- Teorías Crítico-Reproductivistas
- El Reproductivismo de Althusser
- La Teoría de Bourdieu y Passeron
- Hacia una educación más humana: Paulo Freire
- Conclusión
- Bibliografía
Con este trabajo pretendemos mostrar la educación como violencia simbólica, como mecanismo de dominio de la clase dominante; esto es, tomando como modelo a la llamada "corriente crítico-reproductivista", pero sin dejar de creer que esta situación se puede revertir según opina Paulo Freire.
Comenzaremos pues, por mostrar grandes rasgos, las distintas corrientes que trataron el fenómeno de la educación en relación con el fenómeno de la marginalidad y las desigualdades sociales, según Saviani.
Las teorías educacionales pueden clasificarse en dos grupos; el primer grupo, o teorías "no críticas" (donde se ubican la "pedagogía tradicional", la "pedagogía nueva" y la "tecnicista") que entienden a la educación como instrumento de igualación social, de superación de la marginalidad. La marginalidad es un fenómeno accidental que afecta un número más o menos grande de los miembros de una sociedad, y que consiste en una distorsión que debe ser corregida a través de la educación, para garantizar la integración de todos los individuos al cuerpo social y la construcción de una sociedad igualitaria.
Un segundo grupo está integrado por las teorías que entienden que la educación es un instrumento de discriminación social, y en oposición al primer grupo, la educación misma es un factor de marginación. La sociedad está marcada por la división entre grupos, lo que manifiesta a través de las condiciones de producción de la vida material, la marginalidad y la existencia de una clase dominante que, a través de la educación, refuerza la dominación y legitima la marginación.
Es así como estas corrientes tratan de comprender la educación a partir de las condiciones sociales, la estructura socio-económica que determina la manifestación de un fenómeno educativo.
TEORÍAS CRÍTICO-REPRODUCTIVISTAS
Estas teorías son críticas, dado que postulan la imposibilidad de comprender la educación si no es a partir de sus condiciones sociales. La educación depende de la sociedad, ya que la primera constituye la reproducción de la sociedad en que ella se inserta.
Dentro de este grupo se encuentran las diferentes teorías:
- Teoría del sistema de enseñanza en cuanto a violencia simbólica.
- Teoría de la escuela en cuanto Aparato Ideológico del Estado (A.I.E).
- Teoría de la Escuela Dualista.
La teoría de la enseñanza como violencia simbólica fue desarrollada por P. Bourdieu y J.C. Passeron. Es una teoría axiomática en donde cada grupo de proposiciones comienza por un enunciado universal (por ejemplo "todo poder de violencia simbólica…") y termina en un enunciado particular, es decir, "en una formación social determinada". Toda sociedad se estructura como un sistema de relaciones de fuerza material entre las clases, y a partir de ellas se erige un sistema de relaciones de fuerza simbólica que refuerza y disimula las relaciones de fuerza material produciéndose y reproduciéndose la dominación y su legitimidad. En otras palabras, la dominación económica o violencia material ejercida por los grupos dominantes sobre los dominados, corresponde la violencia simbólica o dominación cultural.
Para esta teoría, la función de la educación es la reproducción de las desigualdades sociales (a través de la reproducción cultural) y que es ejercida por aquellos que poseen la fuerza material y la cultura a reproducir.
En segundo lugar, la teoría de la escuela como Aparato Ideológico del Estado, es liderada por L. Althusser, quien distingue en el Estado los Aparatos Represivos del Estado (el Gobierno, la Administración, el Ejército, la Policía, los Tribunales, las Prisiones) y los Aparatos Ideológicos del Estado (religioso, escolar, familiar, jurídico, político, sindical, de la información, cultural) El Aparato Represivo del Estado funciona por la violencia y por la ideología. Los Aparatos Ideológicos del Estado funcionan por la ideología y en segunda instancia por la represión; la ideología se materializa en Aparatos Ideológicos del Estado.
La escuela es el A.I.E dominante; a todas las clases se les inculca la ideología dominante, reproduciendo las relaciones de explotación capitalista que garantiza y perpetua los intereses de esta clase. Esta situación para Althusser puede revertirse, a diferencia de Bourdieu y Passeron, a través de una lucha de clases.
La tercer teoría, la de la Escuela Dualista, fue elaborada por C. Baudelot y R. Establet, y es denominada así por Saviani, ya que los autores se esfuerzan en mostrar que la escuela, pese a una apariencia unitaria y unificadora, es una escuela dividida en dos grandes redes que corresponden a la división de la sociedad capitalista en dos clases: la burguesía y el proletariado.
Existe una red de escolarización "secundaria-superior" y una "primaria-profesional", y el aparato escolar seria como "unidad contradictoria de dos redes de escolarización". La escuela, como aparato ideológico, cumple dos funciones básicas: formación de la fuerza de trabajo y la inculcación de la ideología burguesa (reproduciendo las relaciones sociales de producción capitalista) a través de la represión, que tiene como finalidad impedir el desarrollo de la ideología del proletariado y la lucha revolucionaria. Esto constituye a su vez un doble factor de marginación: convierten a los trabajadores en marginados, no solo en relación con el propio movimiento proletario, sino poniendo al margen a todos aquellos que ingresan al sistema de enseñanza.
EL REPRODUCTIVISMO DE ALTHUSSER
Louis Althusser, quien, sin olvidar el sentido originario dado por Marx, avanza en la investigación sobre la ideología por considerarla indispensable en el estudio de toda formación social.
Althusser adelanta una investigación en el nivel de la ideología-superestructura, tratando de aclarar las incidencias de lo ideológico en la infraestructura económica, y por lo tanto en la formación social capitalista; y señala a la Escuela como centro de donde irradia, hoy por hoy, la ideología dominante de la clase en el poder.
Para explicar el concepto de formación social utilizaré la definición de Marta Harnecker : "llamaremos formación social a una totalidad social concreta históricamente determinada… (donde encontramos): 1)una estructura económica compleja, en la que coexisten diversas relaciones de producción. Una de esas relaciones ocupa un lugar dominante, imponiendo sus leyes de funcionamiento a las otras relaciones subordinadas. 2)Una estructura ideológica compleja formada por diversas tendencias ideológicas. La tendencia ideológica dominante, que subordina y deforma a las demás tendencias, corresponde generalmente a la tendencia ideológica de la clase dominante, es decir, a la tendencia ideológica propia del polo explotador de la relación de producción dominante.3)Una estructura jurídico-política compleja, que cumple la función de dominación de la clase dominante".
Althusser trata en su estudio, de cómo influye el sistema educativo ( no solamente los centros de formación estudiantil, sino también otros medios diversos como la iglesia, etc.) en lo social, estas instituciones enseñan ciertos tipos de "saber hacer" pero de manera que aseguren el sometimiento a la ideología dominante o dominio de su "práctica", todo esto relacionado con la fuerza de producción. "Llamaremos fuerzas productivas propiamente tales a las fuerzas que resultan de la combinación de los elementos del proceso de trabajo bajo relaciones de producción determinadas. Su resultado es una determinada productividad de trabajo". La fuerza de trabajo debe estar (diversamente) calificada, y por lo tanto, reproducida como tal. "Diversamente", es decir, según las exigencias de la división social-técnica del trabajo en sus distintos "puestos" y "empleos".
A diferencia con las formaciones sociales esclavistas y feudales la reproducción de la calificación de fuerzas de trabajo tiende ( se trata de una ley tendencial) a asegurarse no ya "en la marcha" (aprendizaje en la producción misma), sino cada vez más fuera y aparte de la producción: mediante el sistema educacional capitalista u otras instancias o instituciones.
En la escuela se aprenden las "reglas", los usos habituales y correctos, es decir, los convenientes, los que se deben observar según el cargo que está "destinado" a ocupar todo agente de la división del trabajo; reglas respecto a la división técnico-social del trabajo; reglas, en definitiva, del orden establecido por la dominación de clase.
La reproducción de la fuerza no solo exige una reproducción de su calificación sino, al mismo tiempo, la reproducción de la sumisión de los trabajadores a las reglas del orden establecido; la reproducción de su sumisión a la ideología dominante, y una reproducción de la capacidad de los agentes de la explotación y de la represión para manipular la ideología dominante a fin de asegurar, también "por la palabra" la dominación de la clase dominante.
LA TEORÍA DE BOURDIEU Y PASSERON
Primer libro
Fundamentos de una teoría de la violencia simbólica
Respecto a la "doble arbitrariedad de la violencia simbólica", argumentan que todo poder de violencia simbólica (que impone significaciones como legítimas) añade su fuerza propia, es decir, propiamente simbólica a esas relaciones de fuerza en que se funda su fuerza.
Toda acción pedagógica es objetivamente una violencia simbólica, en tanto que es una imposición, por un poder arbitrario, de una arbitrariedad cultural. Esta acción pedagógica es ejercida por todos los miembros educados de una formación social o de un grupo, por los miembros de un grupo familiar a los que la cultura de un grupo o de una clase confiere esta tarea (educación familiar) o por el sistema de agentes explícitamente designados a este efecto por una institución de función directa o indirectamente, exclusiva o parcialmente educativa (educación institucionalizada); esta A. Pedagogía esta destinada a "reproducir la arbitrariedad cultural" (como formación social entendida como sistema de fuerzas).
La acción pedagógica es"objetivamente una violencia simbólica", ya que, las relaciones de fuerza, fundamento de la formación social, son el fundamento del poder arbitrario (en la comunicación pedagógica). Hay "imposición" e "inculcación" de una arbitrariedad cultural según un modelo arbitrario de imposición e inculcación que son la educación.
El efecto de la acción pedagógica es simbólico (si se da en las condiciones de imposición e inculcación), y que responde a los intereses objetivos (materiales, simbólicos, pedagógicos) de los grupos o clases dominantes.
Otro fundamento de la violencia simbólica de la acción pedagógica, es que impone e inculca ciertos significados que fueron seleccionados y excluidos de otros, dignos de ser reproducidos por una acción pedagógica, es decir, se reproduce la selección arbitraria que el grupo o clase dominante opera objetivamente en y por su actividad cultural.
Además, la elección de significados, así como la estructura y las funciones de esa cultura son también arbitrarias, ya que "no pueden deducirse de ningún principio universal".
Igualmente, no hay acción pedagógica que no inculque significados no deducibles de un principio universal.
En definitiva, al definir tradicionalmente "el sistema de educación" como el conjunto de mecanismos institucionales o consuetudinarios, por los que se haya asegurado la transición entre las generaciones de la cultura heredada del pasado, las teorías clásicas tienden a disociar la reproducción cultural de su función de reproducción social, ignorando el efecto propio de las relaciones simbólicas en la reproducción de las relaciones de fuerza. Estas teorías se limitan a extra-poner la "representación de la cultura"; se fundan en que las diferentes acciones pedagógicas que se ejercen en una formación social, colaboran armoniosamente a la reproducción de una capital cultural concebida como una propiedad indivisa "de toda la sociedad".
Las acciones pedagógicas tienden siempre a "reproducir la estructura de la distribución del capital cultural entre esos grupos o clases", contribuyendo a ello a la reproducción de la estructura social.
Respecto a la Autoridad Pedagógica
Nos dicen que el poder arbitrario que hace posible la imposición no aparece nunca en su completa verdad. Se lleva a cabo a través de una "comunicación pedagógica", y produce su efecto en la medida que la arbitrariedad del contenido inculcado no aparezca nunca en su completa verdad, necesitando como condición social para su ejercicio de la autoridad pedagógica la autonomía relativa de la "instancia" encargada de ejercerla. Existe, en definitiva, una contradicción entre esa verdad objetiva de la accion pedagógica y la representación necesaria (e inevitable) de esa accion arbitraria como necesaria.
La autoridad pedagógica se haya reconocida como una autoridad legitima; es un poder de violencia simbólica que se manifiesta bajo un derecho de imposición legitima, disimulando el poder arbitrario. La legitimidad de la autoridad pedagógica, implica, que esta tenga curso legal, así como un sistema simbólico (lengua, estilo artístico, moda).
Su legitimidad excede un "acto psicológico" y un "acto conciente". Lo que ocurre es que unos agentes reconocen la legitimidad de una instancia pedagógica pero, se impide que esos agentes comprendan el funcionamiento de la relación de fuerzas en que están situados, haciendo que deje de ser legítimo.
La autoridad pedagógica constituye, en definitiva, un objeto de análisis del fundamento social de "las paradojas de la dominación y legitimidad". Las relaciones de fuerza determinarán el modo de imposición de la acción pedagógica necesarias para la imposición de una arbitrariedad cultural, encubriendo la arbitrariedad en todo sentido, supone desconocer la verdad objetiva de la autoridad pedagógica. Sería inútil oponer a la definición de acción pedagógica la experiencia de que los educadores y educados pueden tener de ellas, y en particular de los mejores modos de imposición para ocultar la arbitrariedad de la acción pedagógica.
Existe una revelación de competencia en una formación social determinada, entre las que aspiran al ejercicio legítimo. Estas relaciones obedecen a la lógica del campo de legitimidad considerado (ejemplo: político, religioso), sin que la autonomía del campo excluya la dependencia respecto a las relaciones de fuerza. Los aspectos de las relaciones pedagógicas tienen "un sello tan intenso", que está tan frecuentemente vividos como el modelo de la relación primordial de la comunicación pedagógica.
Además, toda acción pedagógica dispone automáticamente de una dualidad pedagógica; la relación de comunicación pedagógica debe sus características propias al hecho de que se encuentra totalmente eximida de producir las condiciones de su interacción y de su perpetuación. Esta relación de comunicación pedagógica se distingue de las demás formas de relación de comunicación, que instauran los agentes y las instancias, que pretenden hacer ejercer un poder de violencia simbólica por la ausencia de toda autoridad previa y permanente, y por la necesidad de conseguir y reconquistar el reconocimiento social que la autoridad pedagógica confiere automáticamente, y una vez para siempre. Por eso se explica que las instancias (agentes o instituciones) que pretenden, sin disponer de una autoridad pedagógica, ejercer el poder de violencia simbólica, (propagandistas, publicitarios, etc.) quedando autorizados para imponer su recepción y controlar su inculcación mediante sanciones socialmente aprobadas o garantizadas. "El monopolio de la legitimidad cultural dominante es siempre lo que está en juego en la competencia entre instancias o agentes"; la relación de comunicación tiende a producir la legitimidad de lo que transmite, designando lo transmitido como digno de serlo por el hecho de ser transmitido. Eutidemo resume esto en : "lo que ya sabés, no tenés necesidad de aprenderlo; lo que no sabés, no podés aprenderlo porque no sabés qué es lo que hay que aprender", lo que obliga a suponer en los receptores la existencia de una "necesidad de información" que preexistía a sus condiciones sociales y pedagógicas de producción.
En definitiva, una instancia pedagógica solo dispone de la autoridad pedagógica que le confiere su poder de legitimar la autoridad cultural que inculca, en los límites trazados por la arbitrariedad cultural, o sea, en la medida que, tanto en su modo de imposición (modo de imposición legítimo) como en la delimitación que impone, de quienes están en condiciones de imponerlo (educadores legítimos) y de aquellos a quienes se impone (destinatarios legítimos), reproduce los principios fundamentales de la arbitrariedad cultural que un grupo o una clase produce como digno de ser reproducido, tanto por su existencia misma como por el hecho de delegar en una instancia la autoridad indispensable para reproducirla (es una delegación limitada).
Respecto al "Trabajo Pedagógico"
La actividad pedagógica implica un trabajo pedagógico como trabajo de inculcación, con una duración suficiente para producir una formación duradera, o sea, un hábito como producto de la interiorización de los principios de una arbitrariedad cultural capaz de perpetuarse una vez terminada la acción pedagógica y, de este modo, de perpetuarse en las prácticas los principios de la arbitrariedad interiorizada.
En un trabajo pedagógico, "también el educador debe ser educado" (Marx); toda instancia pedagógica se caracteriza por una duración estructural más larga que otras instancias que ejercen su poder de violencia simbólica porque tienden a reproducir las condiciones en que se han producido los reproductores, o sea, las condiciones de su reproducción.
El instrumento para la continuidad histórica es "la educación", considerada como proceso a través del cual se realiza en el tiempo la reproducción de la arbitrariedad cultural, mediante la producción del hábito, y es equivalente, en el hábito de la cultura, "a la transmisión del capital genético en el ámbito de la biología".
El trabajo pedagógico tiende a reproducir las condiciones sociales de producción de esta arbitrariedad cultural, las estructuras objetivas de las que es producto.
Es por ello que la productividad específica del trabajo pedagógico se mide, objetivamente, "por el grado en que produce su efecto propio de inculcación, su efecto de reproducción". Ésta productividad se mide: por el grado en que el hábito que produce sea duradero o "transferible"; por su capacidad de engendrar prácticas conformes a los principios de la arbitrariedad inculcada en el mayor número de campos distintivos; por último, la productividad se mide también por el grado en que el hábito que produce es "exhaustivo", es decir, reproduce más completamente los principios de la arbitrariedad de un grupo o de una clase.
El trabajo pedagógico permite al grupo o a la clase que delega a la acción pedagógica su autoridad, producir y reproducir su integración intelectual y moral sin recurrir a la represión externa y a la coerción física, y ofrecer una respuesta adecuada a los estímulos simbólicos, que emanan de las instancias invertidas de la autoridad pedagógica que ha hecho posible el trabajo pedagógico, productor del hábito. El trabajo pedagógico, en tanto, confirma y consagra la legitimidad de la acción pedagógica, y de la arbitrariedad cultural que inculca.
La ocultación de la verdad objetiva del hábito, como interiorización de los que los principios de una arbitrariedad cultural, es más completa a través del trabajo pedagógico, ya que éste produce el desconocimiento de las limitaciones que implica este sistema. Se logrará, por lo tanto, mejor imponer la legitimidad de la cultura dominante, "cuanto más este trabajo pedagógico logre imponer el desconocimiento de la arbitrariedad", no solamente a los destinatarios legítimos de la acción pedagógica, sino a los miembros de los grupos o las clases dominadas (como ideología dominante, cultura auténtica o universal).
La función esencial del trabajo pedagógico es mantener el orden, <reproducir la estructura de las relaciones de fuerza entre los grupos o clases, y tiende, por la inculcación o exclusión, a imponer, a los miembros de dichos grupos dominados, el reconocimiento de la legitimidad de la cultura dominante, y a hacerles interiorizar disciplinas y censuras que sirven a los intereses de los dominantes. La duración del trabajo pedagógico que se concede a las clases dominadas, estaría dado pues, como el tiempo necesario para que "aparezca a los que la sufren como la prueba de su indignidad cultural"; esto hace que el trabajo pedagógico sea un proceso irreversible, con disposición irreversible y la adquisición de conocimiento sobre otra cultura, no podría ser una "apropiación completa" >.
El sistema de medios por los que se produce la interiorización de una arbitrariedad cultural se caracteriza por la posición que ocupa entre:
- el modo de inculcación que produce un hábito mediante la inculcación inconsciente de principios que solo se manifiestan en estado práctico (pedagogía implícita).
Un trabajo pedagógico es tanto más tradicional cuanto:
- menos claramente está delimitado como práctica específica y autónoma.
- Cuanto más plenamente se reducen al trabajo pedagógico a un proceso de familiarización, en el que, el maestro transmite, inconscientemente, por su "conducta ejemplar", unos principios que nunca domina conscientemente a un receptor que los interioriza inconscientemente.
- El modo de inculcación, que produce el habito mediante la inculcación metódicamente organizada como tal, de principios formulados o incluso formalizados (pedagogía implícita).
Respecto a los "sistemas de enseñanza"
Los sistemas de enseñanza institucionalizados necesitan para hacer ejercicio de su función propia de inculcación, como para la realización de su función de reproducción de una arbitrariedad cultural, de la que no es productor (reproducción cultural), y cuya reproducción a la reproducción de las relaciones entre los grupos de clases (reproducción social).
La constitución del trabajo pedagógico como relación, es correlativa a la constitución del sistema de enseñanza; un sistema de enseñanza solo puede realizar su función propia de inculcación, a condición de que produzca y reproduzca, con los medios propios de la institución, las condiciones de un trabajo pedagógico capaz de reproducir, en los límites de los medios de la institución, continuamente "al menor costo y en serie", un hábito tan homogéneo y duradero como sea posible en el mayor número de destinatarios posibles.
El sistema de enseñanza tiende a garantizar al cuerpo de agentes, reclutados y formados para asegurar la inculcación, condiciones institucionales capaces, a la vez, de evitarles e impedirles el ejercicio del trabajo escolar heterogéneos y heterodoxos, o sea, "las mejores condiciones para excluir, sin prohibición explícita, toda práctica incompatible con su función de reproducción de la integración intelectual y moral de los destinatarios legítimos". Todo sistema de enseñanza detenta, necesariamente, el monopolio de la producción de los agentes encargados de reproducirlos, o sea, de los agentes dotados de la formación duradera que "les permite ejercer un trabajo educativo que tienda a reproducir esta misma formación en nuevos reproductores", y por ello encierra una tendencia a la auto-reproducción perfecta (inercia) que "se ejerce en los límites de su autonomía relativa".
Segundo libro
"El mantenimiento del orden"
En relación al "mantenimiento del orden", queremos destacar:
Respecto al "capital cultural y comunicación pedagógica"; nos muestran que, el análisis de las variaciones de la eficacia de la acción de inculcación que se ha realizado principalmente y por la relación de comunicación conduce, pues, al "primer principio de las desigualdades del éxito escolar de los niños precedentes de las distintas clases sociales"; el grado de productividad específico de todo trabajo pedagógico está en función de la distancia que separa el hábito que "tiende a inculcar el habitus que ha sido inculcado por todas las formas anteriores del trabajo pedagógico".
En la comunicación, la lengua juega más que un papel de simple instrumento, sino que, proporciona además de vocabulario más o menos rico "un sistema de categorías más o menos complejo, de manera que la aptitud para descifrar y manipular estructuras complejas, sean lógicas o estéticas, depende en parte de la complejidad de la lengua transmitida por la familia. "Esto permite explicar sistemáticamente todas las variaciones de la competencia lingüística en función de la clase social de origen", y, en particular, la anulación o la inversión de la relación directa entre la posesión de un capital cultural y el "grado de éxito".
Respecto a la "tradición ilustrada y conservación social" se distingue en dicho aparato de la autoridad pedagógica y la autoridad del lenguaje. Nos dice que las condiciones que hacen posible y tolerable el mantenimiento lingüístico, están inscriptos en la misma institución; el "lenguaje magistral" halla su significación completa en la situación en que se realiza la relación de comunicación pedagógica, con su espacio social, su rito, sus ritmos temporales, en pocas palabras, "todo el sistema de coacciones que constituye la acción pedagógica" (como imposición de una cultura "legítima").
El sólo hecho de transmitir un mensaje en una relación de comunicación pedagógica, implica e impone una definición social "de lo que merece ser transmitido, del código en el que el mensaje debe ser transmitido, de aquellos que tienen el derecho de transmitirlo, o de imponer su recepción, de los que son dignos de recibirlos y, por lo tanto, coaccionados a recibirlo".
Por otra parte, profesores y estudiantes sólo obedecen a las "leyes de universo escolar como sistema de sanciones": no pueden adoptar un nuevo lenguaje ni una nueva relación con el lenguaje sin disociar los contenidos comunicados y la manera de comunicarlos, que no puede concebir por estar indisociablemente vinculados a la manera que los ha recibido y asimilado. El estudiante se deja llevar por el uso del lenguaje al que se predispone toda su formación (aunque una lengua materna o universitaria está muy alejada de la lengua afectivamente hablada por las distintas clases sociales).
"Dado que el rendimiento informativo de la comunicación pedagógica está siempre en función de la competencia lingüística de los receptores", la desigual distribución entre las diferentes clases sociales del capital lingüístico "escolarmente rentable", constituye una de las mediaciones más ocultas por las cuales se instaura la "relación entre origen social y el éxito escolar", incluso, si este factor no tiene el mismo peso según la constelación de factores en la que se inserta y, por consiguiente, según los distintos tipos de enseñanza y etapa del curso.
En definitiva, su conclusión final nos dicen que suele llamarse educación a aquella institución social que tiene como finalidades: el "crecimiento nacional", "democratizar el acceso a la enseñanza", "democratizar el acceso a la cultura", revistiendo aquello que en realidad es: el "revestimiento de la forma de una denuncia del desperdicio de talentos".
HACIA UNA EDUCACIÓN MÁS HUMANA
PAULO FREIRE
Paulo Freire corresponde admirablemente con la emergencia de las clases populares en la historia latinoamericana y con la crisis definitiva de las viejas elites dominantes por medio de la pedagogía.
Para este autor la educación consiste en un acto de amor y coraje; es una práctica de la libertad dirigida hacia la realidad, a la que no teme; más bien busca transformarla, por solidaridad, por espíritu fraternal.
Los métodos tradicionales, de alfabetización son instrumentos "domesticadores", casi siempre alineados y además, alienantes, pero estos responden a toda la política educacional de nuestros medios educacionales, educando es el objeto de manipulación de los educadores que corresponden, a las estructuras de dominación de la sociedad actual.
La alfabetización será auténticamente humanista en que procure la integración del individuo a su realidad nacional, y en la medida que le pierda el miedo a la libertad. En el proceso de alfabetización, el educador "deposita" en los analfabetos palabras, sílabas, letras.
Freire cree que la conciencia del analfabeto es una conciencia oprimida, por lo tanto, alfabetizar es sinónimo de concientizar. Esta concientización se logra por medio de "reflexión y acción", que sería transformar la realidad.
A través de tal liberación Paulo Freire postula: un educador-educando, con un educando-educador, esto quiere decir que nadie educa a nadie, tampoco nadie se educa solo, que los hombres se educan entre sí, mediatizados por el mundo.
Esta teoría es, por excelencia, una "pedagogía del oprimido", postula módulos de ruptura, de cambio, de transformación total, no perdemos nada si intentamos una nueva pedagogía.
Estamos hablando de una educación que posibilite al hombre para la discusión valiente de su problemática y de su inserción en esta problemática que lo coloque en diálogo constante con el otro, que lo predisponga a constantes revisiones, a análisis críticos de sus "descubrimientos", a una rebeldía, que lo identifique con métodos y procesos científicos.
La captación de la realidad será tanto más crítica cuanto más profunda sea la aprehensión de la causalidad auténtica, y será tanto más mágica en la medida en que se haga mínima la aprehensión de esa causalidad; siempre sometida a su análisis, lo que es auténtico hoy, puede no serlo mañana para la conciencia ingenua, lo que le parece causalidad auténtica, que en realidad no lo es, tiene este carácter de autenticidad absoluta.
Y como una crítica directa al reproductivismo, vemos que esta nueva teoría pedagógica es propia de una conciencia crítica de integración, y que toda comprensión corresponde tarde o temprano a una acción. La naturaleza de una acción corresponde a la naturaleza de la comprensión, si la comprensión es crítica o preponderantemente crítica la acción también lo será, si la comprensión es mágica, mágica también será la acción.
Para todo esto es necesario que la educación pusiese a su disposición medios con los cuales fuese capaz de superar la captación mágica o ingenua de su realidad y adquiriese una predominantemente critica. Y la respuesta se encuentra en "un método activo, diagonal, crítico y de espíritu crítico; una modificación del programa educacional y el uso de técnicas tales como la reducción y codificación, o sea un método activo, diagonal, participante".
A través de todos estos cambios "…el analfabeto comenzaría a cambiar sus actitudes anteriores. Se descubriría críticamente como hacedor de ese mundo cultural. Descubriría que tanto como el letrado tienen aptitudes para la creación y la recreación".
Siempre en una comparación, pasa que los defectos de uno de los elementos comparado hacen exaltar en gran magnitud las virtudes del otro. Y en este trabajo analítico donde tuvimos de alguna manera que estudiar "las dos caras de la moneda", notamos que tanto el reproductivismo, como el pensamiento de Freire, si bien son opuestos en gran parte de sus teorías, en algunos puntos a nuestro entender son fusionables. Son pues, esas clases dominadas, objeto de dominación de aquel sector que es preponderante en esa sociedad, siendo la educación ese "instrumento" al que Bourdieu y Passeron denominan "instrumentos de legitimación de jerarquías sociales y a los que Freire llama "domesticadores", "alienantes", y que ambos conciben como respuesta a las estructuras de dominación de la sociedad actual, legitimando tales dominaciones a través de la legitimación cultural. Esta legitimación es además, violenta, arbitraria, ya que rechaza otras culturas y en palabras de Freire el educando es convertido en una especie de "deposito", en el que se coloca la "educación", "disciplina", "contenidos de los programas", etc. y que tienen como fin "erradicar el alfabetismo".
Ahora bien, luego de haber marcado las grandes similitudes que existen entre estos autores o teorías criticas, consideremos lo esencial de toda teoría que es su capacidad para proyectarse de manera futura. Vemos pues, en Bourdieu y Passeron el siguiente fundamento de su teoría: "todo intento de cambio no es mas que la repetición de lo mismo, y toda rebelión inútil…". Este postulado responde a esa concepción reproductivista que concibe una educación "contradictoria", ya que los fines que persigue no constituyen el bien común y lo considerado como "liberación", no es mas que una aberración producida por el sistema social y el sistema escolar.
Nos surge, una interrogante que contiene en sí mismo la respuesta, no solo el pensamiento de Bourdieu y Passeron sino el por qué de ser educadores;
¿Es posible que nosotros como futuros educadores, dejemos de lado nuestras expectativas innovadoras, elementos gratificantes y que motivan nuestra elección por el simple y frío motivo de cambio?. Bourdieu y Passeron, preocupados por realizar una teoría más exacta y científica posible, no se preocuparon en llevar a la práctica sus principios quedando entonces los mismos como simples utopías.
Nosotros hoy, teniendo en cuenta el rol que desempeñaremos años más tarde en nuestra sociedad, hablamos del alumnado, no como objeto que se estudia de manera observacional o pasiva, sino que preferimos verlo, de una perspectiva más humana, y el procedimiento indicado para ello, es precisamente la educación. Educación que puede transformar la realidad, y como bien dice Freire, se convierte en "humanista", en la medida que "procure la integración del individuo a su sociedad"; esto es, no brindado al marginado una educación que lo mantenga en su condición de "escoria social" como piensan las mentalidades burguesas, sino enseñándole a comprender que como miembro activo de la sociedad tiene el deber de integrarse a ella y de hacer uso de los derechos y deberes que le corresponde por ello, y de luchar porque estos derechos sean reconocidos por sus semejantes.
El procedimiento que el educador debe llevar a cabo no será pues el condenar al pobre a recibir una educación diferente o de exigencia mínima por el hecho absurdo de que no posee el patrimonio material suficiente ( así mismo Durkheim planteaba que "no todos estamos hechos para meditar" sino que algunos debían ser educados para la "acción" es decir para trabajar y para ser pobre), sino que se debe brindar una respuesta traducida en conceptos formales y en valores necesarios para lograr seres solidarios y capaces de vivir en condición de igualdad entre sí, lo que implica iguales posibilidades ( laborales, políticas, educativas, etc.).
Paulo Freire nos muestra la finalidad básica de toda función educativa que es el mostrar a cada alumno como valioso, importante en sí mismo y poseedor de cultura, ya que cultura "es tanto poesía realizada por poetas letrados como la poesía contenida en un cancionero popular", es decir "toda creación humana".
Volviendo nuevamente a Bourdieu y Passeron, luego de todo lo manifestado hasta aquí, ¿podemos concluir que la educación será, pese a nuestros esfuerzos, una eterna reproductora de las diferencias sociales, vista la misma como un impedimento para la liberación del dominado?. Nuestra respuesta es no. La educación puede y debe ser liberadora, es más, ésta constituye el arma básica que posee la sociedad para despertar su espíritu critico que le lleva a un cambio de mentalidad y actitud. Si pensáramos en cambio que estamos condenados a ser reproductores de un sistema, entonces no tendría sentido llamarnos educadores, opción de vida que implica vocación para permitir liberar a los oprimidos de los sistemas preestablecidos y para crear una nueva educación cuyo fundamento es la educación de los hombres entre sí, la solidaridad.
Por ultimo, al defender la postura de la educación como liberadora, también es mas que necesario que esta sea llevada a la practica, el enlace de la teoría solamente se percibe al llevarla a la "acción".
Wilfred Carr nos dice que el profesor actúa "como un saber artesano" respecto a la teoría socialmente heredada, adapta su teoría a una realidad educativa determinada apoyándola para eso en una determinada "filosofía de la educación", que implica determinados valores y creencias, y una determinada concepción del "educador"
Para llevar una teoría pedagógica a la practica será necesario que el docente "haga sus juicios independientes" y no en función de una "filosofía política o de mercado" (Wilfred Carr).
En definitiva, nuestra opinión que hace que discrepemos con el reproductivismo es que la educación es una "actitud que no se detiene en el verbalismo, sino que exige la acción"; como dice Freire, siempre es posible crear una "nueva pedagogía", un "nuevo hombre" y "un nuevo mañana", ya que el "cruzarse de brazos" implica que el hombre se venza frente al poder de los hechos, perdiendo esa capacidad critica que le hará transformar la realidad en pos del bienestar común.
Althusser, L., Ideología y Aparatos ideológicos del Estado, Ediciones Nueva Visión, Bs. As.
Bourdieu, P. – Passeron, J. C., "La Reproducción ", Editorial Laia, 1985
Carr, Wilfred, "Una teoría para la educación", Editorial
Freire, P., "La educación practica de la libertad", Editorial Siglo XXI, Bogota, 1986
Saviani, D., "Escuela y democracia", Revista Argentina de Educación, Año 5 N° 8, Bs. As., 1986
ADRIANA GARCÍA
ELIANA GUARNIERI
VERÓNICA OLIVERA
INSTITUTO de PROFESORES ARTIGAS