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Hace cincuenta años (página 2)


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Con un dejo de tristeza, el recordar muchos compañeros ya idos, el estar conciente que ayer fuimos alfa y hoy somos omega, es hora de cerrar el presente trabajo, quiero agradecer de antemano la receptividad que le puedan brindar a la presente obra y que en esta oportunidad, de una manera muy sincera, hago llegar a ustedes, particularmente a mis compañeros de promoción y en recuerdo, aquellos a que ya no están entre nosotros, pero que fueron parte de nuestras alegrías y tristezas, motivo por el cual siempre estarán presente en nuestra memorias y recuerdos.

EL AUTOR

Coronel (Av.) ® Juan Enrique Laurentin Rojas

La fortuna ayuda a los audaces

Transcurría el año de 1955, un grupo de jóvenes procedentes de diferentes partes del país, nos concentrábamos en la "Escuela de Aviación Militar" cuya sede estaba en la edificación que hoy día ocupa el Liceo Militar El Libertador en la Avenida Bolívar de la ciudad jardín de Maracay, el propósito de la concentración era presentar los exámenes de admisión para el ingreso a dicho Instituto, y sentar plaza como cadetes de la Aviación Militar, a fin de poder cumplir con éxito el cometido, permanecimos en la sede unos diez días, y en la medida que se iban presentando los exámenes, nos reunían en el casino de la Escuela, y el Teniente Gustavo Fernández (Hoy día General de Brigada retirado), leía la lista de los que hasta ese día habían aprobado los exámenes, prácticamente, era una tortura la anhelada lista, antes que fuese leída; era normal entre muchos aspirantes, el verter lagrimas por no haber sido aceptado, y no ver cristalizado sus aspiraciones de pertenecer a la Fuerza Aérea Venezolana, muchos consideraban un fracaso en su intento, otros lo aceptaban con resignación, los que iban quedando se les desbordaba la emoción y alegría. En ese tipo de concentración, nunca faltan las anécdotas, y los momentos de esparcimientos, había que buscar romper la monotonía, nuestro compañero el aspirante, Julio Cesar Carpio Castillo, no perdió la oportunidad, para poner en practica su inventiva, particularmente, con aquellos aspirantes venidos de sitios lejanos, los cuales tenían un desconocimiento de las jerarquías y grados militares, nuestro protagonista, se consiguió una gorra vieja, sin ningún tipo de identificación autonombrándose, encargado de recibir a los aspirantes que llegaban a la Escuela, a presentar los exámenes de admisión, después de la bienvenida oral, les imponía un castigo físico, hasta que los aspirantes se daban cuenta que era uno mas del grupo, todo era rochela y mamadera de gallo, siendo esta rochela, el génesis de la amistad o mejor dicho, la hermandad que caracteriza nuestra promoción, en la medida que íbamos llegando nos concentraban en el dormitorio numero dos, todas las noches teníamos la custodia del imaginaria, o sea un guardia nocturno del dormitorio, por lo general era un cadete de segundo año, una vez que las notas de la corneta rasgaba el bullicio en la Escuela indicando el inicio del silencio, el aroma del humo de los cigarrillos se apoderaban del dormitorio, en ese silencio sepulcral, solo se oían los pasos del centinela y el sonido característico del vericut cuando era golpeada con el fusil, en muchas oportunidades, ese silencio se rompía con la voz afeminada, de un mamador de gallo, que llamaba insistentemente al cadete imaginaria, expresiones como "mi cadete mi amor necesito un hombre, mi vida" y solo se oían las risas del resto de los aspirantes presentes, este ni se inmutaba, solo estaba reuniendo hechos, para cuando los que quedaran aceptados, hicieran su ingreso como cadetes, decía para sus adentros, la venganza es dulce, el sabía que eran civiles liceístas, y que de ellos se podía esperar ese tipo de acciones. Entre ese grupo de aspirantes, hubo varios que venían de la capital musical del país, trayendo en sus partes mas intimas, un cargamento de ladillas, que en la noche aprovechaban para sacárselas, poniéndolas a volar, con el fin de que buscaran otras residencias humanas, maldades como esas, era como transcurría la estadía en la sede de la Escuela.

Todos los días, nos levantábamos con el toque de diana a las 05:00 AM luego nos llevaban al patio de honor y de allí a tomar el deseado cafecito, posteriormente los exámenes pendientes, y otras programaciones mas. Esta estadía, nos permitió cordializar con los cadetes, ellos muy caballerosos, nos contaban como era la vida de la Escuela, pero la película que nos proyectaban mentalmente, era todo lo bonito, fue tanta la integración con los antiguos, que nos intercambiábamos cigarrillos, los tuteábamos y nos dábamos el tupé, de leer la prensa en el sitio exclusivo para los brigadieres, todo era una hermandad, por fin, llegó el anhelado día, donde nos informarían y leerían la lista final, a la vez recibir las instrucciones para el ingreso, apareció de nuevo el Teniente Gustavo Fernández, para hacernos del conocimiento, los admitidos definitivamente y cual era el día que teníamos que presentarnos, ya sabíamos la fecha del ingreso era, el 25 de Septiembre de 1955, pero teníamos que estar en la Escuela, con tres días de anticipación, ya nuestros compañeros de la Escuela Básica habían ingresado, nos uniríamos en una sola promoción en julio del año 1957.

Voy a incluir una anécdota en relación a los aceptados y fue con el aspirante a recluta Elías Rodriguez, resulta ser que ese último día, satisfactorio para muchos y desconsolador para varios, el Mayor Roosvelt Adrianza Galvis, leyó la lista y cuando llegó a Elías Rodriguez, éste le dijo Ud. Es normalista y nos hemos dado cuenta que puede llegar a ser piloto así que veremos, Elías con su cara de muchacho provinciano le dijo, mire señor, a mi me gustaría pero no hay otra cosa que hacer, porque mi mamá es una persona muy nerviosa y no quiero que se muera de los nervios, a todas estas el Mayor lo que hizo fue verlo y solo le hizo un gesto con la mano.

Regresamos a nuestros hogares, pletóricos de alegría por haber vencido el reto de los exámenes de admisión, debíamos prepararnos para el gran día del ingreso, el 22 de Septiembre, nos presentamos a la Escuela, a decir verdad no supimos cual fue la intención de esa presentación tan temprano, el Domingo 25 de Septiembre de 1955, nos llevaron al patio de honor con nuestro equipaje y las instrucciones dadas por el Capitán Conrado Palavicini Freites+, Comandante de la Compañía de Cadetes, era, que saliéremos con nuestras maletas, petacas, cajas, busácas y todo lo que teníamos , hasta la plaza Bolívar y allí esperaríamos instrucciones del Ciudadano Coronel Director, el cual estaba en la puerta de la Institución. El comité de recepción lo conformaban: El Coronel Director Ángel Aldana Becerra+, el Mayor Roosvelt Adrianza Galvis+, el Capitán Conrado Palavicini Freites +, el Capitán Edgard Jelámbi Terán, el Teniente Gustavo Fernández, el Teniente Ernesto Pulido Tamayo, Teniente Luis Ojeda Ramos+ y el Teniente Juvenal Pérez Viloria+ (era el enfermero de la Escuela), los Oficiales Instructores de vuelo y los oficiales de la Compañía de cadetes, junto con un numeroso público, tanto familiares como curiosos, una vez emplazados en la Plaza Bolívar, el Sub.-teniente Juan Bautista Rosas Marcano+, recibió las instrucciones para que hiciéramos el desplazamiento hacia la puerta principal de la Escuela, la cual desde ese momento iba ser nuestro dulce y nuevo hogar, el desplazamiento hacia la Escuela debíamos hacerlo, cantando, gritando y haciendo bulla, el cuerpo de directivos de la institución y el publico presente, nos recibieron con aplausos, como los buenos padres reciben a sus hijos, de allí nos llevaron al patio de honor, para la ceremonia del ingreso, se solicito el permiso correspondiente, se entrego el parte y se leyó la orden del cuerpo, donde señalaba nuestra admisión como aspirantes a cadetes de primer año de la Escuela de Aviación Militar, una vez cumplido con el protocolo, el Brigadier Mayor Pablo Simón Carcamo Ravelo+ hizo entrega del pabellón nacional al Ciudadano Director para efectuar el beso a la bandera, luego el fatídico anuncio, "bautizo por los cadetes antiguos, a los recién ingresados, con el tradicional corte de pelo" Algunos que se presentaron muy formales, les fue cortado el pelo y la corbata, se formó el san plegorio, risas nerviosas, ojos aguados, y algunos avergonzados, nos acordamos del corte de pelo, que le hizo Dalila a Sansón, para quitarle fuerzas y eso paso con nosotros, muchos eufóricos e hiperkineticos, cuando eran aspirantes, se convirtieron en personas pacificas, taciturnos, efectuado el corte de pelo, anunciaron la presentación de los nuevos cadetes en uniforme de campaña, nos llevaron al dormitorio numero dos, dirigidos por un funesto personaje, con dos estrellas plateadas, que lo identificaban con el grado de Teniente del Ejercito, su nombre Ernesto Pulido Tamayo.

Al llegar al dormitorio, todas las prendas militares a ser usadas desde ese momento, estaban debidamente organizadas, de tal forma aligerar el cambio del traje civil por el uniforme militar, el uniforme a ser portado era el de campaña, todo beiges, correa del mismo color, y la gorra estilo alemana, las botas eran de baqueta peludas, las cuales había que sacarle brillo, para cuando fuéramos a formación, a esta organización se sumaba el conteo de diez, por parte del funesto, para que estuviéramos listos, una vez uniformados nos formaron al frente del dormitorio, nos condujeron al patio de honor, nuestra marcha fue totalmente descoordinada, cada uno llevaba el paso a su forma y manera sin ningún tipo de marcialidad, manteniendo conversación con el compañero de al lado, a pesar de que el funesto y el sub.-brigadier Angarita Pérez, hacían lo sobrehumano para que guardáramos silencio, lo lograron a duras penas, "quiero comentar que lo que se siente, cuando nos despojamos del traje civil, es algo indescriptible, es un vacío interno y como si se flotara en el aire, con una mezcla de arrepentimiento, alegría o tristeza, pero ya nos habíamos decidido afrontar ese reto," una vez que llegamos al patio de honor, nos aplaudieron, prestos a oír las palabras del Director de la Escuela, la bienvenida, los retos a vencer, lo escabroso y duro de la carrera escogida, los obstáculos que conseguiríamos en el camino, etc..etc. luego nos retiraron, para que nos despidiéramos de nuestros familiares, con nudos en la garganta, lagrimas en los ojos y un dejo de arrepentimiento, les dijimos hasta luego, a nuestros seres queridos, ilusionados, a sabiendas que el próximo fin de semana, podíamos recibir visitas, una vez que se retiraron del acto, los invitados, los familiares y los curiosos, que nunca faltan. Nos condujeron a los dormitorios, para el arreglo de los escaparates, es de hacer notar que muchas prendas, y útiles personales, se nos perdieron, y fueron a engrosar los útiles de los cadetes antiguos allí presente, nos reunieron para informarnos, que el jefe del dormitorio numero uno, era el Brigadier Mayor Pablo Simón Carcamo Ravello+ y el jefe del dormitorio numero dos, era el Primer Brigadier Hipólito Antonio Otamendi Terán+, cada vez que fuéramos a entrar o salir del dormitorio, teníamos que pararnos firmes saludar, solicitar el permiso correspondiente, haciéndolo de la siguiente manera "mi Brigadier mayor permiso, para retirarme o permiso para entrar al dormitorio de igual manera en el otro dormitorio, donde el jefe es el Primer Brigadier" cuando vayan a entrar al casino, piden permiso, como lo hacen en los dormitorios y así es en el comedor, de igual forma nos instruyeron para que no camináramos por el centro del dormitorio, sino por las orillas, esa fue nuestra primera instrucción militar. Recordando el cuerpo de oficiales, clases y cadetes que conformaban la guardia de la Escuela ese 25 de Septiembre de 1955, era la siguiente, el oficial de día, sub.-teniente Raúl Paiva Paiva (piloto de caza), Clase de Inspección, sub.-brigadier Rafael Angarita Pérez, Inspector de Casino, Guillermo Aguilera Uribe+, Cuartelero dormitorio numero uno, Cadete Carlos Chacin Riviello, el Cuartelero del dormitorio número dos, Cadete Cesar Picón Paredes+, Corneta de guardia, Cadete Humberto Silva Brito+, así estaba conformada la guardia para ese fatídico día, los cuarteleros aprovecharon a los nuevos reclutas, para que le pulieran el piso, pasaran coletos y cumplieran con muchas actividades, las cuales eran responsabilidad de ellos, estando en los dormitorios saboreamos por primera vez el flagelo de la educación física, salto del paracaídas, ejercicio de remar, salto de la rana y toda la psicopatía que los cadetes antiguos tenían reprimidas; la ventaja de la cual estábamos disfrutando, era que el grueso de los cadetes, estaba de permiso dominical, y solo asistieron al acto de ingreso, los que estaban pagando patio y aquellos que habían salido reprobados en un examen durante la semana, una vez que arreglamos el escaparate asignado, a nuestra forma y manera, nos llevaron a la barbería, donde habían tres fígaros, con una expresión de satisfacción y de burla, eran ochenta y seis reclutas a los cuales se les iba a pasar la numero cero, nunca faltaba el barbero jocoso, cuando le preguntaba a uno ¿Cómo quiere el corte alto o bajo?

Muchos incautos, exigían que no fuera al rape, sino Ud sabe, mas o menos, en la medida que esperábamos por la medida profiláctica del corte de pelo, no faltaba un antiguo que nos enviara al casino a buscar la llave del Taxiway, que se la solicitáramos al sub.-brigadier Calixtenes Armando Ramírez, que de paso estaba arrestado, que el la tenía, al dirigirnos a el, la repuesta era, tiéndase maldito moco, y allí se iniciaba un periplo de educación física, una vez que los fígaros, cumplieron el ritual del corte de pelo, nos condujeron a el casino, el cual era el sitio donde se iba a continuar el verdadero bautizo, la destrucción moral, mejor llamado suplicio, habían unos sillones verdes súper pesados, en los cuales, solo podían sentarse los clases y cadetes de tercer año, siempre había uno de esos talibanes ocupando su espacio, por lo general, un cadete antiguo, le ordenaba a un recluta, que se sentara en tal o determinado sillón, el cumplimiento de esa orden, por parte del recluta, era una educación física segura, con todos los movimientos que pudieran existir; mientras un grupo de reclutas hacia mierdera, otros hacían papel de conquistador, declarándosele públicamente y en alta voz, a un compañero, que hacia las veces de bella dama, y así se iban turnando, otros bailaban al compás de un bolero, manteniendo con la cuenca del ojo, una bola de billar, esto hacia que las mejillas estuviesen completamente pegadas.

En el sitio donde estaba el tocadiscos y el radio, era un espacio controlado por el sub.-brigadier Ramón García Pino, quien era un asiduo oyente de la música romántica del momento, era el que se encargaba por si mismo, colocar los acetatos de treinta tres rpm, entre ellos no podía faltar su predilecta, "Campanitas de cristal" (predilecta de un compañero suyo, de apellido Monterrojas, el cual había perecido en un accidente de aviación en un avión T-6 pocos días antes del ingreso) otra como "Olvídame, Total, Reloj, Júrame y las melodías del Trío los Panchos," Recuerdo que me dirigí al Sub.-Brigadier García Pino, de una manera muy civil, y allí empezó mi tortura por poco me mata de la surrera que me metió, la arrechera que me daba es que muchos se reían de lo que me estaban haciendo, luego ellos comieron de su mismo asado; el casino, con esa mezcla de las melodías que se oían, y los gritos por parte de los cadetes antiguos, en contra de nosotros, no dejaba de ser una sala de tortura, por donde se dirigía la vista, ahí estaba un grupo de reclutas, sufriendo las tropelías y ansias de venganza de los cadetes antiguos, particularmente los de segundo año, entre los de tercer año habían molestosos, pero era raro cuando uno de ellos se ensañaba contra los nuevos, como lo hacían los de segundo año, lo mas amargo, que en cada puerta, se instalaba un antiguo, para velar que ningún nuevo se retirara del casino, algunas veces se hacían la vista gorda, para que algún nuevo se escapara, y luego el ensañamiento se hacía presente en la humanidad del recluta, el sub.-teniente Paiva, Oficial de día, sintió deseos de integrarse al jolgorio, y mando a rampar a los nuevos por debajo de las matas de almendrones, aquellos que se detuvieran durante el desplazamiento, tenían que comerse los almendrones que estaban a su alrededor, aquella gran camaradería de la cual disfrutamos, y que los cadetes antiguos nos habían mostrado, durante el tiempo que pasamos como aspirantes, no aparecía por ningún lado, todo era falsedad, aquel recluta que se le ocurriera, pedir un cigarrillo, tutear a un cadete antiguo o hablarle amistosamente, estaba firmando su sentencia de muerte lenta, con el resto de los cadetes, que todavía no habían regresado de permiso, a las cinco de la tarde tocaron retirada, cada uno se fue a toda carrera a hacerse el aseo personal, baño, cuando nos contaron diez para que estuviéramos en las duchas, nos conseguimos que los cadetes antiguos ocupaban todas las regaderas, y solamente dos para los ochenta y seis reclutas, muchos salimos, tal como entramos, algunos se retiraron enjabonados, por que de paso contaban diez, para que estuviéramos listos, cuando un antiguo hacía acto de presencia en el dormitorio, después que se había bañado placidamente, se uniformaba y contaba diez, para que todos saliéramos del dormitorio, afuera en el patio, estaba otro grupo, como caimán en boca de caño, en espera de las presas que éramos los reclutas, todas esas tropelías, bajo la mirada complaciente de los antiguos y el oficial de día, nos formaban en línea de una fila y ordenaban, manos a la cintura, para el salto de la rana… comenzar, ese inolvidable día, al llegar al patio de honor, el clase que comandaba la Escuela, mando alto, reclutas al fin, no sabíamos que hacer, dijo con los pelones, tenderse, cuatro tiempo para diez movimientos, ordeno levantarse, a la cerca carrera mar, tenderse, a la cerca carrera mar, tenderse, acá carrera mar, tenderse, salto de la rana y así fue esa primera formación para ir al comedor, al llegar al interior del comedor nos ubicamos en las mesas en espera de la orden de sentarnos, cuando mandaron a sentarnos o continuar el Sub-brigadier de inspección dijo, los antiguos son responsables por enseñar a los nuevos comer en escuadra, esa fue otra tortura, sentado en la orilla de la silla, con el tronco erecto, las piernas unidas, subir y bajar los cubiertos verticalmente, y luego hacer un ángulo de noventa grados, para llevarse la comida a la boca, era un suplicio, otro suplicio era, que todo lo que servían en la mesa, había que comérselo, prohibido decir yo no como o tomo esto, por que si no la ración era doble, después que retiraran del comedor.

Era tanto el ajetreo que teníamos, como nuevos al fin, y el hambre que nos abría un hueco en el estomago, que todo lo que había en la mesa, era una divinidad, el clase de inspección comunicó durante la cena, que al salir del comedor todos los reclutas directo al casino, ya para ese momento muchos reclutas que apenas tenían horas de haber ingresado, pensaban muy seriamente, dejar la peluca, pedir la baja al día siguiente, por que tenían la creencia de que entrando a la Escuela, al siguiente día estaban volando, cuando algún antiguo se enteraba de esto, lo ponían a correr con los brazos abierto y le ordenaba que hiciera toneles como si fuera un avión, y de vez en cuando un loop, que no era mas que una secuencia de las vueltas de canela, luego le decían burlonamente, ya empezó a volar recluta, muchos compañeros no aguantaron ese primer día, y empezaron a eyectarse de la Escuela, cuando llegamos al casino, encontramos caras nuevas uniformados de azul, los antiguos formaron grupos con los reclutas, para darle rienda suelta a sus instintos de maldad, buscábamos alguna alma caritativa, que se apiadara de nosotros y lo que conseguíamos eran caras burlonas y con ansias de venganza, por lo que ellos habían sufrido cuando eran reclutas, como mencione anteriormente el Inspector de Casino era el Cadete de segundo año, Guillermo Aguilera Uribe+, quien había estudiado conmigo en el Colegio Don Bosco, Valencia, y nos unía cierto grado de amistad, basado en esto, en mi estadía en el casino, me le acerque y lo llame por su nombre, "mira Guillermo" no había terminado de pronunciar su nombre, cuando me estaba pegando un alarido y con unos ojos cargados de odio, y de inmediato me puso a saltar la rana y de paso tenia que soportar todo lo que me decía en voz alta, confieso que me dieron ganas de llorar de la arrechera que agarre, de allí en adelante me la dedicó, ya ambos Sub-tenientes, quiso hacer amistad conmigo, y me lo sacudí por mala gente.

El pecado mas grande que podía cometer un recluta, es que observara o viera, cuando a un cadete de segundo año, lo estaban castigando, o llamándole la atención, por que el resto de sus compañeros, se ensañaban con el recluta, haciéndole la vida imposible, como se mencionó anteriormente, los sillones del casino eran pesadísimos, esa noche llego un Brigadier bastante alto, que era el tambor mayor de la Escuela de nombre Rafael Ángel Mastracci Guerra+ (piloto de caza), llamo a varios nuevos y les dijo que el quería volar esa noche, entre todos los reclutas, lo alzaron con el sillón, y lo pasearon por todo el casino, un compañero de nombre, recluta Rafael Sandoval Parra+ (piloto del team acrobático Los Corsarios del C-36 en aviones F-86 F, pereció en un T-6 en Valencia haciendo acrobacias) le preguntó "mi brigadier que pasa si el avión se estrella" el brigadier le dijo me busca después del vuelo, y la pregunta, le costo muchas horas de sueño al recluta asomado, al tocar retirada del casino, el brigadier que era tan alto, como inmoral, nos llevo al dormitorio numero uno, allí nos arrodillo al frente de su pieza, saco del escaparate la replica de sus genitales en vidrio murano, la coloco en la mesa y empezó a enseñarnos una oración, que el llamaba la "Oración de San Perruelo," allí nos mantuvo, hasta que le dio la gana, a pesar de que habían tocado silencio, el continuaba con sus morbosidades, esta ceremonia litúrgica se repitió por muchos meses, sin poder hacer nada, debido a que la Escuela, estaba en manos de los cadetes de tercer año, motivado a que no había Alféreces, en la compañía de cadetes.

Por fin, el brigadier, nos permitió que nos fuéramos a dormir, pero antes, nos puso a saltar el paracaídas, mientras se cambiaba el uniforme azul por la pijama. Fue peor, cuando llegamos a nuestro sitio de dormir, ya que el imaginaria, nos encontró despierto y a muchos paró de plantón, arriba del escaparate o nos aplicaban la celebre circunvalación, la cual consistía en baño cada vez que se iba a hacer cambio de guardia de imaginaria, esa noche apenas dejamos caer placidamente nuestro cuerpo, bastante adolorido, agotado y golpeado, por tanto ajetreo, educación física, castigos injustos y vejámenes, nos hundimos profundamente, en los brazos de Morfeo, muchos se durmieron arrepentidos de haber ingresado a la Escuela, jamás nos imaginábamos que eso fuera así, en lo mas profundo del sueño, súbitamente, un escándalo con un ruido infernal, nos despertó casi infartados, pensando lo peor, era el toque de diana, del día 26 de Septiembre de 1955.

Ese primer día de actividad, iba a ser el mas fuerte, porque teníamos que enfrentarnos a todos los cadetes antiguos, y apenas el imaginaria prendió la luz del dormitorio, nos contaron cinco para que estuviéramos en el baño a rasurarnos, lavarnos la cara, cepillarnos y usar frescara para los mosquito, la cama debía estar debidamente tendida, sin arruga la sabana, el cubre cama, y la pijama debidamente doblada, bajo la almohada, la funda tampoco debía tener arrugas, todo eso en diez minutos, descontando el tiempo que perdíamos, para atender el oído de un brigadier, podríamos decir que salimos airoso de esa primera levantada, nos volvieron a contar, para que no hubiera un recluta en el dormitorio y saliéramos al patio de honor, como éramos la atracción de los antiguos, allí nos estaban esperando, solo para molestar y llamarnos la atención para no dejar de ser ladillas, súbitamente oímos que alguien se desgañitaba con una voz que decía, UIIIDO A LOS PELONES RECLUTAS, ALTO, LINEA DE CUATRO FILAS, REUUNIÓN, se paraba al frente del grupo y extendía el brazo derecho hacia un lado, la pregunta obligada, ¿Qué le pasa a ese guevón y que vaina es eso?, los más avezados, nos indicaban lo que teníamos que hacer, era la inefable voz del Dtgdo de Segundo año, conocido por todos nosotros como el negro Toro+( Pereció en un Canberra).

Ese primer día de formación el Brigadier Mastracci Guerra, se me acerco y me preguntó ¿Cómo se llama usted mocote? Le conteste recluta Juan Enrique Laurentin Rojas, y el me dijo nooo, moco, a partir de hoy, cuando yo diga recluta Pedro Achutegui, Ud. se me presenta, por que su papá es el cocinero de la Escuela, a la salida del comedor, me llevó a la cocina saltando la rana y al llegar, me presentó a mi nuevo papá, al final me dijo, moco, pídale la bendición a su papá, no me quedó mas salida, que cumplir con lo que el Brigadier me decía, así me identificaron en actividad y en retiro, de los sobrenombres habían unos que encajaban perfecto en el recluta, con nosotros, hizo el ingreso un muchacho del llano, específicamente de Valle de la Pascua, no recuerdo el nombre, pero era apellido Montilla, un recluta buenote, casi no hablaba, pero verlo a el y el santo de San Antonio, era lo mismo, así que al descubrirlos los antiguos, lo bautizaron como San Antonio, era cómico cuando le llamaban la atención nunca decían, "allá recluta Montilla sino allá recluta San Antonio" Una vez en el patio el Brigadier Mayor, mando alto y ordeno formación, los reclutas estábamos bajo el comando del Sub-brigadier Manuel Vásquez Ocanto+, el Sub-brigadier José Tobías Bilbao+ (pereció embarrenado en un T-6) y el Sub-brigadier Alfonso Lisandro Villarroel, los clases, nos indicaron como íbamos a ser cuando mandaran el giro de vista, se inició el protocolo militar, y luego el toque de oración, el cual era secundado por dos perros doberman, llamados venom y vampiro, con sus aullidos al son del toque de la corneta, una vez terminado el toque de oración, se oyó una voz que venia de lo alto de la escuela y decía "Brigadier mayor, tome nota del recluta de la tercera línea en la segunda columna, se estaba moviendo durante el toque de oración, sáquelo a correr y Ud. pásese una nota por no estar pendiente del personal y permitir ese tipo de irregularidades" se oía, "entendido mi Teniente", era el funesto, Teniente Ernesto Pulido Tamayo, quien se escondía con un sobretodo de lana, color azul, detrás de unos reflectores que estaban en la parte superior del patio de honor, con el propósito de que no lo vieran, quería impresionar a los nuevos con su prusianismo, de allí fuimos al comedor a tomar café, algunas veces con sal, producto de la maldad de uno de los talibanes, que se encontraban en la mesa, después del comedor fuimos nuevamente al dormitorio bajo el acoso de los antiguos, nuestra sorpresa al llegar al dormitorio, que todas la camas de los nuevos estaban completamente distendidas y la lencería en el suelo, tuvimos que tenderlas nuevamente, luego supimos que fue el cuartelero, el cadete de segundo año Carlos Chacin Rábielo (General de Brigada), que echándosela de prusiano, nos desvistió las camas, esto para nosotros fue una experiencia, que la tomamos como un factor de venganza, por que cuando algún cuartelero nos desvestía la cama, aprovechábamos para desvestirle la cama a algunos de los brigadieres mas prusianos, y ahí el cadete de segundo año, pagaba lo que había hecho con nosotros, ese día el primer brigadier, ordenó a todos los reclutas, que en la próxima revista de escaparate, quería ver la foto de la novia de nosotros en un portarretrato, para que estuviera con nosotros todo el tiempo, pero había un propósito de los cadetes mas antiguos, cuando veían la novia de alguno de nosotros, nos preguntaban ¿mire nuevo, quien es ese monstruo que esta en la foto?

Claro que nos afectaba pero que se iba hacer, era un cadete antiguo y tenia que soportar todo lo nos decía, pasamos nuevamente al patio de honor para educación física, comandados por los brigadieres y como auxiliares cadetes de segundo año, iniciamos con un trote alrededor de la base, y luego los movimientos de la educación física, aunque a decir verdad, fue mas castigo que entrenamiento físico, el toque de retirada para el aseo no se hizo esperar, nos fuimos corriendo a tratar de bañarnos, pero todo fue infructuoso, lo mismo del día anterior, es mas la educación física, continuo en el dormitorio, salimos a formación y de allí al comedor, del hambre que teníamos, sentíamos un destornillador en el estomago, al fin el desayuno y al frente de nosotros uno de primera, avena, dos huevos fritos, queso, arepas, un vaso de leche y un vaso de jugo de frutas y café con leche. Como yo venia del Colegio Don Bosco, no me gustaba la avena, el jefe de mesa era el Cadete de tercer año Juan Crisóstomo Ledesma Santaella+ (pereció en un D-18), me pregunto muy cordial, mire nuevecito, no va a tomarse la avenita, le conteste no mi cadete, es que no me gusta, el me dijo esta bien, déjela ahí, cuando ordenaron salida del comedor, el cadete le pidió permiso al Brigadier mayor en esto términos: "Mi brigadier Mayor, permiso para permanecer en el comedor, que voy a enseñar a un nuevo a comer avena" en ese momento vino el conocido Ramoncito+, este mesonero fue uno de los personajes emblemáticos de la EAM. Cuando joven sirvió en el comedor del General Juan Vicente Gómez, el Benemérito, conocía a todos los oficiales de la fuerza y era muy apreciado por todo el personal de la Escuela, junto a el estaba otro mesonero y cocinero de nombre Graterol+, quien también estaba en la Escuela desde hacia muchos años, Ramoncito le preguntó, mi cadete ¿le traigo la medicina? El cadete le contestó, si viejito tráigamela, se presento Ramoncito, con descomunal palangana de avena, y una cucharadita de las pequeñas, el cadete me dijo, cómase eso nuevo, para que aprenda a comer avena y nunca se le olvide este momento, confieso que nunca se me ha olvidado, ahora me fascina la avena y es mi desayuno predilecto, de allí salí a darle cinco vueltas al patio, para que bajara el barrigón, Otra razón para castigar a un recluta, era por las melodías musicales que amenizaban el ambiente del comedor en las horas de comida, el disk jockey era el Cadete de segundo año Rafael Briceño Rodríguez, porque nunca faltaba un cadete antiguo, que echándosela de ser conocedor de la música clásica, preguntaba a toda la mesa "¿Cómo se llama esa partitura? Y sí nadie contestaba o no daba con el nombre, eran líneas o castigo físico en el dormitorio.

Ese primer día, nos íbamos a encontrar con el orden cerrado, impartido por los oficiales de la compañía de cadetes, la mencionada Compañía estaba organizada de la siguiente manera, el Comandante de la Compañía Capitán Conrado Palavicini Freites, Segundo Comandante Teniente Luís Ramos Ojeda, Comandante del pelotón de Mando y Servicios Teniente Luís Ramos Ojeda, Comandante del primer pelotón de Fusileros Teniente Ernesto Pulido Tamayo, Comandante del segundo pelotón de fusileros Sub-teniente Jesús Rosas Marcano+ Comandante del tercer pelotón de Fusileros Sub-teniente Luís Octavio Romero+ (fue comandante del ejercito 1981-1983).

En vista de que no estábamos preparados en orden cerrado, formábamos aparte, o sea no estábamos ni distribuidos ni encuadrados en los pelotones existentes, razón por la cual la instrucción del orden cerrado era con diversos oficiales, algo personal, pero considero que los que mejor impartían el orden cerrado, era el Sub-teniente Juan Rosas Marcano y el Sub-teniente Luís Octavio Romero, a pesar de que eran muy severos y exigentes, enseñaban, ese día empezamos con la posición fundamental. Toda la mañana practicándola, ya las piernas no nos daban mas, tenia que ser así por los detalles de la posición, era normal oír los correctivos. Nuevo parece una jarra, saque pecho, barbilla recogida, no se olviden la costura del pantalón, allá moco salga a correr, todo bajo el inclemente sol de nuestra bella Ciudad Jardín, cuando medio dominamos la posición fundamental, empezamos con la discreción, las piernas nos dolían, por el día anterior y el ejercicio de orden cerrado, aunado a este cansancio el trote mañanero, a las once y media el nuevo corneta de guardia tocó retirada, después del casino y antes de ir a la instrucción militar, señalada anteriormente, pasé por los lados del casino, por debajo de las matas de almendrón, donde estaba uno de los talibanes de segundo año, un flaco alto uniformado de campaña y una daga, el mismo estaba parado al lado del Mercedes Benz del Coronel Director, Aldana Becerra+, me le quede viendo y parece que se ofendió y me tendió sobre la espalda y una pequeña educación física, con el consabido, "se me presenta en el casino a la noche, moco" dígame su nombre, que iba hacer le dije mi nombre, el talibán estaba estudiando o repasando porque tenía examen, creo que de física con un Profesor que le decían Cabeza e" león, después supe que el nombre del cadete era Reyes Prado (a) Pachencho; ese día al mediodía el Cadete de segundo año Tulio Díaz, toco retirada nos llevaron en formación al patio de honor, marchando bajo las notas del un, dos, tres, un, íbamos poco a poco agarrando el paso, llegamos al patio y allí nos retiraron al dormitorio para el aseo virtual, mas oído y mas educación física, el Teniente Ernesto Pulido Tamayo, le ordenó al Brigadier Mayor, que dentro de cinco minutos todos los nuevos en el patio de ejercicio en bata de baño, toalla, jabonera con jabón, cepillo de diente, y suecos, que iba a pasar una revista, el oficial de guardia era el Sub-teniente Juan Bautista Rosas+ Marcano, el Brigadier mayor cumplió la orden y nos saco a todos a el patio de ejercicio, durante la revista, con el clase de inspección el Sub-brigadier Manuel Vásquez Ocanto+, el Teniente empezó a bufear como un toro, y a insultar al recluta Oswaldo Mujica Jiménez+, por la bata que cargaba puesta, una bata azul turquesa con flores de todo colores en relieve, le dijo que parecía una señora, que de donde había sacado esa prenda tan femenina, el pobre recluta todo apenado no sabia que decir, por último le pregunto ¿de donde es Ud.? Y el desconcertado recluta dijo en voz baja, de valencia, mi teniente, el oficial le dijo, no se oye, grite ¿de donde es Ud.? DE VALENCIA, MI TENIENTE, con razón, con razón. Vaya a correr y el pobre recluta paso casi toda la hora de comedor corriendo.

Ese día transcurrió entre orden cerrado, educación física, vejámenes en el casino, puliéndole el piso al cuartelero, y en la noche orden cerrado, impartido por los cadetes de tercer año, era mas castigo colectivo que orden cerrado, a las nueve de la noche a dormir y a recapacitar si era conveniente irse o quedarse, aunque el compromiso moral era muy fuerte y era lo que en realidad hacía que aguantáramos todo, esa semana se fue mas rápido de lo que esperamos, comíamos bien, creo que ya nos habíamos adaptado en parte a la disciplina, inmoralidades e injusticia militar, aunque todavía nos faltaba mucho trecho por recorrer, un día cualquiera de la semana apareció un integrante mas de la promoción, de nombre Cosme Hildemaro Hernández Marzan (General de Brigada) , quien venia convaleciente de una operación de varicoceles en el Hospital Militar, y estaba completamente atrasado en materia de orden cerrado, de inmediato le pusieron el remoquete del operao. (Es uno de los generales de nuestra promoción)

Se acostumbraba en la Escuela, izar el pabellón Nacional a las seis de la mañana todos los Domingos y arriarlo a las 18:00 horas, era un espectáculo muy bonito, en la mañana después de haber sido izado este símbolo patrio, se le rendían honores con paso redoblado, era un pequeño desfiles que se efectuaba, presente la banda marcial, y en la tarde las personas de Maracay y otros visitantes se agolpaban en las aceras aledañas a la Escuela para presenciar tan bonito acto, el Domingo 2 de Octubre de 1955, nos llevaron a rendirle honores al Pabellón Nacional, sin armamento y sin redoblar el paso, las damitas que allí se encontraban se burlaban de nosotros, con expresiones como "mira los nuevos, mira los reclutas, los nuevos no saben marchar y se reían de nuestra presencia, la cual contrastaba con el uniforme de gala o de parada de los cadetes antiguos" pero Dios castiga, porque muchas damitas de esas que se burlaron de nuestra ausente marcialidad, se casaron con algún integrante de la Promoción Roa Moreno, hoy día son abuelas.

Ese mismo domingo recibimos nuestra primera visita, para mi fue algo traumatizante, porque para la visita me prepararon una torta, hecha por mi mamá con mucho amor, según la tarjeta que me envió, una vez que retiraron del casino, me dirigí al dormitorio y allí estaba, el Sub-brigadier Tobías Bilbao+, el Cadete Juan Crisóstomo Ledesma Santaella+ y el Cadete Lisandro Navarro Villarroel, al verme me preguntaron que traía en esa cajita, me paré firme y les contesté, que era una tortita que me había hecho mi mamá, se vieron las caras con una sonrisita burlona, el Cadete Ledesma Santaella, se me acerco y me dijo ¿puedo verla? Le destapé la cajita, saco la torta la partió con sus manos, y a cada uno de los otros dos le dio un pedazo, y me dijo TORTA DECOMISADA, NUEVO.. Se la comieron en mi presencia, agarraron la caja y me dijeron, si quiere guárdela como recuerdo, de la tortita de su mamita, RECLUTA. Para mi fue como si me hubiesen sacado un diente sin anestesia, porque a decir verdad me dolió y me llegó a las partes mas sensible de mis sentimientos, poco me faltó para que me fuera en llanto, el solo hecho de imaginarme a mi progenitora preparándome suculento postre y que tres talibanes de tercer año se la comieran, era algo muy traumatizante, lo peor, que no podía hacer nada.

Como un momento de relajación para botar el stress, y que en parte nos olvidáramos de todo lo sufrido, y la cuota que estábamos pagando por el solo hecho de ser reclutas, todas las semanas proyectaban una película, pero para nosotros los reclutas era mas castigo y educación física, que el disfrute de la misma, algunos cadetes antiguos se la ingeniaban para que los nuevos viéramos la película de espalda a la pantalla, usando un espejito, para que después se la contáramos, era una tortura para nosotros el día de película, la cual era proyectada en la pared que separaba el comedor con el patio de honor, o sea era la pantalla, en una noche en la cual estaban proyectando una película, apareció un cachicamo y el Sub-teniente Luís Octavio Romero se lo entrego, al recluta Esteller Rivera, para que lo protegiera, pero el animalito en su desesperación empezó a patalear y araño al recluta, lo que motivó que lo soltara en la oscuridad de la noche, y el cachicamo aprovecho para escaparse, al terminar la película el oficial preguntó por el recluta que estaba cuidando el cachicamo, "Esteller dijo, presente mi teniente, este le pregunto, ¿donde esta el cachicamo? Y el le contestó se me escapo mi teniente, mire recluta, me busca el cachicamo y mañana en la mañana me lo entrega en formación, el pobre recluta, paso toda la noche buscando el animal, y con voz tierna le decía, cachicamito, cachicamito, aparece por favor, que me van a joder y repetía esa letanía en la oscuridad y silencio sepulcral que se había apoderado de la zona, solo acompañado y siendo observado por el astro de la noche, otra veces se inventaban actos culturales, como cantos, declamaciones y payasadas, el solo para el disfrute de los cadetes y romper la rutina, entre los cantantes estaban los recluta Eusebio Mujica Jiménez+, Freddy Quintero, Elías Rodríguez, Antonio Gómez González, Juan Raimundo Masón Kelendon+, este ultimo, una noche de esas veladas, lo subieron a la tarima para que cantara, y ofreció cantar una bella melodía, la cual se la dedicaba con toda el alma, a la esposa del Sub-Director de la Escuela, Mayor Roosvelt Adrianza Galvis+, la canción era una que estaba pegada en las pocas emisoras que existían, y se intitulaba "LA CABARETERA" había una parte que decía así, "y eres mas perdida que las que se venden por necesidad" imagínense como se sentiría esa señora, que de paso era toda una dama, después pago su osadía en el dormitorio, otro de los reclutas que era el único declamador del grupo de primer año, era un descomunal negro, hijo del Coronel Nieto Basto, comandante de la Policía de Caracas y mano derecha del General Marcos Pérez Jiménez, era declamador, causaba risa las contorsiones que hacía cuando declamaba y la desfiguración de su rostro, este fulano, estaba con nosotros, pero no se unía con nadie, se calcula que el mas viejo entre los cadetes de primer año, alcanzaba los veinte años y el recluta Nieto oscilaba entre veinticinco y veintisiete años, fue el primero en irse de baja, por que no aguantó la presión, siendo uno de los que sufrió mas, el acoso de los cadetes antiguos.

De tantas barbaridades que hacían con nosotros, un día se me acerco el recluta Alberto González Amare, que de paso, ya el Brigadier Mastracci Guerra, lo había bautizado con el remoquete del "bobo Amaré" motivado a que en formación, siempre tenia la boca abierta, habíamos entablado muy buena amistad, y me dijo lo siguiente, "coño, Enrique, yo me voy de esta pocilga, no aguanto mas, el estar soportando que me estén jodiendo una cuerda de frustrados, con un coeficiente intelectual tan bajo, así que mañana pido la baja" a mi buen amigo le dije "no le pares, aguanta si otros pudieron nosotros, también podemos" esto como que sirvió para que Amare se graduara, llegando a ser uno de los mejores oficiales de la Roa Moreno

Una noche, el funesto Teniente Pulido Tamayo, nos reunió a todos los reclutas, en el escudo del patio de ejercicios, cerca de la lavandería, allí con un espíritu paternal, nos manifestó que el se había dado cuenta, las injusticias, que los cadetes de segundo año y algunos de tercero, estaban cometiendo con nosotros, y que el estaba dispuesto a tomar cartas en el asunto, pero teníamos que tener confianza en el, decirle quienes eran los cadetes, que mas nos molestaban, y nos hacían la vida imposible, para tomar las medidas y correctivos pertinentes, en ese momento, permitió, que fumáramos en su presencia, estando fuera del casino, la reunión duro casi las dos horas de estudio libre, esa actitud del oficial, nos inspiro confianza, y dejamos descargar toda nuestra artillería pesada en contra de los mas molestosos, los que se creían mas prusianos y se extralimitaban en los actos inmorales, tanto los de tercer y segundo año, nos explico que así era la vida militar, pero no deberían ir mas allá de lo que esta establecido, e incluso prometió cambios futuros, y que los veríamos a muy corto plazo, nos retiramos y algunos nos fuimos muy confiados, otros tenían sus reservas y el comentario obligado, el hombre no es tan malo, porque nos dio la oportunidad y nos permitió recordar los talibanes de tercer año, El Brigadier Mastracci Guerra+, Brigadier Viana Lamas, Sub-brigadier Angarita Pérez, Sub-brigadier Calixtenes Ramírez, Sub-brigadier García Pino eran los talibanes del tercer año que nos cargaban a monte, los demás molestaban pero no tanto como estos señalados, por los de segundo año, el Cadete distinguido Felipe José Toro+, Cadete Distinguido Ramón Enrique Mendoza Ibarra,+ Cadete José del Pilar Reyes Prado, Cadete Astolfo Ascanio Ricaurte+, Cadete Guillermo Aguilera Uribe+, Cadete Felipe González, Cadete Cesar Picón Paredes+, Cadete Julio González+, Cadete José Reyes Agüero+, Cadete Julio Sierra Aciago, Cadete Justo Pastor Sandoval+, Cadete Carmelo Carrera Mata, Cadete Juan Luís Ibarra Riverol+, Cadete Cesar Sánchez León, Cadete Lorenzo León Arcay, Cadete Arquímedes Ramírez. Estos fueron los que tuvimos que soportar en primer y segundo año, el cadete de segundo año Lorenzo León Arcay, que era una ladilla negra, acostumbraba molestar con educación física y poner a correr a los reclutas con expresiones soeces, pero la mas que le gustaba, era ALLÁ PAJÚO, CORRA PAJÚO luego en tercer año, les llego refuerzo de la Escuela Básica, pero ya éramos cadetes curtidos en todo tipo de marramuncias. Tal como el Teniente Pulido Tamayo, nos informó, del cambio que se iba a manifestar en los cadetes antiguos, con relación a nosotros los reclutas, reunió los cadetes antiguos y les informó todo lo que le habíamos dicho, de paso mando a pasar anotados a los recluta que fumamos durante la reunión, nos dimos cuenta que el cambio se sintió, pero de una forma negativa, la educación física y los castigos arreciaron, las horas de casino era insoportable, el 12 de Octubre de 1955, amaneció el Teniente Ernesto Pulido Tamayo de guardia, y la diana la tocó la banda marcial, amenizó nuestra estadía en el comedor, con música venezolana y recuerdo que nos mando a bailar cuando llegamos al patio de honor, la orden era, "QUE BAILEN LOS RECLUTAS, ALLA BRIGADIER TOME NOTA DE AQUEL NUEVO QUE NO SABE BAILAR, LO ENSEÑA A BAILAR EN LA HORA DE CASINO, AQUEL NEGRITO PELO MALO CON CARA DE ARRECHITO SAQUELE EL MOCO"

Ese día, éramos los payasos de la escuela, después que la banda terminó de tocar se retiró, y nos mando a cambiar de deporte para educación física, como el segundo año cumplía ese día, un año de haber ingresado a la escuela, les comunicó, que el regalo de cumpleaños, que el les obsequiaba, eran los nuevos, que no quería ver nuevo vivo, la educación física la comandaron los cadetes de segundo año, e hicieron todo tipo de tropelías con nosotros, existía una cañería de unos setenta centímetros de diámetro, y un largo de unos doscientos metros, la boca de la misma empezaba en la lavandería, y terminaba al frente de la cocina, ese sitio, fue el predilecto por los cadetes de segundo año, para meternos a rampar por esa inmundicia, con barro, sapos muertos y quien sabe que otros bichos mas, otra tortura era el rampar de espalda en la grama mojada y como para educación física no usábamos franela, la espalda se rompía toda con las hojas de la grama, era el producto de los comentarios que le hicimos al funesto, uno que sufrió las de Caín, fue el recluta Demetrio Jiménez (General de Brigada), por el ensañamiento del Cadete Cesar Sánchez León, en contra de su persona, este recluta, llego a ser uno de los Generales de Brigada de la promoción, algo que el recluta Demetrio Jiménez y el recluta Elías Rodríguez nunca olvidaran es, a su planchadora particular de nombre "PAULITA" la cual se esmeraba en mantenerles la ropa limpia y muy bien planchada a ambos, de igual manera, otro que sufrió en carne propia las excentricidades de los mas antiguos fue el recluta Arriojas Gómez, quien al final solicito su baja, por los desmanes sufrido, posteriormente ingresó a la EFOFAC. Donde se graduó de Sub-teniente y alcanzó el Grado de General de Brigada, siendo activo se graduó de Abogado.

Con el tiempo empezamos a dominar los movimientos del orden cerrado, el grupo que conformábamos los reclutas, fue organizado en tres pelotones y cada uno iba a ser comandado por un nuevo, nos escogieron al recluta Bartolomé garrido, el recluta Juan Laurentin Rojas y al recluta Russell Ganaim Oviedo, para ser los comandantes de cada uno de los pelotones, de aquí surge una anécdota con Garrido, en vista de ser nuevos en estas lides, y el impartir las voces de mando se nos dificultaba, mas de una vez nos mandaban a repetir los movimientos o por haber dado la voz de mando de una manera incorrecta y había que decir, "otra voz", Garrido en una oportunidad le ordenaron repitiera el movimiento y confundiendo la voz de mando dijo fue "otra vez", eso le ameritó trote en el patio, de igual forma, su apodo de trompita, era por que cuando tenia que dar una información a otro recluta, que se alineara o se cubriera, lo hacia señalándolo con los labios. En una oportunidad estábamos siendo comandado por el Brigadier Viana Lamas, cuando ingrese a la Escuela, mi pelo era rojizo, y encuadrado en el pelotón, estaba desalineado, el brigadier me dijo "allá ese recluta, alinéese, como no lo hice por que no sabia que era conmigo, me grito allá el cerro prendido ese, alinéese recluta, y así me quede bautizado como cerro prendido, hoy día me ve y me dice cerro apagado. En vista de estar medianamente preparados en orden cerrado, ya era hora para empezar a trabajar con armamento, una mañana nos condujeron al parque de la Escuela allí nos hicieron entrega de la que iba ser la novia del cadete, o sea el fusil FN-30 una fornitura, cantimplora y el conocido M-1 o sea el casco de acero, este casco posee una particularidad que tiene como complemento un casco de fibra, con una malla interna, la cual se ajusta de acuerdo a la medida de la cabeza de la persona, la entrega de estas prendas militares estaba siendo dirigida por el Teniente Luís Ramos Ojeda, quien era el segundo de la compañía y el Sub- teniente Juan Bautista Rosas Marcano+, el recluta Ramón Esteban Aponte+, recibió todo su equipo y se dio cuenta que al ponerse el casco este le nadaba y le tapaba los ojos, de repente se oyó una voz que salía de la formación y decía "mi teniente, permiso pa" hablá con Ute," en vista de que no oía respuesta de parte del teniente, se le ocurrió decir " mi Sub-teniente permiso pa" hablá con mi teniente" esto lo repitió como tres veces hasta que el oficial de supervisar la entrega, que era el Sub-teniente Juan Bautista Rosas Marcano, se le acerco y le pregunto ¿tiene alguna novedad? Y el recluta le dijo, si mi Sub-teniente, ¿Cuál? Que el casco me queda muy grande, a ver si me lo cambia por otro, el oficial, se quedo viéndolo con ojos de Satanás, en la medida que lo veía, iba cerrando el puño, le dijo póngase el casco, nuevo, y cuando tenía el casco puesto le dejó caer varias veces el puño sobre el mismo, en forma de martillo, a los pocos días el infortunado recluta, tenia varios chichones en la cabeza, producto de los martillazos dados por el Sub-teniente y su cabeza adornada con una torre de varios cascos, eran cosas que daban ganas de reír, pero a carcajadas, ver un recluta recibiendo los puñetazos en la cabeza y después usando una torre de cascos, pero ni locos, nos atrevíamos a reírnos, ese mismo día nos hicieron entrega de un folleto en el cual estaba el Himno de la Escuela, y el mismo teníamos que aprendérnoslos y practicarlo todas las noches, hasta que no los supiéramos de memoria, "Aviadores unidos juremos en las notas del himno sonoro" era el comienzo del himno, llegó la hora de ir al comedor, durante la hora del almuerzo, el Sub-teniente Rosas Marcano+, quien era el oficial de día, nos contó cinco en el comedor, para que todos los puestos en las mesas estuviesen cubiertos, como pudimos, cada uno se colocó donde mejor pudo, siempre tratando de evitar a los brigadieres y cadetes prusianos, cuando el oficial dijo cesar, nos dimos cuenta que uno de nuestro compañero, chiquito y flaquito, estaba solo en una mesa, la cual estaba asignada a los oficiales de planta de la Escuela, cuando el oficial se dio cuenta, se le fue acercando con ganas de exterminarlo, lo agarro por la parte trasera del cuello de la camisa y lo alzó en vilo, como si fuera un pollo, y así lo cargo como cinco metros hasta que lo dejo caer en uno de los sitios que estaba vacante, solo se le veían las piernitas que movía de un lado a otro, era el recluta Antonio María González (a) pichopicho o tarántula. El Sub-teniente Rosas Marcano, era una persona como de 1.85 cms de alto y pesaría como cien kilos y mas, esa humanidad, cuando se nos quedaba viendo y se nos acercaba, a uno lo envolvía el pánico, por que algo nos iba hacer, como humanos al fin, esas cosas nos daban risa pero le dábamos libertad cuando en la soledad de la noche recordábamos algún espectáculo durante el día. Al día siguiente de haber recibido el fusil, nos entregaron otro uniforme de campaña, porque el que teníamos, ya era insoportable el olor a sudor, de igual manera, nos hicieron entrega de dos pantalones grises, y dos camisas blancas, para asistir al aula y al casino, los sábados y domingo, con la entrega del fusil, y el casco de acero, ya montábamos guardias de imaginaria y de cuartelería, y otros sitios importantes, como la puerta de campo, la puerta este, etc. A raíz de la entrega del fusil FN-30 nació una nueva responsabilidad, como era la limpieza y el mantenimiento del mismo, todos los sábados teníamos limpieza de armamento y luego la consabida revista de armas, por parte de los brigadieres o los oficiales Comandantes de pelotones, por lo general esa limpieza y posteriormente revista, era un anzuelo para pescar notas y perder la salida un sábado o un domingo, como los nuevos no habíamos salido a la calle la sanción era trabajo de orden cerrado o limpieza del fusil todos los días en las horas de casino, el equipo para la limpieza del armamento estaba conformado por una bolsa de lona de confección casera, trapo o estopa, guaral, brasso y aceite, los sábados era la entrega de ropa en la lavandería, otra tortura, porque cuando a uno lo llamaban y no atendíamos porque estábamos distraídos nos castigaban o el que repartía las prendas se quedaba con ellas, ya que los que efectuaban el reparto eran los cadetes de tercer año, recuerdo que mi numero de identificación era el 106 y siempre estaba pendiente y el de mi FN-30 era el 01942, cuando estábamos diestro en el manejo del fusil, empezamos hacer educación física con armas, posteriormente los ejercicios de triangulación, los cuales son fundamentales, para poder ir al polígono y salir airosos en la practica de tiro que se avecinaba, un sábado muy temprano, nos levantamos a las cuatro y media y a las cinco y cuarto estábamos desayunando, porque nos íbamos al polígono, a disparar por primera vez el FN-30, allí pondríamos en practica, lo aprendido en la teoría y las diferentes posiciones de tiro, nos instruyeron en cuanto a los incidentes de tiro y que debíamos hacer, empezamos nuestra practica con quince disparos de pie, quince de rodilla, quince sentados y quince tendidos, eran sesenta disparos por cadetes, lo cual se convertía en tortura, por la patadas que en cada disparo, el fusil le daba a uno, en esa primera practica hubo dos novedades, la primera un incidente de tiro del recluta Hugo Garaban Ordaz, cuando le informó al Sub-teniente Rosas Marcano, de un incidente de tiro, y de paso, no mantuvo las medidas de seguridad establecidas, que era apuntar siempre hacia los blancos, el recluta no lo hizo como nos instruyeron, sino que apunto el fusil hacia el oficial, esto enardeció al Sub-teniente, agarro un ladrillo y se lo lanzo dándole de refilón en una pierna, mas cuando reviso el fusil por el incidente alertado, se consiguió que el recluta no tenia cartucho en la recamara, dejo a la imaginación del lector lo que sufrió el recluta, otro problema fue con el recluta Eli Noe Ramírez Valencia+ y el recluta Juan Enrique Laurentin Rojas, por un vaso de jugo de limón que me vi. en la obligación de echárselo encima, nos fuimos a las manos, llego el Sub-teniente y nos vio, al recluta Eli Noe Ramírez, lo retiro y a mi me castigó con plantón, una vez que terminó la practica de tiro, mando a formar los de mi línea en dos columna, quedando yo en el centro de las mismas, me ordenó que alzara los brazos como Cristo crucificado, mando ambas columnas, de frente mar, y cada uno de los compañeros me colocaba el fusil en los hombros, al día siguiente no aguantaba el cuello, los brazos y hombros, ese domingo, me encontraba en el casino, un cadete de segundo año, me dijo que me le presentara al Sub-teniente Rosas Marcano, oficial de día, mando a buscar al recluta Eli Noe Valencia, y ordeno que trajeran unos guantes de boxeo, que estaban en el deposito, nos pusieron los guantes, pero el gocho no sabía ni siquiera tirar un golpe, saque mi rifa con el, luego el Sub-teniente, llamó al Sub-brigadier Alirio Ruiz , al Sub-brigadier Manuel Vásquez Ocanto y al Cadete Edgard Gaviria Valero y ahí nos dimos, por supuesto saque la peor parte, sobre todo con el Sub-brigadier Alirio Ruiz, que sabia boxear. Como tenían que reforzar a los cornetas de segundo año, el recluta Alberto González Amare, el recluta Matías Salazar+ y el recluta José Zambrano Pérez, fueron nombrados cornetas de la compañía de cadetes, en la primera guardia de corneta, para el recluta Zambrano Pérez (fue Alférez auxiliar), se oyó una nota de corneta no identificada, todos creímos, era un nuevo toque, que jamás, antes lo habíamos oído súbitamente, sucedió algo cómico, cuando vimos al recluta Zambrano Pérez corriendo por los dormitorio, avisando que lo que había tratado de tocar era preventivo y que el próximo era ejecutivo, ¿por que lo hacía? por que no sabia tocar corneta. Cuando empezamos la instrucción con armamento, para ampliar al detalle, lo reseñado anteriormente, el primer movimiento fue llevar el arma al hombro, el cual lo hacíamos por tiempo y cantados los mismos, tenia su grado de dificultad, por que había que colocar el guardamonte en la parte inferior de la clavícula, sujetarlo fuertemente en las falsas costillas, el codo arqueado y así una serie de exigencias, este movimiento era aprovechado por los instructores en el momento de alguna corrección, golpearnos la clavícula con el guardamonte, de igual manera las costillas, teníamos que poner de nuestra parte en asimilar y aprender bien, a fin de evitar los golpes con el fusil, luego otro movimiento, era, el presentar armas, el mismo se dificultaba, porque un mal movimiento podía partirle la cara al recluta con el cañón, pero uno, que era el favorito de los instructores, específicamente los brigadieres, era la esgrima de la bayoneta, sobre todo la estocada a fondo, donde el fusil queda en el aire sujeto con los brazos extendidos, con una inclinación de unos cuarenta grados sobre el nivel del suelo, aprovechaban, para efectuar correcciones de imperfecciones que solo existían en sus mentes malignas, para que no dejáramos caer el fusil, nos colocaban una bayoneta debajo de los brazos, otro ejercicio predilectos de los cadetes antiguos, cuando comandaban una formación de educación física con armamento, era el combinado naval, y flexiones de piernas con el fusil al frente, llegaba un momento que este implemento, pesaba como cuarenta kilos y así transcurrían los días en nuestra querida Escuela.

Dos veces a la semana se practicaba deporte, y cada quien era libre de integrarse y practicar con el deporte que mas se identificaba, aquellos que quedaban fuera, sin haberse incluido en alguna disciplina deportiva, eran aprovechados por los cadetes antiguos para darle una vuelta a la base al trote, en esa actividad saboreamos lo agradable del automovilismo, el cual lo poníamos en práctica en un destartalado avión P-47 el cual estaba en la parte norte de la Escuela, y también un fuselaje de un avión DC-3, otro sitio predilecto era el carnero y las zonas aledañas a Madre Vieja, unos mas osados tomaban como pista una solitaria aula y otros debajo de una litera en el dormitorio, por supuesto que todo esto era coordinado con algún compañero para que los cuidara de los ghostbuster de tercer y segundo año: recordando a los instructores de deportes eran los siguientes: Béisbol el profesor Bohórquez, Voleibol el gordo Olimpo Blanco, Natación el profesor Crespo, que de paso no sabia nadar era pura teoría, Judo un alemán, veterano de la II guerra mundial llamado Bob, Atletismo Arnoldo Devonis, Esgrima un profesor italiano, de cuyo nombre no recuerdo,

Tiro un peruano, de nombre profesor Sandoval, Basketball Mauricio Johnson, posteriormente tomó las riendas de la natación un profesor chileno llamado Espinza, muy prusiano y exigente pero excelente instructor, así estaba conformado el cuerpo de profesores de deportes, es de hacer notar que si en esos años se hubieran celebrado los juegos ínter institutos la Escuela de Aviación Militar no hubiese sido la cenicienta y habría ocupado un sitial de honor en muchas disciplinas deportivas. En una tarde de deportes el Sub-teniente Juan Bautista Rosas Marcano, consiguió al recluta Plutarco Elías Zea, durmiendo en un aula, y después de flagelarlo con unos cuantos corajazos e imponerle castigo lo bautizó como el "indigno",este recluta era un individuo bastante inteligente, pequeño de estatura, negrito bocón y feo al extremo, sabia ingeniársela para salir a la calle ya que permanentemente estaba arrestado, por acumulación de notas disciplinarias, Plutarco, como era flaquito y chiquito, se las ingenió para penetrar de noche a través de la ventana del Departamento de Producción, donde se multigrafiaban los exámenes, para buscar en la basura del Departamento, el papel carbón de los exámenes que iban a presentar los cadetes de segundo y tercer año, en la semana venidera, aprovechando para chantajear estos cadetes a cambio de las notas que le iban a pasar al Comando de la Compañía, accediendo estos últimos a lo ofrecido por el recluta faltón, su inteligencia la orientó hacia las tropelías y nunca hacia el estudio, razón por la cual era el último de la promoción. El deporte era combinado con calentamiento física, el Sub-brigadier Calixtenes Ramírez (General de División), que de paso nunca practicaba ningún disciplina deportiva, inmoralazo el condenado, era el que se encargaba de cazar cadetes carreros, acostumbraba, formar un circulo con los cadetes rezagados de algún deportes, se colocaba en el centro con una pelota de voleibol, y escogía a cualquier recluta, le informaba que le iba a lanzar la bola, y si la dejaba caer lo mataba, empezaba con la bola en alto y amenazar a lanzarla a un recluta, pero en forma de mate, la elevaba y le daba un fuerte golpe que era casi imposible atajarla, eso ameritaba un castigo, pero cuando nos íbamos solos a trotar, aprovechábamos para practicar lo anteriormente señalado, nos quedábamos en el carnero, cementerio de los aviones, de allí irnos a madre vieja el riachuelo que atraviesa cerca de la colina hillman, después de llegar a la Escuela, nos llevaban a la barra fija a dominarla y a efectuar el quiebre en la misma, en el grupo de muchachos que ingresamos ese año a la EAM estaba uno de aspecto muy pasivo, buen muchacho, a quien los cadetes antiguos lo detectaron y lo hostigaban hasta el cansancio, sobre todo el Cadete Luís Blanco Abreu+ (pereció en un avión venom aterrizando nocturno en Barquisimeto), el Cadete Distinguido Mendoza Ibarra+(General de División y fue Comandante de Fuerza) y el Cadete Juan Luís Ibarra Riverol+ (a)Cantinflas, como sabían que este recluta le tenia fobia a la barra, se lo llevaban para quebrarlo y como su condición física no lo permitía el lo que hacia era llorar, uno trataba de consolarlo, pero no lo lográbamos, era oriundo del Táchira, específicamente de San Cristóbal y su nombre Luís Urrea, otro personaje con cara de gafo y yo no fui, era el recluta Ramón Bernaez+, quien se hizo pupilo del Sub-teniente Luís Octavio Romero, por lacio y retardado para efectuar los movimientos de orden cerrado, cuando algún cadete antiguo lo llamaba para limpieza o darle alguna orden, el se escudaba diciendo "mi cadete ahorita no puedo por que le voy hacer un mandado a mi Brigadier Mayor" o decía "bueno, mi Teniente Romero me llamó" así mismo, cuando un antiguo lo iba a castigar esgrimía, según nosotros el gafo Bernaez, lo siguiente, "yo no puedo hacer educación física, porque estoy echando sangre por la nariz y mostraba el dedo lleno de sangre"

Algo risible, era cuando se iba hacer educación física u orden cerrado, los oficiales mandaban a los brigadieres formar en línea de una fila y luego ordenaba a los reclutas que cubrieran a los clases, habían brigadieres que eran buscados por los reclutas, y la columna, era con mas de diez cadetes cubriéndolos, entonces el oficial mandaba un giro a la derecha o izquierda y los vivos que buscaban a los brigadieres buena gente, quedaban después del giro, cubriendo a un Calixtenes, un Viana lamas o a un Mastracci, algunas veces para salvarse de caer en manos de un Talibán de estos, eran cubiertos por los reclutas, y el oficial al darse cuenta, no mandaba el giro que se esperaba, y quedaban en las garras de los brigadieres prusianos.

Una mañana estábamos haciendo Educación Física, la dirigía el Teniente Ernesto Pulido Tamayo, montado en una tarima, yo estaba en la primera línea, al lado del cadete de segundo año Ignacio Colmenares Aponte, para mis adentro, estaba ligando que se le desprendiera la base de la tarima y se cayera el Teniente, parece ser, que el oficial me leyó mis deseos, y me grito, "no Laurentin Rojas, de aquí no me caigo, y no lo desee porque no lo va a lograr, cadete Colmenares Aponte, páselo anotado por desearle mal a un superior y me entrega la nota, apúntelo por ahí para que trabaje después"

La primera pelea que se escenificó en el recinto de la Escuela, particularmente en el dormitorio numero dos, fue entre el recluta Julio Carpio Castillo, y el recluta Bustamante Martines (a) Bocaza, por que era muy pantallero y bocón, lo de el era siempre lo mejor y así por el estilo, menos mal que el recluta Carpio Castillo, lo silencio, y al final se fue de baja

A pesar de que había transcurrido el tiempo, todavía se mantenía la presión sobre nosotros, no había variado nada, eran más exigentes, si, podíamos hablar con los cadetes y mantener una conversación, siempre manteniendo el respeto y guardando la distancia a la antigüedad, el encargado de la cantina de nombre Leopoldo, nos permitía el fiado para pagarles quincenalmente. Los sábados por lo general, durante las horas de casino, no faltaban las cadeteras, las porta fusiles como las llamábamos por sebosas, para conocer a los nuevos cadetes que todavía eran reclutas, algunas con la sana intención de empatarse con algún antiguo o tratar de pescar a un nuevo, y eso era comentado entre todos nosotros, bailábamos, les metíamos embuste y como ya nos había crecido el cabello, les contábamos de nuestra experiencias como pilotos, lo mas triste es que los aviones los conocíamos por el ruido, algunas se tragaban la descomunal coba, pero otras eran mas veteranas que nosotros en la Escuela y sabían al dedillo las programaciones de vuelo. Hablando de pantallero, siempre ha existido en todas las épocas, y nuestra promoción no podía estar excluida de este fenómeno, cuando llegamos a dominar los movimientos de orden cerrado, el movimiento de orden cerrado que mas le gustaba a el recluta Hugo Garaban Ordaz, era la ruptura de marcha, aprovechaba las horas de casino los sábados en la tarde, y todo el domingo, particularmente, cuando habían muchachas cadeteras, el recluta Garaban, entraba y salía a cada momento del casino, el todo era para pararse firme saludar, dar media vuelta y romper la marcha elevando la pierna a mas de noventa grados, a fin de que las chicas lo vieran y dijeran "ay que cadete tan enérgico", o inventaba cualquier excusa, para dirigirse a un antiguo, y poner en practica lo que había aprendido, todo era pantalla, lo mas triste es que nadie le ponía o prestaba atención.

Garaban, era una persona de tenerle mucho cuidado porque sus bromas, algunas veces perjudicaban, en una oportunidad estábamos en el patio de honor y pasó, el Teniente Luís Octavio Romero, el gritó atención, cuando el oficial iba como a tres metros de nosotros, me dijo, "Laurentin, ¿y tu todavía no sabes saludar?, tienes que aprender, porque si te descubren te van a joder" el Teniente Romero pregunto ¿quien es el que no sabe saludar? Y Garaban, muy diligente le dijo, "que Laurentin tiene su dificultad con el orden cerrado particularmente con el saludo, pero yo lo estoy enseñando mi teniente, pero el aprende" el Teniente no dijo nada y se fue, con éste mismo Oficial, en una oportunidad estaba impartiendo clases de infantería y explicaba muy emocionado, la toma y los combates en localidades, entre todo cuanto decía, explicaba que unos de los mayores obstáculos en este tipo de acciones bélicas eran las personas que no eran combatientes, muy en particular los niños y los viejos, por eso el partía de la premisa, que a los viejos había que matarlos, seguía con su perorata, en ese momento, se oye una voz destiplada, que preguntaba, "permiso mi teniente, y que pasaría con su papá" le respondió el Teniente, "bueno, mi amigo, si lo encuentra mátelo, que yo mato al suyo, y salga a darle vuelta al patio por salio" correspondía tal pregunta a el recluta Rafael Sandoval Parra+, dentro de las ocurrencias de nuestro recluta Sandoval esta la siguiente anécdota, antes de ingresar a la Escuela, sopita como lo llamábamos, era muy conocido en Maracay, por haber sido integrante del equipo de Basket Ball del Estado Aragua, tuvo la oportunidad de conocer y hacer amistad., con personalidades reconocidas en la ciudad, entre esas amistades, estaba el Coronel Director de la Escuela, Ángel Aldana Becerra, una vez a Sandoval lo estaban castigando con educación física, el cadete Reyes Prado, en ese momento, llegó el Ciudadano Coronel Director, en su Mercedes Benz azul, lo estacionó y se bajó del automóvil, en lo que el Coronel pasó, al lado de el, donde estaba cumpliendo el castigo, le gritó al Coronel, "chicuelo mira como me tienen aquí," el Director no le prestó atención al recluta, y siguió de largo, esto le costó mucho al recluta sopita. Sandoval Parra (a) sopita, fue un excelente piloto de caza integrante del team acrobático "Panteras" siendo Capitán perdió la vida en un T-6 en el aeropuerto de Valencia, haciendo un tonel en un vuelo rasante.

Una de las característica de los grupos es la interacción, la identificación, con el correr de los días, nos fuimos integrando y empezamos a conocernos mas al detalle, ya sabíamos como actuaba cada uno y que pensaban en relación al trato que se nos daba, empezamos a bautizar los compañeros con sus sobrenombre y de allí surgieron muchos que ahora después de cincuenta años todavía están vigente, veamos alguno sin identificar al recluta: el loro, el mono, el bobo, el tosco, quique gavilán, el viejo, tocón, el perro, el ciego, el camión, tracatra, tres patas, puño e"diente, el tigre, el trompita, el pollo, terquiñan, sopita, el operao, kiko Mendive, mandril, el chévere, el camello, Care crimen, bolola, (en una oportunidad, Bolola, venia corriendo a pagar unas presentaciones y le pregunté ¿a quien le debes? Y me contestó, al Cadete José de plasta e" mierda Reyes Prado) el sapo, el puma, el caballo, pichopicho, tarántula, el bello, cerro prendió, el luchador, camionero, chocolate, achutegui, colorao, Popeye, el loco, guiri, foco fijo, gofio y perro seco, cochino alemán, pinochita, bocaza, bota mierda etc.…nos podemos dar cuenta que el mayor numero de sobrenombres, es concerniente a animales.

Terminando el mes de octubre ya habíamos efectuado varias marchas de cuatro kilómetros, al terreno donde estaban construyendo el Circulo Militar y otra a la Base Aérea el Libertador, la cual estaban terminándola de construir, una de las marchas que hicimos fue hacia la placera, allí remontamos un cerro donde habían unas doscientas escalinatas, en una distancia como de cien metros, y empezamos a subirlas y al terminarlas seguíamos subiendo el cerro y luego al llegar a la cima empezamos a bajar hacia el Jardín Zoológico, de allí nos fuimos por la carretera de las Delicias hasta la EAM, antes de esa marcha, habían llegado de USA, el Alférez Rafael Quintero Torres, quien estaba haciendo curso de pilotaje éste Alférez inicialmente ingresó a la EFOFAC y posteriormente ya en segundo año, pasó a la Escuela de Aviación Militar, excelente amigo buena persona y muy querido por los integrantes de la Promoción Roa Moreno, se caracterizaba por poseer una corneta de su propiedad y de madrugada llamaba a el imaginaria para que le pasará la corneta y a cualquier hora empezaba a tocarla y despertar a todos los cadetes del dormitorio, como era Alférez podía cometer todo tipo de tropelías tengo entendido que dicha corneta se la regaló un gran amigo que tenía en San Felipe, posteriormente llegó otro Alférez bajo de estatura, trigueño y bastante gordo, graduado como meteorólogo de nombre Arturo Pineda Covis, con un don de gente inigualable, este último alférez era de la promoción del año 1955, prácticamente permaneció en la escuela como quince días, hasta que salió la resolución de su ascenso; para ambos Alféreces, tuvieron la mala suerte de tomar parte en la marcha, los mismos estaban desentrenado y para ellos fue un suplicio subir las escalinatas, el Alférez Quintero, al ver Al Alférez Pineda Covi, que ya no aguantaba la marcha, le gritaba a todo pulmón, Pineda recoge la maleta, se refería al barrigón que el alférez tenía, de esas marchas programadas, se efectuó una nocturna, salimos de la Escuela a las seis de la tarde y regresamos a las seis de la mañana, el itinerario fue el siguiente: Escuela, Palo Negro, Santa Cruz, Caguas, La Encrucijada, La Morita y la Escuela, nos dijeron que eran treinta y seis kilómetros, ¿? mas tarde llegó un Alférez, también meteorólogo, negro, alto y fornido, pantallero sin igual, y de paso boxeador, de nombre Dionisio Mijares Pulido, meteorólogo también de la promoción 1955, permaneció en la escuela como un mes en espera de la resolución, en esa estadía, dejo huellas profunda de inmoralidad, por su comportamiento, los días de salida, atravesaba el dormitorio con una toalla en la cintura, suecos de madera, cepillo de diente y la jabonera con jabón, que había encontrado en un escaparate ajeno , cuando regresaba, se detenía en el medio del dormitorio, y gritaba a todo pulmón, oído, el Alférez esta desnudo, cuento diez y estoy uniformado, le llovían los uniformes, interiores, zapatos y todo lo que se requería para salir a la calle, no contento con esa colaboración, gritaba nuevamente a todo pulmón, oído, se me acaban de perder cien bolívares, diez para que aparezcan y de igual forma se hacía la vaca para recogerles los cien bolívares, esta acción del Alférez, se repetía cada vez que iba a salir, que era todos los días, de igual manera cuando algún cadete o recluta, manifestaba su descontento por sus actuaciones, el solo le decía, nuevo si esta muy arrecho le puedo dar un chance en el baño, pero quien se iba atrever a pelear con descomunal Talibán que se le desbordaban las fibras por todos lados y de paso boxeador, descansamos cuando llegó la resolución y se fue de la escuela.

Los eventos por venir nos llenaban de mucha alegría, uno era la entrega de dagas y la juramentación, otra nuestra primera participación en aniversario trigésimo quinto de la FAV y el otro la salida de vacaciones para el mes de Diciembre, pero antes teníamos que estar lisos en todas las materias, que ya habíamos empezado a cursar, en cuanto a las materias eran las siguientes, Matemáticas con los Profesores Camilo+ y Nemesio Mondelo+, Física con el Profesor Sandoval+, con relación a este profesor de Física, el gordo Sandoval, como lo llamábamos, era muy amigo de interrogar antes de empezar el tema a cubrir y de enviar a la pizarra a resolver problemas, aquel que salía mal en el interrogatorio o no sabia resolver un problema, le colocaba un uno en la lista de control el cual ameritaba Sábado y Domingo sin salida estudiando en el aula dependiendo el oficial de guardia por que algunos preferían que nos fuéramos al patio a trabajar, con los arrestados por malas conducta, muchachos al fin nos la ingeniamos para que no nos interrogara y la solución era ir a clase con el fusil FN-30.,al cual este profesor le tenia pavor y el cadete que tenia su armamento en clase ni en cuenta lo tomaba, algunas veces había en el aula hasta seis cadetes con fusil, para que no fuesen interrogados, Química con el Profesor Nariño+, Ingles con el Profesor Fred Friland+ y profesor Angulo+, Castellano y Literatura con el Profesor Baldomero+ , este ultimo profesor era racista, defensor a ultranza de los negros y odiaba a los blancos, manifestado públicamente en una clase, un día viernes me dejo arrestado un fin de semana por académico. Sucedió que el recluta Juan Raimundo Masón Kelendon+, estaba dormido en clase en el pupitre delante del mío, para evitar que lo encontraran durmiendo, le di por la cabeza con un cuaderno, y el recluta se despertó, simulando, que lo había golpeado muy duro, el Profesor Baldomero, que era el que impartía Castellano y Literatura, me preguntó, ¿Por qué le pega al cadete? Le dije que no le había pegado, sino que lo llamaba para entregarle el cuaderno, el recluta Masón se sobaba la cabeza, haciéndole creer al Profesor, que lo había golpeado, como Masón era negro, el Profesor, me dijo, "claro como Ud es blanco y el es negro, se aprovecha de su condición de racista para golpear al pobre cadete negro, tiene uno, para que lo arresten" y así era el. En cuanto a las practicas de laboratorio en química, íbamos una vez a la semana, al Liceo Agustín Codazzi, el cual quedaba al frente de la plaza Girardot.

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