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Educar en valores: Aprender a sentir y a convivir en una cultura axiológica

Enviado por alexortiz2004


    1. Formación de valores en la escuela
    2. Caracterización de los valores en las instituciones educativas
    3. Vías para el fortalecimiento de los valores
    4. Exigencias didácticas para la formación de valores
    5. Exigencias prácticas
    6. Apéndice: decálogo axiológico

    FORMACIÓN DE VALORES EN LA ESCUELA

    El problema de la formación de los valores tiene mucha actualidad por las propias necesidades del desarrollo social en este mundo globalizado.

    Variados son los enfoques que tratan de buscar una explicación a tan complejo problema, el cual puede ser conceptualizado desde diferentes ciencias al ser concebido desde el paradigma de la complejidad, pues todo intento de simplificarlo corre el peligro de desnaturalizar su propia esencia.

    En el trabajo se intenta ofrecer diferentes criterios teóricos y metodológicos sobre la investigación y la práctica educativa en la formación de valores en la escuela con un enfoque psicopedagógico planteado por Emilio Ortiz, de Cuba.

    El problema de la formación o la educación de valores o en los valores preocupa y ocupa a la comunidad educativa en el mundo.

    La entrada vertiginosa en un nuevo milenio exige de una mayor eficiencia, eficacia y pertinencia de los procesos formativos, no solo en cuanto a la elevación del nivel intelectual de sus egresados, sino también en sus cualidades morales.

    De los valores se viene hablando bastante desde hace tiempo por parte de diferentes especialistas, con disímiles puntos de vista y enfoques, lo cual resulta lógico, pues constituye un tema muy complejo que puede ser abordado desde diferentes enfoques y desde los diferentes campos del saber que integran, por ejemplo, las Ciencias de la Educación: la Psicología, la Pedagogía, la Filosofía, la Sociología y la Historia, entre otras.

    Un objeto de investigación educativa tan complejo como los valores no puede ser aprehendido con rigor solo desde la Pedagogía, de ahí la importancia de hacerlo en conjunción con la Psicología.

    Precisamente, el objetivo de este trabajo es ofrecer diferentes criterios teóricos y metodológicos sobre la investigación y la práctica educativa en la formación de valores en la escuela con un enfoque psicopedagógico.

    No hay nada más dañino en las ciencias en general y en las psicopedagógicas en particular que pretender simplificar un fenómeno complejo por esencia.

    El caso de la formación de valores constituye un buen ejemplo de ello, pues en no pocas ocasiones se ha pretendido investigarlos, e incluso aplicar criterios que, en aras de las urgencias de la práctica educativa, han provocado su vulgarización, y por ende, errores en su pretendida formación con los consiguientes resultados totalmente opuestos a los esperados.

    O sea, la vía más rigurosa y científica de profundizar en el mundo de la educación de los valores dentro del proceso docente – educativo, es partir de posiciones epistemológicas que reafirman su carácter multifacético, complejo y contradictorio.

    Multifacético porque posee muchas aristas, las cuales deben ser tenidas en cuenta en su interpretación, investigación y en la práctica profesional pedagógica.

    Complejo porque no lo podemos reducir a los elementos que lo integran o intervienen en su formación, so pena de perder su propia esencia.

    Y contradictorio porque con mucha frecuencia se obtienen resultados empíricos y teóricos que se niegan entre sí, lo que dificulta la obtención de regularidades fácilmente aplicables a la práctica.

    Lo afirmado hasta ahora exige, ante todo, dejar bien delimitadas las posiciones teóricas de las cuales se parten para una conceptualización de este problema que evite los riesgos de la simplificación, del empirismo y de la vulgarización en la formación de los valores.

    ¿De qué posiciones teórico – metodológicas partir?

    El estudio científico de los valores debe preceder a su investigación y a su educación en los estudiantes.

    Se pueden considerar los siguientes elementos:

    ¿En qué sujetos deseamos educar valores?.

    Ante todo es imprescindible el enfoque ontogenético porque en el caso que nos ocupa educamos niños, adolescentes y jóvenes.

    La etapa juvenil plantea determinadas características generales que se deben conocer por los profesores y constatar si cada alumno nuestro es portador de ellas o no.

    ¿Qué valores posee ese estudiante?.

    Hay que asumir que ese estudiante trae de los niveles educativos precedentes un nivel de desarrollo de su personalidad, y por tanto, determinados valores, los cuales hay que conocer antes de plantearse educarlos.

    ¿Cuál es su nivel de motivación?.

    Como parte del diagnóstico inicial a cada estudiante debe conocerse el motivo o los motivos que lo impulsaron a seleccionar esa institución educativa y no otra.

    ¿Cuáles valores educar?.

    Ante todo hay que delimitar los valores trascendentes, los esenciales, de acuerdo con el modelo de hombre que se quiera formar, para evitar de esa forma concentrar las influencias y no perder esfuerzos ni tiempo al intentar educar demasiados valores al unísono.

    Además, hay que compatibilizar el enfoque analítico de los valores: considerarlos cada uno por separado, con el enfoque sintético: buscar la condicionalidad interna entre ellos, porque algunos se presuponen, al estimular la aparición de otros.

    ¿Cómo concebir a la personalidad?.

    Es necesario adoptar una concepción científica de la personalidad porque las influencias educativas están dirigidas a desarrollar un profesional con determinadas características personales, dentro de los cuales se insertan los valores, concretados como cualidades de la personalidad que autorregulan conscientemente su conducta de manera permanente.

    Al valor hay que vivenciarlo, o sea, conocerlo y sentirlo como importante por parte del que lo posee, de lo contrario no se forma ni llega a regular la conducta.

    ¿De cuáles principios psicopedagógicos partir?.

    La ausencia de principios que guíen la práctica educativa provoca un desmedido empirismo que lastra cualquier esfuerzo por obtener resultados en la educación de valores.

    Los siguientes principios son fundamentales:

    • De la Personalidad.
    • De la Unidad de la Actividad y la Comunicación.
    • De la Unidad de lo Cognitivo y lo Afectivo.
    • De la Unidad de las Influencias Educativas.
    • De la Unidad de lo Colectivo y lo Individual.
    • De la Unidad de lo Instructivo y lo Educativo.

    Estos principios permiten diseñar el proceso docente – educativo de una manera más coherente y efectiva.

    CARACTERIZACIÓN DE LOS VALORES

    EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS

    Existen diversas definiciones acerca de los valores, algunos autores lo consideran como el "significado social que se le atribuye a objetos y fenómenos de la realidad en una sociedad dada" (Rodríguez,19,48), otros plantean que es una "energía moral de quien, dominando el temor y las otras tendencias inhibidoras de la acción, se muestra decidido y constante en las situaciones difíciles." (Foulquié,10;403).

    En el Diccionario Filosófico de Rosental y Ludin se plantea que los valores no son más que las "propiedades de los objetos materiales y de los fenómenos de la conciencia social…" (Rosental,20;477).

    La mayoría de los autores coinciden en afirmar que el valor es "la significación del objeto para el sujeto, o sea, el grado de importancia que tiene la cosa para el hombre que se vincula con ese objeto". (Alvarez,1,73).

    Los valores "caracterizan el significado de uno u otros para la sociedad, para la clase y para el hombre". (Rosental,20;477).

    "Los objetos materiales constituyen valores de distinto género porque hacia ellos se orientan los diversos intereses (material, económico, espiritual) del hombre". (Rosental,20;477).

    Ahora bien, "el valor no es objetivo solamente, ni subjetivo, es una dialéctica de los dos elementos" (Alvarez,1;73), y se forma "en el proceso de la actividad práctica en unas relaciones sociales concretas" (Rodríguez,19;48).

    En este trabajo se parte de considerar el VALOR como un reflejo cognoscitivo a través de percepciones, representaciones, conceptos y proyectos de la realidad objetiva en la personalidad del estudiante como una orientación afectivo – motivacional.

    Ejemplo:

    Patria: Realidad objetiva.

    Patriotismo: Reflejo de la realidad objetiva (Patria) en el estudiante.

    El alumno responde a ese valor, es Patriota.

    El valor se forma y se fortalece sólo en la interacción sujeto – objeto y sujeto – sujeto, o sea, en la actividad y en la comunicación. De manera que es necesario fortalecer el intercambio afectivo con los estudiantes, en el aula y fuera de ella.

    Sólo si el estudiante refleja al objeto que le satisface y se orienta afectiva y motivacionalmente hacia él, convierte a ese objeto en un valor.

    Los objetos, teniendo en cuenta que existen independientemente del sujeto, se convierten en valores a medida que el estudiante entra en relación con ellos.

    Ahora bien, el estudiante tiene diversas necesidades:

    • Afectivo – motivacionales.
    • Económico – laborales.
    • Morales.
    • Sexuales.
    • Estético – culturales.
    • Socio – políticas.
    • Técnico – profesionales.

    En su interacción con un determinado objeto o persona, el estudiante va descubriendo cómo se relaciona con sus diversas necesidades.

    Surge entonces la actitud hacia ese objeto, persona o institución, en dependencia de cómo esa realidad satisface o frustra sus diversas necesidades.

    El valor es el objeto de la actitud y es un motivo de la actividad.

    Ejemplos:

    • Ante una pregunta de si es responsable o no, un estudiante puede responder que sí lo es, y, sin embargo, no actuar con responsabilidad ante las tareas estudiantiles.
    • Ante una situación de debate creada intencionalmente en el aula por el profesor, un estudiante puede asumir una posición de honestidad y en la conducta cotidiana ser deshonesto.

    Esto sucede porque el valor en ese sujeto no constituye un motivo de la actividad.

    La esencia del motivo no está en el contenido que el estudiante debe asimilar, sino que está en la significación que tiene ese contenido para el estudiante, lo cual se expresa en un pensamiento con una alta carga afectiva, que es el verdadero motivo.

    La FORMACIÓN DE VALORES, por tanto, consiste en establecer en el estudiante un vínculo íntimo entre el reflejo cognitivo del valor y una carga afectiva que lo convierta en un motivo.

    Para esto es imprescindible tanto la enseñanza, la información, la fundamentación lógica e intelectual de los valores como el despertar vivencias afectivas y acciones volitivas en relación con los valores.

    VÍAS PARA EL FORTALECIMIENTO DE LOS VALORES

    REACTIVA O SITUACIONAL:

    Está relacionada con la exigencia externa, la presión, la amenaza de sanción o la promesa de estímulo, las cuales evocan el cumplimiento de un determinado valor en forma reactiva y situacional, sólo bajo la inmediata y directa presión externa.

    Mediante esta vía se intenta fortalecer valores que regulan la actividad sólo ante la presión externa o ante una determinada situación que compulsa al estudiante.

    ADAPTATIVA O ACOMODATIVA:

    Debido a estos estímulos y sanciones, una vez que son apreciados por el estudiante, una vez que éste comprende que el cumplimiento con el valor le permite obtener estímulos o evitar sanciones, conduce a que él se plantee la intención, la meta más o menos estable de cumplir con dicho valor.

    Sin embargo, este valor acomodativo se convierte en una señal, en un conocimiento, en un medio para llegar a fin, en la vía aprendida y eficiente para lograr un estímulo y evitar una sanción.

    AUTÓNOMA O AUTÉNTICA:

    Esta vía consiste en que el estudiante elabore activamente la meta de cumplir con los valores independientemente de los estímulos y sanciones, o sea, basado en las necesidades y metas propias, que partan de él.

    Sobre la base personal de la elaboración del valor, éste puede permanecer, fundamentalmente, como un medio hacia un fin, según sea la jerarquía de necesidades del estudiante, pero se favorece que el valor se convierta en un valor por sí mismo, en una necesidad por sí mismo.

    El valor auténtico se expresa en una meta asumida plenamente por el estudiante, que es elaborada personalmente por éste y no responde a estímulos o sanciones procedentes del mundo externo. Estos valores son los más duraderos y estables.

    Los valores situacionales y acomodativos dependen principalmente del mundo externo, o sea, si empleamos solamente estímulos y sanciones el valor puede permanecer simplemente como un aprendizaje cognitivo, como una meta instrumental, y no surgir como una necesidad en sí mismo.

    ¿En qué consiste este proceso interno?

    Consiste en que una necesidad del estudiante encuentre su objeto cumpliendo con el valor.

    Es decir, cuando por el contrario, se aplican estímulos o sanciones, las necesidades actúan sobre los valores como un medio hacia un fin.

    A los estímulos y sanciones les llamamos influencias extrínsecas, porque conducen a cumplir con el valor como un medio hacia el fin.

    Las influencias intrínsecas son aquellas que promueven la iniciativa del estudiante para cumplir el valor por sí mismo y no para buscar un estímulo o evitar una sanción.

    No deben formarse valores sólo como conocimientos, como metas instrumentales, como medios hacia un fin, sino como necesidades personales; valores estables y autosustentados, a través del empleo armonizado de las influencias intrínsecas.

    EXIGENCIAS DIDÁCTICAS PARA LA FORMACIÓN DE VALORES

    En la actividad pedagógica el docente debe tener en cuenta algunas EXIGENCIAS DIDÁCTICAS para el fortalecimiento de los valores de los estudiantes desde la clase, las cuales se convierten en el modelo de actuación pedagógica cotidiana, y que le hemos denominado DECÁLOGO AXIOLÓGICO (Ver APÉNDICE):

    1.- PROYECCIÓN:

    Es necesario diseñar una estrategia de trabajo metodológico coherente e integradora. En la estrategia de trabajo metodológico deben estar implicadas todas las asignaturas del plan de estudios y las acciones de todos los docentes. El fortalecimiento de los valores no ocurre en un momento del proceso pedagógico profesional, se logra durante todo el proceso y en cada uno de los componentes.

    El fortalecimiento de los valores no es un momento, es una dimensión estable que abarca un largo período de tiempo. Hacen falta normas de conducta adecuadas pero adquiridas en el amor, en la vida, en el trabajo.

    Un papel decisivo en el fortalecimiento de las cualidades de la personalidad del estudiante corresponde desempeñar al profesor, quien debe observar las posibilidades reales de cada situación por separado para fortalecer los valores en los alumnos.

    Sin embargo, su transformación en cualidades estables de la personalidad no puede estar condicionada por una situación aislada, incluso ni por un conjunto de situaciones si no tienen entre sí los nexos necesarios de continuidad.

    El fortalecimiento de los valores de los estudiantes no puede lograrse mediante los esfuerzos de un solo profesor, sino que se requieren acciones coordinadas de todo el colectivo pedagógico de la escuela.

    El fortalecimiento de los valores incluso atañe a todas las fuerzas sociales de la sociedad: además de las entidades productivas y las escuelas, las organizaciones juveniles, políticas y de masas, la familia, la comunidad, etc.

    Esta es una tarea de carácter social general que rebasa los límites de las instituciones educativas.

    Por otro lado, las asignaturas de formación general y las básicas deben convertirse en un componente importante para el fortalecimiento de los valores en los estudiantes en las especialidades técnicas, de ahí la necesidad de integrarlas a las asignaturas técnicas.

    2.- PROFUNDIZACIÓN:

    Es importante realizar un análisis metodológico profundo en cada una de las unidades de los programas de estudios, con el fin de determinar las potencialidades educativas y axiológicas que tiene dicho contenido para la formación valoral.

    El perfeccionamiento de los métodos de enseñanza contribuye a fortalecer los valores de los estudiantes, pero esto no resulta suficiente, sino que es necesario emplear los métodos de enseñanza en forma de sistema, con una concepción didáctica desarrolladora.

    3.- DIAGNÓSTICO:

    El profesor debe tener en cuenta las características del grupo de estudiantes, la situación social en que viven, su medio familiar y normas de conducta.

    Para cumplir el objetivo formativo de un determinado tema el profesor utiliza un método general, pero la forma en que lo hace un alumno es distinta a la forma en que lo hace otro.

    En el método, cada alumno manifiesta su propia personalidad, sus gustos, vivencias e intereses y por tanto, modifica relativamente el método general.

    De ahí la importancia de que el profesor tenga una caracterización certera de cada uno de sus estudiantes para que pueda adaptar el contenido y el método de enseñanza a ellos.

    4.- FUNDAMENTALIZACIÓN:

    El docente debe efectuar los ajustes o adecuaciones correspondientes a los contenidos que se desarrollan, aprovechando sus potencialidades educativas y llevando al aula lo fundamental, lo que no varía, los núcleos básicos del conocimiento, en fin, lo que el alumno no puede dejar de saber: los estándares básicos.

    Para que el contenido objeto de asimilación se convierta en una herramienta para el fortalecimiento los valores, no puede estar al margen del estudiante, tiene que ser significativo para él, tiene que estar relacionado con las necesidades del alumno.

    5.- CIENTIFICIDAD:

    Es imprescindible enfrentar a los estudiantes a situaciones concretas donde tengan que demostrar con su conducta lo correcto a hacer, donde tengan que asumir una posición al respecto.

    En este sentido, eliminar la dicotomía que aun se manifiesta en la práctica escolar entre teoría y práctica adquiere una importancia de primer orden, los contenidos deben ser reales y concretos, no deben ser abstractos, deben estar vinculados con la vida de los estudiantes.

    6.- ACTIVACIÓN:

    Convertir al estudiante en un participante activo y protagonista de cada acción, y no en un receptor pasivo es una tarea impostergable del docente contemporáneo.

    Esto está dado en que el contenido puede tener distintos niveles de valoración por parte del estudiante, por lo tanto, las relaciones afectivas que el estudiante alcanza con el objetivo contribuyen a establecer la escala de valores que ese objeto tiene para el estudiante, lo cual se logra precisamente en la relación entre el contenido y el método.

    Dicho de otra manera, el valor que el estudiante le asigna a un objeto determinado depende en gran medida de la relación afectiva que establece con éste, y esta relación afectiva depende a su vez del modo en que el profesor destaque la significación que posee el objeto para el estudiante, o sea, del método de enseñanza empleado.

    Los métodos activos de enseñanza deben emplearse tanto en la escuela como en la empresa y en la comunidad, tanto en actividades docentes como extradocentes, extraescolares, productivas y de investigación; sólo así contribuirán al fortalecimiento de los valores en los estudiantes.

    Los métodos de enseñanza deben emplearse en forma de sistema, con una concepción didáctica desarrolladora, que estimule el análisis, razonamiento, argumentación y obtención de conclusiones ideológicas, promoviendo un enfoque personológico y reflexivo, centrado en el estudiante, que favorezca un cambio cualitativo en las normas de conducta de los estudiantes.

    7.- PROBLEMATIZACIÓN:

    El profesor debe desarrollar habilidades para plantear y resolver situaciones problémicas de la vida cotidiana y de la ciencia que estudian.

    Otras dos importantes expresiones del fortalecimiento de valores en el proceso de apropiación del conocimiento son el planteamiento de problemas, a partir de lo estudiado, y la problematización y cuestionamiento de los propios contenidos que se estudian y de la vida cotidiana.

    La solución de problemas es para muchos autores la vía principal por la que se manifiesta el fortalecimiento de los valores.

    Es necesario plantearle al estudiante tareas atractivas y significativas para resolver en la clase y fuera de ella, ya que "si la lógica inicial es la lógica productiva, mediante las soluciones de problemas, la que forma valores es la lógica creativa, mediante la solución del problema, quizás de un solo problema, pero que exige una lógica investigativa para su solución". (Álvarez,1;47).

    Ahora bien, ¿Resolver problemas en grupos o de manera individual?

    Las condiciones en que desarrolla sus valores el individuo concreto en la vida real, productiva, económica y financiera de la empresa no son, por regla general, las que caracterizan a los grupos constituidos para la solución de problemas en el aula.

    No obstante, la inserción de las técnicas para la solución de problemas en grupo, en el marco de la escuela puede contribuir al fortalecimiento de los valores, y además, puede constituir un importante factor de motivación hacia el propio proceso de educación.

    El docente debe enseñar a plantear problemas de la vida cotidiana, no enseñar soluciones ni respuestas. Es más importante la pregunta que la respuesta, hay que hacer interrogantes a los alumnos.

    8.- MOTIVACIÓN:

    Es muy significativo para la eficacia del proceso de fortalecimiento de valores que el docente logre implicar al estudiante en su propio proceso de aprendizaje.

    Los estudiantes deben ir recibiendo progresivamente responsabilidad sobre su propio aprendizaje.

    Ellos necesitan llegar a darse cuenta que sólo pueden educarse y aprender si lo hacen por sí mismos y que fortalecerán sus valores en la medida en que se impliquen a sí mismos, activa y voluntariamente, en el proceso pedagógico profesional.

    Una condición esencial para que el estudiante fortalezca sus valores es precisamente el carácter activo con que él aborde su proceso de preparación técnica, profesional y cultural.

    Otro de los cometidos de la educación valoral sería, pues, el de explicar a los estudiantes que es necesaria una determinada actitud para el aprendizaje y la educación: el alumno debe saber que de él se espera una colaboración para el fortalecimiento de sus valores.

    El estudiante debe ser considerado sujeto del proceso de aprendizaje; de manera que él esté consciente del papel que debe jugar en su propio aprendizaje y educación y de la necesidad que tiene de fortalecer sus valores.

    Si el estudiante no está implicado en algún grado en la materia, en el proceso de aprendizaje, en la especialidad que estudia, que ésta tenga algún sentido para él, difícilmente se puedan fortalecer sus valores.

    El estudiante deber estar implicado en la actividad concreta, productiva, económica, financiera, para que desarrolle sus valores. Cuando se hace algo por el gusto propio, por placer, porque se está motivado, entonces se obtendrá un comportamiento adecuado, pero si se le da una dimensión externa, entonces puede afectar la conducta. De ahí que sea importante trazar estrategias metodológicas que motiven al estudiante, que lo impliquen en el proceso.

    9.- DISCUSIÓN:

    En la escuela es un imperativo crear un ambiente que estimule el desacuerdo y provocar la duda en el alumno. Es necesario utilizar el desacuerdo de manera constructiva, desarrollando el contenido con un enfoque problémico.

    El docente debe provocar la duda en el estudiante, así como el cuestionamiento y la insatisfacción con los resultados productivos, económicos y financieros de las empresas del territorio, con vistas a la transformación cualitativa de la conducta cotidiana de los estudiantes.

    Hay que estimular un comportamiento activo y transformador de la realidad, impulsar el cuestionamiento, la movilidad y el cambio de lo existente, de lo tradicional y convencional, y estimular de una manera especial la corrección y transformación de la realidad productiva y de servicios.

    El docente debe apoyar y estimular el enfrentamiento a los obstáculos que impiden la concreción de las ideas nuevas y la búsqueda de las vías para eliminarlos consecuentemente.

    "Es cierto que el escolar va a opinar de algo que se supone no conoce; sin embargo, las vivencias, los intereses y las intuiciones de los alumnos con frecuencia son sorprendentemente útiles si, por supuesto, se les permite exponerlos. Pero sobre todo, el grado de compromiso es mucho mayor". (Álvarez,1;145).

    10.- INVESTIGACIÓN:

    El profesor de hoy debe formar hábitos y practicar técnicas que lleven al descubrimiento, a la investigación y al estudio. Las técnicas de investigación son las que preparan para la autoeducación. Esto implica que el profesor debe ser capaz de adentrarse junto a sus alumnos por caminos desconocidos también para él.

    El docente no debe ser autoritario ni asumir una posición de poder; por el contrario, debe manifestar amplitud de criterios, ser flexible, aceptar las ideas de los alumnos, aun cuando éstos piensen diferente a él; no imponer su criterio y permitir la libre expresión de ideas, luchar por eliminar o atenuar los obstáculos y resistencias que surjan en el grupo o en algún estudiante.

    EXIGENCIAS PRÁCTICAS

    ¿Cómo realizar el diagnóstico inicial?.

    No se puede educar una personalidad que se desconoce, por lo que resulta imprescindible realizar un diagnóstico inicial y recurrente para ir constatando los resultados.

    Pero el carácter complejo de los valores impide que ese diagnóstico sea inmediato y directo, hay que involucrar a los alumnos en este proceso porque la formación de valores exige de la autoconciencia de los estudiantes, el criterio de ellos es fundamental mediante una comunicación franca y cotidiana con los profesores y hay que observar de manera sistemática a los educandos en los diferentes contextos de su actuación.

    Es decir, la observación y la entrevista devienen herramientas científicas del profesor en su labor diagnóstica, amén de otras técnicas que se puedan aplicar.

    ¿Cómo diseñar los proyectos educativos?.

    Todo el diseño del proceso de enseñanza – aprendizaje, así como de los proyectos educativos deben poseer la coherencia necesaria para que contribuyan a la educación de los valores en las dimensiones curricular, extensionista y socio-política.

    Hay que partir desde la clase con un enfoque novedoso, creativo, con una sólida preparación psicopedagógica por parte del claustro de profesores para que los resultados se correspondan con los esfuerzos realizados.

    La clase será el núcleo fundamental para la formación de valores, a partir de la cual se produzca la irradiación hacia las otras dimensiones y actividades docentes y educativas.

    ¿Cómo modificar el proceso de enseñanza – aprendizaje?

    El proceso de enseñanza – aprendizaje debe sufrir todas aquellas modificaciones que sean necesarias para salir de la rutina y el esquematismo, de acuerdo con las aspiraciones del proyecto educativo.

    ¿Cómo realizar el diagnóstico de salida?

    Es imprescindible comparar el diagnóstico de entrada con el de salida y constatar si se han producido cambios, con la limitante que los avances en la educación de la personalidad no son inmediatos, requieren de tiempo para que se afiancen en los alumnos.

    ¿Qué experiencias existen en otras instituciones en la formación de valores?.

    Es necesario conocer qué se está haciendo en otros centros escolares para beber de las mejores experiencias y resultados de investigaciones realizadas.

    El intercambio de experiencias y de resultados investigativos es muy importante, sería poco científico y hasta peligroso intentar trabajar de manera aislada.

    La búsqueda de bibliografía actualizada sobre el tema debe ser una labor constante del claustro de profesores, así como propiciar encuentros e intercambios con especialistas y colegas.

    Existen experiencias interesantes en otras instituciones que deben ser tenidas en cuenta y aplicables con las adecuaciones correspondientes.

    Algunos de los resultados más interesantes son:

    • La necesidad de enfocar el proceso docente – educativo con una su visión ética, comunicativa, holística e interdisciplinaria.
      • Problematizar los contenidos de la enseñanza con situaciones conflictivas que revelen las contradicciones reales de la sociedad actual y el papel de lo valores en su dilucidación.
      • El alumno como sujeto del aprendizaje que logre vivenciar los contenidos de la enseñanza (unidad de lo intelectual y lo emocional), a través de un diálogo cotidiano entre el profesor y el alumno y de ellos entre sí, así como que se estimule su autoperfeccionamiento y su educación.
      • Necesidad de una capacitación específica a los profesores para la formación de valores en los jóvenes, a partir de la introducción en su práctica de estrategias tales como la orientación profesional, el aprendizaje grupal y el empleo de métodos participativos, así como el desarrollo de la competencia comunicativa de los docentes, y la redimensión de su rol.
      • Los valores no se pueden imponer, inculcar ni adoctrinar, los alumnos deben asumirlos y hacerlos suyos por su propia construcción y determinación.
      • En el profesor debe provocarse la autorreflexión y autoevaluación sobre la competencia de su labor en la formación de valores.
      • La ejemplaridad del claustro de profesores y del funcionamiento de la escuela.
      • Se destacan los valores responsabilidad, tolerancia, respeto, solidaridad, laboriosidad, compromiso, sentido de pertenencia y algunas vías para educarlos.
      • Enfatizar en la clase como vía fundamental para la educación de los valores, junto con las demás actividades.
      • Vincular de manera coherente los paradigmas cualitativos y cuantitativos de investigación.
      • Se involucran fenómenos psicológicos complejos, tales como los intereses, necesidades, motivos, intenciones, aspiraciones, ideales y convicciones.
      • La obligatoriedad de hacer siempre un diagnóstico de cada alumno al entrar a la escuela y la constatación de su evolución en cada semestre.

    La educación de los valores en la escuela constituye un tema de gran actualidad y trascendencia en la formación de los hombres que necesita la sociedad.

    Su carácter complejo, multifacético y contradictorio exige del claustro de profesores una especial preparación teórica y metodológica en el campo psicopedagógico para su investigación y en la labor docente – educativa.

    Como objeto de investigación está siendo estudiado en las diversas instituciones educativas con la obtención de resultados muy interesantes y promisorios, los cuales deben ser estudiados e introducidos en la práctica educativa con las adecuaciones correspondientes.

    BIBLIOGRAFÍA

    1. Alvarez de Zayas, Carlos (1999): La escuela en la vida. Didáctica. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana.
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    3. Ortíz Ocaña, Alexander (1993): Los métodos y procedimientos activos en la enseñanza de las asignaturas técnicas de la especialidad Economía en la Educación Técnica y Profesional. Pedagogía 95. La Habana.
    4. Ortíz Ocaña, Alexander (1997): Estudio sobre el estado de los valores en los estudiantes de la especialidad Contador del IP "Pedro Díaz Coello". Holguín. Cuba.
    5. Ortíz Ocaña, Alexander (1997): La Activación del Proceso Pedagógico Profesional: un imperativo de la Pedagogía Contemporánea en la Escuela Politécnica Cubana. Pedagogía 97. La Habana. Cuba.
    6. Ortíz Ocaña, Alexander (2002): Metodología para la enseñanza problemica de la Contabilidad en la Educación Técnica y Profesional. Tesis de Doctorado. Cuba.
    7. Ortíz Ocaña, Alexander (2004): Metodología para la enseñanza problemica en el aula de clases. Ediciones ASIESCA. Colombia.
    8. Ortíz Ocaña, Alexander (2004): Creatividad y juegos didácticos: dos aliados en las instituciones educativas. Editorial Antillas. Colombia.
    9. Ortíz Ocaña, Alexander (2004): Metodología del aprendizaje significativo, problémico y desarrollador. Hacia una didáctica integradora y vivencial.
    10. Rodríguez Ugidos, Zayra (1993): Ciencia y valor. Conferencias de lógica dialéctica. Apuntes para un libro de texto. Universidad de La Habana. Cuba.
    11. Rosental, M. y Ludin, P. (1973): Diccionario filosófico. Ediciones Universo. Argentina.

    APÉNDICE: DECÁLOGO AXIOLÓGICO.

    EXIGENCIAS DIDÁCTICAS PARA EL FORTALECIMIENTO DE LOS VALORES

     

     

     

     

    Autor:

    Alexander Luis Ortiz Ocaña

    CENTRO DE ESTUDIOS

    PEDAGÓGICOS Y DIDÁCTICOS

    CEPEDID

    BARRANQUILLA

    2005