El proceso de orientación socio educativa. Estudio teórico y estado actual
Enviado por Liseth Carrero
- Antecedentes
- Bases Teóricas
- Orientación Vocacional
- Condiciones para la Orientación Socio Educativa
- Caracterización del estudiante que ingresa al trayecto inicial de la Aldea Universitaria Bolivariana
- Consideraciones Teóricas acerca de la Orientación Vocacional
- Deserción
La primera fase del marco teórico, se relaciona con los antecedentes, estudios previamente realizados que aportan algún aspecto del problema o de la solución planteada. Al respecto, Arias (2010) los describe como: "investigaciones realizadas anteriormente que guardan alguna vinculación con problema en estudio" (p. 39). De esta forma se accede a un conjunto de trabajos previos, relacionados con deserción escolar así como el manejo de orientación que se brinda en casos similares a estos. A continuación se expone el material recopilado en este sentido.
En primer lugar, Abril, Roman Cubillas y Moreno (2010) presentaron el trabajo de investigación ¿Deserción o autoexclusión? Un análisis de las causas de abandono escolar en estudiantes de educación media superior en Sonora, México. El objetivo del estudio, fue analizar las causas del abandono escolar en los estudiantes de media superior. En lo metodológico, se refirió como una investigación cuantitativa, de campo, de nivel descriptivo. Se aplicó una encuesta a 147 jóvenes sobre situación familiar, historia escolar, motivos de deserción y planes futuros, entre otros. Los resultados muestran que 86% de las personas participantes abandonó la escuela entre el primer y tercer semestre, con un promedio de calificación, en el último semestre cursado, de 7.49.
En el contexto de los resultados, los autores señalan que las principales razones para dejar de estudiar fueron los factores económicos, haber reprobado materias y la falta de interés. De los participantes, 93% no estaba satisfecho con el nivel de estudios alcanzado, sin embargo, no tenía planeado retomar estas actividades. Los resultados muestran la necesidad de un modelo de intervención basado en políticas educativas con mayores incentivos para una adherencia al sistema escolar, flexibilización del tránsito entre subsistemas y reestructuración de las redes de comunicación entre los actores principales.
Ahora bien, desde la perspectiva del interés del antecedente en relación con el presente estudio, se puede observar que el mismo gira en torno a las causas que definen la deserción escolar como problema, en este aspecto, es determinante el modelo de intervención el cual se indica como uno funcional que se interrelaciona con la gestión de políticas educativas, en las que sobresalen aspectos como el incentivo o motivación, así como la flexibilización de determinadas normas para el transito interinstitucional, lo cual puede ser aprovechado como un mecanismo de valoración efectivo para la interacción positiva con el modelo educativo nacional.
Por otra parte, Ortiz y Domínguez (2013), realizaron un trabajo de investigación para la Universidad Autónoma del estado de Hidalgo, denominado, Orientación en el Nivel Medio Superior en Escuela Superior Tepeji. En el mismo se planteó como objetivo, detectar los factores que provocan la deserción en los alumnos de primer semestre de Bachillerato en la (Escuela Superior Tepeji del Rio) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), mediante un análisis cuantitativo, para determinar posibles estrategias de orientación que disminuyan índices de deserción.
Ahora bien, la metodología utilizada se relaciona con un enfoque cuantitativo en el ámbito de una investigación de campo descriptiva con enfoque transversal no experimental, en la Escuela Superior Tepeji del Rio a Nivel Medio Superior (Bachillerato General), La población específica de interés es de 294 alumnos inscritos en 1er semestre durante el periodo Julio – Diciembre 2013, por lo que el tamaño de la muestra fue de 77 alumnos elegidos aleatoriamente y compuesta por hombres y mujeres de 14, 15 y 16 años de edad. El instrumento para recabar la información es un cuestionario. En los resultados se pudo apreciar que el factor determinante para la determinación de la deserción como fenómeno escolar, se corresponde con problemas de orden económico y familiar.
De igual forma, en el presente estudio, el interés se fundamenta en la gestión de un modelo de orientación generado a partir de causas tanto económicas, relacionadas con la extracción socio económica y la necesidad de incorporarse al mercado laboral, así como de orden familiar porque el grupo ejerce presión para la integración a otro tipo de funciones, dejando de lado el proceso formativo en el que se encuentra participando. De acuerdo con este criterio, la investigación presentada, aporta aspectos tanto metodológicos como de comprensión adecuada de la problemática expuesta por el abandono en el nivel de bachillerato.
En otro orden de ideas, Hernández, (2012), realizó un proyecto factible denominado, "Estrategias de orientación para el desarrollo de actitudes de autoestima positiva que permita la permanencia en el sistema" destinado a los alumnos del Liceo Nacional "Dios y Federación" en la población de Yaritagua, Estado Yaracuy, con el objetivo general de diseñar estrategias de orientación para el desarrollo de la autoestima positiva. En lo metodológico, el estudio se caracteriza por ser una investigación de enfoque cuantitativo, con un diseño de campo, cuya población fue de cincuenta y cinco (55) alumnos, y diez (10) docentes , la muestra fue intencional, y se les aplicó un instrumento que contaba de quince (15) ítems, en escala likert. Los resultados establecieron que no se desarrollan actividades ligadas a la orientación en acciones relacionadas con la autoestima y la limitación a fenómenos como la deserción.
Ahora bien, en el estudio presentado, se evidencia la relación existente con la presente investigación. El rescate de las actividades de orientación en el ámbito señalado posee una referencia obligada en la educación, pero además, mantienen una corriente de permanente significación a lo largo del proceso de formativo y sobre todo su continuidad. En los antecedentes mencionados, la acción representa una forma de visualizar la actividad orientadora desde la perspectiva de la totalidad de los actores escolares, incluyendo el tema de la autoestima como una parte fundamental de la acción escolar.
Por último, en el nivel local, Contreras, (2013), presentó su trabajo especial de grado para la Universidad "Valle de Momboy", identificado como efectividad de la orientación estratégica, como herramienta para la formación integral de los alumnos del segundo año, el mismo presentó como objetivo, determinar la efectividad de la orientación estratégica como herramienta para la formación integral de los alumnos del segundo año de la Unidad Educativa "Elías Araque Müller", de la población de Santa Bárbara, municipio Ezequiel Zamora del Estado Barinas, durante el año escolar 2012-2013.
En el estudio presentado como antecedente la autora siguió la metodología de un proyecto factible, descrita como una investigación de carácter cuantitativo, que se apoyó en una investigación de campo descriptiva. En el desarrollo de la acción diagnostica, identificada como la primera parte del estudio, se estimó una población correspondiente a los docentes y estudiantes del segundo año de la Unidad Educativa "Elías Araque Müller" y de ella se extrajo una muestra representativa de treinta y dos (32) estudiantes y ocho (08) docentes, en quienes se aplicó un instrumento de recolección de datos tipo cuestionario, en dos formatos, uno para los docentes, contentivo de veintitrés (23) preguntas y otro para los alumnos de diez (10) interrogantes, en una escala dicotómica de respuestas cerradas si o no.
En el resultado de la aplicación, se pudo apreciar la necesidad de establecer mecanismos estratégicos para el alcance de la orientación como factor en el proceso de formación integral de los alumnos de bajo estudio. En función de este resultado, se presentó al final, una propuesta constituida por elementos estratégicos relacionados con el entorno del alumno y sus vivencias personales y significativas. De la misma forma, la presente investigación intenta una vinculación efectiva entre el contexto de la orientación y de los factores que inciden en el proceso de deserción escolar, como herramientas validas en la construcción de un proceso de formación integral al cual accedan los estudiantes, como parte de su aplicación escolar, intentando mediar en el desarrollo posterior de alternativas similares.
Con referencia a las bases teóricas de un estudio, las mismas conforman el cuerpo de conocimiento, referido a las estructuras conceptuales relacionadas con el tema. En este caso, se hace alusión a los conceptos emitidos por autores reconocidos en cada materia o área que puedan dilucidar o aclarar dudas preexistentes, así como definir con propiedad, las características fundamentales de la actividad señalada por la investigación, particularmente en relación con una descripción exhaustiva de los componentes teóricos de las variables, implícitas en el conjunto de objetivos del estudio.
Con relación a lo anterior, las bases teóricas conforman un contexto de apoyo intelectual para el investigador, reafirmando su hipótesis y elaborando una teoría general ampliada en función de sus propias opiniones en el tema. Para Aranda (2012), las bases teóricas: "Constituyen el grupo de conceptos y/o constructos que representan un enfoque determinado del cual se deriva la explicación del fenómeno o problema planteado" (p. 15). Es decir, componen el mecanismo para la comprensión adecuada de los términos y conceptos empleados en el desarrollo temático de la investigación.
En este aspecto, la presente investigación intenta mediar en los conceptos centrales de orientación, gestión de actividades estratégicas, pedagogía aplicada en el contexto de la formación profesional, así como en las actividades derivadas de los intentos por disminuir las consecuencias de tal situación como contextos fundamentales para el manejo de la investigación. Como puede apreciarse, se hace referencia al conjunto fundamental de ideas y conceptos, que surgen del diseño objetivo planteado en las fases iniciales del estudio y que lo guían en su construcción sistemática.
El planteamiento inicial del trabajo se refiere a la orientación como un proceso de intervención e interacción con el conjunto de personas involucradas en la actividad formativa, tanto institucional como familiar y comunitario. La orientación se refiere al mecanismo de gestión docente e institucional con el cual se define en alguna medida el mejor camino a seguir para la concreción de un logro educativo, correspondiéndose con el ámbito formal universitario
Al respecto, Salcedo (2013) considera que la orientación educativa es: "La disciplina que estudia y promueve las capacidades pedagógicas, psicológicas y socioeconómicas del ser humano, con el propósito de vincular su desarrollo personal con el desarrollo social" (p. 12). Esto implica la caracterización de un proceso dinámico y evolutivo de acercamiento entre la estructura educativa, los fines de la misma y la construcción sistemática de soluciones a problemas planteados por los procesos de adaptación en el contexto escolar, familiar o comunitario, sobre todo desde la perspectiva de su formación profesional.
Resulta importante establecer que la orientación educativa, se relaciona con el contexto de la toma de decisiones por parte del estudiante, quien en determinados momentos de su formación, debe ser dispuesto positivamente en el contexto de la formación de la personalidad, en ámbitos tanto personales como sociales. En efecto, la orientación representa un modelo de actividad pedagógica, indicado por la necesidad de acceder a un conjunto de acciones, dirigidas al cumplimiento de las expectativas formativas, a través de la más adecuada gestión del docente. Romero (2011), la define como "la selección de un curso de acciones entre alternativas pedagógicas que conduzcan al cumplimiento de los objetivos educativos" (p. 12). Es decir que existe un plan un compromiso de recursos de dirección y cumplimiento con el cual se compromete tanto el alumno como el docente y la institución. En este contexto, la orientación es sólo un paso de la planeación ya que forma la parte esencial de los procesos que se siguen para la elaboración de los objetivos o metas trazadas a seguir.
En un sentido general, la orientación educativa se presenta en todo momento de la vida estudiantil, cuando se debe seleccionar entre varias opciones o caminos, y este proceso se va a presentar en muchos aspectos funcionales de la vida educativa.
En este aspecto, Valencia (2011) plantea en su trabajo de Psicología Clínica y Psicoterapia un modelo para la efectividad en la orientación, el cual consiste en una indicación al problema que incluye las creencias sobre el control que ejerce el individuo sobre la resolución de sus problemas. A su vez tiene dos factores basados en la teoría de la autoeficacia, de forma efectiva donde busca una conducta adecuada para una situación en la que hay una serie de sucesos inciertos.
Al respecto, señala el autor, que la elección de la situación ya es un elemento que puede entrar en el proceso orientador. Hay que elegir los elementos que son relevantes y obviar los que no lo son y analizar las relaciones entre ellos. Una vez determinada cual es la situación, es necesario elaborar acciones alternativas, extrapolarlas para imaginar la situación final y evaluar los resultados teniendo en cuenta la incertidumbre de cada resultado y su valor, lo cual constituye el centro de acción de toda actividad orientadora. Así se obtiene una imagen de las consecuencias que tendría cada una de las acciones alternativas que se han definido. De acuerdo con las consecuencias se asocia a la situación la conducta más idónea eligiéndola como curso de acción.
En este sentido, Inciarte (2010) señala: "La orientación consiste en detectar una amenaza, real, imaginaria, probable o no, y se ha decidido hacer un plan para enfrentarse a ella, hay que analizar la situación: hay que determinar los elementos que son relevantes y obviar los que no lo son y analizar las relaciones entre ellos y la forma que se tiene de influir en ellos" (p. 23). Este paso puede dar lugar a problemas, cuando se tienen en cuenta aspectos irrelevantes y se ignoran elementos fundamentales del problema. Una vez determinada cual es la situación problemática y analizada en profundidad, es necesario elaborar modelos de acciones alternativas, extrapolarlas para imaginar el resultado final y evaluar este, teniendo en cuenta la incertidumbre de cada suceso que lo compone y el valor que subjetivamente se le asigna ya sea consciente o automáticamente.
De esta forma, el modelo de orientación puede aplicarse a cualquier situación escolar o familiar en la que se haga necesario un plan para afrontarla y no solamente a las situaciones amenazantes o problemáticas. La preocupación es la conducta de preparar el curso de acción y puede estar asociada a situaciones que causan ansiedad, a cualquier problema que se quiera resolver o cualquier acción creativa que amerite desarrollarse de forma controlada.
En otro orden de ideas, la necesidad de orientar, se encuentra en cualquier actor educativo, implicando un proceso que conlleva al análisis de una situación o problema presente en el ambiente institucional, para buscar alternativas viables para su solución. Gutiérrez (2012), señala, en su modelo racional para la orientación seis pasos, los cuales son:
1- Definir el problema, 2- Identificar los criterios de orientación, 3- Distribuir los pesos de los criterios, 4- Desarrollar alternativas. 5- Ajustar alternativas 6- Seleccionar la mejor. Tomando en cuenta que este modelo requiere calcular la decisión final. (p. 107)
Como puede apreciarse en esta cita, la orientación vocacional está implícita en todo proceso en especial el pedagógico, donde el docente orientador decide ante varias situaciones que se le pueda presentar, seleccionando la respuesta más acertada para ejecutarla y poder resolver adecuadamente el problema presentando. En la dirección de un plantel se ejecutan decisiones, mediante los cuales se van a lograr los objetivos que percibe la institución, por lo que las orientaciones facilitadas tomadas deberán ser colegiadas, para no entorpecer el buen funcionamiento de la institución así como el desempeño de los alumnos.
Condiciones para la Orientación Socio Educativa
En casos como la orientación, se asume la presencia de diversidad en el contexto de aplicación por cuanto se trata de un campo en el cual, la variedad es la característica significativa del proceso. Asimismo, el entorno y los referentes son fundamentales para el momento de la acción orientadora. De acuerdo con esta construcción teórica, la orientación dependerá de la interconexión de factores tanto sociales, como personales e institucionales, que confluyen en la presencia de problemas como la deserción escolar. Al respecto, se hace necesario establecer una serie de condicionantes para la orientación en función de los modelos seleccionados para la intervención.
En primer lugar, se debe hacer referencia al entorno vivencial del estudiante, el mismo se constituye en el contexto de vida en el cual desarrolla su experiencia formativa. El mismo es comprendido por Bustos (2011) como: "El conjunto de elementos que conforman la realidad inmediata del aprendiz" (p. 341). En este caso se hace referencia directa del ambiente en el cual se realiza el proceso de enseñanza y aprendizaje. De acuerdo con esta concepción, existen varios espacios a ser considerados como partes de ese contexto.
En efecto, el primero es el familiar, establecido como el ámbito primigenio de interacción positiva para el aprendizaje, el mismo se compone a partir de la familia pero también de otras personas allegadas que en el caso del nivel de la primera fase de formación superior, constituyen un marco amplio de interacciones sociales profundas, entre las que pueden identificarse amistades y personas con especial ascendencia sobre el individuo a ser orientado. La familia, identificada como grupo extenso de hecho mantiene una referencia con el proceso orientador por cuanto es una caja de resonancia adecuada para la ejecución de estrategias.
Ahora bien, otro entorno es el identificado por la comunidad, la cual constituye uno de los elementos esenciales de la temática social contemporánea. A partir de los primeros estudios etnográficos, realizados en la década de los cincuenta del siglo XX, se estableció su importancia y la vinculación de esta con el proceso evolutivo de la sociedad humana. Por lo tanto, se entiende por comunidad en este caso, no al simple conglomerado de personas que rodean una institución, sino a un grupo homogéneo, conformado por la acción conjunta guiada por los intereses que le son comunes. Este sentido de comunidad, queda perfectamente descrito en lo señalado por Reifled (1958) citado por Guerra (2013) quien establece que la comunidad es:
Un grupo o conjunto de personas (o agentes) que comparten elementos en común, elementos tales como un idioma, costumbres, valores, tareas, visión de mundo, edad, ubicación geográfica (un barrio por ejemplo), estatus social, roles, etc. Por lo general en una comunidad se crea una identidad común, mediante la diferenciación de otros grupos o comunidades (generalmente por signos o acciones), que es compartida y elaborada entre sus integrantes y socializada. Uno de los propósitos de una comunidad es unirse alrededor de un objetivo en común, como puede ser el bien común. Basta una identidad en común para conformar una comunidad sin la necesidad de un objetivo específico. (p. 1)
De esta forma, la comunidad expone claramente la secuencia en la que se basa el proceso de integración entre ambas instituciones humanas, partiendo de las necesidades del bien común, de igual manera, la comunidad a la que atiende la escuela está definida a partir de una estructura funcional, que le permite existir solo en la medida en que se relaciona de manera positiva con el resto de las instituciones que colaboran en ese crecimiento y entre ellas se encuentra la escuela y por lo tanto, el proceso formativo de los individuos que participan en ella y que requieren potencialmente orientación.
En este sentido, la comunidad puede influir en el desarrollo de las actividades de formación desde perspectivas positivas o negativas. En el primero de los casos, la interacción así como la búsqueda de soluciones así como la gestión de alternativas para el trabajo escolar, son algunos de los espacios determinados por la gestión comunitaria en beneficio de la orientación. Por otra parte, puede constituirse en un elemento negativo desde la perspectiva de la influencia limitante o de las exigencias modeladas por el grupo que separan al estudiante de su contexto de formación.
Ahora bien, en cuanto a los referentes, se puede asumir la presencia de los diferentes modelos de acción orientadora, Morales (2013) plantea los siguientes enfoques: "La orientación puede ser escolar, familiar, vocacional y personal" (p. 31). Se puede observar que la misma se presenta en los espacios que a su vez representan las referencias de acción del docente y del estudiante, es decir, institución, familia o comunidad, trabajo o sociedad y aspectos psicológicos de orden individual.
En cuanto a la orientación escolar, se trata de un proceso de ayuda al alumno en los temas relacionados con las actividades académicas: como hábitos de estudio, técnicas de lectura, preparación de exámenes, presentación de trabajos, atención, y concentración en clase. De hecho, es un proceso de ayuda para que el individuo se encamine hacia unos estudios o carrera, acordes con sus aptitudes e intereses. En relación con la orientación familiar se relaciona con la ayuda a la familia con el objeto de mejorar su función educativa.
En otro orden de ideas, la orientación vocacional, se refiere a la ayuda en la elección de modalidades de estudio u oficio, basado en el conocimiento de intereses y aptitudes del sujeto, así como en la posibilidad económica y en la oferta de trabajo en el entorno. La orientación personal, es el proceso de ayuda en los ámbitos de índole psicológica, pretende auxiliar al individuo en el conocimiento de sí mismo y del mundo circundante, para que sea capaz de resolver de la mejor manera posible los problemas que le plantea la vida.
Caracterización del estudiante que ingresa al trayecto inicial de la Aldea Universitaria Bolivariana
En este caso, se hará referencia fundamentalmente al estudiante del nivel de interés para el estudio, es decir, el egresado de la última fase del bachillerato. El mismo se puede categorizar a partir de varios elementos básicos, por una parte, la edad, e el promedio, se encuentra entre los catorce y quince años, según los datos aportados por el Centro de Estudios Gumilla (2008), según el cual, esta es la media para el país y al respecto señala: "Existe una población adecuada en los liceos nacionales, lo cual demuestra que el sistema, al menos en los aspectos funcionales, realiza una adecuada promoción a los niveles superiores" (p. 51). Para este grupo, asociado a la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, existe una correcta disposición de los estudiantes, debido a que los participantes del nivel, han logrado concretar los espacios anteriores.
Ahora bien, en Venezuela, esta caracterización debe hacerse en función de los integrantes de diversos espacios formativos que inciden en problemas como la deserción, por lo que debe acudirse a una clasificación de los mismos según las estadísticas existentes. En este aspecto, señala el referido Centro de Estudios Gumilla (2008 Ob. Cit): "El sector que más estudiantes aporta a las instituciones medias, es el de la clase media, con un 63% de ingreso, mientras que los sectores más humildes, solo lo hacen en un 27%" (p. 152). De esta forma, se entiende que la estructura social presentada en las instituciones nacionales, entre en concordancia con otros aspectos como el nivel de aspiraciones, la caracterización del problema de exclusión y los contextos asociados a la necesidad de integración social.
En función de lo anterior, se entiende que la composición de los entornos de educación secundaria, han ido adaptándose a un nuevo modelo social impuesto por las gestiones sociales del Estado venezolano, en casos como las misiones educativas, lo cual ha permitido una cierta variación subjetiva de la composición en cuanto a la demografía del nivel. Por ello, es más frecuente observar la presencia de personas de los grupos normalmente excluidos, como en el caso del área rural y de las zonas marginales de las grandes ciudades.
En otro sentido, la composición del nivel medio de la educación, también puede gestionarse desde la perspectiva eminentemente pedagógica. En este contexto, la situación deriva de un contexto relativamente negativo, designado por problemas asociados a la gestión del sistema de Educación, en aspectos tales como la inclusión y la promoción desde la primaria. La preparación inadecuada, ha sido tema constante en los trabajos que sobre este nivel se pueden acceder en el país. De hecho Salvatierra (2008) señala: "La condición en la cual ingresa el estudiante al liceo, es claramente deficitaria en relación con otros países" (p. 8). El autor hace alusión a los niveles de conocimiento, manejo adecuado de temas básicos, aspectos referidos al pensamiento crítico reflexivo y a la construcción adecuada de conocimiento formal.
En este sentido, se puede nombrar a modo de ejemplo lo que acontece en los procesos de ingreso a instituciones nacionales y la referencia obligada con determinados conocimientos como la matemática o la lecto-escritura. En el desarrollo de la actividad relacionada con el trayecto final del bachillerato para el ingreso a la Universidad, estas áreas, componen un contexto de aprendizaje de carácter básico, más allá de la carrera que se haya seleccionado, porque las mismas impone un modelo de pensamiento y acción, que define a su vez, al estudiante universitario. Las habilidades implícitas en la formación recibida, tienen que ver con un contexto muchos más complejo que la simple aplicación en el área, se trata por el contrario, de una manera de comprender la fundamental abstracción representada en los conceptos de cualquier materia.
Debido a ello, al evaluar este ámbito, no se hace una gestión exclusiva del conocimiento específico que se refiere en la sesión de aula, sino a un contexto muchos más amplio, que identifica la capacidad del estudiante, para concretar espacios de aprendizaje complejos y de allí que los procesos utilizados, sean diversos, eclécticos y diferentes a los de cualquier otra área de aprendizaje del citado trayecto inicial. En las condiciones señaladas, es posible observar que se presentan dificultades al momento de realizar ejercicios utilizando las operaciones básicas y otras más complejas o en la comprensión de materiales escritos que se suponen que han adquiridos.
Cabe recalcar, que esta situación hace que la complejidad inherente a la educación en el nivel de bachillerato se haga aún más difícil y complicada, en función de las debilidades que los estudiantes demuestran en ámbitos básicos de este proceso y generen contextos que facilitan la deserción. Adicionalmente, el número de estudiantes, cada día se ciente, por el incremento de las matriculas, representan otro problema para la sistematización de un modelo más efectivo. Por ello, las condiciones del rendimiento, son limitadas a la exposición de conocimientos básicos, lo que crea un conflicto para la comprensión real de la capacidad del estudiante en entornos como los que pueden relacionarse con los contenidos que desarrolla en el trayecto señalado.
De esta manera se entiende que la edad, la extracción social y la formación previa, determinan la caracterización de los estudiantes y por tanto, la posibilidad de relacionar este tema, con el contexto del abandono de la actividad formativa, siendo estos elementos, los conceptos fundamentales para determinar la forma específica del diagnóstico a ser realizado posteriormente en el presente estudio.
Consideraciones Teóricas acerca de la Orientación Vocacional
La selección de una carrera profesional, depende de factores diversos, entre los que se encuentran aspectos tales como la caracterización del individuo, las instituciones de educación superior y los programas de estudio, en relación con las posibilidades de trabajo u ocupación laboral. Asimismo, se presentan variables de todo orden, tales como la familia, la condición socioeconómica del aspirante, los procesos de acceso a las universidades, así como la oferta de carreras, asumiendo los programas como entidades poco flexibles y por lo tanto, determinadas por las condiciones del sistema educativo superior. En este contexto, la presión fundamental para la selección se ubica en la posibilidad de acceder a un puesto de trabajo acorde con las aspiraciones del futuro participante.
En este aspecto, la situación se ubica en el entorno de la toma de decisiones, porque se implican factores de diversa índole. Al respecto, Bascuñan, Muñoz, Pulgar, (2000), señalan: "la elección vocacional va más allá de la simple información sobre carreras, la evaluación de aptitudes e intereses o la adecuación a un perfil determinado previamente por la institución" (p. 23). En efecto, se trata de un complejo número de asignaciones, funciones y actividades en la búsqueda de una mejor decisión para el futuro profesional, así como para la correcta disposición de los recursos del sistema educativo.
En este aspecto, el papel de la Orientación vocacional, se refiere a un proceso de carácter continuo, especifico y dinámico, de valoración de opciones y mejoramiento de la capacidad para la toma de decisiones adecuadas en cuanto al futuro profesional del estudiante universitario potencial.
Ahora bien, este contexto posee una condición técnica innegable, desarrollada a partir de la visión del profesional que deriva de esta actividad. Por ello, una de las condiciones fundamentales es la descripción del sujeto como centro temático de la actividad orientadora. En este caso, se asume al mismo como un actor fundamental en el desarrollo de la vocación y no como un receptor de la acción educativa. Al respecto, Bascuñan, (1999) señalan que: "Partiendo de una visión constructivista y postmoderna, se considera que en la orientación vocacional es el sujeto que debe desempeñar un papel responsable y activo, descubriendo sus gustos y habilidades" (p. 25). En función de esto, la orientación es un acto bidireccional con una influencia determinante del interesado. En el mismo sentido, Casado (1988); Calonge (1988) y Vital, (1998) conciben la orientación con una visión psico-social e interactiva donde el sujeto pasa a ser el actor de sus decisiones vocacionales. Estos enfoques promueven el uso de las interacciones en el proceso de orientación vocacional para ofrecer a los jóvenes nuevas experiencias que les permitan revisar alternativas y ampliar su radio de elección.
En los enfoques teóricos existentes, predomina la tendencia a concebir al individuo como un contexto complejo y ligado a su entorno particular. Por ello, se le considera como un proceso interactivo y constructivo, de modificación permanente de la conducta y por ello, se establece como un aprendizaje permanente. En el mismo se establece otro de los conceptos teóricos básicos, identificado por la mediación no necesariamente sinónimo de la orientación, sino como un subproceso de la misma. La mediación implica la construcción intencional de mecanismos de identificación y modelado, fundamentados en la idea de la necesidad del estudiante para comprender el entorno humano, laboral y social en el cual habrá que desenvolverse una vez que termine su carrera.
En este caso, Platone, (2011) señala: "Las premisas del pensamiento científico actual versus la concepción positivista y tradicional de la orientación vocacional cambian radicalmente los parámetros de la relación de ayuda entre el orientador y el sujeto, así como las estrategias y destrezas de interacción que el asesor necesita desarrollar para abordar los problemas que se plantean durante la elección de carrera" (p. 44). Se trata de un proceso altamente interactivo de información y formación permanente.
En este caso, el enfoque positivista, se centra en la búsqueda de semejanzas, y refiere un espacio fundamentalmente instruccional. Se trata de seleccionar en función de marcos previamente concebidos, sin impacto real del individuo en su particularidad, lo cual genera estereotipos serios que definen el modelo de interacción educativa universitaria, casos como la selección por la región o extracción social o la procedencia institucional. Por el contrario, el enfoque actual, asume una perspectiva flexible abriendo una panorámica de posibilidades para el sujeto.
Según Morales (2013): "El paradigma del pensamiento científico actual parece fundamentarse sobre las diferencias, la diversidad y multiplicidad de la experiencia humana con la intención de ampliar las oportunidades del joven para el aprendizaje vocacional y profesional" (p. 22). Con este enfoque, se enfatizan la comunicación y las interacciones constructivas a través del lenguaje, en una acción conjunta para mediar los cambios pertinentes. Esta postura cambia el poder que tiene el orientador cuando ejerce el rol de experto en su relación con el joven. El proceso de elección de carrera representaría un escenario y un espacio donde ambos, orientador y estudiante, reflexionan sobre sus experiencias y trabajan juntos para desarrollar nuevas alternativas de acción, es decir, se crea un contexto de mutuo aprendizaje.
También conocido como abandono institucional temprano, la deserción hace referencia a la separación del estudiante de su entorno de aprendizaje formal, es decir de la universidad en este caso. Esta condición no se refleja solo en los niveles iniciales o secundarios, sino en cualquier momento en el que el estudiante se separe intencionalmente de la actividad escolar, por ello, puede considerarse como deserción, no solo los procesos clásicamente identificados, sino todos aquellos que identifican el problema, por ejemplo, los problemas severos de salud que relacionan a un individuo que se aleja por una contingencia sobre la que no tiene control.
Ahora bien, se define a la deserción a nivel universitario, como el abandono del centro de formación profesional y de los estudios por parte del alumno/a, debido a diversos factores. En este contexto el aspecto fundamental de este fenómeno escolar es el ausentismo o inasistencia de los participantes a las aulas de educación superior. Para Moreno, (2004): "Deserción es el hecho de que un alumno/a abandone parcial o totalmente la educación. En muchos casos se trata de una decisión que es promovida por una serie de situaciones y experiencias que vive en su estadía en el sistema y que en un momento específico se determina" (p. 5). El abandono prematuro de la universidad, constituye otro de los problemas de la situación formativa y que tiene una incidencia directa en la disminución del rendimiento efectivo del participante, fundamentalmente en el área del interior del país, tal como se precisa en el presente estudio.
Causas de la deserción
Existen una serie de consideraciones en torno a la manera en la cual puede entenderse el fenómeno de la deserción, con espacios diversos que van desde la perspectiva personal, hasta la fisiológica. Según el informe elaborado por la Comisión Europea "Progreso hacia la consecución de los objetivos de Lisboa en educación y formación" (2014), los factores que provocan el abandono temprano se pueden clasificar del siguiente modo: "Características individuales, razones educativas, razones familiares, y entorno comunitario" (p. 16). Al respecto, las condiciones constituyen siempre, un riesgo inminente.
En primer lugar, las características individuales propias de los alumnos, como pueden ser las dificultades en el aprendizaje, problemas de salud, desconocimiento de la lengua o cualquier otro tipo de problema psíquico o físico. Asimismo, las razones educativas en espacios como la mala relación con el profesorado o la falta de recursos y apoyo en los centros pueden ser también algunas de las razones que motiven el abandono universitario de los estudiantes, ya que no encuentran satisfactorio el entorno de aprendizaje. Por otra parte, la discriminación que se desarrolla en determinados centros educativos superiores puede ser motivo también de abandono por parte de los estudiantes.
Asimismo, se presentan razones familiares, si en las familias no se reconoce el valor de la educación, difícilmente el estudiante podrá apreciarlo y, por tanto, podrá producirse un abandono temprano con mayor probabilidad respecto a las familias donde se valora y se le da la importancia que le corresponde a la formación. Asimismo, si los grupos referentes (familia, comunidad, amigos) tienen pobres expectativas sobre la educación, puede tener efectos negativos posteriores en su rendimiento y favorecer el abandono. Finalmente en cuanto a la comunidad y amigos se hace alusión a que tanto los amigos como el entorno social en el que se mueva el estudiante pueden influir en que abandone los estudios antes de tiempo.
En otro orden de ideas, se habla del riesgo inminente de carácter social, que en este caso, se constituye en un aspecto en el que se hace necesario establecer un marco referencial que defina qué factores pueden representar este tipo de condición. Aun cuando la lista puede ser considerablemente larga, se pueden definir en torno a mínimos necesarios para establecer un patrón aceptable de calidad educativa. En este caso, se hace referencia a algunos aspectos que la delimitan y que proveen los elementos necesarios para considerar que en su ausencia, aumentan las posibilidades de riesgo social que al mismo tiempo, define el problema de la deserción.
Ahora bien, el presente trabajo, se determina en función de un objetivo que tiene que ver precisamente con la medición de los factores de riesgo asociados a la convención social positiva y la emergencia de condiciones que pueden identificar el abandono prematuro de la actividad formativa, que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano (2007), facilita, para establecer cuáles pueden ser estos factores en relación con el problema de estudio, en una comunidad como la analizada. Tomando en consideración lo señalado, el nivel práctico de la determinación de estos elementos, parte de considerar aspectos tales como los indicados del programa señalado:
En este caso, el riego social se relaciona a la carencia institucional y al desempleo, es decir, elementos considerados como claves para el desarrollo humano, desde la perspectiva de la incorporación social y del manejo adecuado en cuanto a la cobertura de las necesidades humanas. Se trata de dos factores que permiten al individuo acceder a mejores niveles de calidad de vida, desde la perspectiva de la inclusión y el manejo consciente de su propia vida y sobre todo, como elementos para disminuir las consecuencias negativas de la carencia en la formación educativa universitaria.
Es necesario tomar en consideración, otros aspectos, que se relacionan con el riego social como la condición o extracción familiar, con su carga en valores que pueden promover el acceso al trabajo en condiciones de obligación perentoria, la insatisfacción de las necesidades básicas necesarias o el aspecto relativo a servicios públicos para la calidad educativa como el transporte a zonas de estudio, así como violencia y la muerte de familiares, sin cuyo aporte el estudiante no puede continuar la dinámica formativa universitaria, además de variables determinantes del aspecto socio económico que delimitan la aparición de actividades asociales, en espacios definidos por la marginalidad.
Consecuencias de la Deserción
Es necesario acotar que el transcurso educativo superior, mantiene una forma predefinida por la dinámica evolutiva. Es decir, a cada momento particular, se le asignan funciones, actividades, y cumplimientos muy específicos. Los niveles se suceden en una secuencia alimentada por los avances conceptuales y procedimentales del estudiante, por ello, la separación en un momento determinado no solo refiere un atraso de orden temporal, sino efectivamente formativo, afectando todas las áreas de influencia en la profesionalización.
En este sentido, se pueden observar los siguientes puntos, determinados como fundamentales en el desarrollo de la formación profesional, por una parte, las consecuencias de orden social, las cuales se identifican con el papel que debe jugar el proceso formativo en relación con la personalidad y la correcta inclusión en el contexto laboral. En este nivel el proceso no se refiere solo a la adecuación a la estructura social, sino a la gestión de la preparación para la integración formal a la sociedad.
Ahora bien, al no completar el ciclo formal de educación, el alumno se expone a lo que Avellaneda (2013) considera como: "La disminución efectiva de capacidad para afrontar el proceso productivo" (p. 56). Esta consideración impacta directamente en la posibilidad de crecimiento, tanto personal, como de la propia sociedad a la que el individuo pertenece, ello debido a que no logra establecer una educación universitaria que lo incorpore a la actividad laboral en igualdad de condiciones con respecto al resto de sus referentes.
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