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Hace cincuenta años


Partes: 1, 2, 3, 4

  1. Presentación
  2. La fortuna ayuda a los audaces
  3. 1956-1957
  4. 1957-1958
  5. 1958-1959

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Presentación

Hoy a cincuenta años, de haber ingresado como cadetes de la otrora Escuela de Aviación Militar, un 25 de Septiembre de 1955, he querido presentar a todos mis compañeros de promoción y sus familiares, un modesto folleto donde he tratado de recoger todas aquellas vivencias, durante nuestro paso por tan noble institución, momentos que nos marcaron para siempre y que a pesar de ser, algunas veces injustas tanto desde el punto de vista físico como morales, de alguna manera aportaron, en su momento, el ingrediente para lograr nuestra formación castrense, así, que todo lo narrado en el presente folleto, ha sido extraído del baúl de los recuerdos, todo cuanto se sufrió en carne propia siendo unos imberbes jóvenes, con ansias y deseos de progresar, siendo las fuentes a las cuales eche mano y que me motivaron para iniciar y lograr airoso este recuento, de aquellos años ya idos, ha sido en primer lugar, todas las barbaridades a las cuales fuimos sometidos durante nuestra formación, para al final alzarnos airosos con las anheladas estrellas de Sub-teniente de la Fuerza Aérea Venezolana portando orgullosos las alas doradas que nos identificaban como tal, en segundo lugar, anécdotas grupales de todo cuanto sucedió, a muchos de los integrantes de la inigualable Promoción, Teniente (Av.) (f) Jesús Manuel Roa Moreno, por último como fuente inagotable, un añejo diario personal, quien ha sido mi compañero inseparable, desde el año de 1951, cuando inicié mis estudios de bachillerato en el Liceo Arístides Rojas, en la ciudad de San Felipe, posteriormente en el Liceo Pedro Gual y Colegio Don Bosco, en la ciudad de Valencia, no podía abandonarlo porque tenía la premonición que algún día lo necesitaría para escribir mis memorias, y así ha sido.

Toda intención busca un fin o propósito, y en ésta oportunidad éste trabajo, está orientado hacia un determinado fin, el cual es darnos cuenta a través de su lectura, sin ser masoquista, es poner en vigencia, ese decir popular, "que recordar es vivir" no esta demás que recordemos, pero sin poner en práctica, todas aquellas penurias, por las cuales pasamos, que solo nosotros las vivimos y sufrimos en carne propia, sin querer ser egoísta, es mi intención compartir esos recuerdos con nuestros familiares, nuestras esposas, hijas e hijos, nietas y nietos, pudiéndose dar cuenta, a través de su lectura, una información fidedigna y conozcan teóricamente, lo duro que fue nuestra formación militar, la férrea disciplina, a la cual fuimos sometidos, en busca, por parte de nuestros instructores, tanto en tierra como en el aire, un producto que le permitieran entregar a la fuerza, bien acabado y descontaminado de las costumbres buenas y malas, que en esa oportunidad traíamos de la vida civil.

Fueron años bastantes fuertes, pero con la ayuda de una vocación militar bien arraigada y con esa voz interna que en los momentos cruciales nos aupaba y decía "tu si puedes, no desmayes" logramos cumplir la meta que nos habíamos trazado, hubo momentos durante nuestra formación, de alegría colectiva e individual, producto de alguna noticia reconfortante o alguna ocurrencia grupal, de igual manera, fueron muchas las desilusiones y rabietas, por injusticias, que llegaban y tocaban las fibras mas recónditas de nuestro ser como humanos, nunca faltaron las lagrimas, nuestras amigas ocultas, vertidas por momentos tristes que acontecieron, así mismo por sentirnos impotentes, ante un superior al cual había que aceptarle todo, por el solo hecho de ser mas antiguo.

En cuanto al trabajo en sí, el mismo ha sido elaborado, partiendo desde el momento que nos encontrábamos en la Escuela, presentando los exámenes de admisión, la concentración en el Instituto, la ceremonia de ingreso como reclutas, sobre todo los primeros días de adaptación a la vida militar, cuyo génesis fue el año de 1955. Posteriormente se incluyen algunas anécdotas, que no dejan de ser risibles, las cuales minimizaron los años duros de formación, también algunas dificultades que nos sucedieron, por desconocimiento del medio, incluyo un breve recuento desde los años 1955 hasta el día que vimos cristalizados nuestros anhelos, y que en ese momento nos permitió gritar a los cuatro vientos "hoy 8 de Julio de 1959, estamos recibiendo nuestro grado militar de Sub-teniente y el codiciado sable, símbolo de mando de todo oficial" era una realidad que ese grupo de muchachos, estaba conformando, la inigualable Promoción Teniente (Av.) (f) Jesús Manuel Roa Moreno. Nuestro epónimo, debió sentirse orgulloso ese día, era su décimo sexto aniversario de haberse ausentado de este mundo, y ese día egresaba la promoción mas numerosa, en los treinta y ocho años de vida de la Fuerza Aérea, estando concientes, que pasaran siglos, para que sea superada cuantitativa y cualitativamente.

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