén en armonía con los principios de igualdad social, igualdad de oportunidades e igualdad de atención de los grupos más vulnerables (…). No se debe permitir que la búsqueda de mayor evidencia científica sobre la efectividad y la rentabilidad, se convierta en una excusa para dejar de implementar la urgente necesidad de políticas sociales y de salud" (5).

El centro de Salud Mental Agudo Ávila. Un estudio de caso

"al ver la realidad de la vida de los

locos o tocados en este circo de fieras, pierdo el

vago temor, el miedo a eso. Y poco a poco puedo

llegar a considerar la locura como cualquier otra

enfermedad"

Vincent Van Gogh "Últimas cartas desde la locura"

El punto de partida de la investigación ha sido visualizar cómo aparece el concepto de ciudadanía en las instituciones psiquiátricas.

En relación a ello surge el siguiente interrogante: ¿Se podría hablar de derechos de una persona a la que cotidianamente le son vulnerados por razones de todo tipo: económicas, políticas y culturales?

Es importante remarcar que aunque la ciudadanía no se acota solo al reconocimiento de los derechos, sino que tiene que ver con los mecanismos de materialización de los mismos.

Al concepto de ciudadanía se lo pensó desde la concepción tradicional y liberal, bajo la cual aparece la igualdad formal como el principio regulativo de la misma. En este sentido, el concepto de ciudadanía ha cumplido siempre una función integradora tanto de lo social, lo jurídico y lo político de los sujetos.

Por ello resulta de vital importancia construir estrategias que promuevan otro tipo de relaciones sociales, es decir llevar adelante una batalla, a favor de los derechos, la ciudadanía y la democracia en los sujetos en calidad de pacientes en los neuropsiquiátricos.

Dentro de los mismos, se utilizó como estudio de caso el Hospital Psiquiátrico Dr. Agudo Ávila de la ciudad de Rosario, sin afán generalizador.

El Centro de Salud Mental Dr. Agudo Ávila funciona desde 1927 con cinco pabellones donde antiguamente había una modesta enfermería anglosajona que por problemas de la guerra había dejado de funcionar.

El Centro Regional de Salud Mental Dr. Agudo Ávila es un hospital público descentralizado monovalente, con internación en salud mental, guardia permanente y es el único efector público en la ciudad de Rosario, de esta especialidad y características. Alberga a 86 pacientes con diversas patologías, esta ubicada en el macrocentro de la ciudad de Rosario próxima al Hospital Escuela Centenario y a las Facultades de Medicina, Farmacia, Bioquímica y Odontología.

Es un hospital público monovalente en la especificidad de salud mental, con dispositivos de internación para las situaciones de crisis, aunque el 50% de sus camas están ocupados con pacientes de larga institucionalización (crónicos), cuenta con dispositivos de atención ambulatoria (consultorios externos), guardia psiquiátrica durante las 24 horas, talleres, hospital del día, atención domiciliaria etc… Alrededor de 151 personas trabajan en la institución entre personal administrativo, limpieza, mantenimiento, servicio de trabajo social, departamento jurídico, profesionales del área salud etc…Todas las tareas son desarrolladas con modalidad de trabajo interdisciplinaria[3](6)

El C.R.S.M sostiene un abordaje clínico de los padecimientos subjetivos tendientes a la inclusión social, evitando tanto la perpetuación de las internaciones como la desasistencia, ambos polos productores de segregación y marginalidad en una franja poblacional particularmente fragilizada, y en un momento histórico de intensa fragmentación del tejido social y productivo. El personal esta distribuido en diferentes secciones y dispositivos asistenciales.

Surge un enfoque particular en relación a los talleres y a la necesidad de salir de la inercia institucional: desarmar la estructura manicomial. Dejar de lado la delimitación entre el "adentro" y el "afuera".

De lo que se trata desde el Hospital Agudo Ávila es de generar espacios políticos y públicos en lo institucional: un abordaje multiopcional con posibilidad de que los pacientes puedan elegir hacer caminatas, tomar mates en el parque, leer, jugar al fútbol etc.

En la misma, se realizaron observaciones no participantes en los talleres que concurren los pacientes con una frecuencia de una a dos veces por semana dependiendo de las actividades que se realizaban en la institución.

El Taller como herramienta de Educación No Formal

La historia de los talleres de Educación no formal ya posee su historia en nuestro país. Para el caso de las instituciones psiquiátricas estos aparecen en un contexto donde se suele trabajar sobre los derechos y la ciudadanía, utilizando como herramienta metodológica el taller, en el cual mediante una participación activa de los miembros del mismo se busca el aprendizaje, entendiéndolo al mismo como la síntesis del hacer, el sentir y el pensar.

Los talleres observados en la institución seleccionada fueron "la oficina de trabajo" y "la asamblea". Estos espacios constituyen una instancia de apoyo colectiva en la que concurren la mayoría de los pacientes por modus propio. Paralelamente a las observaciones, se realizaron entrevistas al personal que participa y coordina este tipo de espacio.

Los talleres observados se llevan a cabo en un espacio apodado la sala de estar que cumple la función de topos o lugar común.

Se trata de un lugar ubicado fuera de la institución donde los pacientes asisten voluntariamente, luego de haber sido invitados, por los coordinadores del espacio, en la recorrida de salas.

La sala de estar podría definirse como un espacio donde aparece el tiempo y no el espacio, tiempo de acompañamiento, de "estar con", como un espacio de resistencia a la institucionalización. Esta sala de estar se utiliza para la recreación, el juego, el ocio, para escuchar, salir, dibujar, pintar. Una producción de un tiempo de estar como reposo subjetivo, una demora con el otro, con su alteridad soportando las diferencias (7).

Los talleres comparten una modalidad común de trabajo con un grupo constituido para el tratamiento subjetivo de los pacientes de la institución. Se trata de un espacio a puertas abiertas, donde no es obligatorio sostener una concurrencia continua; es libre el ingreso como así también el número de los participantes.

La función de los trabajadores sociales y del equipo interdisciplinario es generar la integración de los pacientes.

Una de las técnicas que se utilizan en la institución tiene que ver con las actividades grupales que posibilitan la movilización permanente de los pacientes. Estos participan en los denominados talleres dando su opinión sobre los temas que se les presentan.

Los talleres se llevan a cabo a partir de una metodología en común caracterizada por los siguientes momentos:

  • a) Apertura: con la presentación de cada uno de los integrantes. Esta apertura constituye una tarea inicial de presentación del tema a trabajar que suele involucrar implícitamente los derechos, obligaciones, participación, democracia etc.

  • b) Desarrollo de la actividad: involucra el planteo de la consigna del día y ejecución de la misma. Es decir; la socialización grupal sobre el conocimiento del tema mediante la modalidad de lluvia de ideas, preguntas, comentarios, etc.; Esta segunda instancia se trabaja desde la oralidad y la narrativa. Los pacientes dan cuenta de sus historias de vida a través de su propio relato.

  • c) Cierre: comentarios finales acerca de lo realizado y comentado durante la jornada junto con el trabajo individual en donde los pacientes mediante su opinión expresan lo trabajado. En algunos casos, el taller finaliza con una exposición sobre lo trabajado durante el año, pero lo interesante es que esta última herramienta constituye una modalidad de expresión tal como lo plantean Cavalleri y Sanches "posibilita un aprendizaje más flexible y activo en donde se trabaja no tanto desde el discurso, exposición teórica, sino desde acciones que a la manera de un taller artesanal se trabaja y se recrea mediante el hacer, promoviendo la participación de los integrantes del grupo…(el taller) integra tanto el conocimiento como las experiencias. Hay una intencionalidad operativa que intenta que la experiencia del taller sea un aporte para la vida cotidiana de los sujetos que participan" (8).

Estas autoras remarcan que a partir de la utilización de técnicas no formales y participativas, se apunta a centrar la actividad en el grupo y no en el coordinador del taller, con el objetivo que la comunicación y el poder circulen.

Para el caso del Centro de Salud Mental Agudo Ávila el objetivo principal de los talleres es aportar a la construcción de ciudadanía y a los procesos de democratización desde un espacio microsocial; dado que ambas son un proceso de construcción colectiva, el cual se debe realizar por la sociedad en su conjunto, es decir la formación en derechos y deberes ciudadanos no debe quedar acotada al espacio familiar o al ámbito escolar sino que es preciso ir construyendo ciudadanía en el espacio publico (estatal y societal).

Así como también los talleres constituyen un lugar de denuncia y expresión en cuanto a la "sustracción de los derechos" que padecen los pacientes de Salud Mental en la institución. Allí es donde aparece la noción de dispositivo clínico.

Una noción sustentable es la noción de dispositivo desprendida de Foucault. El cual permite dar cuenta del "entramado de relaciones de poder y de saber móviles que se van construyendo y reconstruyendo en el tiempo, y que atraviesan las diferentes etapas de la situación de formación, y permite comprender cómo estas relaciones no son externas sino constitutivas de los sujetos que las conforman" (9). Foucault centra su definición de dispositivo en su capacidad productora de sujeciones y sentidos, que se construyen y reconstruyen de manera permanente, inacababa, en un juego de orden-desorden.

El acento está puesto en el encuentro interpersonal, en el trato entre los pacientes con su grupo y con los miembros del equipo terapéutico y de toda la comunidad hospitalaria, lo cual da una visión completa y compleja de la enfermedad mental en la actualidad.

En relación a los talleres observados cabe un interrogante que se desprende ¿es posible pensar la educación en una institución psiquiátrica? La respuesta no puede desprenderse de una lógica binaria que vaya del si a un no; si no más bien entender estos espacios: los talleres como espacios donde se ponen en juego distintos saberes.

Históricamente, Sirvent subraya que el concepto de educación no formal, cuyo uso se difunde entre fines de la década de 1960 y principios de 1970, tuvo su relevancia al permitir nominar una amplia y creciente área de experiencias y prácticas educativas "más allá de escuela".

La clasificación tripartita del universo educativo tuvo un impulso importante a partir de la labor de Coombs y su equipo en el marco de la UNESCO, quienes diferenciaron la educación formal, la educación no formal y la educación informal. Entendían como educación formal la comprendida en el sistema educativo, altamente institucionalizada, cronológicamente graduada y jerárquicamente estructurada, que se extiende desde los primeros años de la escuela primaria hasta los últimos años de la universidad. Antes de esta clasificación, se la denominaba "educación sistemática" (10).

La educación no formal incluía "toda actividad educativa organizada, sistemática, realizada fuera del marco del sistema oficial, para facilitar determinadas clases de aprendizajes a subgrupos particulares de la población, tanto adultos como niños" (11).

Tras muchos siglos en que los psiquiátricos eran salas donde se encerraba a los pacientes, privándoles de todos sus derechos aparecen una serie de transformaciones y en ese marco de transformación desde la institución Psiquiátrica y como terapias no convencionales nacieron los talleres de producción como la radio, música, literatura, plástica y teatro (12).

En este caso, los talleres pensados, ideados y adecuados desde una dinámica de Educación No formal me permitieron investigar, contrastar y reflexionar sobre las prácticas educativas. Prácticas que trascendían los espacios formalmente institucionalizados a los que estamos acostumbrados habitualmente.

Resulta reivindicativo destacar su papel ya que se plantea la posibilidad de desmitificar la locura a partir de un trabajo grupal y colectivo. Esta dinámica que forma parte de un dispositivo que circula dentro del Hospital permite favorecer la conciencia de identidad del paciente como espacio donde no prevalece la diferenciación entre el "adentro" y el "afuera" sino como un espacio de salud para "crear", para "ser", para "estar", para desarrollar las capacidades subjetivas de los pacientes.

Es así, como las instituciones psiquiátricas dentro de este marco centrado en la desinstitucionalización y desmanicomialización plantean caminos alternativos a la internación crónica de pacientes con otra carga ideológica: antipsiquiátrica por un lado, y participativa por el otro, lo cual viene a constituir un contrapoder.

A partir de ello, se hace necesario generar nuevas condiciones de posibilidad para el tratamiento clínico de los problemas de la subjetividad, rehabilitación y aprendizaje de los pacientes. Procurando destacar que los talleres son un eslabón imprescindible por varios motivos: en principio, permiten enriquecer la participación de los pacientes ya sea en un plano de interacción -entre ellos mismos- y a su vez, de integración, dado que el paciente no queda excluido dentro de la institución.

Reflexiones finales

La oferta de talleres junto con el tratamiento familiar del padecimiento subjetivo del paciente parecen ser los caminos más efectivos para la futura reinserción de los pacientes frente al encierro institucional. Lo cual implica, no sustituir unos conceptos por otros: enfermedad por padecimiento, ni renunciar al Hospital Público; sino generar espacios de interacción, comprensión y expresión sobre las situaciones que provocan el desequilibrio en el proceso salud-enfermedad.

Dado que la Salud es una problemática que atraviesan no solo los países subdesarrollados sino también los del primer mundo se presenta la dificultad de pensar en políticas de Salud Mental que incentiven al cambio y a la ruptura de viejos paradigmas que imposibilitan junto con el contexto socio-político y económico nuevas miradas y enfoques.

Si entendemos que el manicomio es una construcción generada y llevada en lo social podremos construir y pensar otras alternativas, otros caminos, otras vías que nos lleven a trabajar en pos de una sociedad que se responsabilice por construir una trama social para contener y aportar a la recuperación de los sujetos en situación de encierro, así como también exigiendo la puesta en práctica de políticas sociales y de salud que garanticen, a través del Estado, la cobertura de las necesidades de todo el proceso para una reinserción social igualitaria.

Sin embargo, vemos en la actualidad a los manicomios, neuropsiquiátricos y Hospitales que durante décadas fueron asilos reclutorios, tenebrosos, asociados a lo desconocido y al temor como comenzaron a abrirse para crear una obra de teatro, un espectáculo musical, la presentación de un libro, de un cuadro o una escultura.

Un hecho destacable lo constituye en la actualidad el Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos, organizado anualmente por la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, donde a partir de varias lecturas y aportes quedó reflejado su carácter nacional, imprescindible, para la concreción de un objetivo central: decirle basta a las instituciones manicomiales que aún persisten en la Argentina, propiciando dispositivos alternativos terapéuticos y comunitarios, basados en el pleno respeto de los Derechos Humanos.

En definitiva, se trataría de aceptar estos riesgos y limitaciones en pos de generar libertades. Libertades que dentro del estatuto de la ciudadanía permiten concebir que mediante una labor terapéutica se generen condiciones de posibilidad que promuevan por todos los medios posibles la defensa de los derechos y necesidades, procurando restituir los derechos civiles, sociales y políticos de los pacientes internados en las instituciones psiquiátricas.

 

 

 

 

Autora:

Ariadna Rosenthal

Enviado por: Emilia Claes

[1] Este trabajo constituye una síntesis de la tesina de Grado titulada "Los talleres de Educación no formal en el Centro de Salud Mental Dr. Agudo Ávila: aportes para la construcción de la ciudadanía de sus internos" presentada y defendida en el mes de abril del presente año. Esta investigación de revisión bibliográfica y de trabajo de campo, tuvo como objetivo rescatar algunos antecedentes relevantes de las experiencias en Talleres terapéuticos de Educación No formal en nuestro país, considerando que ya existen varios referentes pero escasos antecedentes escritos.

[1]

[2]

[3] eferencias Bibliográficas (2) Cabe destacar que el período clásico al cual hace referencia Foucault no es el periodo clásico de la antigüedad €“los griegos- sino más bien, un período donde podemos distinguir tres épocas de la locura: el Renacimiento, época del embarco de los locos; la época clásica en los siglos XVII y XVIII, época de su encierro en el Hospital general; y la época moderna, la de la ilusión de su liberación por Pinel, como así también de su medicalización. (3) FOUCAULT, M (1976): Historia de la locura en la época clásica Ed. Gallimard. Paris. pág. 116. (4) LIVITZKY, M. (en línea) Derechos Humanos: revisión y futuro. http://www.madres.org/asp/contenido.asp?clave=1466. Publicación Congreso de Salud Mental Madres Plaza de Mayo. Consultado el 14/01/2008. (5) Documento Organización Mundial de la Salud OPS/OMS (2003), Atención Primaria de Salud y desarrollo de recursos humanos, Madrid. Pág. 7 (6) BUCCI, H. (2004) "Reforma y gestión de un Hospital público de la ciudad de Rosario: estudio del C.R.S.M Dr. Agudo Ávila" Cátedra Estados y Políticas Sociales. Escuela de Trabajo Social. Universidad Nacional de Rosario. (7) RAMETTA, C. (2007) (en prensa) Residencia Cátedra Trayectos Técnicos Prácticos III. Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacional. Escuela de Trabajo Social. UNR. Rosario. (8) Op. citado por DEL PRADO, L. "Talleres de Derechos Humanos y Ciudadanía"- una experiencia en la ciudad de Gualeguay (Entre Ríos). Ponencia presentada en el 6º congreso de Salud Mental y Derechos Humanos, Universidad Madres de Plaza de mayo. Octubre, 2007. Buenos Aires. (9) GAIDULEWICZ, L. (1999) El concepto de dispositivo en el pensamiento de Foucault. Ediciones Novedades Educativas. Pág. 73. (10) SIRVENT, M. T; TOUBES, A.; SANTOS, H.; LLOSA, S.; LOMAGNO C. (2006) "Revisión del concepto de Educación No Formal" Programa de Desarrollo Sociocultural y Educación Permanente Cuadernos de Cátedra de Educación No Formal – OPFYL; Facultad de Filosofía y Letras UBA, Buenos Aires, 2006. págs 1-3. (11) Op. Cit. pág. 7 (12) MARCHANT, N; MUSACHE, S; ANDRADE, B & SACCHI, A; BOFFI-BOGGERO, H (1992) (En línea) Resultados de once años de experiencia de Comunidad Terapéutica en 97 internadas psiquiátricas en el Pabellón "Magnan", Hospital Nacional "Dr. Braulio A. Moyano", Buenos Aires, 1992 en: http://www.alcmeon.com.ar/4/14/a14_07.htm. Consultado el 19/01/2008. Bibliografía BUCCI, H. (2005) (En prensa) Reforma y gestión de un Hospital público de la ciudad de Rosario: estudio del C.R.S.M Dr. Agudo Ávila. Cátedra Estados y Políticas Sociales 2005, Rosario. DEL PRADO, L. (2007) "Talleres de Derechos Humanos y Ciudadanía: una experiencia en la ciudad de Gualeguay. Entre Ríos" . Ponencia presentada en el 6º congreso de Salud Mental y Derechos Humanos, Universidad Madres de Plaza de mayo. Octubre, 2007. Buenos Aires. DOCUMENTO ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD OPS/OMS (2003) Atención Primaria de Salud y desarrollo de recursos humanos, Madrid. FOUCAULT, M. (1976) Historia de la locura en la época clásica. Ed. Gallimard. Paris. GAIDULEWICZ, L. (1999) El concepto de dispositivo en el pensamiento de Foucault. Ediciones Novedades Educativas. RAMETTA, C. (2007) (en prensa) Cátedra Trayectos Técnicos Prácticos. Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacional. Escuela de Trabajo Social. Universidad Nacional de Rosario. SIRVENT, M. T; TOUBES, A.; SANTOS, H.; LLOSA, S.; LOMAGNO C. (2006) "Revisión del concepto de Educación No Formal" Programa de Desarrollo Sociocultural y Educación Permanente Cuadernos de Cátedra de Educación No Formal – OPFYL; Facultad de Filosofía y Letras UBA, Buenos Aires, 2006. págs 1-21. Publicaciones en la web: LIVITZKY, M. (en línea) Derechos Humanos: revisión y futuro. http://www.madres.org/asp/contenido.asp?clave=1466. Publicación Congreso de Salud Mental Madres Plaza de Mayo. Consultado el 14/01/2008. MARCHANT, N; MUSACHE, S; ANDRADE, B & SACCHI, A; BOFFI-BOGGERO, H (1992) (En línea) Resultados de once años de experiencia de Comunidad Terapéutica en 97 internadas psiquiátricas en el Pabellón "Magnan", Hospital Nacional "Dr. Braulio A. Moyano", Buenos Aires, 1992 en: http://www.alcmeon.com.ar/4/14/a14_07.htm. Consultado el 19/01/2008.

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